Matthew Hale Por unos largos minutos, todo a mi alrededor fue paz. Tenía la toalla sobre mi cabeza y mis ojos completamente cerrados disfrutando de la comodidad y paz que brindaban las aguas termales, y si alguno de los chicos había entrado después de eso, yo ni siquiera me habría enterado de que estaban allí porque... milagrosamente habrían entrado en silencio a disfrutar de las aguas. Pero después, hubo un grito que rompió toda esa paz. Abrí mis ojos rápidamente y de alguna u otra manera me las había arreglado para que la toalla no cayera en el agua y se mojara, miré hacia todas partes (notando que Jake y Daerek ya estaban aquí) y me di cuenta de que el grito no venía del área de hombres, si no mas bien del de mujeres. Y cuando estuve a punto de llamar a Renamon para que me cerciorara de que todo estaba bien, escuché una risa. —¿Porqué tienen que causar tanto escándalo? —murmuré antes de volverme a acomodar en las aguas, tan solo un rato mas estaría allí antes de retirarme a la habitación
—No hay problema, lamento haberte asustado —se disculpó Renamon con serenidad. De pie frente a ambas chicas, que ya se encontraban dentro de las aguas termales, parecía más alta que nunca—. Supongo que se normal… a juzgar por como lucen ustedes, nuestros géneros no son tan claramente identificables como lo es en los humano- Antes de que Renamon terminara de hablar, sin embargo, su voz fue interrumpida por un vozarrón que se escuchó por toda la casa de aguas termales. —¡Estimados clientes, la comida está servida! —exclamó la voz de Babamon, potenciada por algún poder que al parecer tenía aquel digimon—. ¡Os esperaremos en el comedor que se encuentra en la primera habitación a la derecha de la entrada en cuanto hayáis terminado con vuestro baño!
Estando muy relajado en las aguas termales logro oír como nos avisan que la comida ya está servida. Salgo inmediatamente del agua me seco rápidamente y me pongo mi pantalón de mi Gi, la parte superior la dejo ahí para que se secara. Corro hacia el comedor y veo mucha comida por lo que empiezo sin esperar a nadie más. - Mmm, esto es muy delicioso. - digo digustando un platillo.
Matthew Hale Después de unos escasos minutos descansando después del susto cuando de pronto, se escuchó la voz de uno de los digimon dueños de este lugar, indicándonos que la comida ya estaba servida y nos esperaban en el comedor. Sonreí para mi mismo, recordando cuando nos llamaban a mi hermano y a mi para ir a comer juntos las escasas veces que podíamos ver a mi padre en casa. Me levanté lentamente colocando la toalla sobre mis hombros y me retiré de las aguas termales hacia el vestidos, sequé mi cuerpo (porque a estas alturas no me importaba en lo absoluto salir con mi cabello mojado) y volví a colocarme la ropa para salir de allí para dirigirme al comedor. Allí, con la mayor sorpresa me encontré con Daerek ya comiendo, lo miré ciertamente extrañado y chasqueé la lengua antes de sentarme en medio de la mesa, al lado contrario de él —¿No piensas esperar a que los demás vengan?
Miriam Dent El anuncio de la cena ya lista cortó el inicio de nuestra plática con Renamon. Y es que la promesa de una comida abundante y caliente después de todo lo que habíamos pasado durante el día, tan sólo nos hizo centrar en acabar con nuestro baño y alistarnos para dirigirnos a la habitación anunciada. Sentía cierta lástima por abandonar aquellas aguas tan relajantes, pero no podía negar que aún me encontraba hambrienta y cansada. Así que en silencio, las tres nos dirigimos hacia los vestuarios para secarnos y vestirnos. Claro que Renamon fue la primera en hallarse presentable para salir y no me extrañó que saliera de allí sin dar explicaciones. Después de todo su lugar estaba junto a uno de los muchachos mayores como el mío era junto a Armadillomon. Y hablando de él, me preguntaba cómo lo estaría o si tendría que salir en su búsqueda... Perdida en esta duda, terminé por subir el cierre de mi campera a fin de evitar tomar frío en el camino. Vacilaba entre si ponerme la visera o no; después de todo no quería pasar por una maleducada frente a Jijimon y Babamon, pero tampoco me entusiasmaba andar con el cabello húmedo. Mientras me decidía, revisé que el contenido de mi riñonera se encontrara en orden antes de ajustarla a mi cintura. Y finalmente acabé por prender en ella la visera para no perderla. —¿Lista? —pregunté al volverme hacia Irina, esperando que también hubiera terminado de vestirse.
Irina Duval Ante aquella pregunta, Miriam obtuvo un largo bostezo como respuesta. Allí, tras ella, me encontraba caminando hacia su encuentro tambaleandome con cada paso, casi sin ver hacia dónde me estaba dirigiendo. Una pequeña toalla decoraba mi cabello húmedo y desordenado, como si hubiese intentado secarmelo y acabase en un intento fallido más. Somnolienta, reprimí con mi mano un segundo bostezo, y froté mis ojos con suavidad una vez llegué a su lado. Casi me sostenía en pie tan solo por inercia. —U-uhm... Creo... creo que sí. ¿Estoy... lista? —murmuré, como si ni yo misma supiese la respuesta a su pregunta. Un tercer bostezo salió de mis labios, e intenté excusarme con una pequeña sonrisa inocente—. Lo siento, los baños de agua caliente me dan siempre tanto... sueño... ¿Nos... nos vamos ya? Parpadeé varias veces en un intento por despertar del todo, pero no surtió mucho efecto. Aún así, ambas partimos hacia la salida para no hacer esperar mucho más a los chicos en la cena; solo esperaba poder llegar al postre antes de caer completamente dormida. O al menos, no dormirme sobre la sopa. Admiré uno de los espejos por última vez antes de abandonar la sala, pasando de largo casi sin prestarle atención, cuando... Detuve mis pasos y abrí los ojos, volviendo hacia atrás para volver a verme bien. Súbitamente el color se me subió al rostro y le pedí a Miriam que aguardase un segundo antes de correr de nuevo al vestidor: ¡Estaba tan dormida que me había puesto la ropa del revés! Llena de vergüenza regresé en seguida junto a Miriam, ocultándome bajo la toalla para que no viera mi rostro enrojecido, y finalmente abandonamos el lugar para dirigirnos hacia el comedor. Mis pasos fueron algo más veloces esta vez, y mis labios no dejaban de pronunciar un mismo susurro: "Por favor tierra, trágame."
Matthew Hale Después de un silencio de mi parte y ruidos molestos del otro chico comiendo, las chicas se dignaron a aparecer acompañadas de Renamon, a la cual saludé con un pequeño asentimiento de cabeza y volví a mirar la comida, esperando a que el último chico viniera a la mesa a comer, pero no parecía que fuera a llegar en el tiempo que le daba mi paciencia ligeramente agotada por ver a Daerek comer como si no importara nada de lo que pasaba al rededor. —Tsk, que molesto ese chico...—un gruñido salió de mi boca y golpeé la mesa con cierta frustración antes de levantarme y dirigirme a la salida de esa sala, dispuesto a llegar a la puerta de las aguas termales —¿Sabes lo maleducado que se puede considerar el hecho de que estés aquí haciendo esperar a todos nosotros en el comedor, Jake? —pregunté alzando ligeramente la voz para que llegara a las aguas termales, no entraría allí de nuevo.
Jake Matterson Abrí la puerta de las aguas termales lentamente, bostezando. Hasta hace unos segundos, estaba dormido allí dentro. No estaba muy seguro de en qué momento exacto había caído rendido, pero había caído. El agua caliente había surtido demasiado efecto en mí, y terminé cayendo en la inconsciencia, estado en el que me mantuve hasta que los insistentes golpes de Matt en la puerta me habían despertado. Cuando volteé hacia mis lados, Guilmon se encontraba mirándome; al parecer se había dado cuenta de que estaba dormido, pero no había querido despertarme. Me tomó uno o dos minutos llegar hasta la puerta y abrirla, y ahora estaba allí, de frente a ese chico tan particular. —Estaba abierto, no había necesidad de tocar —respondí, bostezando una vez más—. Además, me parece que me quedé dormido allí, así que no había garantía de que te abriese. >>Supongo que estoy más cansado de lo que pensaba, así que me iré a dormir; no recuerdo que tuviésemos algo más que hacer ahora —bostezo—, y no me necesitan para nada, ¿no?
Matthew Hale "Estaba abierto, no había necesidad de tocar. Además, me parece que me quedé dormido allí, así que no había garantía de que te abriese." Tuve que respirar profundamente para tratar de no alterarme demasiado, el muy maldito parecía que se había dormido como si no hubiera un mañana sin preocuparse en lo absoluto por lo que parecía ser la cena y el hecho de que la gente educada estuviera estuviera esperando a que todos estuvieran en la mesa. "Supongo que estoy más cansado de lo que pensaba, así que me iré a dormir; no recuerdo que tuviésemos algo más que hacer ahora, y no me necesitan para nada, ¿no?" —No, en lo absoluto —respondí con una sonrisa forzada antes de dar media vuelta —. Cenaremos sin ti, buenas noches —sin nada más que decir me dirigí nuevamente al comedor, donde avisé a las chicas que Jake no nos acompañaría para comenzar a comer finalmente, luego de eso solo quedaría dormir.
Yo estaba tan concentrado en comer que no me di cuenta de que cierto chico estaba empezando a enojarse. Me sobresalte un poco cuando golpeo la mesa y se puso de pie como enojado. El chico Matthew salió del comedor y yo simplemente lo seguí con la mirada, hasta que esté se perdió. — Que extraño, ¿Porqué se habrá enojado? — me cuestione con curiosidad. Después de eso simplemente seguí comiendo todo lo que me servian, hasta que quede realmente satisfecho y con un buen sabor de boca. — Uy eso estuvo delicioso, muchas gracias por la comida. — dije haciendo una pequeña referencia. Después de eso simplemente hice un poco de ejercicio afuera de la cabaña para bajar la comida y las calorías de más. Finalmente entre a un dormitorio, me acosté en una cama vacía y me quede profundamente dormido.
Miriam Dent Cuando llegamos al comedor, nos encontramos con nuestros digimon, Daerek y uno de los nuevos chicos mayores. Ese que siempre lucía enojado y era el compañero de Renamon. Estaba sentado en un costado de la mesa, sin querer moverse o comer algo. Era como si no le importara que frente a sus narices un apetitoso festín yaciera a su disposición. Y cada tanto echaba miradas al corredor por el que habíamos aparecido. Me sentía incomodísima con el ambiente del lugar, uno del que Daerek y Veemon ni parecían notar. Pero podía entenderlo, yo también estaba hambrienta después de todas las aventuras que habíamos corrido en el día. Así que me senté en silencio con Armadillomon casi sobre mi regazo. Y esperamos. Quizás Babamon y Jijimon también debían de unírsenos. Unos minutos más tarde, aquel chico se levantó golpeando la mesa y salió del lugar. Fue ahí cuando recordé que en total éramos cinco humanos ahora, tres varones y dos chicas. Seguramente iba a buscar a quien faltaba. Lo que nos dejaba en la misma encrucijada porque ¡era obvio que él esperaba a que estuviéramos todos juntos para empezar a comer! De ahí que quisiera matar a Daerek con la mirada. Con un suspiro tomé un bollo de lo que parecía ser pan y se lo di a Armadillomon mientras yo me conformaba con beber un poco de jugo. No podía negar que el chico enojado tuviera buenos sentimientos, pero no podía dejar a mi compañero sin comer sólo por la cortesía. En serio que tengo hambre... Ojalá que ya no tarden.
Matthew Hale Llegué nuevamente al comedor con el mismo gesto con el que me fui, pero el ambiente parecía ser el mismo: Daerek comiendo y ambas chicas estaban de igual forma esperando, me senté nuevamente en mi lugar y tomé los cubiertos, —El idio...—me detuve, estaba frente dos pequeñas niñas que fácilmente podrían tener la edad de mi hermano menor, ¿debía medirme en mis palabras? Quizás... por el momento sí —Jake, no va a venir a acompañarnos... —suspiré, tomando cualquier cosa de la mesa, no importaba lo que fuera, tenía hambre. —Así que si quieren empezar... adelante, espero que no les haya matado el apetito —dije esta vez mirando a ambas chicas, puesto que el otro chico ya estaba comiendo —. Provecho.
Los niños elegidos comieron y pudieron saciar su apetito tras un largo día de aventuras. Al rato de que terminaran llegó Babamon para informarles que sus camas estaban listas. La digimon los guió hasta las habitaciones, separadas una para los chicos y otra para las chicas, y los dejó ahí tras desearles buenas noches. Cansados tras todo lo ocurrido, tanto los niños como los digimon no tardaron mucho en quedarse eventualmente dormidos. Y así, finalmente, concluyó su primer día en el Digimundo. A la mañana siguiente, amanecieron cuando el sol comenzó a filtrarse por la ventana. En el cuarto de las chicas, donde Miriam e Irina dormían plácidamente, Armadillomon era el único que se encontraba despierto. Había dejado la habitación en busca de algo, y al rato había regresado; las chicas parecían estar despertando, así que se dirigió hacia ellas. —Chicas… ¿alguna ha visto a Gomamon? —preguntó Armadillomon; su rostro denotaba bastante preocupación—. Desde que desperté esta mañana no puedo encontrarlo y… he ido a buscar a Jijimon y él tampoco lo ha visto. Es como si… hubiese desaparecido. Contenido oculto Liza White ¡perdona por la demora! Ahora sí comienza tu actividad verdadera ;)
Miriam Dent Cuando Armadillomon comenzó a hablar, confieso que no le estaba prestando la suficiente atención que se merecía. Es decir, acababa de despertar hacía sólo unos minutos y aún me sentía perezosa para levantarme. Además, si él se había tomado las libertades de pasear por el lugar mientras nosotras dormíamos, suponía que Gomamon habría tenido su misma idea y cada quien tomó caminos distintos. Pero cuando mencionó que ni Jijimon se lo había cruzado y que no tenían ni la menor idea de dónde estaría, me despabilé por completo. Aún arropada con las mantas, me senté en la cama y miré en dirección de Irina aunque no sabía ni qué podía decir. Enterarte que tu compañero había desaparecido de la noche en la mañana mientras dormías plácidamente no era algo bonito y ella que era tan sensible... No tenía idea de cómo se iba a tomar la noticia, de encontrarme en su lugar seguramente que estaría entrando en pánico y sólo querría toda la ayuda posible para encontrarlo. Sí, eso era lo que debíamos hacer. Era primordial que nos organizáramos y exploráramos el sitio. Porque Gomamon no podía estar muy lejos, ¿verdad? —¿I-Irina? —la llamé mientras hacía caso omiso de mi último pensamiento. No podía darme el lujo de andar de pesimista por mi amiga—. Vamos, tenemos que buscarlo.
Irina Duval Bostecé con suavidad bajo las sábanas, escuchando voces en la distancia. Aún entre el sueño y la vigilia me hice un ovillo con la intención de seguir durmiendo, sin atender a nadie a mi alrededor. Cerré los ojos una vez más, decidida a descansar hasta que me echasen de allí... Pero aquellas voces no cesaban. "Gomamon" "Jijimon" "No lo ha visto" "Desaparecido" —¿Uhm? —susurré, frunciendo el ceño al ver que iba a ser incapaz de dormir de nuevo, y asomé mi cabeza de entre las sábanas al creer haber escuchado palabras muy extrañas. Me senté en la cama medio adormilada, frotándome los ojos con ambas manos, y dejé escapar con una débil voz—. ¿Miriam? ¿Qué ocurre? ¿Dónde está Gomamon? Armadillomon me miró, con cierto pesar en su expresión, y volvió a repetir sus palabras. Mis ojos se abrieron por completo, y sentí como si me hubiesen golpeado hasta quedar sin respiración. Me mantuve en el sitio, inmóvil, sintiendo mi cuerpo temblar al comprender la gravedad del asunto. Gomamon ha... No... No puede ser... En aquel mismo instante, sentí un gran nudo oprimir mi pecho. Quería llorar, volver a enterrarme bajo las sábanas y despertar, siendo todo una pesadilla de mal gusto. Pero Gomamon seguiría sin aparecer. El no estaría allí para despertar junto a mí, con esa sonrisa tranquilizadora que siempre me hacía sentir mejor. Y todo... Todo sería por mi culpa. "¿I-Irina? Vamos, tenemos que buscarlo." Mi cuerpo se levantó de la cama casi automáticamente, y entre pequeños pasos vacilantes caminé hacia la puerta. Yo no despegaba la mirada del suelo, porque si alzaba la mirada acabaría llorando, y no podía permitirme ser débil ahora. Si hubiese permanecido junto a él en la noche, si al menos me hubiese preocupado en buscarle tras salir del baño... Ahora las cosas serían muy diferentes. Por ello debía ser fuerte, debía demostrarle a Gomamon que la niña humana a la que estaba destinado a cuidar y proteger le devolvería el favor. —Miriam... —murmuré, con la voz quebrada, y agarré con suavidad la manga de su camisa sin alzar la mirada. Podía sentir mis orbes enjugados en lágrimas—. No te separes de mí, por favor. No... No quiero que desaparezcais vosotros también. Tras dejar salir aquellas palabras, abrí la puerta y ambas, junto a Armadillomon, salimos fuera de la casa tras pedirles a Jijimon y Babamon que despertasen a los demás y les avisasen de lo ocurrido. No había tiempo que perder, necesitaba recorrer toda la zona cuanto antes. Si Gomamon desaparece por mi culpa... No me lo perdonaría jamás.
Matthew Hale Cuando había terminado de cenar, me había dirigido directamente a dormir y por primera vez en el viaje me sentía relajado en este mundo virtual al que habíamos llegado sin previo aviso, por un momento llegaba la hora de apagarme y poder disfrutar del descanso sin pensar en que había alguien esperándome en casa y que por el momento mi apego hacia esa persona me hacía querer estar pendiente de los "elegidos" más pequeños que había aquí. Pero después de quizás unas muy largas horas, comencé a oír pequeños ruidos, una voz distorsionada que no podía procesar debido a que seguía entre sueños y que poco a poco logré distinguir a su dueña: Renamon. —¿Uhm? —murmuré —¿No deberías estar en la habitación de las chicas?... —pregunté aun sin comprender lo que estaba pasando y cuando logré despertar al 100% se tomó la molestia de explicarme lo que había escuchado en la parte de las chicas: Gomamon había desaparecido. Rápidamente me arreglé y salí de la habitación, claro... no sin antes despertar de una forma ligeramente amable a Daerek y Jake arrojandoles un par de almohadas —Creo que necesitan despertar, ha pasado algo. Contenido oculto juanjomaster EstebanDV
Jake Matterson Si mi vida hubiese dependido de si era capaz de recordar lo que estaba soñando antes de despertar de súbito al ser golpeado por una almohada, con seguridad estaría muerto. El asunto principal era, claro, que me habían despertado con un golpe de almohada. Al principio no entendí muy bien lo que pasó, pero en cuanto mi vista enfocó al chico que se encontraba de pie en la habitación, el rompecabezas se armó solo. —Buenos días a ti también —saludé, con un toque de ironía en mi adormilada voz, acompañado de un bostezo—; ¿Qué necesitas? —añadí, al escucharle pronunciar algo. Aunque no había logrado entender sus palabras, su gesto lucía preocupado.
Matthew Hale "Buenos días a ti también" —Cierto, cierto...perdona mi mala educación en la mañana —me recargué en el marco de la puerta y fruncí el ceño, después de lo de ayer ni siquiera esperaba que él se levantara diciendo los buenos días —, muy buenos días, Jake —suspiré —. Ahora, lo que necesito es que se despierten por completo, Renamon ha mencionado que uno de los digimon ha desaparecido y creo que deberíamos ir a ayudar. Una vez que terminé de decir eso miré a Daerek, seguía sumamente dormido, ¿ese chico se apagaría literalmente en las noches para no despertar hasta que su cuerpo dijera que era suficiente descanso?
Daerek se retuerce un poco al sentir el almohadazo, pero no fue suficiente como para que lo hiciera despertar. Cuando el chico tenía sueño, ni el terremoto más fuerte del mundo lo despertaría. — Más... Comida deliciosa... — murmura mordiendo una almohada. Sin embargo, el chico estaba muy seria de la orilla de la cama y no puedo evitar rodar y caer al suelo, haciendo que se sobresalte. — ¿Que?... Ay eso me dolió — se queja sobando su cabeza. Se levanta del suelo y estira un poco sus brazos, y un poco sus piernas. Cuando estuvo totalmente despierto un ligero presentimiento llega a el. — pasa algo... ¿verdad? — dice con seriedad mirando a Matthew a los ojos.
Jake Matterson —Sí, algo ha pasado —le respondí al otro chico, una vez que me había levantado—, al parecer no encuentran uno de los digimon que acompañaba a las chicas y Matt —acompañé mis palabras con un gesto de la mano, señalando al otro chico— piensa que deberíamos ayudar a buscarle. Con toda honestidad, no era capaz de sentirme del todo preocupado; no porque no me importase lo que le pudiese pasar al pequeño, todo lo contrario. Pero, al fin y al cabo, los digimon había dicho que conocían gran parte de la isla con detalle, y eso siendo a penas unos bebés. Estaba claro que este era su hogar, y que tenían mucha confianza en ellos mismos. Me costaba creer pues que uno de estos digimon pudiese estar perdido o en peligro. Para mí, lo más lógico es que se hubiese ido a jugar o mirar las Aguas Termales. En términos generales, que había decidido dar una vuelta. Sin embargo, sabía que estas situaciones lo mejor era mostrarse diligente y tratar de ayudar; estuviese o no perdido, si comentaba mis dudas sobre el poco riesgo que veía yo, seguramente se crearían aún más fisuras en este grupo ya de por sí disfuncional. Lo correcto era que les ayudase a buscar al pequeñajo, incluso si sólo se había ido a pasear. Y, de todos modos, no perdía aboslutamente por mostrarme amable y ayudar. —Bueno, no esperemos más. Hay un digimon perdido qué encontrar.
