A minuto por línea [Microrelatos exprés]

Causa sollozante, sojuzga al dolor en su interior, no produce la felicidad solo la atrocidad adyacente e imperdonable en su alma. La venganza era lo primero y la muerte lo que le seguía.

 

Seguía manteniendo la misma postura de indiferencia. En el fondo estaba tan asqueada de la vida que llevaba... no sabía si estaba aburrida o simplemente era fastidio. No podía mostrar aquél sentimiento... pues sabía que si lo hacía sería usado en su contra.

Miró las paredes acolchonadas... algún día quizás sabría de su locura.

 

Locura una gran enfermedad que irradia en cada ser no como uno piensa pero eso pasa, y ¿Cómo comienza? sencillo, cuatro palabras: Amor.

 

Amor que no estás presente en mi corazón, y dicen que el odio es cercano a ti, más este sentimiento tampoco me acompaña. ¿Qué tengo? Sólo tristeza y frustración por todo lo que quiero sentir más parece soy incapaz.

 

Incapaz de encontrar la felicidad, recurrió a Google.

 

—Google es un buscador—respondió la maestra a sus alumnos.

—¿Qué busca?—inquirió la pequeña que era nueva en el tema.

—Lo que sea que le pongas—respondió entrometiéndose un compañero que estaba a su lado.

—Oh... qué bueno me entero. Así podré encontrar a Dios.

 

Incapaz, insuficiente e inadecuado estar tan lejos de aquella guerra tan tenaz pero no la abandonare luchare por todo lo que se llama su ser.

 

—¡Dios ayúdame a soportar!—grita el hombre al cielo mientras ve a su mujer.
—¿Ah soportar qué? Mi cielo— le pregunta la mujer con un mazo en su mano.
— A-ah soportar a-al perro mi amor—

 

Amor quisquilloso, que te sientes y estás sobrevalorado.

 

Sobrevalorado está el sentimiento de querer, pues, ¿no valen lo mismo los demás?

 

Demás está decir que te amo, ¿qué mis acciones no lo demuestran? Sí hubiera sido mudo, me dejarías por no decírtelo...

 

Decírtelo quisiera, más sería un tremendo pecador. El rey, indudablemente, me cortaría la cabeza por codiciar a su esposa.

 

Esposa que me obliga a hacer cosas que finjo no querer.

¡Oh! ¿Será este el precio de mi orgullo?

 

Orgullo tenía, mas siempre pisoteado. No sabía cómo hacer ver mi relevancia y perdía la dignidad.

 

Dignidad era lo que me quedaba y no podía hacerle menos... era mucho, al menos podía presumir que seguía conservando lo que tantas personas ya no tenían.

 

Tenían miedo de esto, de aquello, de lo otro. Siempre miedo.
Lo que no tenían era agallas para enfrentar sus temores.

 

Temores que asechan mi mente como lobos en el bosque.

Todo aquello que no me deja vivir en paz.

 

Paz es lo que ansiaría, mas la ve lejana e imposible.
Los cuatro niños de la vecina de arriba son un caos.

 

Caos que se aproxima amenazante, con aires de superioridad.

¿No es aburrida la paz?

En cierto modo, aquél caos le ocasionaba felicidad, pues le dejaba mucho en qué pensar.

Masoquista.

 

Son muy rápidas para hacer 50 micros ;__;
Cierro discusión por una semana para las votaciones.