JoJo's Bizarre Adventure Ñ de Ñoquis [Diamond is Unbreakable]

Este escrito es para la actividad Días de Abecedario

Ñoquis​

¿Existe mejor restaurante que Trattoria Trussardi ubicado en el borde del pueblo de Morioh? ¡No! Claro que no, y cualquiera que pisaba dicho lugar podía llegar a esa conclusión. El chef profesional; Antonio Trussardi, se encargaba de que así fuera. Había perfeccionado su cocina y sus platillos no solo eran exquisitos al paladar, su cocina era una forma de sanar y ayudar a los clientes.

Los rumores de aquel restaurante Italiano en Japón llegaron a los oídos de un respetado, e igual temido, critico gastronómico, su nombre era Anton Millau; cuyo trabajo era exigente. Un buen día tomó un vuelo y viajó hasta el pueblo.

Al llegar al restaurante fue recibido por el dueño, quien lo estaba esperando.

—Tome asiento, por favor, señor Millau —invitó haciendo una leve reverencia.

El critico gastronómico hizo lo sugerido, miró el lugar fugazmente, por lo menos se veía limpio, aunque era raro que no hubiera más gente trabajando, si bien el local no mostraba ser muy grande, en realidad solo había dos mesas y unas cuantas sillas. En fin, dirigió su vista seria al chef y pidió la carta.

—Lo siento, no tengo menú.

—¿Qué no tiene menú? ¿Cómo? ¡Es absurdo! ¿Cómo voy a pedir la comida entonces?

—No es necesario —continuó sonriendo y para sorpresa del crítico, Tonio le agarró la mano y comenzó a examinarla, fue tan repentina la acción que cuando estaba apunto de hacer algo, el chef ya había terminado—. Ahora mismo le traigo su platillo.

Y sin decir una palabra se dirigió a la cocina.

—Espere cómo… —intentó detenerlo, frunció el ceño mientras, extrañado ante la inapropiada actitud del chef, tomó una libreta y comenzó a hacer apuntes en ella:

“Te tratan de manera incomoda.”
“No hay menú.”
“No hay personal.”
"El local es demasiado pequeño y por ende incómodo."

Poco después escuchó un fuerte estallido desde la cocina y un escalofrío recorrió todo su cuerpo, ¿qué había sido eso? Desde que llegó ahí a palpado algo raro en el ambiente, aunque no sabía que era.

Receloso miró a sus lados, sus ojos se enfocaron a la otra mesas, allí estaban dos joven de peculiar apariencia, ¿esa sensación de extrañeza se debía a ese par de jóvenes de apariencia rebelde? Si se supone que este restaurante era un lugar de cinco estrellas, no debían dejar pasar a esa clase de personas, además, eran escandalosos, hacían mucho ruido al comer, sobre todo uno de ellos, el que tenía líneas delgadas en su rostro, quien exageraba a la hora de degustar la comida. El compañero era un poco más moderado, pero tenía un horrible peinado.

Anton se sobresaltó cuando este último lo miró fijamente.

—¿Dijo algo? —preguntó Josuke.

Anton negó inmediatamente y Josuke volvió a lo suyo. Eso había sido demasiado raro.

Volvió a escuchar un crujido proveniente de la cocina. ¿Qué estaba pasando en ese lugar? Todo era demasiado raro e intranquilo. Un par de minutos después Tonio salió y se acercó, llevaba consigo un plato de Ñoquis.

—Por favor, pruebe usted, señor Millau —Dejó el plato sobre la mesa junto a un vaso de jugo de zanahoria y naranja.

“¿Ñoquis; eso tan simple?” pensó arqueando la ceja el critico. Esperaba algo más especial o más elaborado que una simple pasta.

Observó el plato, por lo menos tenían buena pinta y una muy buena. Pero antes de comer, dirigió su vista al vaso y luego a Tonio.

—¿Puede traerme un champagne?

—No, no, lo que usted necesita es ese jugo, es lo que le vendría mejor. Créame, sé lo que le digo.

“¿Jugo?” bufó el hombre como si aquel chef no supiera nada de comida y servicio de calidad. ¡Increíble que haya rechazado su pedido! Lo apuntó en la libreta.

—Adiós Tonio, gracias por la comida —se despidió Josuke.

Eran muy ruidosos.

—Fue un placer, joven Josuke, vuelvan pronto.

—¡Claro que lo haremos, nunca me cansaré de este lugar, es magnifico! —dijo Okuyasu.

"¿Magnifico? No han conocido buenos restaurantes, claro, son simples pueblerinos que se conforman con algo tan simple como un plato de Ñoquis."

Millau tomó un cubierto y comenzó a comer, terminaría de una vez para empezar a criticar de forma negativa aquel restaurante Italiano y… ¿por qué estaban tan bueno? ¿Por qué si solo eran unos ñoquis simples? No es como si fuera la primera vez que los comía.

—¿Qué tal le han parecido? —inquirió el chef.

Deseaba decir que no eran la gran cosa, pero por una extraña razón se sentía en la gloria. Estaba riquísimos. Sus hombros se soltaron, su espalda dejó de dolerle y se sintió relajada.

—Ahora continuemos con el próximo platillo —dijo Tonio trayéndole espagueti.

También estaban deliciosos. Su ceño fruncido había dejado de estarlo. Bebió del jugo y, ¡oh, gloria! Para ser jugo tan sencillo era el mejor jugo que nunca había bebido. Sus ojos generaron lágrimas y no sabía la razón, quizá eran de felicidad, aunque no estaba seguro. Y con cada bocanada que daba a la comida más comenzaba a sentirse re-energizado, más alegre y con mucha menos tensión.

Salió del restaurante respirando con energía, y satisfecho, había comido mucho sin embargo no se sentía lleno ni asqueado, al contrario, nunca se había sentido tan bien en toda su vida, por primera vez en muchos años había disfrutado de verdad una comida.

Aquel restaurante que llevaba el nombre Trattoria Trussardi si bien era bizarro, era excelente. Así que en su crítica mencionó, que a veces no importa la extravagancia en un platillo, lo importante es el empeño y el amor en que lo preparó el chef. Añadiendo; Si algún día visitan Morioh, sin duda deben pasar al restaurante Trattoria Trussardi, no puede faltar.


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