Alberca

—A un odiador de Ukeleles o del trópico no le gustaria

 

—Que descanses lindaaa—le dije a Brooke, extendiendo mi mano en señal de despedida.—Quizás tienes razón, pero es que no debe ponerse una etiqueta... con un ukelele puedes hacer sonar sonidos hasta de terror.—Bromeé.—Pero en todo caso, para los que no... aun existe el Cavaquinho

 

—Dulces sueños Brooke—. alcance a decir antes de se fuera.

 

—¿El cavaquihno? ¿Que instrumento es?—. No lo conocia, nunca escuche su nombre.

 

—Bueno, a partir de ese instrumento nació el Ukelele—le respondí, mientras recordaba la historia que me habían contado aquellos hawaianos.—Los emigrantes portugueses lo trajeron, si no me equivoco.

 

—¿Seria el padre del ukelele?—. Pregunte infantil, como si tuviera 7 años.

 

Me reí ante la pregunta un tanto inocente de la chica, pero en efecto... era algo así como su padre.—Se podría decir que sí, ¡es su padre!

 

Pensé un momento y recordé la edad media.
—Graham ¿Quien invento el Laúd?

 

—Eso no lo sé querida, pero fue en España, a inicios del renacimiento ¿si no me equivoco?

 

—No te equivocas, hice una investigación sobre el renacimiento, pero nunca averigüe quien invento el laúd y pensé que como sabes de música sabrías sobre su creador—. Sonreí nuevamente—. Pero me doy cuenta que no se puede saber todo, no importa cuanto investigues.

 

Mientras estaba con lo mio, escuchaba atentamente los datos informativos de Graham, era bastante culto a decir verdad.

—¿Cómo eres capaz de saber tanto sobre la música, Graham? —le pregunté con un poco admiración en mi voz.

 

—Yo creo que cuando se tiene un talento, no importa cual sea, se quiere saber todo sobre el para mejorarlo—. Puse mi mano en mi barbilla pensativa—. ¿No es verdad?

 

—La verdad es difícil saber quien inventó algunas cosas... yo creo que algunas cosas están solo para ser disfrutadas.—O hasta ser desarrolladas o experimentadas, cómo olvidar que Sonic Youth utilizó un laúd eléctrico cuando empezó con sus discos más alternativos.


Volteé hacia Evangelin.—Supongo que... sólo es experiencia, desde pequeño me intereso en la música, pero por supuesto... uno necesita nutrirse si sabe que posee un don.

 

—Si—. asentí con la cabeza—. Yo siempre investigo sobre los mejores dramaturgos, antes de una obra me gusta saber un poco de ella, desde el escritor hasta la fecha de creación.

 

—Ves, es algo normal en cualquier ámbito—Sonreí, y seguí con el simple punteo de las cuerdas.

 

—Ya veo, pensé que era la única que se aficionaba tanto a su talento que se ponia a ver obras de los mejores en su campo. —sonreí y me levanté sacudiéndome la hierva de la ropa. —Bueno, yo tambien me voy a mi cuarto. Tantas peleas de bolas de papel me han agotado. —le guiñé un ojo a Daniela y me despedí de los dos para alejarme de allí.

 

—Hasta luego Evangelin.—Me despedí de la muchacha y seguí con mi guitarra.

 

Entré a la alberca, recién me despierto en uno de los pasillos ya vistiendo la ropa que me regaló Eve y la chaqueta de Dan. Pongo mis pies dentro del agua hace días que no uso zapatos.

Me relajo tarareando una canción sin prestarle atención a mi alrededor.

 

—Bu.—asusté a Nix, o al menos eso intenté apareciendo detrás de ella.

 

Estoy tan somnolienta todavía que el intento de susto sólo hizo que me voltear y con una sonrisa boba en la cara, saludara.

-Hola mono.