Ace, Luffy. [Rescate]

Título: Rescate.

Tipo: Viñeta.

Personaje principal: Sabo.

Summary: Y se aferró a él, repitió lo que había dicho a medio país…, ya no importaba si alguien le creía o no, pero ese sujeto parecía ser diferente. Su rescate. El de Ace, el de Luffy…

Advertencias: SPOILER. Leer bajo su propio riesgo. Recomendado no hacerlo antes del capítulo 491 del anime.

Palabras: 600.

Ace, luffy.​

/actividad.​

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Tras la enorme puerta se expandía una llamarada inmensa y la humareda subía hasta tocar el mismísimo cielo nocturno. El olor era ya insoportable. Humo, ceniza, sangre…, indiferencia, crueldad, frialdad, cinismo, bestialidad. Nada importaba, sólo corría a todo dar, por ellos, porque tenía que salvarlos.

—¿Qué estás haciendo? Debes alejarte de aquí.

Empujó a uno de los soldados con máscara para abrirse paso hasta la puerta. No importaban.

—¡Abran la puerta! —exigió mientras forcejeaba con el fusil de uno de ellos. Era imposible ganarles, pero no importaba, tenía que salvarlos. Ya no escuchó más lo que esos hombres sin corazón le gritaban, después de todo no importaba.

Calló al suelo, mordió la mano de uno de ellos y los otros intentaron detenerlo, pero ya no importaba. Los únicos valiosos eran…

—¡Ace, Luffy! —se aferró con todas las fuerzas al metal y la garganta rasposa profirió su anhelo—¡Huyan!

Las voces sonaban lejanas, tras cada golpe se alejaban más y más; no importaba. Ace, Luffy, Ace, Luffy…, debo salvarlos, huyan, vivan…

Su sombrero fue pisado y oyó un golpe seco. Ya ni siquiera sintió dolor, ya no importaba, todo se volvió negro.

Ace, Luffy.


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—¿Qué pasa, jovencito?

La muerte, sí, eso debía ser, ella viste de capa oscura, ¿no?

Igual ya no importaba. Podía llevárselo, prefería eso a seguir en ese mundo oxidado.

Estaba mareado, su vista no se enfocó con facilidad, pero terminó haciéndolo y supo distinguir entre una figura sobrenatural y una humana. Era un hombre quien le hablaba.

—Viejo…

Y se aferró a él, repitió lo que había dicho a medio país…, ya no importaba si alguien le creía o no, pero ese sujeto parecía ser diferente. Su rescate. El de Ace, el de Luffy…

Era tonto pensarlo, pero ya no importaba.

Le contó, todo. Ese hombre sería su tabla de flote…

Desesperado dijo que los nobles y la realeza habían planeado el incendio, se aferró a la capa que lo vestía, era confortable. —¡Esta ciudad apesta más que la Terminal Gray, apesta a gente podrida! —el llanto lo bañaba por completo, pero no importaba, sólo quería hablar, rescatarlos, ¿cómo podría?—Si me quedo aquí… ¡Jamás seré libre!

Gente sucia, cochina, bárbara, cruel, corrupta, fría, podrida. Vivía rodeado de gente así, así eran los nobles. Valían más los habitantes de la Gray Terminal, de ese lugar apartado y miserable podía sacarse gente mucho más valiosa, más pura, más noble.

—Yo... ¡Yo me avergüenzo de haber nacido como noble!

Al verlo fijamente, Sabo notó la sorpresa pintada en la cara del hombre tatuado. Él dijo que le entendía, que también había nacido en ese país, pero que aún no tenía el poder para cambiarlo…

Aún no…, pero quizá si lo tenía para rescatarlos a ellos.

—Viejo, tú sí escucharás lo que estoy diciendo, ¿verdad?

Necesitaba asegurarse, no importaba, pero quería que alguien le creyese…

—Sí, nunca lo olvidaré.

Y Sabo le pasó la carga del rescate. La mano se resbaló agotada y, al fin, pudo desvanecerse con alivio sobre las rodillas del encapuchado.

No sabía que era Dragon “El Revolucionario”.

No sabía que era el hijo del comandante Garp.

No sabía que era el padre de su hermano menor, Luffy.

Esa noche tampoco supo que rescató a los habitantes de la Terminal Gray…

Ace, Luffy.

Luego habría que encargarse de rescatar al país, sanarlo de la indiferencia y de todos los vicios de la sociedad, de la realeza, de los nobles. Después habría que rescatar al mundo de los Tenryuubito... los nobles mundiales.

Pero Sabo no lo supo, no le importaba...

Ace, Luffy,