Al final acabé con él

Al final acabé con él.

Bueno, esta historia la hice para el colegio, y claro le gusta tanto a todos que decidí publicarla, espero que os guste a todos.

Hola, mi nombre es Carla, aunque todo el mundo me llama “empollona”. La razón de mi apodo es porque tengo una facilidad increíble para acordarme de la materia que nos enseñan en la escuela, por eso todos creen que me paso la vida estudiando. No puedo hacer nada, ya que no tengo amigas que me defiendan y vivo con una amiga de mis padres y su marido. Ellos tienen un hijo de mi edad llamado Samuel, va conmigo a la escuela y es muy guapo. Tiene los ojos azules, su pelo rubio lo tiene lo bastante largo como para atárselo con una pequeña coleta, dos pendientes en su oreja derecha, alto y simpático con todos excepto conmigo... Aunque no lo entiendo, él que convive conmigo y ve que solo toco los libros para hacer los ejercicios es uno de los que me insulta, pero el nunca entenderá lo que yo siento por el... yo que daría todo por ayudarlo, ser su novia pero el y todos los demás chicos solo tienen los ojos puestos en Tara, una descerebrada que solo piensa en moda, maquillaje y chicos. Y yo aquí a mi edad de quince años ya estoy acomplejada porque todos se burlan de mí, si sintieran lo que es pasar por los pasillos y que suelten alguna carcajada o algún grito de asco...no se como soy capaz de aguantarlo, porque no se lo que tengo de malo, tengo una altura normal, mi pelo liso y castaño siempre lo tengo limpio y desenredado, mis ojos son verdes esmeralda que vienen de parte de mi padre no son raros, no tengo un cuerpo fuera de lo normal y hago cosas normales, leo, veo la televisión, dibujo y si tuvieras amigas con las que pasar los fines de semana lo haría pero lo único que puedo hacer es pasarlos tocando la guitarra o nadando. Nadar... es mi deporte favorito, me siento una con el agua aunque a veces tengo una sensación muy rara en los pies cuando paso muchas horas en el pie y lo que me asusta es que cada vez tengo que pasar menos horas dentro del agua. Ya se ha hecho muy tarde y tengo que volver a ese lugar de tortura llamado escuela.
-Carla, vamos que sino llegarás tarde a clase –me dijo, Sandra que es como una madre para mí, ya que ella me a cuidado desde el día en el que nací-. Y quiero que desayunes.
-Sí Sandra, ya voy –le contesto yo-.
-Venga empollona que si no yo también llegaré tarde –me dice Samuel-. Mamá no comprendo porque no me compras una bicicleta o una moto y me voy yo sin esta pesada.
-Samuel, tenla un poco de respeto –le dice Javier, que es el marido de Sandra y el padre de Samuel-. No le hagas caso Carla cariño, ya sabes que esta en una edad muy mala.
Y yo lo único que hago es coger una manzana y un vaso de leche, para ver si de ese modo consigo evitar que las lagrimas que desean escapar no lo hagan, de verdad ¿cuánto tiempo más voy a tener que aguantar esta tortura?¿Acaso tengo que ponerle fin a mi vida para acabar con este sufrimiento? Y encima mis padres solo me vienen a verme una vez al mes y siempre que vienen se pelean por una razón que no me quieren decir, y como Samuel vive bajo el mismo techo que yo, ya se ha enterado todo el colegio que mis padres se pelean siempre que están conmigo y que me han abandonado.
-Bueno vamos –digo yo, cogiendo mis cosas y saliendo y yéndome directa al coche y esperando a que bajen Javier y Samuel-.
-Yo voy delante, y esta vez papá no hagas que me siente atrás porque no quiero que me contagie sus gérmenes –dice él metiéndose en el asiento del copiloto-.
-Samuel por favor respetala –dice Javier defendiéndome mientras yo me metía detrás-. Me tienes arto, si sigues así te acabaré castigando.
-Pero si es verdad, si no tiene amigos, se pasa la vida estudiando, no tiene vida –dice el mientras se reía y hacía que mis ganas de vivir se iban desvaneciendo poco a poco...-.
-Se acabó Samuel, si no aprendes por las buenas a respetarla será por las malas –dijo él, muy enfadado-. Por ahora tienes prohibido coger el ordenador y la televisión en dos semanas y tampoco podrás salir, te quedarás en casa estudiando para ver si así subes tus notas.
-Maldita empollona esta me las pagas –dijo lo suficiente alto como para que solo lo escuchara yo-. Ya verás cuando Tara se entere de que no podré estar con ella en dos semanas.
Yo sabía que esto iría a peor, yo que no había dicho nada y había permanecido callada para a ver si de esa forma conseguía que no lo castigaran, pero todo fue a peor. Si antes me encontraba mal ahora estoy peor. Llegamos al colegio y bajamos del coche, fui hacia clase sabiendo que hoy sería un día muy largo...
-Vaya, vaya pero si es la listilla de la clase, la que nos hace parecer unos idiotas delante de los profesores –me dijo una vos que ya conocía muy bien, no hay nada como empezar el día con una buena dosis de humillación-. ¿Hoy vienes preparada para humillarnos a todos?¿O por una vez te quedarás calladita sin abrir esa boca?

 

Re: Al final acabé con él.

No sé si fue porque hoy ya me había humillado lo suficiente Samuel o porque me levante con más valentía de la que solía tener y me atreví a contestarle.

-¿Y tú Juan?¿Por qué no le haces un bien a la humanidad y cierras esa boca de la que no salen más que idioteces?¿O tanto te cuesta evitar que salga todo ese veneno que tienes? –le contesté yo, y por la cara que puso supe que no había sido buena idea que a primera hora de mañana le contestará-.

Él lo que hizo fue cogerme del cuello de la camiseta.

-Parece que la mosquita muerta se ha atrevido a contestar a los que son superiores a ella –me dijo el con ese tono de superioridad que tanto detesto-.

-Pues... yo por aquí no veo a nadie superior –le contesté yo mirando hacia los dos lados ¿o te estabas refiriendo a ti?

-A mí no me hablas así, o no respondo de mis actos –dijo acercándome más a él-.

-¿Te importaría no echarme tu asqueroso aliento en la cara? –dije intentando soltarme. Me fijé que la gente se empezaba a fijar en nuestra pelea-. Dejame.
-Y si no, ¿qué harás? –me contestó acercándome más-

-¿Qué ocurre aquí? –dijo una voz que provenía de detrás de mí-. Juan suelta a Carla y váyanse ambos a sus respectivos asientos.

Yo me dirigí a mi asiento que estaba al lado de la ventana y tenía una mesa a mi lado vacía.

-Bueno parece que ya podremos comenzar la clase, pero antes os quiera entregar los exámenes – nos dijo Marta, nuestra profesora de matemáticas -.

La clase pasó tranquila, estuvimos repasando un tema que ya dimos el curso pasado así que lo que yo hice fue pasar la clase componiendo una nueva canción y dibujando. Después a segunda hora de la mañana dimos inglés y a tercera, antes del recreo tuvimos religión. Cuando sonó el timbre que anunciaba el comienzo del recreo yo me entretuve guardando el libro y la libreta y sacando lo que necesario para la siguiente clase. Después de ver que no tenía ningún otro motivo para retrasar mi salida al patio me dirigí al baño y me escondí hasta que acabará el recreo.

-No entiendo porque siempre me escondo, siempre desde que empezaron las burlas me escondo aquí. Pero ¿cuál es el verdadero motivo del desprecio que sienten todos hacia mí? –me decía para mi misma mientras unas lagrimas caían por mis mejillas-.

Siempre era así, siempre llorando en silencio, no sé cuanto tiempo más aguantaré todo esto, llegará el momento en que me arte y me defienda, pero no quiero que Sandra y Javier se sientan decepcionados conmigo, siempre me han tratado como a su propia hija y me han defendido de Samuel y lo menos que puedo hacer es ser aunque sea una “hija” con la que no tengan problemas y se sientan orgullosos. Cuando volvió a tocar el timbre que anunciaba el fin del recreo salí del baño y me lavé la cara, para que al menos no tuvieran una razón más con la que me pudieran hacer daño. Pasaron la hora de música y naturales, hasta que llegó la hora de lengua.

-Bueno hoy el profesor de lengua no a podido venir así que por favor estaros callados y no montéis un alboroto que nos conocemos –nos dijo el profesor de educación física-.

Cuando vieron que el profesor ya se había alejado las parejas que había en clase se pusieron a darse el lote en clase y otros se pusieron a hablar entre ellos. Yo que quería pasar la tarde leyendo, viendo la televisión, nadando o jugando al ordenador me puse a hacer los deberes, hasta que alguien se puso delante de mí y me comenzó a hablar.

-Bueno Carla creo que nos quedó una conversación pendiente –me dijo Juan-.

-Ya somos dos –dijo Samuel apareciendo de detrás de Juan-. Creo que ya antes te lo dije, y si no te lo recuerdo, por tu culpa me castigaron.

-Primero: yo no tengo nada de que hablar contigo Juan, y segundo: que tu me insultaras y tu padre te castigara porque no le haces caso, no es mi culpa ,–les replique yo son apartar la vista de los ejercicios-. Así que no me molestéis por favor.

-Miranos cuando te hablamos –dijo Juan, enfadándose-.

-Mirad chicos, de verdad que no quiero tener problemas, yo no os he hecho nada y no merezco que me tratéis así –dije mientras levantaba la vista de los ejercicios-.

-Eso te pasa por responderme mal esta mañana –me dijo Juan poniéndose delante de mi al igual que esta mañana-. Porque no pienso dejar que una empollona me conteste.

-¿Acaso me tengo que dejar maltratar psicológicamente solo porque dos adolescentes que están en plena edad del pavo no tengan otra forma de divertirse? –le conteste, asombrándoles tanto a ellos como a mi misma, no me reconocía ni a mi misma-.

La verdad es que no sé que me pasa, hoy me levante con más valentía de la que suelo tener normalmente, ¿qué me está pasando?¿Qué me ha pasado esta noche? Yo en mi vida me había atrevido a expresar lo que pienso por miedo... pero hoy no ha sido así, me estoy metiendo en problemas, conozco a Juan desde que nací y la verdad es que nunca me lleve bien con nadie de clase... siempre me sentí rara con los demás tanto chicos como chica, pero esta vez me he pasado, lo pude ver en los ojos de Juan.

-Escucha Carla, me conoces y más vale que no me hagas enfadar porque aquí la que saldría peor parada serías tú –vi que cada vez se acercaba más a mí y yo lo que hice fue alejarme de él-.

-Escuchame tú ahora Juan, me estoy empezando a cansar de todos vosotros –dije mientras guardaba todas mis cosas en mi mochila-. Y puede que tu seas más fuerte que yo, pero yo soy mucho más inteligente que tú.

-Carla te estás empezando a pasar, sabes como es Juan y le va a dar igual que seas chica –me avisó Samuel, el nunca se atrevería a pegarme pero sabía que Juan sí-.
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<FONT face=-Tienes razón –dije mientras me levantaba de mi asiento, y me dirigía a la puerta-. Pero ¿cómo me va a pegar, si no me coge? –y salí corriendo-.

Sabía que Juan me iba a perseguir, y que si no me daba mucha prisa me pillaría, pero después de tanta natación me había hecho mucho más rápida y aguantaba mucho tiempo sin tener que pararme. Miré hacia atrás y vi que efectivamente Juan me perseguía, pero en cuanto saliera del colegio lo perdería.

-Empollona en cuanto te coja, te enseñare a respetar a los que son más fuertes que tú –dijo Juan, que se acercaba demasiado, pero ya quedaba poco para salir del colegio y para horror mío estaban las rejas cerradas-. No tienes escapatoria.

-Ni hablar, tu no me pillarás –dije mientras aumentaba la velocidad a la que iba y como pude escalé las rejas y salí corriendo hacia el muelle-. Adiós Juan.

 

Re: Al final acabé con él.

Seguí corriendo hasta que estuve segura de que ya me había desecho de Juan, era muy rápido y si no hubiera salido yo antes que él me hubiera agarrado sin ningún problema, pero tuve la suerte de que se habían quedado asombrados, sabía que mañana iba a tener problemas y también sabía que la clase entera se enteraría de mi falta de respeto hacía su “amado” Juan, la verdad es que poco más y lo adoraban, es como si fuera su líder, si siguen así acabará ocurriendo lo mismo que ocurrió tras la primera guerra mundial en Alemania, menos mal que Juan no tiene pensamientos nazis o por lo menos eso creo... porque la gente a cambiado tanto ya no son los chicos inocentes que solo se metían conmigo, ahora son peores... va a llegar un momento en que no se lo que me acabarán haciendo... y eso me da miedo. Sin darme cuenta ya había llegado al muelle, es tan bonito contemplar el mar...y es tan relajante... no se si lo será para todo el mundo pero para mi si. Yo siempre me he sentido una con el mar y dicen que todos los seres vivos procedemos de él, debe de ser esa la razón o será que soy la persona más rara del mundo como dicen mis compañeros. Seguí caminando hasta llegar a la playa, es muy relajante como bien dije antes, así que me quité los zapatos y los calcetines y me puse a caminar por la arena, ha estas horas como es normal no había casi nadie en la playa y la poca gente que había eran jubilados que daban un paseo o dueños paseando a sus perros, lo más normal en un jueves por la mañana... me acerque a la orilla y me senté lo suficientemente lejos como para que no me mojará pero los suficiente cerca como para poder observar el mar. A lo lejos se podían ver barcos de vela y gaviotas, una escena preciosa de pintar así que saqué mi cuaderno y mis colores y me puse a dibujar ese hermoso paisaje que más tarde enmarcaría para adornar mi habitación.


Pasé horas dibujando y coloreando, tan absorta estaba en el dibujo que hasta que no acabé el paisaje y miré la hora no me enteré que había llegaba cuatro horas tarde a casa, y lo más seguro que si me retrasaba mucho más Sandra y Javier no dudarían en llamar a la policía, y sería un motivo de burla más para que se burlaran de mí, así que guardé mi cuaderno y mis colores y me dirigí a mi casa. Las calles se habían empezado a llenar y había muchas madres con sus hijos paseando, amas de casa que iban a hacer la compra o que volvían de hacerla, gente que empezaba a salir de sus trabajos y se dirigía a su casa donde les esperaba su familia para darle la bienvenida... Una familia... algo que nunca poseí, y lo más parecido al amor de una madre que recibí fue el de Sandra, pude que me tratará como si fuera su hija, pero tanto ella como yo sabíamos que eso nunca sería así... yo siempre le demostré todo mi aprecio y ella siempre me dio todo lo que cualquier chica deseará ropa, pendientes, collares, maquillaje, un móvil de lo mejor, etc. Pero yo nunca tuve lo que de verdad quería tener y eso era poder estar con mis padres biológicos, que ellos me dieran todo, pero solo me pude conformar con que me vinieran a ver una vez al mes o sea doce veces al año y que siempre que venían se ponían a discutir, así que la pregunta es ¿por qué sigo viviendo si no soy feliz?¿Por qué no soy capaz de quitarme esta vida que me está amargando la existencia?¿Por qué no he podido tener una vida normal? ¿¡Por qué!?Preguntas que nadie me responderá. Ya estoy enfrente de mi casa, vivimos en un chalet con jardín y todo, es una casa normal en este barrio, ya que todas las casas o son igual que la mía o un poco peores. Ya estoy frente a la puerta, ya no puedo retrasarme más, así que si me cae una bronca la afrontaré.

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<FONT face=-Ya estoy aquí –dije nada más entrar en casa-.


-¡Carla!, ¿dónde has estado?¿Te han hecho algo?¿Te han violado?¿Te han atracado?¿¡Por qué te has retrasado tanto?! –me dijo Sandra abalanzándose sobre mí, se notaba que estaba muy preocupada-. ¡Contestame por favor!


-Lo siento es que me fui dando un paseo hasta el muelle y después me puse a dibujar y no me di cuenta, lo siento mucho Sandra –le conteste muy arrepentida, ya que odiaba que se preocupara tanto por mí y me hacía sentir mal-.


Antes de que me pudiera decir algo la puerta se abrió y Javier y Samuel entraron en casa. Javier en cuanto me vio me abrazó.


-Carla cielo, ¿qué te ha pasado? Hemos estado muy preocupadas... –no pudo continuar porque Samuel lo interrumpió-.


-Habla por ti papá, por mí como si no hubiera vuelto, ¿y tú a ver si avisas?, que llevo dos horas dando vueltas con mi padre por toda la ciudad –dijo Samuel, se notaba que estaba cansado-.


-Lo siento mucho, no me di cuenta, no quería preocuparas –dije avergonzada con la cabeza agachada-.


-Bueno debes de tener hambre, ven que te preparo algo para comer corazón –me dijo Sandra llevándome a la cocina y sirviéndome un plato de espaguetis-. Y te comes todo, que casi no has desayunado y tienes que alimentarte bien que solo tienes quince años y no has acabado de desarrollar ni de crecer.


-Si... –digo yo empezando a comer-.


Samuel se sentó en el sofá y encendió la televisión y yo deseé que Javier no se diera cuenta y lo dejara tranquilo para así no recordarle el motivo de su enfado hacia mi.


-Samuel, apaga la televisión, no recuerdo haberte quitado el castigo –le dijo Javier a Samuel-.


-Joder, siempre igual, ¿por qué no me dejas un rato tranquilo? –dijo Samuel, tanto yo como Sandra nos quedamos de piedra-.


-Samuel respeta a tu padre –le riño Sandra-. Un puedes contestarle de esa forma.


-Va dejame tranquilo, ya estoy arto de todos vosotros. Juan tiene razón los padres son una mierda, siempre o que estudies o haz esto o haz lo otro. Si siguen así me piro de casa antes de cumplir los dieciséis –dijo Samuel mientras apagaba la televisión y se ponía de pie-.


-Mira Samuel, estar con Juan te está cambiando demasiado, nunca nos había contestado así –dijo Sandra a su hijo claramente preocupada-.


-Bueno no solo lo ha cambiado a él, creo que ha conseguido que gente que ni siquiera me conoce ya me odie –dije yo en voz baja-. No es una buena amistad...


-¿Cómo vas a saber tú si alguien es buen amigo o no lo es, tú que en tú vida has tenido un amigo? –dijo Samuel fríamente-. Lo que me faltaba, que alguien que no tenga vida me diga con quien debo ir y con quien no.


La verdad es que ese comentario me dolió de verdad, tal daño me hizo que sin darme cuenta empecé a llorar con la mira agachada, cuando me di cuenta que estaba llorando y que alguien que me hacía la vida imposible lo estaba viendo, me fui corriendo a mi habitación, no aguantaba más este sufrimiento, ya pronto todo tendría que acabar con el o antes el acabaría conmigo, no puede ser nada sano para una persona estar desde el día de su nacimiento llorando y deprimiéndose... No, no podía ser sano y de eso yo estaba muy segura, no quería saber que Sandra y Javier sufrirían por mi culpa, por lo que no puedo quitarme la vida, y creo que aunque no tuviera ningún motivo para vivir no sería capaz, ya que soy una cobarde... me da tanto miedo que se que no sería capaz de hacerlo. ¿Por qué el miedo ha la muerte? No creo que pueda ser tan insoportable como lo que estoy pasando desde que empecé la guardería hasta ahora. ¿Y si me escapo de casa? Sí sería una buena idea si no fuera porque no tengo ningún sitio al que ir... Tengo demasiado sueño como para seguir pensando, hoy ha sido un día horrible pero por la noche solo estamos mis sueños y yo.

Continuara...

No queda mucho para que acabe xD

 

Re: Al final acabé con él.

Me levante peor de cómo estaba al acostarme, tuve una pesadilla horrible, bueno fueron más bien dos pesadillas. En la primera me caía al mar y cuando estuve a punto de ahogarme me transformé en sirena, bueno esa no fue la parte mala, la parte mala fue cuando unos pescadores que estaban pescando me cogieron con su red y me empezaron a hacer pruebas, luego me expusieron en una pecera enorme y todos mis compañeros de clase se reían de mi y me insultaban. Luego todos se volvió negro y me encontré en un enorme rascacielos, me caí desde la parte más alta y antes de matarme transformé en un hada, y luego me desperté. Para el caso que estoy mareada no he descansado nada, siento que me voy a desmayar. Me senté en la cama, no aguantaba de pie. Sandra entró en mi habitación.


-Venga Carla, que si no llegarás tarde cielo –me dijo muy contenta-.

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<FONT face=-Si, enseguida voy –dije con una voz deprimida-.


-¿Te encuentras bien cariño? –pregunto preocupada-.


-No, me siento muy mal –le conteste yo-. Tengo ganas de vomitar, estoy mareada, tengo mucho frío, siento que me voy a desmayar, tengo sed y quiero llorar.


Me puso la mano en la frente a ver si tenía fiebre.


-Voy a por el termómetro, metete en la cama parece que tienes fiebre –dijo antes de irse-.


Entonces me fije que Samuel estaba apoyado en el marco de la puerta.


-Dios mío que guapo está hoy –pensé-. Me encantá cuando se pone sus pantalones anchos, y su camisa sin mangas.


La verdad es que estaba tremendamente guapo, llevaba unos pantalones anchos negros que se pisaba con sus deportivas anchas blancas y negras, en los pantalones llevaba unas cadenas, una sudadera con capucha sin mangas, y el pelo atado a una coleta me encantaba. El se dio cuenta de que lo estaba mirando de arriba a bajo y lo único que hizo fue sonreír, yo me sonrojé y me metí en la cama dándole la espalda. Ahora si que quería llorar.


-Samuel, dejala tranquila que está mala –le riño Sandra-. Carla cielo, ven que te pongo el termómetro.


-Si –acepte yo en voz baja, Samuel seguía mirándome y me ponía nerviosa-.


-Bien, no hace falta que te quites la camiseta solo te quitas una manga –me explico ella-.


Cuando me quitó el termómetro vio que tenía treinta y nueve de fiebre.


-Me parece que Javier y yo no podremos hacer el viaje que teníamos pensado hacer desde hace mucho –dijo Sandra-.


-Mamá lleváis mucho tiempo deseando ir –dijo Samuel-. Si quieres yo me hago cargo de ella.


-No se, bueno pero me tienes que prometer no hacer ninguna fiesta –dijo Sandra muy seria-. Si me entero de que haces una fiesta o le haces algo a Carla estarás castigado hasta que te vayas a vivir solo.


-Tranquila, puede que ayer estuviera borde pero yo nunca haría algo que ella no deseara –me miro sonriendo de una forma que me dio un escalofrío por la espalda-.


-Bueno dile a tu padre que te lleve a clase que nos vamos enseguida –le pidió-.


-Si, ya voy –dijo él y se marchó-.


-Bueno, tu duerme y si pasa algo me llamas ¿si? –me dijo ella preocupada-.


-Si –fue lo ultimo que dije porque me dormí-.


No se cuanto tiempo dormí solo se que me desperté porque sentí un peso encima mío. Cuando abrí los ojos vi que era Samuel, me estaba mirando y me acariciaba la cabeza.


-¿Qué haces? –pregunté medio dormida todavía-. ¿Qué hora es?


Continuara...


Siento que sea corta, pero sino el fic de hace muy corto xD Y ya mañana lo acabo os lo prometo.

 

Re: Al final acabé con él.

-Todavía es pronto son las diez y media –dijo acariciándome la cara-.

-¿Qué haces aquí? –me empezaba a poner nerviosa tenerle encima mío-.

-Cuidarte –dijo mientras iba bajando la mano hasta mi cuello-.
Cuando me dejaron en el colegio me volví para aquí.

-Ten cuidado, que tu novia se va a morir de frío –dije yo con un tono de celos, que hasta el noto-.

-¿Celosa? –dijo acercándose poco a poco a mí-. Porque a demás a mi no me gusta Tara.

-No claro, por eso estáis de novios –dijo yo mirándole a los ojos-.

-Una cosa es estar de novio con la chica más popular de la clase, y otra es que me guste –dijo y se quedó a un centímetro de mí-. Además a mí me gustas tú.

Fue lo último que recuerdo hacer con él antes de volver a despertarme. Cuándo volví a despertar unas horas más tarde vi que eran la una y media. ¿Habrá sido solo un sueño? Si, seguro ¿cómo iba a faltar Samuel a clase, y más por mi? Al darme la vuelta para volver a dormirme me encontré con Samuel cara a cara, estaba dormido y me abrazaba, baje la vista y vi que ambos estábamos desnudos. ¿Qué demonios había hecho con Samuel? No me acordaba de nada. Sin despertarlo me separé de su agarre, si lo habíamos hecho, y lo peor era que para el solo fui una cualquiera que me acosté con el pero para mi lo significaba todo, me vestí corriendo y salí corriendo de casa, tenía que irme lejos, era temprano así que no había casi nadie por la calle, fui hasta la playa y me senté, no aguantaba más con mi vida. Sé que Samuel me odia pero, ¿cómo me pudo hacer esto? Yo ni si quiera tengo culpa de existir, no he hecho mal ninguno y él me odiaba y ahora me manipularía de cualquier forma, lo contaría a todos mañana y se reirían de mí y me tratarían como una cualquiera. ¿Por qué me tuve que enamorar de Samuel? ¿No podría haberme enamorado de alguien que me quisiera? No aguanté más y rompí a llorar, lloraba en silencio estuve allí durante un par de horas, hasta que escuché la voz de Samuel a mis espaldas.

- Carla, te he estado buscando por todas partes, estaba muy preocupado –dijo sentándose a mi lado-.

Me puse a reír.

- Claro, -dije cuando pare de reír-. Ya me has humillado, ¿cuándo les vas a decir a tus amigos que soy una puta? ¿El lunes o me harás chantaje?

- ¿Pero qué te pasa? ¿Crees qué me he acostado contigo solo para humillarte? –me pregunto incrédulo-. Yo nunca haría eso.

- No juegues conmigo por favor –dije mientras lloraba-. No lo aguantaré más, no quiero sufrir de esta forma.

- Carla, lo que te dije antes de que ocurriera no era una broma –dijo antes de abrazarme-. Siempre me gustaste, y cuando te vi tumbada en la cama, no lo pude evitar. Te dije lo que sentía, por una vez aunque sea confía en mi.

- ¿Cómo quieres que confíe en ti? –dije intentando soltarme de su abrazo-. Si siempre me has hecho la vida imposible, no quiero sufrir más. No me mientas, no más.

- Carla, mirame –dijo mientras me cogía de la barbilla y hacía que lo mirase-. No te estoy mintiendo, ¿qué tengo que hacer para que me creas?

Lo único que hice en ese momento fue abrazarlo y llorar.

-Vamos a casa –me dijo él cariñosamente-.

Ambos nos fuimos a casa, yo estaba agotada. Había llorado mucho, pero al menos estaba con él.

-Esto... Samuel –le empecé a decir-. ¿Lo que dijiste en la playa fue verdad?

-Si –me dijo él como si nada-. ¿Crees que te miento?

-Bueno... –dije yo-. Llevas tanto tiempo metiéndote conmigo... que me parece increíble.

Ya habíamos llegado a casa. Él me abrió la puerta y dejó que pasara primero. Hizo que me sentara con él en el sillón. Soltó un suspiro.

-Sé que me metía contigo –me empezó a decir-. Y lo siento. De verdad, lo que pasa es que me dejé llevar por lo que decían los demás.

Le iba a contestar pero llamaron al timbre . Él antes de abrir la puerta me robó un beso. Después abrió la puerta, y entraron unas personas que no eran de mi agrado.

-¿Qué quieres Juan? –le preguntó Samuel-.

-Nada amigo –le respondió-. Solo veníamos a ver que te pasaba. ¿Has hecho pellas?¿O estabas malo?

-Hice pellas –le respondió tranquilamente-. ¿Y ahora te vas?

-¿Qué pasa tienes compañía? –le pregunto divertido-. Tara, parece que te está engañando.

A mí me entró un escalofrío. Si le pillaban conmigo se podía meter en problemas con sus amigos.

-¿Es eso cierto Samuel? –le preguntó ella-.

El no respondió.

-¿Quién es ella? –dijo ella-.

Oí como se dirigía hacia el salón, que era donde me encontraba. Me levanté para irme a la habitación, pero fue demasiado tarde.

-¡Samuel! –grito Tara-. Dime que no me engañaste con ella.

Más silencio.

-¿Engañaste a Tara con esta empollona de mierda? –preguntó incrédulo Juan-.

-Déjala en paz Juan –me defendió él-. Si tienes un problema con mi novia me lo dices fuera.

-Pero... pero si tu novia soy yo –dijo Tara-.

-No, lo dejamos –dijo él-.

-Venga que por unos besos a otra chica no lo vamos a dejar –dijo ella con esperanza-.

Hubo más silencio.

-Te.. te.. ¿te has acostado con ella? –preguntó incrédula-.

Yo no pude evitar sonrojarme apoyar poner mi cara contra la espalda de Samuel.

-Marcharos de mi casa –dijo Samuel-. Si tenéis problemas con mi novia, los tenéis conmigo.

-Pero Samuel... –empezó Juan, pero él no le dejo terminar-.

-¡Largo! –grito él-.

Después de ese grito todos se marcharon. Yo seguía asombrada. Él se giro y me abrazó.

-Ya ves lo que hago por ti –me dijo él en voz baja-. Siempre estaré contigo.

-Te quiero Samuel –le confesé yo-. Siempre lo he hecho y siempre lo haré.

-Yo igual –me respondió él-.

Y así fue cómo acabé saliendo con Samuel, siempre lo he querido y siempre lo querré. Ya han pasado muchos años desde que ocurrió eso. Cinco años después nos casamos y ahora a mis 21 años tengo una preciosa hija llamada Tania, aparte de eso soy escritora y Samuel sigue estudiando medicina.

-¿Qué haces Carla? –me preguntó Samuel-.

-Estoy escribiendo la forma en la que surgió nuestro amor –le respondí-.

-¿Cómo se titula? –me preguntó-.

-“Al final acabé con él.”-le respondí-.

-Bonito título –me animo-.

Yo me levanté y le besé. Y así es como acabó esta historia.

Fin