Drabble Adiós primavera.

Resumen: La historia sigue los eventos luego de que una desamparada Termina permitiera que la maldición del pico nevado cumpliera su objetivo.

El pueblo goron de Termina era un lugar concurrido, no pasaba un día sin que alguien se tomara la molestia de escalar la falda de la montaña, ya sea para comprar un gramo de pólvora o visitar la herrería. Llegaban los rumores de que un Skull Kid se dedicaba a molestar en la ciudad del reloj, pero era ridículo pensar que un pueblo entero se centrara en la vida de un bichito.

Todo tomó sentido cuando el pequeño llegó al pueblo goron. Éste Skull Kid llevaba puesta una mascara con motivos extraños de los cuales resaltaban unos ojos angulados, bien abiertos y con pupilas muy dilatadas. Su llegada fue muy espontanea, todos estaban alertas y a la espera de cualquier acción por su parte. Pero el pequeño solo caminó (casi inmutado) recto hacia el pico mas alto, cubierto por una capa de nieve.

—¿Qué está pasando allá arriba? —Exclamó un goron del pueblo.

Se notaba algo brillando con un sólido color rojo, expandiendo su radio al punto de parecer un segundo sol en el firmamento. Uno a uno los goron se fueron percatando del suceso, contemplaban como el cielo se cubría de un color cálido y fue una fuerte sorpresa el que comenzara a nevar.

Nadie tomaba en cuenta la nevada. A los gorons no les gustaba mucho la nieve, pero esto no impedía que cumplieran con su rutina. Con el paso de los días permanecer afuera era casi imposible, los lagos comenzaban a congelarse y el hielo cubría toda clase de superficie.

Cierto goron, sin consultar, ya había emprendido a la montaña, pero no se supo mas nada de él. Los habitantes, como única opción, consultaron al patriarca, quien sabía lo mismo o menos de la situación.

—Señor, ayúdenos, no sabemos que hacer. —Preguntaba uno de los rocosos.

—Yo mismo iré al pico nevado y veré que sucede. —Respondió el anciano goron.

Con pasos lentos, partió rumbo a lo mas alto del pico, hacia donde comenzaba la tormenta. Pero no pasó mucho tiempo hasta que su acabado cuerpo fuera bajando su ritmo en un aspecto general. Primero su respiración y luego su pulso, le tomaba cada vez mas esfuerzo caminar, pero lo hacía. Solo podía pensar en su hijo, en que no iba a permitir que nada malo le pasase.

Llegó un momento en el que se detuvo por completo, pero no porque quisiese sino porque la situación no se lo permitía, con sus últimas energías recordó su vida en un instante, una vida muy pacífica que le permitiría lidiar con la eternidad.