Long-fic Al contrario

Re: Al contrario

Por favor, antes de que me matéis por haber tardado tanto, dejadme explicaros...mi familia y yo hemos hecho un viaje y llevarme el ordenador como que no... y aparte ¡la inspiración se me fue!
Lo siento, lo siendo, lo sientoooo =(
Por favor, perdonadme...
Os dejo con el siguiente capítulo.

Cap.7

Kagome se sonrojó levemente antes la pregunta indiscreta de Sango.

-¿Qué dices, Sango?- musitó apenada.

La castaña soltó una carcajada. -Ya… claro…- dijo aún riéndose.

-Oye, y tú y Miroku sois… ¿novios?- preguntó Kagome recordando su primera conversación con Izayoi.

A Sango se le borró todo rastro de sonrisa de la cara.

-¡Qué hablas! ¡Nunca! ¡Ni aunque me pagaran!- exclamó Sango muy alterada. Sin embargo, en su cabecita no decía lo mismo: (Nunca digas nunca)

-Ups, lo siento… es que como siempre estáis los dos juntos…

Las chicas salieron de la tienda susurrando y con las cabezas gachas, algo que Miroku vio muy interesante.

-Hey, chicas, ¿de qué habéis estado hablando? Estáis muy sonrojadas- añadió sugerente acercándose a ellas.

-Son imaginaciones tuyas Miroku- contestó Sango mirándolo fríamente.

-No… mira- dijo, y le señaló la cara con el dedo índice -Estás roja.

-¡Que es tu imaginación!- le gritó harta -¡Y es de mala educación señalar a alguien con el dedo!

-Tss… - gruñó Inuyasha al oír la tontería que acababa de decir su amiga.

Kagome miró a Inuyasha con algo de enfado, tratando de defender con ese gesto a su amiga, hinchando inconscientemente los mofletes. Inuyasha, al fijarse en ella soltó una carcajada y preguntó:

-¿Y tú que te has comprado Kagome?

Kagome bajó la mirada hacia su bolsa y sacó una falda tableada vaquera con algunos decorados de flores con hilo rosa.

-Vaya hija, que gusto tienes.

Sango iba a criticar la respuesta que Inuyasha hizo sobre la falda que les había costado tanto elegir, cuando de repente apareció un chico de edad cercana a la de ellos. Llevaba el largo pelo negro atado en una cola de caballo, lo que endurecía sus facciones haciéndolo parecer más atractivo. Algo que llamaba mucho la atención son sus ojos, de un color celeste claro, medio escondidos detrás del flequillo.

-Pero si son Sango, Miroku y… Inuyasha- este último nombre lo pronunció con algo de desprecio, pero no era nada comparado con el aludido, que miraba al chico con cara de asesino.

-¿Qué demonios haces aquí Kouga?- le preguntó Inuyasha de malas formas.

Kouga, sin echarle mucha cuenta, se dirigió a Kagome preguntando -¿Quién es esta chica tan guapa?

Kagome se puso aún más roja, parecía que iba dirigir el tráfico del centro comercial. Iba a contestar cuando Sango la interrumpió:

-Es una amiga nuestra y si no te importa queremos seguir comprando.

Kagome tenía clara su respuesta pero de nuevo, fue interrumpida.

-¡Piérdete Kouga!-Le gritó Inuyasha- ¡Se llama Kagome y ya te he dicho demasiado!

-Chucho, ¿por qué no llamas a una ambulancia antes de empezar una pelea?- Respondió calmado sin dejarse amedrentar.

-¡¿Es una amenaza?!- preguntó Inuyasha irguiéndose.

-¿Y qué si lo es?- le retó mirándolo a los ojos directamente.

-Bueno, bueno, a nosotros se nos ha hecho tarde ya, así que…- interrumpió Miroku cogiendo a Inuyasha por los hombros para tranquilizarlo antes de que la cosa llegara a mayores.

Mientras se alejaban, Sango miraba hacia abajo algo cortada, ya que por el barullo que habían formado todos los estaban mirando. (Qué vergüenza… siempre igual, cada vez que nos encontramos con Kouga se arma una de estas…)

-Maldito Kouga…-farfullaba Inuyasha por lo bajo.

-Ya, ya…- lo intentaba tranquilizar Miroku- Inuyasha tienes que aprender a controlarte.

-¡Déjame en paz!

-¡Encima de que Miroku quiere ayudarte, le gritas y le vuelves la cara!- saltó sin proponérselo Kagome.

-Esto no va contigo, chiquilla, así que hazme un favor… cállate.

-¡Inuyasha! ¡Se acabó!- le advirtió Sango en un tono que no daba lugar a quejas.

-Keh…- soltó el aludido mientras seguía hacia delante.

Sango movió la cabeza hacia los lados mientras soltaba un suspiro inaudible.

-Bueno, ¿a dónde vamos ahora?- preguntó Miroku para aliviar el ambiente.

-¡Seguiremos comprando, por supuesto! Soltó la castaña sin dudarlo un segundo mirando las caras de terror que se les ponía a los chicos.

Kagome no pudo contener una carcajada.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Inuyasha soltó un bostezo bastante audible en cuanto él y Kagome traspasaron el umbral de la puerta. Eran las 6 de la tarde. Habían merendado con Miroku y Sango en un restaurante de comida rápida, y justo después se despidieron para ir cada uno por su lado. Resultaba increíble que Kagome hubiera pasado desapercibida comiendo una hamburguesa. Inuyasha recordó que la chica le había mirado con una cara muy extraña, y pudo deducir que le estaba preguntando sin palabras si lo que tenía delante era comestible. Él reprimió una risotada y asintió con la cabeza, para después morder la suya y demostrarle a Kagome cómo se comían esas cosas tan raras. Eso sí, a la pelinegra le había encantado esa nueva comida. Después de probar su hamburguesa, miró a Inuyasha sorprendida, pero sonriente. Dio gracias a que Sango hubiera ido al servicio y Miroku la siguiera, porque estaba seguro de que de no ser así, habrían sospechado algo, ¿dónde encuentras a una adolescente de hoy en día que no haya probado las hamburguesas? O mejor, ¿dónde encuentras a una persona de hoy en día que no haya probado las hamburguesas?

-Por fin estamos aquí, pensaba que Sango quería matarnos a Miroku y a mí- decía mientras se dirigía hacia el salón.

-¿Tanto odias ir de compras?- preguntó Kagome divertida siguiéndole.

-No tanto como a Kouga, pero sí, bastante…- respondió con un brillo furioso en sus ojos.

-¿Qué tienes en contra de Kouga? A mí me parece un chico agradable y simpático.

Inuyasha giró la cabeza mirándola de reojo. -Eso lo dices porque ha coqueteado contigo.

-E, eso n, no es verdad…- tartamudeó nerviosa al recordar lo sucedido.

Inuyasha se volvió por completo hacia ella, y se le acercó. Cuando Kagome quiso darse cuenta, sus rostros estaban tan cerca, que sus narices casi se podían tocar. Un rubor bastante alto cubrió sus mejillas por completo. Era la segunda ocasión en la que estaban así de cerca, pero en la primera había estado tan enfadada que no se había parado a observarlo… Sus ojos tenían algo que la hechizaba, de eso ya se había dado cuenta… pero mirarlos así de cerca… era demasiado. Se obligó a apartar la vista de ese baño de oro, pero no supo qué era peor, si fijarse en sus ojos… o en sus labios… no eran muy gruesos, pero tampoco muy finos, en definitiva, normales, pero los normales más perfectos que había visto en su vida. (-¿En qué estará pensando?- se preguntaba confusa.)

-I, Inuyasha… ¿Qué…?

-Admítelo…- le dijo suavemente.

-¿Qué admita… qué?

Fin del Cap.7


Bueno, espero que os haya gustado...aunque supongo que se habrá notado la falta de inspiración en este capítulo...
* inulove * -> pues sí, es por eso jeje
* hime sakura * -> gracias, me parece que eres nueva en mi fic, ¿no?
* kztrov * -> jaja gracias y bienvenida, ¿no crees que si Izayoi siguiera viva ella y Kagome hubieran encajado muy bien? Yo me imagino que sí, por eso decidí plasmarlo en mi fic jeje.. y a Sango... hay que temerle... jajaja
* siberian * -> me alegro de que te siga gustando el fic, jeje y siento dejarte tan picada XD
* tkm * -> intentaré mejorar, gracias por tu aportacion, y espero que te guste
* Yagami Raito * -> bienvenido a mi fic, intentaré seguir tus consejos

Un saludo para todos y de nuevo perdón y muchas gracias :)

 

Re: Al contrario

Lo siento, doble post otra vez ¬¬

 

Re: Al contrario

Bueno, aquí el siguiente capítulo... ^^
¡Disfrutadlo!

Cap. 8

-Admite que lo defiendes porque te ha dicho guapa- dijo Inuyasha con una sonrisa de lado.

Ese comentario hizo que la imaginación de Kagome explotara como una burbuja de jabón. Pasó de estar roja de vergüenza a estarlo de ira.

-¡¿Pero por quién me tomas?!- le gritó.

Inuyasha instintivamente se alejó de ella.

-Calma, calma… Uno, dos, tres, cuatro…- contaba mentalmente con los ojos cerrados mientras soltaba un suspiro largo.

Luego, y sin mirar a Inuyasha una sola vez, se fue a su cuarto cerrando la puerta tras de sí. El chico se quedó paralizado por la reacción de Kagome.

-Esta chica es una caja de sorpresas- pensaba algo atontado.

Decidió no darle demasiada importancia y se fue a ver un poco la televisión. No había nada interesante, así que se dedicó a hacer zapping. Cuando quiso darse cuenta ya eran más de las 8. La pega del trabajo de su madre era que, aunque solo fuera a la empresa dos o tres días a la semana, trabajaba desde temprano hasta tarde. Ese era uno de esos días, así que supuso que no regresaría hasta pasadas las 10. Se resignó y fue hacia la cocina. Quedaban sobras de la cena del día anterior, de modo que se apartó un poco y se fue al salón a comer. Cuando terminó, fregó el plato y el vaso que utilizó para la Coca-Cola, y se quedó de pie en la cocina pensando.

-Se ha encerrado en su cuarto, no ha salido para ir al servicio, ni para comer siquiera…

Soltó un quejido de frustración mientras se alborotaba el pelo desesperado. -¡Oght! ¡Vale, me rindo!- soltó mientras se encaminaba hacia la habitación de su invitada. No quiso ser grosero, así que llamó a la puerta pidiendo con voz algo áspera permiso para entrar.

-Adelante- le respondió Kagome desde dentro.

Inuyasha entró con cuidado en el cuarto, y cerró lentamente la puerta detrás de sí. Recorrió el cuarto con la mirada. Kagome estaba sentada en su futon dándole la espalda. Se acercó dejando una distancia prudente entre los ellos y se agachó. Ella seguía sin darle la cara, lo cual empezaba a incomodarle.

-Oye… ¿sigues enfadada?- preguntó nervioso.

Ella se giró hacia él. Al verlo con esa mirada insistente y expectante por su respuesta no pudo más que sonreír abiertamente y decir: -No, no lo estoy.

Inuyasha se quedó embelesado. No la había visto sonreír de esa manera tan… pura e inocente.

-Oye, Inuyasha…- le dijo sacándolo de su ensoñación.

-Dime.

-¿Me puedes decir qué pone aquí?- preguntó poniéndole un libro en la cara.

El chico por poco se cae de hacia atrás del ímpetu con el que Kagome le había enseñado el libro. Lo cogió y miró el título.

-¿”Romeo y Julieta”?- preguntó.

-¿El título es una pregunta o eso lo has añadido tú?- bromeó Kagome.

-Muy graciosa- dijo Inuyasha sarcástico. -No sabía que teníamos este libro en casa… Seguro que es cosa de mi madre, le encantan los romances…- pensaba en voz alta.

-Vaya… ¿y sobre qué trata el libro?- cuestionó.

-Para eso léetelo…- respondió con voz cansina el muchacho.

-¡Pero…! ¡Pero es que…! ¡No sé leer!- suplicó Kagome.

-¡¿Qué?!

-Así es… unas pocas palabras sueltas y ya es mucho…- se apenó.

-¿Qué hacéis en tu época, que no sabéis ni leer?- preguntó Inuyasha algo bromista.

-Trabajar- respondió la chica poniendo mala cara -cosa que algunos no han hecho en su vida, según parece.

-Oye, oye… por si te refieres a mí, estoy estudiando para dirigir la empresa de mi padre. Bueno, mi parte…

-¿Y qué estudias? ¿“Vaguear en las empresas, tomo I”?

-Me lo dice la que no puede estudiar porque ni siquiera sabe leer…

Kagome hinchó los mofletes en señal de enfado, y le volvió la cara quitándole el libro de las manos.

-¡Vale! ¡Da igual! ¡Ya me las apañaré sola!
Inuyasha sonrió de lado. -A ver…- dijo, y sin esperar una respuesta, se colocó justo detrás de Kagome, pasó los brazos por encima de sus hombros, le sujetó las manos y abrió el libro.

Kagome se no reaccionaba… no esperaba un trato así por parte del chico, pero se encontraba tan bien entre los brazos de Inuyasha, que no tuvo fuerzas ni ganas para quejarse. Se dio cuenta de que había dejado de respirar, y tomó aire rápidamente.

Inuyasha, mientras tanto, había localizado la página donde empezaba la historia. -¿Qué te parece si empezamos?

Kagome musitó un -Sí- algo débil.

Esto le bastó a Inuyasha, que comenzó a leer en voz alta uno de los libros más trágicos y románticos de la historia…

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-¡Mañana seguimos, que estoy cansado!

-Pero si has dejado el capítulo a la mitad, al menos termínalo…- suplicaba Kagome.

-¡Qué no!

-Bueno, pues si no quieres leer, explícame qué ocurre al final.

-Ahh, ¿Quieres saber el final?- dijo Inuyasha maliciosamente -Bien, pues los dos mu

-¡NOOOOOOOOOO! ¡No te escucho! ¡No te escucho!-gritó Kagome tapándose los oídos.

Inuyasha soltó una carcajada. -¿No querías saber el final?

-¡El final del capítulo, no de la historia!- se quejó la pelinegra.

El chico se limitó a seguir riendo y salir de la habitación.

-¡Ya estoy en casa!- saludaba Izayoi desde la entrada. -¡Inuyasha, Kagome!

A Kagome se le iluminó el rostro, y salió del cuarto inmediatamente. Vio que Izayoi se ponía de puntillas para darle un beso en la cabeza a su hijo. Entonces se volvió y le hizo una seña a Kagome para que se acercara. Así lo hizo, y cuando estuvo a su lado, la madre de Inuyasha la abrazó. Ella se quedó quieta momentáneamente, pero correspondió el abrazo.

-¿Cómo habéis estado? ¿Habéis cenado ya?

-Sí- contestó Inuyasha, al tiempo que Kagome negaba con la cabeza.

Izayoi miró severa a Inuyasha pidiéndole una explicación. Él se puso nervioso por la mirada que le dedicaba su madre.

-Emm, es que… bueno… ella… ella no ha salido de su cuarto en toda la tarde y…

-¡¿Y?! ¡Eso no es escusa!- le recriminó su madre.

-¡Keh!

-Ahhh…- suspiró Izayoi -Siempre respondes igual cuando te regaño…- luego, se dirigió a Kagome -Kagome, ¿qué quieres para cenar?

-Oh, no te preocupes, no tengo mucha hambre, con una fruta será suficiente.

-Kagome, no me molesta prepararte algo.

-No, tranquila, cogeré una manzana.

-Bueno, está bien… iré a mi habitación a cambiarme.

Izayoi subió las escañeras dejando a los chicos solos. Inuyasha se dio la vuelta para irse a ver un poco la televisión, pero Kagome se lo impidió, cogiéndole del brazo.

-Inuyasha, siento que te hayan reñido por mi culpa, tendría que haber salido de mi cuarto, es verdad…

Inuyasha la miró asombrado, pero ella mantenía la cabeza gacha y los ojos fuertemente cerrados. Sonrió ante lo inocente que se veía y se acercó despacio a ella…

Fin del cap.8

 

Re: Al contrario

Doble post, así que aprovecho para contestaros:

*razon* los siento, jeje. me alegro de que te hayan gustado las continuaciones.

*inulove* gracias de nuevo por leer

*siberian* jeje los capis me salen así pro si es verdad que me gusta dejaros algo picados :P a mí tampoco me cae muy bien que digamos... ¬¬

*kztrov* sip, se odian y no, no es nada del otro mundo jaja

*sephoraanime* no te preocupes ^^ mealegro de que te guste

*windmiko* bienvenida. por supuesto que no me molesta, a decir verdad te he hecho caso con lo de los paréntesis XD

Un besito a todos, cuidaros :D

 

Re: Al contrario

¡Chachán!Aquí traigo el siguiente capi, perdón por la tardanza, ¡disfrutadlo! :D[FONT=&quot]
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Cap.9

Inuyasha acercó sus labios a la oreja de Kagome. Ella se puso nerviosa, pero no levantó la cabeza. Sentía el aliento de Inuyasha en su oído, y cerró los ojos con más fuerza. No sabía cuánto tiempo llevaban así, pero parecía una eternidad.

-No sé qué hacer… ¿qué hago? ¿En qué estará pensando Inuyasha?- se preguntaba mentalmente.

-Tonta…- dijo Inuyasha pronunciando cada sílaba con mucha suavidad -no me han reñido, mi madre nunca riñe en serio. Deja de preocuparte y cena algo, anda…

Dicho esto se alejó de ella para irse a su cuarto, rechazando su idea anterior de ver la televisión. Cuando subió las escaleras se encontró con su madre, que lo miraba tiernamente cruzada de brazos.

-¿Qué?- cuestionó.

Ella simplemente negó con la cabeza, descruzó los brazos y se acercó a él.

-Buenas noches- le deseó mientras le besaba la frente. Acto seguido bajó a la cocina.

Kagome había llegado a la cocina y se comía una manzana sentada en la mesa, mientras intentaba poner en orden sus pensamientos. En esto estaba cuando entró Izayoi. Se había puesto una cómoda bata por encima del pijama. Se sentó en frente de Kagome sonriéndole, como siempre.

-Dime, ¿habéis salido?

-Pues sí… hemos ido de compras- respondió alegre.

-¡Vaya! ¡Inuyasha estaría contento, ¿no?!- exclamó, y después se echó a reír.

Kagome pronto la acompañó, para después contestar: -No hacía más que quejarse.

-Lo suponía- seguía riendo Izayoi.

A Kagome se le vino a la mente un episodio de lo sucedido esa tarde, concretamente uno no muy amigable.

-Izayoi, ¿sabes quién es Kouga?

La mujer se sorprendió.

-Claro que sé quién es… Lo que me extraña es que lo sepas tú.

-Hoy nos lo encontramos…

-Oh, no… ¿se han peleado? Dime que no…- suplicó Izayoi.

-No, Miroku detuvo a Inuyasha antes de que la cosa se pusiera peor.

-Ufff…- suspiró aliviada -¿Qué pasó?

Kagome le contó lo que sucedió desde que salieron de la tienda hasta que se “despidieron” de Kouga. Izayoi, que mostraba una cara bastante preocupada, se relajó al saber el final.

-Menos mal que Miroku estaba allí…

-Sí, pero, ¿por qué se llevan tan mal?

-Me lo he preguntado muchas veces, y me parece que simplemente es rivalidad… desde pequeños compiten por todo…

Kagome no dijo nada, más bien hizo un gesto de entendimiento a la respuesta de Izayoi.

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Inuyasha se había metido en su cuarto después de encontrarse con su madre en lo alto de las escaleras, e inmediatamente se había echado en la cama, sin desvestirse siquiera. Cambió su posición hasta estar bocarriba.

-Siente que me hayan reñido…- pensaba fijando su mirada en el techo de la habitación. Sin poder reprimir una sonrisa se dijo a sí mismo: -Definitivamente, como había pensado… es una caja de sorpresas.

Eso fue lo último que pensó antes de que Morfeo lo envolviera en su mundo de los sueños.

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Kagome también se despertó temprano al día siguiente, pero para su sorpresa, Inuyasha estaba ya tomando el desayuno en la cocina. Entró algo cortada.

-Ah, Kagome, buenos días- le saludó Izayoi desde el lavavajillas, donde estaba colocando la taza que le había servido para el café.

-Buenos días.

Inuyasha hizo un casi imperceptible movimiento de cabeza como saludo, sin levantar la vista de un libro bastante grueso que apoyaba entre la mesa y su mano izquierda. Terminó su bebida de un trago y se levantó, todavía con el libro en las manos. Entonces fue cuando fijó su vista en Kagome, que lo miraba algo desconcertada, y pasaba de mirarlo a él a mirar el libro, y así sucesivamente.

-¿Qué pasa? ¿Y esa cara?

Kagome frunció el ceño. -Desagradable- le contestó volviéndole la cara y retirando una silla para sentarse.

-Inuyasha tiene un examen- le explicó la señora Taisho.

-¿Examen? ¿Qué es eso?

El chico se dio una palmada en la frente y soltó un suspiro.

-Un examen es una especie de prueba que te hacen para saber si has estudiado o no- continuó Izayoi sin darle importancia al gesto de su hijo.

-Ahh… ¿Entonces en la escuela te enseñan a dirigir una empresa?- preguntó Kagome.

-Vaya Kagome, ¿también sabes lo que va a estudiar Inuyasha?- se sorprendió -Parece que en vez de llevar aquí dos días, llevas dos semanas…- rió Izayoi.

-Bueno… me lo dijo Inuyasha ayer- contestó nerviosa pero complacida.

-Vaya vaya…- murmuró Izayoi mirando de reojo al aludido.

Este comprendió la insinuación de su madre al instante. -¡Mamá! ¡No te montes películas!- le advirtió.

-Yo no he dicho nada- se excusó su madre.

Inuyasha soltó un grito de frustración, y se dio la vuelta dirigiéndose a la entrada. Se puso los zapatos mientras murmuraba algo inentendible.

-¿Cuándo vuelves?

Se volvió. Kagome lo había seguido y esperaba de pie su contestación. Inuyasha se fijó en que ella había desviado la mirada y le estaba saliendo un vago rubor en las mejillas. Sonrió de lado.

-No mucho, solo unas tres horas.

Kagome asintió, aún sin mirarle. Izayoi se puso al lado de Kagome.

-Buena suerte, haz tu mejor esfuerzo, cariño- le deseó.

-Keh, no la necesito…- presumió, pero hizo un gesto con la mano de despedida.

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Kagome pasó toda la mañana con Izayoi, ayudándola en las tareas de la casa y preguntando, de vez en cuando, cosas sobre la familia Taisho. Cosas, que la madre de Inuyasha no dudaba en responderle. Se había enterado, por ejemplo, de que Inuyasha tenía un hermano, un medio-hermano mejor dicho, puesto que tenían el mismo padre pero distinta madre. Y los dos no se llevaban muy bien que digamos… Se llevaban peleando todo el día, aunque fuera por una tontería, tal vez la diferencia de edad pero según Izayoi, esa era la forma de demostrarse el aprecio mutuo. El hermano, Sesshomaru, vivía con ellos hasta que cumplió la mayoría de edad, cuando alquiló un departamento y se fue a vivir allí solo, aunque solía visitar el templo a menudo. Después se casó y él y su esposa se fueron a vivir a una casa más grande. De vez en cuando, en alguna de sus visitas, pasaban la noche allí, así que utilizaban el antiguo cuarto de Sesshomaru. Por esa razón no había podido instalarse allí.
Otra de las cosas que le llamó la atención era que Izayoi sí sabía de lo que hablaba cuando le mencionó la impresión que tenía de que Inuyasha era un medio demonio…

Fin del cap.9


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