Afueras de Verghal

Charlotte.

Mis manos se detuvieron y entonces se comenzó a desmoronar. Tuvo sus últimas palabras para la diosa de la muerte, información que me dio el oráculo, y entonces su cuerpo se hizo añicos; Cenizas.

Pude suspirar aliviada cuando la tensión del aire desapareció. Guardé ambas dagas tras que el efecto de las urnas se acabase, al mismo tiempo que mi cuerpo retornaba a su peso original. Tener adelante un pozo solo me hizo desear acercarme, y tras que Kashya bebiese yo hice lo mismo.

—Buen trabajo ahí—Le comenté antes de darle una pequeña palmada en su espalda. Agradecí al agua que mis heridas se curasen y que el cansancio desapareciese al completo.—. Iré a que el viejo o Helga revisen esto. Si quieres seguir conmigo te espero aquí... Y puedes quedarte con esa katana... Supongo que te la mereces.

E inmediatamente abandoné el lugar por el pozo. ¿Por qué lo hice...? Ni idea. Fue como un instinto de mi cuerpo.

 

La figura se giró. Estaba rezando junto a los ropajes del primer elegido, apesadumbrado. Alzó la mirada conforme Kashya se acercó, y se levantó. Tenía el cinto del caído en sus manos, y lo apretó con fuerza.

—... supongo que es lo más parecido a un descanso que podía obtener, ¿no es verdad? —susurró, triste y con pocas fuerzas—. Comenzaba a perder la cordura, como la perdieron los demás. Temo que pronto me suceda a mí, también. Los dos conseguimos huir, pero él... estaba muy herido. Y falleció, en mitad de nuestro camino, a las puertas del templo. A punto de llegar. La sangre se secó justo cuando estábamos a punto de lograrlo. Y aquí se quedó. Sujetaba mi mano con fuerza, sus ojos perdiendo su color, su rostro pudriéndose... y me miró a los ojos, en un atisbo de locura. "Gale, márchate". Me dijo que huyese. Me suplicó que huyese. Podría hacerme daño, y... decidió quedarse aquí, solo, aguardando.

Sonrió de forma entristecida.

—Nadie le ayudó, porque ni podían ni querían ayudarle. Comencé a ser invisible en el templo de los dioses; era el último elegido con vida, y habíamos perdido. Habíamos fracasado, por lo que... ya no éramos útiles, ya no servíamos. Ya no éramos importantes. No interesábamos a nadie, ¿qué interés puede despertar un pobre desgraciado que perdió a sus amigos y amante y solo quería vivir en paz, en este mundo podrido? No. No existe la paz para un desertor al que obligaron a desertar.

Rio, ligeramente. Su risa sonaba completamente triste, melancólica, apagada.

Gale, el elegido desertor
>> ¿Quiénes eran los elegidos?
>> ¿Qué relación tenías con el primer elegido?
>> ¿Qué fue de los otros?

 

Agachó la cabeza.

—Éramos seis. Seis elegidos. Y solo queda uno, aquí presente. ¿Qué crees que pasó con el resto, pues? Todos... acabaron muriendo. O lo intentaron, eso seguro, y actualmente han perdido completamente todo su ser. Son simplemente descerebrados, otros más, como esos que nosotros mismos hemos andado destrozando. Hace tiempo que los dejé atrás... y nunca volví, porque no era capaz de enfrentarle a él —apretó el cinto del primer elegido entre sus manos—. Porque él me lo pidió, al fin y al cabo. ¿Con qué cara miraría a su coraza vacía si intentaba atacarle y, en el proceso, él me hacía daño? Él quiso evitar eso, y... yo me alejé de él para cumplir su última voluntad. Pero ahora que no está, quizá... quizá pueda ayudar al resto, ¿huh?


Gale, el elegido desertor
>> ¿Quiénes eran los elegidos?
>> ¿Qué relación tenías con el primer elegido?

 

Gale sonrió de forma triste.

—Fuimos compañeros —susurró—. Viajamos juntos; los seis estábamos siempre cerca, ciertamente, pero él y yo formábamos un gran equipo. Él, con su gran agilidad y su enorme fuerza, atraía a enemigos, los esquivaba y los golpeaba de vuelta con enorme fuerza; y yo, desde la distancia, usaba magias poderosas de apoyo o de ataque. Con el tiempo, yo le enseñé a usar hechizos básicos, y él me enseñó los fundamentos principales del cuerpo a cuerpo. Hacíamos buen equipo... aprendíamos el uno del otro, pasábamos buenos momentos pese a los horrores del mundo en que vivíamos. Estar junto a él era como... como si de pronto el cielo a nuestro alrededor se tornase azul, como si las flores floreciesen, como si el sol bañase la piel, como si el sonido de nuestras risas fuese una música que se oía en el jolgorio de la ciudad. Un pequeño paraíso en mitad de un infierno. Con el tiempo, llegamos a ser amantes; estábamos hechos el uno para el otro, había complicidad, había amistad, y en este mundo muerto, el cariño, el amor, escasea, pero... supimos encontrarlo el uno en el otro. Ahora, eso me provoca sufrimiento. Y a él también debió provocárselo.

Suspiró.

—... las cosas acabaron como acabaron, y ambos sufrimos. No habríamos sufrido si no hubiésemos creado lazos, pero... aquí me tienes, como un alma en pena. Y aquí le tenías a él, con la única preocupación después de morir de mantener a salvo a otro, no de salvarse a sí mismo. El amor duele, chica: duele mucho. Y este no es un buen sitio para amar.


Gale, el elegido desertor
>> ¿Quiénes eran los elegidos?
>> ¿Qué relación tenías con el primer elegido?

 

Gale alzó la mirada.

—Eran... gente admirable, sin duda.

>> Estaba Bran, el elegido furioso. Era un tipo hosco y grandullón, que imponía mucho solo con mirarle. Tenía siempre rostro de mal humor, pero en el fondo, era un buenazo. Usaba una enorme hacha, gigantesca: era su seña de identidad, la Grond, de larguísima empuñadura y maravillosa hoja, afilada y contundente al final. Un arma única donde las hubiese, pero pesada como una montaña. Y, con todo, él la blandía con una sola mano... y no necesitaba siquiera un escudo en la otra, pues rara era la vez en la que daba alguna oportunidad al enemigo de contraatacar.

>> Luego, estaba Jord, el elegido impasible. Más maduro que el resto, pero fuerte y ágil, con su mítica espada y escudo, la Excalibur y la Égida, era un completo tanque impenetrable, fuerte, resistente y con mucha velocidad. Era un guerrero sublime, y una suerte de padre para todos, pues su sabiduría y experiencia parecían infinitas.

>> No puedo, claro, olvidarme de Vann, la elegida tácita. De escasas palabras pero letal en el uso de los conjuros, piromancias y milagros, era una maga extraordinaria, y combinaba su gran inteligencia e inexpugnable fe con una de las varas mágicas legendarias, que se dice que fue una de las ramas de la mismísima Zoa: la Gridharvolur. Con esa vara en una mano, no necesitaba arma física alguna: sus hechizos eran más que suficientes para destrozar a sus oponentes... sin embargo, sí que disponía de un arco enorme, el Artemisa, que manejaba con gran facilidad. Sus flechas alcanzaban desde distancias increíbles, y, en silencio, era capaz de atraer a enemigos desde lejos y luego aniquilarlos con sus poderosas magias.

>> Finalmente... estaba Lyn, la elegida fugaz. No he conocido a persona más rápida que ella, os lo aseguro. Portaba siempre su Gugnir, una lanza, aunque más bien la usaba como herramienta multiusos: podía usarla como pértiga, saltando alto, o podía caer sorpresivamente desde el cielo en un ataque inesperado. Tal vez te apuñalaba rápidamente, o tal vez la hacía girar sobre ella para amedrentar y alejar a sus enemigos. Tenía un dominio absoluto de su fantástica y elegante lanza, y sus movimientos eran gráciles y, como su título insinúa, fugaces.

Tras hablar de sus antiguos compañeros, Gale agachó la mirada, y tomó aire.

—... todos ellos, me temo, perecieron en algún momento, y en algún lugar. Y comenzaron a vagar por Edén, como descerebrados.

Con lentitud, tomó el cinto del primer elegido con sus dos manos y, apretándolo sobre su frente, se lo ató allí mismo, mirada decidida.

—Él ha conseguido descansar. Ahora, es su turno. El turno de todos ellos. Y también el mío, siendo sinceros. Debo... encontrar a los otros elegidos y acabar con ellos. Que dejen de vagar, que dejen de ser descerebrados y se conviertan en polvo... es una de las pocas cosas que puedo hacer para procurarles un final digno, algo más parecido a la muerte que un estado de agresividad involuntaria hacia todo lo que les rodea, sin capacidad de controlar los actos de uno mismo. Y, si lo consigo... podré descansar también yo, pues es todo lo que me queda por hacer en esta vida. Podré estar en paz, habré hecho lo que mis compañeros querrían.

Tras eso, Gale se acercó a Kashya y le entregó un polvoriento libro.

—... gracias por escucharme. Hace tanto que no tengo una conversación de este tipo con alguien que casi olvidaba lo bien que se siente uno. En todo caso, ¿eres una hechicera, asumo? Este libro contiene varios conjuros que pueden ser de tu interés; el problema es que si no eres una hechicera avanzada te costará saber usarlo como se debe... encuentra a alguien que pueda ayudarte, y podrás aprender estos hechizos. Yo ya los conozco... no lo necesito.

>> Ahora, si me lo permites, me marcharé. Hay cuatro viejos amigos que debo encontrar.

Y, con paso lento, abrió la verja, cerrándola tras de sí, y se perdió dentro de la ciudad.


Obtienes el Tomo de Conjuros de los humanos I.

 

Charlotte.

El camino no fue excesivamente largo, de hecho fue parecido a lo que había recorrido con la albina para llegar hasta el punto donde nos encontramos con el primer elegido. No, diría que un poco más lento. Ese viejo no solo era pesado, sino que era muy lento. En fin...

Cuando pude tener frente a mis ojos la figura de la hechicera solo alcé mi izquierda con tal de saludarle. Quizás innecesario porque recién nos habíamos visto, pero bueno. Nos reunimos frente al pozo, ambas con la espalda hacia éste mientras poco a poco escuchábamos los pasos férricos del hombre que venía a la siga mía. Obviamente obtuve la distancia en algún momento, pues iba a advertir a la chica.

—Uno de los otros vendrá con nosotras: El viejo de la espada—Le susurré cerca de su oreja con tal de que no hubiese posibilidad de ser oídas.—. Si las cosas se ponen peligrosas lo lanzamos a los descerebrados y corremos—Entonces una pequeña idea se cruzó por mi cerebro.—. Y en caso de que no quiera colaborar, podemos robarle la mano y sobornarlo con venderla.

Una pequeña risa salió de mis labios tras eso. Soy realmente brillante. Toda una líder innata.

Y cuando llegó el viejo solo lo miré.

—Bueno, somos los tres: Charlotte—Me apunté.—; Chica poker—Ahora a Kashya.—; Y... El viejo.—Decreté cuando mi dedo se alzó contra el hombre. Ni siquiera me dijo su nombre. Se supone que debes presentarte ante quien te guiará, ¿no? Hmph.

 

Sir Remmy

Tuve que ahogar una risa ante las demandas de aquella muchacha morena, sobre su posición de líder y la repartición de tesoros. Ah, esta juventud, tan impetuosa.

— Mira niña, mientras demuestres ser una líder capaz, y repartas todo de forma que el grupo en su totalidad se beneficie, tienes todo mi apoyo.— dije, encogiéndome de hombros, mientras sonreía, para luego disponerme a seguirla.

Y vaya que se movía rápido, la verdad. Le hacía bastante honor a su apariencia ligera y grácil. Iba a costar seguirles el ritmo, en especial con esa actitud explosiva que tenía. Parecía que tenía ganas de gastar energías en cualquier cosa. Bueno, eso tal vez indicaba que aquella muchacha tenía energías de sobra. Lo cual era bastante bueno, justo lo que me hacía falta. La joven luego alzó su mano, supongo que para saludar a aquella otra señorita que se encontraba en el lugar. Suponía que era su compañera. Habiendo tomado una buena distancia anteriormente, cosa que en ningún momento me molesté en acortar (la apurada era ella, no yo), se acercó a hablarle a la otra muchacha al oído. Suspiré. Bueno, con que esas teníamos.

En cuanto llegué con ellas, aquella chica morocha se presentó como Charlotte, a su compañera como chica póker, y a mí como el viejo. Sí, el viaje iba a ser complicado. Sin embargo, eso hizo recordar algo.

— ¡Oh, disculpen mis modales! Se me olvidó la etiqueta más básica cuando conoces a alguien nuevo. Soy Sir Remmington Percival Gauthier Frederick Theodore Von Sergei Leblanc III, aunque me pueden decir Remmy si se les complica con un nombre tan largo. No las culparía.— dije, con una sonrisa bajo mi bigote.— Espero poder serles de ayuda en la larga travesía que se nos presenta, y que todos logremos sobrevivir para ver el final de esta misteriosa aventura, ¿eh? Y, aunque supongo que ese fue un mote acordado, quisiera saber el nombre de la "chica póker". Y de sus propios labios.

Lo último lo dije mirando a Charlotte, con cierta mirada acusatoria. Uno debe dejar que sus propios compañeros se presenten debidamente. Una introducción no hace ningún mal, pero ya a hablar por ella. Fuf, esta juventud. Observé que había uno de aquellos extraños pozos en el lugar, como el del Templo, y hacia allí me dirigí, para tomar un buen trago antes del viaje, y recuperar todas las energías perdidas, aparte de chequear que tuviera todos los frascos llenos.

>> Oh, y una cosa más, niña. Secretos entre dos cuando hay una tercera parte presente es de muy mala educación.— le dije a Charlotte, cuando pasé a su lado.

Luego de tomar un buen trago, miré hacia mis compañeras, esperando paciente al lado de la verja, con el escudo apoyado en el piso.

— Cuando ustedes deseen partir, señoritas.

 

Charlotte.

Habré puesto una cara de reclamo en cada una de las intervenciones del viejo hacia mi persona. ¡Estaba intentando mandarme! Encima tenía un nombre larguísimo que, gracias a su manera de hablar, lo hacían parecer como una persona de la nobleza. Y toda esa información se podía ver apoyada hasta el punto de ser una teoría gracias al hecho de llevar un "Sir"antes de todo, y al final tenía una última palabra que lo definía como el tercero... Tercer Remmington a secas, espero.

—No es de muchas palabras—Alcé los hombros antes de darme la vuelta y decidirme a seguir a mi compañera hacia la verja.—. Vamos, viejo de nombre gigante. Si te quedas atrás te dejaré sin tu parte.

Hablé eso último mientras aprovechaba esta pequeña instancia de relajo para acomodar el pañuelo que le había comprado a Helga en la tienda. Era semejante, incluso podría decir que igual, al del primer elegido. Menos mal que lo hice caso a la vendedora, sino hubiese quedado demasiado expuesta a magias y no me apetece en lo absoluto.

Ojalá no hayan más problemas desde ahora.

>>Atravesar la verja.

 

Para sorpresa de Kashya, tan pronto como se acercó a la casa, una suerte de descerebrado que portaba una armadura de caballero y tenía ojos rojos y brillantes la asaltó. Llevaba una capa roja, ondeada al viento, y una enorme hacha en sus dos manos. Parecía estar custodiando algo... y resultaba que, dentro de la casa, había una especie de celdas pequeñas. Tras una de ellas, encerrado, parecía haber un pequeño Litzel, asustado y cubriendo su rostro con sus manos. ¿Qué haría ahí...?

Seguramente no habría tiempo para pensarlo, porque el gran caballero estaba ya dispuesto a atacar a Kashya.

EJECUTOR DEL REY
Salud: 2100 (individual) / 2800 (dobles)
Movimientos:
???
Debilidades y resistencias:
???
Drops:
???
Éter obtenido:
???

 

Sir Remmy

Esto anteriormente debían haber sido los suburbios de la ciudad. Varias casas se podían ver, aunque ya en ruinas, junto con varios de aquellos descerebrados caminando de un lado al otro, sin duda los anteriores habitantes de este lugar, manteniendo una especie de parodia de lo que seguramente hubiera sido una bella zona civilizada.

Había un par de esas casas que se mostraban vacías a nuestro alrededor, junto a una tercera, al parecer custodiada por un trío de descerebrados al lado de una hoguera. Kashya hizo señas de que se iría hacia la más cercana, para investigarla. Sí, separarnos para cubrir más terreno podría ser una muy buena idea. Yo comencé a perfilar hacia donde se encontraban aquellos descerebrados, que estaba seguro que podría manejar con mi maza, cuando el ruido de algo pesado moviéndose se pudo escuchar a mi espalda. Al darme vuelta, pude ver como una criatura con los ojos rojos, armadura pesada y una enorme hacha asaltó a la muchacha. Maldición, parecía ser una emboscada.

Apreté los dientes, me bajé el visor del casco, y me acerqué raudo hacia donde ellos se encontraban, lanzando un guijarro hacia la criatura, para llamar su atención, y ponerme al frente de Kashya, con el escudo alzado.

— Bueno, esta parece una oportunidad ideal para demostrar cuan duro de roer es este hueso viejo.— dije, soltando una risotada.— Quédate detrás mío, Kashya. Veremos quien es mejor caballero, si esa cáscara vacía de vida o yo.

>> Lanzo 1 guijarro

Contenido oculto

Si se puede actuar ahora, edito este post luego

 

Contenido oculto

La batalla oficialmente empieza ahora, ¿vale?

Irritado ante el guijarro, el Ejecutor caminó con paso firme y seguro hacia Remmy, colocándose cerca de él. Estaba más que de sobra a la altura de su gigantesca hacha... y prometía doler.

EJECUTOR DEL REY
Salud: 2799/2800
Movimientos:
???
Debilidades y resistencias:
-Resistente a Daño contundente (x0,75)
Drops:
???
Éter obtenido:
???

Posición actual:
-Cerca (Remmy)
-Lejos (Kashya)
Posiciones disponibles:
-Media (Remmy) (-15 ST)
-Lejos (Remmy) (-25 ST)
-A la espalda (Remmy) (-20 ST)
-Media (Kashya) (-15 ST)
-Cerca (Kashya) (-25 ST)
-A la espalda (Kashya) (-35 ST)

 

Sir Remmy

Bueno, el guijarro había tenido el efecto deseado. Ahora tenía al grandulón al frente mío, listo para partirme la cabeza en dos con su enorme hacha. Le dediqué una sonrisa que se asomaba por debajo de mi bigote, y desenvainé mi espada. Al parecer, el guijarro no había hecho más que llamar su atención. Tal vez algo con más filo sirviera para estos casos. Simplemente para comprobar mi teoría, le di un par de tajos al gigante. Podría moverme detrás suyo, pero no quería dejar a Kashya desprotegida, menos ahora que no sabíamos nada del enemigos.

Varios extraños proyectiles etéreos golpearon a la criatura al frente mío, y aproveché ese momento de distracción para afianzarme mejor en mi posición y levantar el escudo. Sentía que el golpe de esa hacha iba a doler, y podría ser suficiente para moverme hacia atrás. Apreté los dientes, ante el impacto que seguramente vendría.

>> Atacar con Espada x2 + Ponerse en guardia

PS: 660/660
PC: 75/75
ST: 225/275 (+11)
Ratio de esquiva: -3 ST
Armas:
- Espada larga (54 Daño cortante, -25 ST)
- Maza (48 Daño contundente, -15 ST)
- Escudo de Verghal (Daño x0,3, 1/3 de ST para bloquear)
Reducción de daño:
- Daño cortante (-30%)
- Daño de embestida (-40%)
- Daño contundente (-40%)
- Daño mágico (+10%)
- Daño de fuego (-10%)
- Daño de hielo (-10%)
- Daño eléctrico (+30%)
Objetos equipables:
- Trozo grande de adamantita (material poco común para mejorar armas)
- Trozo de adamantita (material común para mejorar armas) x 2 uds.
- Pequeño cúmulo de éter (+300 éter) x 1 ud.
- Guijarro (1 daño contundente, atrae atención de enemigos) x 6 uds.
- Antídoto (cura el veneno o la acumulación de veneno) x 3 uds.
- Vendas (curan la acumulación de hemorragia) x 1 ud.
- Hierba de la fuerza (+40 ST perdida) x 3 uds.
- Brebaje de éter (+33% PS) x 2 uds.
- Pócima de éter (+33% PC) x 1 ud.
Anillos:
- Movilidad (-ST al reposicionarse)