Aichi Nagoya

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 6 Septiembre 2020.

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    Kuroki Fusatada

    Asentí ante la respuesta de Kawa para centrar mi atención de vuelta al té, el cual le dí un sorbo cuando la escuché de nuevo.

    "Mi historia... mi historia inicia ahora"

    Sonreí ante su comentario, entendía por completo lo que quería decir, por lo que ya no volví a insistir con el tema.
    Shiryu fue el próximo en levantarse y caminó hacia la puerta, dijo que iría con el resto y asentí, dejándonos solos con Kibo.
    El pequeño se aproximó a nosotros para acto seguido darme algo, gemí extrañado como impresionado, luego escuché al pequeño, ¿una escama? Vaya, sin duda alguna esto era curioso, sonreí ante el pequeño y acepté su gesto, esperanza... bueno, ahora ya tenía otro incentivo para seguir luchando por lo que creo correcto.
    —Gracias Kibo, eres muy bueno—. Dije con calidez.

    Guardé con recelo ambas escamas cuando Rengo volviese, Kibo preguntó por el nombre de Kawa, y al dárselo también le otorgó una escama, poco después, nos quedamos bebiendo el té en silencio, pese a todo lo acontecido, al menos con nosotros tres ahí era bastante pacífico y liberador, sin dudas hacía falta algo como esto desde hace tanto.
    Kibo terminó por tener sueño, y después los tres volvieron, estaban sucios y era porque habían enterrado a Kyogi, la verdad es que me había sido curioso que Rengo decidiera enterrarla, al final parecía que todo había salido bien, noté cómo poseía el talismán en su muñeca, aunque poco después Shiryu se desplazó para cargar a Kibo y anunciar que era hora de irse, por lo que Rengo respondió preocupado, yo al menos ahora no tenía nada que temer por ambos, no con Kyogi muerta... o al menos eso quería pensar ¿verdad? Que ya no habría nadie quien pudiera hacerles frente.
    Rengo terminó por darle el talismán a Shiryu, Benkei preguntó si no era mejor que Rengo lo portara, pero este dijo que podría hacerse otro, y Shiryu agradeció el gesto, no evité sonreír ante la escena, finalizando con que esperaba encontrarnos a todos nosotros de nuevo.
    —Así será Shiryu, cuente con ello—. Dije seguro de mis palabras, para después verlo irse con Kibo y Benkei acompañándolo... Rengo se quedó mirándoles, con mirada ausente.

    Kawa llamó a Rengo mientras se levantaba y avanzaba, preguntando si quería conocer la verdad, pero no parecía haberla formulado correctamente, así que se corrigió, y fue el momento en el que Rengo se explayó más, Rengo hablaba con fuerza y firmeza, impertubable, pero Kawa añadía el factor del amor y cariño que uno debe tener para seguir el camino del Sabio. Rengo estaba confiado que así era, pero la fuerza en su voz se iba perdiendo, yo solo miré y escuché todo en silencio, bebiendo espontáneamente, estando muy atento a las palabras que se intercambiaban pues habían cosas que... me parecían un poco turbios pero eran reales, así como notaba los huecos que la misma Kyogi había dejado, o eso pensaba debido a cómo se había mostrado, es como en determinado punto, Rengo aceptó escuchar una vez más a Hana, y fue en ese momento que Kawa volteó a verme.

    Asentí, mientras apartaba mi taza y me levantaba, avanzando hacia ellos para estar cerca ante el evento...

    Kawa volvió a pocisionarse cerca de la flauta, así como sacó un cascabel y empezó a hacer sonidos curiosos... como... si fuesen latidos, y fue así como poco a poco, Hana volvió a hacer acto de presencia, por inercia me tensé un poco, pero cuando fue claro, el semblante era distinto... ahora había calma, alegría, alivio.

    Kawa reverenció, disculpándose ante Hana, ella mencionó que Kyogi era imponente y que no tenía que disculparse, después me miró, disculpándose también por haberme apuntado, desde lo que vi en Chiryu había entendido que Kawa la controlaba, por lo que sonreí levemente pero después expresé sorpresa... ¿Tanto así de grave pudo haber sido si moría por ella?
    —No Hana, no te disculpes por favor... Creo que al final todos estábamos siendo utilizados, yo soy el que debe disculparse por haber sido cruel en mis palabras ese día...—. Dije verídicamente triste, reverenciando. —me disculpo por ello.

    Luego se dirigió a Rengo, me impresionó verlo expresarse de esa manera mientras me erguía, no era normal verlo así, podría decir que hasta era porque quería saber qué pasó en realidad de una buena vez... y comprendía si así era, yo estaba en las mismas.

    Hana comenzó a relatar, por lo que la miré mientras narraba con pesar, apenas había terminado lo primero, no evité gemir de dolor, sintiendo una punzada mientars expresaba tristeza... y yo que había dudado de Itami.
    Ahora tenía sentido, cómo en las cuevas de Tsu se comportaba tan distinto... con paciencia y hasta puede que con expectativa, el cómo no había decidido no traer su látigo. Seguramente sea quien fuere el que cambiaba los rollos ya no estaba, y era por eso que se había dado cuenta de muchas cosas, por lo que esa mañana genuinamente quería hablar... de no haber sido que Kyogi nos habia interceptado.

    Por los dioses, agradezco haberle cedido mi confianza en ese último momento, ojalá, si hubiese una forma de que me escuchara, me perdonara, el miedo indudablemente te ciega mucho... Pero no solo eso, si no que ahora era evidente que Kyogi y Mara habían estado moviendo todo desde detrás para provocar el nacimiento de Mara a este plano, Rengo era la llave, y solo era cuestión de que sufriera para que fuese directo a creer que era el único amigo que poseía y tendría a lo largo de su vida. Por los dioses... como todo un demonio. Y yo que llegué a apoyarlo porque a fin de cuentas hacía su labor como Dios de la muerte, tal vez y al final hasta había parte de mentira en eso.

    Rengo respondió, suave y adolorido internamente por la brutal revelación de ahora, comprendía por completo su pesar, que todo el tiempo Mara siempre hubiese movido todo con la intención de que Rengo lo trajera era cruel, que había tragisversado todo para que su odio estuviese contra Hana e Itami. Cosa que hubiese sucedido de no ser por... mi... y hasta por Yuzuki.
    Respiré un poco forzado, parpadeando incrédulo, pues darme cuenta de esto era abrumador, cómo yo, un simple día en Shizuoka, al ver a Rengo, fue mi curiosidad el que había alterado todo por compelto, cómo el hecho de que quise comprender porqué era tan distante, cómo por una serie de evidencias me habían llevado a interrogarlo y por eso es que desde entonces, Rengo decidió confíar más en mí. Como ahora tenía sentido que Mara nunca me hubiese apoyado cuando estaba por morir en Chiryu... porque no le importaba, solo era a Rengo, ni siquiera a Natsu. Todo tenía absoluto sentido inclusive con la conversación con Shiryu.

    Todo... por un estúpido accionar de aquél herrero y espiritista quienes crearon a Shi. Sin duda alguna, esa arma tenía que ser exterminada, Mara no era amigo de nadie ni lo sería... solo era alguien con la obvia capacidad de causar caos y destrucción ahí por donde quisiera meter mano.
    Hana habló, tratando de tranquilizar a Rengo, si bien no funcionó, si que lo determinó, pues mi amigo comenzó a decir que no lo subestimara, que de hecho le seguiría el juego mientras hallara el modo de sellarlo en lugar de liberarlo, se vengaría por haberle visto la cara de estúpidos a él y a Natsu, pues era el turno de Rengo de mover ficha, mientras ahora era Mara quien estaba limitado.

    Me preocupó un poco el tema de la venganza, pero oh vamos, ¿qué no yo estoy buscando lo mismo contra los Taira? Si ya hasta lo había aceptado y era la verdad, triste y preocupante pero lo era... Además, estamos en guerra, ¿no? El tiempo para estarse mortificando y dudando de uno mismo ya había pasado, era hora de aceptarse y comenzar un cambio de verdad.
    —Y sabes que ya no estás solo Rengo, he llegado hasta aquí... no, hemos llegado hasta aquí—. Dije, incluyendo a Kawa en esto. —Gente ya ha enloquecido, ha muerto... ha sido utilizado por él, y nosotros debemos ser quienes den el final definitivo de esto, tú mismo se lo dijiste a Mara, todo acaba contigo, y así será, pero no de la manera en la que él lo hubiese deseado—. Dije, seguro de mis palabras, para mirar también a Kawa.
    —Será complicado explicar esto, y habrán quienes no nos crean, pero a pesar de todo, a pesar de tener caminos distintos y vidas distintas, seremos quienes daremos el punto final de una vez por todas, estamos juntos y debemos seguir así, unidos no habrá nadie quien vuelva a manipularnos ni a adrementarnos, no si ya hemos visto lo peor de todo esto, ahora, debemos ser quienes en conjunto, evitemos que más gente normal como yo se involucre en estas cosas, por que sí, verídicamente es algo abrumador, pero sobre todo, que nadie más vuelva a caer en estas artimañas de nadie—. Concluí, seguro de mis palabras, sonriendo decidido, cuando la silueta de Hana sonrió y comenzaba a desvanecerse...

    Eso me impresionó, y Rengo preguntó si era quién la ataba, a pesar de que no hubo respuesta, era evidente, las palabras que le dedicaba eran muy dolorosas y honestas, tanto que hasta a mi me hicieron llorar en silencio, poco después le dijo que le hiciera un favor, y era que le contara a Natsu que lo esperara, así como que también perdonaba a Itami.
    —Y dile a Itami que sin él no hubiesemos podido escapar, que estaremos bien, es una promesa—. Dije por mi parte, antes de verla desvanecerse definitivamente...

    Hana... ya podía descansar en paz...

    Rengo se dejó caer de espaldas, rebotando un momento mientars maldecía, Kawa preguntó si no era reconfortante, pero el cúmulo de cosas en él le impedían disfrutar de ese alivio, pues el enojo y las lágrimas seguían en su rostro.
    Se giró para darnos la espalda, y se puso en pocisión fetal, diciendo que deseaba dormir...

    Miré con tristeza a Kawa, ya habiéndome secado las lagrimas, para voltear de nuevo hacia Rengo y caminé hacia este, para abrazarlo un instante.
    —Hey... Ren... Sé que esto duele horrible, no digo que te recuperes ahora, pero piensa que Natsu estará bien, que ya no volverás a ser engañado, que verídicamente no estás solo, ni lo estarás... Debe ser abrumador, lo sé. Solo. ¿Puedes dar un último esfuerzo? ¿Por mí? Estoy seguro que Yuzuki debe estar muy preocupada, después de todo creo que seguir aquí tampoco hará muy bien—. Dije apenado, soltando un poco de aire por mi nariz mientras negaba... pues había recordado algo.

    "No es el lugar lo que hace que el sitio sea aterrador o hermoso; son las personas con las que estás en el las que hacen ese recuerdo"

    Y por los dioses que podía verificarlo, todo este asunto y el cómo habíamos pasado los días previos ahora habían tornado este lugar de algo agridulce, vaya... la primera vez que vine a Nagoya no esperaba encontrar a mi padre, y ahora que vuelvo no esperaba tener la revelación de Hana, cómo cambian las cosas en 15 días... ¿o eran más?

    Suspiré mientras recordaba esas palabras de Rengo en Kamakura, hasta que decidí dejarlo de nuevo, independientemente de su repsuesta, para girarme hacia Kawa e ir con ella...
    —¿Estás bien? Imagino que debes encontarte muy cansada ahora, ¿quieres un poco más de té?—. Pregunté con calma, aunque la tristeza no dejaba de estar plasmada en mi rostro, inclusive con una pizca de arrepentimiento por lo de Natsu e Itami.
     
    Última edición: 4 Junio 2021
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]


    Rengo dio un ligero brinco al sentir el abrazo de Kuroki, pues no esperaba aquel contacto —¿Un último esfuerzo? —preguntó sin moverse de su posición —¿Quieres irte de Nagoya?— pensó en Yuzuki, y soltó nuevamente un par de lágrimas, tratando de contenerlas pues el dolor de cabeza que le causaba llorar le resultaba terriblemente incómodo, y esa era la razón por la que deseaba dormir —Puedo soportarlo, si tú quieres viajar yo te seguiré —mencionó cuando Kuroki se separó de él.

    Kawa negó —Estoy bien, hace tiempo no me sentía tan bien —dejó escapar una ligera sonrisa.

    Benkei regresó, entró con delicadeza evitando hacer ruido esperando verlos descansando; pero no era así, seguían despiertos por lo que decidió hablar —¿Qué harán de ahora en adelante?

     
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    Kuroki Fusatada

    El estado de Rengo era fatal, era bastante evidente, estaba dispuesto a seguir, pero tampoco quería que llegara así a Shizuoka, suficiente era el futuro interrogatorio sobre qué demonios había sucedido conmigo, con Rengo, hasta el hecho que Kawa estaba con nosotros, creo que lo mejor era descansar por ahora, intentar asimilarlo todo.

    Kawa respondió ante mi pregunta y noté su ligera sonrisa, por lo que no evité sonreír yo también, solo que de forma evidente, claro estaba.
    —Ya era justo—. Dije, para después mirar hacia la entrada, ya que Benkei había vuelto, preguntando qué ibamos a hacer y me quedé reflexivo un momento, mirando el panorama...

    —Descansar—. Dije mientras soltaba aire por la boca, visiblemente cansado, si, estaba más aliviado, estaba inclusive aturdido por la revelación y alegre a final de cuentas, pero mi estado no iba a implicar que el resto se sintiese así, Rengo estaba muy mal por ahora, y de momento parecía que lo mejor era que solamente durmiera de nuevo, ahora con la revelación, las cosas podían cambiar un poco, o al menos eso quería pensar.
    —Creo que será lo mejor, mañana en la mañana... creo que será el momento de decir hasta luego, tengo un encargo que cumplir, después de todo, ya hice lo que tenía que hacer aquí, no tiene caso que me quede por más tiempo, un descanso después de todo esto sería lo mejor, creo que todos lo necesitamos—. Dije, ciertamente apenado para acto seguido rascarme tras la nuca.
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]


    Benkei afirmó, pues le preocupaba que salieran en esas condiciones, así que se relajó al escuchar que descansarían primero —Ya conocen el lugar, siéntanse como en casa.

    Rengo se hizo bolita junto al fuego, recordando el mismo calor que sintió en la Herbolaria en Kamakura, al cuidado de Yuzuki y la compañía de Takano. Ahora junto al fuego y en compañía de Kuroki —En verdad se siente así, Benkei —Se sentía seguro a pesar de todas las emociones en ese día tan frío; ahora podía descansar, al menos una noche mas.

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    El sol despertó a la ciudad de Nagoya, la nieve se había ido por completo, dejando un escenario humedecido, las gotas caían de los tejados a una velocidad constante, el ambiente se sentía tibio con un aire frío, remanente de la nieve del día anterior.

    Benkei se encontraba en los jardines barriendo las hojas de los árboles, Rengo le ayudaba atrapando las hojas en los estanques, al parecer se había despertado temprano.

    Kawa seguía dormida a un lado de Kuroki.

     
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    Solté apenas una audible risa apenada por la reacción de Benkei, estaba bien que me arriesgaba mucho, pero literalmente hoy ya había sido demasiado por ahora, lo mejor solo era descansar.
    Reverencié ante el comentario de Benkei sobre sentirnos en casa, por lo que caminé para buscar un lugar donde dormir adecuadamente ahora que Kawa estaba presente, por lo que poco después ya los cuatro estábamos preparados.

    Sonreí ante el comentario de Rengo, deseando buenas noches a todos, sí, lo de Kyogi no era fácil, pero se entendía que era una forma de decir...


    Al menos hasta donde recordara... las pesadillas no asolaron esta vez, de hecho por primera vez desde Kamakura que no dormía tan bien, por lo que bostecé un momento, procurando no hacer ruido mientras me tallaba un ojo, abriendo el otro para mirar el panorama, ni Benkei ni Rengo estaban presentes pero se escuchaba que estaban haciendo alguna labor en el patio del templo, seguramente era la limpieza o algo, quien sabe, pero lo que me sorprendió fue hallar a Kawa dormida a un lado mío, la miré sorprendido, inclusive pude sentir como mis mejillas se ruborizaron un poco, pero después me tallé el rostro con la misma mano, vamos Kuroki, haces como si en verdad esto insinuara muchas cosas, tal vez.

    Suspiré y cerré los ojos otro momento, con la intención de dormir solo un ratito más, en ese momento recordé algo, por lo que abrí los ojos con calma, pero poco después volví a cerrarlos, intuía que Benkei y Rengo no tardarían en entrar, por la clase de murmuros que estaba escuchando.

    Me pregunto cómo ira todo en Shizuoka...
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]


    Rengo entró al santuario con las mangas de su kimono empapadas por haber sacado las hojas secas de los estanques del templo, se hincó mirando a ambos durmiendo —Qué tranquilos se ven... sería una lástima que ...— exprimió sus mangas sobre Kuroki y Kawa, dejando caer el agua helada en sus rostros —... que alguien los despertara.

    Kawa se levantó de golpe reaccionando tratando de golpear a Rengo quien esquivó riendo —Muy lenta.

    —¡Hey! Traquilos— mencionó Benkei desde el exterior mientras seguía barriendo hojas.

    Gigavehl si también quieres golpear a Rengo tira un dado de 20 en tu post anterior y debe superar su 13
     
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    Estaba reposando cuando escuché cómo Rengo ingresó, diciendo que nos veíamos lindos durmiendo juntos cuando de pronto empezó a soltarnos gotas de agua heladas encima nuestro, eso claro que me tomó de improvisto pero no fue tan grave al ya estar despierto cuando Kawa reaccionó, intentando golpear a Rengo, hasta gemí impresionado.

    —Oh, Kawa, calma, te dije que Rengo era como un perrito, empieza a hacer travesuras—. Dije, riendo por la escena cuando Benkei llamó la atención desde afuera, por lo que ya no había opción y terminé por levantarme, estirándome.
    —Buenos días, ¿descansaron?—. Pregunté con calma sin dejar una sonrisa burlona, caminando. —Hey, Rengo, vuelve a ser mi salvavidas, porfi~—.
    Canturré cuando me lancé encima suyo, a ver si conseguía derribarlo, como cuando en Chiryu terminé cayendo sobre él.
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]


    Rengo esperaba el golpe de queja de Kuroki; pero jamás esperó que se le lanzara encima, por lo que no supo que hacer. Trató de atraparlo pero el peso y la inercia le ganaron, Kuroki cayó encima suyo y este trató de salir de debajo de él —¡Quítate! Estás muy pesado... —dijo tratando de empujarlo sin éxito, Kuroki era más fuerte que él —¿Qué va a opinar Kawa de ti? Mírala ya te está viendo raro

    Kawa los miraba confundida.

    —¡Benkei!— Gritó Rengo —¡Quítamelo de encima!

    Benkei suspiró a lo lejos y siguió barriendo hojas.

    —Kawa, si me lo quitas de encima te regalo mi katana —suplicó a Kawa quien negó al verlos y decidió ignorarlos.

    —¡Traición!— dijo al ver que nadie lo apoyaba, después su sonrisa se borró, para después volver a sonreír casi al instante —Ya sé que tú si me ayudarías... eres el único que siempre lo ha hecho.

     
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    No evité reír al sentir cómo Rengo trataba de liberarse con desespero, como hasta todos le ignoraban y por mi perspectiva no pude ver la confusión de Kawa, por lo que seguí riendo mientras lo sentía sacudirse en ratos.
    —Si después debemos seguir bajando por colinas o algo, vas a tener que aprender a atraparme, eres mi salvavidas Ren—. Carcajee por lo de Kawa, claramente ignorando sus comentarios hasta el último, por lo que le sacudí un poco el cabello.

    —Ya, está bien, quieres tu espacio.—volví a reír mientras me quitaba de encima y le extendí la mano a Rengo para que se levantara, una vez hecho, sacudí mi ropa mientras miraba el panorama.

    —Lo siento, así nos llevamos.—volví a reír para después suspirar y ya comenzar a calmarme.

    —¿Ya desayunaron?—. Pregunté a Rengo sin dejar mi sonrisa calmada de siempre.
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]


    Rengo respiró con fuerza exagerada cuando Kuroki se le quitó de encima —Tendré que hacer ejercicio para poder soportar todo tu peso ¿Me estás diciendo que entrene sólo para aprender a atraparte? —negó mientras volvía a acomodar su cabello el cual Kuroki desordenó— Aprende a caer de pie —dijo para después mirar la reacción de Kawa.

    Kawa afirmó ante el comentario de Kuroki—¿Así son todo el tiempo?—preguntó.

    Rengo la miró, sonrió y afirmó — Es esto o estar llorando.

    Benkei entró al templo con una canasta con arroz recién hervido —El desayuno está listo.

    —Hey Kuro, tú sólo toma té — dijo golpeando su estómago —Estás muy pesado para tu edad.

     
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    —Te dije que es divertido caer encima tuyo, me hiciste descubrir sin querer mi pasatiempo para contigo Ren.—rei solo para seguirlo molestando mientras le veía respirar con exageración. —¿Caer de pie? Ni que fuera gato—. Dije, fingiendo confusión.

    Kawa preguntó si éramos así todo el tiempo, por lo que Rengo me ganó, y yo no tarde en corresponder, riendo.
    —Nos encanta ser así, es como olvidar lo que sucede en realidad por un momento, pequeños momentos de alegría, por absurdo o ridículo que se vea ante los demás—. Comenté con calma. Cuando Benkei ingresó, pero sentí el golpecito de Rengo diciéndome que mejor era que tomara té por lo que reí dándole un golpe en su hombro.
    —Y tu mal atrapador para la edad que tienes, ¡Venga Ren! Apostaría lo que quieras que tenemos casi la misma edad—. Dije animado para mirar el arroz.

    —Yo les sirvo, hay que desayunar... ¿Preparo el té?—. Pregunté a Benkei.
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]


    Rengo soltó una carcajada —¿Tu pasatiempo es caerme encima? Necesitas mas actividades—dijo mientras se sentaba junto a Benkei quien comenzaba a repartir tazones con arroz, pensando el lo poco que sabía del mismo Kuroki, sólo conocía la historia de su madre debido a la katana —¿No tienes hermanos, Kuro?

    —Gracias— mencionó Kawa tomando el tazón mientras hacía una leve reverencia ante Benkei, miró el humeante arroz mientras escuchaba las palabras de Kuroki.

    Benkei sonrió y después asintió hacia Kuroki —Prepara el té, por favor.

    —Yo tengo... diecisiete otoños— dijo recordando mientras tomaba su tazón para después mirar a Kawa —¿Tú cuántos tienes, Kawa?

    Kawa levantó la mirada y se quedó pensando —Dieciséis inviernos —mencionó sin mucha emoción

    —Benkei...— dijo Rengo sonriendo —... amigo, yo creo que has vivido lo que una vieja tortuga.

    —Cuarenta y tres veranos, no me duele decirlo; los he vivido como debe hacerse— mencionó entregando el último tazón a Kuroki.

     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Kuroki
    • Rengo
    • Kawa

    Ha salido: Rengo

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    Me encogí de hombros después de que Rengo riera y me preguntara que necesitaba más actividades.
    —Yo te advertí que te quitaras, eso ya no recae en mí—. Seguí molestándolo con mi sonrisa burlona para cuando la pregunta de Rengo de que si tenía hermanos me hizo ensimismarme un instante en mis pensamientos, inclusive hasta me sacó por un momento de mi alegría.

    Sin embargo, al mirar a Benkei salí de mis pensamientos y sonreí, asintiendo para ponerme a ello, después de que todos ya se estaban acomodando, yo ya estaba teniendo todo preparado, Rengo se quedó reflexivo y dijo tener diecisiete otoños, Kawa sin mucha emoción dijo tener dieciseis inviernos y Benkei cuarenta y tres veranos, bueno, sin dudas me sorprendía un poco por la edad de todos, aunque más de Benkei, juraba que se veía mayor.

    En ese momento el té estaba hecho y ya estaba repartiendo el mismo cuando me extendieron mi tazón y yo ya tenía mis recipientes para inclinarme un momento hacia los presentes.
    —Muchas gracias, señor Benkei—. Dije para después sentarme y ponerme a comer—, y tengo catorce inviernos. Vaya que yo si lo tengo memorizado.—reí aunque lo cierto es que la razón de aquello no era precisamente agradable que digamos.

    —Sobre si tengo hermanos, la verdad es que no Ren, no tengo, siempre fuí hijo único. Aunque admito que siempre me habría gustado tener uno, o una. Como te dije ayer mismo, tuve momentos en mi vida que me habría gustado tener compañía, así como yo habría querido ser esa compañia que ansiabas hace tiempo—. Dije con honestidad, mientras seguía comiendo, miré hacia el tazón de arroz por un rato y después suspiré, bueno, me sentía a gusto... ¿no? Estaba por dirigirme a Shizuoka y nada me iba a garantizar que saliera con vida de ahí, inclusive hablando figurativamente, por lo que di otro bocado más antes de hablar.


    —Seré honesto, desde hace mucho que he querido relatar algo más de mí que solo mi típica actitud de siempre, que solamente decir que me gusta ser como soy y que tuve una vida tranquila, porque lo cierto es que no es así, no del todo—. Dije, para alzar la mirada hacia los presentes con calma, sentía que si no aprovechaba, tal vez nunca más podría tener la oportunidad de expresarme.
    —¿Alguna vez escucharon de un Clan Fusatada? Si no lo hicieron, teníamos fama de ser bastante pacíficos y tranquilos, aunque mas bien éramos neutros, pues pagabamos con la misma moneda a la gente que pasaba por nuestro hogar, si eras amable, te recibíamos con los brazos abiertos, si eras hostil, podríamos sacarte a patadas.—reí un poco al imaginarme el viejo contexto con el que veía las cosas cuando era más pequeño.
    >>No éramos un clan enorme, pero tampoco eramos pocos, mas bien estaban los que se necesitaban, todos teníamos labores en específico a seguir, todos vivíamos como podíamos, en armonía y en paz, la verdad es que las familias no poseían muchos hijos, ver a una con tres hijos de un mismo matrimonio era inusual, así que con eso en mente, sabía que no tenía hermano alguno, tampoco hice a un amigo tal cual, creo que me veían raro por la tremenda curiosidad del que nací, a la mínima que algo me llama la atención, decido seguirlo y averiguar qué sucede, mi madre fue la que me quiso cambiar esa perspectiva, mas bien de que no llegara al extremo de que, tan pronto algo me llamara la atención, fuese a investigar sin pensarlo dos veces, yo mismo sabía el peligro pero... no sé, es como si sintiera que se me arrancaría algo importante de mí si cedía—. Continué, por lo que comí otro poco del arroz para dejarlo un momento y acto seguido tomé el recipiente del té.
    >>La verdad es que más allá de eso, por lo mismo de que al ser un pueblo, todos nos conocíamos, cada quién vivía a su manera de cierta forma, así que mis padres eran toda la gente, ese pueblo era mi mundo, el único lugar seguro con el que podía encontrarme en paz, si bien es cierto que mi padre me entrenó en ser un espadachin, fue nuestro líder quien me entrenó... él fue el que me enseñó a ser sigiloso, a escalar las superficies, a nadar en ríos... técnicamente fue él quien me enseñó a explotar la agilidad que poseía, siempre fui un chico muy enérgico, hiperactivo inclusive, y mi maestro supo canalizarlo...—. Dije para dar un sorbo, inclusive sonreí a nadie en específico, genuinamente estaba en esos días por esos instantes que les estaba relatando esto.

    —Rengo ya conoce esta parte, pero esta katana, me la regaló mi madre el día que mi maestro me declaró como todo un espadachin hecho y derecho, era un regalo que ella ya llevaba preparando desde hacía tiempo, pero el día en que me gradué también fue el día en que cayó enferma, ahhh... nunca supimos de qué fue la enfermedad. Solo sabíamos que de un momento a otro, estaba perdiendo fuerzas con lentitud—. Dije, mientras expresaba tristeza en mi rostro.
    >>No hubo manera de poder curarla o salvarla, lo que fuera, en algún momento durmió con calma, pero ya no despertaba, y así siguió hasta que nos dimos cuenta que su corazón ya no latía... la katana que ella me regaló, así como el hecho de ser perseverante fue lo que más se fundió de ella en mí, ella fue la que me enseñó a no darme por vencido nunca, que todo es posible, pero también que todo llegaría en su debido momento. Claro que su, ciertamente repentina partida me dejó bastante deprimido, pero lo fui superando como podía, aunque confieso que a veces recordarla hace que vuelva a sentir una punzada en el corazón—. Añadí para dar otro sorbo al té y después dejé el recipiente a un lado mío.
    >>Aún así seguimos adelante, yo le había dedicado un gran peso simbólico a mi katana, el cual hasta apenas decidí llamarla Nozomu... "Esperanza" para ser específicos. Una... amiga, me lo recomendó.—sonreí sin darme cuenta que ya un par de lágrimas se me habían escapado desde hacía unos instantes, no evité recordar a Masuyo y el nombre que me propuso en Kamakura... aquél día se veía tan lejano ya, ¿cómo se encontraría?
    >>A mi padre y yo siempre nos gustaba dar exploraciones en los alrededores de nuestro pueblo, a caballo, era hasta una tradición, nos lo pasabamos genial cazando animales o simplemente explorando, mi yo de hace inviernos le encantaba indagar y jugar con todo, ¿saben? Genuinamente era feliz, en verdad era alguien que gozaba de pasar el tiempo con su familia, y vaya que disfrutaba cada momento, pero desde la partida de mamá lo cierto es que ya nada era igual, siempre se sentía un vacío, siempre había esa sensación de que algo faltaba y yo luchaba por ignorarlo, pues sabía que era por ella... Supongo que, aunque me duela admitirlo, me había marcado verla partir en un eterno sueño del que, yo creía solo sería una noche más en la que quedaría dormida y a la mañana siguiente despertaría, supongo que siento un poco cruel el cómo la vida había decidido su destino, no lo sé. Pero el punto es que si bien la relación con mi padre nunca mermó, el ambiente desolador nos estaba acompañando, y era inevitable sentirlo—. Expresé, en ese momento, tuve la intención de tomar mi arroz y seguir comiendo, pero simplemente no pude.

    —Cuando ya estábamos recuperándonos, pasado los años, había acontecido... una gran tragedia...—. Añadí, el dolor y el rencor no había tardado en aparecer en mi rostro, completamente ensimismado en el recuerdo, incapaz de ver a alguien.


    —Una noche, las campanas de nuestro pueblo empezaron a resonar, y es que era una alarma, una invasión estaba aconteciendo... ya habíamos tenido un ataque antes, de hecho, eran unos simples bandidos, yo había presenciado ese combate sin querer, y fue ese suceso el que despertó en mi un fuerte deseo de convertirme en un guerrero, para defender a los que amo, a mi hogar... a mi familia. Aunque cuando había llegado mi turno, años después y regresando a esta noche que les cuento, había sido con los peores enemigos que pudieron haber llegado... Taira—. Dije con deje de odio en ese nombre.
    Cerré los ojos, reviviendo con pesar y todo lujo de detalles la noche que marcó permanentemente mi forma de ser.

    >>Aquella maldita bandera se había presentado, y una gran horda de hombres y mujeres, varios con armadura habían llegado con la intención de arrasar nuestro clan y nuestro hogar, por supuesto que los Fusatada se negaron y decidieron oponerse a la invasión, es como ahora sí había llegado mi turno... tenía que pelear por mi hogar—. Dije, mientras gemía por un instante de dolor, sonriendo con ironía y tristeza.
    >>Pero tuve miedo... tuve tanto miedo, que lo único que conseguí hacer fue... nada...

    Temblé por un momento al revivir todo eso.
    —Aún si conseguían dañarme o aún si mi padre u otros miembros del clan llegaban a salvarme o distraer al enemigo, solo podía quedarme a mirar, incapaz de reaccionar, ver la masacre en carne propia de mi familia, de mi hogar, ver cómo con toda la saña y dolo posible atacaban a los míos había sido demasiado para mí... pese que eso había sido un tanto reciente al día de hoy, lo cierto es que aún me cuesta superarlo, el olor al acero de la sangre, los miembros siendo cortados como si nada, los gritos, el fuego... todo, era demasiado. Lo máximo que había visto fueron esos bandidos y ni de broma habían conseguido pisar la aldea, éramos un clan fuerte, pero los Taira eran multitud, cada quien peleaba contra cinco Taira como mínimo, fue una completa masacre y yo solo me quedaba viendolo todo, quería luchar... ¡vaya que quería hacerlo! P-Pero nunca pude... hacer... nada...

    Me rompí por un momento, hasta mis manos empezaban a helarse, solté una gota de sudor en frío solo por revivir esa noche, una completa tragedia...
    —En algún momento por fin reaccioné, como quien despierta de un mal sueño para entrar en otro, pero por lo menos para mirar alrededor y empezar a correr, alguien me vió y alertó a los Taira, pero gracias al entrenamiento de mi maestro, había conseguido fugarme de ellos... el sigilo y mis dotes de escalar me habían salvado la vida, puede que dejara a mi clan morir... mi hogar atrás... Puede que ni siquiera me hubiese atrevido a tocar el mango de mi espada, pero genuinamente, verme ahí, sin hacer nada, solo contemplar la brutal masacre y el hecho de sentir cómo pude haber salvado vidas y yo nunca poder moverme a hacer nada, me hizo nacer un sentimiento de impotencia horrible, de inutilidad brutal... A-Aún a día de hoy, sentir siquiera una pizca de ambos por aunque sea un instante, me rompe, me rompe como no se hacen a la idea—. Dije con voz trémula, mientras seguía llorando por instantes, por lo que me recargué con un codo sobre mi pierna derecha para con mi palma extendida taparme medio rostro con él.
    >>Me había capacitado... me había entrenado arduamente, me había estado preparando para que a la hora de la verdad, huyera como vil cobarde, huyera sin haber confrontado a nadie. Tal vez me exigo demasiado, tal vez a veces de forma enfermiza y obsesiva... tal vez a veces quiero ser perfecto, pero es que fracasar en algo, o siquiera pensar que estoy fracasando, es un verdadero martirio para mí, porque me transportan segundo a segundo el cómo, en una sola noche, así como pasó con mi madre... mi vida volvería a cambiar con brutalidad—. Dije, abriendo como pude el ojo izquierdo que era el que estaba libre, incapaz de ver a alguien aún.
    >>Simplemente no me puedo permitir fallar, no me puedo permitir errores, porque la impotencia viene, y de ellas ese olor tan fuerte al acero, que nunca podré olvidar. Ver mi hogar desolado, en cenizas, miembros desperdigados, cadáveres... todo... era increíble, cómo todo había vuelto a cambiar por culpa de ese clan, por creerse los superiores, por demostrar cosas tan horribles.—apreté mis puños, con gran fuerza. —Desde entonces anhelé poder, anhelé fuerza, lo que fuera para vengar a mi familia, a la que si bien con muchos no llegué a interactuar, no dejaba de quererlos como tal... esa era la magia de los Fusatada... magia que ahora ya no existe, no me atreví a ver siquiera quienes habían muerto, temía ver a mi padre, temía ver a mi maestro o a cualquier otro. Aunque irónicamente deseaba mas que nada ver a mi padre con vida, como fuese, al menos para darme su último aliento.—quité mi mano, para tener una mirada llena de desolación, con algunas lágrimas correr.

    —Los Taira me habían arrebatado mi hogar, me habían arrebatado mi vida, mi mundo... mi inocencia. Me lo habían quitado todo en una sola noche, y enterarme que no era el único afectado, me hizo nacer en mí la determinación de que no permitiría que nadie sufriera lo mismo que yo pasé, por eso, es que decidí buscar a los Minamoto, por eso es que me determiné a no dejar a nadie en la estacada, me determiné a ver que si alguien sufría, iría a ayudarlo en la medida de lo posible, porque no era justo, uno intentando ser feliz, vivir pacíficamente... y de pronto por la ambición de otros te arrebataban todo, era cruel...—. Dije con presión, para mirar por fin a Rengo y a Kawa.
    >>Por eso es que ver a gente tan triste, tan cerrada y con dolor, hace que inevitablemente quiera acercarme, porque yo sé lo que es ese dolor, pueda que jamás haya tenido a maltratadores, puede que no tuviera una vida tan extrema y oscura, puede que jamás haya tenido un entrenamiento de vida o muerte. Pero créanme... vivir en la absoluta paz y pureza, en la absoluta armonía y benevolencia a caer en una masacre total solo porque sí... es... cruel, demasiado cruel. Es como arrastrarte de una nube de inocencia a azotarte con toda la saña del mundo hasta el suelo, un suelo enlodado que te obliga a verlo todo, sin que puedas hacer nada... ese Kuroki... nunca más podría volver ya—. Dije realmente desolado, bajando por completo la mirada.
    >>Involucrar a otros en mis luchas me hace rememorar esa noche, porque mi padre casi muere por protegerme, y sentía que aunque sea pude haberle ayudado a escapar conmigo si hubiera luchado, pero no pude. Ver a otros involucrados en mis asuntos y poniendolos en severo riesgo, hace que genuinamente sienta que es mi culpa, me hace sentir que no soy capaz de protegerlos... porque se supone que yo ya no cometería el mismo error. Si veo que alguien aleja a otro, me hace comprender las razones, pero si algo aprendí, es que una persona, dejarlo cargar con todo él solo, era un horrible error, porque una infinidad de posibilidades se presentaban... y créanme, ninguna, absolutamente ninguna es positiva—. Dije con pesar, suspirando como podía para limpiarme las lágrimas.

    —No soy un ser alegre, no soy inocente y mucho menos alguien a quien se le puede subestimar. Este soy yo, alguien quien aún no supera la masacre de su clan entero, alguien quien realmente se siente culpable todo el tiempo, alguien que quiere ser perfeccionista porque... conoce que un mínimo error, podría acarrear severas consecuencias—. Añadí, para mirar a los presentes, con gran pesar. —Este soy yo, Kuroki Fusatada, uno de los últimos sobrevivientes del Clan Fusatada a manos del Clan Taira. Alguien quien puede sentir la carga del clan entero a sus espaldas, alguien a quién le quitaron todo de un momento a otro... y no quiere permitir que nadie más sufra, porque conoce bien ese dolor, por distinto que sea. Este soy yo en realidad... un niño que no deja de estar triste—. Finalicé, bajando un momento la mirada ante aquél último diálogo, para volverme a limpiar las lágrimas, por eso es que odiaba sincerarme, odiaba ser fácilmente engañado y atrapado, odiaba que todo me saliera tan mal... Chiryu me había hecho un daño brutal del que no tenía idea, pero apenas había logrado discimularlo, aunque al final de cuentas, no dejaba de sentirme tan patético y débil a pesar de todo. Kyogi me había devuelto a esa cruda noche, Natsu empeoraba esa sensación, y hasta Kenzaburo hizo lo suyo... Misato... hasta Rengo. Todos, me habían hecho sentir mucho peor de lo que pensaban, ¿pero cómo culparlos? Habían sido errores míos después de todo... ¿no?

    Solté un gran y pesado suspiro, si por algo casi nadie conocía de mí, era precisamente por esto, porque era una historia demasiado cruda y difícil de relatar para mí... la masacre fue la mayor tragedia, el trauma de por vida, la impotencia definitiva, pero el rasgo como la katana de mi madre o hasta llegar a ser hipócrita para que nadie se pusiera a indagar en la verdad de mi pasado, creo que terminaba de rematar lo triste que era mi vida, pese a las alegrías que había tenido en casi toda mi corta vida... nada ni nadie me iba a devolver a esos días... jamás...
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]


    Cuando Kuroki mencionó su edad, Rengo no pudo contener el asombro, pues él a pesar de ser mayor, no lo superaba demasiado en altura ni en peso. Pero después esas preguntas banales se difuminaron con el inicio de la historia de Kuroki.

    "Pero tuve miedo... tuve tanto miedo, que lo único que conseguí hacer fue... nada..."

    Esas palabras calaron tanto en Rengo como en Kawa, que simultáneamente desviaron su atenta mirada hacia el tazón de arroz, pues nadie podía mantener una mirada ante Kuroki con esas palabras, sólo Benkei seguía mirándolo con una expresión sombría.

    "... me había estado preparando para que a la hora de la verdad, huyera como vil cobarde..."

    Kawa y Rengo volvieron a levantar la mirada, preocupados. Benkei afirmó.

    "Los Taira me habían arrebatado mi hogar, me habían arrebatado mi vida, mi mundo... mi inocencia"

    Kawa sintió un nudo en su estómago, pues ella se sentía igual con respecto a los Taira.

    " y de pronto por la ambición de otros te arrebataban todo, era cruel..."

    Rengo y Kawa sostuvieron la mirada de Kuroki, sintiendo la fuerza de sus palabras. Al terminar, Rengo ya estaba llorando mientras Kawa apretaba sus puños sobre sus piernas conteniendo el llanto.

    —Yo sé lo que es huir, lo he hecho toda mi vida —mencionó Rengo con la mirada al piso —Tú no fuiste un cobarde, Kuro; sólo no estabas listo —se señaló —Yo en cambio...— dijo sin completar la oración, no debía hacerlo.

    —Al menos saben quienes son, yo no tengo idea de quien soy o como debo ser de ahora en adelante —miró a Kuroki — con sus historias ahora conozco su dolor y me siento responsable —mencionó Kawa —He estado con los Taira toda mi vida, y los he ayudado a realizar atrocidades, incluso traté de matarlos, no merezco compartir el mismo espacio con ustedes.



    Benkei se hincó frente a los tres, niños aun. —Escuchen bien —mencionó Benkei con firmeza —¿Acaso quieren que sus enemigos ganen? —negó —Lo dudo, porque en cada uno puedo ver esa energía de querer vivir, están aquí ahora, son sobrevivientes que están en búsqueda de algo— miró a Kawa —Encontrarse a sí mismos — miró a Rengo —Seguir el camino del Sabio —miró a Kuroki —Ayudar a los demás— suspiró y cerró los ojos —No podrán hacerlo —dijo de manera tan tajante que hizo que Kawa mordiera su dedo índice, mientras que Rengo lo miraba confundido.

    —¿Saben por qué?—preguntó volviendo a abrir los ojos mirando a cada uno esperando réplica, sin oír alguna continuó —Porque sus enemigos ya han ganado sobre ustedes, basta con mirarlos para saber que están derrotados.

    —No estás ayudando Benkei —mencionó Rengo cruzándose de brazos.

    —No puedo ayudarlos si ustedes no quieren ser levantados. Lo que los ha derrotado no es su dolor, es la culpa —miró a Kuroki —Cargas con la culpa de algo imposible de remediar. ¿En verdad crees que los tuyos te culpan por estar vivo en este momento? —miró a Rengo — Te culpas por estar vivo, diciendo que todo estaría mejor contigo muerto—miró a Kawa —Te culpas simplemente por seguir órdenes para mantenerte con vida —mencionó con lo poco que sabía de Kawa —Vean que afortunados son en este momento, así como lo fui yo cuando escuché la voz de un hombre que rezaba ante Buda. Sólo una persona que ha sentido la máxima desesperación es capaz de sentir la máxima felicidad. Es necesario haber deseado morir para saber lo bueno que es vivir.

    Las lágrimas empezaron a escurrir del rostro de Rengo nuevamente. Kawa esta vez no soportó y se unió al llanto.

    —No contengan su dolor, no busquen una eterna felicidad; la vida no es así siempre, ya lo han vivido, no pueden escapar del dolor, el dolor está allí y los seguirá; aun así, del otro lado hay felicidad. Cada mañana nacemos de nuevo. Lo que hacemos hoy es lo que mas importa, una frase muy poderosa de Buda —dijo Benkei, mientras Kuroki recordaba que esa era una frase que constantemente repetía Takeda.

    —El dolor es necesario; pero deben alejar su espíritu de la culpa— mencionó Benkei —Sean capaces de sobrepasar la culpa; esta está vestida de mariposa roja. Pues el que mata o tortura sólo conoce una sombra en su victoria: no puede sentirse inocente. Necesita, pues, crear la culpabilidad en la víctima. Los Taira hicieron esto en ustedes. Y sólo ustedes pueden determinar si se quitarán la cuerda que los ata a ellos.

    Benkei se acercó a Kawa primero, colocando su mano en su cabeza con delicadeza —Sin la culpa, podrás encontrarte a ti misma —se acercó después a Rengo a quien enderezó —Sin la culpa, dejarás de sentirte como una carga para los que te rodean —por último se acercó a Kuroki y lo tomó de los hombros —Sin la culpa, dejarás de sobre exigirte llevándote a tu auto destrucción — se alejó y miró hacia el jardín, contemplando la armonía de la naturaleza.

    —No podemos ser perfectos —sonrió —Si lo fuésemos, seríamos Buda.

     
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    Kuroki Fusatada

    Mi historia, o al menos buena parte de ella, había conmovido profundamente a Rengo y a Kawa, Benkei era el que permanecía atento pero también manteniendo un respetuoso silencio, escuchando cada una de mis palabras, hasta que en determinado momento había finalizado, la verdad es que, honestamente, creí que esto sería una historia rayando en algo casual, tal vez, para compararlo con la vida de otros a los que estoy seguro que no conozco o hasta ni conoceré. Sin embargo, ver las expresiones de Rengo y de Kawa ciertamente me habían marcado... demasiado, en realidad, aunque en el fondo agradecía que Benkei se mostrara neutro, pues quería decir que tenía algo para decir, y estaba dispuesto a escuchar.

    Rengo habló, diciendo que no era mi culpa, que simplemente no estaba preparado, se interrumpió y la siguiente fue Kawa, diciendo que toda su vida había estado al servicio de los Taira, que les había ayudado a hacer atrocidades y no se sentía digna de estar aquí, con nosotros, no solo porque se sentía perdida, si no hasta por el hecho de haber intentado asesinarnos.

    Negué ante eso, estaba por hablar pero Benkei se adelantó, y no evité verlo para escucharlo con atención, como hace cuatro soles.
    Empezó diciendo que podía ver en nosotros unos fuertes deseos de querer vivir, deseos de no ser derrotados, cuando en realidad ya lo estábamos y solo era cuestión de vernos... bueno, sí, no evité verlo preocupado y confundido, quiero decir, puede que haya demostrado mi fuerza, puede que el hecho de seguir con vida ahora haya demostrado muchas otras cosas, pero es que la duda y el trauma siempre volvían... mi exigencia tan obsesiva era lo que me mataba, hasta que Benkei continuó hablando.

    "Sólo una persona que ha sentido la máxima desesperación es capaz de sentir la máxima felicidad. Es necesario haber deseado morir para saber lo bueno que es vivir."

    Esa frase había calado tanto en mí que también me hizo llorar en silencio con cierta fuerza, y es que era cierto... la masacre del Clan Fusatada, haber quedado días en la intemperie, sólo... Haberme visto tan presionado por Itami, o Kato, cuando en Kamakura intenté detener a Takeda cuando se fue a luchar contra este y verlo derrotado en dos simples ataques, cuando en Chiryu estaba por morir en dos ocasiones, uno siendo el combate contra Kawa y el segundo con el espíritu de Hana, o poco después cuando en Tsu, Itami había vuelto a paracer, Kyogi nos había alcanzado y yo me sentí auténticamente perdido, cargando la promesa de Itami, de Kenzaburo, sentir la decepción de Misato, siquiera pensar que me tomaran como traidor, no tener guía y ser de pronto el líder del viaje, haberme encontrado con Shiryu aquí mismo en Nagoya, ver desolado a Rengo por la muerte de Natsu, el shock de haberme enterado de lo que hizo o de cómo hasta apenas el día pasado Kyogi nos había dado alcance...
    Todo eso, me hizo sentir una desesperación absoluta, el desahogo que terminé por expresar sobre Rengo lo había demostrado completamente, el alivio, el hecho de pensar que seguiría con vida, pensar que habia ganado temporalmente como en Chiryu o definitivamente como ayer... sin dudas me hizo llegar a un auténtico punto de quiebre, porque sí... sentí el agobio absoluto, al punto de inclusive, llegar a pedir con desespero si podía obtener algo fuera de mi poder de parte de Shiryu para poder confrontar esto... lo que fuese.

    Ver a mi hogar arrasado y estos últimos días haberme visto tan fatal... al punto de llegar a darme por vencido en momentos... sí, tenía toda la razón... ¿es por eso acaso que logré levantarme cada vez con mayor determinación? ¿Es por eso que inclusive ataqué a Kato con la intención de ver qué descubría de él? ¿De haberme decidido a no ser un cobarde para confrontar a Kenzaburo y a Misato? ¿La razón por la que inclusive dejé a los Minamoto por seguir a Rengo? ¿Haber llegado a estabilizar la situación aquí en Nagoya..? ¿Podría ser? ¿Es acaso esto... mi verdadera fuerza?
    Solo con pensarlo me abrumaba pero a la vez sentía que por fin entendía algo tan crucial, tan importante, y las próximas palabras de Benkei, tan cargadas de sabiduría...

    "Cada mañana nacemos de nuevo. Lo que hacemos hoy es lo que mas importa, una frase muy poderosa de Buda"

    No pude evitar recordar a Takeda... y era cierto, inclusive Takano era así... él no pedía errores, sí, era normal cometerlos, pero si se hablaba con él era para presentar soluciones, no disculpas, lo hecho, hecho estaba y punto. Lo que yo aún no lograba ver era el cómo verídicamente el ayer no importaba si no el ahora, y es que ahora lo captaba al fin, las acciones no se podían revertir, ni las malas ni las buenas inclusive. Se tenía que afrontar las consecuencias y actuar, se tenía que aceptar la realidad y hacer lo máximo el día de hoy, sí, ayer hubieron oportunidades, pero si hoy se repetía, entonces era ahora más que nunca cuando se tenía que intentar de nuevo...

    "El dolor es necesario; pero deben alejar su espíritu de la culpa"

    Haber sufrido para decidir si uno quería levantarse y dar una mejor pelea... y era verdad, así era yo, pero también era verdad que si yo no me determinaba a dejar de sentirme culpable por algo claramente fuera de mi alcance, no conseguiría nada... No soy perfecto, no podía abarcarlo todo. Estaba bien sufrir, pero ocasionarnos daño por acciones del pasado que nuestros enemigos nos provocaron son los factores que ahora nos tenían derribados, y eso, solo era algo que nosotros podíamos cambiar si en verdad lo deseabamos... inclusive recordé a Obata, cuando en Iga nos dijo que hasta que no fuésemos el sable mismo, que no tuviesemos dudas, no podríamos ser capaces de ser unos auténticos Ninjas... no podríamos "ser el sable" que hasta si no mal recordaba, era hasta algo que el propio Kato decía.

    En ese momento, Benkei se levantó para habalrle a cada uno, diciendo justo lo que cada uno buscaba... le miré aún en shock por lo que decía y por lo que veía, para después verlo alejarse hacia la salida, diciendo que si en verdad fuésemos perfectos, seríamos Buda... y por primera vez en mi vida, creo que al fin lo entendía.
    —Recuerdo haber dicho porqué en algún momento mi maestro había fallado, pero creo que a pesar de todo, aún no comprendía muchas cosas, pero ahora lo entiendo... No es que me falte habilidad o talento, puede que sí me falte experiencia, tenacidad... pero eso no implica que sea débil, y ahora lo entiendo, la duda de uno mismo es lo peor que le puede pasar a uno—. Dije, para mirar mis manos.
    >>El dolor y odio que había sufrido aquella noche había sido descomunal, y me culpé eternamente por no haber podido hacer nada, pero Rengo tiene razón, no estaba listo, no soy un cobarde, simplemente lo que hicieron fue con toda la intención para salir invictos... y lo mejor que podía hacer, era escapar, para mantener la memoria de mi clan con vida.—sonreí triste, soltando un par de lágrimas.
    >>Aún tenía mucho que aprender, la vida me había impuesto una gran prueba no de pelea, si no de fortaleza, si era capaz de soportarlo... entonces era digno de dar la batalla de mi vida por los míos, por mi propósito, aceptar mis limitaciones y no exigirme hacerlo todo a la perfección, sí, se puede mejorar, pero nunca ser perfecto, y ese debería ser el primer paso a tomar en cuenta cuando se quiere conseguir mejorar en algo, no es solamente entrenar, es descubrirse, aprender de los errores de uno... así como de sus virtudes—. Añadí, cerrando mis puños con fuerza, no era frustración o algo, eran hasta ciertamente gestos inconscientes por lo que decía.

    —La felicidad es la recompensa por nuestra lucha, por aceptarnos, por aprender de nuestros errores, por conocer lo que sabemos hacer y porque... por fin, estamos evolucionando como personas—. Dije, para elevar mi vista hacia Rengo y Kawa.
    >>Hemos sufrido demasiado... y como dice Benkei, a pesar de todo, ¡estamos con vida! Suerte o no, eso no implica que nosotros no hayamos hecho algo al respecto, Rengo tomó la decisión de huir de su hogar para cumplir lo que en ese momento creía que era su destino, bueno o malo, no dejaba de ser algo que hizo por cuenta propia, no dejaba de ser un acto con el que empezaba a crecer como persona, a atreverse a salir de su propia cárcel, Kawa, tú misma desde siempre quisiste escapar de los Taira, y pese a verte sometida por Kyogi... me escuchaste, me escuchaste cuando yo mismo te pedí que pararas, que no teníamos que pelear y te atreviste a tomar un camino distinto, revelándome que tenías un pacto, las palabras que me dedicaste fueron el factor para que entendiera muchas cosas, así como yo, que aún pese al dolor, martirio y agobio que me hizo pasar Kyogi, no implicó que me derrotara, al contrario, cada vez que tropezaba y caía, por mi gente es como decidí levantarme una vez más a intentarlo de nuevo, porque esa es mi virtud, la determinación, la perseverancia... la Esperanza.—lloré realmente emotivo, al menos yo ya lo estaba entendiendo y hasta comenzaba a ver algo estúpido el martirio al que yo mismo me sometía.
    >>Tomar caminos alternos, por mucho que esté fuera del control de uno o atreverse a algo distinto no era de gente estúpida o precipitada, son pruebas que al final la vida te presenta y depende de uno mismo confrontarlas y superarlas, por lo que servirá para crecer... para madurar... Para ser nosotros los dueños de nuestro destino, y ser por fin el día que decir eso, tenga completa validez y peso, y no sean palabras de las que aún se tengan dudas—. Dije, esta vez decidido.

    —Ya nos han derrotado, humillado y torturado. Pero aún a pesar de todo, seguimos aquí... con vida...—sonreí, hacia ambos, era una sonrisa cálida y radiante pese a estar llorando. —Juntos...
    >>¿Qué importa si nos intentamos alejar, si tuvimos dudas morales o si se intentó matar? Ahora estamos aquí, compartiendo nuestro dolor, y no debería ser excusa para seguir sufriendo, al contrario, debe servir para aprender, para crecer... para unirnos, y determinarnos aún más a que nada ni nadie debe doblegarnos, pues ahora que conocemos lo que es el dolor, es cuando verídicamente podremos unirnos... y ayudar—. Finalice, mirando con decisión a ambos, por los dioses. ¿Cómo había sido tan ciego? Ahora comprendía tanto, y es que siempre habían tenido la razón... De nada sirve doblegarse y llorar si se quería ser lo más perfeccionista posible, la duda carcomía y mataba a uno lentamente, pero cuando se conseguía disipar las dudas, hasta pareciese que todo, de alguna manera... es más fácil y posible.

    No era un tema que se solventara fácil al final, pero eso no implicaba que se podía mejorar, y por mi parte, por fin lo estaba entendiendo...
    —Benkei...—le llamé, sin dejar de soltar lágrimas pero de cualquier manera, le dediqué una sonrisa realmente agradecida. —Gracias
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]




    Kuroki había llegado a entender su pasado, el cómo lo afectaba y el cómo debía superarlo, un proceso que había estado suprimiendo sin siquiera darse cuenta, sus emociones desbordaron haciendo que Rengo se uniera al llanto, Kawa tampoco tardó en hacerlo. Benkei esperaba mientras Kuroki hablaba con fuerza, no por volumen sino por significado.

    Benkei se giró a escuchar esas últimas palabras de Kuroki; sonrió y colocó su mano en su cabeza, de la misma manera que había hecho con Kibo cuando se presentó. Era una palma tibia, y en ella se sentía su fuerza.

    —Son artistas de la vida —mencionó relajado —Expresan lo que son —dijo para los presentes —sin conformidad, con motivación. Se conducta es como el viento que sopla dónde él quiere. No tienen un yo encasillado, no están limitados ni restringidos de alguna forma. Han salido de su prisión. Son libres de ahora en adelante. Recuerden bien: con una persona que es dueña de sí misma dondequiera que se encuentre se comporta con fidelidad a sí mismo.

    Benkei suspiró —Ahora que son libres, deben decidir que camino tomar, qué es lo que harán de ahora en adelante— hizo una reverencia —Pero siempre que tengan miedo, estén inseguros, o busquen un sitio dónde poder meditar —se irguió— estaré aquí para ayudarlos. Podré instruirlos en el verdadero zen.

    —Yo deseo eso—mencionó Kawa —Yo... —miró a Kuroki —... quiero quedarme con Benkei y estudiar a su lado.

    —No podemos quedarnos por más que lo queramos, debemos dirigirnos a Shizuoka —mencionó Rengo.

    —Ese es el camino que han elegido ustedes —dijo con una reverencia hacia Rengo —Yo... aun no estoy lista para encarar a los Minamoto.

    —Kuro... dile algo —mencionó Rengo señalando a Kawa

    —Prometo que me reuniré con ustedes nuevamente; necesito a un maestro en estos momentos que me ayude a limpiar mis pensamientos y a concentrar mis habilidades en fuerza útil —miró a Rengo —Nosotros tenemos un canal de comunicación, podremos seguir dando avances de nuestros movimientos

    —Eso es cierto, hacía lo mismo con Natsu —mencionó Rengo bajando la mirada, para después tallarse los ojos y volver a mirarla —Entonces, Kawa; tendré que permitirte la posibilidad de lastimarme, así como también se lo permito a Kuroki, e incluso a Benkei. Y eso, es sólo algo que sólo le había permitido a Mara y Natsu.

    —Estoy agradecida; puedes contar en que no haré nada para hacerte cambiar de parecer —mencionó Kawa mientras Benkei los miraba confundido por la selección de palabras.

    —¿Podrían explicarse mejor? —preguntó Benkei.

    —Está diciendo que deposita su confianza en mi, Benkei sensei —mencionó Kawa adjudicándose ser su pupila, sin posibilidad a réplica de su ahora maestro — la confianza es permitirle a alguien la posibilidad de lastimarte.

    —¿Y seguramente piensan el por qué le permitirías eso a alguien?— mencionó Rengo sonriendo — Lo haces porque estás completamente seguro de que esa persona jamás te lastimaría, a pesar de tener esa posibilidad latente —miró a Kuroki —¿No es así Kuro?

     
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    Por fin podía decirlo... estaba seguro de mis palabras y por primera vez no tenía dudas o no tenía la típica sensación de dejarme algo a medias, captar por completo el mensaje en el momento perfecto había servido mucho, solo era cuestión de ver los rostros de Rengo y de Kawa.

    Benkei me miró y me sonrió, por lo que volvió a hablar, hasta me dedicó el mismo gesto para con Kibo, por lo que no evité reír un instante por lo bajo al no poder evitar recordar ese momento, pronto, empezó a hablar que éramos almas libres, que no teníamos restricciones y eso, en esencia, nos permitía movernos como queríamos y hasta con auténtica fidelidad de uno mismo.
    Sin en cambio, hacer eso también conllevaba a una importante responsabilidad, y era el elegir el camino a tomar, el próximo paso, pero me sorprendió escuchar el cómo Benkei mencionaba que nos podría enseñar el verdadero Zen. Eso genuinamente me tomó por improvisto, y sin dudas, era un tema del que de por sí también quería aprender, desde el inicio, inclusive.

    Kawa no titubeó ningún instante en tomar ese curso, y yo se lo respeté, si ella deseaba conocerse, por como veía las cosas, tenía sentido si deseaba fervientemente quedarse con Benkei a estudiar. Era cierto que no podíamos quedarnos, tenía un compromiso por la katana de Yuzuki, miré hacia Rengo cuando me habló así como a Kawa cuando hablaron, esta vez expresé calma, poniendo atención a sus palabras, ya habiendo relajado mi silencioso llanto y estaba evaluando la situación, Kawa juró volver con nosotros, ya que deseaba primero limpiar cualquier atisbo de duda y contradicción que existiese en ella, y lo entendí, pues habían miembros del clan que perfectamente me podrían tener horas interrogándome sea tensos o preocupados, o ambos por conocer lo que sucedió conmigo y con Rengo. En realidad esto lo veía beneficioso, pues me daba tiempo a explicar todo con mayor calma, no tendría que preocuparme si veían con desconfianza a Kawa y esta misma se quedaba en un lugar que necesitaba y del que, genuinamente, cedí mi confianza en que estaría a salvo y en buenas manos, con suerte y los Taira la tomaran por muerta a ella también y así no tendría porqué preocuparme si la iban a buscar... si es que eso fuese a pasar.

    Kawa mencionó que no habría porqué desconfiar, había una manera de que se comunicaran, por lo que sonreí, me preocupaba un poco por el asunto de Mara, sin embargo, Rengo ya me había demostrado su determinación, Kawa había hecho ya suficiente para demostrar que no buscaba hacernos daño, ¿y yo? Ahora que Benkei me había abierto los ojos, por fin podía dejar descansar tantos pensamientos tan turbulentos que poseía, por lo que Rengo cedió su confianza a los presentes, sonreí conmovido ante eso, pues yo estaba haciendo lo mismo en silencio.
    Benkei preguntó a qué se refería, y tanto Kawa como Rengo le explicaron, mientras la segunda ya hasta le decía maestro a Benkei, cuando Rengo me habló, yo lo miré y asentí, aún con esa sonrisa pacífica.
    —Efectivamente, y puedo decir que cuentan con lo mismo de mi parte—. Dije, hasta con un tono más relajado, uno equiparable de hecho a cuando me hallaba profundamente a gusto y tranquilo. —Yo también les permito la posibilidad de lastimarme, pues con todo este tiempo he podido ver también que puedo ceder por completo mi confianza ante ustedes, me han hecho ver los errores que cometía, me han puesto a prueba mis habilidades y me han dado la revelación de todo, tal como dijo Rengo el día pasado, esto hasta se siente como en casa—. Dije conmovido, para mirar a Rengo y abrazarle por el cuello para ponerlo a lado mío.
    >>Aunque este travieso ya sabía desde hace mucho que le tenía confianza, así que no te ilusiones, Ren.—reí un momento para molestarlo un poco.

    —Hablando de esto... Benkei, la verdad es que yo también quisiera ser tu discípulo, es un tema del que también me gustaría aprender, pero tal como dijo Ren, tengo compromiso con los Minamoto, por lo que ahora no hay tiempo, sin en cambio, si hay algo del que me gustaría pedirte, y eso es saber si existe la posibilidad de convertir este sitio en un punto de reunión—. Dije, para mirar a los presentes.
    >>A lo que me refiero es que, en caso de estar separados, incomunicados, lo que fuese y no tenemos a donde ir; sea aquí, el Santuario de Benkei nuestro punto de reunión si es que algo sucediera, claro, siempre y cuando no haya inconveniente. Creo que todos estamos de acuerdo en que la confianza es más que mútua entre nosotros—. Dije de manera calmada.

    —Te esperaremos Kawa, tómate el tiempo que necesites, confío en ti.—le dije, sonriendo. —Nosotros por nuestra parte, habrá mucho que relatar, pero ten por seguro que nosotros, te esperaremos con los brazos abiertos, por ahora, esto es un hasta luego—. Dije, para reverenciar un momento a ambos, ¿esta era una muestra de que por fin podía ceder mi confianza en algo sin estarle dando vueltas? Si... efectivamente. Si quería estar más tranquilo y más confiado, tenía que hacer esto, porque no podía estar en todo, pero si conocía las cualidades del resto, entonces eso serviría para saber cuándo confiar en algo o no, y esa es la lección que me llevaba hoy.
    —Tenemos un largo camino que recorrer, pero al fin, hemos dado el primer paso, ¿no es eso lo importante?

    Lloro con la canción de fondo y que justo se llame Nozomu... ay ;-; tkm Amelie
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Kawa]


    Rengo observó que Kuroki nuevamente se acercaba, y de nuevo, no esperaba aquella reacción, siempre era algo nuevo con él, y para alguien que sólo recibió los abrazos de Yuzuki, no sabía como comportarse con esas muestras de afecto, esta vez no le exigió que se alejara, ahora que conocía la historia de Kuroki entendía que él había crecido con amor, y era por ello que no le parecía difícil demostrarlo y aquello era algo que él quería aprender —¿Ilusionarme? —preguntó aun con el agarre al cuello de Kuroki sobre él —No entiendo de qué —sonrió.

    Después Benkei escuchó a Kuroki —Este lugar siempre puede ser su punto de reunión, no duden de ello —miró a Rengo —No es la primera vez que me dicen algo como eso.

    Rengo soltó una risa —Por eso insistí en venir aquí. Es algo que ya te había mencionado antes, esa idea provino de mi estancia aquí con Benkei—dijo hacia Kuroki, para después mirar a Benkei — No es el lugar el que te hace sentir seguro, son las personas en él —hizo una reverencia ante Benkei —Gracias Benkei —Rengo no solía agradecer con frecuencia pero esta ocasión ameritaba —Desde que te conocí, desee haber tenido un mentor como tú cuando crecía —se irguió para mirar a Kawa —Y no soy el único que piensa lo mismo.

    Kawa afirmó —Esperaré ese momento en que volvamos a reunirnos —mencionó ante Kuroki — Yo estaré aquí.

    —Primeros pasos, siempre son los más difíciles —dijo Benkei — son los que nunca olvidamos —miró a Rengo —la primera vez que te fuiste de este lugar eras distinto; ibas en camino a Mie; pero después decidiste irte a Iwakura, tu semblante en aquel entonces me dejó preocupado. Ahora es distinto, te vas de aquí con una sonrisa sincera, no una que oculta algo.

    En aquel entonces estaba decidido en matar— dijo Rengo —salí de aquí con la convicción de matar al que eventualmente se convertiría como un hermano para mi. Ahora ya no lo tengo conmigo, fue muy breve nuestro encuentro y convivencia; pero gracias a él y a Kuro, ahora estoy dirigiéndome hacia donde debo estar —suspiró —Aunque tengo miedo, sé que caminaré firme —miró a Kuroki — porque sé que no estoy solo —volvió a mirar hacia Benkei —Es hora de irnos, por desgracia para Kuroki, yo dirigiré el camino — de su ropa sacó el talismán, ese con el que lo trastrearon, el que le había obsequiado a Natsu. Esta vez se lo entregó a Kawa —Con esto nadie como nosotros podrá encontrarte.

    —Lo agradezco, lo cuidaré —mencionó Kawa

    —Mas te vale, es muy difícil fabricar uno de esos —mencionó Rengo para después avanzar hacia la salida —Iré adelantándome.

     
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    Reí por la respuesta de Rengo para acto seguido escuchar la respuesta de Benkei, por lo que miré a Rengo cuando me habló, vaya, sin dudas cobraba sentido que Rengo hubiese decidido venir aquí en primer lugar aún pese que nos encontrábamos perdidos hace unos días.

    Ambos conversaron otro poco, asentí ante Kawa y después Rengo admitió que cuando se fue a Iwakura, era para matar a Natsu, intuía era por lo de Shi, pero que gracias a Natsu y a mí ahora era todo distinto, de hecho hasta yo temía un poco por el futuro, sí, ahora era más firme, pero si algo había aprendido era que muchas cosas podían pasar en un sólo día, y se tenía que estar preparado para todo, es como la compañía sin duda alguna era de agradecer, por lo que afirmé decidido ante Rengo, riendo por su comentario de que dirigiría el camino.
    —Si nos cae otra tormenta y nos enfermamos, ahora vas a responder por mí, ¿eh?—. Dije en tono de broma, para depsués ver cómo le entregaba algo a Kawa, diciendo que así nadie como nosotros la rastrearían, aunque por el contexto más bien se me imaginó que gente con estas capacidades sobrenaturales, Rengo empezó a adelantarse y yo me quedé con ambos.

    —Bueno, oficialmente hemos ganado mucho hoy, Kawa, Benkei... nos veremos pronto, no olvido la promesa que te dí, hallaré a aquél con el que te iluminó aquellos días tan oscuros, será la manera en que pueda agradecerte por todo esto, hallaré el modo... oh, vaya que lo haré.—reí hacia Benkei para despedirme agitando la mano, por lo que me aseguré que nada faltara y comencé a salir del Santuario.

    Un nuevo capítulo en mi vida iniciaba...
     
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    Benkei sonrió —Buda tiene maneras para acomodar el camino que debe seguir cada persona; si no estoy destinado a saber de esa persona, sabré vivir con ello. Aun así, agradezco que quieras ayudarme; sólo recuerda que no estás obligado a hacerlo, si no lo logras yo no recriminaré nada. Tu ayuda es voluntaria, no es algo que espero en retribución por la que yo he otorgado. Viajen seguros, no se distraigan en el camino.

    Kuroki avanzó por el santuario hasta encontrarse con Rengo, este se notaba distraído mientras miraba al estanque, al ver a Kuroki avanzó a su lado.

    —¡Esperen! Casi lo olvido —mencionó Kawa —En el establo dejamos nuestros caballos, pueden llevárselos —dijo entregándoles un par de tablones de madera que decían "pagados" y denles esto —le entregó a Kuroki una raíz —Es Ginseng, si se lo dan a comer a los caballos los llevarán largas distancias sin morir en el proceso.

    —Menos mal, no quiero que mueran mas caballos —mencionó Rengo —Gracias Kawa, hasta luego —Sonrió antes de partir a los establos, dónde se llevarían a dos caballos negros.










    El rol continua en armero errante
     
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