Él lo cambió todo

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por JessCullen, 6 Julio 2011.

  1.  
    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

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    Gracias por la invitacion y perdona la tardanza pero he estado ocupadisima :)
    Pero bueno que te puedo decir sobre el capitulo, me ha fascinado, ahhhh Edward siempre tan lindo y perfecto!!!
    Me encanto el gesto que realizo por bella al recordarle su infancia con su padre y cuando la abrazo para que no se asustara.
    Aunque quien le presta atencion a la pelicula teniendo a Edward a un lado!!!
    Sigue asi y avisame de la conti!!
    Sorry por un comentario tan corto pero ando a las carreras :P
    Gracias y lindo día!!!
     
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  2.  
    mapitha

    mapitha Iniciado

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    Wow es muy linda la historia me encanta no se si ya habia comentado pero si no ejjej yo ya habia leido la historia y me encanta ! es muy buena y es obvio pero quiero Conti !!! :) escribes muuuy bn jej !
     
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  3.  
    Nelcys Cullen

    Nelcys Cullen Fangirl empedernida

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    Hola Jess! Me ha encantado este capitulo! Demasido lindo..!!:oops: Disculpa la tardanza, es que estaba de vacaciones.. :P! Como ya te dije este capitulo me ha parecido super lindo!:) Lo que hizo Edward por Bella!:) El abrazo de ellos dos! Que lindos! Ups!
    He visto la imagen de los perros! Y me han parecido muy, muy lindos!! :D Ojala tuviera unos así!:P jejeje!! Ya quiero saber sobre el pasado de Edward, su familia, que pasó con ellos... Me mata la curiosidad!! jajaja!!:) Y tambien quiero saber cual era el "juego" que Edward hacia con su madre!!
    Bueno este capitulo me ENCANTO! De verdad que me gusto!:D
    Gracias por avisarme! Y cuando publiques no olvides avisarme! :D Ya quiero leer la continuación!:P
    Atte. Nelcys!
     
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  4.  
    JessCullen

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    Título:
    Él lo cambió todo
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    8122
    Capítulo 13: Entre la espada y la pared

    << 10 razones para odiar a Edward Cullen>>

    1) Mujeriego: Ha besado a todas las chicas del instituto, pero a la hora de reconocerlo, les echa las culpas a ellas.

    2)Mentiroso: Jamás se debe creer en Edward, porque sabe mentir muy, pero que muy bien. Por mucho que intentes persuadirle para que explique algo, siempre consigue evadirse de la cuestión con alguna mentira (que, por suerte, soy capaz de reconocer).

    3)Traicionero: No sé lo que significará la bondad o el ser buen samaritano para él, pero se dedica a jugar con los sentimientos de la gente, mostrándose falsamente arrepentido después.

    4)Bipolar: Me es imposible entender los cambios de humor de Edward. Lo mismo se encuentra perfectamente tranquilo, como furioso al instante. Tiene serios problemas de personalidad múltiple este chico.

    5)Reservado: No es capaz de compartir sus pensamientos con nadie. Puedes probar a sacarle algo de información sobre su anterior familia, pero rápidamente cambia de tema. ¡Ni siquiera he podido entrar en su habitación todavía! ¿Qué tendrá allí? ¡¿Un cadáver?!

    Releí por cuarta vez la lista que hacía días había creado, con motivo de desahogarme ante el comportamiento de Edward, y que ahora había quedado tan abandonada en el cajón de la cómoda de mi habitación.

    Cerré el cuaderno justo entonces, inspirando y exhalando varias veces para que la tranquilidad me inundase poco a poco. Me sentía mucho mejor después de haber relatado todo aquello en mi diario, al cual hablaba como si fuese una persona real, un amigo al que podía confesar mis secretos.

    La furia me carcomía por dentro y decidí continuar escribiendo más tarde en aquel pequeño cuaderno rojo para desahogarme y convencerme a mí misma de lo malo que era Edward.

    Guardé la lista en su respectivo cajón y me tumbé en la cama, esperando que un ángel viniese a visitarme, me tomase y me alejara de las preocupaciones para siempre.

    Ante mis párpados pasaron millones de imágenes de aquel día; cómo la cara fisgona de Alice mientras desayunábamos aquella mañana en la cocina de casa, la enorme bronca que habían recibido mis dos hermanos fugitivos por haber ido a aquel Pub la noche anterior, y el comportamiento callado, pero amable, de Edward.
    Después volvieron a mi mente escenas como las del medio día, en la cafetería del instituto, cuando Emmett les había contado a nuestros habituales compañeros de mesa, la “acampada casera” que tuvimos Edward y yo, cómo me había sorprendido cuando Esme, rodeada por mis hermanastros, nos había despertado, y lo colorada que me había puesto porque me viesen durmiendo junto a Edward.
    Como era de esperar, Rosalie comenzó a sacar conclusiones precipitadas y yo maldecí a todo ser viviendo por el hecho de parecer un tomate andante con cada loca idea de la que hablaban. Intentaba negar con la cabeza a todas las suposiciones que aventuraban.
    Las clases habían pasado bastante rápido, ya que dediqué la mayor parte de las horas pensando en el “juego familiar” de Edward y su madre, que éste había prometido enseñarme hoy.

    Abrí los ojos de nuevo, suspirando y recordando el tacto de las manos de Edward sobre mi piel. ¡Uf! Mis descontroladas hormonas no paraban de hacer de las suyas en mí cada vez que rememoraba esos hechos.

    De repente, mi tono de móvil, conformado por la canción Apologize, comenzó a sonar desde mi mochila. Retorné a la realidad y corrí hacia ella, tirada en un rincón de mi habitación. Lo sé, era un desastre guardando mis cosas. Abrí uno de sus bolsillos con cremallera, extrayendo el pequeño aparato blanco y leí en la pantalla el nombre de Jacob.

    —¡Hola Jake!— casi grité, eufórica porque mi mejor amigo me llamase de nuevo. Creía que no volvería a verle después del accidente con Edward.

    Bells, te prohíbo quejarte, negarte o poner alguna excusa tonta. ¿De acuerdo? — dijo Jacob al otro lado de la línea, con aire divertido y serio, al mismo tiempo. Conocía a mi mejor amigo, y su tono indicaba que ya se le había pasado por la cabeza algún plan.

    —¿De qué se trata Jake? — pregunté, cansinamente; sabía que entendería mi socarronería.

    Te vienes a La Push conmigo, esta tarde. — sonó como una orden y abrí la boca para protestar. — ¡Y! Antes de que digas nada; te he prohibido no asistir a esto, así que… ¡Vendré a buscarte a las 6! — Con aquello colgó de repente.

    Las palabras se quedaron amontonadas en mi garganta, sin poder salir.

    ¡No me ha dejado hablar!

    La estrategia de mi mejor amigo era sencilla y funcional: comenzaba con su charla, daba los detalles más importantes del asunto y colgaba. ¡Claro, así nadie podía negarse!

    Me descubrí riendo para mí misma, en lugar de llorar, que era lo que de verdad quería. Acababa de caer en la cuenta de que era con Edward con quien tenía planeado pasar la tarde. ¿Se acordaría mi hermanastro de nuestros planes? Porque si no, no tenía sentido que yo me estuviese angustiando.

    Pregúntale. — propuso la mini-Bella.

    ¿Por qué dirigirme a él de nuevo me daba tanta vergüenza? ¡Maldita sea! Yo era una persona decidida, necesitaba tener las ideas claras. Lo mejor era tratar a Edward como un hermano; hablaría con él y le diría de posponer nuestros planes. Me negaba a darle otra negativa a Jacob. Ya había pasado de él, el lunes en la salida del instituto; no quería volver a hacerle daño.
    Edward podría soportar cambiar de día para enseñarme lo que fuera que tuviera que enseñarme. Al fin y al cabo, no tenía por qué tomárselo demasiado a pecho. ¿No? Además, esta era una buena manera de demostrarle que yo continuaba firme en mi posición y no iba a dejar que una noche en la que hubiese parecido amable me afectara demasiado.

    Sin pensarlo más, por el miedo a echarme atrás, salí de mi cuarto, pasando, una y otra vez, los dedos por entre mi cabello para intentar peinarlo.
    Observé mi reloj de pulsera negro; las manecillas indicaban las 5 y media de la tarde.

    Te quedan 30 minutos, así que date prisa. — la mini-Bella pareció ponerme más nerviosa de lo que ya estaba.

    Abrí la puerta de mi cuarto y salí al pasillo, sin detenerme a reconsiderar la idea. Traspasé el poco tramo de corredor que separaba mi habitación con la de Edward y paré frente a su puerta. Tragué saliva una, dos y hasta tres veces, y le di unos golpecitos con los nudillos de mi mano derecha.

    Esperé… Esperé… Y esperé.

    Finalmente, salió mi hermanastro, vestido con unos vaqueros y una camiseta gris de manga corta. Me hizo retroceder con su avance, dejando la puerta del cuarto entreabierta y posándose ante ella.
    Yo miré hacia el interior disimuladamente, sólo llegando a atisbar un escritorio repleto de libros.

    —Tengo… — me trabé, sin saber cómo empezar exactamente. Edward me miraba expectante y a la vez confuso; tal vez ni se acordaba sobre nuestros supuestos planes. — Tengo que hablar de algo contigo. — conseguí acabar.

    —¿Te importa que vaya a por el coche y me lo cuentas? — sonrió, comenzando a caminar hacia las escaleras que bajaban al primer piso.

    —¿A por el coche? — alcé las cejas, pensando que seguramente iría a hacer algún recado o ya habría quedado esa tarde. Me asusté al descubrir que malestar me producía que hubiese olvidado nuestra charla de anoche.

    ¡Concentración, Bella! — Espetó la mini-yo.

    Cierto, cierto. Nada de comportamientos estúpidos, lo pillo.

    Bajamos las escaleras de caracol, sin que Edward hubiese contestado aún a mi pregunta. Caminé detrás de él, mientras se dirigía hacia el exterior de la casa.
    Esme se encontraba en el jardín, cuidando las flores que tenía plantadas, y como cada día, Carlisle continuaba con su trabajo en el hospital.

    Entonces, mi hermanastro se detuvo justo en la entrada del garaje, mientras la puerta se abría despacio.

    —Voy a ensañarte aquel “juego” de mi infancia. ¿Recuerdas? — Edward continuaba sonriente.

    ¡No!

    El miedo era un factor que no me pasaba desapercibido en aquellos instantes, precisamente. Necesitaba explicarle el contratiempo que me había surgido, pero odiaba tener que cancelar la salida junto a Edward ahora que por fin había decidido explicarme algo sobre su vida.

    Por una parte, Jake era mi mejor amigo. Por otra… ¡Era una tarde con Edward de lo que estábamos hablando!

    Un momento… Olvidemos que acabo de decir eso.

    En cuanto la puerta dejó el suficiente espacio para permitirnos pasar, mi acompañante se escabulló hacia el interior y yo le imité. Sin tanta gracia de movimientos. ¡Qué injusta era su perfección!

    Mi hermanastro apoyó la espalda contra el Volvo plateado que descansaba en su plaza de garaje, se cruzó de brazos y esperó expectante.

    —¿De qué querías hablar? — preguntó, de forma cautelosa y concentrado en mi rostro.

    Procuré descifrar su expresión, pero no conseguí sacar ninguna conclusión a su rostro frustrado. Después de escuchar un suspiro por su parte, me atemoricé al pensar en cómo abarcar el tema de Jacob.

    ¡Dilo sin rodeos, coge al toro por los cuernos! — me animó la mini-Bella.

    Desvié la vista de sus ojos, cogí aire y recé mentalmente para que sus cambios de humor no se hiciesen muy presentes ahora.

    —Jacob me ha invitado a La Push esta tarde. — dije, corriendo y tropezándome con las palabras.

    La reacción de Edward ante aquella frase fue algo compleja de entender; primero observé como crispó los puños, con sus brazos colocados uno a cada lado de su cuerpo. A continuación se relajó, pero sus facciones se tornaron tristes o tal vez decepcionadas, no lo supe con claridad. Finalmente se encogió de hombros, frunció algo el ceño y quedó con la vista fija en el suelo.

    —Lo dices como si hubieses cometido un delito, Bella. — sonó algo divertido, pero sus ojos se tornaron opacos y sin brillo alguno. — Es tu mejor amigo, ve con él. — finalizó, rehusando mirarme a la cara.

    Tragué saliva. A pesar de su respuesta, me dolía saber qué poco le importaba salir, o no, conmigo aquella tarde.

    ¡Demonios! No se ha enfadado. ¡¿Qué te preocupa ahora?! —la mini-Bella me hablaba como si fuese tonta, que, a veces, hasta yo misma me lo parecía.

    ¡Diablos, debería haberme sentido aliviada! Pero era todo lo contrario…

    —Yo… Si quieres puedo aplazar lo de Jake y… Bueno… Am…— no tenía ni idea de cómo acabar la frase. ¡¿Aplazar los planes con mi mejor amigo?! En aquel momento únicamente buscaba alguna excusa para quedarme junto a Edward.

    ¡Soy estúpida! ¡¿Pero qué me pasa?!

    No me reconocía; aquella chica no podía ser yo. ¡¿Queriendo estar con Edward?! Era masoquista…

    —Bella. — con una sola palabra me hizo callar. — No voy a permitir que canceles tu salida. ¿Está bien? — dijo mi hermanastro. La frase sonó totalmente seca y sin vida. — Lo de esta tarde no tiene importancia, ¿vale? Es una tontería… — su cara se crispó en un gesto de… ¿Dolor?

    —Pero…— titubeé, sin rendirme tan pronto. — A lo mejor…— Debía haber algo que pudiese utilizar como defensa. — Es posible que a Jacob no le importe que…

    Edward se pellizcó el puente de la nariz una y otra vez, cerrando los ojos fuertemente.

    —Bella, ve. Lárgate, ¿de acuerdo? —sus párpados continuaban ocultando su iris esmeralda, permaneciendo cerrados, y señalaba la puerta del garaje con una mano.

    Me quedé helada ante su tono. No acertaba a moverme o tan sólo respirar, por miedo a que Edward se enfadase más. Únicamente acerté a dar media vuelta y salir por donde había entrado, con la cabeza algo gacha y con un extraño picor en los ojos.

    Dudaba mucho que la fuerza de mis piernas aguantara lo suficiente para no caerme, por lo que me apresuré a la entrada de la mansión y me senté en los escalones frente a la puerta, acercando mis rodillas al pecho para evitar desmoronarme por completo.

    … Lárgate, ¿de acuerdo?...

    Aquella última frase de Edward me había atravesado como un puñal directo al corazón. Si quería evitar sus repentinos cambios de humor, había fracasado totalmente en la tarea.
    Estaba claro que se había enfadado; la cuestión era: ¿Por qué?
    Rebusqué una explicación y pronto calculé una hipótesis: sabía a ciencia cierta que Jacob odiaba a Edward; ¿Podría mi hermanastro odiar a mi mejor amigo también? Esto de las clases sociales me estaba comenzando a hartar y conferí la posibilidad de que, tal vez, Edward no quería que me relacionara con alguien tan inferior a nosotros, económicamente hablando, cómo lo era Jake. Sí, de acuerdo; yo pertenecía a una familia agraciada en cuanto a dinero se refiere, pero no por eso debía dejar a mis amigos a un lado.

    ¡Dios! ¡Tenía que olvidar a Edward y su incomprensible comportamiento como fuese! Además, él mismo había dicho que no importaba lo que tenía que enseñarme. ¡¿Por qué me sentía culpable, maldita sea?!

    La tarde parecía tranquila allí fuera; lo suficiente para despejar mi atrofiada mente. La salida a La Push vendría bien para despejarme y no iba a permitir que Edward me alejase de las personas que quería.

    Miré mi vestimenta de arriba abajo; ni me había arreglado, ni peinado exactamente bien. Estaba hecha un desastre, ¿para qué mentir? El caso es que no me apetecía nada subir a buscar ropa aceptable, por lo que me quedé con mis vaqueros y mi camisa verde oscuro.

    Volví a mirar mi reloj de pulsera: las 6 menos cuarto.

    ¡Pero qué lento pasa el tiempo! ¡Voy a acabar trastornándome por todo esto!

    Aprisioné mi cabeza entre las manos y la apoyé contra mis rodillas. Cerré los ojos, intentando no pensar aunque fuese por una única vez en la vida.

    —¿Bella? — la voz de la pequeña Alice venía de mi espalda.

    Me erguí en seguida, disimulando ante todo. Mi hermanastra brincó hacia mi lado, sentándose en el mismo escalón que yo.

    —¿Dónde está Edward? Creí que te marchabas con él. — canturrineó Alice, con su tono infantil y despreocupado.

    —¿Quién te ha dicho…?— comencé a preguntar, con las mejillas bastante ardientes.

    —Conseguí sonsacárselo a mi hermano…—sonrió y se encogió de hombros a modo de disculpa. Puedo ser muy persistente cuando quiero. Alice mostró una sonrisita maligna.

    Bufé, pensando que ya daba igual lo que le había dicho Edward; todo se había ido a pique.

    —Lo hemos cancelado. — miré hacia mis manos, jugueteando con ellas un poco nerviosa.

    —¿Por qué? ¡¿Qué ha hecho éste, ya?! —quiso saber mi hermanastra, creyendo que Edward habría sido el causante de todo.

    —No, em… No es por él. — le defendí, enfadándome conmigo misma por ello. — Ha sido culpa mía. Jacob me ha llamado para quedar esta tarde…— quise acabar la frase, pero Alice me hizo un gesto con las manos para que parase de hablar.

    —¿Jacob? ¿Ese Jacob de la motocicleta negra? —percibí como escupía cada palabra. Estaba claro que Alice no era la fan numero 1 de mi mejor amigo…

    —Ese Jacob. —respondí.

    —Ya veo…— dijo ella. La miré, presenciando como Alice se quedaba pensativa a mi lado. — ¿Qué a dicho Edward?­­por el modo en que hablaba, noté que algo escondía detrás de sus palabras.

    ¡Por favor, que no sepa nada! ¡Por favor!

    El hecho de que Alice anduviese al corriente de mis preocupaciones o de que mi hermanastro le hubiese contado demasiada información sobre nosotros, me asustaba; y mucho.

    Él… ¿Debía contarle cuanto me dolía volver a mencionarlo?

    Al fin, el estruendoso motor de una moto negra irrumpió en el sendero que se dirigía a la mansión y paró unos metros antes de llegar a donde me encontraba sentada.

    Salvada por los pelos…

    Alice se irguió y se plantó detrás de mí, permitiéndome algo de espacio. Yo me levanté también, sacudiéndome el trasero de restos de piedrecitas con las manos.

    ¿Lista? me incitó Jake, caminando hacia mi posición y quitándose el casco negro que protegía su cabeza.

    Quise contestar, pero me percaté de la figura de Edward, apoyada contra la pared del garaje, no demasiado lejos de nosotros. Sus ojos continuaban opacados y su boca perfilaba perfectamente una línea recta. Suspiré, procurando olvidar su presencia y poder acabar con aquello cuanto antes, pero la voz de soprano de mi hermanastra interrumpió por primera vez.

    —¡Bella! ¡No nos habías avisado de que te marchabas!— gritó ella, mostrando una cara de sorpresa e indignación. —Soy tu hermana pequeña, tu deber es cuidarme. ¿A demás; no se te ha pasado por la cabeza tu indefenso y pobre Husky?

    ¿Qué mosca le ha picado?

    —¿Qué dices, enana?— musitó Jacob, ahora enfadado (algo no muy bueno, conociendo su carácter).

    Alice lo ignoró y continuó con su “mirada de cordero degollado” clavada en mí.

    —Antes te he contado…— comencé.

    —Ya sé cómo podemos resolver esto. —dijo mi hermanastra, saltando de pura emoción.

    ¡Precaución, precaución: Alice potencialmente hiperactiva en acción!

    —Oye, pequeñaja, ya le dije a Bella sobre esto, así que…— Jacob se encontraba demasiado cerca de mi pequeña hermanastra y me interpuse entre ellos para evitar cualquier desastre. No podía confiar en que Jake controlase su genio.

    —Jacob. —intervine, mirándole furiosa. Éste se calmó un poco y, aún con odio en la mirada se dirigió hasta su moto para apoyarse en ella.

    Me sentí mal por él; ya eran dos veces las que había tenido que escoger entre mi amigo o mi familia. ¡No era justo!

    —Alice.— Escuché una voz masculina tras mi espalda. ¡Maldita sea! ¡¿Él justamente ahora?!— Bella tiene prisa.— Edward se posó junto a su hermanastra y zafó de su brazo, estirando hacia el interior de la mansión.

    —Pero creí que…— rebatió ella.

    —Vamos.— ordenó. Con una seca palabra, Edward era capaz de dejarnos heladas a las dos.

    Alice caminó con los hombros gachos, resignada, abriendo la gran puerta y perdiéndose en el interior de la casa. Mientras, mi hermanastro planeaba seguirla, pero antes de ello clavó sus ojos en los míos. Hice una mueca triste al percibir dolor en aquellos orbes esmeralda.
    Justo cuando una parte de mi inconsciencia (por muy pequeña que fuera y por mucho que yo jamás lo hubiese reconocido) pensaba que las cosas con Edward por fin llegarían a arreglarse, pudiendo así comportarnos como hermanos y trabar una amistad, tenían que complicarse las cosas.

    ¡El mundo es injusto! Nadie debería estar obligado a decidir entre dos seres a los que quiere. ¡Nadie!

    El enorme portón de la mansión se cerró justo en mis narices y los remordimientos no paraban de atormentarme.

    La moto que había en el camino de la casa y que ahora casi no me percataba de su presencia, rugió.

    Tragué saliva, conteniendo la respiración y guardándome para mí todas mis penas. Jake no tenía por qué sufrir por esto y yo sonreiría, tanto como me lo permitieran mis mejillas, para que eso no ocurriera. Todo sería una falsa alegría, pero… ¿Qué importaba?

    —No te lo tomes a mal Bells. —Comenzó mi amigo, mientras me entregaba su casco negro y me subía a su motocicleta.— Tus hermanos me caen mal.— no dudó en decir la verdad. Así era Jake, todo cuanto pensaba lo decía, sin conjeturas.

    Negué con mi cabeza, intentando desprenderme de todos los pensamientos que reuniesen a Edward y a los sentimientos que no tenía muy claros hacia él.

    —¿Vamos a La Push o tienes planeado quedarte aquí todo el día?— no pretendía decirlo con tanta rudeza, pero él no se lo tomó demasiado mal y simplemente rió, como yo tanto añoraba.

    El camino hacia la reserva fue algo… frío. ¿A quién se le ocurría viajar a 100 km/h por las carreteras del bosque de Forks con una fina chaqueta?
    De vez en cuando tenía escalofríos, a pesar de que rodeaba la cintura de Jacob con mis manos para no carme del vehículo.

    Cuantas más vueltas dábamos, más recuerdos venían a mi mente. ¡Dios, cómo echaba de menos todo aquello! Los árboles, el musgo, el suelo húmedo y la superficie verde que lo cubría… A mi padre le gustaba el pueblo y sus alrededores. Mi madre, sin embargo, era más reacia hacia Forks, aunque siempre había permanecido junto a Charlie. ¡Hasta que llegué yo y fastidié toda su existencia!

    Respira, respira…

    Al fin, la moto rodeó una casita de madera, pintada de rojo. Era la típica cabaña con chimenea y garaje.

    —¡Tachan! —mi amigo fue el primero en bajar de su motocicleta, señalando con la mano la casa de en enfrente. —Bienvenida a nuestro hogar. —los hoyuelos de Jake se marcaron un poco al sonreír. No pude evitar una educada sonrisa también; su alegría era contagiosa.

    Jacob entró en el interior y yo le seguí. Fuimos a parar a un pequeño comedor, bastante cálido. Me desprendí de mi chaqueta, deseosa de impregnarme de esa calidez.

    La estancia era cuadrada, con dos sofás de tela rodeando una chimenea de ladrillos. Las llamas ardían entre los troncos que habían depositados en ella. Pequeños cuadros estaban colgados de las paredes, casi todos con dibujos de paisajes.

    —¿Isabella Swan?— me giré inmediatamente al oír mi nombre, viendo a un hombre mayor, de pelo ya canoso y montado en una silla de ruedas.— La amiga de Jacob; que bien que hayas llegado al fin.— su voz era grave y serena; impregnaba respeto.

    —Bella, este es Billy Black. —mi mejor amigo se haya a mi lado y hizo un gesto cordial en dirección al hombre.

    —Sí. Am… Encantada de conocerle. —supuse que se trataría del señor que había adoptado a Jake.

    —Igualmente.

    Asentí con la cabeza, devolviendo una tímida sonrisa a Billy.

    —Y… Tengo una sorpresa más. —Jacob se reclinó contra la pared descuidadamente. Yo alcé las dejas confusa. —Mira hacia tu derecha. —Jake señaló con la cabeza hacia uno de los pasillos de la cabaña.

    Seguí su mirada y allí estaban. No uno, sino todos.

    —¡Seth, Embry, Quil, Jared!— casi me ahogó pronunciando los nombres de corrido.

    Me abalancé contra ellos, abrazándolos como si fuese la última vez en que vería a mis amigos.

    En cuanto me separé un poco comenzaron a hablar:

    —¡Wau, Bella! ¡Cuánta emoción contenida! ¿Seguro que no tendrás híper-actividad?— bromeó Jared, mirándome de reojo.

    Rodé los ojos, ante sus tonterías.

    —Sigues igual de bajita que cuando te dejamos. —rió Embry, comparando su enorme altura con la mía.

    —Tienes razón. — Coincidió Quil.— A este paso vamos a tener que agacharnos para abrazarte. ¡Mi espalda sufre! ¡¿Es que nadie se preocupa por mi pobre espalda?!— el chico siempre estaba igual con las exageraciones.

    Reí a carcajadas, rodando los ojos.

    —Alguien tendrá que plantearse el tomar más Danoninos…— susurró Embry, a propósito para que le escuchase.

    —O alguien tendrá que revisarse esa espalda…— susurré, imitando su tono y dirigiéndome a Quil esta vez.— Viejo…— volví a susurrar, jugando con él.

    —Enanita…— me imitó el chico, con una angelical sonrisa de niño bueno.

    Suspiré; cuanto echaba de menos las bobadas de Embry y Quil.

    —Me siento desplazado…— escuché a Seth, el más pequeño de todos. Parecía triste, aunque no pudo engañarme.

    —¡Ven aquí, pequeñajo!—lo abracé con todas mis fuerzas, pero, a pesar de que él era más joven que yo, me doblaba en fuerza.

    En cuanto me separé de Seth me crucé de brazos, algo acalorada por la repentina visita de mis mejores amigos.

    —¿Sabéis? Continuáis igual de locos. —reímos al unisonó.

    —Creo que eso lo sabemos todos. —se carcajeó Jacob, quien me agarró de la mano en ese mismo momento.

    Me sorprendí y me deshice de su agarre. Después me arrepentí por haber sido tan insensible; podría haberse tratado de un acto de amistad simplemente, pero… Cogerme de la mano de alguien era distinto a algo que suelen hacer los amigos.
    Escuché como Jake tragaba saliva sonoramente y colocaba su mano en el bolsillo del pantalón cortó que vestía.
    No tenía ni idea de a qué había venido esa reacción por su parte, pero me sentía incómoda en su presencia después de aquello.

    Pasamos el resto de la tarde en el comedor de la cabaña. Embry y Quil propusieron ver Transformers 3, una película que no me interesaba lo más mínimo. Pero eran chicos… ¿Quién los entendía?

    Me angustiaba dejar el salón hasta arriba de chips y refrescos, más que nada por el pobre Billy y la tarde en que le tocaría recogerlo todo. Tal vez me quedase a ayudarle; era lo menos que podía hacer por él.

    Debo admitir que ese fue uno de los días en los que más me reí, y todo gracias a Quil y Jared. A los dos idiotas (con todo el cariño del mundo) no se les había ocurrido otra cosa que hacer una pelea de patatas. Era algo muy común entre ellos dos, ya que cada uno “defendía su honor” (palabras textuales de Jared) por su Transformer favorito.

    Ahora nos encontrábamos tumbados en los sofás, medio adormecidos por el final de la peli. Los ronquidos de Embry no me molestaban… Bueno, vale sí; molestaban un poquito. Y la idea de Seth fue taparle la nariz, por lo que el chico se despertó sobresaltado, jurando vengarse de ese pequeñajo. ¡Cómo reía con ellos!

    Jacob y yo nos sentábamos juntos en el sofá más grande. Mi amigo me rodeaba los hombros con su enorme brazo, acto que no me importaba. Esto era algo que Jake solía hacer sin intenciones ocultas, por lo que yo no protestaba. Sin embargo, la tarde había sido algo incómoda entre nosotros después de lo que mi amigo intentó al llegar a su casa.
    ¡Vamos, era Jacob! ¡Mi mejor amigo de toda la vida! Alguna explicación tendría para ello y estaba segura de que dentro de unos días nos reiríamos de mis patéticos pensamientos hacia el por qué querría haberme agarrado de la mano.

    —Qué, Jacob. ¿Contento?— sonó una voz femenina. Leah nos miraba con desprecio, casi al lado de la puerta de salida. Tenía los brazos caídos a los lados de su cuerpo y noté como si me matase con los ojos. Hasta ese momento, ni sabía que también estaba aquí; o es que había llegado hacia poco.

    ¿Qué diablos le sucedía? No es que hubiésemos sido grandes amigas en el orfanato. ¡Ni mucho menos! Pero no había derecho a que me tratase de esa manera. Leah siempre había tenido un carácter fuerte, es decir: mejor no enfadarse con ella.

    Mmm… Aquí una prueba de mi maldita mala suerte: se ha cabreado conmigo. ¿Y por qué motivo? ¡Yo qué sé!

    Con furia salió al exterior de la casita, dando un portazo. Miré a Jacob, buscando una explicación. Él me devolvió la mirada y le entendí. Ese tipo de expresión era la que utilizaba cuando teníamos que hablar y no me gustaba nada ese hecho.

    Me despedí de los demás, apuntándome sus números de móvil y prometiendo llamarles de vez en cuando. Jake me acompañó hasta su moto, ya que era él el encargado de traerme de regreso a casa.

    A pesar de lo contento que se había mostrado en su cabaña, ahora parecía preocupado o pensativo detrás de mí. Paramos junto a la moto y él se repantingó en ella, mirando al suelo. En seguida interpreté el motivo.

    —Leah…— comencé.

    —No le hagas caso. —me cortó Jacob.

    —¿A caso he hecho algo que la haya molestado?— pregunté, sin querer dejar el tema. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para tener que lidiar con un problema más; esto había que solucionarlo.

    —Tú no has hecho nada. ¡No tiene derecho a enfadarse!— pareció estar hablándose a sí mismo y después volvió a fijarse en mí.

    —Habrá algún motivo para ello, ¿no crees?— Quise tomarme aquello con calma, pero sospechaba que Jacob habría tenido algo que ver con el enfado de su amiga, ya que no dejaba de mirar al horizonte sin prestar atención al presente.— Jake.— moví una mano frente a su rostro, enviándole de vuelta a la realidad.— Si ha pasado algo, sabes que puedes contármelo.— En aquellos momentos era cuando ejercía el papel de “hermana mayor”, ya que mi amigo tenía un año menos que yo.

    —Ella…— Jake lo pensó dos veces antes de continuar, pude verlo en sus ojos. Esperé con una sonrisa comprensiva, para que se sintiese cómodo. Últimamente, Jacob se comportaba demasiado raro a cómo era costumbre, pero también le hacía parecer una persona más madura que no reacciona impulsivamente.— Leah me ha pedido salir.

    Procuré quedarme lo más indiferente que mi cabeza me permitió, pero…

    ¿Leah y Jacob? ¡Wau!

    Jamás habría imaginado que ella podría estar interesada en mi amigo, ya que siempre estaban como el perro y el gato. Tal vez esa era la manera que utilizaba Leah para trazar alguna alianza de amistad entre ellos.

    Justo entonces, me alegré; me alegré muchísimo por Jacob. Sabía que mi amiga (o ex amiga, no sé cómo me consideraba ella en esos momentos), en el fondo, era una buena persona. En realidad, los dos compartían gustos y aficiones, por no hablar de sus caracteres bastante parecidos.

    Sí, ella le conviene.

    —¿Y cuál es el problema?— pregunté, al ver la cara de infelicidad en las facciones de Jake.

    —Yo… No le he dicho nada todavía.— concluyó, con las manos en sus bolsillos.

    —¿Pues a qué esperas?— coloqué una mano en su hombro con una sonrisa.— ¿Qué ocurre? ¿Se ha enfadado conmigo por qué te distraes estando con amigos en vez de ir y darle una respuesta? No la hagas esperar, Jake.— mis teorías no aparentaron gustarle, viendo la mueca que mostraba.

    —Bella…— De repente, mi amigo se irguió apartándose un poco de su moto y me cogió de las manos, haciéndonos quedar cara a cara. No entendía nada, ¿qué demonios le pasaba?— Estoy confundido porque…— se trabó y acercó su cabeza un poco a la mía. Me dio miedo su reacción, desde cuando teníamos esa clase de confianza.— Me gustas.

    Los ojos se me dilataron como dos enormes platos en cuanto escuché aquella última frase.

    “Me gustas…” ¡¿Está loco?!

    Nunca había pensado en Jacob de otra manera que no fuese amistad y me sentía culpable por hacerle infeliz de nuevo. ¡Santo cielo! ¡Justo ahora tenía las imágenes de Edward en la cabeza! Era extraño, pero parte de mí sentía que lo estaba traicionando. ¡Ahg! ¡Malditos sentimientos!

    Lo único que tenía claro en ese instante era lo siguiente:

    —Jake… Escucha;— me separé un poco de su agarre, pero dejé una de mis manos entre las suyas, dándole un amistoso apretón.— Eres mi mejor amigo y siempre vas a serlo, pero… Mis sentimientos… Es decir…— tropezaba con mi lengua cada vez que intentaba hablar; ¿qué decir para no hacerle mucho daño?— Creo que Leah es una chica estupenda. Piénsalo; os comprendéis mutuamente.

    —Eso también ocurre entre nosotros…— la voz de Jacob casi parecía un susurró y volvió a acercar su cara a la mía.

    —Jacob.— le paré, apartándolo con una mano en su musculoso pecho.— De veras que deberías optar por ella. Nosotros… Prefiero seguir manteniendo nuestra amistad y nada más.— enfaticé ese “nada más”.

    Había intentado ser lo menos dura posible y rezaba para que mi amigo lo comprendiese. Edward estaba demasiado presente en mi mente. ¡No podía sacarlo de ella! ¡¿Por qué?!

    —Suponía que dirías eso.— Jake se encogió de hombros, descuidadamente. Observé sus ojos, ellos no me engañaban; se veían furiosos esta vez.— Ese Cullen tiene mucha suerte y espero que se dé cuenta algún día.

    Inspiré demasiado fuerte en cuanto se refirió a Edward y mi amigo lo notó. El corazón volvía a latirme a mil por hora. ¡¿Qué sabía Jacob a cerca de nosotros?!

    —Edward no tiene nada que ver.— No me gustó como Jacob escupió el apellido de mi familia, por lo que pronuncié el nombre de pila de mi hermanastro. ¡Me molestó! ¡Me molestó de verdad que no respetará a Edward! ¡Esto era de locos!

    —¿No me digas que aún no te has dado cuenta?— preguntó Jacob, más para sí mismo.

    —No tengo que darme cuenta de nada.— volví a hacer énfasis en “nada”, con enfado. ¡Quería dejar de una vez el tema de Edward!

    —Bien. ¿Recuerdas cuando me has prometido que podía confiar en ti?— asentí con la cabeza, insegura por lo que se le habría ocurrido.— Ahora lo digo yo: puedes confiar en mí. ¿Qué te ha hecho ese…— vi como mi amigo luchaba por no decir algún taco.— imbécil?— soltó, con los ojos fuertemente cerrados y los puños crispados.

    —No tengo que explicarte nada, Jake.— Necesitaba marcharme de allí; la conversación se estaba tornando más incómoda por momentos.

    —Bella, nos conocemos desde hace tiempo; a mí no puedes engañarme.— Jacob se esforzaba por parecer amable, pero el agitado movimiento de las aletas de su nariz lo delataba.

    Él me había contado sus preocupaciones siempre, había mostrado sus sentimientos a pesar de arriesgarse a todo o nada por ellos y yo era una tremenda cobarde que no confiaba en nadie para explicar aquel revoltijo de emociones que contenía.

    —Me besó y después me engañó. Ya está.— acabé, cruzando los brazos bajo mi pecho para amortiguar el dolor que resurgía con sólo recordar aquellos días.

    —¡Increíble!— gritó, dándole un puñetazo el manillar de su moto. Retrocedí de inmediato, con miedo.— ¡Cullen es un imbécil, Bella! ¡¿No lo ves?!

    —No le insultes, Jake…— me sorprendió el defender a Edward, pero un impulso actuaba por mí.— Esto fue… Una confusión. Es todo, ¿vale?— me costaba respirar y no quería mirarle a la cara.

    Jacob caminó hacia el árbol más cercano, tan sólo a unos cuantos pasos de nosotros, y descargó toda su rabia dando un fuerte golpe con la mano en la corteza de éste.

    —¡Mereces algo mejor, Bella!— me gritó, desde su lugar.

    —No sabes de lo que hablas…— mi voz a penas era audible, ya que comenzaba a romperse.

    Mi amigo volvió hacia mí, abrazándome y dejándome casi sin respiración. No le devolví el gesto porque estaba todavía pendiente de sus ataques de furia.

    —Te quiero, Bells…— me susurró al oído.

    —No puedo decir lo mismo, Jacob.— me aparté de él, observando cómo una pequeña gotita de agua caía al suelo desde mi rostro. ¡Otra vez llorando! ¡¿Es que pasaría desdichada toda mi inútil vida?!

    Me odiaba en esos momentos; me odiaba por enfadarme con mi mejor amigo sólo por un chico que, sabía yo muy bien, sólo me producía dolor y quebraderos de cabeza continuamente. ¡Pero no podía evitarlo!

    —Alice vendrá a buscarme. Puedes irte Jake.— me volteé, sacando del bolsillo de mis jeans un móvil blanco.

    Escuché un gutural bufido detrás de mí por parte de Jacob. Sólo faltaba esto: Edward y él no se llevaban bien por sus diferentes clases sociales… ¡Ahora también por los dichosos sentimientos que se entrometen en todo! ¡Demonios! ¡Nada podría ir peor! Ah, bueno sí: volver a casa y enfrentarme a mi hermanastro. Me sentía demasiado cansada para reprimir mis emociones a todas horas. Tan sólo quería descansar y dejar de agobiarme todo el tiempo. ¿Era tanto pedir un poco de tranquilidad por una vez en toda mi existencia?

    Atisbé el número de Alice entre todos los contactos de mi móvil y cliqué en llamar. No me giré para ver si Jake se había marchado o no, porque notaba su enfadada respiración tras de mí.

    ¿Si?Oh, oh… Esa no era mi hermanastra.

    —¿Dónde está Alice?— pregunté, maldiciendo a los mil demonios.

    Con Jasper, pero se ha dejado el móvil en casa.— contestó Edward, con un tono de voz totalmente inexpresivo. ¡Lo que me faltaba! Otra persona enfadada conmigo… Me consideraba un ser despreciable…

    —¿Puedes decirle a Carlisle que venga a recogerme?— procuré ser amable, a pesar de no haber dicho el típico “por favor” a final de frase.

    Sigue en el hospital.— Después de eso hubo un paro en el otro lado de la línea, para continuar en seguida.— ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?— Edward preguntó a la carrera, dejando percibir demasiada preocupación en la voz.

    —Nada, em…— quise quitarle importancia al asunto, pero era muy, muy mala mintiendo. Creo que mi hermanastro no se tragó mi embuste.— ¿Puede Emmett venir a recogerme?— Necesitaba probar todas las alternativas antes de recurrir a la única persona que no era la más adecuada para aparecer en escena, precisamente.

    Ha acompañado a Alice para ver a Rosalie.— contestó.— Dime donde estas; iré yo.— ordenó.

    El corazón dejó de latirme en ese mismo instante y sentí la sangre huyendo de mi rostro.

    Observé de reojo hacia mi espalda; Jacob continuaba de pie con el semblante perfectamente fruncido por una mueca de furia.

    ¡Ay Dios!

    <><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><> <><><><><><><><><><><><><><><><><><><>
    Buff… Estoy hasta arriba de exámenes y deberes en el instituto u.u Por eso he tardado más en subir este capi. Perdonadme =(

    Sé que aquí no ha salido tanto Edward, pero este cap. es importante para la historia, así que tenía que ponerlo jaja Espero que os haya gustado y… Nada más ^^ Deciros que siempre me alegra recibir comentarios, críticas constructivas, etc. y “me gusta”. =)
    En fin, me voy ya que tengo que dormir para volver al insti mañana… Cómo odio la rutina¬¬!! >.< jajaja
    Cuidaos mucho y hasta la próxima <3
     
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  5.  
    Blood Dupre

    Blood Dupre Usuario VIP

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    Gracias por avisarme Jess, me encanto la continuación de el fic más por el hecho de que Edward demuestra cuan celoso puede llegar a ser aún si el no quiere comportarse así, lo que por ahora estoy notando es que te están cambiando los guiones y los puntos por un cuadro y una "a", intenta arreglar eso, en fin espero el próximo capítulo. Adiós.
     
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  6.  
    Alix Cullen Bellamy

    Alix Cullen Bellamy Entusiasta

    Virgo
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    Hola! me ha encantado este capi, solo note un pequeño error de dedo,
    nada en comparacion con la gran conti que nos has dado...
    Edward se puso celoso!!!! y Jake se declaro!!!! (emocion).
    Personalmente me senti mal por Edward y el planton de Bella pero bueno espero que lo arreglen.
    Espero conti, muero de la curiosidad.

    xOxO

    Alix Cullen
     
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  7.  
    Nattty

    Nattty Iniciado

    Acuario
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    amiga!!! que cap!!! se confeso mi jake!!! ufff QUE MOMENTOO!!!, aunque pobresito siempre rechazado! , pero ta! el siempre tan divino!!!
    Edward!, se comio tremendo planton, ahora si tiene motivos para enojarce ¬¬
    En cuanto a leah ... siempre la odie asi que ta! ahora no hay diferencia!! jajajaja
    En cuanto a bella! me gusto esa faceta de ella, alegre, junto a sus amigos! muestra como es de en verdad ella cuando no están sus preocupaciones y problemas de por medio!, vimos una bella juguetona, divertida y bromista...ademas de cariñosa con sus amigos, me GUSTO MUCHO!!!.. un momentito de paz donde pudo ser ella misma y no se martirizo con sus padres ni con su edward!... pero lo bueno dura poco! jejejej
    Amiga como siempre, amando tu historia!, espero q te deje vivir la profe his y no te voy a apurar para la conti... aunque la voy a estar esperando con ansias se que estas muy ocupada .. UN BESOTE te esperare!
     
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  8.  
    andrea gonzalez

    andrea gonzalez Iniciado

    Capricornio
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    Gracias por avisarme Jess ^^
    me gusto mucho el cap.. solo opino que tambn los cambios de humor de edward me tienen loocaa!!!
    quiero entender mas a edward!! y que tanto misterio tiene su habitacion???!! las dudas de bellas las tengo yo tambn
    Por otra parte me encanta eso de que los chicos de la manada y bella sean amigos ^^ .. me parese que ellos son los mejores amigos que uno pueda tener
    con respecto a jacob .. nunca me ha gustado una relacion entre bella y el .. no tengo nada en contra solo soy Team Edward xD!!
    y espero que sigan siendo amigos y puedan entender que ella quiere a ed... tambn que el y leah tengan algo me parece genial !
    en el libro nunca avia pensado en ello xD ya que ella siempre esta con lo de sam :P.
    Nos vemos espero conti pronto .. este es un fanfic grandioso ^^!!
     
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  9.  
    Clary Uchiha

    Clary Uchiha Entusiasta

    Escorpión
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    Gracias por avisarmee!!!
    Es una conti ES-PEC-TA-CU-LAR Bueniiisiimaa!!! me ha encantado!!! Ed celoso y Jake se ha declaradoo!!!...Esta situacion me recuerda un poco a mi vida :S bueno...
    Espero la conti con ansias!!! y plis avisame! yo pronto subire tambien otro cap de mi fic....ya te avisare!
    Sayo♪♥♫
    BY:Clary Uchiha
     
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  10.  
    St Jimmy

    St Jimmy Entusiasta

    Aries
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    Holaa!! Gracias por invitarme
    Me da mucha pena de Jacob le van a rehazar otra vez, lo veo venir.Tambien me da pena de Leah no es que me caiga genial pero bueno
    Ademas se va ha armar gorda cuando Jacob vea a que viene Edward a buscar a Bella. Se pegan estos dos XD
    Avisame cuando lo continues :)
     
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  11.  
    Ltres

    Ltres Entusiasta

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    OH MY GOD !!! mujer sube capitulo nuevo luego por favoooooooooooooooooooooooooooor !! no nos dejes en la duda D: jaja muero de ganas de ver lo que pasa! jajajajaja espero que me avises a penas subas :) jajaja como siempre EXELENTE !

    cariños, besos y abrazos : L3
     
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  12.  
    Nelcys Cullen

    Nelcys Cullen Fangirl empedernida

    Libra
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    Jess!! Este capitulo te quedo INCREIBLE!! Me he quedado con ganas de leer más!! Un capitulo realmente INCREIBLE! No aparece mucho Edward :S, pero como tu has dicho este capitulo es importante!!:) Un poco triste, pero a la vez emocionante! Me encanto este capitulo!! Que malo que Bella haya cancelado su salida con Edward, pero esta vez creo que le toca a Jacob ir con Bella... Esa fue la parte que me pareció triste (por Edward!!jejje) Y Jacob se le declaró a Bella!? :O Eso si que me sorprendió, no me lo esperaba!!:P Pero me ha gustado!!:)
    Y Edward va a ir a buscar a Bella!!? Ya quiero leer el siguente capitulo!! :D
    Avísame cuando publiques!! Ya quiero leer la continuacion!!:)
    Atte. Nelcys!!
     
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  13.  
    mapitha

    mapitha Iniciado

    Leo
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    Me encanto !
    siempre que escribes me encanta cada vez mas !!
    por Dios cuando se va a declarar Edward???
    por fa continua y Rapido !!
    :) me gusta mucho la historia !!
     
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  14.  
    Aomecita

    Aomecita Usuario popular

    Piscis
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    Hola amiga gracias por avisarme siempre cuando pones conti de mi fic favorito de mi vampiro sexy en verdad gracias
    no te preocupes yo también pido disculpas por apenas comentar es que estaba arreglando unos problemas que tuve con
    mi fic pero bueno vamos a la conti que es lo que me trae aquí waaaaaaaaaaaaaaa como siempre me fascino siempre me
    atrapa y aunque son largas quiero leer más pronto ahhhhhhhhhhhhhhh mi amor... perdón Edward esta celoso de Jacob
    n///////n yo si lo dejo plantado y me quedo con él espero conti cuidate sayo...
     
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  15.  
    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

    Géminis
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    Jess disculpa la tardanza pero de verdad estoy muy liada con el instituto y mas ahora que ya entro en examenes ahh que miedo morire jaja
    Bueno vamos con la conti :)
    Dios que decir, las cosas estan que arden, Bella que haras?
    Yo en tu lugar salia corriendo, jaja no, pero ahhh pobre Jake y woaw lo de Leah no me lo imaginaba ni en un millon de años jaja pero buenisima esa parte.
    Aunque he de agregar que odie que Edward le hablara de esa manera a Bella, por muy enojado o desilusionado que se sintiese no tenia ningun derecho de tratarla asi ahhhhh pero bueno tambien lo comprendo :)
    Excelente conti, avisame para la proxima y no olvides, tardo años pero comento jaja

    Sayonara y lindo día!!!!
     
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  16.  
    JessCullen

    JessCullen Usuario común

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    Título:
    Él lo cambió todo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    5000
    Capítulo 14: Juntos pero no revueltos

    El color anaranjado del cielo comenzaba a substituirse por la oscuridad y los pequeños puntitos que brillaban allí arriba.

    No llevaba la cuenta de cuánto tiempo había pasado mientras yo continuaba de espaldas a Jacob, sin mover ni un músculo y no pudiendo evitar las lágrimas que caían con furia por mi rostro. Ésta vez era la rabia que me consumía la causante de todo. Me sentía cómo una auténtica mierda, ni más ni menos. Era como si todo el mundo se hubiese puesto de acuerdo para fastidiar, en lo que se pudiese mi existencia; empezando por el señorito Cullen, quién aún continuaba presente en mi cabeza.

    Al fin, se apreció un destello plateado en medio de la lejanía de los árboles, mi salvación.
    Un Volvo se acercaba casi a velocidad súper-sónica, hasta que estacionó en mitad del camino de tierra que iba a parar a la cabaña de mi mejor amigo.
    Al igual que el coche, una figura salió a toda prisa del interior del auto, dando un portazo en cuanto estuvo fuera de él. Edward caminó (¿o sería más acertado decir que corrió?) hasta mí.

    — ¿Estás bien?— preguntó preocupado. ¿Tan horrible era mi aspecto cómo para preocuparle? Un sentimiento extrañamente bueno por el hecho de que, tal vez, él se estaba angustiando por mí me hizo sentir sonrojada y orgullosa.

    Nota mental: Patearme el estómago y preguntarme “¡¿Qué rayos me está pasando?!

    —Sí. — respondí, sorbiéndome la nariz y secándome las lágrimas, ahora secas.

    Con los ojos todavía molestos por el picor del llanto anterior, miré a Edward a la cara y me asustó lo que vi. Mi hermanastro tenía una mirada furibunda fija en algo detrás de mi espalda.

    —¡¿Qué quieres Cullen?!— escupió Jacob.

    Me giré hacia él en cuanto le escuché hablar. La tristeza se había disipado de sus facciones, substituyéndose por puro odio.

    —No voy a permitir que la hagas llorar, Jacob.— a pesar de que mi hermanastro era el que utilizaba el tono más calmado, tenía un rastro de cólera; una cólera que haría retroceder hasta al más valiente de los hombres.

    —¡Vaya! Habla la persona más indicada.— mi amigo utilizó el sarcasmo y avanzó un paso hacia nosotros, con aires desafiantes.— Sé lo que ha pasado por tu culpa; así que ahora no te hagas el bueno, Cullen.

    —Eso no justifica que tú vuelvas a hacerla pasar por el mismo sufrimiento que yo.— miré a Edward, quién agachaba la mirada.— Créeme; he tenido suficiente con verla llorar una vez...— no sé si pretendía que yo escuchase o no aquella frase, pero la oí.

    Ese instante fue silencioso, ni Jacob ni yo sabíamos qué decir. A ver si estaba entendiendo las cosas... ¿Edward preocupado por mí?
    Disimuladamente me pellizqué el brazo, para comprobar que estaba despierta.

    ¡Au!

    Sí, definitivamente esto era real. ¡Edward se preocupaba por mí! Santo cielo, no puedo ni explicar qué fue lo que sentí en ese mismo instante: el estómago a reventar de mariposas, las venas ardiéndome bajo la piel, las mejillas totalmente encendidas y... ¿Por qué de repente hacía tanto calor?

    ¡Ay mierda!

    ¡No, no, no! ¡Esto no podía estar pasando! Otra vez las estúpidas ilusiones... Mi cabeza debía aprender a reaccionar con cordura, porque sabía lo que sucedería mañana: Edward volvería a ser el mismo cretino de siempre y yo me desmoronaría casi al instante.
    Era una situación que podía evitar, lo sabía. ¡¿Entonces por qué demonios no hacía nada al respecto?!

    —No creo que Bella sea tan estúpida como para creerse eso. ¡No eres más que un farsante! ¡Un niño mimado que sólo quiere hacerle daño!— Jacob estalló en un arrebato de ira y zafó de mi brazo.

    El agarre de mi amigo era demasiado fuerte y la presión que ejercía hacía que la sangre a duras penas pudiese pasar por mi antebrazo.

    —¡Jacob, me haces daño!— forcejeé entre sus fuertes manazas, hasta que él me soltó.

    Mi respiración estaba bastante alterada y, a pesar de que no cruzaban palabra, podía notar perfectamente la incansable lucha de miradas que se llevaba a cabo delante de mí.

    —¡Eh! ¡Basta ya!— me interpuse entre los dos, distrayéndolos de su furiosa batalla.

    Edward suspiró y de repente pareció como si alguien le hubiese golpeado en el estómago porque se encogió. Intentó disimular, retrocediendo y apoyándose en el capo de su Volvo. Quise acercarme a él, ayudarle.

    —Bella…— la pena de Jacob me dejó estática en mi lugar.— Sabes que quiero lo mejor para ti.— noté una presión en mi brazo, más leve que la anterior. Mi amigo me acercó a él y no me permitió apartar la vista.— Él sólo te hace sufrir. ¿No lo ves?

    —Creo que soy mayor para decidir por mí misma, Jake.— No pude reprimirme más y solté un pequeño sollozo que hizo sobresaltar a mi amigo.

    —Sólo te pido que recapacites, Bella.— Jake colocó una mano sobre mi mejilla; realmente su piel ardía.— Sabes que podríamos ser algo más, que estarías bien a mi lado, nosotros…

    —¡Para!— me crucé de brazos y me retiré un paso.— Jacob, por favor…— supliqué porque dejase el tema, porque detuviese ese “nosotros” que sabía que jamás llegaría a ser nada más allá de la amistad. No quería hacerle daño, de verdad que no; pero tampoco deseaba inculcarle falsas esperanzas. Lo que menos me gustaría en esos momentos era que mi mejor amigo pasase por el mismo martirio por el cual pasé yo.

    El rostro quebrado de Jacob era todo un cuadro de dolor. Huí de esa escena, pensando que alejarme en esos momentos era lo mejor que podía hacer.

    Volví sobre mis pasos hasta el coche plateado que me esperaba en un camino de tierra. Mi hermanastro ya estaba dentro, apoyando sus brazos sobre el volante y con la mirada ausente.
    Abrí la puerta del copiloto y me senté en el sillón, colocándome el cinturón de paso. Batallé con mi fuero interno constantemente para no voltear la vista de nuevo; necesitaba desaparecer ya mismo de todo ese caos.

    ¡Maldita sea! ¡¿Por qué soy yo siempre la causante de todos los problemas?! ¡Siempre por mi endemoniada culpa!

    Edward arrancó el motor y el trayecto comenzó en silencio. Ningún sonido salía de nuestras bocas, pero el ambiente estaba cargado de sentimientos oprimidos durante aquella tarde.

    La noche parecía llevar consigo demasiada oscuridad aquel día, las estrellas a duras penas eran visibles a causa de las nubes que se habían conciliado a lo ancho del cielo. Todo a mi alrededor sembraba terror ahora; los árboles que, desfigurados por la velocidad a la que íbamos, se asemejaban a grandes gigantes.

    No me atrevía a mirar a mi hermanastro a la cara, con una vez tuve suficiente. Eran tantos los sentimientos que revoloteaban por sus claros ojos, que me era imposible descifrarlos. Sus verdes pupilas eran algo parecido a un mapa, el cual yo no sabía leer.

    Pronto estuvimos de vuelta en la entrada del conocido garaje de nuestra mansión. El Volvo avanzó hasta detenerse justo sobre su plaza de aparcamiento y nadie movió ni un musculo cuando el ronroneo del motor dejó de sonar.

    —Dime en qué estabas pensando cuando has vuelto conmigo.— hablaba en susurros, pero su voz fue firme.

    Inspeccioné su rostro en busca de aquellos orbes esmeralda. Para mi desgracia estaban ocultos por sus párpados cerrados.

    —Jacob y yo hemos discutido…— no me alegraba demasiado mencionarlo, aunque tampoco iba a darle detalles del por qué de nuestra disputa.— Quería marcharme de allí; es todo.— finalicé, sin querer admitir que la mitad más loca de mi cuerpo estaba deseosa de volver a su lado aquella misma noche.

    —Tu amigo te conviene.— concluyó, echando su cabeza hacia atrás en su respaldo aún con los ojos fuertemente cerrados.

    —¿A qué..?— ¿Se estaba refiriendo a algo más que amistad con Jake?

    —No preguntes. Sólo hazme caso; Jacob está muy enamorado de ti y podría protegerte.— sus palabras salieron a borbotones de sus labios; algo iba mal en Edward.

    ¿Cómo diablos sabía que Jake sentía algo por mí? ¿Cómo se había enterado?

    Cuando volví a la realidad mi hermanastro había desaparecido, haciendo retumbar un portazo por toda la estancia.

    ------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Bien; decidido.
    Hoy iba a ser el día; nada de malos royos entre mis amigos y mis hermanastros. No señor. Ya estaba harta de sus altercados y su falta de respeto hacia el “enemigo”. Todo acabaría esta misma tarde; sí.
    A veces soy capaz de maquinar planes sola y sin la ayuda de la hiperactiva Alice.

    Jake,
    Por favor, venid esta tarde a La Push. Quiero tener una salida de amigos; dile a los demás que se apunten también.
    Ya sabes que no puedes negarte… ¿Eh?
    A las cinco en punto allí.
    Recuerda: amigos para siempre. ¿Mmm?
    Bella

    Jacob tenía que leer mi sms, era de vital importancia para mi maquinación.
    El caso era este: ya había convencido a mis hermanos para hacer una excursión a la playa esa misma tarde (Emmett, como siempre, se vio entusiasmado por la idea de hacer deporte en el agua). Ahora sólo faltaba conseguir que Jacob y mis amigos asistiesen también. Allí, misteriosamente, apareceríamos todos juntos y pasaríamos lo que quedase de día en armonía. Lo sé, no es un plan muy original; producto de ver demasiadas películas…

    —¡Bella! ¡¿Vienes?!— Alice ya me estaba llamando desde el piso de abajo; impaciente.

    —¡Voy!— avisé, recogiendo mi mochila del suelo y colocándola sobre mi espalda.

    Lo tenía todo listo: crema solar, toalla, patatas fritas, refrescos y mi bikini bajo el vestido playero que me había enfundado Alice. Ella me recordó que le debía una ocasión para vestirme como le diese la gana, así que no pude evitarlo.
    No me desagradaba en especial el vestido; era de tirantes finos, ceñido al cuerpo, de color azul verdoso, largo hasta un poco más arriba de mis rodillas.
    Lo admito: me incomodaba muchísimo verme tan… em… ¿poco cubierta? A escondidas cometí un “atentado contra la moda” (como lo llamaría Alice), y me coloqué unos shorts tejanos bajo la ropa. Nadie lo notaría; así mi hermana estaría contenta, yo estaría contenta y todos contentos.

    Bajé las escaleras a la carrera y salimos todos al exterior. Hacia un día estupendo, como predijo el hombre del tiempo aquella misma mañana. Era de listos aprovechar un día así en Forks, y más cuando este servía para colocar una bandera de paz entre personas a las que quería.

    Esme se ofreció a quedarse con Bear y Kiara, después de muchas suplicas, por supuesto.

    Emmett decidió llevarnos en su Jeep y a mí me tocó ir en los asientos traseros. El cochazo de mi hermanastro era tan inmenso que cabíamos de sobra cuatro personas en su parte posterior. Rosalie hizo de copiloto, mientras Emmett por poco nos mata con sus peripecias al volante mientras escuchaba Last Friday Night. A veces era tan infantil…

    —¡Manos arriba todo el mundo!— El muy inmaduro llegó a soltar el volante durante una décima de segundo antes de que Rosalie le golpease la nuca.

    —Mejor decir: manos en el volante Emmett Cullen.— la novia de mi hermano imitó su tono, algo cansada de las bobadas de éste.

    —Intentaba hacer más feliz el viaje.— Emmett hizo un puchero estilo Alice.

    —¡Un momento…! ¡Esa es mi cara de cachorrito! ¡Me la has robado!— gritó mi hermanastra.

    —¿Y si quiero utilizarla, qué?— Emmett metía más cizaña al asunto, encantado por conseguir hacer rabiar a Alice.

    Lo que yo decía; dos críos.
    —Entonces, me las vas a pagar. — Ni yo misma me creí que Alice se abalanzase sobre el asiento de mi hermanastro, debatiéndose con la sujeción de Jasper, quien nos ayudaba a retenerla desde los asientos traseros.

    —¡Alice, estate quieta!— vociferaba Edward desde el lado izquierdo de los sillones, estirando de un pie a nuestra hermana.

    —¡Retira lo que has dicho!— Alice estiraba del corto pelo de Emmett mientras chillaba con esa vocecita aguda suya.

    —¡Nunca!— la conducción zigzagueante de mi hermanastro se estaba volviendo peligrosa. ¡Parecía que íbamos en el coche de unos borrachos!

    —¡Queréis estaros quietos!— regañaba yo, al mismo tiempo que sujetaba los hombros de Alice.

    —¡Emmett la carretera!— Rosalie manejaba como podía el Jeep desde su lado del asiento.

    Creo que no he temido más por mi vida en mucho, mucho, mucho tiempo.

    Finalmente, conseguimos hacer entrar en razón a los dos cabezotas del grupo y llegamos sanos y salvos al el parking de La Push.

    Estábamos bajando del auto y casi como una costumbre, Edward y yo continuábamos lo más alejados que podíamos el uno del otro. En parte, eso dolía.

    —Un poco más y creí que no saldría vivo.— dijo Jasper, mientras saltaba de su asiento hasta el suelo.

    Me reí por el comentario, recordando los momentos de pánico que habíamos vivido dentro del Jeep.

    Una vez fuera, ayudé a descargar las colchonetas y flotadores hinchables que inundaban el maletero del coche. ¡De verdad que me hubiese gustado hacernos una foto todos juntos y cargados con cientos de trastos de playa! Los Cullen en plan turista; para hacer una fotografía, en serio.

    El paisaje seguía como cada año; las rocas y los acantilados, cada uno a un lado de la inmensa cala de la playa, las aguas turbias pero, hoy, con un brillo cristalino en la superficie, y el enorme desierto de dunas de arena hasta llegar a la orilla del lugar.

    Comenzamos a caminar por medio de aquella tierra blanca, pero yo me rezagué algo más buscando con la mirada un grupo de morenos jóvenes. No se veían a Jake o a los otros por ninguna parte.

    ¡Mierda! Adiós a mi plan…

    En parte, no sabía de qué me sorprendía. Había discutido con mi mejor amigo ¿y ahora pretendía que se presentase a esta “excursión” con mis hermanos cómo si nada hubiese pasado?

    Suspiré y dejé mi búsqueda.

    —¡Bella!— el aniñado sonido de una voz muy conocido llegó hasta todos nosotros.

    —¡Habéis venido!— se percibió perfectamente la sorpresa y la alegría en mí.

    A pesar de que Seth era el más pequeño del grupo, hoy parecía ser su portavoz y cabecilla. Los demás permanecían quietos detrás de él (¡Incluso Leah!), con alguna que otra mochila a sus espaldas. Poca cosa en comparación con nuestro equipaje playero.
    Me fijé en el rostro amargo de Jacob; no me gustó nada.

    Dejé mis cosas un momento en el suelo y abracé a Seth en cuanto estuvo más cerca.

    Mis hermanos continuaban a mi espalda, pero casi podía notar su perplejidad.

    —Por supuesto. Ni por asomo íbamos a perdernos una salida todos juntos.— Seth se apartó un poco de mi lado y dirigió su vista hacia mis acompañantes.— ¡Guay! ¡Aumentamos el grupo!— Siempre había envidiado el carácter optimista del chico.

    —Creí que no sería necesario avisaros de que estaríamos acompañados.— Aquella frase la dije para los dos grupos de personas, quienes no parecían muy contentos con mi “supuesto” despiste.

    —Pues venga, vamos. Necesitamos un buen lugar para tomar el sol, ¿no?— Estupendo… Rosalie ya estaba sacando su lado oscuro y frío.

    Todos asentimos y cargamos con nuestros objetos por mitad de aquel desierto de arena.

    Mantuve las distancias; tanto con Edward como con Jacob. Entre ellos continuaba habiendo una línea de tensión con la que prefería no cruzarme.

    Al fin, llegamos a la orilla y colocamos nuestras toallas lo más cerca del agua que nos permitió la marea. Lo bueno que tenían Forks y sus alrededores, era lo poco peligroso del sol para nuestra piel; por tanto no necesitamos sombrillas, ni nada por el estilo.

    —¿Alguien quiere sándwiches?— miré mi reloj de pulsera: las 6. Mmm… Sí, buena hora para merendar.

    —¡Uno para mí!— pidió Alice, mientras se tumbaba en su toalla fucsia.

    Rosalie le pasó un pequeño panecillo.

    Ya estábamos todos sentados en nuestras respectivas toallas, demasiado callados para mi objetivo inicial: juntar a mi grupo de hermanos con mi grupo de amigos.

    Ahora mismo, parecía como si entre nosotros se ciñese un gran muro de hormigón y yo estuviese en medio de él. A mi lado izquierdo; Seth, Leah, Jacob, Quil y Embry. A mi lado derecho; Alice, Rose, Emmett, Jasper y Edward.

    —¡Rubia, pásame uno!— dijo Jacob, sin ni siquiera mirar a la cara a la novia de mi hermanastro.

    ¡Uy..! Conociendo el carácter de Rose, más le valía no enfadarla…

    —Tengo nombre, ¿sabes?— contestó ella, con los ojos entrecerrados fijos en mi amigo.

    —Ah, perdona.— Jake mostró una falsa sonrisa y continuó.— Barbie.

    —Ja-ja, que gracioso.— escupió ella, con una risita arrogante.— Lástima que no hayamos traído comida para perros.— se vengó, mirando el tatuaje Quileute que tenía Jacob en su brazo.

    Recordaba cuando, en el orfanato, él me había explicado el significado de aquel dibujo: representaba la cara de un lobo aullando.

    —¿Por qué no…— me levanté rápidamente del suelo y busqué una excusa para dejar aquella conversación.— …vamos a bañarnos?

    ¿En serio vas a entrar en el agua, Bella?— me hundió la mini-yo.

    Todo con tal de no acabar en pelea.

    ¡Wau! ¿Había dicho yo eso?

    —¡Genial idea!— me apoyó Emmett, con su sonrisa de niño feliz.— ¿Una guerra de agua, Rose?

    —Sí, Rosalie. Acompaña a tu novio, no vaya a ser que se ahogue.— se burló Jasper, con ganas de participar en esa guerra.

    —Será mejor que corras, amigo mío.— amenazó Emmett.

    El gemelo rió a carcajada limpia y casi voló hacia el mar, donde se desató una batalla de ahogadillas.
    Alice pronto fue partícipe y Rosalie fue obligada a entrar en el agua por el bromista de su novio.

    Mis amigos quedaron estupefactos ante la divertida escena que se desataba; incluso atisbé a Quil reírse por lo bajo.

    —¡Eh, lobos aburridos!— gritó Emmett desde el agua.— ¿Os apuntáis o qué?

    ¡Increíble! ¡La cosa estaba funcionando!

    Vi cómo Embry y Quil se miraban significativamente, a la espera de una aprobación por parte de los demás. Nadie respondió, pero ellos dos se levantaron de donde estaban y se acercaron hasta la orilla.

    A los pocos minutos no se podían distinguir las múltiples figuras que se hundían, se salpicaban, caían en bomba o de cabeza en la playa y reían, reían sin parar.

    No pude evitar que parte de esa alegría se me contagiara a mí también, y mostré una pequeña sonrisa.

    Edward también se notaba contento y aquello me alegró.

    Lo tenía claro a estas alturas: me era imposible controlar mis sentimientos. Y éstos incluían a mi hermanastro y a la incondicional atracción que me producía. Sí, sí. Lo admito, ¿vale? Edward me atrae, ¡me gusta! Cómo prefiráis llamarlo…

    Respiré hondo ante mis locos pensamientos. ¿Quién iba a decir que acabaría gustándome la persona que más daño me ha provocado en todo el mundo? ¡Maldita sea!

    Bien… Sólo quedábamos Leah, Jacob, Edward y yo en aquellas toallas, aún con el muro invisible entre nosotros.

    —Am… Bells.— me llamó Jake.

    No dije nada, pero giré la vista hacia él.

    —Necesito… ¿Puedo hablar contigo?— me preguntó, cerciorándose de que mi hermanastro continuaba con la vista fija en el mar.

    —S-Sí…— susurré, intimidada por la mirada furibunda que me dedicó Leah.

    ¡Dios mío! ¡Era como si esto fuese el mismísimo infierno! Nada estaba donde debía estar…

    Jake se puso en pie y yo le imité, sacudiéndome el trasero de posibles restos de arena.

    Caminé tras él, dejando atrás poco a poco nuestro puesto cercano a la orilla. Eché un vistazo hacia las toallas, observando los ojos de Edward fijos en mí.

    ¡Ahh! ¡Su mirada me volvía loca!

    Volví mi cabeza para protegerme de la locura y casi choco con la espalda de mi amigo, que se acababa de parar junto a un acantilado y unas rocas.

    —¿El plan perfecto, no?— insinuó.

    —¿De qué hablas?— “mentiras + Bella” no hacen una muy buena combinación.

    —Hablo de esto.— Jacob señaló hacia nuestro “campamento” de toallas, colchonetas inflables y equipos para bucear.

    Quise negar que todo aquello fuese idea mía, pero mi amigo me conocía demasiado para saber cuándo mentía.

    —Me pareció buena idea hacer que os llevaseis bien…— tragué saliva, a la espera de su respuesta.

    Jacob se sentó en una de las rocas más grandes de por allí y palmeó su lado para que le acompañase.

    —Perdona por lo de ayer.— él hecho la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.— No es fácil para mí saber que otro te consigue y sin embargo no te merece.

    —Haber… Primero; deja de hablar de mí como si fuese un premio que se puede ganar o perder. Y segundo; nadie me ha conseguido, ni me conseguirá.— me crucé de brazos como una niña enfurruñada.— ¡Estoy harta de todo esto! Quiero que volvamos a ser Bella y Jake, los mejores amigos para siempre.

    —Me parece un buen trato. Aunque me va a ser difícil verte tan sólo como una amistad…— su mirada estaba cargada de dolor.

    —Todo era más fácil cuando estábamos en el orfanato.— suspiré. ¡Increíble que añorase un lugar del que siempre había querido salir!

    —En eso tienes razón.— sonreí al escuchar de nuevo a mi amigo socarrón, o al menos, intentando serlo.

    Él me abrazó por los hombros y yo apoyé mi cabeza en su fuerte pecho. Lo echaba mucho de menos…

    —Por cierto, estás muy guapa con ese vestido.— piropeó, mirándome de arriba abajo en cuanto quedamos a suficiente distancia.

    —Jake…— le regañé.

    —¡Está bien, está bien!— se disculpó, levantando las manos para pedir clemencia.

    Reímos al unisono; yo contenta por recuperar un poco de felicidad en mi vida. Necesitaba mucha más para poder sentirme completa, pero de momento, con haber recuperado, en parte, a mi mejor amigo bastaba.

    Continuamos hablando un rato más, Jacob me explicó todo el asunto de Leah y yo, por una vez, hice de amiga consejera. Me propuse ayudar a la chica para conseguir el amor de Jake. Olvidarse de mí sería lo mejor para él, lo menos que podía hacer era ayudarle en el tema del amor. Aunque… Pensándolo bien, yo tampoco era una experta.

    —Ah… Ya sé que seguramente no querrás mi consejo.— mi mejor amigo interrumpió mis cavilaciones y me miró de reojo. Alcé las cejas para impugnar curiosidad.— Pero mi opinión es que deberías luchar por lo que quieres.

    —Ingenioso….— coloqué una mano en mi barbilla, para hacerme la pensativa.— ¿Dónde has leído eso? ¿En una revista, un periódico?— Jacob no era la clase de personas de las cuales suelen salir frases profundas.

    —No. Todo ha salido de mi cerebro.— se dio unos leves golpecitos en su cabeza. Sonreí por la tontería.

    La conversación me estaba dando mucho que pensar. ¿A caso se estaba refiriendo a mis sentimientos por Edward? Ah, no, no, no… ¡No! Nadie iba a saber jamás lo que Edward me atraía. Ya era lo suficientemente duro soportarlo por mí misma…

    —No sé a lo que te refieres con eso.— me hice la tonta.

    —Vale, vale… Ahora en serio; sigo sin aprobar tus sentimientos, pero si son tan fuertes que nadie puede cambiarlos…— Abrí la boca negar aquello, pero él no me dejó.— Tal vez, lo más sensato sería seguirlos.

    Interioricé todas sus palabras y las analicé una a una; seguir mis sentimientos…

    —Y si… Supuestamente, ¿te da demasiado miedo guiarte por tus impulsos?— enfaticé ese “supuestamente”, para que no se notase que me estaba refiriendo a mi propia situación.

    Jacob bufó, pero después consiguió calmarse y volver a sonreír, un poco de mala gana.

    —En ese caso… En la vida hay que asumir riesgos.— Jake se encogió de hombros, pero su frase dejó huella en mi mente.

    Asumir riesgos…

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    Siento que la conti sea más corta que otras veces, pero ya veis que no tengo nada de tiempo v.v De verdad que intento subir lo antes posible, pero con el examen de economia que tengo de aquí a 4 días... Buff!! Estoy de los nervios :O
    En fin, ya teneis aquí conti y siento muuchiiiiiiiiiiisimo el retraso =(

    Por cierto, habrá una continuación de este cap. sólo que tendrá un nombre diferente jaja. ¿Qué hará Bella? ¿Seguirá los consejos de Jacob? ¿Aclarará de una vez cuales son sus sentimientos por Edward? Todo eso y mucho más en los próximos capítulos =)

    Espero que podais leer y me digais que os ha parecido. Cómo siempre, me ilusiona saber qué tal es mi fic para vosotros^^
    Subiré lo antes posible el siguiente.
    Un abrazoo

    JessCullen
     
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  17.  
    andrea gonzalez

    andrea gonzalez Iniciado

    Capricornio
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    Hahahahahaahah definitivamente me encanto este cap
    y valla que la actitud de rosalie me gusta!!- Tengo nombre sabes ( estilo rose)..
    en la novela es imposible juntarlos pero aqui me ha gustado bastante
    y que bueno que pusiste en claro la relacion de jake y bella como solo AMIGOS!!! y lo hiciste entender..
    En cuanto a Edward .. cuando sera el dia en que deje de ser tan callado y reservado .. realmente su actitud me molesta en ciertos casos
    COMO LE VA A DECIR QUE JACOB LE CONVIENEE!!! ¬¬' .. que pelee por lo q es suyo y soy feliz!! U_U
    Bueno amiga Nos vemos ! :) sigue la conti pronto ^_^
     
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  18.  
    Alix Cullen Bellamy

    Alix Cullen Bellamy Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
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    hOLA!!!!
    Me ha encantado el capi,
    juro que si de verdad Edward Cullen existiera lo raptaria y me lo quedaria solo para mi, es que es una ternuraaaaaaaaaaa
    bueno Jake tambien.
    Esto se pone interesante, Bella tomara una desicion?
    pff muero por leer la conti pero ntp si no la puedes subir luego estas ocupada y creeme te entiendo estoy igual.

    xOxO

    Alix Cullen
     
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  19.  
    Nattty

    Nattty Iniciado

    Acuario
    Miembro desde:
    14 Mayo 2011
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    hoola mi amiga!!!! que contenta me has dejado con el capitulo!!.. extrañaba mucho esta historia!!! .. pero comprendo a la perfeccion los motivos!
    me encanto el cap!!! tanto edward como jake son taaaaaaaaaan lindos!!! los dos le dan para adelante a ella con el otro jajajaja LOS AMO!! yo no sabría con cual quedarme... son perfectos los 2!!! me volveria loca!!! aunque acá queda claro que bella tiene solo ojos para ed!... . nose ya no aguanto mas! que este con alguno por lo menos jajajaja
    y leah siempre taaan aaarrgggg FASTIDIOSA!! no la soportooooo ¬¬, prefiero hastaa a rose mira para jake antes que a ella..pfff, con eso lo digo todo.
    bueno amiga!... perfecto el cap como siempre!! nose como le haces , con todo lo que tienes en tu vida cotidiana, pero los capítulos te quedan de maravilla... estaré esperando la conti con toooooooooda la paciencia del mundo que te mereces jejej :) UN ABRAZOTE
     
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  20.  
    St Jimmy

    St Jimmy Entusiasta

    Aries
    Miembro desde:
    31 Mayo 2011
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    175
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    Escritora
    Holaa!!! Gracias por invitarmee :))
    Pobre Jake, bueno por lo menos esta con Bella y la ayuda. Me da pena de Leah, es una tonta, pero es que le gusta Jake a si que es normal que sea asi.
    Avisame y tranquila por los examenes y SUERTEE
     
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