A través del hielo

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Ichiinou, 4 Septiembre 2015.

  1.  
    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

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    4 Septiembre 2015
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    Escritora
    Título:
    A través del hielo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3136
    Título: A través del hielo
    Autora: Ichiinou
    Género: Ciencia ficción, futurista.
    Nº de capítulos: 1/??
    Sinopsis: Año 2115, un grupo de personas se despiertan, después de 100 años de letargo, con la esperanza de una cura para una enfermedad que asestó la humanidad en 2015 y que hizo que un 40% de la población mundial muriese por aquel entonces. Desconocen lo que les depara la nueva sociedad, si todavía queda humanidad sobre la tierra y las condiciones en las que se encuentra. Pero algo tienen en común, todos quieren sobrevivir.

    I
    EL DESPERTAR
    Los ojos de Dean se van abriendo lentamente, adaptándose a la luz de la sala en la que está, sabiendo que ha pasado demasiado tiempo en estado de reposo como para que estos actúen con normalidad aunque la luz de dicha estancia sea escasa. La puerta de cristal de la cápsula en la que se hallaba se encuentra abierta, habrá llegado el día, habrán encontrado la cura para su enfermedad. Pero, solamente una duda acude a su cabeza: ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde su criogenización?

    Es demasiado pronto para intentar mover las piernas, siente que si las mueve en cualquier momento pueden estallar en mil pedazos, como si de una figura de cristal se tratase. Aunque en teoría ha llegado el momento de despertarse, empieza a dudarlo, pues nadie acude a su vuelta a la vida. ¿Acaso algo ha salido mal? ¿Será este el momento correcto en el que deberían despertarlo?

    Mientras esas dudas le asaltan ve a un individuo de tez oscura, grandes ojos y lo más impactante, completamente desnudo mirándole. Él intenta desviar la mirada, pero ¿Qué puede hacer? ¿Acaso se tiene a un hombre de esa guisa delante de sus narices todos los días? Desde luego que no. Aunque un ser humano normal apartaría la mirada avergonzado, pero él no, él no la aparta.

    El chico se acerca más a la cápsula y se le queda mirando fijamente.

    — Parece que este blanquito también se ha despertado —dice el joven refiriéndose claramente a Dean.

    Tras las palabras del chico aparecen dos individuos más delante de Dean, los cuales también se encuentran desnudos, un hombre mayor con barba y una prominente panza y una joven pelirroja muy blanquita, con su cara moteada de pecas, de tal forma que parece casi celestial. Dean repara en la tripa de la joven, esta está abultada, por lo que él supone que está embarazada. ¿Acaso también habían congelado al bebé de aquella chica? Fuera como fuese al menos esa criatura nacería en una época solamente, no tendría que vivir dos épocas distintas como era su caso.

    — ¿Quiénes sois? —dice Dean a los tres observadores, aunque no tenía la certeza de poder hablar con normalidad aquellas palabras salieron de sus labios casi sin esperarlo.

    El más mayor de los tres le dedica una sonrisa, mientras los otros permanecen con la misma expresión anterior observándole detenidamente. ¿Qué ocurre realmente? ¿Es Dean un bicho raro para ellos? ¿O se les hace muy interesante mirar su cuerpo desnudo? En ese momento Dean repara en lo que acaba de pensar. ¡No lleva ningún tipo de ropa! ¡Él también se encuentra en un estado completamente desnudo! Obviamente cuando lo criogenizaron le despojaron de toda su ropa, lo lavaron y desinfectaron y le hicieron algunos procesos más para su purificación que él no entendía del todo, pero que tampoco le parecía muy importante entender. Pero al darse cuenta de la situación en la que se encuentra, con aquellos ojos extraños mirando cada parte de su cuerpo no puede evitar que un color carmesí se adueñe de sus mejillas y desee desaparecer de allí por un momento.

    — Supongo que te acuerdas de por qué estás aquí, ¿No? —empezó a hablar el señor mayor y al ver que Dean asentía afirmativamente prosiguió- Nosotros somos como tú y como todos los que estamos en esta sala. Todos hemos descansado durante un tiempo que desconocemos esperando a que algún día se encuentre la cura para nuestra enfermedad. Nosotros tres acabamos de despertar ahora mismo y no sabemos lo que ha ocurrido, pero deseamos que fuese lo que fuese, hayan encontrado la cura contra el virus que nos condenó a esa cárcel de hielo en la que todavía te encuentras y de la cual, deberías salir.

    El anciano le tiende la mano a Dean y este la acepta gustoso. Para su asombro al erguirse su cuerpo no se rompe en mil pedazos, si no que se encuentra en un estado normal, tal y como era antes de aquello.

    Tras levantarse y comprobar que sus articulaciones funcionan como deberían Dean sonríe aliviado. Ahora solamente espera a que el personal de la clínica haga acto de presencia para que les den las buenas noticias. Mientras piensa en eso repara en que todavía hay alguien que sigue en su cápsula, sin despertar, así que supone que es por eso por lo que el personal todavía no ha aparecido, querrán que despierte con total normalidad.

    — Nos avisaron de que podía ocurrir —dijo esta vez la chica— es posible que esa mujer no se despierte nunca, es un riesgo que corríamos todos.

    Dean traga saliva pesadamente. Aquello podía haberle ocurrido a él, porque todos tenían constancia total de que la tecnología que estaban empleando todavía se encontraba en estado experimental y era posible que hubiese algún fallo, que no todos los cuerpos actuasen igual ante aquel experimento.

    — No hace ni cinco minutos que me he despertado yo, así que esta mujer podría despertarse todavía, ¿No? —dijo Dean, el cual por supuesto no perdía la esperanza, ya que tenía lógica que todavía se pudiese despertar.

    — Supongo —dijo la chica pelirroja— aunque tenemos que estar preparados para cualquier cosa que suceda.

    — Claro…

    — A propósito, me llamo Claire —dijo la chica mirando a Dean— y él se llamará Clark —dijo acariciando su tripa.

    «¡Qué original!» pensó para sus adentros, porque si lo hubiese dicho hubiese sonado grosero y era lo último que quería. Además ahora le tocaba presentarse a él, ya que no había dicho su nombre en ningún momento y por ahora solamente era otro tío desnudo más.

    — Yo… me llamo Dean —dijo presentándose- hace tanto tiempo que no pronuncio mi nombre que creía que ya no iba a saber cómo se hacía.

    — Te entiendo —dijo Claire mirándole de forma comprensiva— es posible que llevemos siglos en ese estado y nosotros ni nos hubiésemos enterado. Es espeluznante pensar en ello. ¿Qué cosas habrán pasado en nuestra ausencia?

    Dean se quedó pensativo. Seguramente todas las personas que había conocido en el pasado ahora mismo estuviesen muertas, aunque en realidad cuando él decidió hacer aquello ya ninguna le importaba lo suficiente como para quedarse y disfrutar de ellas por el tiempo que le quedase. Solamente se despidió de su gata Mei, la que había dado a la hija de unos vecinos que sabía que la trataría bien y que seguramente le daría mejores cuidados de los que él le pudiese haber dado si su enfermedad hubiese avanzado todavía más.

    — ¿Cómo te sientes al saber que por fin podremos vivir tranquilos el resto de nuestras vidas? —dijo Dean— es raro pensar que ya no vamos a tener que cargar con esta lacra que llevamos dentro. ¿Podremos rehacer nuestras vidas en el siglo en el que estamos?

    En ese punto Dean se quedó pensando en la situación de Claire, una chica embarazada de un hombre que posiblemente llevase décadas muerto, ¿Qué podría hacer ahora sin trabajo ni nada para sustentar a su hijo? Es posible que en este presente el dinero no valiese nada por mucho que pudiese tener, por lo tanto se podría hallar sola en el mundo con un hijo que debería mantener. Todo lo que les esperaba ahora era completamente incierto, pero fuese lo que fuese, ellos habían aceptado eso en cuanto decidieron posponer su vida hasta que pudiesen vivirla plenamente.

    En otra parte de la estancia, no muy lejos de ellos, los otros dos individuos se encontraban hablando, aunque Dean no podía llegar a entender completamente de qué, por un momento pareció entender algo de béisbol y eso le hizo sonreír. ¿Hasta en aquel momento algo tan común como el béisbol podía ser tema de conversación? La verdad es que preocupándose por lo que iba a suceder tampoco iba a ganar nada, así que hablar sobre algo así tampoco era tan disparatado.

    — El más mayor es Jacob y el otro es Marcus —dijo Claire suponiendo que esa era la información que quería recibir Dean—, nunca los había visto en mi vida, pero la verdad, parecen buenas personas.

    Después de esas palabras de la chica, Dean se dio cuenta de algo, al renacer en un futuro posiblemente careciesen de identidad y fuesen quienes fuesen en una vida pasada, ahora ya no importaba, ya que había expirado cualquier cosa que pudiesen haber hecho, por lo tanto, cualquiera de ellos podría ser un criminal y ahora renacer como un buen ciudadano si eso era lo que querían. ¿Podría también él ser alguien diferente? ¿Podía encontrar la felicidad en la época en la que se encontrase?

    Un gemido ahogado sacó de sus cavilaciones a Dean, provenía de Claire y al dirigir rápidamente la vista hacia ella vio como la chica que había permanecido dormida hasta ahora la tenía cogida del brazo y parecía no querer soltarla. Esta permanecía con los ojos cerrados y con un semblante serio, rígida, seguramente estaría asustada.

    — ¿Quién eres? —dijo la chica con una voz que a Dean se le antojó cantarina.

    Claire permanecía paralizada. No daba reaccionado, pues seguramente aquella mujer le insuflase más miedo del que pudiese reconocer.

    — ¿Quién eres? —volvió a inquirir la chica esta vez con un tono más serio en su voz.

    Jacob y Marcus se acercaron lentamente al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, posiblemente para defender a Claire por si aquella mujer era peligrosa.

    — Si abres los ojos lo sabrás —dijo Marcus con un tono de burla que al parecer a la mujer no le gustó nada ya que puso una cara de repulsión.

    — No puedo tener los ojos más abiertos —dijo la chica soltando violentamente a Claire— pero como tú quieras.

    Cuando abrió los ojos todos pudieron observar la ausencia de color en ellos, eran unos ojos que habían perdido la luz hace mucho tiempo o quizás simplemente nunca la habían tenido. Sin duda aquella mujer no podía ver más con sus ojos abiertos, porque carecía de visión, aunque algo en el interior de Dean le hacía pensar que aunque no podía ver sí sabía exactamente lo que estaba ocurriendo.

    — Me llamo Alexia —dijo la joven cambiando la expresión de su rostro a una más serena— ¿Ya es hora de despertarse?

    — Eso parece —dijo Jacob tranquilamente— ahora que todos estamos despiertos supongo que vendrán a abrirnos.

    El rostro de Alexia se tornó en extrañeza. Dean no llegaba a comprender por qué, pero le parecía aquella mujer había detectado algo que no funcionaba bien en su despertar.

    — ¿Todavía no se han manifestado? —dijo ella pensativa- eso es imposible, el protocolo dice que en cuanto se despierte el primer individuo hay que acudir inmediatamente para comprobar que el despertar de los demás se efectúe correctamente.

    ¿Cómo aquella mujer sabía acerca de los protocolos de la empresa que los había criogenizado? ¿Acaso no era una simple paciente más? Sin duda sabía algo que ellos ignoraban y eso hizo que la inquietud entre los otros pacientes se hiciese visible.

    — No estoy seguro —volvió a hablar Jacob— pero creo que todas las cápsulas se han abierto al mismo tiempo con el objetivo de que todos despertásemos a un tiempo.

    Otra vez la extrañeza se volvió a adueñar del rostro de Alexia, la cual con aquella cara y con sus ojos ausentes de vida se le antojó a Dean bastante tétrica.

    — No es posible… —dijo Alexia pensativa— me temo que nos han despertado antes de tiempo por alguna razón ajena a la empresa.

    ¿Cómo había llegado a aquella conclusión? ¿Solamente por saltarse el protocolo que podía haber cambiado en los años que llevaban dormidos ya tenía que ser así? Aquella mujer era alguien especial y de eso no le cabía la menor duda a Dean y parecía que los demás se estaban dando cuenta de ello.

    — ¿Alguien puede ayudarme a levantarme? —dijo la mujer tendiendo una mano a tientas para que alguien se la agarrase y levantarse así.

    Dean se sorprendió a sí mismo ayudando a levantarse a Alexia, ya que ni siquiera lo había pensado, automáticamente como si de un resorte se tratase se había lanzado a ayudarla. La piel de aquella mujer estaba considerablemente más fría que la suya y contuvo un escalofrío para no contrariarla.

    — ¿Hay alguna puerta en la sala que esté abierta? —dijo Alexia mientras iba procesando las posibilidades para salir de allí.

    — No, me temo que no —esta vez habló Marcus— tan pronto me desperté las revisé todas y no hay una sola que esté abierta.

    Todos permanecieron callados durante unos segundos que a Dean se le antojaron eternos. Sabía que en la cabeza de Alexia se estaba ideando una explicación para aquello que estaban viviendo y que parecía no ir con los planes acordados en el contrato que habían firmado.

    — Solamente puede haber dos opciones, por un fallo en el sistema se nos ha despertado antes de tiempo y todavía no se han dado cuenta de que ha sucedido, lo cual lo veo poco probable ya que si eso sucediese todas las sirenas estarían activadas incluso aquí mismo y eso no está sucediendo o algo catastrófico ha pasado con la empresa y han evacuado todo y nosotros nos hemos quedado con la reserva de energía que nos dejaría aquí hasta que quedase solamente un uno por ciento, lo cual es más probable. En cualquiera de los dos casos lo más probable es que todavía no se haya encontrado cura para nuestra enfermedad.

    No podía estar en lo cierto, Alexia no podía tener razón, pues todos ellos habían renunciado a su anterior vida para tener una oportunidad en el futuro y eso podía haberse visto frustrado con unos acontecimientos imprevistos. Así que posiblemente aunque hubiesen sacrificado todo lo que tenían, ahora muriesen igual por el virus que invadía su cuerpo.

    — ¿Tú cómo sabes eso? —dijo Jacob el cual permanecía sereno ante las declaraciones que había hecho Alexia— ¿Quién eres en realidad?

    — Soy Alexia Simton.

    Al oír aquel apellido todos se quedaron petrificados, pues hasta ese momento no habían caído en la cuenta porque no les había dicho su nombre completo. Aquella no era una cliente normal de la empresa que los había criogenizado, no, era la propia jefa de la empresa Simton, la empresa tecnológica con más renombre en todo América y eso significaba que era la que había ideado cada uno de los protocolos y que posiblemente, no hubiese otra persona en el mundo que supiese más sobre aquel edificio y su comportamiento que ella.

    — ¿Entonces estamos perdidos señorita Alexia? —dijo Jacob mirándola con tristeza en su rostro.

    — Que no haya salido todo como esperábamos no quiere decir que vayamos a morir irremediablemente, compañeros.

    Esa última palabra, «compañeros», se le antojaba del todo irreal a Dean, ya que parecía algo insólito que una mujer del estatus social de Alexia Simton estuviese a la misma altura que las otras personas que se encontraban en aquella sala. Probablemente ella figurase como una de las mujeres más ricas del mundo, mientras que los otros solamente eran ciudadanos medios. Pero por azar o por simple casualidad ella estaba allí y en su cuerpo también estaba sentenciado como el de los demás. Pero aquello no la convertía en igual a los demás, ¿O quizás sí? ¿Acaso era cierto que la guadaña de la muerte igualaba a ricos y pobres? Por un momento Dean pensó en aquella mujer como una enferma más y entonces lo vio. Ella no era más que un simple ser humano, que por suerte había tenido la dicha de tener mucho dinero, pero como cualquier otro padecía y temía a la muerte y por esa misma razón estaban todos ellos en la misma sala.

    — ¿Y bien? —dijo Dean después de sus cavilaciones— ¿Tenemos alguna escapatoria señorita Alexia?

    Ella esbozó una amarga sonrisa y por un momento todos creyeron que no había escapatoria, pero pronto la respuesta brotó de los labios de aquella mujer como un milagro.

    — En cuanto se agote por completo la reserva de energía las puertas se abrirán automáticamente, están preparadas para eso, ya que funcionan electrónicamente y el mecanismo que las mantiene cerradas cederá.

    Bien, solamente tendrían que esperar hasta que se agotase ese 1% de energía y serían libres para saber qué había ocurrido en el exterior.

    — ¿Y qué pasará entonces? —esta vez habló Claire— ¿Y si el exterior dista mucho de ser como nosotros lo recordamos? ¿Y qué pasará con nuestras vidas? ¿Moriremos igualmente después del sacrificio que hemos hecho?

    El rostro de Alexia se tornó apesadumbrado. La verdad es que posiblemente la compañía no tuviese la culpa de lo que había ocurrido, ni siquiera podrían prever qué pasaría con el mundo con el paso de los años, pero ellos le habían dado una oportunidad, la oportunidad de poder tener un futuro, aunque fuese lejos de los suyos, podrían vivir su vida.

    — No debemos alarmarnos, quizás no haya pasado nada malo y solo haya sido un fallo del sistema y nos volverán a criogenizar otra vez —dijo Jacob intentando calmar la creciente intranquilidad que se cernía sobre los cinco.

    Dean se fijó en la expresión de Alexia y aunque sus ojos no podían expresar nada podía leer en su rostro que aquellas palabras alentadoras que había dicho su compañero no eran nada más que eso, palabras. Pues posiblemente todo fuese como había presagiado ella.

    El silencio se hizo por un rato en la habitación, nadie se atrevía a decir nada y ni siquiera se atrevían a moverse, aunque Dean pronto notó la mano de Alexia aferrándose a la suya. ¿Acaso aquella mujer buscaba protección en él? Seguramente solo querría que le ayudase a salir de allí en cuanto las puertas se abriesen.

    En unos minutos se oyeron varios chasquidos, que sesgaron el silencio de la estancia y las luces se apagaron. Claire no pudo reprimir un grito ahogado y Alexia, que había notado que la energía se había ido, se aferró más todavía a la mano de Dean.

    — Conozco este sitio como la palma de mi mano —dijo Alexia— no encontraréis mejor guía que yo en la oscuridad.

    Aquellas palabras eran las de alguien que había vivido mucho tiempo bajo el manto de las sombras y obviamente tenía razón. Aquella era su empresa, ella había diseñado las instalaciones y por eso mismo sabía cómo recorrer cada uno de los pasillos. Ahora el rumbo que tomasen sus vidas dependería de Alexia Simton.
     
    Última edición: 8 Septiembre 2015
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