Es ridículo pretender olvidar estos sentimientos, o imaginar que son meros rastros de un agridulce amor. No es que no pueda olvidarte; pero dime como detengo estos constantes recuerdos, que cada noche insisten en visitarme. Conservare estos fragmentos de aquel juvenil amor; atesorándolos, hasta el día en que pueda dejarlos ir, sin remordimiento alguno.