5 minutos de indecencia (one-shot)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por MelodiaVal, 9 Enero 2011.

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    MelodiaVal

    MelodiaVal Noctambula

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    5 minutos de indecencia (one-shot)
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    Hola, pues hoy traje una pareja requete crack!
    un KankuHana!!! y a diferencia de varios escritos mios, este es cannon.
    Bien, esta ambientado en los examenes chunnin, para ser mas especifica, en la pelea de Temari y Shikamaru. Espero les guste!!!

    5 Minutos de indecencia.

    Su vista no dejaba de desviarse entre la arena y los ojos color perla de la jovencita que estaba sentada al otro lado de la arena, lejos, pero visible. Kankuro estaba embelesado ante la perfección de su persona, ¿y cómo no hacerlo si era tan fría como el hielo, bella como una rosa y frágil como el cristal? Sus proporciones eran sencillamente perfectas. Pero aun así, era una niña.

    —Kankuro, presta atención —exigió una muchacha de cabello color mostaza a su hermano mayor, quien no daba demasiada importancia a la pelea de los exámenes chunnin. El joven suspiró y se obligó a poner la vista en su hermana, quien bajaría a luchar en ese momento—. Estate atento a Gaara y a cualquier tipo de señal que podamos llegar a recibir —advirtió la muchacha a lo que el chico asintió.

    Es tan perfecta… se decía el joven a sí mismo mientras posaba la vista en su cabello castaño. Hasta que se paró, y entre toda la gente, se alejó. Kankuro clavó la mirada en ella y la siguió con la vista, hasta que la perdió y vio necesidad de moverse para buscarla, no sin antes observar el curso de la pelea. Al ritmo al que iban, tenía unos cinco minutos antes de que Temari acabase.

    El joven Sabaku no se escabulló entre las personas hacia los pasillos mientras buscaba su presencia. Caminó durante un rato, yendo de un lado a otro, hasta que oyó la voz de un par de muchachos comentando sobre la “ricura” de niña que acababa de entrar al baño de señoritas. Y las llamas internas del castaño de encendieron.

    De un momento a otro, el chico dio la cara ante los dos hombres, un par de gennin de la aldea de la lluvia. Uno era gordo y de cabello negro que le daba un lustre grasoso, usaba anteojos y aparentaba tener más de 15 años; el otro era alto y con una prominente musculatura, de ojos claros, cabello castaño largo y actitud cretina en cada momento, aparentando más unos 18 años. Kankuro se plantó enfrente de ambos que se reían del pequeño que tenían enfrente.

    —¿Ustedes vieron pasar a una muchacha pequeña de cabello castaño y ojos blancos? —interrogó el muchacho con una muestra de ímpetu ante el par de incompetentes que tenía enfrente.

    —Es probable, pero ¿por qué te lo tendríamos que decir a ti? No eres más que un enano que probablemente no sabe ni para lo que sirve lo que guarda en los pantalones —se rió el gordo, a lo que los dedos del Sabaku no emitieron un espectral brillo celeste. Un kunai aparecido de atrás del joven de la arena, entre las entrañas del oscuro pasillo, se enterró en el estomago del muchacho de cabello negro mientras el otro lo miraba con terror.

    —¿Q-Qué le hiciste? —preguntó el mayor mirando a su compañero en el suelo, quejándose del dolor.

    —No te preocupes, con la grasa que tiene no creo haber tocado ningún órgano vital —mencionó el Sabaku no riendo mientras se alejaba por el costado del shinobi de la lluvia. Pero este no estaba dispuesto a aceptar tal insolencia por lo que arrojó un kunai que iba directo a la cabeza de Kankuro, quien siquiera se inmutó al ver el artefacto bloqueado con cuervo.

    Los ojos claros del muchacho musculoso casi se salen de su órbita al ver tal marioneta.

    —Cuervo, deshazte de él —demandó el chico a lo que el títere se acercó con velocidad inhumana a su próxima víctima. Kankuro comenzó a correr tan rápido y como le daban las piernas hasta llegar al baño de niña, pero cuando tenía intenciones de entrar, sufrió una colisión con alguien, una muchacha pequeña y bonita de cabello castaño y ojos color perla. Esta joven, observó a los ojos al Sabaku no, cosa que le permitió al chico una mejor visión de sus orbes, parecidos a un par de ópalos tornasolados con tintes entre el rosa, el lila y el celeste.

    —¿Qué haces aquí, acaso eres gay? —interrogó la chica sin ningún resquicio de asco, a lo que el castaño sonrió; esa actitud le encantaba.

    —Vine a buscarte —respondió este a lo que la jovencita abrió los ojos como platos sin comprender nada. Hanabi recorrió las facciones del muchacho enfrente suyo, tratando de facilitarse una respuesta a su expresión, pero tanto maquillaje le complicaba su trabajo, a pesar de que en los ojos del chico pudo detectar algo que jamás había visto en los ojos de un hombre, algo que ella no comprendía, pero que a los ojos de cualquiera podría darse a entender a la perfección de que era lujuria.

    —Creo que te equivocaste de persona —mencionó la chica mientras se paraba, pero el muchacho no se lo permitió, y de un suave empujón la tuvo en el baño y trabó la puerta. La Hyuuga tenía una expresión aterrada de sobremanera, y el Sabaku no, no podía contener las ganas de reír y la ternura que le causaba esa muchachita enfrente suyo.

    Al fin, luego de unos segundos mirándose, Hanabi recuperó la compostura y se decidió por sentarse en la mesada del baño con los brazos cruzados y meciendo sus piecitos graciosamente.

    —Habla rápido antes de que llame a alguien —dijo la pequeña sin pudor alguno, a lo que el chico sonrió mientras tomaba asiento al lado suyo.

    —Deberías salir acompañada, no sola, hay gente mala dando vueltas por los pasillos de la arena, como los ninjas de la lluvia —Hanabi abrió los ojos mientras recordaba a un par de muchachos que le ofrecieron dinero por acompañarlos al baño de varones durante media horita, a lo que ella se negó rotundamente mientras pateaba a uno en la pierna—. No te preocupes, ya me encargué de ellos —declaró el joven Sabaku no al notar los ojos enfadados de la niña.

    —Gracias… supongo, ni siquiera se tu nombre —expresó la muchacha a lo que el chico, en un momento de improvisto, la tomó de ambos brazos, la acostó en la mesada y le dio un beso cargado de pasión. La niña no entendía nada, y el hombre solo movía los labios de forma deseosa, como si quisiera disfrutar de cada rincón de los dulces labios de Hanabi. Hasta que la falta de aire los obligó a separarse.

    —Mi nombre es Sabaku no Kankuro —dijo el muchacho mientras se recostaba en el pecho plano de la sonrojada chica. La pequeña de ojos ópalo se esforzó por quitarlo, pero el chico no quería—. No te esfuerces tanto, algún día nos casaremos así que tienes que acostumbrarte —expresó el chico a lo que los ojos de la muchacha se abrieron de sobremanera, mientras estiraba un poco el cuello para ver al muchacho encima suyo. Los ojos del chico estaban adormilados, y una sonrisa tierna descansaba en sus labios. Ya no existía la expresión que tanto le asustó en un principio.

    —Ca…¿Casarnos dices? —interrogó la pequeña a lo que el chico asintió.

    —Nos casaremos, te vendrás conmigo a la villa de la arena y tendremos dos hijos una niña y un niño —mencionó el muchacho a lo que la joven cada vez se sonrojaba más. Hasta que se oyó el anuncio de que Temari fue la ganadora del combate.

    —Kankuro… —dijo la pequeña mientras veía al muchacho parándose.

    —Me debo ir, mi hermana acaba de ganar el combate y se enfadará si no me llega a ver. Prometo que te vendré a buscar, a ti… —dijo el chico dejando la frase en suspenso a lo que la niña corrió el rostro sonrojada.

    —Hanabi —susurró por lo bajo la jovencita, y el hombre corrió un poco los mechones de su rostro para besar su mejilla.

    —Vaya, fue un combate… interesante —bromeó Kankuro sin saber siquiera que fue lo que ocurrió, motivo por el cual se ganó un puñetazo muy bien puesto por parte de su hermana.

    Los ojos del Sabaku no mediano se desviaron en dirección a Hiashi Hyuuga y el asiento vacío de al lado, donde no aparecía nadie. Hasta que la voz de una kunoichi detrás suyo llamó su atención.

    —¡Hanabi-chan! ¿Qué haces aquí? —interrogó Tenten a la pequeña mientras tomaba asiento enfrente suyo. Los ojos de la niña se desviaban de reojo mientras respondía.

    —Tengo mejor vista aquí.

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    Saludos Ruriko-chan
     
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