A Year Whitout Rain [SasuSaku]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por Orianthi, 15 Febrero 2011.

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    Orianthi

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    A Year Whitout Rain [SasuSaku]
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    ¡Hoooolita~! Eh, nu recuerdo muy bien eso de la fichita, pero haber como me vá. e__e Este fanfic ya lo he publicado en otra página, bajo en nickname de Annie Uchiha, nu me vayan a acusar de plagio y eso.

    Espero les guste. :3

    ~OO~

    Disclairmer: Naruto NO me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto.
    Título: A Year Whitout Rain (Un año sin llover)
    Summary: <<Uchiha Sasuke, un brillante futuro médico, nadie sabe más de él. Vive en la zona más baja de Nueva York, y no parece de esa clase. Ella, una cardióloga de gran fama, llega a parar al mismo lugar. Nadie sabe porqué. Él siempre la admiró. Pero, ¿qué esconde ella?>>
    Pareja: Sasuke ~ Sakura
    Tipo: Long Fic.
    Género: Romance/Drama.
    Clasificación: K+
    Advertencias: UA. ¿Ooc? Quizás un poquito. :/


    ~OO~

    Capítulo I
    .
    Uchiha Sasuke, ¿qué escondes?

    .
    .
    .

    —¡Bien, daré lo mejor de mí!— exclamó para darse fuerzas y evitar sus profundas ganas de llorar. Pero no, ella no le daría el gusto a nadie, ella seguiría adelante.

    La muchacha que anteriormente había exclamado aquellas palabras cogió fuertemente su pequeña y vieja maleta, observando cuidadosamente la fachada de aquel triste edificio, que parecía caerse a pedazos, en realidad —valgan verdades—, el lugar parecía una gran casa del terror, la pared estaba algo quebrada y había rastros de ventanas rotas. No es que pidiera mucho, únicamente le habían cobrado cuarenta dólares por un mes de vivienda, así que… no estaba mal.

    Metió la mano en el bolsillo de abrigo negro y encontró las llaves para ingresar, se acercó a la oxidada puerta y abrió con cuidado, sus brillantísimos fanales verdosos se asomaron por la abertura de la puerta, al ver que no había nadie, entró.

    El lugar consistía en varias habitaciones, y al medio de estas un largo pasillo, cubierto por un poco de tierra, tosió un poco, el polvo le molestaba mucho. Caminó presurosa y sus ojos viajaron rápidamente por todo el lugar. La dueña del lugar ya le había dicho que generalmente todos estaban fuera a esas horas, trabajando —o robando, eso se deducía al ver el lugar—, llegó a un pequeño cuarto que marcaba el número "3". Introdujo otra llave, de las que tenía y abrió la puerta. El espacio estaba sucio, tenía una cama, una mesita y una silla, y un pequeñísimo armario empotrado. Dejó su maleta en el suelo y se sacó el abrigo negro, quedando sólo en jeans y en una sencilla camiseta negra, mostrando su esbelta figura.

    —Voy a tener que limpiar— pensó, mientras veía de donde podría sacar algunos artículos que necesitaría.
    —Ya estas instalada ¿no, muchacha?

    La chica dio un saltito de sorpresa volteando rápidamente encontrándose con una anciana, de unos setenta años más o menos, que le sonreía confiablemente.

    —Pero no me mires así chiquilla, no te voy a comer— le dijo riendo. —¿Me dices tu nombre, niña?
    —H-Haruno… Sakura— le dijo cohibida. Siempre había sido una persona temerosa y reservada con los desconocidos.
    —Lindo nombre, Sakura, ¿Flor de Cerezo en japonés?
    —Sí… ¿Cómo lo sabe?
    —En mi juventud llegué a trabajar allí, de nana, de esas familias ricas— comentó la mujer con nostalgia. —Mi nombre en Izawa Naoko.
    —Mucho gusto, Naoko-san— le saludó cordialmente. Al parecer ella sólo quería ser amable, y tenía raíces de Japón, su amado país.
    —Bienvenida, Sakura-chan. Espero que te sientas bien aquí, aunque no lo creas aquí todos somos muy buenas personas y nos ayudamos entre sí. Si necesitas algo no dudes en decirme, te ayudaré— le dijo sonriendo levemente.
    —Muchas gracias, Naoko-san. Eh, me preguntaba dónde podría encontrar algunos artículos de limpieza, el cuarto está algo sucio…
    —Oh, puedes hallarlos arriba, al lado de la habitación que dice "22". Pero sube con cuidado, allí vive un muchacho algo gruñón— le advirtió riendo, como si recordase algún chiste.
    —Bien, muchas gracias. Con su permiso.

    La anciana también se retiró, diciéndole que ella vivía en la habitación de al lado, y que si necesitaba algo en ella tendría a una amiga.

    Sakura agradeció. En verdad lo agradecía. Al menos así no estaría sola en un lugar desconocido.
    Se arregló un poco la camiseta y salió de su habitación, no sin antes cerrar con seguro. Caminó lentamente hasta llegar a las escaleras y subió despacio, arriba, el lugar era aún peor.

    —Mn, es más feo que abajo— pensó casualmente. El piso de madera rechinó mientras avanzaba, buscó entre las puertas, y cuando ya llegaba a la veintidós, está se abrió abruptamente hacia afuera, dándole en toda el rostro y provocando que callera de sentón.
    —¡¿Quién fue el estúpido que…?— la chica cogió su nariz entre sus dedos y miró, desde el suelo, con furia al tipo que la había empujado. Más calló cuando de la puerta se asomó hermoso muchacho con una bata blanca en la mano.

    Hermoso, esa era la palabra perfecta para describirlo. No, él no sólo era guapo, ¡por Kami, era un Adonis!. Sakura quedó algo sorprendida, era alto, y de complexión atlética, pero oh dios, su cuerpo no era lo único de infarto, sino también su rostro. Su piel era nieva, poseía una nariz recta y simétrica, labios finos pero a la vez algo carnosos, unos increíbles y grandioso ojos negros, ónix. Cabello perfectamente despeinado con reflejos azulados, ¿serían naturales?

    —Hn, pero que chica más molesta— dijo malhumorado. Esa chica se había interpuesto en su camino, aunque… ahora que la veía bien, era una mujer de aparentemente diecinueve años, con cabello corto ¿rosado? Y una impresionantes ojos verde jade, tenía que admitirlo, jamás había visto un verde de aquella tonalidad tan vivaz.
    —Oye… ¡pero qué diablos te pasa! ¡Tú fuiste el imbécil que me dio con la puerta en la cara!— le reprochó molesta. La Haruno se había puesto de pie y ahora regañaba al culpable de su caída. Sí, ese chico podría estar buenísimo, pero no por eso debía babear por él.
    —Hn, tú fuiste la tonta. Las puertas se abren para afuera, hubieras tenido cuidado— le respondió mordaz. Increíble, era la primera vez que una chica le hablaba así.
    —Por si no lo sabes, muñequito de torta, soy nueva en este lugar. Tan sólo subía a buscar algunos artículos de limpieza y tú me das con la puerta el rostro.

    El joven la miró, bajando los ojos. Con facilidad le llevaba una cabeza. Aunque, más que escuchar sus palabras veía como su respingada nariz se arrugaba cuando le reclamaba.

    Esperen, él ensanchó un poco los ojos.

    Lo había llamado… ¿muñequito de torta?
    Un tic apareció en su cien. Esa mujer…

    —¿Cómo me llamaste?— cuestionó lúgubre.
    —Muñequito de torta, ¿acaso también eres sordo?— se mofó. Sakura se sentía extraña, generalmente era tímida y reservada con desconocidos, y no sabía porque con aquel muchacho le era fácil hablar. Y hasta se burlaba de él. Vaya.
    —Mira, niña. No tengo tiempo para tus inmadureces— sencillamente no estaba de humor. Había despertado con un terrible dolor de cabeza y encima ya iba tarde.

    Sakura quiso replicarle, más cuando vio la fría mirada del chico calló. Sería mejor no seguir, además en parte había tenido la culpa, ya que cuando abrió la puerta de su habitación se dio cuenta del funcionamiento de estas. Todo sucedió por su imprudencia, si no hubiera andado tan distraídamente, no le hubieran dado con la puerta en la cara.

    Al ver que la chica no replicaba decidió seguir su camino. Aún no había desayunado y… tenía hambre. Sin decirle nada se perdió por las escaleras, dejando a Sakura algo sorprendida.

    —Bueno, será mejor que coja lo que necesitaré— se dijo a sí misma, notando con sorpresa que la habitación de la que había salido Sasuke era el que estaba al lado del cuarto de limpieza, fue cuando recordó las palabras de Naoko-san.

    "—Pero sube con cuidado, allí vive un muchacho algo gruñón."

    —Mm, con que a él se refería. Aunque, no entiendo, ¿Qué hace un muchacho como él en un lugar como este? No soy tan tonta como para no notar que tiene algo diferente, su presencia impone y de por sí, tiene elegancia en sus movimientos, a no ser que…— quedó algo dubitativa, tenía algunas sospechas, pero…

    —Sakura-chan, ¿conseguiste lo que buscabas?
    —¿Eh? ¡Naoko-san, es peligroso que usted suba sola las escaleras!— la de ojos verdes se acercó presurosa a la anciana para tomarla del brazo.
    —Descuida querida, aunque soy vieja, aun soy fuerte— rió—. Aunque, venía a buscar a Sasuke, ¿no lo has visto? Es el chico de la habitación veintidós.

    —¡Ah, así que el tipo ese se llama Sasuke!— exclamó la Haruno, recordando que ahora tenía un lindo raspón en la nariz gracias al portazo que le había dado.
    —¿Tipo? ¡Oh no, Sakura-chan! Sasuke es un muy buen chico—la mujer aprovechó de que la chica estaba distraída para evaluarla un poco, al parecer estaba enojada ¡y con Sasuke! Lo cual era muy raro, quizás ella…
    —Sakura-chan ¿Por qué no sacas lo que necesitas y antes de que limpies te invito una taza de té? Quiero contarte un poco sobre Sasuke.

    La joven asintió algo confundida, ¿Por qué habría de contarle algo a ella sobre un desconocido?
    Una vez que cogió lo que necesitaría bajaron con cuidado y ambas mujeres entraron a la habitación de la anciana, la cual era muy sencilla pero acogedora, a diferencia del resto del lugar.
    Las paredes eran de un amarillo pálido, y además estaba conectado a una cocina. Los muebles eran de madera y sencillos, pero parecían cómodos. Por indicación de Naoko-san, Sakura tomó asiento mientras esperaba el té. Pasaron varios minutos para que la anciana volviera con una bandeja con dos tazas de té y algunas galletas.

    —Bien, Sakura. Cuéntame algo más ¿Qué impresión te dio Sasuke?— comenzó la mujer mirando atentamente a todos los gestos de la Haruno.
    —¡Que le diré Naoko-san! El tipo me dio con la puerta en la cara. Admito que debí tener más cuidado, pero él ni me pidió disculpas— comentó de forma obstinada.
    —Sasuke es así Sakura-chan— su expresión se volvió seria de pronto, desconcertando a la chica—.Te pido que lo comprendas. Veras, me despiertas confianza, muchacha. Siempre me he enorgullecido de mis sentidos para conocer a las personas, y sé que tú eres la indicada.
    —P-Pero, Naoko-san, ¿a qué se refiere?— cuestionó. ¿Ella era la indicada? ¿Para qué?

    La anciana aclaró la voz, esa iba a ser una conversación muy larga, sólo esperaba que Sakura entendiera y la ayudara. Y sobre todo, esperaba no equivocarse con esa joven, de lo contrario… Sasuke sufriría, y mucho. Pero, si todo salía como ella lo estaba pensando, quizás podría volver a ver al Sasuke que ella conocía y no al hombre frío en el que se había convertido.

    .
    ~oO-σ-Oo~
    .

    Dios, tenía un dolor de cabeza insoportable.

    Ya no lo soportaba. Mientras caminaba a la universidad divisó una farmacia y sin pensarlo dos veces entró. Cabe decir que la farmacéutica lo devoró con los ojos. Rodó los ojos, él odiaba eso.

    —Una botella de agua mineral y una pastilla para el dolor de cabeza.— habló, más la mujer parecía idiota. Molesto, tronó los dedos y ella pareció despertar —.Hmph, no tengo su tiempo,
    ¿me va a atender?

    —Sí, claro joven— dijo sonrojada y corrió a buscar lo que aquel bombón le había pedido, en toda su vida, jamás había visto a alguien tan hermoso. Una vez que encontró el agua y la pastilla se los entregó.

    —Hn, aquí tiene— dijo extendiéndole el dinero—.Gracias.

    —¡E-Espera! Y-Yo… no sé, quizás sea muy atrevido pero… ¿p-podríamos salir algún día?

    Sasuke la miró de reojo, más esa pequeñísima mirada que le dedicó fue tan gélida que la mujer sintió miedo—.Las regaladas no me interesan.
    Y con esa sencilla frase salió del establecimiento mientras algunos clientes miraban sorprendidos la escena, y más aún, cuando vieron a aquella chica caer al suelo llorando.

    —Hmph, las odio, todas son iguales— pensó furioso.

    Siguió caminando con aire despreocupado, ignorando las miradas que recibía. Siempre era igual, todas las mujeres eran iguales, lo miraban como a un pedazo de carne, ni que él fuera un muñeco…

    Muñeco… a su mente viajó el rostro de la chica de cabellos extrañamente rosas. Ella lo había insultado, le había tratado hostilmente y ¡hasta le había dicho muñeco de torta! Ahora que lo pensaba, había alguien que no lo habría tratado como un dios, le causó gracia al recordar el raspón en la respingada nariz de la chica y como fruncía las cejas al gritarle.

    Por primera vez en mucho tiempo, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, de burla, pero sonrisa de todos modos.

    Despertó de su ensoñación al llegar a la universidad a la cual él asistía. La Yale University, a la cual asistía. Algunos que lo vieron llegar susurraban mirándolo, otros lo veían con superioridad y algunas lo miraban deslumbradas.

    —Hn, estúpidos niños ricos.

    Sí, él era el único becado de aquella universidad de riquillos. Igual, le valía nada lo que ellos pensaran de él. Ingresó al imponente edificio de la Facultad de Medicina, después de todo, él estudiaba para ser médico. Y sus veintiún años cursaba su último año.
    Ni bien entró, una chica se le acercó, provocando su molestia.

    Joder, ¿Por qué diablos era imán de mujeres?
    Sabía quién era ella Nakazawa Kurumi. Hasta ahora la había considerado una buena compañera, dado que no lo molestaba. Ella estudiaba enfermería. Sus ojos viajaron a la pequeña carta en papel rosa que sostenía. Arrugó la nariz con molesta.

    Ahí iba de nuevo.
    —S-Sasuke-kun, desde hace tiempo, te he estado observando. E-Eres un chico muy guapo e inteligente. Y… t-tú me gustas Sasuke-kun, por favor acepta esto— le dijo. Estaba muy nerviosa, más pudo sacar valor y le estiró la pequeña carta.

    Pasaron segundos.
    …Minutos.

    Algo mortificada, dirigió su vista a Sasuke, este no le había recibido la carta.

    —¿P-Porque, S-Sasuk…?
    —Izawa ¿sabes lo que me molesta?— preguntó el muchacho, muy serio.
    —N-No… pero si tú me dijeras— la chica fue interrumpida por Sasuke.
    —¿Sabes quién es mi autor favorito? ¿Sabes cuál es mi pasatiempo? ¿Sabes cuál es mi manera de pensar? ¿Mis sueños? ¿Lo que quiero? … Dime algo, ¿me conoces como para afirmar que te gusto?

    La chica se quedó paralizada. Ella no conocía nada acerca de Sasuke. Al verse envuelto en un silencio total el muchacho le quitó la carta. Y caminó, pasando por su costado, a unos cuantos pasos encontró un bote de basura, arrugó el pequeño papel y lo tiró.

    —¡Porque, Sasuke-kun! ¡Eres cruel!— gritó Kurumi con lágrimas en los ojos.
    —No, tú lo eres aún más. Tan sólo viste en mí una linda cara. No sabes nada de mí, tú no me conoces— le dijo sin voltear.

    Los demás alumnos miraron compadecidos a la joven, quien lloraba. Algunos chicos comentaban malhumorados, Uchiha era un tipo estúpido. Había rechazado a la chica más popular y adinerada de la universidad.

    Aunque, no fuera novedad. Esa era la tercera vez en la semana que se le declaraban, y como siempre Sasuke les hacía los mismo cuestionamientos, y al ver que no respondían, él se iba no sin antes decirles unas crueles palabras.

    Uchiha Sasuke…

    El mejor alumno de su generación. Un brillante futuro médico. Sus maestros estaban orgullosos de él, y ansiaban ver lo que sería de él después. Todos sabían que él sería un gran hombre.
    Pero nadie sabía nada más.

    Tan sólo veían al estudiante brillante.
    Nada más.

    Nadie sabía quiénes eran sus padres, o donde vivía. No tenía amigos. Y cuando tenían algún trabajo grupal él siempre los hacía sólo. Sus maestros no replicaban, pues conocían su capacidad.
    Sin embargo, era alguien muy solitario. Nunca se le había visto hablar con nadie, a menos que fuera estrictamente necesario. No iba de fiestas, no tenía amigos, ni novia.

    Uchiha Sasuke, era un misterio.

    ____

    Ehm, tengo la ligera impresión que es muy largo. (?) Si es así háganmelo saber y lo recorto. xD
    De verdad, espero les haya gustado la trama. Sasuke-kun es lo máximo, ¿ne? :3
    ¡Gracias por leer! ¿Algo que decir? ¡Comenten!
     
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  2.  
    Scriptina

    Scriptina ナルト♥ さくら

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    Interesante la actitud de Sasuke. Me gustaría saber las causas.
    Oh, SasuSaku estás dominando el foro de Naruto y justamente son las buenas escritoras quienes traen estas historias maravillosas.

    Esa Sakura es la que amo; la que no se reprime lo que siente; la espontánea y explosiva Sakura Haruno.
    No... está bien en lo extenso así uno puede disfrutar más de la idea, aunque no es mala idea acortar un tanto para dejar suspenso. (:

    Gracias por publicar. *-*
     
  3.  
    Orianthi

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    Hooola, ¿extrañaron a Isa? Omg, por cierto, quería aclarar. Me cambié el nick, sé que muchas personitas recuerdan los otros nicks que tenía. Avril, Sabrina, Isabela, ¡y ahora Orianthi! ;)

    Yo sé que quieren darme de tomatazos y todo. (?) Pero aquí traigo la conti. Espero les guste. :3
    .
    .
    II.
    ¿Cuándo… perdonarás
    .
    .

    —Promete que ayudarás en lo que te voy a pedir Sakura-chan.

    —Naoko-san… yo, no sé.

    La anciana suspiró, tendría que decirle primero.
    —Bien, te contaré Sakura-chan.— dijo la mujer, tomado su taza de té, y tomando un pequeño sorbo. —Sasuke, es alguien especial…
    —¿Especial? Naoko-san, no entiendo. Sé que Sasuke, por los pocos minutos que lo he conocido, ha sido un idiota, pero ¿especial?— la chica frunció el ceño en señal de desconcierto.
    —Calma niña— la anciana rió un poco al ver la impaciencia de la Haruno—.Ahora te voy contar, pero se prudente ¿sí?

    La joven asintió, la anciana se acomodó mejor en la silla y la miró intensamente, comenzando a hablar.
    —Conozco a Sasuke desde hace mucho. Antes no era así, era un niño lleno de vida, sonriente, vivaz y alegre. No había día en el que no le viera reír— dijo la mujer con nostalgia en sus palabras.

    Sakura imaginó a un pequeño Sasuke sonriendo, debió haber sido muy lindo.
    —Pero, —continuó con su relato—. Pasaron los años y cuando cumplió los dieciséis sufrió un drástico cambio y aún no sé porque, jamás me lo ha dicho, a pesar de que hice todo por descubrirlo— la voz de Naoko-san se quebró. —Yo, era la nana de Sasuke en su infancia.
    —¿S-Su nana?—preguntó Sakura, aún atónita.—P-Pero Naoko-san, n-no creo que…
    —Espera— interrumpió la mujer—Sasuke no pertenece este mundo. No sé si lo habrás notado, pero no es como los de aquí. Su universidad es la más cara de Estados Unidos y él recibió una beca, pero, si tú lo ves con sus compañeros, a pesar de sus sencillas ropas, fácilmente puede parecer uno de ellos.

    La Haruno escuchaba atentamente, era obvio, Sasuke no podía ser un simple "plebeyo".
    —Él no es de aquí, Sakura-chan. Sasuke es de Japón. Cuando tenía dieciséis se apareció en mi puerta. Yo nunca perdí contacto con él, a pesar de que deje de estar a su cuidado cuando tenía once años. Me dijo que no le hiciera preguntas y que lo dejara quedarse. Acepté. Pero, después llamé a su madre, y esta me contestó fríamente que ella no tenía ningún hijo llamado Sasuke, y que por ende, no le importaba.
    —¿Qué clase de madre se expresaría así de su hijo?— cuestionó la pelirrosa muy molesta.
    —Y eso no es todo Sakura-chan, Sasuke escuchó toda la conversación— sollozó la anciana —Estoy segura que entendió todo, al escuchar que yo le replicaba a su madre el por qué se expresaba así. A partir de esto, se volvió aún más retraído. En verdad no lo reconozco. Consiguió una habitación aquí, y luego me dijo que estudiaría medicina.

    La Haruno abrió los ojos impresionada.
    —M-Medicina…

    La anciana la tomó de las manos, en sus cansados ojos aún había rastros de pequeñas lágrimas.
    —Sakura-chan, ayúdalo. No te conozco desde mucho, pero algo me dice que tu podrás devolver al anterior Sasuke. Él se ha sumido en su soledad, y eso lo hará terminar muy mal. Acércate a él, y no dejes que te aleje. Por favor.

    La muchacha pareció meditarlo, y recordó los bellos orbes negros del muchacho, su mirada había estado tan triste.
    —Sasuke… tenía los ojos vacíos y tristes— dijo distraídamente, para el asombro de la anciana—. Bien, lo haré

    Naoko-san. Le prometo que me acercaré a Sasuke, ¡no me daré por vencida!— exclamó para alegría de la mujer, quien aún seguía sorprendida.

    ¿Ella había notado el dolor en los ojos de Sasuke? Ni siquiera ella ya podía leer su mirada. Sabía que había hecho bien en confiar en Sakura.
    .
    ~oO-σ-Oo~
    .
    —Muy bien, jóvenes. Tomen asiento.

    Todos se acomodaron en sus lugares, el médico —quien dictaba clases en la Universidad de Yale— comenzó a repartir varias revistas médicas de la misma edición.
    —Muy bien, el día de hoy hablaremos de una eminencia de la medicina actual. Presten mucha atención, sobre todo los que para un futuro aspiran a especializarse en cardiología— dijo, mirando de reojo a Sasuke.

    —Por favor, abran la revista en la página once, encontraran a la persona de la que hablaremos hoy, Tsunade Senjü, dicha por muchos como la mejor cardióloga de esta última década.

    Los alumnos hicieron lo que les dijo el médico, y leyeron en grandes letras:
    .​
    "La princesa de la medicina: Tsunade Senjü"
    .
    —Tuve el placer de conocerla en un congreso, y no cabe duda de sus conocimientos— comentó el maestro. —Bien, si voltean la página, verán un árticulo sobre a la aprendiz de Tsunade. Es una muchacha con mucho talento, y ya la han declarado su sucesora, con tan solo diecinueve años, Haruno Sakura culminó su carrera de medicina.

    Todos quedaron asombrados, en especial Sasuke. Pues cuando volteó la página, pudo ver una fotografía en la que Tsunade y Sakura caminaban por los pasillos de un hospital, la famosa Haruno Sakura, no era otra que la chica con la que se había topado hoy.

    Era imposible…

    Una muchacha levantó la mano, y el profesor le cedió la palabra.
    —¿Cómo es posible que haya acabado a los diecinueve? ¿Acaso sólo hizo la mitad de la carrera?— dijo, algo celosa.
    —Si lee el artículo, señorita Johnson, comprobará que Haruno ingresó a la universidad a los quince, y debido a su extraordinaria habilidad e inteligencia culminó a los diecinueve, haciendo una especialización de dos años, demostrando su grandioso talento.

    Una vez terminada con su explicación, el medico recorrió el aula con la vista, y se sorprendió muchísimo al ver que Uchiha Sasuke levantaba disimuladamente la mano.
    —Dígame, joven Uchiha.
    —¿Qué hace en la actualidad Haruno Sakura?— preguntó, neutro. Todo debía ser una coincidencia, imposible que alguien como ella estuviera en un lugar de mala muerte.
    —Actualmente tiene veintidós años, y hasta hace tres meses trabajaba al lado de Tsunade en una importante investigación. Pero luego… dijeron que se había tomado unas vacaciones y no regresaría hasta dentro de un año. Aunque se rumoreaba que quizá estaba aquí, en Estados Unidos.

    No hubieron más preguntas. Y la clase continuó con normalidad. Al salir, todos comentaban acerca de la joven doctora.
    —Whoa, no puedo creer que ya tenga especialización y sea mundialmente reconocida. Por dios, es de nuestra edad— comentaba un muchacho.
    —Sí, pero ¿ya la vieron? Esta como quiere, aparte de prodigio, hermosa. Ella es mi mujer perfecta.
    —Já, sigue soñando Calahan, le deben llover los pretendientes.

    El Uchiha escuchó la pequeña charla de sus compañeros mientras abandonaba el campus. Se encontraba pensativo. Está seguro de que la mujer con la que chocó había sido la tal Haruno.
    Se sentía un poco humillado.

    E idiota.

    Cuando leía artículos de medicina, había notado que muchos de ellos eran investigaciones en las que Haruno Sakura participaba, o casos clínicos sumamente complicados, donde los médicos desahuciaban a una persona y ella los salvaba.

    La había admirado.

    Pero, curiosamente, nunca había visto una foto de ella. Y tampoco le importó.
    ¿Cómo es posible que jamás haya querido saber cómo era su… modelo a seguir?

    Sí.
    Muy en fondo, él la admiraba. Deseaba ser un gran cardiólogo, reconocido mundialmente en el mundo por su trabajo, tal como Haruno. Realizar especializaciones y doctorados, como Haruno. No ser uno del montón, sino salvar a sus pacientes, y no dejar que ninguno muriera, como Haruno.

    Sacudió la cabeza.
    ¡En qué diablos pensaba! Definitivamente ya estaba alucinando.
    Era extraño. Estaba pensando demasiado en ella. Estaba desconcertado, que hacía alguien como ella en un lugar de mala muerte como en el que vivía. Seguramente, dinero no le faltaría.

    Frunció el ceño, ya descubriría que tramaba.
    Esa mujer había llamado su atención. Suspiró, ya vería eso después, ahora debía ir a trabajar.
    —Las cuentas no se pagan solas— susurró, para después acomodarse mejor la mochila y comenzar a caminar presuroso. Avanzaba rápidamente hacia un edifico contiguo a su universidad. Allí trabajaba en la oficina del abogado Hatake.

    Antes de entrar observó la fachada del imponente edificio de la más prestigiosa firma de abogados de todo Nueva York; Hatake & Namikaze.

    Aún recordaba cómo había llegado a ese lugar. Cuando llegó a Estados Unidos, e ingresó a la universidad, buscaba anuncios de empleos en los tabloides del campus, pero todos ellos pedían al menos un año de experiencia, algo que él no tenía.

    Fue ahí cuando Hatake Kakashi le habló. Era un hombre extraño, pues siempre llevaba una bufanda que le cubría parte del rostro. Sin conocerlo, aquel sujeto le ofreció empleo.

    Después se enteró que era oriundo de Japón, y había llegado al país de las oportunidades sin nada, pero gracias a su perseverancia había salido adelante y ahora era lo que era. Kakashi le dijo que uno de sus maestros en primer ciclo de medicina le había recomendado.

    Así fue como comenzó a trabajar con él. Cabe decir, que aunque nunca le dijese nada a ese abogado pervertido, estaba muy agradecido con él. Únicamente trabajaba cuatro horas al día y su salario era bastante alto.

    Así mismo, siempre que tenía exámenes le prohibía que fuera a trabajar y se quedara estudiando. Su sueldo siempre fue muy alto, a pesar de que él se rehusaba, Hatake le contestaba revoloteándole el cabello.
    —Cuando seas un gran cardiólogo me dejarás gratis las consultas, Sasuke-chan.

    Constantemente lo invitaba a almorzar a diferentes lugares, y muchas veces le compraba los libros de la universidad, dado que él estaba en una universidad carísima, los materiales también lo eran.
    Sabía que Kakashi iba a la universidad para pedir la lista de libros. Siempre terminaba encontrándolos en su mesa de trabajo con una pequeña notita.
    "Para tu educación, Sasuke-chan. Y no sirve de nada que quieras devolvérmelos porque a mí no me sirven, y en la tienda no aceptan devoluciones."

    Aunque jamás lo diría. Agradecía el día en el que conoció a Kakashi, sino quien sabe que habría sido de él. Más que un amigo, Sasuke sentía que era como un padre.

    Como el padre que jamás tuvo.

    Llego a su oficina, más sintió como alguien lo tomaba del cuello de su polera y lo arrastraba. Bufó molesto, quien más le haría eso…
    —¡Sasuke-chan! Al fin llegas, sabes que no me gustan las impuntualidades, tenemos mucho que hacer. Lo que sucede es que hoy salió el nuevo número del Icha Icha Paradise, y me quede leyéndolo… ¿no quieres que te lo preste?

    El Uchiha le lanzó una mirada fúnebre. Si hace unos momentos alaba a Kakashi ahora lo maldecía.
    —Hn, me lo dice el rey de las tardanzas— soltó arrogante —Además, ¿podrías dejar de arrástrame como si fuera un juguete y de decirme Sasuke-chan?— susurró molesto.

    El hombre, quien traía una bufanda el cara pareció pensarlo, y luego rió en la cara del Uchiha. —Lo siento, niño. Pero arrastrarte es divertido, y puedo decirte Sasuke-chan porque eres menor que yo, mocoso.

    El pelinegro maldijo por lo bajo. Rodó los ojos, Kakashi no tenía remedio.
    —Y bien, para que me llamabas Kakashi— farfullo.
    —Oh, casi lo olvido. El hijo de Minato llegará hoy de Francia. Pidió su traslado a la Universidad de Yale, a la que tú también vas. Dado que está en su último año de Derecho.
    —Y yo que tengo que ver— cuestionó. No le gustaba nada por donde iba el asunto.
    —Tienes mucho que ver Sasuke-chan— sonrió divertido—. Tú ayudaras al hijo de Minato a adaptarse. Arreglará algunas cosas, e ingresará a la universidad dentro de tres semanas.
    —Ugh— el ojinegro le lanzó una mirada aburrida —.Sabes muy bien que odio a los tipos riquillos y desdeñosos.
    —Naruto no es nada de eso— suspiró Hatake, acomodándose en el sillón de su gran oficina e invitó a Sasuke a hacer lo mismo—, es un buen muchacho, muy noble. Él no es como los que conoces en Yale, Sasuke. Confío en que serán amigos y…

    El hombre calló al ver que el chico se levantaba del sillón en silenció y salía de la oficina, más antes de cerrar la puerta miró de reojo al abogado.
    —Le mostraré la universidad porque tú me lo pides, Kakashi. Pero no me pidas que sea amigo suyo, porque sabes muy bien lo que opino respecto a eso.

    Y sin decirle más el Uchiha cerró la puerta dejando a un consternado Hatake.
    —Sasuke…—suspiró frustrado—. ¿Cuándo será el día en el que tu corazón perdone?— se levantó del cómodo sofá y se dirigió a su gran ventanal observando la Gran Manzana.
    —Sólo espero que Naruto ayude a Sasuke a salir de la soledad en la que se ha recluido— murmuró. Sasuke era como el hijo que perdió hace más de diez años. Por ello siempre velaba por él, y deseaba que al menos su hijo se sintiera vivo.
    .​
    ~oO-σ-Oo~
    .
    —Señores pasajeros, dentro de unos momentos estaremos arribando a nuestro destino, Nueva York. Les pedimos que abrochen sus cinturones. Gracias por su preferencia.

    La neutra voz del piloto alertó a los pasajeros, quienes obedecieron la indicación, excepto uno.

    Un apuesto muchacho de no más de veintiún años dormía apaciblemente con unos audífonos en sus oídos. El volumen era realmente alto, pues se distinguían perfectamente las letras de "Sex on Fire" de The Kings of Leon, sonar.

    —D-Disculpe…— la aeromoza se sonrojó. Ese hombre era muy atractivo. El verlo ahí dormido, con sus cabellos rubios desordenados, la hacía sonrojarse. Además irradiaba un aire de inocencia… awww, ¡era tan lindo!

    El muchacho comenzó a moverse, y ella se sonrojó aún más al ver aquello increíbles fanales rasgados de azul profundo. El joven la miró interrogante, provocando que despertara de su ensoñación.
    —D-Disculpe, pero ya vamos a aterrizar, si fuera tan amable de abrochar su cinturón…
    —Oh, cierto— dijo, como un niño pequeño. —Discúlpame— habló, ofreciéndole una gran sonrisa. La aeromoza quiso desmayarse.

    La chica estuvo a punto de irse, cuando un brazo la detuvo.
    —Disculpa, pero ¿podría saber tú nombre, bella dama?— le dijo, con un aire de seductor.
    Después de todo, él había adquirido muchas costumbres francesas, como la de seducir, por ejemplo.
    —Soy H-Hinata Hyuga— murmuró azorada.

    El rubio la miró impresionado —.¿Hyüga? ¿Cómo las aerolíneas Hyüga?
    —S-Sí… sucede que no la aeromoza de este avión debía cuidar a su bebé y yo me ofrecí a suplirla— la chica reaccionó y lo miró con temor—.P-Por favor no le digas a nadie.
    El chico le sonrió aún más. —Claro que no. Eres muy amable Hinata.

    Después de la pequeña charla, la joven le ofreció una disculpa y se marchó a acomodarse a su asiento. Cuando el avión aterrizó, los pasajeros comenzaron a descender, excepto el chico, quien bajó último. Allí, estaba la linda chica que acababa de conocer, dándoles las gracias a los pasajeros.
    —¿Hinata?
    —¿Eh?— y de nuevo, se sonrojó. Nunca había visto a un chico tan guapo como aquel rubio, y estaba deslumbrada.
    —Sé que recién te conozco— mencionó alborotándose el cabello—,pero me preguntaba si aceptarías tomar un café conmigo…
    —Y-Yo, no sé qué decir— susurró. Todo era demasiado repentino, ¿le interesaba a aquel chico? Nunca pensó que podría llamar la atención de esos chicos que son contados con los dedos de la mano. —C-Claro, porque no…
    —Disculpa, soy Namikaze Naruto— dijo sonriéndole. —Aquí tienes mi tarjeta, Hinata— le extendió una pequeña tarjeta. —Eh, ¿me darías tu número?

    Ella desvió la mirada, pero le dictó el número de su móvil. El rubio miró la hora y se alarmó, se despidió de ella y prometió llamarla, no sin antes decirle que siempre estaría disponible para ella.
    Cuando se fue, la Hyüga optó por leer las pequeñas letras.
    .​
    Namikaze Naruto.
    996-75-46-10637
    .
    —N-Naruto-kun… s-su nombre se me hace familiar— pensó. Y en su mente viajó la imagen del rubio durmiendo apaciblemente.

    ***
    ¿Está muy largo? En verdad, en el otro sitio en el publico esta historia, me dicen que los capis son perfectos, pero nosé, quizás algo más cortito. ¿Qué opinan? ¡Hasta la próxima!
     
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  4.  
    Gizeth As

    Gizeth As Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    1 Diciembre 2010
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    78
    konichiwa!!!!!
    soy nueva en tu fic...y sinceramente me ha encantado sin decir k la pareja principal es mi favorita xD
    me encanta como se muestran los personajes xD estan geniales, la trama tambn esta genial xD me encanta todo de tu fic
    sasuke: su tono frio y su actitud me encanta jajja sasuke chan
    sakura:wow!!! tiene una especializacion a los 19!!!!! genal xD
    naruto:naruto...es naruto xD
    hinata:como siempre tierna , dulce y timida xD
    espero pronto la conti wiii!!!!
    sayo!!!!
    cuidathe
     
  5.  
    Mitsuki Holmes

    Mitsuki Holmes Escritora Ocasional

    Aries
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    Escritora
    Madre mia apenas leo estos dos capitulos y es mi favorito espero y publiques la contii pronto chao
     
  6.  
    Naomi Uchiha

    Naomi Uchiha Entusiasta

    Leo
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    12 Marzo 2011
    Mensajes:
    134
    Pluma de
    Escritora
    konishiwuaaa !!!!
    adore tu fic ¡DE VERAS!
    Hinata y Naruto tuvieron quimica inmediatamente *-*
    ¿muñequito de torta? aww ame eso, si yo fuera Sakura no ubiera podido mantener la compostura ante semejante hombre pero por eso ella es genial
    pobre Izawua de verdad qqe mi Sasuke-kun fue cruel con ella pero asi es el y asi se le kiere
    bueno espero conti con ansias
    besos
    bye bye
    PD: si son largos los caps PERO ASI ES MEJOR !! no te acomplejes por eso en lo qe ami concierne me gusta qe tus capitulos sean largos ;D
     
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