Actualizaciones: La habitación ha sido aseada por cada rincón, dejando el aroma delicioso intacto. Sobre la cama se han puesto tres platos llenos de crispetas, 3 vasos de gaseosa, pues el televisor está encendido y están pasando una película de comedia, llamada "¿qué pasó ayer?". Sobre la cama hay una nota, que dice: "—Espero disfruten su noche de película, y también que le den una cálida bienvenida a Mercurio, el nuevo pajarito enjaulado. Att: Agnes ♥." Contenido oculto Nekita Gigavehl Hipnos Crownfell
Catherine Whitman Los guardias no tardaron en abrirle la puerta y empujarla "amablemente" dentro de aquel espacio, Catherine no tardó demasiado en notar aquel ambiente frio que la hizo desamarrar su sueter para volverselo a colocar en busca de mantenerse un poco más caliente. Se sentía igual de frio que el tacto que había tenido Agnes con ella, igual de frio que Noah en sus últimos momentos con ella y el perfecto frio que había sentido cuando creyó que realmente iba a morir en manos de Shade. Finalmente sintió las lágrimas deslizarse por su rostro, aquella habitación no hacía mas que recordarle todos los problemas que había estado enlistando en su cabeza aunque agradecía que esa luz tenue haría que simplemente sus lágrimas parecieran invisibles si no hacía mucho ruido. Se deshizo de sus zapatos para colocarlos pegados a una de las paredes y al aproximarse a la cama leyó aquella nota que prácticamente explicaba aquella pelicula y la comida. ¿Noah tendría comida? Esperaba que sí. Con cuidado se fue hasta uno de los extremos de la cama colocando el refresco en medio de sus piernas cruzadas antes de tomar aquel plato con palomitas e iniciarlo a comer con cortos sollozos que se permitía ahora que estaba sola. Si tenía que dar una bienvenida, deía de estar despierta por mucho que solo quisiera enterrarse en la cama y tratar de dormir para fingir que todo había sido un mal sueño. "...De una vez y para siempre..." ...Sí, tan siquiera de su parte sí... Sin importar que.
Contenido oculto Aprovecharé que fui el primero como hizo Sweet, so... Así damos un cambio. ¿No (?) Galen Rutonver Me puse a reflexionar un momento lo que Connie me dijo e hizo. Sin dudas fue una reacción que no me espere del todo, se le veía más motivada y hasta que... Libre, diría yo. Ver esas reacciones, cómo me tomaba la mano y sus disculpas, sin dudas fue algo que lo confieso, me agradó de sobremanera. No sé que pasó anoche, no sé si habrá sido por la batalla entre Shawn y Laila. No sé si fue por el nuevo sujeto... Pero sin dudas, Connie no daba esa misma aura a como la conocí en el Rincón de Juegos. No evité sentirme alegre por dar los pases necesarios, y esperaba de corazón, con eso comprendieran que no era necesariamente un estúpido, y mucho menos un subnormal... Al ya saber mas o menos el camino, llegué pronto al cuarto Espada, abrí la puerta cuando un tercer guardia me habló y me aventó mi chaqueta, o cielos, lo había olvidado. Le dí un raro gracias y entré, cerré la puerta y vi el cuarto, el cuadro que rompió Franklin estaba como nuevo, todo estaba ordenado, como si Galen y su loco amigo jamás hubiesen pisado el sitio. No me podía creer lo que contemplaba, sobre la mesa había un enorme vaso de gaseosa, ¡cómo me encantan las gaseosas! Además habían palomitas. ¿Para qué? Vi todavía la pantalla, esta vez colgada en la pared y vi que estaba un DVD, en ella estaba la película ¿Qué pasó ayer? ¡Jojo! ¡Adoro esa película! A pesar de haber sido en una pequeña época oscura cuando la conocí, sin dudas me encantó. Decidí esperar el resto, esperaba no vinieran de malas de alguna manera ya que a pesar de haber hecho las pases con Laila y Connie. No me sentía capaz de lidiar con un momento crucial si es que se presentase... Como sea, era cuestión de tiempo para que la susodicha Catherine y Mercurio, quien me verificó que era aquél sujeto nuevo. Vendrían, así que me metí un momento al baño, pensé un poco y al final decidí darme un baño ya que no había nadie, aunque esta vez dejaría mi ropa dentro, no quería que alguien, quien fuese, se encontrara mi ropa afuera aunque las colegiadas seguramente, las limpiasen. Me encerré e hice lo necesario. Al terminar, estaba saliendo de la tina, secándome y comenzándome a vestir cuando escuché que alguien sollozaba un poco, además de que un bulto se sentaba en la cama y ponía la película. Me quedé extrañado un momento ya que no escuché a nadie entrar, seguro por el sonido del agua, y cuando terminé fue ese lapso de silencio que hizo esa persona no se percatase... Terminé de vestirme, cargando mi chaqueta en mi hombro, quitándome y guardándome mis guantes y saliendo. Vi a aquella mujer, quién se hallaba feliz con Noah, aquél sujeto alto. No evité sorprenderme no tanto de verla, si no. De verla... ¿Devastada? ¿Pero porqué? Sí hace unos momentos estaba feliz de la vida... Pronto recordé que el guardia en los altavoces dijo que quería ver a ambos en la oficina de Agnes. Y me supuse que esa bastarda les hizo algo... No evité sentirme apenado, mostrando un gesto compadeciente y aunque no era el mejor momento. Igual, debíamos dormir junto con un tercero. Y lo que menos quería era terminar mal este grandioso día a pesar de haber arrancado con la Batalla de Cadáveres. —Eh... H-Hola... Catherine, ¿verdad? Disculpa el haber llegado de esa forma, fui el primero y no pensé que llegaras tan rápido, eh. Oye, escuché que tu pareja y tu tuvieron que ver a Agnes. Te vi bastante feliz, y no me creo que en serio esa felicidad haya desaparecido por las buenas... Sé que no me incumbe p-pero. Todo estará bien, ¿de acuerdo? >>Sí, soy el tremendo loco que anduvo gritandole a la pareja que luchó hace horas. Pero eso ya no importa, ya hablé con ellos de hecho...—no evité sentir otra vez una presión sobre mi pecho, no sabía cómo arrancar otra discusión ya incómoda de por sí. Esperaba que entrase por la puerta, no por el baño. Y sin saber qué hacer, pasé hacia el vaso de gaseosa y la dí un sorbo, tomando la nota que no vi antes y la leí. Vaya... Parece que será el último detalle lindo de parte de Agnes antes de volver a la rutina... Definitivamente esto no se tiene que ir abajo...
Catherine Whitman Continuó entre sollozos comiendo palomitas mientras observaba la película que seguramente tendría que regresar cuando todos estuvieran dentro de la habitación, de vez en cuando daba sorbos a su bebida para tratar de pasar los nudos que se formaban en su garganta, quería que la película hiciera efecto y así le diera algo más de felicidad para dar la "cálida bienvenida" que tenían que hacer, porque hasta donde sabía, no había nada cálido en recibir a alguien siendo un mar de lagrimas que buscaban ser controladas. No fue hasta que la puerta del baño se abrió y alguien salió de esta que las respiraciones alteradas de Catherine terminaron en un respingo del susto haciendo que un par de palomitas cayeran en la cama, ¿no estaba sola? Rápidamente limpió sus lágrimas con las mangas de su sueter al tiempo que aquel niño se acercaba para luego recoger las palomitas que había tirado y comerlas. —...No... no se como podría estar bien —respiró profundo antes de volver a comer un puñado, Noah se había enfadado con ella, le había dedicado sonrisas nada coherentes con la forma en la que le miraba, no le llamó de la forma en la que siempre amaba que lo hiciera ni siquiera el despedirse... —, y yo lo arruiné todo. Había conseguido que de apoco sus lagrimas dejasen de salir, seguro con el tiempo su voz volvería a la normalidad. —Que bien que hablaras con ellos —por mucho que quiso sonreirle apenas pudo alzar la comisura de sus labios —, seguro te sirvió.
Galen Rutonver Estaba devastada, realmente devastada, era obvio. Tal cual lo que temí sucedió, no sabía cómo tratar con esta situación... Me sentí muy apenado, y al escuchar su breve y quebrada respuesta, solamente pude decir: —S-Sí. Sí que me sirvió, aunque... Más que a mí, o a Laila... El que quería ayudar realmente era Shawn, ¿sabes? No sé si hayas tenido la oportunidad de hablar con él, sí. Me refiero al albino, es un gran sujeto... Y yo sabía que más que su chica, sería él quien tendría la peor parte de la batalla... Ganara o perdiera. Y yo me puse así de loco porque, no sé controlar esas cosas de la sangre. Y eso me llevaría a un castigo seguro. Así, impidiendo que tanto Laila como Shawn saliesen heridos... ¿Sabes porqué te digo esto? Porque por muy malo que hayas cometido algo con Noah, siempre puedes solucionarlo... >>Yo creí que nadie me escucharía, no después de lo que hice, creí que sería incapaz de poder hablar con Laila y disculparme, de volver a mirar a Shawn y decirle que lo apoyaba... De ir inclusive con Connie, y decirte también que lo sentía por mi comportamiento. Creí que no podría hacer nada de eso y... Mírame, inclusive ahora mismo me estas escuchando...—le sonreí en lo último a Catherine, tratando de animarla con el tremendo error que cometí, pronto desvié mi mirada, sin saber que más decir. Y simplemente añadí: —Todo va a estar bien, Cathy... Sé, que no es el mejor momento, y tal vez no estoy ayudando como estoy pensando. Pero en verdad quisiera ver cómo te alegras un poco. Tal vez te echaron a perder lo último de la noche... Pero, creo que debemos pasarlo lo mejor posible, quien sabe si sea la única oportunidad de tener un sitio de Fantasía como hoy...—. Dije, esperando que aliviase un poco su dolor. A pesar de tratar un tema que no me incumbía.
Catherine Whitman Se mantuvo atenta a lo que decía, quizás por el compromiso que sentía por la buena intención que sabía que tenía Galen con ella, más sus ojos se centraban únicamente en la película para distraerse, calmar los temas de su cabeza, tratar de no darle vueltas al asunto, tratar de borrar de su cabeza la imagen de Noah mostrando ese rostro enfadado, de aquella mirada que había iniciado su nudo en la garganta desde la oficina. —Eres un adolescente, Galen —Ese pareció ser la cosa más relevante que pudo comentar primero ante todo lo que había dicho —, no quiero decir que sea normal que no te controles pero... Tuviste suerte de que no pasara nada contigo, debes aprender a calamar todo eso, ya viste lo que pueden hacer las palabras. —Él había hecho todo ese escándalo y nada malo había pasado, ellos tenían un asombroso momento y todo explotaba con aquel video. Sufrió un escalofrío. —Aprecio lo que dices pero esto... No se puede solucionar si él toma la decisión de no querer verme —Lo había comprobado y le dolía. Estuvo apunto de decir algo más cuando escuchó llamarla con ese apodo, el apodo con que le llamaba Noah, el apodo con el que Agnes había plantado la primera sospecha en su cabeza, el apodo que al final de todo no había oído —, no me llames Cathy, por favor... Cualquier cosa menos Cathy. Llevó el refresco a sus labios y bebió el contenido antes de levantarse y dejar su plato y vaso sobre el escritorio, él la quería ver feliz, debía estar feliz cuando Mercurio llegara... Tenía que actuar. —¿Quieres que me alegre? Toma tus palomitas y ve la película mientras me despejo rápido dándome un baño, seguro mientas la regresas vuelvo a salir en la misma parte —estaba más tranquila y esta vez si pudo dedicarle una sonrisa —, Agnes quiere que disfrutemos y eso haremos, ¿sí? —Pasó una mano por su cabello húmedo y se dirigió al baño. >> La esquina hacia la pared es mi lado, no quiero que me lo robes — Advirtió con una especie de puchero/mueca antes de reír y adentrarse en el baño finalmente. Debían estar contentos.
Galen Rutonver Recordó las palabras de Franklin por sobre las de Catherine, hasta que se hallaba en el mismo cuarto cuando eso pasó. "Estas en la edad en la que quieres experimentar cosas nuevas, liitle boi" o algo similar... Al parecer, y más que su inteligencia era mas bien su edad. Es un adolescente, cierto. Y muchas cosas se le escapaban entre manos... No evitó volverse a sentir apenado y comenzarse a rascar el cabello de nervios. "no me llames Cathy, por favor... Cualquier cosa menos Cathy." Me percaté que se detuvo un momento antes de decirme lo último, bien hecho Galen. Sublime... Y la sigues arruinando como siempre. Vuelves a usar diminutivos sin si quiera conocer a la gente, aunque con todo este rollo. Ya no sabía si de verdad era su estupidez, su edad, su ignorancia o qué diantres. No sabía si la ofendió por el simple diminutivo, o porque ya hay historia, probablemente y sí, en especial con Noah. Tal vez y no era necesario, pero lo sintió más personal de lo normal aquella frase, aunque no la culpaba. Y simplemente le respondió: —Lo... Lo siento, tengo esa mala costumbre de usar diminutivos. No lo hago de mala fe, en serio. Lo hago por cariño... Esta bien, Catherine, no volveré a llamarte por ese nombre—. Dijo, apenándose bastante por tremendo error... Volvió a dar otro sorbo y comió algunas palomitas, no quería comer tanto sin antes empezar de lleno la película. Catherine se levantó y me habló, de alguna forma, aunque forzada, un poco calmada. Si bien no le agrada del todo que lo traten como un niño... No podía quejarse, no ahora en un momento tan frágil. Así que asintió, sintiendo su mano brevemente pasando por su cabello y entrando al baño. Suspiré, frustrado... Parece que mi buena racha se había agotado, ya decía yo. Detuve la película y miré un momento por la ventana, mirando el parque en todo su esplendor. Me quedé ahí, en silencio un momento... Recordando al fin algo, revisé mi mochila y saqué aquel cuadernillo que era un tipo de instructivo acerca de la prisión... Con su respectivo título de "Wonderland". Lo ojeé de rápido... Me habría quedado a leerlo de no ser que no era el mejor momento. Pero me preguntaba que decía, hice lo que me pidió Catherine para aliviar la situación, tomé mi plato, la gaseosa y regresé la película al comienzo para verla, aunque. Discretamente, tomando un poco con mi mochila, saqué el cuadernillo y comencé a leerlo estando pendiente para cuando Catherine saliera. Todo saldrá bien, eso esperaba de corazón... Y le daremos la "bienvenida" a la nueva ave.
Mercurio Milano De alguna forma sentía que tenía un trato relativamente cordial con los guardias. Había visto los tratos bruscos hacia otros presos, los empujones con los que los hacían avanzar, era algo que todavía no había experimentado. Quizás era su pasividad, su resignación a lo que le tocara. Se preguntaba si los demás habían sido así al principio. Si acaso su calma solo era momentánea por ser la nueva adquisición. ¿Cuánto tardaría en verse igual de roto que los demás? Lo guiaron hacia la habitación que le correspondía. Los guardias se colocaron detrás de él, cerrando su paso por si daba la casualidad de que quisiera hacer algo más. Puso los ojos en blanco y abrió la puerta, cerrando la puerta de un empujón y dejándolos atrás. Connie le había hablado de camas de agua y pisos de diamantes, probablemente una exageración para adornar la realidad. El cuarto se veía… Normal, suponía. Sus ojos se posaron en el televisor encendido con una película que recordaba ver a medias en algún momento. Reconoció la figura del chico que conoció durante la visita al paraíso artificial, parecía comer más tranquilo de lo que recordaba verlo. —Supongo que al final, si me retrasé un poco para llegar —comentó mientras se acercaba a él. En la cama vio un papel ligeramente arrugado, llamando su atención por lo que lo tomó, alisándolo con sus dedos para leerlo. Pff. —El nuevo pajarito enjaulado... —repitió con una risa seca, sin gracia. Hizo bolita el papel y lo arrojó por encima de su hombro—. Espero que la “cálida bienvenida” de ustedes sea diferente a la que Agnes me dio —agregó mientras su mano frotaba su mejilla, reviviendo el fantasma de la mano de aquella mujer en ella. Advirtió que en el escritorio había un vaso a medio beber, junto con un plato. En un rápido vistazo vio que el muchacho tenía unos iguales consigo en la cama y que, además, había un tercero sin tocar. Suponía que ese era el suyo. —Imagino que… ¿Catherine? —buscó en su mirada afirmación, no estando seguro si ese era el nombre correcto—. Ya está aquí ¿No?
Catherine Whitman Al final aquel baño había servido más de lo que había creído, estar unos minutos a solas solo con el sonido del agua la habían ayudado a volver a sentirse una persona y no una bola de problemas andante, cosa que venía perfecta para la tarea de la noche que tenían. Secó su cuerpo notando por primera vez con tanta atención las cicatrices que su pelea con Connie había dejado, pero antes de que su cabeza decidiera llevar a sus pensamientos a algo más profundo, apartó la mirada para poder vestirse de nuevo, no tenía idea de cuando llegaría aquel chico y quería estar para cuando... Abrió la puerta y supo que había tardado más de lo creído. —Oh... —murmuró con cierta decepción por no haber podido recibirlo apenas entraba a la habitación, la toalla mojada seguía sobre su cabeza como si fuera una especie de manto por haber interrumpido su secado de cabello para salir del baño. Caminó tranquilamente hacia él con una sonrisa antes de ofrecerle su mano en un saludo. —Bienvenido a tu habitación temporal, Mercurio, espero que... La película sea de tu agrado, porque aparentemente tendremos una pijamada. —Rio con suavidad haciendo que la toalla ahora quedara sobre sus hombros. ¿Eso tonta va como cálido? Probablemente.
Galen Rutonver Continuaba leyendo discretamente, comiendo tranquilamente y bebiendo de a poco cuando escuché pasos, no del baño, si no provenientes de afuera. Así que con toda la calma del mundo, cerré el cuadernillo y lo deslicé a lado que era donde estaba mi mochila y a pesar de que Mercurio ya había entrado, barriendo la habitación con la vista, yo sutilmente guardé la libreta y seguí comiendo como si nada, fingí algo de demencia y suspiré, cuando lo escuché hablar: "Supongo que al final, si me retrasé un poco para llegar" —No te preocupes—. Dije, sin realmente darle importancia al asunto—. Realmente no sabíamos cómo iniciar ésto, así que podríamos decir que llegaste en el momento adecuado—. Le hablé, tranquilo. Pues no sabía cómo podría reaccionar, así que tranquilamente dejé mi vaso y mi plato de lado y me levanté, viendo cómo tomaba el papel, lo leía y mas bien le parecía algo absurdo... "El nuevo pajarito enjaulado... Espero que la “cálida bienvenida” de ustedes sea diferente a la que Agnes me dio" No evité fruncir el ceño ante la respuesta y le dije un poco intrigado, notando esa breve expresión de su mejilla: —¿Pues qué te hizo? Seré franco contigo; esa mujer es tan inestable que no podría imaginarme si te trato como un animal o mas bien te trató con total calidez...—. Dije mas bien confundido pues realmente con aquella puede suceder de todo un poco. Miró la mesa, después mi plato. Suponía que comenzaba a cavilar la situación, más con lo de la nota... "Imagino que… ¿Catherine? Ya está aquí ¿No?" —Sí, sí. Catherine esta aquí. En el baño de hecho, se esta duchando... Ya lleva algo de tiempo, seguro no tarda en salir.—comencé a caminar un poco por el cuarto pues eso era señal de mis nervios, estaba tratando con dos personas completamente desconocidas, y no quería arruinar el momento. Al menos, por ahora... Parece todo ir bien cuando Catherine salió. Parecía estar mucho mejor, y eso era un avance. Aunque no evitó quedarse igual de sorprendida como cuando me vio salir del baño... Nuevamente, otra visión que no esperaba del todo. Sin embargo, eso no impidió que le diera la bienvenida, y de pronto la toalla se le cayó en los hombros. Curiosa escena, fruncí el ceño y al ver el acto, solamente miré a un lado y me rasqué el cabello en señal de incomodidad. Así que miré un momento la televisión, sentía que no era momento de seguir abriendo la boca por ahora...
Mercurio Milano “Realmente no sabíamos cómo iniciar ésto, así que podríamos decir que llegaste en el momento adecuado” Se encogió ligeramente de hombros al escucharlo hablar, restándole un poco de importancia al asunto. La verdad, él tampoco sabía qué podría esperar, no era el tipo de persona que provocaba querer recibir con entusiasmo. Sus parpados caídos y su expresión de desinterés por lo general llevaban a eso, y no podría estar más de acuerdo. Sin embargo, por más que quisiera permanecer reacio al asunto, reconocía también que aquellas personas formarían parte de su nueva rutina. Rutina donde no estaba Shade para empujarlo contra otros. En su lengua picaba una pregunta, pero mejor iba a esperar a que Catherine también estuviera. “Seré franco contigo; esa mujer es tan inestable que no podría imaginarme si te trato como un animal o más bien te trató con total calidez…” —Mhn… Una mezcla de ambas… ¿Quizás…? —respondió con la expresión pensativa, ligeramente ido. Llevó su mano hacia arriba, donde su dedo índice comenzaba a dar ligeros toquecitos contra su labio de forma meditativa. Al principio había sido cálido y luego… volvió a reafirmar su autoridad, lo suficiente para dejarle en claro que no había un favoritismo hacia él. Cuando el muchacho terminó de responder sobre Catherine, ella salió. Era al menos unos diez centímetros más baja que él, delgada y con un rostro de rasgos finos. Por su expresión, suponía que no esperaba verle allí todavía. Mercurio entrecerró los ojos al verla, intentando recordar si había visto su rostro al estar en Fantasía. Mhn. No. Nada. No la recordaba. Después de todo, Connie había acaparado su atención cuando llego. —Mercurio Milano, un gusto—se presentó, estrechando su mano con suavidad. Intentaría ser lo más cordial posible. Al soltarla, volvió su atención al televisor con la película en pausa— ¿Ya hubo con anterioridad un nuevo al cual darle la bienvenida? —preguntó, siendo algo que le daba curiosidad desde que entró.
Catherine Whitman Volvió a sonreir cuando se presentó, casi aliviada de que le agradara la forma de recibirlo. Una vez que las manos se soltaron volvió a llevar la toalla a su cabeza para terminar de secarse el cabello, moviendola de lado a lado con sus manos para después, colgarla de nuevo en el baño donde correspondía, mas en ningún momento dejó de prestarle atención a lo que decía Mercurio como en su momento lo había hecho con Galen, no quería ser simplemente irrespetuosa. "¿Ya hubo con anterioridad un nuevo al cual darle la bienvenida?" —Uhm...Creo que solo una chica de cabello morado, creo que es la única que he visto, pero jamás he hablado con ella...—Y después de lo que había visto, no sabía cómo sería interactuar con ella —, así que...supongo que eres el único que ha tenido una bienvenida con película. —Miró a Galen como si le preguntara si él había visto a alguien nuevo aparte de ella antes de encaminarse a tomar de nuevo sus cosas para colocarse en la parte de la cama que había reclamado. —¿Quieres que regresemos la película?
Galen Rutonver "Mhn… Una mezcla de ambas… ¿Quizás…?" Fruncí el ceño ante la respuesta, como si fuera una sorpresa, si claro. Galen... ¿Porqué te sigue extrañando? Astaroth no esta bien, es más que obvio... Al parecer y al final todo estaba relativamente bien, Mercurio respondió bien al gesto y Catherine se veía más relajada... Pero aun así, no dejé de escuchar lo que ambos se decían. Catherine me miró, con un gesto para darme a entender si yo también le había dado la bienvenida a alguien... —Bueno, es curioso que lo preguntes Mercurio... Por cierto, me llamo Galen, un gusto. Bueno, yo tampoco he recibido a alguien dándole una "bienvenida" como a ti. Vi a esa otra mujer del que habla Catherine pero para ser franco, me da miedo, solo con verla da un aura preocupante... Como sea, tal vez y la juzgo. Por mi parte y supongo que la de Catherine también. Es la primera vez que vemos una película, con soda, palomitas mientras le damos la bienvenida a otra "ave" como nos llamaría Agnes...—. Dije, regresando igualmente a la cama y sentándome a lado de Catherine, quedando en medio. —Lo mismo de Catherine, ¿quieres que le regresemos? Al fin y al cabo debemos disfrutar este lapso que Agnes nos ha ofrecido—. Dije mientras me quitaba mi chaqueta de nuevo y lo aventé a una esquina, pues no había ni dónde colgarlo ni donde dejarlo de una manera "decente". Tomé mi bebida y mi plato. Quedándomeles mirando un momento mientras esperaba la respuesta de Mercurio.
Mercurio Milano Uhm...Creo que solo una chica de cabello morado, creo que es la única que he visto, pero jamás he hablado con ella... Solo con verla da un aura preocupante —Dudo que sea sólo “juzgar” —comentó encogiéndose ligeramente de hombros —. A veces es nuestro instinto… Como con Agnes, por ejemplo… Realmente dudo que alguno se haya equivocado con la primera impresión que ella dio —agregó, sintiendo su piel erizarse ante el recuerdo. Sólo había bastado con poner un pie en la oficina de esa mujer para que sus sentidos saltaran como si de una alarma se tratase. Casi como escuchando una voz en el fondo de su mente advirtiéndole que tratara las cosas con cautela. Suspiró y se sacudió un poco, queriendo dejar atrás ese sentimiento. Tampoco quería poner en una posición incómoda a los demás. No cuando se supone que debían tener una “Cálida” Pijama. —Está bien así, no creo que me haya perdido de mucho —respondió mientras se dirigía a donde estaba su plato, luego se sentó al lado de Galen, haciendo que la cama se hundiera más de aquel lado al ser el que tenía la contextura más grande—. Entonces… ¿Las habitaciones son temporales? Por lo que dijeron antes… —preguntó mientras acomodaba su plato sobre sus piernas, recordando las palabras de Catherine al darle la bienvenida.
Catherine Whitman ...La primera impresión de Agnes... Sorprendentemente había sido cálida. Así que claro que se sentía equivocada ahora que pensaba en ella, ahora le inspiraba muchas cosas que no eran relacionadas a la calidez o al confort que habían logrado calmar de alguna forma sus lágrimas, superando incluso aquel ligero miedo que le había dado. Y la única razón que le daba a su cabeza de haberle dado la razón a Mercurio era que dudaba que eso importara ahora. Las primeras impresiones no contaban si prácticamente tenías que dar una cada vez que se iba a la oficina. Volvió asentir ante la pregunta hecha —Todo es temporal aquí... van rotando de habitación dependiendo el comportamiento... —dio otro trago a su refresco, al final, parecía que ya todos teníamos nuestros lugares correspondientes —, la habitación del corazón pertenece a los ganadores de las batallas... Y ni siquiera el premio había podido ser eterno por ese día. Todo en esa carcel era temporal.
Galen Rutonver Me quedé pensando un momento ante las palabras de Mercurio, creo que tiene razón. No es tanto juzgar si no mas bien es instintivo... Y por los sutiles pero notables actitudes de Mercurio, parece que le hizo pasar un mal rato, uno que lo incomodó en cierta manera, pero no tanto como pareciese que sí le iba a Laila... No tardó en sentarse a mi lado haciendo el bulto más grande de su lado, cuando Mercuio preguntó: "Entonces… ¿Las habitaciones son temporales? Por lo que dijeron antes…" Iba a responder cuando Catherine se me adelantó, la escuché y me puse a pensar... Pronto recordé lo que acababa de leer del cadernillo y añadí: —Tal vez sea algo inoportuno pero, el cuarto de Corazón, que supongo es a donde te llevaron cuando ganaste. No necesariamente es el de los ganadores, no sé que haya, pues jamás he pisado el dichoso cuarto... Pero según la guía de "Wonderland" dicta que el ganador de las batallas puede elegir lo que guste para el cuarto que se les es asignado por Agnes Astaroth. Eso quiere decir que si por ejemplo, Mercurio gana, puede terminar aquí mismo con el detalle de pedir algo de más a su gusto. Si yo gano, podría terminar en Corazón también o en algún otro... Parece que Agnes nos elige los cuartos siempre, ¿las condiciones de estar ahí? Esa sí las elige uno... No menciono a ese cuarto del infierno porque ya se le complació a la dama, entonces dudo que un ganador termine allí dentro. >>Bueno, Mercurio. Ahora que estamos con este tema, y perdona Catherine que tenga que mencionarlo... Pero hay una habitación en especial al que no te gustaría terminar si Agnes te dice la palabra mágica... Grábatelo muy bien, ya que si te toca estar ahí dentro, no vas a salir bien parado. El nombre de esa habitación es "Joker" y el sitio es cuanto menos abrumador, no miento. Una cosa es decírtelo, pero otra que lo vivas... Hay cuadros de muñecas que te da la impresión que te observan en lo más profundo de tu ser, y no es para menos. Pues hay cámaras ahí mismo. La comida tienen forma de extremidades humanas, todo es de color carmín oscuro, el agua esta teñido del mismo color simulando la sangre... Y el sólo ambiente pesado del sitio te provoca pesadillas. Te lo aseguro, Mercurio. Una vez que entras, sales cambiado por completo...—. Le dije serio a Mercurio, advirtiéndole sobre ese condenado sitio que no hace otra cosa más que provocarte secuelas. >>No hagas enojar a Agnes, Mercurio. Tenla aunque sea un tanto alegre y jamás deberás pisar ese sitio, eso o por lo menos trata de seguirle el juego... Terminé ahí porque no respondí bien a una pregunta que era crucial, a pesar de que se había molestado conmigo y había reventado un vaso de vidrio en mi cara. Quien sabe, tal vez y eso afecto también...—en todo el rato no dejé de mirar fijo a la pantalla, un poco vacío, pues el solo recordar la habitación y la pesadilla me ponía demasiado tenso... Sudé en frío y al percatarme, pestañeé un par de veces y me acomodé un poco, fingiendo algo de demencia mientras tomaba otro sorbo al refresco... Aunque aún así, no evité sentir un tremendo escalofrío en mi espina dorsal. —Ahh, discúlpenme. Creo que otra vez me puse a divagar, pero esta bien que preguntes, entre más te prepares mentalmente para lo que puede acontecer, mejor. Aunque de todas formas, por mucho que te prepares no estarás listo para lo que venga... Sin embargo, una pequeña anticipación nunca hace daño—. Dije, mientras comía unas palomitas para tratar de despejar un poco mi mente de todo eso.
Catherine Whitman El simple hecho de no pensar en Noah parecía cada vez más imposible. Su mente volvía a guiarla a ese buen tiempo entre ellos solo fingiendo que estaban realmente lejos de la realidad carcelera en la que estaban hasta que simplemente todo se había esfumado con un simple llamado y todo se fuera derrumbando hasta que volvía a sentir el latir de su corazón acelerado lleno de felicidad hasta que, de nuevo, volvía a derrumbarse. Miró hacia el techo, las lámparas ténues también le recordaban a las luces que había pedido. Tuvo que seguir comiendo palomitas y volvier a prestar atención a la película hasta que escuchó la parte de "comida con forma de extremidades humanas" que le quitó el apetito de forma rápida. Ahora ya sabía por qué se había disculpado con ella, siguió jugando ahora con sus palomitas mientras lo escuchaba darle los detalles a Mercurio. ¿La enviaría alguna vez allí luego de mirarla de la forma en la que la había visto en la oficina? ¿La arrojaría a aquella habitación si de nuevo volvía a decir su punto de vista sobre cualquier tema? Al final...realmente le salía mucho mejor seguir asustada, incluso había menos probabilidad de hacer enfadar a Noah también. Terminó su soda. —Si se hacen las cosas bien, ninguno de los tres tendría que ver la habitación, en especial tu, Galen... no creo que sea adecuado que vuelvas allí... —Siendo tan pequeño...realmente no lo veía demasiado sano para su cabeza, tenía lo suficiente con estar allí dentro. Se levantó de la cama, volviendo a colocar el plato medio vacio de palomitas y su vaso de soda, dio una visita rápida al baño para cepillarse los dientes y volvió a la cama. —¿Les molesta si duermo algo temprano? —Preguntó acomodandose en su lado de la cama —, estoy algo cansada... pero Mercurio, bienvenido de nuevo y buenas noches a los dos. "Es hora de dormir."
Mercurio Milano. Todo es temporal aquí... van rotando de habitación dependiendo el comportamiento… —¿Qué criterio habrá tenido Agnes para emparejarnos a los tres? —preguntó en voz alta, como primera cosa que llamó su atención a su explicación. Probó un poco de las palomitas más como un accionar automático por tener algo crujiente en su boca. La habitación del corazón pertenece a los ganadores de las batallas... Ah. Eso era algo nuevo. Se acomodó un poco más hacia adelante, de forma que pudiera ver mejor el rostro de ambos en vez de concentrarse en la película. De todas formas, ya la había visto. —¿Cuáles batallas? Quizás Agnes los había puesto para eso. No tenía la más mínima idea de cómo era el funcionamiento de la prisión, ni mucho menos de sus reglas y mecánicas. Bueno. Sí sabía una. La única regla que Agnes le había dejado claro desde el primer momento: Ella siempre tendría la palabra final. Supongo es a donde te llevaron cuando ganaste Eso es lo que había dicho Galen. Catherine era una ganadora. Si lo pensaba así, quizás no era una elección tan al azar los compañeros que le eligió para aquella noche. Escuchó con suma atención las palabras del muchacho, no pasando por desapercibido el lenguaje no verbal de su cuerpo. Casi se veía perdido, relatando el horror que le había tocado experimentar, casi como un trance del que salió pasados unos segundos. Durante todo su relato, Mercurio había permanecido con los dedos presionando contra sus labios, atento y pensativo. Sonaría loco, pero Joker era la habitación que más le intrigaba para curiosear. —Está bien así, tiendo a preguntar todo, aunque no sea de hablar mucho. Que tú seas lo contrario… bueno, me hace sentir menos extraño aquí —admitió, encogiéndose de hombros al decirlo. Volvió la atención al televisor, intentando lucir despreocupado—. Me hace sentir menos intruso. Catherine había permanecido dispersa durante la conversación, probablemente con sus propias cosas que pensar. Si se hacen las cosas bien, ninguno de los tres tendría que ver la habitación —Triste que el criterio de “Bien” no lo pongamos nosotros —comentó automáticamente, llevando una palomita a su boca. Luego de escucharla hablar, su atención volvió a ella—. Descansa, Catherine. Intentaré no hacer ruido. La vio acomodarse de su lado de la cama. No había pensado en cómo se organizarían para dormir luego, aunque no es que le molestara particularmente. Dormir con Shade había sido mucho peor en su momento. Hablando más bajo, decidió seguir preguntando sobre lo primero. —Entonces… ¿Participaste en alguna batalla?
Galen Rutonver No pasó mucho cuando parecía que incomodé a Catherine al final, menos mal que dí una disculpa anticipada. Acabó con su soda y dejó su plato a medias para cepillarse los dientes. Mercurio desde antes que se veía sumamente interesado aunque despreocupado ante lo que le explicábamos, dudaba un poco que lo tomara tan a la ligera. Por muy loco o no que esté uno, la prisión te quiebra... Lo hace de alguna manera... Catherine se acostó esta vez, deseándonos buenas noches. —No te preocupes Catherine, descansa.—la miré de soslayo y regresé mi atención hacia la película un momento... Me quedé pensando ante todos y cada una de las preguntas de Mercurio además de sus comentarios. "¿Qué criterio habrá tenido Agnes para emparejarnos a los tres?-¿Cuáles batallas?-Está bien así, tiendo a preguntar todo, aunque no sea de hablar mucho. Que tú seas lo contrario… bueno, me hace sentir menos extraño aquí. Me hace sentir menos intruso.-Triste que el criterio de “Bien” no lo pongamos nosotros" Estaba sumamente curioso, era bueno en cierta medida y no lo culpaba. De estar yo en su lugar haría exactamente lo mismo... Pestañeé varias veces, recordando lo que me dijo Franklin acerca de las palabras, aunque para ser honesto, para esta ocasión era mejor explayarse un poco... Me habría encerrado en mis pensamientos de no ser la última pregunta que me hizo Mercurio... "Entonces… ¿Participaste en alguna batalla?" Me dejó un poco mudo, seguía mirando la pantalla pero sin prácticamente poder ponerle atención. Di otro sorbo y mirando un momento a Caherine, decidí acomodarme, ahora recargándome más en la pared para cruzar mis piernas y girarme un poco hacia Mercurio, diciéndole: —Afortunadamente o desafortunadamente Mercurio, no—. Le respondí igual a susurros,. Era probable que Catherine nos escuchara, pero realmente no es como que se enterara de algo nuevo ahora mismo—. Pero sí que puedo decirte de que va, no sé porqué Agnes anda muy maravillada con la idea de que esta cárcel es un "mundo de maravilla" diciendo cosas como jaulas y aves. Aún llegues a presenciar el escenario, realmente todo queda muy confuso... Te preguntaré algo rápido, Mercurio... ¿Qué "apodo" te asignó Agnes? ¿Porqué lo sé? Porque a la hora de pelear ella nos llama por esos nombres de aves, no por los nuestros, yo por ejemplo. Me llamó Batará Carcajada... Sepa el demonio qué clase de ave es esa—. Dije a Mercurio esta vez mirándolo fijo, aunque sin delatar nada, mas bien lo miraba normal. Pero mas que nada para no perder el hilo de mi explicación. >>Agnes hace girar una ruleta virtual, el cual están todos los apodos, los que han combatido, no aparecerán, haya sido ganador o perdedor. Por lo que la lista se va reduciendo, incrementando las probabilidades de que el que no haya peleado, luche. Por mi parte, he visto dos combates hasta ahora, y en las dos no me ha tocado combatir... Cuando son elegidos; llevan a los prisioneros a una enorme jaula que parece irá cambiando con cada encuentro, te cortan con cierto cuidado las muñecas para que te salga sangre, y una vez echo eso, la "manipulas" para que esta sangre se una y se formen unas Guadañas, aunque, no dudo que hayan más tipos... ¿Cómo lo hacen? No tengo la menor idea. Supongo... Que será algo instintivo, no lo sé— Dije volviéndome a hundir un poco en ese pensamiento, me intrigaba cuanto menos, saber cómo lo hacían, pues yo no podía controlarlo como debía. —Después de que uno de los dos cae inconsciente, incapaz de seguir, es cuando se viene lo turbio, rasgo que seguramente viste en la oficina de esa maniática... Toma al prisionero derrotado, se coloca una bata de médico, trae otra ruleta virtual y hace girar una lista con una serie de... De... Ah—comencé a sudar en frío de nuevo, sentí mi voz quebrarse un poco y comencé a temblar un poco. Suspiré, pues tenía que saberlo, era mejor anticiparlo antes de verlo en su estado puro como todos nosotros en un comienzo... —En fin, estoy bien, estoy bien. La ruleta que gira es una serie de órganos internos de la víctima, varia de los ojos, oídos, apéndices y cuanto tengamos. Pero solo son órganos digamos no tan letales. Aunque no dudo que en algún momento, Agnes escale hasta el nivel del Corazón, Cerebro... Pulmones... Y si obviamente nos quitan eso, lo único que sucederá será la muerte misma. Sé que te llevas bien o me parece que te llevas bien con Connie, Mercurio. Pero temo decirte que ella perdió el primer encuentro... Siendo el costo de la derrota, su ojo... He ahí el parche.—a pesar de haber mantenido la postura en cierta medida, no evité apenarme y mirar a un lado, me carcomía relatarle eso con cierta tranquilidad, tranquilidad que de hecho, me llegaba a dar algo de miedo a mí mismo... Nadie quiere pelear, esta claro, pero lo que me preocupa no es salir agonizando de ahí, si no... Perder, y que me extraigan algo, lo que sea. Yo no quiero perder nada de mí realmente... >>¿Qué Agnes para qué quiere los órganos? No tengo la menor idea... Cuando le preguntas, te evade por completo. A mí lo único que me ha contestado es sobre temas de las batallas, la prisión en general y apenas una que otra pregunta que ella me impone. Aunque me da algo de curiosidad que al estar en su oficina, sitio al que he estado una sola vez por cierto. Le preguntara si no había problema en estar en su oficina dando vueltas, ¿y sabes qué me respondió? Que no, siempre y cuando no se me ocurriera revisar su escritorio... Y me lo dijo en tono serio y hasta que amenazante. ¿Porqué? Hm, es lo que más me ha estado intrigando desde entonces, así que ya lo sabes, Mercurio. No revises su escritorio sepa porqué razón.—mecánicamente, llevé mi mano derecha para rascarme el pelo un momento, volviendo mi mirada hacia Mercurio y añadiéndole como último: —Sé que hablo de más, je, es algo que siempre he tenido. Pero es mejor que sepas todo de una buena vez, a Agnes le desespera hacerla esperar, y no dudo que vaya incluido el que tenga que estar repitiendo las cosas... Puede y que por eso nos asignase aquí los tres. Una ganadora de la "Batalla de Cadáveres" como la llama Agnes. Un muchacho que habla de más, y hasta que pregunta de más, y tú. El nuevo que debe ser ambientado... Hum—me quedé pensando un momento, llevando mi mano izquierda a mi barbilla, pensando un momento y al final añadiendo—. Creo que te he dicho todo lo esencial, solo queda que sepas esto de los collares, pero no es la gran ciencia. >>La iluminación de esta irá disminuyendo, hasta que tintinee en rojo. Si lo hace, debes consumir un dulce que, de una vez te advierto. No tiene nada de dulce... Una vez lo haces el collar brillará en verde de nuevo por tres, días. Los dulces se consiguen con Agnes, la principal forma es peleando, si no peleas, harás distintas actividades, a veces son muy absurdas como... Escribirle una carta... Pero agradece que sea eso y no que tengas que hacer sufrir a alguien más por el mendigo dulce, que conociéndola, no dudo que lo haga un día. Si no consumes el dulce, un ácido se te inyectará en las venas, y morirás irremediablemente. ¿Tenernos aquí y meternos algo como este collar para morir siendo que parece querer nuestros órganos? Suena algo estúpido ¿Verdad? Pero de alguna manera debemos estar siguiendo esta rutina...—. Dije, aunque con un tono un tanto frustrado, pues no podía terminar de meterme en la cabeza tal idea...
Catherine Whitman Si la noche anterior había soñado con Shade, esa noche tan solo había podido soñar con todo lo que había pasado en la oficina. Ninguno de los dos habían sido sueños tranquilos, y realmente habría deseado haberse quedado hasta tarde viendo aquella película para despejarse por completo si no hubiera tenido el miedo de que Agnes estuviese viendo que no había dormido como le había dicho, tampoco supo cuanto tiempo estuvo dormida hasta que de nuevo escuchó una voz por los altavoces que le pedían a ella y Noah que volvieran a ir a la oficina. Respiró profundo y fue a arreglarse un poco para no lucir como si apenas acabase de despertar y pareciera más una persona decente, suponía que la charla de Mercurio y Galen habría terminado algo más tarde y tampoco quería molestarlos demasiado (aunque estaba segura de que los altavoces ya lo habían hecho), así que, tomó su bolsa y comió uno de los dulces con una mueca de asco casi al instante que tocó su lengua y se acercó a la puerta. —Cuídense, chicos...—murmuró antes de abandonar aquella habitación.
