One-shot A ciegas

A ciegas

A ciegas
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La verdad no sabía realmente en qué me metía... simplemente le hice caso a Ishida y aquí estoy, caminando hacia mi perdición.

No estaba seguro qué había suscitado de pronto esa idea loca en la mente de mi amigo ni porqué se había apoderado de ella como una enredadera, atrapando mi voluntad con sus voraces ramas.

Sin embargo seguía caminando, ¿qué más podía yo hacer? Mas que rendirme porque ya estaba todo planeado.

9 p.m.; frente al Instituto. Esa era la hora y el lugar.

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Y así era. Le tenía que hacer caso a Inoue... yo y mi gran bocota.

-¡¡Será divertido!! –había pronunciado con su cabello rojizo ondulando al viento-. No te arrepentirás Rukia. Realmente necesitas despejarte y olvidarte un poco del trabajo.

Sabía que estos minutos que mi persona pasaba caminando eran oro y no estaban siendo aprovechados en alguna tarea de la escuela o una misión shinigami. Pero, tenía que rendirme, acepté la proposición de Inoue y no podía faltar.

Si no me hubiera pillado de esa forma, me hubiera negado rotundamente. Sin embargo, el sueño, el cansancio y hastío actúan de extrañas maneras en nuestro comportamiento. Y ahora lo estaba pagando.

Yo y mi gran bocota...

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Cuando tuve oportunidad de arrepentirme, no lo hice. Simplemente me quedé callado, y acepté con mi silencio sumiso la proposición de mi amigo.

¡Y ahora, que ya es tarde, tengo que culparme una y otra vez el haber aceptado!

Me detengo por un instante. Puedo ser valiente, y mandar todo al demonio. Simplemente no llegar al lugar a la hora indicada.

Exacto. Esa cita a ciegas arreglada por Ishida no tiene porqué ocurrir ni porqué obligarme a desperdiciar el tiempo en algún restaurante con una persona desconocida...

Al demonio... además ella ni me conoce...

Me doy media vuelta y cambio mi trayectoria hacia el parque. Tomar aire fresco, solo, me hará mejor que una tonta cita a ciegas.

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Creo que a este paso tan apresurado llegaré antes de lo indicado a la cita. No sé porqué me apuro tanto si ni tengo tantas ganas de ir.

Quizá sería mejor dejar todo por la paz y dirigirme a otro lugar. No creo que aquella persona se sienta indignada por mi ausencia, porque ni me conoce.

Suspiro, pensando que una noche como ésta es mejor pasarla en el parque y hacia allí es a donde mis pasos se dirigen ahora.

No estaba muy lejos, solamente a unas cuadras de donde yo estaba. Llego y observo una figura que llega al mismo tiempo que yo... alta y con cabello relucientemente naranja.

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Justo en el momento que llego al parque distingo una persona de menor estatura a mi lado. El ver su rostro bajo la luz tenue de la luna me hizo entender todo.

-¿Me estabas siguiendo de nuevo? –pregunto.
-Tú eres el que siempre me sigue, entrometido... –contesta Rukia en tono mordaz.

Quería estar solo...

Pero creo que pasar una noche al lado de este tonto no estaría tan mal.