"A una bala de estar contigo" Me jalas fuertemente de la muñeca, me duele bastante pero tú insistes en que corramos más rápido. El pasillo por el que corremos empieza a temblar y colapsa frente a nosotros, me arrojas lejos para que no me golpeen los escombros y cuando menos me doy cuenta ya estas junto a mí. Tirados en lo que solía ser una pared comienzo a escuchar disparos, no eres tú, estás sentado a mi lado y tu rifle aún tiene el seguro. Te levantas, colocas el selector de fuego en automático y comienzas a disparar. Tus manos llenas de sangre y tierra tiemblan por miedo, el descontrol de esa arma nunca existió para ti. No puedo evitar ver el miedo en tu mirada, algo que jamás vi antes. Tu arma deja de disparar, pasas tu dedo por el eyector, la revista vacía cae y de tu cinturón tomas un cargador que colocas en el arma, nuevamente te pones a disparar. Entre el sonido de los disparos oigo un pequeño choque metálico. También lo has oído, te arrojas al suelo, cierras los ojos y te tapas los oídos. De sorpresa una luz blanca y sonido ensordecedor retumba entre tú y yo. ¡Malditas Granadas de Luz! Ciega y Sorda no puedo ayudarte, solo agacho la cabeza lo más que puedo y espero que pase el efecto. Poco a poco la vista vuelve a mí, el oído también pero sigo sin poder ayudarte. Después de unos segundos lo único que oigo es mi corazón, mi vista tiene un aura blanca, solo puedo enfocar pequeñas partes. Poco a poco el oído regresa, puedo oír mi respiración, o acaso ¿Es la tuya? Mi corazón late a mil por hora, estando agachada solo veo los casquillos salir de tu arma golpeando el suelo sucio. Poco a poco levanto la mirada, ahí estas tu, tan seguro de ti mismo, con ese cabello castaño que me encanta acariciar. Disparas ese maldito rifle que ocasionalmente quieres más que a mí, ahora entiendo por que, yo soy una carga mientras que tu rifle es tu boleto para salir con vida. De pronto dejas de disparar, te quedas quieto, no te mueves, ni siquiera respiras. Dejas caer tu rifle, ni siquiera permites que alguien más lo toque ¿Qué te pasa? Caes al suelo, tu chamarra azul tiene 3 agujeros en el pecho. Me acerco llorando a ti, no puedo creer que estés muerto. Me tiro sobre tu cuerpo inerte, veo tu mirada desaparecer, tu alma siendo libre nuevamente y esa sonrisa altanera que tenias cuando me coqueteabas. Bajo mi mano a tu pierna, ¡¿Dónde esta tu maldita pistola?! Atorada en su funda, tomo sin dudar tu arma, solo tiene una bala en la recamara, todo lo que necesito para estar contigo…
