Zero no Tsukaima Academia de magia de Tristan

Matthew

— Ni siquiera podría finguir la misma alegría que tu para contestarte de la misma forma — alcé los hombros despreocupado, tomando la fruta ofrecida que lamentablemente se había quemado, ¿enserio?, ¿un minuto no podría estar tranquilo?

— Lo lamento asa... digo, ¿lobo de fuego? — sacudí un poco mis manos para quitarme la ceniza — Espero que no te moleste, perder eso

 

Bergren

Matthew se encargó de que el fruto pasara a mejor vida. Sin embargo, contrario a lo que esperaba, me reí.

—¡Veo que la banana te pone fogoso, picarón! —exclamé, guiñándole un ojo— Ten, aquí tienes otra. Pero trata de controlar tu fuego ardiente por la misma, eh.

Retiré otra fruta del interior de mi chaqueta y la puse en las manos de Matt.

 

Daiki Uchida.

Otra vez me ignoraban solo porque ellos discutían. Suspiré y metí mis manos en los bolsillos, Matt parecía molesto pero el pelirrojo parecía divertido con la escena. A mi me daban igual los dos. Volteé a ver a Elizabeth con cara suplicante de:
—"Llévame a la cafetería a comer" —Y acompañando mi pensamiento y mi cara, mi estomago rugió. Llevé mis manos a mi abdomen, parecía que tenía un familiar dentro.

 

Elizabeth.

Intentaba calmarme, contaba hasta el cinco mentalmente, ¿acaso nunca comería algo?, Bergren me extendió una banana preguntando si la queria, estaba por responder cuando Matthew la incendio, pero casi de inmediato el pelirojo saco otra de su chaqueta.
—¿Cargas bananas contigo o es mi idea? —pregunté soltando a Daiki ya que Matthew se había soltado solo. Mire nuevamente a los chicos y mi estomago gruño, frunci el ceño y apunte a mi barriga con ambas manos —. ¿Oyen eso?, es la mini bestia que tengo dentro, la cual muere de hambre.

 

Matthew

A pesar de los pronósticos, reí un poco ante su acción, Aqua se limitó a volar con el fruto dado por el pelirrojo para entregárselo al dragón del mismo, él estaba disfrutando de maravilla y yo solo podía intentar no alterarme por aquello e ignorar lo sucedido

— ¿Nos acompañarás a la cafetería o no? — pregunté mirando a Elizabeth, tenía hambre, y estaba molesta — Creo que es de mala educación hacer que Elizabeth espere por tus trucos.. frutales

 

Bergren
Ignoré a Matt, ya que estaba ocupado respondiendo a Elizabeth:

—No en vano te estoy ofrecí mi banana, Eli, ya que el rugido de la bestia llegó hasta mi habitación —apunté—. Pero dado que Matthew se puso celoso y no quería que nadie más la poseyera, no puedo ofrecerte más. La que tiene en su mano es la última que me queda. Y sí —la miré a los ojos con una sonrisa—: es una buena fuente de nutrientes, es una cuestión de salud el que las lleve encima.

>>En fin. Matthew, deja de hacernos perder el tiempo y vayamos a la cafetería de una vez. Ah, y veo que ya te la comiste —agregué, notando la ausencia de la banana.

 

Omega Vantage

Primero me pregunta y luego se marcha sin dejar que responda. Mi familiar entra y se pone a mi lado, ahora me siento un poco mejor.

Me apetecia algo, así que tuve una idea. Saque una hoja de papel y escribí: Pastel de frutas. Le dí el papel a mi familiar y le ordené buscar a Bregen, para ello, Rocinante olfateó una ropa que el chico se dejó encima y la cama salió por la puerta a todo correr.

—No puedo moverme—Dije resignado mirando al techo y escuchaba los trotes de mi familiar por el pasillo.

 

Daiki Uchida.

¿Enserio? ¿Es que era invisible para los demás?
—Dejen las peleas matrimoniales y llevenme a comer —dije con el ceño fruncido, señalando a Matthew y al pelirrojo. ¿Ni siquiera consideraban que tenían a una dama al frente?, ¿qué clase de nobles eran estos? Me crucé de brazos esperando a que comenzaran a caminar para seguirlos.

 

Matthew

Puse los ojos en blanco por un segundo, ¿por qué él no fue el que se estrelló en la ventana?, allí si no me hubiera molestado dejar que la sangra corriera por su cuerpo hasta que desfalleciera, evité contestar al contrario, dedique forzosamente una sonrisa amable al pelirrojo (¿cuál era su nombre por cierto?, bah, ¿qué mas daba?).

Luego miré a Daiki serio, ¿de que lado estaba? — ¿Entonces que haces parado Daiki? — pregunté empujandolo un poco para que comenzara a moverse de una buena vez — Sigue derecho, la cafetería no esta lejos.

 

Daiki Uchida

Con esta era la segunda vez que él me empujaba, y si no estaba mal, en la primera me había golpeado una espada de madera. Ahora solo había probabilidades de que chocara con el aire y eso era...0% imposible.
—Gracias —sonreí comenzando a caminar a prisa. Necesitaba azúcar en mi sangre, ¿cómo no o busqué antes para que me llevara allá?

 

Elizabeth.

Matthew le indico a Daiki el lugar del comedor y yo sonreí levemente, el chico comenzo a caminar y nuevamente lo tomé de la muñeca.

—Vamos rápido Daiki —le sonreí echando a corres a toda velocidad dejando a tras al par de inutiles que solo nos retrasaron. Tenia hambre y si seguía esperando seria capaz de enfurecerme demaciado y eso no era lindo.

 

Bergren
—¡En marcha...! —exclamé, feliz ante el prospecto de la comida.

Mas, otra presencia se sumó a nuestro cuarteto dando un sonoro relinche. Al mirar por sobre mi hombro me encontré con que el magnífico Pegaso asesino de Omega se posicionaba junto a nosotros, sacudiendo un poco sus alas.

—¿Tan poco quieres a tu Maestro que lo dejas solo y herido? —le recriminé con una sonrisa— Ah, ¿qué llevas ahí?

Me detuve un segundo para retirar el papel que la criatura traía consigo. Mientras seguíamos el ritmo de mis compañeros de estudio, lo desplegué para descubrir el mensaje escrito en él:

"Pastel de frutas"

—Ya veo...

Con mi varita escribí una respuesta: "Captado, compañero ¿De banana te parece bien?" Se la entregué al Pegaso, que corrió rápidamente a entregar el papel a su amo.

 

Daiki Uchida

Cuando menos lo sentí, Elizabeth agarró mi mano para echar a correr hacia el comedor. ¿Cómo una chica tan pequeña podía tener piernas tan veloces? Tomé la bufanda que llevaba para que no se cayera debido a la carrera. Me alegraba de haber ido a lavar las manos ya que ella me estaba tomando seguido de ellas.
—Espera, ¿y los otros? —pregunté mientras seguíamos corriendo.

 

Matthew

Bostecé mientras Daiki y Elizabeth, el pelirrojo había tomado esto como una carrera puesto que ellos dos nos habían dejado atrás y agradecía bastante que se hubiera ido corriendo, pero al contrario de ellos no iba a ir a la cafetería con ellos, ya que yo no tenía hambre y tampoco me surgiría apetito con el asalta cunas a un lado mio, y con mi ida a los establos arruinada, me dispuse a pasear por los pasillos, a ver a que alma encontraba por allí.

 

Elizabeth.

—Lo que importa ahora es que tengo hambre —respondí deshacelerando un poco —. Ellos solo discuten y eso algo molesto.

Y sin darme cuenta ya nos encontrabamos en el comedor, sonreí ampliamente entrando al lugar.

—¿Ves?, al fin llegamos —comenté dando saltitos tras soltar la mano del joven.

 

Daiki Uchida,

Miré el comedor sorprendido, hasta esté era mejor que en mi otra escuela. Las mesas alargadas ya estaban ocupadas por algunos chicos, por lo que debía decir que...que bien por ellos, que supieran bien donde estaba todo.
—Gracias —le dije, mirándola y dedicándole una sonrisa amable. Podía confiar en ella, de eso estaba más que seguro. Tal vez podía confiar en todos, pero con medida, sobretodo con el pelirrojo, eso de las bananas, por alguna razón...No me gustaba. Volteé a mirar al rubio y al otro, pero solo estaba el otro...¿Y Matthew?

 

Omega Vantage

Al cabo de un rato escuché los pasos de mi familiar, ntraba con una nota y la respuesta. Entonces sonreí, iba a mandarlo pero pensé donde estaban y mandarlo supondria más problemas debido al ruido que haria al entrar en el comedor.

—Espero que no tarde 3 horas en volver, no puedo moverme, tengo un poco de hambre y espero que no me entren ganas de ir al baño—Lo último era lo que más me preocupaba.

 

Yukie Inuoe

Sonreí ante las palabras de Satoko-chan. Realmente parecía ser una persona muy dulce y alegre. Y sus ojos mostraban ese brillo de ilusión que yo creía haber perdido. Aunque la conocía de hace apenas minutos, me sentía como si llevásemos años siendo amigas, me ofrecía un sentimiento de confianza y seguridad.

Y aquello era lo que yo más necesitaba.

—Sin duda—le respondí, y la acompañé en su risa—. Pero... para sobrevolar largas distancias conviene tener energía, y para conseguirla, nada mejor que un buen Brioche~—añadí con una sonrisa divertida, empujando la puerta del comedor.

 

Atemis

Una vez almorcé, parte de mis conocidos habían desaparecido como moscas, lo que me pareció raro.

Salí a donde estarían los demás, donde se encontrarían los familisres, no se, pero estaba perdida y sola.