Acrobacias Adversarias

Hola, muchachos :)
En primer lugar muchas gracias por lee la historia y segundo, lamento mucho el retraso. Se me complicaron los horarios con esto de la escuela :/ Espero ustedes tengan tiempo para leerla :)

Advertencia: Habrá violencia explícita en este episodio, por eso puse la imagen en spoiler, así nos ahorramos problemas.
Espero la disfruten :D
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Capítulo IV: Chopper desaparece​

Al día siguiente Mikayla despertó por el ruido intermitente del despertador, y con fastidio cubrió su cabeza con la almohada blanca ahogando un grito de angustia, para después levantarse a empezar su segundo día de trabajo.

La noche anterior había estado leyendo el itinerario para informarse de la jornada de cada día, y teniendo claro lo que debía hacer, se le facilitaba el trabajo mental de calmarse por la mañana.

Siguiendo la rutina del día anterior se aseó para después irse a cumplir su labor como guardiana de la celda XXI. Aquél día los hachazos se escucharon durante todo el primer turno de Mikayla, como un sonido molesto para los oídos de ella, que se estremecía cada vez que las hachas golpeaban la puerta al chocar. Era desagradable saber que con esas armas había cometido crímenes abominables y estuvieran tan cerca de ella.

Así, dio la hora del almuerzo donde los hombres le chiflaron cuando se sentó, causando que el color se le subiera al rostro. Y desde el almuerzo hasta el final del día, Mikayla siguió dándole vueltas al asunto de lo que debía hacer con el subordinado, ya que en el itinerario decía claramente “MISIÓN” y por lo que le había explicado Bartolomé, eso significaba una carrera contra el tiempo en donde los subordinados ponían a prueba sus habilidades (en las cuales la mayoría de las veces Chopper era el vencedor) tres veces a la semana.

También pasó el segundo turno escuchando los hachazos de Chopper contra la puerta metálica, como si él quisiera molestarla y estaba logrando su objetivo, ya que Mikayla se comenzó a estremecer nuevamente, pensando que debía luchar contra esas hachas al día siguiente.

Y así dio su tercer día en la prisión: el día de la misión. Mikayla fue a cumplir con su labor, ya lista para llevar al subordinado a la cámara de entrenamiento.

— Esto será complicado —dijo adentrándose por el pasillo IV. Recordó las palabras de los muchachos de que Chopper era un adefesio y se puso a sacar conclusiones: <<Cualquier persona normal lo encontraría abominable, pero a mi parecer no es para tanto. Parece salido de un videojuego—rió—. Y si soy buena jugando, puedo serlo aquí en la vida real. >>–se bromeó a sí misma para relajar un poco los nervios.

Al llegar, abrió la puerta con sumo cuidado, y entró buscando con la mirada la ubicación del subordinado, un poco nerviosa, pero más que nada con ganas de llevarlo a la misión, para conocer más de cerca su entorno. El encapuchado la esperaba, acechantemente desde arriba de la jaula en medio de la celda.

—Hola— saludó el albino desde lo alto.
La muchacha se sobresaltó al ver al subordinado tan de repente.
— Hola, Chopper —respondió ella, con el corazón acelerado— Baja de allí. Es hora de la misión.

Él estaba con una sonrisa macabra en el rostro, y la miró de pies a cabeza antes de bajar hacia ella. Su intriga hacia la chica seguía latente, así que haría lo posible por resolver aquél enigma.
— Linda ropa pero ¿no crees que sea algo atrevida para entrar a la celda de un extraño? —cuestionó con una media sonrisa, ante el rostro sonrojado de la guardiana.

— No estás en fachas de reclamarme eso— dijo ella levantando una ceja.
—Touché — sonrió ante el estoicismo de la chica—Debes ser muy valiente o muy tonta para usar eso aquí —le contestó, sacando su hacha que, en un cuarto de segundo estuvo a centímetros del cuello de la joven— Pero no es tiempo de conversar…

Contenido oculto

—N…No… —dijo ella colocando su mano en el brazo de él y alejando el hacha de si— Es hora de tu misión.
— ¡Jajajaja jajajaja! —Se rió. Quiso intimidarla, así que se acercó a Mikayla hasta el punto que le molestara.
— ¡Oye! Estás muy cerca… —se quejó entrecerrando los ojos, a modo de protección.
Ante la respuesta de la chica, el subordinado notó el pudor que le provocaba tenerlo a una distancia casi íntima y se acercó más, al punto que sintió el aroma que emanaba la muchacha, y como una descarga eléctrica cayó en la cuenta que su aroma era aún más extraño que la sensación que le provocó la primera vez. Consciente del malestar que le provocaba la joven, desenganchó el látigo ajustado a la cadera de ella, para después saltar increíblemente hasta encima de la jaula, tomando un respiro para librarse del aroma de ella.

Mikayla se percató que Chopper le había robado, e ignorando lo que acababa de ver, corrió hacia el centro de la celda, quedando frente suyo.
— ¡Hey! —exclamó.
—Esto me estorba —le dijo lanzando el látigo a un lado, para después lanzarle el hacha que tenía en la mano — ¡Atrápala!

La chica la evadió haciendo una rápida voltereta hacia atrás y, no terminando de erguirse aún, Chopper bajó como una pantera, liberando una ventisca considerable al tocar el suelo.
— ¿No te basta con desarmarme? — cuestionó ella con intención de retroceder, pero se mantuvo firme.
— No —contestó él, empuñando el hacha que le quedaba. Bastó con decir eso para que Mikayla supiera que debía pelear.

Entonces Mikayla divisó el látigo en el suelo a un lado de la jaula y tuvo una idea. Tomó aire y corrió alrededor de la celda, tratando de alejarse lo más posible del subordinado, quien intentaba atacarla cada vez que la tenía cerca, sin lograr rozarla siquiera.

Cuando el látigo estuvo a una distancia considerable de ella, se lanzó y bastó ejecutar una ágil voltereta para agarrarlo.
— Oh, lindo truco jajaja —dijo Chopper sonriendo, para lanzar su última hacha— ¡Toma esto! — exclamó el albino, mientras el hacha emitió un extraño resplandor azulino, a la vez que incrementaba su tamaño.

Mikayla debía ser rápida, dio un latigazo hacia el hacha y ésta se devolvió hacia su dueño, dándole justo en el abdomen.
— ¡Arrrggg! —reclamó cubriéndose el área afectada e inclinándose para resistir el dolor.

La joven guardiana no sabía qué hacer, no sabía si sentir alivio de detenerlo por unos momentos, o sentir miedo que la atacara con más furia; haciendo evidente en su rostro la preocupación que le provocó haberlo golpeado.



Mikayla observó desde su posición cómo él se volvía a erguir, con una mirada felina que demostraba lo dispuesta que estaba a hacer lo que fuese necesario para salir con vida. Chopper la observó con una sonrisa misteriosa y solo se limitó a hacer una reverencia mientras un portal celeste apareció bajo sus pies, que lo absorbió hasta hacerlo desaparecer por completo.

Mikayla, incrédula aún por lo que había visto, llamó a Chopper, ignorando cualquier peligro que pudiera llevarle el hacerlo, pero no desistió y lo buscó por toda la celda, menos en la jaula que estaba cerrada por dentro. Pero allí tampoco vio nada, así que decidió ir a explicar la situación ella misma al guardián de la cámara de entrenamientos personalizada.

Allá no tuvo mejor suerte, ya que la acusaron de irresponsable y la llevaron directamente hasta la oficina del director, quién no se mostró muy contento por la situación.
—Mikayla, no te esperaba aquí tan pronto y mucho menos por una infracción —dijo seriamente—. Como supe, no cumpliste con el horario del subordinado.
—Bartolomé, hm… Señor Bartolomé, la cosa no es tan así —corrigió—. Verá, intenté llevarlo pero ¡de repente desapareció!... Se esfumó.
—Desapareció —repitió el elegante hombre con mirada pensativa—. Oh, ya veo el problema. Te ruego me disculpes por no haberte avisado que los subordinados de esta cárcel tienen esa habilidad, además de las “otras”.
— O sea que ¿desaparecen? Y ¿a dónde van?
— Se llama “tele transportación”. Ven, observa esto —dijo girando en la pantalla del ordenador portátil, que mostraba un video pixelado de un subordinado ejerciendo la tele transportación de la misma forma que había visto hacerlo a Chopper.
— Esta habilidad sirve para ir a otro lugar dentro de los parámetros dentro de la capacidad de cada individuo y, dado que nuestros subordinados están en celdas aseguradas solo pueden hacerlo dentro de ellas —explicó Bartolomé, amablemente.
— ¿Me está diciendo…que Chopper ahora está en su celda? —preguntó Mikayla, incrédula.
— Exactamente —respondió el hombre rubio pestañeando lentamente.

Mikayla se sintió pisoteada, no entendía cómo no se dio cuenta que en la prisión no dejarían escapar a los subordinados tan fácilmente, pero también no entendía el por qué de las habilidades de ellos.
— Señor Heidelberg, dígame —dijo leyendo la placa en el escritorio— ¿por qué son así? O sea, ¿por qué les dan todas estas habilidades a los subordinados si son criminales?
— Esta prisión tiene muchas historias, demasiadas y, estos subordinados están aquí desde mucho antes que yo entrara al mando, y estas “reglas” están desde que ellos fueron elegidos ¿comprendes? Eso va más allá de lo que yo te puedo responder —contestó cordialmente.



— Entiendo —asintió ella.
—Mikayla, quiero que comprendas por qué son tan importantes las misiones para nosotros. — Dijo con una mirada amigable— Al hacer misiones, los subordinados se hacen más fuertes y desarrollan más habilidades y eso es vital para la fortaleza de la capa que cubre este lugar. Mientras más fuertes se hacen mejor es la protección contra las toxinas del cielo magenta, y nos mantienen mejor alejados del mundo exterior. — Se detuvo para observar el semblante atento de la chica— Chopper es nuestro mejor postor y como tú eres su guardiana eres tan responsable como él de hacer que esto funcione, ¿entiendes?
— Sí, y tiene razón. Esta realidad es muy extraña, incluso me siento algo agobiada.
— No te preocupes por eso. En lo personal, no conozco una persona que esté más capacitada que tú para vigilar a nuestro mejor subordinado. —Dijo Bartolomé sonriendo— Solamente procura no repetir lo de hoy, o si no me veré obligado a descontarlo de tu paga por incumplimiento laboral.
— Claro. Mil disculpas —contestó ella con intenciones de salir.
— El azul te queda espléndido—observó con una mirada picarona, que lo hacía ver un poco infantil.
— Es mi color favorito — le respondió con una sonrisa —. Gracias. — dijo antes de salir por la puerta

Mientras que en la celda XXI, dentro de la jaula, bajando la escalera, específicamente, estaba el cuarto personal de Chopper, con él recostado sobre la única cobija que cubría su delgado colchón en su cama de madera.



— Que gente tan estúpida —murmuró bufándose. No se quitaba de la cabeza a la muchacha que osadamente se atrevió a atacarlo y más aún, a devolverle su propio ataque. Chopper había perdido la fe en que hubiera alguien que le hiciera frente, y mucho menos una chica que fuera tan acrobática como él. Era algo que simplemente no entendía y tampoco quería hacerlo. Solo quería descubrir por qué se acobardó cuando la tenía servida y que dudosamente volvería a someter, si seguía defendiéndose de la forma en que lo hacía.
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Gracias por leer :) Y por cierto, mis dibujos anteriores tienen muchas falencias y ahora traté de hacerlo lo mejor posible. Si alguno de ustedes tiene algo que decir con respecto a ellos, en serio, les agradecería mucho que lo hicieran :) me ayudarán a mejorar.

 

Uy... Muchas gracias a todos por los comentarios. Créanme, me sirven bastante y aunque no les responda a todos, espero hacerlo a medida que avance la historia. Aunque quiero confesar, que escribir Acrobacias Adversarias ha sido todo un proyecto para mí :) He aprendido bastante, incluso me ha ayudado para el colegio: obligatoriamente debo saber redactar bien, saber como expresarme y además estudio mucho para la historia, en fin... ha sido una experiencia abstante grata a pesar de que queria ponerle solo 12 capítulos.

Debo confesar que la historia la publico MUY resumida, así como no publico TODOS los horarios de Mikayla ni la hora libre de Chopper, pero también estoy aprendiendo como escribir y me alegra tener lectores críticos como ustedes que me han ayudado BASTANTE en todo este asunto de la escritura.

Lamento haberme retardado tanto en publicar el capítulo, pero como estoy MUY atareada, solo me quedó tiempo para hacerle los últimos ajustes a la historia y los dibujos por esta vez no correrán, espero no sea de gran relevancia eso :/

Bueno, sin más preámbulos, les presento el capítulo N°5 ;)
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Capítulo V: Consejos efectivos​

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Todo era muy confuso para Mikayla, de pronto se encontraba enfrentándose a un ser antinatural, al cual debía vigilar y cuidar con su vida y no literalmente, ya que cualquier descuido le costaría lo único que le quedaba por proteger; apenas llevaba unos días en el puesto y parecían eternos. De no ser porque tenía horarios para todo, no sabría cuando distinguir el día de la noche ya que prácticamente la vida en la prisión tenía movimiento las veinticuatro horas del día.

Pronto dio inicio a un nuevo día en la prisión…

La luz liliácea entró por el tragaluz y como Mikayla estaba con el sueño demasiado liviano despertó apenas la luz se encontró con su rostro. Prontamente se alistó para ir a tomar desayuno en el casino.

En el comedor común para los empleados había mucha gente, y Mikayla hizo la fila para tomar su bandeja, y en eso vio una cabellera pelirroja brillante muy lejos. Alzó más la vista y se dio cuenta que era una chica que se había sentado recién a comer en una mesa solitaria del fondo, así que apenas recibió su bandeja (con tostadas con huevo, y té en un vaso desechable y un pastelillo de mora) partió a paso veloz hacia la chica, con la esperanza de buscar alguien con quien conversar.


-Hola –saludó Mikayla sonriendo amablemente. La pelirroja alzó la vista seriamente y devolvió el saludo. - ¿Puedo sentarme? –Preguntó, lo que la chica sentada respondió asintiendo con la cabeza –Me llamo Mikayla Sott.
-Hola, soy Yania –contestó con una sonrisa amable.

Así dio inicio la conversación de ambas chicas. Yania tenía veinte años, de ojos café claro casi amarillos, de una linda tez rosada con pecas. Era una chica muy atlética, poseía una katana y había participado en muchos torneos y presentaciones con las artes marciales. Su familia eran sus padres, ambos japoneses y su hermano mayor, ambos habían sido adoptados y vivían en Japón, aunque sabían español por sus raíces hispánicas. Su presencia era agradable y tenía buen corazón, aunque un tanto misteriosa.

-¿Tienes problemas con el subordinado que vigilas? –preguntó Mikayla, con intenciones de meter a Chopper en la conversación.
-No demasiados– contestó Yania.
- ¿Y sabes que crimen cometió?
- Sí… pero no me gusta hablar de eso–dijo la pelirroja tomando té del vaso desechable.
- Oh, no sabía. Hm… contéstame una cosa: ¿cómo le haces para llevar a tu subordinado a las misiones? –preguntó en un susurro.
Yania la observó y se echó para atrás, sonriendo.
-¿Tú eras la que no pudo llevar a Chopper a la misión?
- Oh, así que sabes. Sí, soy yo –respondió la joven morena con vergüenza.
-Ay, Mikayla no dejes que eso vuelva a pasar. Los subordinados se creen demasiado para el puesto que en verdad se merecen –dijo seriamente.
-Esto es nuevo para mí. Nunca había visto… nunca pensé que existiera un hombre así, como Chopper. Además, ¿cómo puedo hacer que obedezca si él tiene poderes? –se quejó.
-Pero tienes un arma ¿no? A ver, déjame verla –pidió la chica extendiendo la mano.
Mikayla sacó el látigo de su cadera y se lo entregó.
-Un látigo –dijo con los ojos brillantes- ¿Qué haces con esto?
- Acrobacias. Soy gimnasta y sé cómo usar esto en defensa personal –señaló Mikayla.
-Hm… puede servir –concluyó Yania poniéndolo en la mesa-. Oye, no quiero asustarte, pero todos los que han pasado por tu puesto no han durado mucho y tenían armas mucho más poderosas que la tuya.
-Sí lo sé –dijo Mikayla mirando el vacío.
-No dejes que se pase de listo. Aquí todos creen que por ser mujeres no hacemos gran cosa, pero no saben que somos muy capaces de vencer a cualquiera de los subordinados.
- Cierto. ¿Conoces tú alguna forma de hacerlos obedecer?
- Ponle sus límites y no demuestres miedo aunque lo sientas. Es el único modo de hacer este trabajo; con todos –respondió dando un último sorbo al vaso.

Dicho esto, la suave voz de Melisa se escuchó por los altoparlantes anunciando la hora de inicio del primer turno de los guardianes, para finalizar con la buena noticia del día.
- Los registradores ya están instalados en cada celda, así que deben registrar la contraseña que eligieron apenas lleguen a sus puestos. Que tengan buen día –dicho este anuncio, cerró la comunicación del altavoz.

-Bueno, debo irme. Chao –se despidió Yania rápidamente, haciendo que su cola de caballo se meneara con el viento.
-Chao –respondió Mikayla para sí misma.

Durante el trayecto hacia la celda XXI Mikayla recordó su último encuentro con Chopper, que dejó bastante que desear de su rendimiento como guardiana.

Entonces pensó en las palabras de Yania <<”Ponle sus límites”>> y le encontró toda la razón. Así que daría lo mejor de sí para la próxima vez que viera a Chopper.
Iba pensando en esto cuando escuchó un fuerte golpe en algo metálico, seguido de un grito. No alcanzó a moverse, cuando vio a un hombre flacucho de cara alargada, correr desesperadamente en dirección contraria a Mikayla, chocándola en el hombro al pasar, causando que perdiera un poco el equilibrio.

-¿¡Pero qué te pasa!? –se quejó sobándose el brazo derecho, donde recibió el impacto del hombre.

Lo que le había ocurrido al hombre no era para que tuviera una reacción menor: Se encontraba dando los últimos ajustes al registrador cuando presiente que alguien lo observa; miró a su alrededor y sus nervios deficientes lo dominaron por completo cuando vio unos ojos blancos en el rostro de un hombre igual de blanco. El hombre dejó caer sus herramientas y salió corriendo, controlado por el miedo, y ahí dio el empujón a Mikayla.

Al llegar a la celda de Chopper, vio el registrador instalado y una caja de herramientas tirada en el suelo con muchas piezas pequeñas repartidas por él. No le dio importancia y examinó el registrador, recordando lo que le había dicho Bartolomé el primer día cuando la registraba.
<<El viernes llegarán unos registradores especializados para registrar el orden de llegada de los guardianes a las celdas. Escoge una contraseña y presiona el botón rojo para activarlo. Es sencillo, así que no lo olvidarás>>

Eligió como contraseña los números 1337 y presionó el botón rojo, y se escuchó una voz robótica: “1337, Guardián 346. Celda veintiuno. Hora ocho con treinta y cuatro”.
El pasar de las horas no se hizo notorio para Mikayla, quien pensaba en Yania, en su forma de ser tan segura y radiante, además, el consejo que le había dado le daba vueltas en la cabeza y se mezclaba con las ideas que ya tenía relacionadas con cumplir su trabajo, lo que estaba estrechamente relacionado en su roce con Chopper.

-Abuelito, dame las fuerzas para lo que voy a hacer –dijo mirando hacia arriba y, alentada por las palabras de Yania, entrando en la celda XXI.

Adentro, Chopper estaba parado al fondo de la celda y al ver entrar a Mikayla lanzó su hacha, la que se agrandó al girar por el aire y adoptando una coloración azulina; Mikayla se hizo a un lado y el hacha golpeó la puerta, haciendo que se cerrara y al hacer contacto con ésta se produjo un efecto boomerang, que la devolvió con el subordinado.

Mikayla se asustó, pero retomó su valentía para hacerle frente y cumplir con el fin con el que había entrado.

-Apareciste –sonrió la chica sarcásticamente, lo que fue ignorado por el subordinado, quien comenzó a reírse frenéticamente- ¿Qué es tan chistoso?
- Es patético que intentes enfrentarme. No hay ninguna posibilidad que una mujercita como tú salga ilesa de esta situación. –se burló haciendo girar sus hachas en ambas manos.
-No te acerques –ordenó, en posición de atacar con el látigo.
- Como desees –se burló y lanzó su hacha tan rápido que Mikayla no tuvo oportunidad de esquivarla y le hizo una herida cortante profunda en el brazo.
-¡Ah! –Mikayla se cubrió la herida con su mano, la que comenzó a sangrar al instante.
-¡Jajajajajajajajajaja! –rió Chopper. Había herido a su guardiana – Te lo advertí. Segunda víctima del día ¡Jajajajajajajajajaja!

Mikayla lo miró apretando sus labios y corrió fuera de la celda, con la sangre escurriéndose por sus dedos.
El corte no había sido menor. En la enfermería le pusieron vendaje y debía ir a cambiarlo hasta que la herida se cerrara por completo, y por lo tanto no podía hacer fuerza con el brazo.


Al día siguiente, correspondían las misiones de los subordinados, lo que significaba un nuevo reto para Mikayla que aún no sabía cómo hacer que Chopper la escuchara. Su brazo aún le dolía y no podría hacer acrobacias ágiles que le ayudaran en un enfrentamiento con el asesino acrobático.

Al entrar en la celda XXI, vio a Chopper muy concentrado haciendo flexiones de brazos colgándose del techo de la jaula; Mikayla y se acercó hacia la jaula para hacer notoria su presencia.

-¡Hey! –lo llamó.

Chopper la reconoció y sin mirarla, bajó de su posición con una voltereta, cayendo ágilmente de pie. -¿Qué quieres? –preguntó secándose el sudor de la frente.
-Supongo que una explicación –le contestó la morena mirando su brazo vendado.

Chopper solo se fijó que no llevaba mallas en el brazo izquierdo, solamente el vendaje y las mangas metálicas, y luego miró la puerta entreabierta tras Mikayla.

-Cierra la puerta –ordenó el albino.

Mikayla desenganchó el látigo de su cadera y lanzó un ligero movimiento hacia atrás para complacerlo, y también demostrar que estaba preparada para atacar.
-Bien. Ahora dime ¿por qué faltaste a la misión?, ¿Sabes los problemas que me ocasionaste, ¡ah!? –esto último lo enfatizo con un naciente enojo.
-¡Jajajaja! No culpes a los demás si te pones histérica por cualquier cosa –se burló.
-Pero tú eres el líder de los subordinados, y tu deber es comportarte como tal –contestó ante a actitud prepotente del hombre tatuado.
-Yo sé cuáles son mis obligaciones, pero tú… -dijo acercándose a ella con el ceño fruncido- ¿sabes cuál es tu lugar? Está allá afuera –señaló moviendo la cabeza-, tras esa puerta, y no aquí molestándome en mi tiempo libre.
-Si tengo algo que decirte lo diré –contestó acercándose prepotentemente hacia el hombre-.Al parecer es la única forma de saber cómo realmente eres –al decir esto lo miró de pies a cabeza.
-¿Y tú que sabes? Si supieras lo más básico de mí, no estarías encerrada conmigo, estoy seguro –dijo frunciendo más el ceño, haciendo que una arruga se le formara en la frente.
-No necesito conocer lo que hiciste. Me basta con lo que veo –dijo con intención de hacerlo sentir mal.
-Que bueno saber que eres superficial –dijo con una amarga sonrisa. El tono de Chopper no era igual, al decir esto último lo hizo recordando su antiguo trato con las mujeres, quienes solo habían prestado atención a su físico para darle el trato q

ue “se merecía”.

Mikayla no era superficial, y esas palabras bajaron un poco su actitud defensiva, ya que había percibido algo más en aquella frase, como si no estuviera hablándole a ella precisamente.

-Pero no entré a discutir contigo… -dijo alejándose de él- ¿Seguirás atacándome cada vez que entre a tu celda? Así no podré llevarte a la misión.
-No te estoy atacando –respondió con el rostro relajado.


Era cierto. Chopper no estaba siendo agresivo y ni siquiera había violado el espacio personal de ella como en otras ocasiones. Al darse cuenta, Mikayla se confundió un instante, sintiendo rabia hacia ese hombre que jugaba con su mentalidad tensa.-Quiero hacer un trato contigo –le dijo mirando el hacha enenganchada en su pantalón.
- No tengo intenciones en tener algo que ver contigo, ni lo más mínimo –respondió retomando el ceño fruncido, pero ante la negativa, Mikayla decidió seguir hablando.

- No entraré más a tu celda, excepto los días de misión, y tú no me atacarás en esos días ¿sí? –preguntó la muchacha, pero era más una afirmación.

Chopper la miró un segundo, y nuevamente sintió que Mikayla no era como las demás personas. Había algo en su postura, su cara, su olor y su voz que le provocaba una sensación de melancolía, algo que había sentido antes o que no quería recordar. Pero volviendo a la realidad, la miró y extendió ambos brazos con los puños apretados, invitándola a esposarlo.

Mikayla sacó las esposas de su cinturón improvisado y se las colocó, junto con los grilletes de fierro en los tobillos, y no pudo evitar sonreír al ver que había logrado que Chopper colaborara con ella.

 

En primer lugar, gracias a todos por leer :) Para este capítulo me tardé un poquito más, pero bueno, no les daré excusas baratas y les aclaro algo: debido a como está tomando rumbo la historia, lo más probable es que se alargue un poquito en la trama de lo que tenía pensado inicialmente, pero aún así, insisto, la historia está resumida, por lo que pareciera que avanza muy rápido, pero creo que es mejor publicarla así,, sin ahondar en detalles mínimos :) Sin más preámbulos, les presento el Capítulo N°6 ;)
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Capítulo VI: Una visita al comedor de subordinados
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Durante días, Chopper permitió que Mikayla cumpliera eficazmente con el trabajo de escoltarlo al comedor, a las misiones, a los entrenamientos y al pequeño tiempo de recreación. Mikayla recuperó parciamente la estabilidad de sus nervios y, con la ayuda de Yania se sintió más a gusto en aquel lugar hostil.

Después de cuatro días, Mikayla se encontraba ejercitando con Yania en el entrenamiento de guardianes y como ambas simpatizaban se frecuentaban a diario y estaban juntas todo el tiempo con los guardianes.

En esta ocasión, la pelirroja se encontraba ejercitando su musculatura superior, haciendo flexiones, colgándose de una vara metálica, mientras Mikayla hacia abdominales en una camilla especial.

-¿Estás cansada? –preguntó Mikayla deteniendo su frecuencia.
-¿Cansada? ¡Jamás! Si esto ayuda seguir viéndome hermosa lo haré –respondió la pelirroja.
-Me alegra que pienses así ¡Ese es el espíritu! –Sonrió la acróbata- Yo tampoco estoy cansada, pero es más por costumbre que por alguna otra razón.
-Ay, no te hagas, si en el fondo te gusta atraer miradas- dijo Yania arqueando ambas cejas.
-Tal vez… pero digamos que mi forma de hacerlo es un poco distinta a la tuya. Verás, a mi me gustan las cosas extravagantes… si hay algo raro ¡bienvenido sea!
-Oh… Así que no tendrás problema con tu subordinado –dijo Yania soltando la vara y caminando hacia su bolso para sacar una toalla- No había visto un hombre más extraño.

-Sí, es un poquito raro, ¡Pero no te imaginas los problemas por los que me ha hecho pasar! A veces se las da de sabiondo y…
-¡No, Mikayla! No hables así, no de un criminal –interrumpió Yania con enojo- Somos guardianas y no debemos hablar de lo que pasa con los subordinados. Eso es un secreto entre ambos y es una regla que respeto muchísimo y tú también deberías –dijo relajando las cejas- No le quites a Chopper lo único que le queda… su relación contigo.

Las palabras de Yania eran poderosas, pero perdían su valor cuando Mikayla pensaba que ella había empezado con el tema. Sin embargo, la atleta terminó emocionada y con los ojos llenos de lágrimas.

-Yania no te pongas así –intentó consolar Mikayla poniéndole una mano en el hombro, extrañada por la repentina actitud de su amiga.
-No te preocupes, se me pasará… Es un mal día para mí –respondió la guardiana sonriéndole a su amiga- Vamos a bañarnos y quitarnos este sudor asqueroso.

Luego de bañarse, cada una se fue a cumplir su labor, o sea a buscar a los subordinados del entrenamiento.

Al día consiguiente, Mikayla debía llevar a Chopper al comedor general para subordinados y llegó quince minutos antes para tener tiempo de caminar a paso lento y así llegar a tiempo, como le gustaba a Chopper y a la mayoría.

Chopper llevaba cadenas en tobillos y manos por la espalda, mientas Mikayla lo sostenía y al ir caminando en silencio tras él no pudo evitar observarlo: sus brazos se veían fuertes y los tatuajes rojos brillaban bajo los faroles, resaltando aún más la piel blanquecina del hombre y la joven, casi hipnotizada los rozó con sus dedos, provocando un escalofrío en Chopper.

-Te lo diré una vez: No me toques –amenazó caminado más rápido para alejarse de ella.
-Uy que pudoroso –se burló la chica.

Caminaron en silencio por un rato, cada uno pensando en cosas distintas; Mikayla se reía de lo gracioso de la situación, que una chica de metro sesenta y cuatro sometiera en cierto modo a un guerrero de metro setenta y cinco de tal musculatura, mientras que Chopper solo quería llegar pronto a comer.

-Si te comportas bien, en nuestra próxima salida estarás desatado ¿eh? –propuso ella
-¿Tú crees que unas simples cadenas pueden detenerme? Jajá, no gracias –contestó Chopper burlescamente.

Avanzaron nuevamente en completo silencio y Mikayla no pudo evitar observar lo único que tenía en frente: la figura de Chopper. Llegó a la conclusión de que si él decidiera atacarla en ese momento no tendría la menor oportunidad de evadirlo. Sus músculos parecían de hierro y si su brazo era tan duro no quería imaginar la dureza de su abdomen o si pateara a alguien con esas piernas musculosas o si pegara un cabezazo posiblemente dejaría inconsciente a la desafortunada víctima, y allí detuvo su observación… en la cabeza lampiña de Chopper.
-Oye, ¿por qué te rapas la cabeza? –preguntó Mikayla.
-Porque me gusta tenerla despejada –respondió serio.
<<Al menos me respondió>> Pensó Mikayla dudando si seguir preguntando o no, pero esa era una oportunidad que no podía desperdiciar.
-¿Cómo fue tu última misión? –pregunto después de un rato, un poco tímida.
- Eso no te importa –respondió mirándola por sobre su hombro.
-¿Te gusta ser líder de tu equipo de subordinados?-insistió ella.
- Ya te dije y no voy a repetírtelo –dijo mirando hacia delante.
-Hm… ¿Por qué el otro día no…?
-¡Cállate! –Reclamó- Eres entrometida y preguntona. Odio a las mujeres así –dijo, deteniendo su caminar para mirarla.
-Y a mí no me gustan los calvos, ¿ves? No siempre se tiene lo que se quiere –respondió Mikayla-. Y cuida el tono en el que me hablas porque estoy a cargo tuyo y me debes respeto.
-El respeto se gana –replicó él.
-No tengo paciencia para eso y si me hartas me obligarás a usar la fuerza contigo –le señaló la morena.
Chopper se volteó a mirarla de la manera más sarcástica que pudo.
-¿Es broma? Una niña flaca jamás podrá conmigo –dijo a su defensa.
-¿Es una amenaza? Y no me llames niña, ya soy bastante mayor.
-No se nota.
-¿Y tú quien eres para hablarme de edades?, no te ves tan mayor, ¿Cuántos tienes, diecinueve, veinte?-preguntó burlesca.
- Veintiuno –respondió con una sonrisa maliciosa.
<< ¡Ay! Quizás por cuanto ha tenido esa edad… Si es mayor>>

Luego del intento de conversación, por fin llegaron al comedor para subordinados. En la entrada había dos guardias en cada extremo que vigilaban cada movimiento del lugar y al fondo se veía una enorme reja. Entraron al comedor y Mikayla comenzó a desatar a Chopper evitando mirar a todos los subordinados que estaban observándolos con ojos viles.

-Más rápido –ordenó el albino impaciente.
-Eso intento, esta cosa está muy ajustada –respondió en un susurro y desatornillando lo más rápido que podía la pieza que unía los grilletes de los pies con las cadenas de las manos.

Una vez lo desató, Chopper se alejó lo más rápido posible sin mirar a los espectadores que lo seguían con la mirada casi asechándolo, mientras que Mikayla enrollaba las cadenas en sus brazos tranquilamente, cuando en eso, se activó una alarma y la puerta de entrada se cerró dejando a Mikayla atrapada en el casino de los subordinados.

Rápidamente corrió a pedir que la sacaran, pero los guardias de la entrada se alejaban corriendo como si fueran a la guerra.
-¡Por favor, abran la puerta! –Les gritó pero no la oyeron- No se vayan… -dijo apoyándose en los barrotes de la puerta, los subordinados se reían y hablaban entre ellos, aumentando el nerviosismo de la muchacha.

Chopper, que se encontraba con sus subordinados, miraban a Mikayla.
-¿Esa es tu guardiana? Uy, uy… parece que no es muy inteligente –dijo Sledge Hammer, un tipo de metro ochenta y ocho con un sombrero de aviador y vestido con una jardinera hecha trizas.
-Jajajaja con un guardián así cualquiera de nosotros estaría más que satisfecho- dijo otro con una mascarilla para gases llamado Corroder- Hace mucho no veo una mujer, podrías cambiármela uno de estos días.
-Cállate. No es ninguna suerte tenerla como guardiana. Les prohíbo decir una palabra más del tema. Vamos a comer –ordenó Chopper, lo que los subordinados obedecieron sin chistar, olvidándose de Mikayla.

Después de un rato la guardiana aceptó que los subordinados no dejarían de mirarla, y como los lugares con mucha gente le apestaban, decidió probar su valentía e ir a husmear el lugar y de paso ver qué hacía Chopper, así al menos estaría haciendo su trabajo. Aunque esto, lo único que hizo fue sumar más ojos puestos en su persona.

Caminó entre las mesas, arrinconándose cada vez más, hasta llegar a una reja que separaba en dos secciones el casino: los subordinados individuales y los equipos, en donde se encontraba Chopper.
-¿Quién se atreve a invadir mi zona?-dijo una voz desde la oscuridad del rincón.
Mikayla calculó que en esa sombra no cabría alguien muy amenazador, así que se rió burlesca y observó el oscuro rincón del que solo se veía una luz centelleante azul y al ver un androide salir de la oscuridad con la mitad del cráneo metálico se dio cuenta que habría problemas. La lucecilla azul terminó siendo el ojo del androide y los subordinados a coro dijeron “Uhhh” haciendo un efecto de terror en la atmósfera.
- Oh… Lindo ojo –dijo Mikayla en su defensa.
-¡Odio que entren en mi zona!-exclamó agarrándola por la cintura con el brazo metálico y agitándola en el aire.
-¡Agh!, ¡Bájame!
Chopper, que almorzaba en una mesa cerca de la escena, conversaba con sus subordinados cuando uno de ellos levantó la vista y se quedó mirando al androide.
-Chopper, ¿esa no es tu guardiancita? –dijo Corroder.
El aludido se volteó y vio al androide de dos metros agitando furiosamente a la muchacha que gritaba casi ahogadamente. Un fuego le recorrió el esófago hasta la cabeza y sin pensarlo se levantó y caminó rápidamente hasta él y le gritó: ¡Bájala!

El androide miró hacia abajo y vio al albino que había llegado en menos de tres segundos.
-¿Qué vas a hacer, rata lampiña?

Chopper no contestó pero a cambio de eso le dio un caratazo en un costado, para después tomarlo de la muñeca humana y girarle el brazo hacia atrás.

-Suéltala o te lo arranco.
-No… puedo res…pi…rar… -intentó reclamar Mikayla que estaba casi asfixiada, lo que al androide no le importó y con el brazo que la tenía sujeta intentó golpear a Chopper, pero este esquivó, a la vez que le dobló el brazo hacia atrás, para desestabilizar al androide, pero el hombre de titanio no se rindió e intentó patear a Chopper, pero el hombre tatuado saltó y lo pateó justo en la quijada, haciéndole perder el equilibrio y al impactarse con el suelo soltar a Mikayla, quien cayó al suelo rebotando.

Chopper rápidamente volteó al androide de titanio y le puso un pie encima sin el menor cuidado, para después acercarse hasta que éste pudiera sentirle la respiración encima y ahí le habló: “Agradece que no estoy de malas, amigo”
- Te vas a hundir con esto, desgraciado –se burló el hombre de titanio.

En ese momento, uno de los guardias que seguían corriendo recordó que habían dejado el puesto sin revisar el lugar.
-Compañero, acabo de recordar que dejamos a una guardiana adentro del casino –dijo deteniéndose en seco.
-Si el jefe se entera de esto nos despide. Ve a sacarla y yo sigo buscando a este pillo que se escapó.
-Entendido –dijo el guardia devolviéndose hasta el comedor.

Chopper vio a Mikayla inconsciente y la tomó en sus brazos para llevarla lo más cerca posible de la entrada, en donde el guardia había llegado apenas y, al ver a Chopper acercarse con Mikayla en brazos quedó boquiabierto y la culpa lo invadió.
-Ay, por todos los santos y ángeles, me van a cas… -dijo el guardia y accionó la puerta para dejar salir a Mikayla. Chopper lanzó a la chica a los brazos del guardia, quien para suerte de ella tenía buenos reflejos y logró atraparla.

Bartolomé, quien había encendido el monitor en su computadora, observaba a Chopper sujetando a Mikayla y frunció el ceño.
-Esto no está bien…
En eso, Melisa, quien iba caminando por la oficina se acercó a ver el monitor
-Bartolomé, ¿Qué está haciendo? Deje eso para los vigilantes, usted tiene mucho que hacer.
-Adoro mi trabajo, y todo lo relacionado con esta prisión –dijo levantándole una ceja, seriamente.
-No abra mucho su corazón… podrían lastimarlo –dijo la elegante mujer antes de ir a su oficina y dejando a solas al rubio, ahora molesto.

Después de eso, Chopper y Mikayla no se vieron hasta que terminó el almuerzo y tampoco hablaron durante el camino, solo hasta que llegaron a la puerta de la celda XXI Mikayla lo detuvo, con la excusa que lo desencadenaría antes de dejarlo entrar.
- Supe lo que hiciste, muchas gracias por salvarme –dijo mirándolo a los ojos, mirada que éste evadió casi instantáneamente.
-No lo hice por ti. Ver mutilaciones a la hora de almuerzo me da náuseas.

El subordinado se negó a escuchar cualquier agradecimiento, después de todo, no estaba acostumbrado a ayudar a la gente y mucho menos a recibir alguna consideración.


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Gracias por leer, espero que, si encontraron algún error en los dibujos me digan, por favor :)