La agitación de mi pecho y mi parpadear que se vuelve más frecuente, me vuelvo eufórico también ansioso; esos 3 segundos antes de introducirme a ese pequeño cielo lleno de un matiz azul. Soy libre y expreso lo que siento con mi cuerpo, al nadar puedo sentir lo gélida que es el agua y la facilidad con la que me desplazo sobre ella mientras esbozo una sonrisa ingenua, ya que la meta está a unos pocos metros. El agua es mi confidente de emociones y a la vez mi pequeño mundo.