One-shot Accidente (Edward - Alphonse)

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La siguiente historia se centra cuando la mamá de Edward y Alphonse aún se encontraba con vida.

Al tener 822 palabras, esto no se puede contar como un drabble.

—¡Hermano! ¡Hermano! ¿Estás bien? —la cara de curiosidad de Alphonse relució con unos ojos abiertos de par en par, mirando fijamente un hilo rojo que corría cuesta abajo, haciendo su propio camino a través de la pierna de Edward.
—¡Esto no es nada! —Dijo Ed, tratando de convencerse a sí mismo y a su hermano menor, que lo miraba con preocupación—. No puedo llorar por cosas tan simples, como si fuera una niñita. ¿Entiendes Al? ¡No se debe llorar por tonterías!

El pequeño Al solo miró con preocupación la cortadura que se había hecho Edward, amenazando con llorar si la herida no paraba de sangrar en ese instante.

El rubio trataba de disimular su dolor, sonriendo de par en par mientras se levantaba del suelo de la pradera y sacudía su ropa cubierta de restos del pasto verde. Se llevó una mano a la rodilla, intentando contener la hemorragia, y caminó a paso lento en dirección a su casa.

—¿Quieres que te ayude, hermano? —Le preguntó Alphonse, sin cambiar su expresión preocupada y sus ojos amenazantes de llanto.
—¡No hace falta! ¡Esta herida no es nada! Tú solo preocúpate por no tropezar en el camino, para que no te ocurra lo que me pasó a mí.

Alphonse bajó la mirada, su expresión alarmada era a la vez tierna e inocente, la sincera preocupación sobre la herida de su hermano mayor era algo realmente conmovedor.

Edward no gimoteo ni una sola vez, ni siquiera sollozó. La herida de verdad le ardía y solo tenía ganas de tirarse al suelo y chillar hasta que la dolencia desaparezca, pero había visto la cara de susto de su hermano menor cuando aquella piedra acababa de hacerle esa gran cortadura, y después de insistir tanto en su potestad ¿Sería capaz de armar un teatro infantil frente a su hermano? ¡Por supuesto que no! ¡Él ya tenía seis años! Y como le gustaba presumir que era “grande” no iba a demostrar lo contrario.

Pero su corazón se aceleró de alegría al ver su casa tan cerca, a unos escasos pasos de él, y pronto podría tener aquella pierna desinfectada y curada, sin que haya caído una sola lágrima de sus ojos. Su hermanito nunca sabría lo mucho que le dolió caminar hasta allí.

De un portazo, el primero en entrar fue Alphonse, que con la mirada desesperada buscaba a través de la sala, visible desde el corredor de la puerta.

—¡Mamá! ¡Mamá! —Gritaba éste con agonía—. ¡Ed está herido!

Enseguida su madre salió dispara desde la cocina y fue junto al pequeño rubio, alzándolo en brazos y dirigiéndolo al grifo más cercano, en la cocina.

Lo sentó sobre el mesón, con la rodilla lastimada dentro del fregadero y dejo correr el agua para que limpiara toda aquella sangre. Edward cerró los ojos por reflejo, a causa del ardor que sentía, y se mordió los labios para no soltar un grito indeseado.

—¿Te duele mucho? —le pregunto su madre con una sonrisa, apagando el agua y envolviendo su pierna en una toalla limpia que Al le había traído.
—Sí —admitió Ed con un leve sonrojo, mirando hacia otra dirección para hacerse el desentendido.
—¡Pero si mi niño es valiente! —le alabó Trisha, besando su frente mientras lo llevaba sobre la mesa del comedor—. No derramaste una sola lágrima.
—Es que… —Ed miró de reojo a Alphonse, que ahora parecía más curioso que preocupado, viendo como su madre desinfectaba la herida de su hermano mayor con agua oxigenada y gasas limpias y esterilizadas—. No podía dejar que una herida tan simple me haga llorar, ¡Ya soy grande!

La voz de Edward parecía un susurro más que nada, y su madre rió mientras vendaba la herida de su pequeño rubio.

—¿Qué pasó Al? —pregunto a los curiosos ojos que observaban como procedía ante la herida de Edward.
—Fue una roca mami —dijo éste con un tono inocente—. ¡Una malvada roca lastimó a mi hermano!
—Ya veo —la venda estaba lista, Trisha sólo la cortó y la aflojó lo suficiente para que Edward no sienta molestia alguna al dar un paso—. Entonces para la próxima deben tener más cuidad, ¿está bien?
—¡Sí! —dijeron ambos al unísono.

Edward se bajo despacio de encima de la mesa, y con el dedo pulgar hacia arriba, triunfante, le dedico una gran sonrisa a Alphonse.

—¡Hermano eres genial! —le dijo éste con un aplauso.

Si sólo el pequeño Al se imaginara todo lo que tuvo que aguantar su hermano mayor. Después de todo, aunque se exigiera demasiado de sí mismo, era sólo un niño, al igual que él.

Pero éste niño tenía un cometido importante, que no lo tacharía ni por nada del mundo: el demostrarle a su hermano valentía, para ser un ejemplo a seguir y un modelo correcto. Alphonse nunca se imaginaría lo mucho que Edward se esforzaba por hacer ver de las grandes dificultades, solo pequeños problemas.

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Comentarios y "Me gusta" son bien recibidos como siempre ;P espero les haya gustado, es mi primer fic en este fandom ^^