Миссис Штрауса.

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Hi, esta historia es como un complemento de mi otro fic, espero que les guste.​

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Миссис Штрауса​

Yo no sabia que estaba pasando, me encontraba tirada suelo, con un terrible dolor de cabeza. Lo último que recuerdo es que las luces de toda la mansión se apagaron, luego sentí que alguien estaba detrás de mí y me tapo la boca y la nariz con alguna especie de pañuelo, luego de eso desmayé.

Intenté levantarme, pero no lo consigo es como si mi cuerpo no respondiera, y estoy algo mareada además. Grito por ayuda.

— ¡Socorro!—. Pido auxilio, pero no consigo ayuda de nadie.
Comienzo a llorar, me sentí impotente, inútil, no sabia que había ocurrido. Escucho Ruidos que interrumpen mi llanto y vienen de la parte trasera de la casa.

— ¡El joven amo—. Pienso con mucha alegría.

Aunque esa alegría no duró mucho, ¿como podría estar feliz sabiendo que hay una persona en la casa que me ha hecho esto?, y quien sabe que le ha hecho a la demás servidumbre… y… a los padres del joven amo.

Intento gritarle al joven amo que salga corriendo de la casa pero mi voz se no logra salir de mi garganta.

Unas luces se encendieron delante de mi, yo me encontraba en un pequeño espacio oscuro que esta situado entre las escaleras principales y la pared, el joven amos era incapaz de verme aquí aun con la luces estuviesen encendidas. Mi mente estaba muy aturdida, tanto que caí desmayada nuevamente.

Desperté con un llanto que estaba subiendo las escaleras.

—Joven amo—Fue tan poco audible que se perdió en la infinidad de la enorme mansión.
Tenia que hacer algo. Tomé todas mis fuerzas y logre levantarme, camine hasta las escaleras y comencé a subir, con cada escalón, sentía un dolor en todo mi cuerpo, supuse que seria debido a que llevaba mucho tiempo sin moverme.

Llegué al piso superior, escuche un ruido proveniente del cuarto de la señora de la casa, ¿Vidrio roto quizá? Caminé los más rápido que mi viejo cuerpo me lo permitió. Cuando llegue al cuarto vi el cuerpo de la señora tirado en el suelo y lleno de sangre, recorrí la habitación con la mirada y veo al joven amo mirando por la ventana, desde ese momento supe que nada seria igual, desde donde yo estaba se notaba el resplandor del fuego de la ciudad y los gritos de las personas se escuchaban como si estuviesen a pocos metros de la casa, ya era inevitable, esta peste había llegado a Moscú, no había otra explicación, tenia que ser el virus del que escuché en la radio esa tarde.

Me prometí algo esa noche, ¡Cuidar del joven Klaus así me cueste mi vida!