One-shot de Pokémon - A de Alas

No sé me da mucho lo cotidiano, pero todos mis fics tienen algo de mi, alas, ¿quien ha visto un Fenix sin alas?. ¿A que no adivinan a quien involucra?, se ha visto, presten atención a los detalles. Éste relato participa en la actividad Días de Abecedario.

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Observaba a aquel chico vestido como marinero un tanto malherido, sosteniéndose apenas en el borde de aquel precipicio, había sido una batalla encarnizada la que habíamos librado contra unos despiadados ladrones que buscaban despojar a mi familia de sus crías y miembros para venderlos en el mercado negro, me sorprendía que hubieran llegado hasta donde habitábamos, nos habían tomado con sorpresa cuando papa y mamá estaban fuera, entonces ese humano había aparecido sin armas y sin un compañero pokemon que lo ayudara a hacerles frente.


— ¡Quiero que dejen a esos pokemon ahora! — exclamó él — O…o si no…—buscaba con sus manos temblorosas una rama que parecía provenir de una caña de pescar y la sostenía como si se tratara de una espada. —se las verán conmigo

El coraje en sus ojos casi parecía compensar la desigualdad de poder entre su armamento y los cañones, redes y vehículos de ellos, pues él era verdaderamente valiente.


— Se los he advertido…— uno de los ladrones sujetaba a uno de los pokemon por el cuello con violencia— son…son…¡unos malditos! ¡Suéltenlo! — gritaba el niño mientras de un salto asestaba un golpe por mucho más certero de lo que hubiera creído aquel villano que al no cubrirse, caía al piso con una marca rojiza en la mejilla.

Otro más corpulento y una mujer intentaban atraparlo, pero el chico de un salto se les escapaba de las manos provocando que chocaran entre sí.

El viento comenzaba a arreciar de pronto y algo de arena cegaba por momentos al muchacho, esto bastaba para que fuera empujado por uno de ellos que era completamente calvo.

—¡Lancenle una red a ese mocoso, incompetentes! —prorrumpía una voz a lo lejos, un hombre de rostro severo lo observaba mientras sostenía un Persian entre sus manos.

Se escuchó un silbido y entonces entre en acción. Lo hice hasta ese momento pues el miedo me tenía paralizado como toda mi vida había sido, me sentía aún más avergonzado ahora que había evolucionado, más fuerte y más grande no había sido capaz de enfrentarme a esas usurpadores, ni siquiera darles la cara a pesar de los gritos de mis hermanos, pero en ese instante algo me movió, estoy seguro que el temor no se había aminorado ni un poco pero era como que había pasado a segundo plato, era mi responsabilidad.

Así fue como destroce con un cabezazo el cañón que arrojaría la red, derrapé doblando en “U” y salí propulsado nuevamente hacia el que tenía sujeto al niño y lo empujé lejos tan solo con la onda de energía que expulsaba mi ataque.

—Vaya, así que vienes ayudarme amiguito— me dijo el niño, yo busqué darle entender una respuesta positiva— ¡Excelente! —se sacudió el polvo y entonces me percaté que tenía un moretón en su frente, sin embargo parecía no prestarle atención—¡Vamos por ellos!.

Nos encargamos primero de liberar a mis hermanos y las crías de otras especies que ya tenían cautivas, fue una tarea más fácil con estos nuevos aliados hacer añicos la maquinaria que poseían hasta que comenzaron a dispersarse.

Me gustaría narrar que fui un guerrero digno de pertenecer a mi especie, que peleé valientemente al lado que aquel amigo que había conseguido, que había llegado allí para defendernos solo porque era lo correcto, pero no fue así, muchas ocasiones más huí cuando me vi atrapado o intimidado, me petrifique cuando me pedían ayuda, incluso cuando lo hacia él. Pero el muchacho parecía no rendirse, aunque cada vez estaba más herido se mantenía de pie y portando esa vara entre sus manos como si se tratara de una espada y mantuviera fe en mí.

Llegó el momento de la última batalla, entre un héroe subestimado y un villano que se sentía humillado, el ultimo portaba una arma que había neutralizado en segundos a dos de mis hermanos mayores que también habían evolucionado como yo, más ellos sí que lo merecían, respiraban rápido y yo imploraba que estuvieran bien, el chico apenas tenía media vara a punto de volverse astillas, sin embargo, sonreía.

Esto último me armó de valor, una renovada energía me incitó a moverme cuando me dio una señal instintivamente, comencé a correr y por debajo de mis ojos de formó una especie esfera de energía color rosado, segundos antes el chico había arrojado su vara al aire, el malo intentó cubrirse levantando el arma sin percatarse de mi hasta que él está caía hecha añicos por rayo.

Se le vio asustado por primera vez y retrocedió cuando miro que se acercaba, esbozó de pronto un gesto malicioso que no pude comprender hasta que corrió hacia el chico, mucho menor y sin defensa no pudo responder al cobarde acto que hacía, mientras huía, le dio un empujón y estando cerca de la orilla lo hizo trastabillar hasta caer hacia el barranco tras él.

Sintiendo un vuelco en el corazón corrí para ayudarlo mirando que apenas alcanza a rasgar el borde, en ese momento entraron ustedes en el relato, en el momento en que cometí el estúpido error de acercarme más sin contar en cuenta el enorme peso de mi coraza, peso que hacia desquebrajarse todo el borde, haciendo que se desplomara rumbo a filosas rocas que lo esperaban en el fondo.

Escuché el rugido de mis padres, estaban de vuelta, pero ni siquiera ellos llegarían a tiempo para salvarlo. Él me había ayudado, por él estábamos a salvo, me había dado el valor que no había conseguido solo y por eso no lo dejaría morir. Por eso me arrojaba al vacío a su rescate.

Entonces, ocurrió.

Primero pensé que había muerto pues realmente sentí como todo lo que había sido quedaba a atrás y una luz en extremo brillante me rodeaba, pero un segundo más tarde con una energía naciente y un poder imparable, me alzaba en vuelo con él sujeto a mi cuello.

— ¡Shelgon! ¡Ahora eres un Salamance! —Dijo el muchacho para mi propia sorpresa sonriendo emocionado— yo le respondí con un potente rugido que retumbo en las montañas.

Rugido que era respondido por mis padres y mis hermanos orgullosos de mí. Esta es la historia de cómo conseguí mis alas y como conocí a Drake, mi mejor amigo.

Incontables aventuras pasamos juntos y así nos fortalecimos, todo por aquel día que merecí volar alto.