Abuelo

Abuelo

Abuelo.​

¿Cuánto cariño puede haber contenido en esa palabra?. Tal vez esos seres que siempre están ahí y que nos concienten, son las cosas que más queremos.

—¡Abuelito! —chillaste al entrar a la casa y verlo acostado en el cuarto.

—¡Nene! ¿Cómo estás? —salta de pura emoción con solo verte. ¿Valoras tú ése cariño?

—¡Bien abuelito! Acabo de llegar de Caracas —chillas emocionado sentándote en el borde de la cama. Ves el cuarto, amplio de paredes azules rugosas, el enorme televisor, la nevera, un filtro de agua, la puerta del baño y el ropero. Aspiras el aire de aquel cuarto, cuantos recuerdos ¿no?

—¡Que bien nene! ¿Cómo estuvo el viaje? —te pregunta. Lo ves y sonríes, esta viejito, las arrugas se notan debajo de sus ojos, labios y frente. Los ojos castaños pequeños te miran con dulzura.

—¡Estuvo muy aburrido! ¡Dormí todo el camino! —él alisa tus cabellos y disfruta esos momentos que tú le puedes dedicar—. ¿Y usted? ¿Cómo está? —la curiosidad embarga tus ojos pero, ¿estás seguro que es curiosidad? O solo estás fingiendo.

—¡Ahí nene! ¡Tú sabes! Voy para el campo, ayudo en la panadería y veo televisión. Lo mismo de todos los días —tu corazón se estruja de sentimiento, como quisieras poder complacerlo. Lo abrazas y besas sus mejillas envejecidas por los años.

—¡Hay abuelito! ¡¿Cómo está el futbol?! ¿Ya comenzó la Champion Liga? —quieres entretenerlo o sólo tratas de distraer esos sentimientos de amargura.

—Si, ya comenzó. Pero ese equipo es una mavita, no sirven para nada —ríes ante eso y disfrutas viéndolo hablar. El tiempo pasa y las vacaciones se acaban.

Son las cinco de la madrugada, el carro que va para Caracas llega en quince minutos.

—¡¿Ya te vas?! —pregunta tu viejito viéndote tranquilo.

—Sí, el carro debe de estar por llegar —te sientes raro, quieres abrazarlo y decirle lo mucho que lo quieres. Sabes que nunca han sido muy emotivos con palabras. Así que te acercas y lo abrazas.

—¡Se me cuida mucho! —haces lo posible para que la voz no se te quiebre.

—¡Igual nene! ¡Aquí tienes algo para que comas! —y saca de su billetera una cantidad aceptable 150 bolívares fuertes (70 dólares). Miras el dinero con algo de recelo y un poco incomodo lo tomas.

—¡Gracias! ¡Lo quiero! ¡Se me cuida! —dices todo atropelladamente mientras lo abrazas y sales corriendo. El carro esta abajo en el portón esperando, te despides de tu madre, tíos y primos pero de tu mente no sale la imagen de aquel viejito, que esta solito en el cuarto esperando a que regreses en las próximas vacaciones.
Pasan los meses y te llaman por teléfono.

—¿Si diga? —respondes reconociendo el código de área.

—Antony…Tu abuelo…murió —sientes como tu mundo se derrumba, tus manos tiemblan y caes sentando en el piso del cuarto. Es tonto pero lloras, sí, lloras ¿Por qué no habrías de hacerlo? Es tu abuelo. El teléfono cae en el piso y se cuelga la llamada.

Sabes que él nunca volverá, no lo oirás feliz cuando llamas. Ya nadie te hará sentir tan querido, especial y único. Miras el piso y muchas lágrimas afloran, lo quieres tanto. Tu abuelo ese que te crió, ese que estuvo ahí cuando lo necesitaste, el que siempre te entendía o simplemente el que te complacía…se fue.

Está idea se me ocurrio hace mucho, espero que puedan disfrutarla. No olviden que me gusta leer sus comentarios.

 

Re: Abuelo

Gracias a las dos por sus comentarios.

Me alegro que les haya gustado. Siento si las conmovio mucho, era lo que quería expresar. La verdad para mi los abuelos, son parte impotante de mi vida.

n///n Gracias por sus comentarios.