Ángeles y demonios.

Bueno antes de empezar el capitulo quería aclarar e informar algunas cosas.
Primero: la que delato a Inuyasha fue Yuca, no Kikyo. Y ella no va aparecer en este fic, solamente voy usar su nombre, recuerden que a Inu le modificaron sus recuerdos, así que es obvio que el no se va acordar de Kagome, ya que el piensa que su amada se llamaba Kikyo…
Segundo: por el momento, el nombre de Kagome no será ese, se llamara “Tirsa”, es algo que va a servir mas adelante, además ella cuando era ángel ya tenia ese nombre así que seria medio ilógico, lamentablemente el apellido no lo puedo arreglar. Pero cuando se resuelvan algunos problemas ella recuperara su nombre n.n

Ah, por ultimo este capitulo se lo dedico a mi hermana Gisel, que hoy la estuve molestando un buen rato y hasta me tuvo que dar de comer jeje. Esto es para vos hermanita, TKM!

Ahora si, sin mas que decir acá esta el capitulo n.n

************************************************************************************
Capitulo 2: Ella.

Por Inuyasha:

Me desperté con un increíble dolor de cabeza, sin mencionar los dolores que sentía en distintas partes de mi cuerpo, principalmente en mi abdomen. Examine el cuerpo que ocuparía mientras permanezca en la tierra, al menos estaba bastante bien, era casi parecido al mío, mi rostro no pude saber con exactitud ya que necesitaba un espejo, y en el estado deplorable en el que me encontraba era imposible ir a buscar alguno.
Mire al mí alrededor para ver si encontraba algo de mi interés pero solamente vi paredes blancas y una mesa y silla del mismo color, sinceramente ese color me deprimía. Estaba a punto de tratar de dormir cuando gire mi rostro a la derecha y pude divisar un gran ventanal, por el cual se podía observar el claro celeste del cielo. Cuanta nostalgia me trajo esa vista, durante mucho tiempo había compartido momentos maravillosos con mi amado ángel debajo de ese manto celeste, pero al mismo tiempo me invadía el peor dolor del mundo…la soledad. Hasta el peor demonio aborrecería ese destino y lamentablemente justo a mi me toco esa desdicha.

Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no me percate de que alguien había entrado en la habitación, solo reaccione cuando escuche su vos, que fue como música para mis oídos me dio una paz que no había sentido en mucho tiempo, así que decidí voltear para ver de quien se trataba pero lo que vi me dejo completamente sorprendido, al punto de hablar inconscientemente.

—Kikyo…—pronuncie casi en susurro, mas ella lo oyó, sin embargo su cara mostraba sorpresa y confusión, como si no supiera de quien hablaba.

Mis ojos observaron detenidamente su rostro, era ella…estaba seguro… ella, era mi amado ángel y estaba justo frente a mi. Su mismo rostro, su dulce aroma, sus ojos… ¿Sus ojos? Un momento, los de ella no eran así, siempre eran fríos y no mostraban expresión alguna, sin embargo los de esta mujer, eran muy expresivos, con solo mirarlos podías ver su alma.

—Disculpa, pero creo que me estas confundiendo con otra persona, —Me dijo la muchacha y se acerco mas a mi—yo me llamo Tirsa Higurashi, soy uno de los cirujanos que estuvo en tu intervención, un gusto—extendió su mano hacia mi, y al tocarla una sensación increíblemente deliciosa me invadió — ¿Con quien tengo el gusto?

¿Con quien tenia el gusto?, que respuesta podía darle, podría decirle mi nombre e inventar algún apellido, y lo demás que me preguntara vería la forma de evadirlo, pero no podía pensar en nada, las palabras no salían de mi boca, ¡¿Que diablos me estaba pasando?! Ella hacia que me sienta inseguro y sumamente nervioso, y no sabia porque…o quizás sea el hecho de que se pareciera tanto a Kikyo.

—Inuyasha…Inuyasha Taisho—. Le dije casi dudando.

—Muy bien, entonces es un gusto conocerle Sr. Taisho—. Me sonríe y ese gesto provoco que mi alma se estremeciera—dígame, ¿Cómo se sientes? ¿Tiene algún mareo?

—Me siento un poco adolorido, principalmente en la zona de mi abdomen, y la cabeza se me parte en dos—. Mientras le contaba ella me miraba seria y asentía a todo lo que le decía.

—El dolor es común ya que la anestesia perdió su efecto, y por lo visto los calmantes que le suministraron no sirvieron de mucho ya que se encuentras consciente—. Al mismo tiempo que me explicaba hacia anotaciones en una libreta— Sufrió heridas graves en su abdomen, y una fuerte contusión en su cabeza, pero por suerte pudimos intervenir a tiempo y ahora esta fuera de peligro, ahora mismo mando a una enfermera a que le suministre algunos calmantes para que pueda aliviar el dolor—enfoco nuevamente su mirada en mí, y otra vez me regalo esa bella sonrisa—Bueno tengo que seguir con las vueltas, en un momento vendrá la enfermera…fue un placer Sr. Taisho.

—Si, igualmente Dr. Higurashi— vi como desaparecía por detrás de la puerta y una sensación de soledad invadió todo mi ser…La quería conmigo, quería que se quedara.

Por Tirsa (Kagome):

¿Que fue lo que sucedió ahí adentro? ¿Por que me siento así?, como si al dejarlo se perdiera una parte de mi.
Cuando lo vi por primera vez, un sentimiento de nostalgia me invadió, pero al ver sus ojos, esos extraños ojos dorados era como si recupere o encontré algo que busque durante mucho tiempo…

Por la narradora:

Mientras los dos jóvenes debatían los sentimientos que surgieron durante su encuentro, el señor de los infiernos observaba divertido lo que acontecía. Después de todo su plan iba viento en popa, ellos no se reconocieron a pesar de estar tan cerca, y sin saberlo ellos mismos podrían ocasionarse un dolor irreparable.

— ¿Me mando a llamar mi amo?—pregunto el demonio con apariencia de sapo.

—Ve con Inuyasha e infórmale de quien es el alma, ese incompetente no lo sabe.

—Como usted me ordene amo bonito.

—Ahora si que se pondrán divertidas las cosas—pensó con malicia aquel ser.

De nuevo en el hospital.

La joven doctora se encaminaba al pabellón de terapia intensiva mientras pensaba en ese muchacho y sus extrañas orbes doradas, que tanto le fascinaron.
Cuando llego se encargo de revisar los diagnósticos de todos los pacientes, como iba su evolución, y si era necesario consultaba con algunos de sus colegas algunos pasos a seguir en ciertos casos.

En la habitación 113, un muchacho de cabellos azabaches se encontraba dormitando a causa de los medicamentos que recientemente le fueron suministrados por una enfermera. Mas su descanso se termino debido a la repentina aparición de un pequeño demonio mensajero.

—Señor Inuyasha, he venido aquí para informarle el nombre del mortal, que usted debe condenar—. Le informo el pequeño con apariencia de animal, pues su cuerpo de la cintura para arriba era como los demás demonio (todos tienen forma humana, solo algunos tienen algunas cosas que los otros no, como las orejas de Inu) y de su cintura para abajo era de una cabra.

—Esta bien, ¿Dime de quien se trata? —. Como ya se sentía mejor, se sentó en la cama.

—Su nombre es Tirsa Higurashi, trabaja en este hospital—Finalizo guardando una pequeña libreta—Nuestro señor dijo que no tiene limite de tiempo, te puedes tomar el tiempo necesario, pero quiere que esa alma termine en sus manos—. Y así como vino desapareció.

El joven de ojos dorados estaba en shock, ese nombre, esa alma, era de ella, la hermosa doctora que lo había atendido, el tenia que condenarla, y eso no le agradaba para nada.

La tarde había acabado y la noche comenzaba a extenderse por toda la ciudad. En uno de los tantos consultorios del instituto, una bella joven de ojos chocolates se arreglaba para retirarse a su hogar. Mas ella quería verlo una ves mas, ver a ese hombre que le llamo tanto la atención, así que se dirigió a la habitación donde se encontraba Inuyasha. Al llegar lo vio recostado en la pared con la cabeza gacha, y cuando quiso decir algo el la interrumpió.

—Hola…otra vez—. Al mismo tiempo que hablaba alzo la vista y clavo sus orbes en la doctora.

—H-Hola Sr. Taisho… ¿Come sigue? —estaba nerviosa, estaba completamente nerviosa—Esta es mi ultima vuelta, y quería ver si se le pasaron los dolores.

—Así que estaba preocupada por mi…—. Una sonrisa arrogante apareció en su rostro, el le había llamado la atención, eso le gustaba, y mucho —entonces me alegro, pequeña.

—Yo…etto…yo solo estoy dando las últimas vueltas para ver la condición de mis pacientes y nada más Sr. Taisho—contesto rápidamente la joven, al mismo que volteaba su rostro para que el no vea el pequeño, pero aun así visible, sonrojo que se apodero de sus mejillas.

Inuyasha iba a decir algo pero fue interrumpido por una enfermera de edad avanzada que había entrado en la habitación.

—Disculpe que la moleste doctora, pero su prometido la esta esperando en la recepción.

—Bankotsu… ¿El esta aquí? —pregunto entre algo molesta y sorprendida, ya que el casi nunca iba a buscarla en el trabajo.

—Si, llego hace unos treinta y cinco minutos, y desde entonces la estoy buscando.

—Oh, discúlpame Kyoto, por haberte creado esta molestia—hizo una reverencia en forma de disculpa y se volteo hacia Inuyasha—Tengo que irme, que descanse.

Y sin decir mas se marcho de la habitación, dejando a un Inuyasha hirviendo de los celos, y aunque no lo entendía, le desagradaba demasiado la idea de que ella tuviese un prometido.

—Así que prometido eh…bueno, bueno pequeña, prepárate por que no sabes lo que te espera…—dijo para si mismo el joven, y en su vos se notaba mucho resentimiento.

Continuara…

 

Hola chicas, lamento la demora de la conti, es que estaba ocupada en un trabajo muy importante para mi carrera, además que me cocino todas mis neuronas y me dejo sin inspiración u.u ahora voy a tratar de postear mas de seguido, y sin mas que decir les dejo la lectura :3

Capitulo 3: Viejos enemigos.

La joven doctora caminaba tranquilamente por los pasillos, y en su mente aun rondaba el semblante de Inuyasha cuando se entero de que estaba comprometida, podía jurar que esa noticia lo molesto ya que sus facciones se endurecieron y su seño se frunció, mas no sabia el porque…apenas habían hablado ese día y el no tenia porque haberse molestado, pero debía admitir que tampoco fue de su agrado que el se enterrara de eso.

Tan concentrada estaba en sus cavilaciones que no se percato de que había llegado a la recepción y que su prometido estaba a punto de abrasarla, solo lo noto cuando se sintió rodeada por unos enormes brazos que la aprisionaban. Levanto la vista y ahí estaba el, el hombre que amaba desde que era solo una adolescente, Bankotsu Kaidohu.

Este era un hombre muy apuesto, de piel morena y enormes y bellas orbes azules que si las mirabas por mucho tiempo te quedabas hipnotizada. Traía puesto un pantalón de vestir negro a juego con sus zapatos, y una camisa blanca con los primeros botones desprendidos, en verdad toda una tentación para una mujer.

—Hola linda, —hablo el joven mientras alejaba un poco a su prometida para verle el rostro—te extrañe mucho el día de hoy.

—Hola cielo, —. La azabache le contesto sonriente, ella también lo había extrañado mucho—yo también te eche de menos y mucho.

—Me alegro entonces preciosa, oye Tirsa ¿Te parece si vamos a cenar?

—Si por que no, tengo un poco de hambre el día de hoy fue agotador y no paramos en todo el día—. En si el día había sido agotador por el encuentro con Inuyasha, fue algo tan fuera de lo común, al menos para ella.

—Entonces esta decidido, ve a buscar tus cosas que yo te espero afuera con el coche.

—Esta bien, nos vemos afuera—. Así la joven se marcho hasta su consultorio dejando solo a su prometido.

Bankotsu iba a marcharse de ahí cuando una vos lo llamo, y al darse vuelta vio que era su hermano Jakotsu. Los dos tenían una muy buena relación, aunque para ser sinceros era con el único que se llevaba bien de sus siete hermanos, a pesar de que este ultimo tenga unos gustos raros con respecto a sus parejas.

—Hola hermano—exclamo contento el doctor de gustos extraños—que alegría verte por acá, aunque supongo que viniste por tu pequeña prometida, ¿O me equivoco?

—No te equivocas en lo más mínimo—. Y una sonrisa arrogante apareció en su rostro, eso verdad, desde que logro que ella al fin lo amara el no pretendía dejarla sola ni un momento.

—Te conozco muy bien, además no se de que te preocupas tanto si pronto se van a casar y la tendrás todo el tiempo que quieras, y sacando eso, ella esta muy enamorada de vos.

—Si eso lo se, pero—. Su semblante cambio a uno mas serio—Hoy al mediodía cuando estaba en la oficina una sensación bastante fea me invadió, no se como explicarlo, solo se que tenia que ver con ella y por eso vine a buscarla.

—No entiendo por que te haces tanto drama, pero en fin no tenes de que preocuparte, al menos ella esta bien, no como los pobres que llegaron hoy al mediodía.

—¿Pobres? ¿Hoy al mediodía?... ¿que fue lo que sucedió? —. Algo en las palabras de su hermano llamo su atención.

—Veras hoy al mediodía hubo un grabe accidente, y hubo muchos heridos, y algunos muertos—explicaba con seriedad Jakotsu, hasta que su de repente su semblante se volvió soñador y sus mejillas se enrojecieron—quizás esto suene mal, a que soy un medico y va contra mi ética, pero de cierta forma me alegra que aya ocurrido ese accidente, ya que conocí al amor de mi vida.

—Tenias que ser vos, solo a ti se te ocurre bromear con esas cosas, y haber dime, ¿Quién es mi cuñado? —. Su pregunta estaba cargada de sarcasmo a pesar de la mirada molesta de su hermano.

—Búrlate todo o que quieras, pero el es simplemente perfecto, hoy intervenimos en su operación Tirsa y yo, y cuando vi su rostro cupido me flecho—. Jakotsu estaba completamente emocionado mientras le contaba a su hermano como era el joven.

—Oh vaya, pero dime ¿Cómo estaba de cuerpo?, es decir, no le faltaba las extremidades jajaja—. Le encantaba molestar a su hermano cuando estaba así de ilusionado.

—¡Que idiota! El es todo un dios griego, es simplemente perfecto, sin embargo lo que mas me llama la atención son sus ojos…sus bellos ojos dorados—Bankotsu se callo de un momento a otro, ese color le traía malos recuerdos—pero su nombre, ahhh le calza perfectamente…Inuyasha, Inuyasha Taisho.

Al Bankotsu era como si le cayera el mundo encima, no podía ser cierto, su hermano se tuvo que haber confundido a decir ese nombre.

Aquellos viejos y dolores recuerdos de tiempos pasados invadieron su mente, y esos ojos dorados que tanto odiaba al igual que su dueño hicieron presencia por arriba de todos sus recuerdos. Era imposible que el este ahí, pero debía sacarse la duda antes de que sea demasiado tarde.

—¡¿Donde esta?! —pregunto completamente sacado de si el moreno—¡¿En que habitación se encuentra?!...no hablo con Tirsa ¿verdad? —. Eso último hizo que su corazón se encogiera del miedo a pensar que perdería a su amada.

—Oye que te pasa, contrólate y además ¿Para que quieres saber eso? ¿Y que tiene que aya hablado con ella? —¿Qué le pasaba a su hermano? El no era así, nunca se salía de control.

—Jakotsu solo limitate a responder, ¿Lo hizo o no? —tenia que saber eso ahora mismo.

—Esta bien, esta bien no te enojes que nadie te soporta cuando te pones de esa forma, Tirsa si hablo con el pero solo fue por que debía dar sus vueltas, no es motivo para que te celes—. Tuvo la intención de molestar a su hermano por un momento, pero al ver la cara de este cuando escucho que aquellos dos si habían hablado prefirió solo contestarle y nada mas—y mi amado Inuyasha esta en la habitación 113.

Y antes de que el doctor pudiera decir algo mas el moreno salio como alma que lleva el diablo a esa habitación. Jakotsu se dio la vuelta y siguió sus rondas como si nada, no comprendía a su hermano, y no tenía la intención de hacerlo, al menos no por ese día.

Mientras tanto…

Tirsa por fin había podido recoger todas sus pertenencias, había tardado bastante, mas de lo esperado así que se apresuro en ir en busca de su prometido, no quería que se enojara, mas sabia perfectamente que el nunca se enfadaría, siempre fue demasiado condescendiente con lo que con ella tenia que ver.

Al salir al aparcadero no lo vio, solo al Audi TT negro que pertenecía a Bankotsu estaba estacionado, mas del no había ni señales. Así que decidió esperarlo, se recostó sobre la puerta del coche y nuevamente sus pensamientos rondaron en torno lo que pasó ese día, pero rápidamente sacudió su cabeza y trato de sacarse de sus pensamientos a Inuyasha.

Se puso a pensar en Bankotsu, en su boda que se llevaría a cabo en poco tiempo, en cuando se conocieron…

Eran las vacaciones antes de entrar en segundaria alta, su familia y ella se fueron de vacaciones a Okinawa a casa de unos parientes bastantes acomodados en la sociedad.

Pasaron las primeras semanas sin nada interesante que hacer, hasta que unos de sus primos le propuso ir a una feria que se había instalado en el pueblo, y claro ella gustosa acepto.

Todos los más jóvenes de la familia fueron, los adultos prefirieron quedarse a pasar de una velada entre viejos amigos.

Cuando llegaron allí todos se fueron por distintos lugares, ya sea a los juegos, a los puestos de comida o a las atracciones. La azabache se dirigió a los juegos de puntería, pues ahí había visto un hermoso perro blanco de peluche que le encanto, siempre tuvo preferencias por los caninos y esa no era la excepción. Compro boletos y disparo las fichas que tenia, mas ninguna dio en el blanco, su puntería era totalmente pésima, y desilusionada por no ganar nada y perder todo su dinero se dio la media vuelta para marcharse, pero una voz le detuvo.

—Dime, ¿Cuál de todos te gusto? —. Un joven de unos quince años de edad, moreno y de ojos azules le pregunto a la muchacha mientras en su mano tenia el rifle del juego.

—Bueno yo…—. Era hermoso, y esos ojos por unos momentos se había perdido en ellos, mas enseguida volvió en si—m-me gusto el p-perrito blanco…—. La pobre muchacha estaba que se moría de los nervios con solo mirarlo.

—Esta bien, ese entonces—. Y con una sonrisa bastante arrogante adornando su rostro se dispuso a ganar el pequeño peluche, lo cual no le costo en lo mas mínimo—ten es un regalo.

La azabache no sabia que contestar, pero no dudo mucho en agarrar el pequeño peluche y expresado un muy silencioso gracias, que apenas fue escuchado por el moreno.

—Y dime, ¿Eres de por acá?

—Y-Yo no vivo acá, vine de vacaciones con mi familia… ¿Y tu? —. A pesar de estar nerviosa, quería saber de el, hubo algo que llamo su atención, además era la primera ves que se fijaba en un muchacho.

—No, también estoy de vacaciones con mi familia…oh pero que tonto de mi parte, ¿Cómo te llamas?, yo me llamo Bankotsu Kaidohu.

—Tirsa Higurashi, un gusto—. Con una sonrisa le estrecho la mano, y así pasaron toda la noche juntos.

Así pasaron el verano en compañía el uno del otro, y para suerte de ambos los padres de Bankotsu decidieron mudarse a Japón, fueron a la misma segundaria en donde se volvieron novios, y desde ese entonces estaban juntos.

Tirsa rió levemente al recordar que el siempre estuvo con ella, la protegió y la amo, por eso y mas era que lo amaba, y lo consideraba el único hombre de su vida. Mas las cosas iban a cambiar de una manera que ella jamás se esperaría.

En los pasillos del hospital…

El joven de orbes azules se encontraba histérico pues no podía hallar la habitación que buscaba, y cuando se iba a dar por vencido a un laso del pasillo al fin dio con el cuarto que tanto buscaba. Entro sigilosamente en el y vio a un hombre de mas o menos su edad dormitando en la cama. Era el, aquel asqueroso demonio que una ves fue su rival, podía reconocerlo fácilmente por mas que este como un humano. Se acerco lentamente, y cuando estuvo a un lado de la cama Inuyasha hablo haciendo que este se asustara, aunque pudo disimularlo.

—¿Se te ofrece algo? Porque que yo vea no tenes pinta de ser doctor y medico, y estas no son horas de visita—.al terminar de decir todo eso, Inuyasha abrió los ojos completamente y se sentó en la cama.

—No te hagas el idiota demonio ¿Qué haces acá? —. Estaba furioso, enzima que había vuelto para hacerle daño a su amado ángel, se hacia el que no sabia quien era el.

—¿D-demonio? —Inuyasha no sabia que pensar, el le dijo demonio, era imposible que el supiera su identidad—¡¿A quien le llamas demonio idiota?!

—¡Ja!, no te hagas el inbecil, por mas disfraz que tengas te reconozco perfectamente, ese asqueroso olor a demonio perro que tenes es inconfundible.

El albino estaba en shock, ese no podía ser un humano común, nadie que sea mortal podía saber quien era el en verdad.
Iba a preguntarle quien era, y si era necesario lo obligaría, mas la misma enfermera que lo había interrumpido cuando estaba con la doctora hizo su aparición.

—Joven Kaidohu, ¿Qué hace acá? ¿Conoce al muchacho?

—Algo así Kyoto, digamos que somos viejos conocidos—. Se acerco al ambarino y le hablo despacio, solo para que el oyera—escúchame bien, no dejare que la apartes de mi laso, eso tenlo por seguro y no me importa si tengo que matarte, no dudare en hacerlo.

Y sin decir alguna palabra mas se dio la vuelta y salio de la habitación, dejando atrás a un confundido Inuyasha. Este último no entendía por que le dijo todo eso, pero ese sujeto no le agrado en lo mas mínimo, y por mas que no sabia quien era se dispuso a hacerle la vida imposible una ves que cumpliera su propósito ahí.

Continuara…