Jake Matterson Tomé uno de los trapos para lavar el suelo y el otro se lo pasé a Guilmon; una vez que ambos estaban lo suficientemente húmedos, me puse en cuclillas y comencé a tallar el suelo energéticamente. —Tengo la impresión de que vamos a demorarnos un poco más de lo que pensaba —los pasillos, aunque limpios, eran bastante amplios, y al menos yo no era realmente muy rápido, pero tal vez Guilmon sí. Y, mientras no nos detuvieramos, acabaríamos en algún momento. Mientras tanto, continué pensando en el digimon desaparecido, Gomamon. ¿Qué podía haber pasado con él? Con suerte, Jijimon lo encontraría. [1/3]
—Tengo la impresión de que tienes razón —se lamentó Guilmon, tomando su propio trapo para ayudar al humano. Ambos comenzaron con el limpiado del pasillo, tarea que, por supuesto, era bastante monótona. Era lógico que sus mentes divagaran a lo que había ocurrido por la mañana, que pensaran qué le podía haber ocurrido a Gomamon… pero Guilmon decidió que pensar en ello cuando no sabían nada no les podía hacer ningún bien. —Jake, me aburro —se quejó Guilmon de repente—. ¿Y si dejamos esto y vamos a buscar comida? Tengo hambre.
Jake Matterson Reí ante la proposición de mi compañero, pero inmediatemente me sentí mal por él. No habíamos ni cenado ni desayunado por mi culpa; era natural que Guilmon se muriese de hambre. Yo también. —Sé que no hemos comido nada aún Guilmon, pero hicimos un trato y no somos del tipo que rompen sus promesas. Somos mejores que eso. >>Te propongo yo un trato, démonos prisa para terminar con esto lo más pronto posible y, cuando terminemos, iremos a la cocina a comernos todo lo que encontremos, ¿Te parece bien? Mojé de nuevo mi trapo y, con energías redobladas, comencé a pasarlo por todos lados. Dejé de preocuparme por dejar impecable una zona para mejor dejar presentables todas. Así Guilmon podría ir a comer pronto. ...Al igual que yo. [2/3]
Los ojos de Guilmon brillaron ante la proposición de Jake. Prácticamente se le hacía agua la boca al digimon; seguramente su mente ya divagaba en todo el tipo de comida que soñaba con comer. —Muy bien, en ese caso, ¡démonos prisa! —exclamó Guilmon. Mojó su trapo y comenzó a pasarlo frenéticamente por todo el suelo, corriendo a una velocidad increíble; al parecer, la propuesta de Jake sí que lo había motivado.
Irina Duval El tiempo que transcurrió mientras mis manos temblorosas lograban introducir la llave, y luego la giraban en la cerradura lo más rápido que podían, se me hizo eterno. Por alguna razón mi corazón comenzó a latir más y más fuerte, como si algo dentro de mí supiese de antemano que lo que encontraría allí dentro no me dejaría indiferente. Al fin conseguí abrirla, comprobando así que se trataba de la misma llave que había desaparecido tiempo atrás, y eché a un lado la puertecita de madera para poder ver lo que ocpodían su interior. Contuve el aliento e incliné mi cabeza hacia delante... ...pero de mis labios lo único que escapó fue un grito de terror al descubrir al pequeño digimon en su interior. Inerte. —¡¡Gomamon!! —chillé, sacando del interior del compartimento el cuerpo de mi pequeño amigo. Sentí mi corazón detenerse al verle en ese estado: estaba petrificado, era una completa roca inerte y sin aparente vida. Las lágrimas comenzaron a inundar mi rostro, y no dejé de gritar una y otra vez su nombre, abrazando al digimon con todas mis fuerzas—. ¡Gomamon! ¡Oh Dios mío, ¿qué te han hecho!? ¡Gomamon, por favor, reacciona! ¿¡Puedes... p-puedes escucharme!? Pero mis gritos desesperados no iban a cambiar nada. Gomamon seguía en ese estado, no reaccionaba ante mis palabras, y no parecía que fuera a hacerlo pronto. Respirando entrecortadamente traté de pedir ayuda a voces, traté de hacerme oír, que todos vinieran a ayudarme. ¡Gomamon no podía quedarse así por mucho tiempo, podría... podría...! Pero nada salía de mis labios. No era capaz de articular palabra alguna en ese estado, no podía dejar de derramar lágrimas y que un nudo cada vez más grande se formara en mi garganta. La situación me estaba superando, era demasiado débil incluso para salvar la vida de mi pequeño amigo. Era una inútil. —No... No, por favor... Esto no... Esto no puede estar pasando... Enterré mi cabeza entre mis rodillas, sin dejar de abrazarlo, y me quedé allí, desolada. Pero esta vez, sin embargo, nadie vendría a ayudarme. Estaba completamente sola. Y era normal, a fin de cuentas. Siempre eran los demás quienes debían consolarme, hacerme reaccionar, darme palabras de ánimo. Protegerme. Porque yo soy débil. Y por mi culpa ahora... Por mi culpa Gomamon va a... Va a... Ya basta. —...No —susurré, con los ojos cerrados y mi voz casi inaudible. Mis brazos apretaron con suavidad la figura de Gomamon—. N-No... —volví a repetir, esta vez alzando la cabeza poco a poco, intentado reaccionar con mi propia voz, salir del estado en el que me encontraba por mí misma—. No puedo... Gomamon... —me erguí con las pocas fuerzas que me quedaban, aferrando siempre al digimon entre mis brazos, y logré levantarme, apoyandome en la pared contigua entre sollozos y lágrimas que nublaban mi vista—. ...Gomamon me necesita. Tambaleándome debido a las pocas fuerzas que me mantenían en pie, comencé a caminar hacia la salida, apoyada de la pared para evitar desfallecer. Varias veces fui perdiendo el equilibrio, pero logré mantenerme en pie gracias al motivo que me daba fuerzas para continuar. No podía dejar al digimon a su suerte, él cuenta conmigo. Debo buscar a los demás... Debo informarles de lo que está pasando. —¡Miriam, Armadillomon! ¡Daerek, Matthew, Jake...! ¡Necesito ayuda... Por favor! ¡Gomamon está en peligro! —grité, grité todo lo que pude, pero no recibía respuesta. Empecé a temer por su estado—. ¿¡Jijimon, Babamon!? ¡Alguien...! >>Por favor... Alguien...
Jake Matterson No nos tomó demasiado tiempo, al ritmo que íbamos, terminar con nuestra labor. Habíamos pasado nuestros trampos por toda el area de los pasillos y, aunque no habíamos profundizado demasiado en la limpieza, sí que la habíamos hecho. —Excelente trabajo Guilmon —le dije a mi compañero, poniendo ambos trapos sobre la cubeta—, ahora que ya hemos terminado, es hora de cumplir lo prometido. ¡A la cocina! ¡Miriam, Armadillomon! ¡Daerek, Matthew, Jake...! ¡Necesito ayuda... Por favor! ¡Gomamon está enpeligro! —¿E-Esa no es la pequeña? ¿Qué ha pasado? ¿¡Donde estás?! —grité, preocupado. [3/3]
—¡Tienes razón! —exclamó Guilmon, deteniéndose en seco—. Se oyó como si estuviesen en problemas… ¡debemos ir a ver qué sucede! Olvidándose súbitamente de la comida, Guilmon y Jake comenzaron a avanzar por el pasillo apresuradamente, buscando el origen de aquel grito. Sin embargo, una enorme sombra se cruzó en su camino, haciéndolos detenerse en seco. —¿Eh? ¿Y tú quién eres? —soltó Guilmon, confundido. Pero en lugar de obtener respuesta… sólo logró ver un destello amarillo, y todo se volvió oscuridad a su alrededor.
Los gritos de Irina fueron escuchados. Justo en ese momento, Jijimon acababa de llegar al umbral de la puerta de entrada al santuario. El anciano digimon se sobresaltó ante los gritos, y más aún en cuanto vio el estado en que se encontraba el digimon compañero de Irina. —Pero… ¿qué es esto? ¿Qué le ha sucedido? —preguntó Jijimon, consternado—. Parece… ha sido completamente petrificado… hmm, quizás… quizás Babamon pueda ayudarlo… esa vieja conoce varios trucos de magia, y aunque no lo parezca es bien fuerte… >> Pero para dejarlo en ese estado… ¿quién pudo hacer algo así? —Ese… sería yo. Kehehehehe. Al voltearse para descubrir el origen de tan tenebrosa risotada, Irina y Jijimon se encontraron cara a cara con un digimon muy peculiar. Tenía la forma de un ave; a simple vista, parecía una gallina gigante, pero de aspecto sorprendentemente feroz. Su cuerpo estaba recubierto por plumas blancas, y las plumas de su cola tenían un tono más rojizo en la punta. Tenía un pico muy afilado curvado en una sombría sonrisa (podía avistar que poseía unos dientes muy afilados) y unas patas enormes que parecían muy fuertes. —Tú eres… —musitó Jijimon—. Kokatorimon… —¡En efecto, viejo! —chilló el digimon ave, moviendo las alas—. Por fin me han descubierto, y eso que llevo varios días viviendo aquí en secreto, comiendo de su comida, viviendo aquí como un rey… pero por supuesto que ese pequeño renacuajo tuvo que descubrirme anoche, por suerte pude silenciarlo a tiempo… —Eres un… —Jijimon parecía enfurecido; aparentemente, el tal Kokatorimon acababa de admitir su culpabilidad. El digimon anciano adoptó una posición ofensiva—. Jovencita, huye, yo lo detendré. Corre hacia la entrada a los vestidores de las aguas termales, de seguro encontrarás a Babamon allí. Ella ayudará a Gomamon… >> ¡En guardia, gallina! ¡Cuelgue de la Muerte! Kokatorimon rió con aquella siniestra risa y se lanzó al ataque, atacando con sus alas, filosas como espadas. Jijimon empuñó su bastón y atacó con ferocidad al ave… y ante esta escena, Irina no pudo hacer más que aprovechar la distracción para correr. Corrió a través de los pasillos de la casa de aguas termales, y lo que vio mientras corría la horrorizó aún más. Jake, Guilmon, Renamon, Matthew, Miriam, Armadillomon… todos habían sido convertidos en piedra, debió haberlos atrapado mientras realizaban sus tareas para los dueños del lugar. Debía encontrar a Babamon cuanto antes… era su única esperanza.
Irina Duval Por fortuna mis gritos fueron escuchados, y Jijimon acudió junto a nosotros. Entre sollozos le mostré el frío cuerpo de mi amigo, sin ser capaz de soltarle por temor a perderle. Abrazada a él escuché sus palabras, y supe que debía hablar con Babamon cuanto antes. Aún quedaba esperanza en esta horrible situación. Pero antes de poder moverme, un digimon de aspecto amenazante nos cortó el paso, con una sonrisa de suficiencia que me heló la sangre. Aterrorizada me oculté tras Jijimon, pero parte de mí se mantuvo firme sobre el suelo que pisaba, como si fuera incapaz de huir de nuevo. Tenía un gran peso sobre mis hombros que se hacía más y más fuerte a cada momento que pasaba, pero no podía derrumbarme ahora. No ahora, cuando estaba tan cerca de conseguirlo. "Jovencita, huye, yo lo detendré. Corre hacia la entrada a los vestidores de las aguas termales, de seguro encontrarás a Babamon allí. Ella ayudará a Gomamon…" —¿¡Qué!? —exclamé, sobrecogida, dando un paso atrás con lágrimas en mis ojos. Cuando la mirada del digimon enemigo se posó sobre mí y Gomamon retrocedí, echando a Gomamon hacia atrás como pude en un mero acto de protección. Volví a mirar a Jijimon con el corazón en un puño—. ¡N-no... No puedo dejarle aquí, ese digimon le hará daño! ¡No puede...! Pero mis palabras fueron ensordecidas ante el choque de fuerzas de los dos digimon, y me vi obligada a encogerme para evitar que la onda expansiva me hiciese caer. Asustada, eché a correr hacia la salida, siguiendo las indicaciones de Jijimon, y abandoné la escena tras desear con todas mis fuerzas que el digimon saliese bien del combate. Corrí, corrí sin detenerme, sintiéndome desfallecer, pero con una enorme determinación moviendo todo mi cuerpo. Ya casi no quedaba nada para llegar a las aguas termales, hasta que detuve mis pasos... Lentamente, hasta acabar con una de mis manos en mi boca para tratar de no gritar de nuevo. Mis ojos se abrieron como platos al ver a todos convertidos en piedra. Todos habían acabado como Gomamon, petrificados mientras hacían las labores asignadas... Si al menos me hubiese mantenido con ellos, si no nos hubiésemos separado... Quizás hubiésemos podido hacer algo... O quizás todo hubiese estado perdido. —No... —susurré, ahogando mi voz entre las lágrimas, y con mi brazo me sequé el rostro en un intento por ser fuerte. Desvié la mirada sin ser capaz de verlos en ese estado, y con todas mis fuerzas traté de moverme hacia delante. No podía detenerme ahora—. Ellos... Debo encontrar la forma de revertir esto. Solo quedo yo, debo hacerlo... Por Gomamon, y por todos... Tomé una gran bocanada de aire, sujetando a Gomamon con cuidado, e hice un último esfuerzo por llegar a las aguas termales. Allí, apoyada en el marco de la puerta y sin fuerzas para articular palabra alguna, traté de hacerme entender hacia Babamon. —Babamon, ayuda... Gomamon... Los chicos... Todos están petrificados. Jijimon no... No puede hacerlo solo...
Babamon no entendía nada de lo que balbuceaba la joven humana, pero se alarmó en cuanto notó al petrificado Gomamon en sus brazos. De alguna forma, Irina logró serenarse lo suficiente como para explicar apropiadamente la situación, y Babamon comprendió completamente la situación de inmediato; empuñó su escoba con rabia, furiosa con aquel digimon intruso. —Ese maldito… pero primero lo primero. Intentaré restaurar a Gomamon cuanto antes —declaró Babamon, llevando su mano a la joya que colgaba de su cuello—. Tifaret. La joya comenzó a desprender un brillo sobrenatural. De ella provino una radiante luz dorada que envolvió el cuerpo de piedra del digimon; bajo instrucciones de la anciana digimon, Irina colocó a su compañero sobre el suelo. El brillo se incrementó al punto que costaba ver pero… pudo ver como, poco a poco, el aspecto petrificado iba desapareciendo y lentamente el digimon fue regresando a la normalidad. —I… ¡Irina! —exclamó Gomamon, lanzándose a los brazos de la chica para un emotivo abrazo—. Había escuchado ruidos extraños anoche y fui a investigar y… ¡de repente todo se volvió oscuro! ¿Qué sucedió? ¡Perdón si te dejé sola! ¿Estás bien? Sin embargo, la que no lucía tan bien era Babamon. La digimon se tuvo que apoyar en una pared cercana para no caer; era evidente que aquel poder había consumido notoriamente sus fuerzas. Sin embargo, Babamon les sonrió, como orgullosa de lo que había logrado. —No hay tiempo para reuniones emotivas, rápido, escóndanse ahí, dentro de las aguas termales —dijo Babamon, guiándola hacia el interior. Sin embargo, en cuanto la chica y el digimon se encontraron dentro, Babamon cerró firmemente la puerta, quedando ella afuera—. Ve y escóndete, niña; de ninguna manera pienso dejar que Jijimon quede combatiendo solo. Es un viejo cascarrabias insoportable… pero, ¿sabes qué? Es mi viejo cascarrabias insoportable, y no voy a dejarlo solo. >> Intentaré ganar tiempo… ¡aprovechen y escóndanse! Y sin decir más, Babamon se alejó. Y luego de que sus pasos se alejaran por el pasillo hasta que se dejaron de oír… todo fue silencio.
Irina Duval Babamon, sobresaltada por nuestra llegada, se acercó corriendo para intentar entender lo ocurrido. Intenté calmarme lo mejor que pude respirando hondo varias veces, y al fin de mis labios pudieron salir frases bien formuladas, que hicieron comprender la gravedad del asunto a la digimon. Aferrada ante mi única esperanza acaté sus órdenes sin dudar de sus palabras, y deposité con cuidado el cuerpo de Gomamon en el suelo. Di dos pasos hacia atrás al notar que Babamon hacia un movimiento extraño con su bastón, y me mantuve a su lado en todo momento, frotándome los ojos para evitar que las lágrimas siguieran deslizándose por mis mejillas. Debía confiar en ella, Babamon era nuestra única solución. Cerré los ojos con fuerza, expectante. "Tifaret" Esas palabras lograron cambiarlo todo. Aturdida por la luz cegadora que comenzó a emanar del cuerpo de mi amigo intenté divisar su cuerpo, atemorizada por su estado. Fueron unos segundos de gran impaciencia y temor, pero una vez se disipó la luz... No pude estar más feliz de ver esa sonrisa de vuelta. "I… ¡Irina! Había escuchado ruidos extraños anoche y fui a investigar y… ¡de repente todo se volvió oscuro! ¿Qué sucedió? ¡Perdón si te dejé sola! ¿Estás bien?" Pero como toda respuesta, el pequeño digimon se vio envuelto en un emotivo abrazo. Oculté mi rostro para evitar preocuparle, pues había comenzado a llorar de sobremanera, avergonzada por ser una completa cría pero... Todas aquellas emociones habían logrado derrumbarme por completo. Estaba tan feliz de tenerle de vuelta... —Y-yo... Yo... Pensé que... H-He pasado mucho miedo... —balbuceé, separándome poco a poco. Gomamon me miraba con preocupación, e intenté secar mis lagrimas, dibujando una pequeña sonrisa llena de felicidad—. Pero eso ya da igual... Bienvenido de vuelta, Gomamon. Dejé de prestar atención a mi amigo al notar como Babamon necesitaba apoyarse debido al gran esfuerzo realizado. Intenté acercarme para ayudarla a erguirse, pero pareció reponerse rápido, pues nos mandó apremiante a que nos escondiéramos en las aguas termales. Confusos nos dirigimos hacia el lugar indicado, y dejé a Gomamon en el suelo para girarme hacia Babamon... Pero esta cerró la puerta, dejándonos encerrados. —¡No, Babamon, no! —exclamé, corriendo hacia la puerta para intentar forcejearla entre sollozos. La digimon quería ganar tiempo para que nos pusiéramos a salvo, no quería abandonar a Jijimon a su suerte. Aquel gesto tan noble me tocó el corazón, y supe que no importaban las palabras que le dijera para disuadirla; nada le haría cambiar de idea—. Por favor... ¡Necesitamos ayudar! ¡No podemos quedarnos aquí mientras todos están en peligro! ¡Babamon! ¡Babamon...! >>...Babamon. Silencio. Ya nada podía escucharse al otro lado de la puerta. Intenté respirar hondo y calmarme, tratar de encontrar la forma de salir de allí, de acabar con esta horrible situación. Pero mi cabeza ya no daba a más. Me apoyé en la pared, deslizándome lentamente hasta acabar sentada en el suelo, y escondí mi rostro entre las manos. —¿Qué vamos a hacer ahora? Necesitamos ayudarles... Todos... Todos cuentan con nosotros...
Gomamon miró a Irina con tristeza. Al igual que ella, le entristecía enormemente el sacrificio de Babamon, así como también le preocupaba la seguridad de sus demás compañeros de viaje, pero… ¿qué podían hacer ellos solos? —Irina, yo haré… haré lo que tu quieras —decidió Gomamon—. Podemos salir de aquí e ir a pelear contra ese tal Kokatorimon… pero si vamos hacia las aguas termales, creo que podemos de alguna forma escapar de este lugar… >> Sé que no te gusta pelear, Irina, así que… tú decides. Hagas la elección que hagas, sabes que te seguiré sin dudarlo, ¿verdad? Ya que… somos amigos, ¿verdad?
Irina Duval Aparté las manos de mi rostro al escuchar a Gomamon, y me mantuve en silencio, con la mirada clavada en el suelo. Ambos estábamos asustados, desolados, nuestro destino pendía de una simple elección que debíamos resolver por nuestra cuenta. Podíamos escapar por medio del camino de las aguas termales, teníamos una vía de escape, y así haríamos que el sacrificio de todos no fuera en vano... Pero después, ¿qué? ¿Buscaríamos ayuda? Para ese entonces, quizás, ya sería demasiado tarde. Y mi conciencia jamás se perdonaría el haber tenido la oportunidad de hacer algo para remediarlo. "Sé que no te gusta pelear, Irina, así que… tú decides. Hagas la elección que hagas, sabes que te seguiré sin dudarlo, ¿verdad? Ya que… somos amigos, ¿verdad?" Contuve el aliento por unos instantes, observando al pequeño digimon pronunciar esas palabras llenas de una confianza y fe abrumadoras. Por un momento sentí un pequeño nudo en la garganta que me impidió pronunciar palabra alguna, totalmente enternecida, y tuve que respirar hondo para reponerme de nuevo. —Debemos... Debemos ir, Gomamon. No podemos huir y dejarlos atrás, simplemente no podemos hacerlo... Pero no quiero ponerte en peligro tampoco, está claro que nosotros no somos capaces de hacer la diferencia... —murmuré, con el temor y la inseguridad comenzando a desaparecer de mi tono de voz—. Pero si tenemos una pequeña oportunidad, por ínfima que sea... debemos intentarlo. Poco a poco volví a ponerme en pie, aferrándome al impulso de valor que me quedaba para hacer frente a nuestro destino, no sin antes inclinarme hacia el digimon con una sonrisa sincera, acariciando con cariño su cabeza. —¡Claro que lo somos, Gomamon! De hecho, tú fuiste mi primer amigo aquí, y jamás podré agradecerte todo lo que has hecho por mí desde mi llegada... Así que lo menos que puedo hacer es permanecer a tu lado, hasta el final. >>Para eso estan los amigos, ¿no es así?
El rostro de Gomamon se iluminó de la emoción, y su sonrisa se intensificó. Estaba claro que las palabras de Irina habían tenido un significado fuerte para el digimon marino. —Irina… —musitó Gomamon, y luego añadió con determinación—. ¡Claro que sí! Nosotros podremos con esa cosa… ¡eres muy valiente, Irina! >> ¡Vamos a rescatar a todos! Pero justo cuando Gomamon terminó de pronunciar eso, alguien desde afuera echó abajo la puerta de la habitación donde se encontraban de una patada. Se trataba de Kokatorimon; el digimon gallina finalmente los había encontrado. Detrás de él, no muy lejos, pudieron ver a Jijmon y Babamon; los dos se encontraban petrificados, haciendo evidente que habían perdido el encuentro. —La hora de los juegos se ha acabado, niñita llorona… ¡hasta aquí llegaron! ¡Kehehehehe! —rió Kokatorimon, preparando sus alas. —¡Irina no es ninguna niña llorona, pájaro feo! —exclamó Gomamon, saltando hacia el frente para colocarse entre la niña y el digimon—. ¡Ella es fuerte y muy, muy valiente! ¡Irina, vamos a darle a este pajarraco una lección! Y así… finalmente, la batalla final comenzó. Kokatorimon Nivel: Adulto Atributo: Datos Salud: 250/250 Ataques: -Plumas Espada: ataca lanzando las filosas plumas de sus alas, golpeando a dos enemigos (30 Potencia, golpea dos veces) -Fuego Petrificador: anula por dos turnos uno de los ataques de un enemigo. -Boomerang: lanza la cresta en su cabeza como un boomerang hacia un enemigo (40 Potencia) Contenido oculto ¡Comienza la batalla final! Liza White tu objetivo por el momento es sobrevivir por tres turnos. A partir del tercer turno, habrá un cambio en la batalla que te dará una ayuda… pero para que suceda, Gomamon debe sobrevivir hasta entonces. ¡Buena suerte! PD: Ten en cuenta que hice un pequeño cambio en los ataques de Gomamon, específicamente en Marcha de Peces; me pareció más lógico que pudieses usarlo donde sea. Además, aclaré un poco lo que hace; básicamente es como Protección xD
Irina Duval Asentí ante sus palabras con una pequeña sonrisa, contagiada por la determinación de Gomamon, y me erguí una vez más para buscar una vía por la que poder reunirnos junto a los demás. Pero escasos segundos después un gran estruendo hizo que diesemos la vuelta hacia la puerta: ¡La habían derribado! ¡Kokatorimon... Nos había encontrado! "La hora de los juegos se ha acabado, niñita llorona… ¡hasta aquí llegaron! ¡Kehehehehe!". Fruncí el ceño ante sus palabras, intentando ser fuerte, pero mis piernas no dejaban de temblar ante su presencia. ¡Y-yo no...! "¡Irina no es ninguna niña llorona, pájaro feo! ¡Ella es fuerte y muy, muy valiente! ¡Irina, vamos a darle a este pajarraco una lección!" —Gomamon... —murmuré, conmovida por aquel gesto. El pequeño se había posicionado de un salto entre nosotros dos, y ahora... ¡Ahora era mi turno de reaccionar!—. ¡S-sí! ¡No nos subestimes, pajarraco, vamos a vengar a todos nuestros amigos! ¡Cueste lo que cueste! >>¡Atácale con tu Gran Ola! Gomamon Nivel: Novato Atributo: Vacuna Salud: 130/130 Ataques: -Gran Ola: ataca invocando una bola de agua que golpea a sus oponentes (30 Potencia) -Marcha de Peces: invoca un grupo de peces que sirven como un escudo protector que lo protegen de cualquier ataque. -Filo: ataca con sus garras al oponente (20 Potencia)
—Con esos ataques tan débiles no me harás nada, kehehehehe… Dicho eso, Kokatorimon atacó con unas feroces Plumas Espada. Kokatorimon Nivel: Adulto Atributo: Datos Salud: 227/250 Ataques: -Plumas Espada: ataca lanzando las filosas plumas de sus alas, golpeando a dos enemigos (30 Potencia, golpea dos veces) -Fuego Petrificador: anula por dos turnos uno de los ataques de un enemigo. -Boomerang: lanza la cresta en su cabeza como un boomerang hacia un enemigo (40 Potencia)
Irina Duval —¡Ten mucho cuidado, Gomamon! —exclamé, intimidada por aquellas plumas que se acercaban al digimon como cuchillas. Cubrió con sus aletas su cabeza, cayendo hacia atrás por la fuerza del golpe. El pequeño digimon se puso en pie, malherido, pero aún podía continuar luchando. No podía ver esto... Iba a hacerse mucho daño...—. Vamos, puedes hacerlo... ¡Gran Ola! Gomamon Nivel: Novato Atributo: Vacuna Salud: 70/130 Ataques: -Gran Ola: ataca invocando una bola de agua que golpea a sus oponentes (30 Potencia) -Marcha de Peces: invoca un grupo de peces que sirven como un escudo protector que lo protegen de cualquier ataque. -Filo: ataca con sus garras al oponente (20 Potencia)
Kokatorimon nuevamente aguantó el daño sin parecer demasiado afectado, y volvió a atacar, pero esta vez usando Fuego Petrificador para anular el ataque Marcha de Peces de Gomamon. Kokatorimon Nivel: Adulto Atributo: Datos Salud: 200/250 Ataques: -Plumas Espada: ataca lanzando las filosas plumas de sus alas, golpeando a dos enemigos (30 Potencia, golpea dos veces) -Fuego Petrificador: anula por dos turnos uno de los ataques de un enemigo. -Boomerang: lanza la cresta en su cabeza como un boomerang hacia un enemigo (40 Potencia)
Irina Duval Por suerte, aquel golpe no afectó a la salud de Gomamon, pero no podría protegerse del siguiente ataque... —Sigamos insistiendo con Gran Ola... ¡N-no podrá resistir para siempre! —exclamé, intentando animar con todas mis fuerzas a mi amigo. Gomamon Nivel: Novato Atributo: Vacuna Salud: 70/130 Ataques: -Gran Ola: ataca invocando una bola de agua que golpea a sus oponentes (30 Potencia) -Marcha de Peces: invoca un grupo de peces que sirven como un escudo protector que lo protegen de cualquier ataque. -Filo: ataca con sus garras al oponente (20 Potencia)
—Kehehehehe, ¡eso no es nada! ¡Toma esto, renacuajo! Y dicho eso, Kokatorimon usó su cresta como si fuese un boomerang para atacar a Gomamon. ¿Podría el pequeño digimon aguantar un golpe más? ¿O sería este el fin? Kokatorimon Nivel: Adulto Atributo: Datos Salud: 174/250 Ataques: -Plumas Espada: ataca lanzando las filosas plumas de sus alas, golpeando a dos enemigos (30 Potencia, golpea dos veces) -Fuego Petrificador: anula por dos turnos uno de los ataques de un enemigo. -Boomerang: lanza la cresta en su cabeza como un boomerang hacia un enemigo (40 Potencia) ¡Turnos: 3/3! Contenido oculto Ataca normalmente en el turno que te llega para sobrevivir ;)
