Irina Duval Revisé un par de veces el pequeño altar, y en efecto, las pequeñas puertas estaban completamente cerradas. Solté un pequeño suspiro resignado y asentí ante lo que me iba explicando Jijimon, atendiendo a cada una de sus palabras. —Entonces ya solo quedaría por revisar esa parte de allí, ¿no es así? —murmuré, más para mí misma que para el digimon, y me acerqué hacia los bowls vacíos, deseando encontrar alguna pista, por ínfima que fuera.
—Sólo intentaba ayudar… —se lamentó Armadillomon con una pequeña risa—. ¡Claro, comencemos! Pero en cuanto acercaron los primeros trapos para lavar, comprobaron efectivamente el estado del agua. No se encontraba para nada limpia; tenía un color oscuro y había muchas plumas de color blanco en el agua. Armadillomon y Miriam intercambiaron una mirada de confusión. —Ehm… creo que ahí al fondo de la habitación hay una bomba de agua… podemos tirar esta y sacar agua limpia de ahí, ¿no? —sugirió el digimon.
Los bowls vacíos, como le informó Jijimon poco después, los colocaban frente al altar ya que ya no podían dejarlos dentro. En ellos llevaban comida para las ofrendas, pero actualmente estos se encontraban completamente vacíos… excepto por uno de color gris, en el cual Irina pudo encontrar una única pluma blanca que ni Jijimon supo decir cómo había ido a parar ahí. Al parecer, ya no había nada más de interés en aquella área; tendría que ir a explorar otra.
Mientras hablaba, Matt se dedicaba a abrir los cajones de la mesada de la cocina. A simple vista no parecía haber nada fuera de lo ordinario pero… llamó su atención una larga pluma blanca que al final se tornaba de color rojo. Esa pluma… no parecía que realmente perteneciera allí, ¿verdad? Renamon se había preparado para contestar a la pregunta, pero de repente se detuvo y sus orejas se pararon, alerta. Dio media vuelta y adoptó una posición ofensiva, como si se estuviese preparando para un ataque sorpresa. —Algo se acerca… —advirtió Renamon. Entonces, súbitamente, la puerta de la cocina se abrió… y todo se volvió oscuridad para ellos. Contenido oculto ¡Matt y Renamon han sido capturados! Nekita no podrá rolear hasta nuevo aviso… (todo dependerá de que avance la investigación de Liza :O)
Miriam Dent —Esto es muy extraño, ¿verdad? Abandoné la ropa a un lado y me quedé mirando aquella agua, desconcertada. Desde un principio había dado por sentado que todo estaba preparado para nosotros, pero parecía que volvía a equivocarme. Era evidente que este lugar lo habían utilizado para antes y me era difícil imaginar a Jijimon y Babamon dejándola allí en lugar de tirarla. No, algo más debía de haber estado. Alguien que... Bueno, parecía haber tomado un baño allí. Con cuidado tomé una de las plumas. —Dime, Armadillomon, ¿puedes reconocer a algún digimon con esto? [3/5]
—Hmm… Armadillomon cerró los ojos y meditó la pregunta por un momento. Parecía estar considerando si algún digimon que hubiese visto en el pasado podía tener esas plumas… pero al parecer nada le venía a la mente, porque en cuanto abrió los ojos negó con la cabeza. —No realmente… el único digimon con plumas que conozco es Biyomon, y sus plumas son rosadas, así que… —respondió Armadillomon—. Pero igual es extraño, ¿no? Porque… porque, ¿no dijeron esos dos anoche que no tenían otros clientes actualmente?
Liza White Tomé la pequeña pluma blanca entre mis manos con cuidado, y me encaminé hacia la puerta junto a Jijimon, dispuesta a buscar en otro lugar. Sabía que aquella pista podría servirnos de algo, y deseaba mostrarsela a mis compañeros en cuanto tuviese la oportunidad. —Jijimon, ¿podemos ir ahora a las aguas termales? Allí... Allí fue donde perdí la vista de Gomamon, ya no recuerdo haberle visto más...
Jijimon asintió con la cabeza y guió a la muchacha hacia el área de aguas termales, la zona principal de la casa. Ella ya había visto el lugar en la noche anterior; ahora no había nadie allí, por lo que podía revisar tanto las aguas termales de los chicos como también las aguas termales de las chicas. Además, podía revisar ambos vestuarios… ¿por qué parte comenzaría a buscar Irina?
Irina Duval Al llegar al lugar, todo estaba completamente vacío, como era de esperarse. Jijimon me dio la libertad de investigar cualquier zona, incluyendo la de los chicos, y sentí cierta vergüenza en entrar al lugar, a pesar de no haber nadie allí aparte de nosotros. Decidí comenzar a buscar algún indicio que me dijese que Gomamon había estado allí, encaminándome hacia los vestuarios de ambos. Primero el de los chicos, luego iría al de las chicas.
En el Vestuario de Chicos, Irina no encontró mucho que investigar. La mayoría de las toallas y batas se encontraban ahora mismo en el lavadero esperando ser lavadas, y los canastos allí se encontraban completamente vacíos. En el Vestuario de Chicas, a simple vista, tampoco parecía haber la gran cosa. Al igual que con el lado de los chicos, faltaban las toallas y batas, que se encontraban junto al resto de la ropa sucia. Sin embargo, vio dos cosas que llamaban su atención: un canasto que se encontraba en los más alto del estante para la ropa, y una única bata azul en el fondo del lugar, antes de la puerta de salira a las aguas termales.
Miriam Dent ¿Que deberíamos hacer? Sentía que este hallazgo era importante, que algo significaba aunque nosotros desconociéramos su procedencia. De alguna manera, debía de estar relacionado con la desaparición de Gomamon. Quizás él sí había notado algo extraño durante la noche, quizás llegó a encontrarse con el digimon que poseía estas plumas. ¿Qué debíamos hacer? La cesta de la ropa lucía igual que cuando Babamon nos había traído, no habíamos siquiera iniciado y me sentaba mal no cumplir con el trato. ¿Acaso podíamos darnos el lujo de terminar con esto primero antes de buscar a los demás? ¿Antes de ir por Irina? Miré un momento a mi compañero. Armadillomon podría llevarles la pluma, pero me daba miedo apartarlo de mi vista y que luego no pudiera regresar. Era obvio que la amenaza seguía aquí. ¿Qué debo hacer? Si yo hubiera estado en el lugar de Irina, si Armadillomon hubiera sido la víctima... Querría contar con el apoyo de todos, saber que los tenía conmigo. Así que tomé todas las plumas del agua antes de deshacerme de ella. Con la bomba, volví a cargarla de líquido limpio y fresco, arrojé todos aquellos trapos blancos y los dejé a remojar. —Vamos por Irina, Armadillomon. ¡Tienen que ver esto! —exclamé, tomando las plumas aún húmedas. [4/5]
Irina Duval Y cuando ya empezaba a temer que nada saldría de estaba búsqueda a parte del hallazgo de la pluma, al llegar al vestuario de las chicas, un canasto que estaba fuera de mi alcance llamó mi atención. Quizás había algo allí dentro que pudiese ayudarme a buscar a Gomamon, no dudaba en seguir mis corazonadas. Así, tomé un banco que me permitiese subir en él y poder llegar hasta el canasto, pues con mi pequeño tamaño era imposible. Estiré mis brazos todo lo que pude, colocándome de puntillas, y cuando creí que perdería el equilibrio, tomé con firmeza el canasto y de un ágil saltito volví a tocar el suelo. Deposité el objeto en el suelo y me asomé para ver si de verdad había algo dentro diferente a la ropa guardada en los demás. Deseaba que así fuera, no podía perder el tiempo.
—Estoy de acuerdo —dijo Armadillomon con determinación—. ¡Vamos! Sin embargo, en cuanto intentaron abrir la puerta de la habitación, descubrieron que ello no era posible… ¡¿acaso algo o alguien los había encerrado allí?!
Al asomarse a examinar el contenido del canasto, Irina descubrió que, curiosamente, su corazonada no estaba errada. En efecto, dentro del canasto no encontro nada de ropa guardada, ni toallas, ni nada por el estilo. Sino que encontró aún más plumas blancas, algunas de las cuales al final tenían un notorio color rojizo. Y entre las plumas blancas, como escondida, logró encontrar una pequeña llave de bronce bastante desgastada. ¿Qué abriría esa pequeña llave?
Miriam Dent La puerta no se abría, estábamos atrapados allí. Pero ¿desde cuándo? Y, más importante aún, por qué? Babamon nos había traído hasta aquí, ¿acaso lo había hecho para que no saliéramos hasta acabar con nuestra tarea? Pero ella desconocía que este lugar había sido utilizado por alguien más, algún digimon del que debían desconocer. Armdillomon tenía razón porque, si ellos hubieran tenido otros huéspedes cuando nos permitieron quedarnos, nos lo habrían dicho. Habrían dicho algo como: "les dejamos quedarse aunque no tengan dinero, sólo les pedimos no molesten a los demás invitados". Ellos nos lo habrían dicho si lo supieran. Y ahora estábamos aquí, sin poder escapar. Quién sabría lo que estaba ocurriendo ahora, si los demás estarían bien o estarían por luchar. Confiaba en que los chicos mayores podrían hacerle frente a este digimon emplumado, era la única forma de recuperar a Gomamon. —¿Cómo vamos a salir de aquí? [5/5]
Irina Duval ¡Sí, así era, allí dentro había algo! Y vaya que si había algo: ni más ni menos que más plumas como las anteriores, estas con un acabado rojizo, y una pequeña llave de bronce. —Jijimon, esta llave de bronce no tiene nada que ver con el pequeño altar, ¿verdad? ¿Se tratará de otra cosa? —inquirí, admirando la llave en mi mano mientras me encaminaba hacia la bata azul.
—Tengo una idea… puedo intentar tirar la puerta abajo —sugirió Armadillomon—. Ve hacia atrás Miriam, ¡Piedra Rod- Pero antes de que Armadillomon pusiera en ejecución su ataque, la puerta se abrió de golpe, pillándolos a ambos desprevenidos. Y entonces… todo se volvió oscuridad. Contenido oculto ¡Miriam y Armadillomon han sido capturados! Fushimi no podrá rolear hasta nuevo aviso, mismas razones que Nekita: dependerá de como avance Liza :O
Mientras Jijimon se acercaba a la chica, Irina aprovechó para revisar la bata azul. En sus bolsillos no había nada, pero… el interior de la bata estaba recubierto con plumas blancas. Era como si un ave se hubiese puesto la bata o algo así… —Oh vaya, ¡esa es la llave del altar! —exclamó Jijimon, sorprendido—. ¿Dónde la encontraste? Ya ni me acuerdo hace cuanto que no la vemos, comenzaba a perder que se había perdido para siempre… >> Si usas esa llave en el altar del Santuario, deberías poder ver si hay algo en su interior…
Irina Duval Dejé aquella bata llena de plumas a un lado para girarme hacia Jijimon, sorprendida. ¡Sí, sí era la llave del altar! ¡Había logrado hacer un avance importante! —¿De verdad? Entonces no hay que perder más tiempo. Gomamon... Gomamon aún puede estar en peligro —asentí ante su recomendación y corrí hacia la puerta, tan absorta en llegar al santuario que dejé atrás a Jijimon sin darme cuenta. Corrí con todas mis fuerzas, con la adrenalina mermando mi temor y vergüenza, y no reparé en revisar como iban los demás. Ya habría tiempo suficiente para ponerse al día. No tardé en llegar al santuario y me encaminé directamente haci el altar, arrodillándome para poder introducir la llave por una de sus puertas. —Por favor... Que haya algo aquí dentro...
Irina se arrodilló frente al altar y, al introducir la llave por la cerradura del mismo, logró hacerla girar; en efecto, ¡se trataba de la desaparecida llave del altar! Y lo que encontró al examinar el interior del altar (que era mucho más espacioso por dentro de lo que parecía desde afuera) la dejó sin palabras. Era… era… ¡era Gomamon! Pero… ¿por qué lucía así? Contenido oculto El cuerpo entero de Gomamon, de pies a cabeza, estaba completamente petrificado. Algo… algo sumamente extraño estaba sucediendo así… Gomamon había sido petrificado… ¿cómo había sido convertido en piedra? Y más importante aún… ¿cómo rayos haría Irina para regresarlo a la normalidad? ¿Podría regresarlo a la normalidad siquiera?
