¿Quien es mi guardian?

Re: ¿Quien es mi guardian?

Gracias a nuestros lectores:​

Shezzi, SuMi-cHan, Izayoi sama, Devil kiss, ShInDeRu got, kinary, Inuyassha.​

Anteriormente en el capitulo 25:

Si, le había dolido esa respuesta tan directa y muy fuerte para un pequeño de ocho años que hace poco vino a vivir con su abuelita, para cuidarla, para ayudarla, pero ¿ahora que serviría el si muriera Kaede?, para Sango fue como una apuñalada a su garganta, si muriera Kaede… entonces ¿Qué familia tuviera Kagome? Ella era la única de su “familia”. Pero ¿Qué podrían hacer ellos? Solo tendrían que esperar a recibir malas o buenas noticias…

Capitulo 26:

Inuyasha y Koga no paraban de correr, aparte de que tenían miedo de que algo grave le pasara a Kagome también estaban nerviosos por Kaede; por alguna razón o tal vez fue su instinto de que ambas estaban en grave peligro. Ese pensamiento los asusto demasiado. Pero se detuvieron en seco cuando observaron un bosque enfrente de ellos.

- ¡Oye Koga! ¡El aroma de Kagome no para aquí, eso significa que esta dentro del bosque! – Anunció Inuyasha un poco molesto con el mismo ya que estaba ayudando a la persona que menos quería ver.

- ¡Eso ya lo se! ¡Sigamos…! – Contestó Koga, estaba a punto de correr, para buscar a la persona muy importante para el. Pero…

- Lamentablemente eso no se va a poder… - Se escucho una voz femenina desde una de las ramas de los árboles.

- ¡Kagura! – Gritó Koga molesto.

- Maldita; ¡Déjanos pasar! – Gritó furioso Inuyasha.

Ella solo sonreía por las actitudes de los dos; a pesar de que no se llevan bien estaban unidos con un solo propósito. Recuperar a Kagome. Como si hubiera adivinado sus pensamientos, colocó su abanico en su hombro derecho, Koga se dio cuenta de que quería atacarlos pero ¿Por qué no lo hacia de una buena vez? Era un buen momento para hacerlo.

- No puedo distraerme con cualquier cosa que se me ponga en frente, debo ir por Kagome – Pensó Inuyasha – Entonces… debo… - Pensaba dudosamente mientras preparaba sus garras afiladas ya que era su única técnica de ataque.

- ¡Oye bestia que ni se te ocurra atacarla! – Gritó Koga un poco enfadado, no con Inuyasha si no por el mismo. Maldijo por un momento su decisión - ¡Ella solo intenta distraernos; seguramente tiene algo que ver con el comportamiento de Kagome!

- ¿Apenas se están dando cuenta? – Rió por un momento – En estos momentos Kagome se encuentra un poco lejos de este lugar; pero cuando acabe con ustedes estará mucho mas lejos.

- Maldita – Pensó Koga con enfado - ¡Bestia tu ve por Kagome!, si peleamos los dos seguramente Kagome se alejara mas de nosotros – Cuando dijo estas palabras empuño su mano con mucha fuerza.

- ¿Pero Koga…? – Inuyasha quería preguntarle muchas cosas, pero ¿acaso era el momento? Además ellos ni se llevaban bien; pero esta vez Inuyasha se sorprendió mucho por las palabras de Koga.

- ¡No me mires así bestia! ¡Recuerda que tengo un asunto pendiente con ella! – Gritó el con mucho enojo – Yo vengare a los Hitomi… aunque gaste toda mi vida en conseguirlo – Pensaba Koga mientras fruncía el seño.

Inuyasha no quiso a quedarse ver la pelea así que se fue lo mas rápido que pudo; Kagura al ver que se retiraba extendió por completo su abanico con intenciones de herirlo tan siquiera, pero Koga se lo impidió dándole un golpe en su rostro, causando que se cayera de la rama del árbol y cayera al suelo con fuerza. Ella solo se sobo su mejilla.

- Hmph, y yo deseaba rescatarte yo mismo – Pensó Koga – Pero no tengo otra opción – Esta vez empuño sus manos con fuerza ya que miraba que Kagura se levantaba para lanzar uno de sus ataques.







Kagome, ella estaba en un hermoso lago con muchas luciérnagas y sobre el había un puente de madera sin barandal, jamás en si vida había visto un paisaje tan hermoso, además no parecía tener algo de malo. Pero alguien interrumpió sus pensamientos apareciendo de la nada y con un espejo en manos. Pero en vez que el espejo estuviera azulado estaba rojo.

- ¡¿Kanna?! ¡¿Acaso ella me estaba manipulando?! – Pensó un poco asustada Kagome.

Kanna solo reflejo el rostro de Kagome en su espejo; esto causó que Kagome se asustara aun más. Tanto que esta le temblaban las piernas.

- No tengas miedo – Habló Kanna para después acariciar el espejo – Ya pasara.

En ese momento Kagome sintió como su cuerpo se volvía frío, cerró sus ojos fuertemente, ahora su calida y dulce mirada se volvió a una sin sentimientos. Al notar esto Kanna retiro su mano del espejo. Y se retiro de ese lugar sin decir nada más. Después Kagome se quitó los zapatos con el mismo pie y se dirigió al lago. El agua le llegaba hasta el tobillo ya que apenas la había tentado.

- ¡Kagome! – Se escuchó gritar una voz varonil y fuerte. Ella al escucharlo, entro por completo al agua nado rápidamente hasta llegar a lo más profundo del lago.

Inuyasha, el joven que la perseguía y llamo su nombre hizo lo mismo que ella. En el fondo del lago se encontraba una espada vieja y oxidada pero ¿Qué hacia una espada en ese estado en un lago? No quiso responderla ya que tenía que recuperar a Kagome lo más rápido. Ella solo tenia intenciones de tomar la espada, pero Inuyasha la agarro del brazo primero con intenciones de llevarla a la superficie.

- ¿Qué demonios te sucede Kagome? – Se preguntaba Inuyasha en su mente ya que ella actuaba muy extraño. Ella no era la misma desde que le sucedió el ataque de corazón a Kaede.

De las manos de ella salieron garras e intentaron lastimarlo pero el las esquivó con un movimiento rápido. Aunque ella era humana tenia poderes; este movimiento lo desconcentro tanto por que estaba inmenso en sus pensamientos que la soltó y Kagome aprovecho para soltarse y alejarse de el.

- … ¿Inuyasha? ¿Ha venido por mí…? – Se preguntaba Kagome; a pesar de no tener control de su cuerpo todavía podía tener control de su mente. Aunque fuera solo para hablar consigo misma - ¿Pero, por que? Si sabe que esto es peligroso… ¿Por que lo hace?

Ella solo agarro la espada que estaba en el lago y subió a la superficie por si sola. No le importo si Inuyasha todavía no salía todavía del agua; pero en su mente sabia perfectamente que Inuyasha no era un experto en natación, era lo que menos le gustaba. Ya en la superficie miro por última vez el lago para después retirarse nuevamente. En ese momento Inuyasha apenas logro salir del agua, miro hacia los lados para ver si la veía; como no la encontró con la vista decidió usar su olfato para encontrarla. Después de todo su olor era único según el.







Kagura movía ágilmente el abanico intentaba de una u otra forma herir a Koga; pero era de esperarse de un youkai que esquivara con gran facilidad sus ataques. Eso la molesto demasiado; en cambio Koga a pesar de estar peleando no pudo quitarse la preocupación que tenia por Kagome. En realidad le valía si Inuyasha tuviera que dar su vida para recuperarla.

- ¡Veo que te has vuelto mas fuerte! – Comento Kagura de forma burlesca pero no paro de atacarlo.

- ¡Tienes razón Kagura! ¡Ya que tu estas aquí solo para distraerme…! – Contestó el - ¡Pero yo tengo una razón para estar peleando! – En un descuido de Kagura; Koga aprovechó para darle una patada en su estomago haciendo que ella cayera al suelo - ¡Yo quiero ir hacia donde esta Kagome! – Finalizó el con una mirada triunfante por que consiguió su objetivo.

Ella en ese momento estaba asustada pero no podía demostrarlo enfrente de su enemigo. Cerró sus ojos lentamente y curveo sus labios rojos. Esto enfureció a Koga pero aun así se sintió victorioso.

- Hmph, no comprendo por que hay gente que vive de esos sentimientos – Añadió Kagura – Además un verdadero guardián no necesita de esos sentimientos.

- ¡Cállate! ¡Tu solo piensas por ti misma…! – Gritó Koga.

- No; esta vez estas equivocado – Decía ella mientras movía sus manos sobre la tierra Con intenciones de encontrar el abanico que se le había caído. No se dio cuenta Koga – Yo le sirvo a alguien, si fuera por mi misma ni siquiera estaría involucrada en la búsqueda sobre los pergaminos.

- ¿Pergaminos…? – Se preguntó Koga así mismo en su mente.

Cada vez mas Koga estaba mas confundido ¿Qué demonios era eso? Pero lo mas importante ¿Qué tenia que ver con el? Muchas preguntas pasaron por su mente; esto le dio oportunidad a Kagura para alcanzar el abanico y tomarlo en sus manos frágiles como una pluma.

- Pobre Koga tan confundido – Dijo Kagura, el solo la miraba con rencor y sed de venganza – ¡Deberías descansar en el otro mundo!

Kagura lanzo un ataque pero esta vez no fue el de las cuchillas si no uno que formaba una especie de remolino. Esto incomodo a Koga. El abanico lo agitó y el remolino fue directo hacia el causándole grandes heridas en sus brazos y piernas, el no pudo mas y se cayo de rodillas al suelo. Respiraba agitadamente y cerraba sus ojos del puro dolor.

- No pienso perder mas tiempo contigo – Tomo una pluma de su cabeza con intenciones de irse lo mas rápido de ese legar, ya que sentía que si se quedaba mas tiempo probablemente perdería contra Koga.

- ¡No te dejare escapar…! – El intento golpearla aunque sea para dejarla herida. Maldijo el momento que se distrajo por los pergaminos que había mencionado. Pero cuando estaba a punto de dañarla ella desapareció repentinamente en el viento.

Enfurecido Koga se sentó en uno de los árboles que estaba ahí, después de todo era un bosque; estaba muy herido, tanto, que no se podía mover ya que la mayoría de los ataque fueron dirigidos a sus piernas.

- Como pude dejarla escapar… - Lamentó el y cerró sus ojos con fuerza – En estas condiciones no puedo salvar a Kagome… - Por un instante se le vino imágenes de ella, sonriendo como siempre, su bello rostro iluminado con unas rosas que el le había regalado. Pero la ultima fue mas difícil para el…

*Flash Back*

- Koga, solo haz lo que puedas, no te esfuerces demasiado – Dijo ella – Kaede estaría muy triste si te viera de esa manera – Mostró una débil sonrisa.

- ¡Si quieren quédense aquí! ¡Yo de todas maneras salvare a Kaede! – Jamás que Koga recuerde se había enojado tanto como en ese momento, ni mucho menos haberle gritado inconscientemente a Kagome - ¡Los inútiles son siempre los más débiles!

*Fin Del Flash*

- Después de todo sigo siendo inútil… Siempre que ella esta en problemas el guardián que la rescata… es Inuyasha… como lo envidio – Finalizó Koga para después observar el cielo y su luna.







Inuyasha corría desesperadamente miraba hacia todos lados para poder encontrarla ya que su olfato no podía localizarla, ¿Cómo lo hizo ella para escaparse de eso? El maldecía cada momento que la buscaba. Por que mientras mas lo hacia mas se desesperaba. Llegó el momento en que el paro en seco para poder escabullirse de sus pensamientos.

- ¿Dónde esta? ¿Dónde se escondió? – Era lo único que pasaba por su mente. Olfateaba el aire pero nada, ni rastro de ella.

Había varios árboles alrededor de el; claro que no eran iguales pero eso si eran medianos. Silencio; era lo único que se escuchaba, pero rápidamente Inuyasha sintió que alguien se acercaba detrás de el a gran velocidad, el volteo y miro a Kagome apunto de atacarlo. El la esquivó para después tomarla del brazo fuertemente pero sin herirla ni causarle ningún dolor.

- ¡Kagome reacciona de una vez! – Es lo único que se le ocurrió decirle a ella.

- ¡Inuyasha es mejor que huyas de aquí! – Gritaba Kagome en su mente ya que se dio cuanta que sus manos de nuevo salían garras – No quiero herirte…

Inuyasha no se daba cuenta ya que estaba entretenido con la mirada fría y despiadada de Kagome; cuando volvió en si era muy tarde por que Kagome le enterró sus garras en su estomago causando que Inuyasha cayera de rodillas al suelo y ella solo se quedó parada.

- ¡Inuyasha! – Un nudo en la garganta se le formo a ella, al ver esa escena tan cruel, pero lo que más le dolía es que ella era la causante – Inuyasha…

Ella cerró sus ojos no soportaba verlo así, sin poder ayudarlo y estando enfrente de ella y tomando su mano. Aun no la soltaba por que tenía miedo de que se escapara de nuevo. Todo eso para rescatarla.

- Kagome… - Menciono el con dificultad – No te vallas…

Ella no respondió solo se quitó de su agarre con fuertemente. Inuyasha estiró su mano para poder alcanzarla pero le fue inútil ya que ella dio tres pasos hacia atrás para alejarse pero sin dejar de mirarlo.

- ¡Inuyasha! ¡¿Qué hice?! – Se preguntaba en su mente ella; no podía mas, es como si la hubieran golpeado mil veces en su corazón, no pudo mas, sin avisar las lágrimas salieron de su rostro para terminar en el suelo. Pero su mirada seguía igual – No tengo intenciones de lastimarte…

- Ya entiendo… así que… - Decía con mucha dificultad Inuyasha mientrasse tomaba fuertemente de su estomago – Esto es lo que hace un guardián… ¡Por eso no me rendiré hasta recuperarte! ¡¿Me escuchaste Kagome?!

Esas palabras resonaban dentro de ella; por alguna razón temía que fuera a decir eso. Al escucharlo rápidamente se alejaba de el, su mirada seguía fría y su cuerpo no respondía pero de sus ojos salían lagrimas que salían sin detenerse. Pero lo que no sabía es por que había agarrado esa espada que estaba en el fondo del lago.

- Yo te protegeré… no huyas – Se trataba de poner de pie con dificultad su cuerpo temblaba por la herida. Agradeció que en ese momento fuera un hanyou. El estaba hincado pero aun no podía pararse completamente tenia que descansar pero el de terco que es no quería…

- Todo se arreglaría si le atravesaras una de tus garras – Habló una voz femenina a un lado de el pero retirado. La mujer se recargó en uno de los árboles.

- Maldita… ¡¿Tu eres quien la esta manipulando?! ¡Responde Kagura! – Preguntó con un gran enojo y empuño sus manos con mucha fuerza. No le faltaban ganas de desquitarse todo su enojo con ella.

- Hmph, la verdad es Kanna, yo solo manipulo los vientos y a los muertos – Contestó ella para después recargarse su abanico en su hombro izquierdo. La luna la acompaño con su luz.

- No tengo tiempo para pelear contigo – Dijo Inuyasha; se levantó y se fue para buscar de nuevo a Kagome.

- Me subestimo; ni siquiera se tomo la molestia de preguntar por el molesto de Koga - Se dijo ella misma – Kanna espero que hagas exactamente lo que te ordeno Naraku… - Pensaba ella mientras tomaba una pluma de su cabeza – Ya que el no esta aqui.

Espero que les haya gustado la conti XD; ahí me dicen que les pareció. Muchas gracias por tomarse la molestia de leer.​

Shezzi: Si creo que están muy preocupados (a todas las chicas del universo les gustaría que su novio fuera así… me apunto XD)

SuMi-cHan: Amiga compartimos algo las dos, tenemos el mismo amor platónico, yo me enamore de el desde los 8 años y no ha pasado un día que no me acuerde de el. Te entiendo ;D

Izayoi sama: Perdóname amiga pero Inuyasha es mío *O* yo igual daría mi vida por el. Creo que todas las inufanaticas se pelean por lo mismo. Conclusión: Inuyasha tiene éxito con las chicas -_-

Devil kiss: Bueno leí tu Fic y esta de “Wow” me alegra mucho que te gustara. Contestare tu pregunta amiga (bueno yo creo que nadie se acuerda de este suceso ya que solo paso una vez) al principio de la historia sale Akitoki (viene siendo el doctor) y el le entrega el pergamino a Kagome y ella se lo da a Kaede.

ShInDeRu got: Muchas gracias amiga; la idea de que Inuyasha y Koga peleaban en el hospital fue idea mía XD; se me ocurrió así de repente. También me encanto el abrazo de Inu y Kagome *O*. Saludos amiga.

LiFeInu y Kinary ya saben mis respuestas XD no es necesario que lo reescriba aquí; ya que me pase por su perfil ;D​

Atte:​

windmiko e InuAhome​

:cat:​

 

Re: ¿Quien es mi guardian?

Muchas gracias a los lectores:​

Devil kiss, inuyassha, ShInDeRu got, kinary, SuMI-cHan, LiFeInu.​

Anteriormente en el capitulo 26:

- Me subestimo; ni siquiera se tomo la molestia de preguntar por el molesto de Koga - Se dijo ella misma – Kanna espero que hagas exactamente lo que te ordeno Naraku… - Pensaba ella mientras tomaba una pluma de su cabeza – Ya que el no esta aqui.

Capitulo 27:

- ¿Ya se durmió Shippo? – Preguntó Miroku preocupado por el pequeño niño – Desde que se entero que Kaede probablemente muera… no ha dejado de derramar lagrimas.

- Debe ser muy duro para el excelencia – Respondió ella para después acariciar la cabeza de Shippo que estaba dormido en sus piernas – El es un buen niño, es nieto de Kaede… Pero creo que esta noticia le afectara más a Kagome. Por que ella es su única familia.

- Si supiera esta noticia seguramente ella perdería la cordura – Añadió Miroku.

- Kohaku perdóname por llegar tarde a la casa… Pero aquí me necesitan – Pensó Sango con mucha nostalgia.

- Es verdad. Hace mucho que no sabemos nada de Kagome y sus acompañantes – Pensó Miroku impaciente – Ya que misteriosamente desapareció de este lugar.







Kagome seguía corriendo pero a la vez con un nudo en la garganta y dejaba que las lagrimas se cayeran al suelo; no quería voltear atrás ya que seguramente miraría un camino lleno de sus pequeñas lagrimas; pero eso ya no importaba en esos momentos lo que mas le importaba era si Inuyasha estaba bien; no le importaba si la salvara o no. Si no que estuviera a salvo. De repente ella se detuvo enfrente de la puerta de la luna.

- No te detengas. Abre la puerta – Se escuchó la voz de Kanna en su mente; a pesar de ser molesta, ella ya se estaba acostumbrando.

No se dispuso a observarla; solamente tocó la puerta de piedra y esta se abrió por si sola; en el interior de la puerta se miraba una luz blanca brillante y cegadora; en su mente, Kagome tenia mucho miedo de entrar a ese lugar tenia el terrible presentimiento que algo horrible y despiadado sucedería. La intuición de las mujeres casi nunca falla.

- ¡Kagome! – Gritó Inuyasha asustado por lo que estaba viendo; la verdad no le llamo la atención la puerta si no temía por Kagome.

El siguió corriendo; no se iba a quedar tan tranquilo si no la recuperara; cuando por fin estaba por alcanzarla, Kagome, con un movimiento rápido entro a la puerta y desapareció de ese lugar. Inuyasha no se quedó atrás, no lo pensó dos veces para entrar rápidamente antes de que la puerta de la luna se cerrara. No hubo rastro de los dos afuera. Se cerró la puerta.

- ¡¿Qué?! – Dijo sorprendida Kagura. Ella estaba cerca de esa puerta pero para su suerte Inuyasha no la detectó - ¡Kanna! ¡¿Qué demonios hiciste?! – Regaño ella a su hermana que estaba a un lado de ella como siempre con su espejo - ¡Ellos no pueden entrar ahí!

- Aquellos con un fuerte deseo nunca se preocupan por si mismos hasta que hayan cumplido su deseo – Añadió Kanna; mas no respondió – Es por eso que son fuertes – Finalizó ella con frialdad.

- ¡¿Pero que demonios estas diciendo?! ¡Ahí se encuentra la perla de Shikon! – Dijo Kagura aun mas molesta - ¡Si se entera Naraku de esto seguro te matara Kanna! – Continuaba ella mientras fruncía el seño ya que su hermana seguía teniendo la misma expresión de siempre. Eso le molesto.

Kanna no respondió al parecer no le interesaba lo que decía su hermana; en ese momento se dio la vuelta y desapareció de la nada; cosa que no le agrado a Kagura pero tampoco le dio importancia. Solo se recargó en el árbol que estaba aun lado de ella.

- No recordaba que esa niña no tiene sentimientos – Pensó Kagura un poco molesta. Apretó su abanico con fuerza y después volteo a ver la puerta de la luna.








- ¿Dónde demonios estoy? – Se preguntaba Inuyasha bastante confundido. Observó detalladamente el lugar o más bien en el templo que se encontraba.

Era bastante grande; las ventanas estaban llenas de mosaicos de colores brillantes, el suelo impecable fácil te podías resbalar. Enfrente de Inuyasha estaban tres escalones, pero en lo más profundo del templo estaban dos estatuas en forma humana con dos cuchillas. En medio de ellos había un pasillo.

- ¡Kagome responde! – Gritó Inuyasha ya molesto por que no la encontraba. Bajo las escaleras y camino un poco mas o menos en el centro del templo pero cuando llegó la puerta de piedra llamada la puerta de la luna se cerró causando mucho ruido cosa que preocupó a Inuyasha.

- Inuyasha… el vino por mi… el vino para salvarme – Pensó Kagome con los ojos cristalinos. Ella estaba en una de las orillas del techo del templo.

El seguía caminando mientras miraba hacia los lados para ver si la encontraba, pero nada, ni su agradable aroma, ni su presencia, ¿Cómo que no los sentía si estaba tan cerca de el? ¿Será por que no puede distinguirla bien? Kagome estaba hasta arriba del techo del templo (no la distinguía por que el techo estaba muy alto).

- No te asustes, no tardara mucho – Musitó Kanna que estaba a un lado de ella. Kagome la observó demostrando mucha rabia hacia ella. Pero lo que mas le puso atención fue el espejo rojizo junto con un pergamino.

- ¡No puede ser! ¡Tiene el pergamino Aramitama! ¡¿Pero como…?! – Se preguntó Kagome muy angustiada; definitivamente no era su día primero el ataque al corazón de Kaede, el pergamino y ahora la están utilizando para los planes de Kanna.

Kanna al darse cuenta que Inuyasha ya iba a pasar por el pasillo que estaban las dos estatuas con cuchillas hizo un movimiento con su mano para que Kagome bajara desde donde estaba, a pesar de que estaba muy alto no se hizo nada. Quedó en medio de las dos estatuas para después desenvainar la espada que tenia sobre su cintura.

- ¡Kagome! – Gritó Inuyasha causando que se escuchara eco por todo el templo - ¡Tu estas siendo manipulada! ¡No te muevas! – Como si no hubiera dicho nada, Kagome no hizo ni una expresión o un movimiento solo se quedó quieta con la espada.

- Es lo que estoy tratando de hacer Inuyasha, desde hace mucho tiempo – Le respondió Kagome en su mente, que por ahora era su única libertad. Después con la espada golpeó a las dos estatuas con un rápido movimiento. Esta acción lo extraño a Inuyasha.

De repente las estatuas comenzaron a moverse en dirección en donde estaba Inuyasha, lo puntaron con las cuchillas que las estatuas tenían. Inuyasha en ningún momento tuvo miedo, ¿Cómo temerle a unas estatuas que llevan apenas un arma?, patético, sin embargo las estatuas parecían que tenían vida, pero lo único que pasaba por su cabeza era Kagome.

- Tú no eres digno de estar aquí, ¡No eres bienvenido! – Anunció una de las estatuas. Las dos eran iguales.

- ¡A mi no me importa si no soy bienvenido!, solo entréguenme a Kagome – Dijo el para después empuño sus manos por el coraje que sentía de no tener algo útil para defenderse.

- Si quieres la perla de Shikon tendrás que pelear con nosotros – Dijeron las estatuas al mismo tiempo. En eso Inuyasha preparo sus garras era la única opción para defenderse de sus enemigos.

- No se que demonios estén hablando, pero los acabare – Dijo para después correr en dirección donde estaban ellos.

Ellos prepararon sus cuchillas para contraatacar, al notar esto Inuyasha, las esquivo por completo por suerte con facilidad, así empezó un combate entre dos estatuas y un hanyou, golpeaban, contraatacaban y esquivaban. Toda esta escena la miraba Kagome desde lo más alto del templo. Ya que después de golpear a las estatuas volvió a su lugar.

- Inuyasha… - Ella miraba como lo golpeaban y el esquivaba con mucha dificultad ¿Cómo destruir a un piedra grande? Por que eso es lo que eran – Inuyasha… quisiera… - Un golpe fue interrumpido Inuyasha ya se miraba débil, debes en cuando el miraba a Kagome. Cuidándola con la vista. Ella se percató de eso – Quisiera… - Repitió de nuevo pero esta vez estiró su brazo para ver si lo alcanza pero claro, ella estaba muy lejos de el – Ayudarte… Para que no estuvieses lastimado…

- Ve por la perla de Shikon – Musitó Kanna fríamente. Kagome se quedo quieta ¿Qué demonios era eso?

Inuyasha seguía peleando aunque fácil se distraía por ver a Kagome junto con Kanna, la niña albina, temía que le hiciera algo malo, además estaba muy lejos para defenderla.

- Veo que eres un simple hanyou, ¡Son una escoria para nosotros! – Gritó una de las estatuas para atacar a Inuyasha. Consiguió golpearle.

- ¡Cállate! – Se levantó del suelo con un poco de dificultad, claro ya le habían dado varios golpes - ¡Tu eres demasiado lento por ser de piedra!

Siguieron peleando; las estatuas eran demasiado lentas. Una ventaja para Inuyasha. Pero el sentía que estaba en mucha desventaja ya que su única arma en ese momento eran las garras fuertes y afiladas, pero ¿Qué daño se le podía a hacer a esas estatuas con esas garras? Su única alternativa era esquivar, pero ya se estaba hartando de eso. Por tanto pensar se descuido de un ataque que se aproximaba de parte de unja de las estatuas. Ocasionó que se golpeara fuertemente contra la pared.

- Maldición, ¿Cómo no pude darme cuenta antes? – Se preguntaba Inuyasha en su mente molesto. ¿Tanta humillación era para que alguien tan lento lo golpeara? Cerró sus ojos fuertemente de tanto dolor que sentía.

Cuando abrió los ojos, divisó a esa estatua que se miraba ansioso por clavar su cuchilla en su cuerpo. Que ironía ¿una estatua que tiene sentimientos de venganza? Que patético. Inuyasha, la única salvación que tenía Kagome, estaba agotado, apenas podía ver con su vista ambarina; esta vez no podía escapar estaba entre la cuchilla y la pared.

- ¡Inuyasha…! – Kagome quería gritar su nombre, decirle que se escapara o por lo menos se defendiera como pudiera; pero ahí estaba inmóvil como si quería acabar con su vida de una vez - ¡No lo hagas Inuyasha…!

Inuyasha no podía escucharla, su calida y dulce voz, deseaba escucharla y que le dijera el típico “¡Inuyasha…! Es verdad, aunque era difícil de aceptarlo para el ya se había acostumbrado a que le dijera que hacer, aunque a el le molestaba. Inuyasha cerró los ojos fuertemente para recibir de una vez el golpe que acabaría con su vida. El silencio invadió el lugar, lo único que se escuchó fue un fuerte choque de espadas pero ¿Cómo? El no tenia nada con que defenderse, ni siquiera tenia algo de metal.

- Ka… ¿Kagome? – Ya había abierto los ojos por lo tanto lo vio, enfrente de el defendiéndolo con la espada que se había encontrado en el fondo del lago, al parecer sabia perfectamente usarla.

- Inu… yasha… - Musitó entrecortadamente sin voltearlo a ver y con una mirada fría y rojiza, al fin, hizo algo que ella deseaba. Salvarlo de todo peligro. Lastima que apenas se controlaba; detener a la estatua fue muy difícil para ella, la estatua era mas fuerte que ella, la estatua los empujó con fuerza a ambos causando que cayeran al suelo fuertemente.

Ella no se levantó al parecer había gastado muchas fuerzas para detenerlo, en cambio Inuyasha se enojo aun mas por eso, se levantó, y frunció el seño.

- Maldito… Musitó Inuyasha - ¡La lastimaste! – Empuñó sus manos con fuerza, rápidamente lo fue a atacar de tanta rabia que sentía por dentro, por lo tanto Kagome se levantó lentamente. Parecía muy adolorida.

Inuyasha atacaba sin pensar, por lo tanto era un poco más rápido que anteriormente, además quería proteger a Kagome como ella lo había protegido; entonces… ¿Quién es guardián de quien? La estatua como era lente no era capaz de defenderse a tiempo con los ataques de Inuyasha. Eso los debilito, Inuyasha estaba gastando energía a pesar de estar agotado, y la estatua ya no aguantaba mas sus golpes, aunque eran leves pero muy molestos.

- Kagome; ve por la perla de Shikon – Dijo Kanna a pesar de estar en lo mas alto del templo – Esta al final de ese pasillo.

Ella estaba templando, tanto que volvió a caer al suelo, Inuyasha al percatarse de eso no lo pensó dos veces y fue a ayudarla dejando a las estatuas como si ya las hubiera derrotado. Las subestimó. Las estatuas lo persiguieron a pesar de ser muy grandes y pesadas. Al notar esto Inuyasha se colocó enfrente de Kagome en forma protectora.

- Cuando tienes miedo debes esforzarte… - Se dijo Kanna así misma mirando toda esa escena – Si te derrotan debes esforzarte tres veces mas… - Finalizó Kanna sin ningún sentido.

Cuando las estatuas se acercaron hacia el, Inuyasha inconcientemente le quitó la espada a Kagome ya que en ese momento temblaba y cualquier cosa podría pasarle a Kagome, apuntó con la espada a sus enemigos y la agitó como si fuera un experto en esa espada. Eso ocasionó que saliera una ventisca dorada por parte de la espada y extermino por completo las estatuas al instante sin dejar ningún rastro de ellas. Inuyasha impresionada por lo que acababa de hacer miro la espada. Esta estaba mas grande y puntiaguda, además ya no parecía una espada oxidada, la soltó del impacto. Cuando la dejó caer se escuchó el choque del metal contra el piso varias veces.

- Con un movimiento de esta espada, ¿Pude matar a esas cosas…? – Se preguntaba Inuyasha muy confundido mientras miraba la espada vieja y oxidada que estaba en el suelo, ya no era la misma en cuanto la agarro – Imposible – Musitó el.

- ¿Por qué…? ¡¿Por qué quieres que lo mate Kanna?! – Preguntó ella en su mente aunque sabía perfectamente que nadie la escucharía - ¡El no te ha hecho nada malo! ¿Por qué…? – Movió la cabeza hacia loa lados para no escuchar las órdenes de quien la manipulaba.

- Por que son ordenes de Naraku; por que el me lo ordena… - Contestó Kanna lejos de ella, aparte hablaba muy bajito, como si la fueran a castigar por hablar.

- Kagome, ¿te encuentras bien? – Preguntó Inuyasha preocupado por ella, extendió su brazo para ayudarla a levantarse. Pero ella todavía temblaba, lo primero que se le vino a la mente a Inuyasha fue que le tenía miedo. ¿Por qué si es uno de sus guardián? – Kagome… - Volvió a repetir.

- ¿Por qué? ¿Por qué ahora…? El paro de corazón de Kaede, me entero que mi familia murió acecinada brutalmente y ahora esto… ¡No es justo! – Reclamó ella, tenía los ojos cerrados con mucha fuerza, no quería ver a Inuyasha ya que posiblemente lo volvería a atacar. Era lo menos que quería. Una gota de sudor cayo al suelo, de tanta fuerza que hacia y batallaba en su mente.

- Las almas de Tsubaki piden venganza… - Musitó Kanna – Piden deshacerme de la única Higurashi.

- No la conozco ¿y ya tengo problemas con ella? – Regañaba ella en su mente mientras empuñaba sus puños. Inuyasha la miraba preocupado, frunció el seño al no saber ninguna respuesta por parte de ella, hasta que recordó algo importante.

*Flash Back*

- Maldita… ¡¿Tu eres quien la esta manipulando?! ¡Responde Kagura! – Preguntó con un gran enojo y empuño sus manos con mucha fuerza. No le faltaban ganas de desquitarse todo su enojo con ella.

- Hmph, la verdad es Kanna, yo solo manipulo los vientos y a los muertos – Contestó ella para después recargarse su abanico en su hombro izquierdo. La luna la acompaño con su luz.

*Fin Del Flash Back*

- Maldición, Kanna debe estar en este lugar… - La buscó con la mirada, tardo en buscarla hasta que se le ocurrió mirar hacia arriba. Alistó sus garras y la alcanzo de un solo salto tenia intenciones de atacarla pero Kagome se atravesó enfrente de ella velozmente; Inuyasha al darse cuenta de que iba herir a Kagome falló en su ataque. Inuyasha y Kagome se bajaron de inmediato al suelo ya que estaban peleando “en el aire” por decirlo así.

- No quería… salvarla – Pensaba Kagomemientras desenfundaba de nuevo su espada al parecer la había recogido cuando el trato de herir a Kanna. Apuntó a Inuyasha que estaba enfrente de ella, lo miraba desafiantemente aunque en su mente lo miraba de otra manera – Pero… ¡No quiero herirte de nuevo Inuyasha!

- Kagome, no tengo ninguna intención de herirte… - Habló Inuyasha para después alistar sus garras - ¡Pero el que no arriesga no gana! – Le dolieron mucho esas palabras – Si Kanna piensa utilizarte como señuelo… Seguro saldrás lastimada Kagome; no quiero que eso pase… Pensó el muy tenso por la situación.

¿Cómo podía salvarla sin lastimarla? ¿Kanna la estará utilizando con intenciones de matar a Inuyasha? Lo único que es seguro que ni Inuyasha ni Kagome se querían lastimar, pero por casualidades del destino… No se los podía permitir… Y ¿Qué paso con Koga? Seguro ni siquiera se acordaron de el…









Devil Kiss: Gracias amiga por tus comentarios halagadores, yo también a veces utilizo el cereal (mas especificado el del gallito XD) como palomitas (claro cuando no tengo dinero, ni cuando no hay XD) Si, creo que su cerebro estaba escondido por ahí ¿Dónde? Solo ellos sabrán XD.

Inuyassha: Descuida amiga, tus dudas se aclaran en poco tiempo, recuerda que anteriormente di una explicación sobre lo que se trataba pero no la di completa (para empezar no di la mas importante y clave XD) Si mi Inuyasha es muy lindo OK es mió.

ShInDeRu got: Bueno sobre tu duda pensaba decirlo mas adelante… Pero bueno en realidad (creo que ya te diste en una parte de esta conti XD, les di una pequeña pista) Si es colmillo de acero (Ya te adelante T.T) bueno, si tienes alguna duda de esta historia no dudes en decírmelo amiga.

SuMi-cHan: Gracias amiga, bueno creo después de esto moriré en huelga T.T bueno que bueno que te gusto amiga. Si creo que lastimo mucho a mi novio (si, yo también le digo novio a Inuyasha XD)

Kinary y LiFeInu ya saben lo que digo de ustedes creo que hasta llene su perfil XD. ​

NOTA: No duden por favor en decirme si tienen hasta la mas minima e insignificante duda, por favor si no le entienden pues se perderán en la historia XD. Bueno es obvio que no e explicado aun toda la historia así que bueno. Nos vemos.​

Atte:​

windmiko y LiFeInu​

:cat:​

 

Re: ¿Quien es mi guardian?

Espero que les haya gustado la conti la verdad no hemos podido actualizarla por problemas en la secundaria *O*, les prometo que muy pronto estara la continuacion.

 

Re: ¿Quien es mi guardian?

Muchas gracias:​

Razon, LobAnime, inuxahome, ShInDeRu got, Inuyassha, LiFeInu, kagometennyo​

Anteriormente en el capitulo 27:

¿Cómo podía salvarla sin lastimarla? ¿Kanna la estará utilizando con intenciones de matar a Inuyasha? Lo único que es seguro que ni Inuyasha ni Kagome se querían lastimar, pero por casualidades del destino… No se los podía permitir… Y ¿Qué paso con Koga? Seguro ni siquiera se acordaron de el…

Capitulo 28:

Koga, uno de los guardianes de Kagome estaba recostado en la sombra de uno de los árboles, a pesar de que era de noche. Las heridas de el habían sanado muy poco y como la mayoría de sus heridas estaban en sus piernas era casi imposible que se moviera, pero con tanto esfuerzo por fin lo logró. El deseaba estar con Kaede su única familia aparte de Lin. Aunque no eran familia de sangre. Caminó buen rato hasta que salio del bosque, quería ir primero al hospital, pero las heridas sangraban y ese lugar quedaba lejos.

- Maldición, no puedo ir a salvar ni a Kagome ni a Kaede… ¡Maldición! – Pensó Koga bastante enojado con el mismo.

Primero tendría que ir de nuevo al templo Aramitama, donde el vive actualmente, para sanar sus heridas después iría a salvar a Kagome o tal vez a Kaede pero, ¿Qué podría hacer el? Si decidía rescatar a Kagome no serviría de nada ya que no sabía donde estaba, y si ayudaba a Kaede, ¿De que la iba a ayudar si no sabía nada de su enfermedad? En ese momento se sentía más inútil que cualquier cosa.







Kagome se movía ágilmente igual que Inuyasha, ella era la que mas lo golpeaba ya que el ni siquiera se atrevía tocarla mas cuando no se dejaba. Mas fácil es decir que hacer, eso lo tenía en mente Inuyasha mientras peleaba con ella. Kagome cuando lo iba a golpear con la espada que tenía en sus manos Inuyasha reacciono rápidamente, en vez de esquivar ese ataque el agarro su brazo izquierdo con fuerza para que no se escapara de su agarre. Claro sin lastimarla.

- ¡Kagome, se muy bien que me estas escuchando! – Gritó con fuerza para ver si había una reacción en ella. Pero nada.

Kagome con un movimiento rápido se quito de su agarre y lo golpeo en la cara causando que el se cayera al suelo fuertemente. Se levantó no se daría por vencido por un “simple golpe” según el. Kagome intentaba de una u otra forma herirlo y si lo conseguía pero eran leves los golpes.

- Y a pesar de estar controlada peleas muy bien – Dijo Inuyasha con una débil sonrisa que por cierto no era común en el.

- Inuyasha… - Pensó Kagome con cierto temor de lastimarlo mas de lo que ya estaba, ella misma ni siquiera lo soportaba verlo así.

Movía la espada a todos lados sin control alguno en un mismo sitio, Inuyasha supo en ese momento que ella también estaba luchando por dentro y que seguramente ella sufría mas que el en ese momento. Inuyasha se acercó más a ella para ver si podía ayudarla pero mientras más se acercaba el Kagome perdía más el control sobre ella. En un descuido de Inuyasha ella le rasguño su rostro.

- ¡Inuyasha por favor ya no sigas…! – Suplicaba ella aunque el no la escuchaba.
A el ya se le estaba acabando la poca paciencia que le quedaba, la agarro fuertemente en el la mano donde sostenía la espada. Ella solo se quedo quieta y no lo miraba.

- ¡Por eso he decidido ser tu guardián para siempre! – Gritó el a todo pulmón resonando por todo el templo.

Al ver que Kagome todavía tenía esa mirada rojiza y despiadada, esas garras en sus delicadas manos, la golpeo levemente en su mano para que soltara la espada. Y lo consiguió la espada cayo al suelo pero ella no intentaba ni siquiera recogerla, al menos no en su mente.

- ¡Escucha! ¡No dejes que Kanna te manipule! – Dijo en voz alta mientras le agarraba de nuevo el brazo causando que ella se callara de espaldas. Aunque estaba tirada en el suelo forrajeaba para quitarse a Inuyasha de encima. - ¡Por favor reacciona!

- Huye de mí… - Suplicaba ella en su mente, desgraciadamente nadie la escuchaba.

Kanna por fin bajo desde lo más alto del templo, ya que sentía que esto se estaba saliendo de control, además el único objetivo de Naraku era el pergamino pero, ¿Si yo lo tienes por que no los deja en paz? Al parecer ese sujeto le encantaba jugar con los sentimientos de la gente a pesar de haber conseguido su objetivo. Ella aterrizo enfrente de ellos pero un tanto lejos.

- ¡Por fin apareciste, maldita! – Es lo único que dijo Inuyasha para después dejar a Kagome tirada en el suelo.

Corría desesperadamente en dirección a Kanna, al ver el pergamino Aramitama incrustado en su espejo rojizo rápidamente quiso tomarlo, así que estiró su brazo para al cansarlo ya estaba cerca, podía sentir la textura de el pergamino, pero algo lo detuvo. Inuyasha abrió sus ojos como si hubiera visto por primera vez a algo que realmente lo asustara, y no era Kanna, se hincó, el dolor era insoportable para el apenas respiraba; el piso estaba ensangrentado por la sangre de Inuyasha, el se atrevió a ver su estomago, estaba lleno de sangre también una espada que atravesó su cuerpo por completo. No se atrevía a ver quien era la causante de esa herida ya que eso le dolería aun más. Soltaba gemidos de dolor.

- ¿Por qué…? – Pensaba Kagome mientras quitaba la espada del cuerpo de Inuyasha. Ella tampoco podía soportarlo, si fuera por ella se hubiera interpuesto no importaba las heridas que le hubiera causado - ¡¿Por qué…?!

Se volvía a repetir esa pregunta tan incomoda para ella, su cuerpo temblaba, no sabia Kagome exactamente por que, por el miedo tan profundo que sentía de no volver a ver a Inuyasha, su principal guardián, o tal vez por el control de Kanna que tenia sobre su cuerpo. Soltó la espada y cayo de nuevo al suelo, ella miro sus manos con la sangre de Inuyasha, sus ojos al parecer también temblaban cerró sus ojos ya que no podía o mas bien no soportaba ver a Inuyasha en ese estado.

- ¡Inuyasha…! ¿Por qué?... – Se seguía preguntando más fuerte, esto la estaba desesperando aun más, pero al mismo tiempo le dolía, a pesar de no tener ninguna herida.

- Kagome… - Pronunció débilmente Inuyasha, esta vez se atrevió a observarla, se mirada pálida, con miedo e insegura - ¿Qué no se supone que un guardián debe evitar esto…? – Se preguntaba Inuyasha en su mente mientras se trataba de levantar. Apenas si podía.

Kanna podía percibir el gran dolor de estas dos personas, capaces de sentir, de amar y odiar; cosas que ella, la niña albina, no podía sentir. El gran error de Inuyasha en ese momento fue que Kanna estaba detrás de el, en su estado, fácilmente acabaría con el y lo mataría en cuestión de instantes. Pero Inuyasha volteo rápidamente y golpeó a Kanna en la cara, para ser exactos en su mejilla causando que se cayera fuertemente contra el piso. Al esto Kagome, su cuerpo reaccionó y fue de nuevo hacia donde estaba Inuyasha junto con su espada. Lo hirió de nuevo en el estomago, pero esta vez le dolió mas ya que la herida que tenia se le abrió mas. Todavía Inuyasha tenía clavada la espada.

- ¿Inuyasha…? - Esta vez Kagome pudo pronunciar su nombre, pero esta vez las lágrimas salieron de sus ojos recorriendo sus mejillas y terminaron en el suelo. Ella tenía los ojos abiertos como si fuera la primera vez que ve algo horrible…

“Estaría muy preocupado si Kagome se lastima o estaría sufriendo” Ella, inevitablemente comenzó a recordar las palabras que había dicho Inuyasha cuando ella estaba triste o alterada. Siempre había sido su guardián, la protegía no solo de no hacerse ninguna herida si no también cuidaba su alma. Fue inevitable que esto pasara.

– Inuyasha… - No podía evitar ver esa escena tan dolorosa para ella es como si se hubiera herido así misma, o mas bien a su alma, tan delicada y frágil. Sus lágrimas no se detenían.

“Ya no llores, me duele verte así” Esas palabras resonaban en su cabeza, cerró los ojos fuertemente, parecía como si esas palabras se las había aprendido de memoria. Después saco la espada del estomago de Inuyasha, el suelo estaba manchado de sangre de un youkai. El, solo se hincó de nuevo por el dolor que sentía se tomaba fuertemente su estomago. Sus manos estaban manchadas de sangre.

- ¿Inuyasha…? – Se preguntaba ella, apenas movía sus labios, ya no lo soportaba mas, ese nudo en su garganta y sintiendo que su corazón se quebraba en mil pedazos la estaba matando por dentro, ella deseaba protegerlo con su vida, ¿Quién es guardián de quien?

“Si piensas, que yo elegí ser tu guardián estas muy equivocada, ¡Yo no elegí este destino!” Esas fueron las palabras que mas le dolieron recordar, pero, ¿Quién entiende a los corazones de los humanos? ¿O youkais? ¿Que tienen de diferencia? Todos los seres que tienen corazón son capaces de comprender los sentimientos de los demás, incluso el más vil y cruel.

- Es verdad… - Habló Kagome para después soltar la espada debido a que ya no tenia fuerza ni siquiera para sostener la espada. – Inuyasha… no decidió este destino… - Sus ojos se cristalizaban aun mas, tanto que casi no podía ver – Lo siento… Inuyasha… - Dijo débilmente.

Miro de nuevo a Inuyasha pero el estaba recostado en el suelo en su propio charco de sangre, parecía como si ella fuera la que lo había matado de un solo golpe, pero a pesar de que Inuyasha podía acabar con la vida de Kagome no lo hizo. Todo por protegerla.

- ¡Inuyasha! – Gritó con todas sus fuerzas casi perdía la voz en ese momento, sus lagrimas bailaron al compás de sus cabellos pero terminaron en el suelo junto con la sangre de aquel joven guardián.

Kanna percibía toda esta escena dio un paso hacia atrás para no interrumpirlos. A pesar de que no sentía nada. Kagome lo abrazó aun acostado, miraba cada herida que tenia Inuyasha, sus lagrimas no paraban parecía como si jamás en su vida había llorado. Lo sentó con cuidado y lo abrazó sin lastimarlo, se aferraba a Inuyasha pero sin lastimarlo. El aun no estaba consiente.

- Después de no utilizar la fuerza en vano, la verdadera fuerza nacerá de ella – Dijo Kanna fríamente.

En ese momento el pergamino Aramitama se desprendió del espejo de Kanna y ella desapareció de la nada como siempre lo hacia, pero lo mas curioso es que ella dejo ese pergamino tan valioso en el suelo. Esto no paso desapercibido por Kagome, pero igual no le importó, lo único que le importaba es que el abriera los ojos. Las lágrimas no paraban.

- ¡Inuyasha por favor despierta! – Lo abrazó Kagome en ese momento – Por favor perdóname… - Suplicó ella cuando sus ojos cafés se cristalizaron con sus lagrimas – Perdóname... Mí querido guardián…

Poco le importaba el pergamino, le daba igual su vida, nada le importaba, fuerza ya no había por parte de ella; el tiempo pasaba tan vacío y solitario como era ella; Kagome fácilmente la hubieran matado en ese momento. Hubiera caído en la oscuridad. No le quedaba nada, solo un corazón destrozado y vacío.

- Mejor me muero aquí… - Pensó Kagome con sus lagrimas saliendo de sus ojos. Y se aferro más a Inuyasha.

Sin ninguna luz que la ayudara a alumbrar el camino tan oscuro de su vida se perdería completamente, tenia miedo de tropezar en la oscuridad. Esa luz para ella era Inuyasha. La habían herido, tanto que no podía ni moverse sola. Y no tenia herida alguna. Decidida quería seguirlo. Pero los ojos de aquel joven comenzaron a abrirse lentamente, se podía percibir el color dorado de sus lindos ojos, lo primero que percibieron era Kagome llorando en su hombro mientras lo abrazaba. Esto le pareció algo tierno para el, a pesar de sus heridas. El correspondió el abrazo y Kagome lo sintió.

¡Inuyasha…! ¡Yo…! – Sus palabras fueron interrumpidas por uno de los dedos de Inuyasha que se poso en sus labios.

- Kagome, ¿Cómo te encuentras? – Preguntó el joven antes que nada. Pero con una voz débil. Ella al darse cuenta de eso decidió contestarle aún temerosa.

- Descuida, no me pasa nada. – Bajo la mirada.

A el nunca le gustaba que Kagome bajaba la mirada ya que era siempre señal de un arrepentimiento a como si algo le avergonzara. Por supuesto el no se iba a quedar con la duda. Aunque sabia perfectamente por la razón por que estaba así.

- ¿Qué sucede? – Al ver que ella lo ignoró Inuyasha decidió intentar de nuevo - ¿Kagome…?

- Tu observaste hace unos momentos lo que te hacia – Levantó la mirada para ver sus ojos dorados. Se talló los ojos.

- Los ataques que me diste no fueron nada para mi – Añadió orgulloso para que no se preocupara a pesar de que todavía sus heridas sangraban y aun le dolían.

- ¡Que no me preocupe! ¡Como te atreves a decirme eso!

- Esta muy alterada… - Pensó el.

Era normal que ella estuviese muy alterada, eso lo noto Inuyasha, ella seguía regañándolo como si fuera un niño pequeño; eso le molestaba pero no podía reaccionar agresivamente ya que comenzarían una pelea verbal entre ellos. Inuyasha tomo los hombros de Kagome con intenciones de abrazarla, ella forcejeaba muy poco ya que en verdad necesitaba sentir ese abrazo, de nuevo.

- ¿Inuyasha…? – Murmuró Kagome su nombre.

El logro que lo abrazara, ella escondió su rostro mojado por sus lagrimas en su pecho, podía percibir las heridas y las manchas de sangre que el tenia, pero eso era lo de menos para el gran Inuyasha.

- Inuyasha por favor perdóname…

- Descuida no hay nada que perdonar – Inuyasha cerró sus ojos para sentirla. – Además… - Acaricio el sedoso cabello de Kagome se embriagaba con su aroma – Es la primera vez que tuve miedo en una batalla. – Pensó. – Cuando combatía con los monstruos, nunca me ganaba el miedo… Pero esta vez, tuve miedo de lastimarte, miedo de perderte… Miedo de… - Cerró sus ojos fuertemente sin que Kagome lo notara –Miedo de no volverte a ver… Mí querida Kagome…

Hubiera querido decirlo y que ella lo escuchara, pero el era muy orgulloso además ella ya se había calmado, “¿Para que endulzar mas la situación si ella ya estaba calmada?” Pero eso si, no podía, es más ni quería separarse ningún momento a ella, quería parar el tiempo aunque fuera tan solo unos segundos. Eso le daría tiempo a Inuyasha para estar más tiempo con Kagome. Era un momento de desesperación y dolor para ambos, pero a la vez era el tiempo más tierno para ellos. ¿Por qué esos sentimientos de repente? Ellos tampoco lo sabían. Así eran ellos. Ahora el único problema que tenían era como salir se ese lugar…







El joven de cabellera negra y ojos azulados a penas había llegado al templo Aramitama donde actualmente vivía, entro y se acostó en el sofá cansado, a pesar de ser un youkai de la raza lobo aun no tenia fuerzas para seguir su camino, además quería curar sus heridas para después ir con Kaede, pero el ni siquiera sabia como.

- Inuyasha, espero que la hayas salvado – Ese inquietud no lo dejaba en paz – Si llegas sin ella te acabare con mis propias manos… - Empuñó su mano derecha.

Un pequeño escalofrío recorrió sus hombros junto con una extraña sensación, se levantó muy adolorido, después de todas las intuiciones nunca fallaban. Se dirigió al cuarto de Kagome y encontró una pequeña caja arriba de unos de los muebles de ella. Había un resplandor segador en la caja. Abrió la caja, no sabia exactamente por simple curiosidad o tan solo fue un instinto por parte de el. Era el pergamino Sakimitama, el pergamino que anteriormente Shippo se lo había encargado a su abuela Kaede.

- ¿Por qué demonios brilla? – Pensó el muy confundido. Saco el pergamino de la pequeña caja.

En ese momento sintió como su cuerpo se curaba solo, sus heridas y sus dolores desaparecieron debido a que sentía como un gran poder que recorría todo su cuerpo. Cerraba sus ojos para disfrutar el calido poder; después abrió los ojos y toda la habitación estaba igual, como si no hubiera pasado nada.

- Este pergamino, ¿tiene la capacidad de sanar a las personas? – Se preguntó Koga.

Si eso fuera verdad seria un gran alivio para el, ya que con eso podía salvar a Kaede del hospital debido a que los doctores “no podían hacer nada por ella” ese pensamiento cada vez mas lo hacia enfurecer. Empuñó su mano derecha, no arrugó el pergamino ya que estaba en otra mano. El, con tan solo una pizca de esperanza rápidamente salia del templo Aramitama para ir de nuevo al hospital dejando a Inuyasha encargado de Kagome. Aunque esas no eran sus verdaderas intenciones.







Inuyasha, el hombre mitad bestia mas bien conocido como hanyou, caminaba analizando cada parte del templo. Al igual que Kagome Higurashi buscaban la salida de ese lugar, a pesar de que no estaban tan mal el templo en donde se hallaban. Inuyasha al caminar piso el pergamino Aramitama, si, ese pergamino se llamaba igual en el templo donde vivían. Lo recogió con su mano derecha. Lo observó detenidamente.

- Inuyasha, ¿Qué sucede? – Preguntó ella con un poco de gracia ya que el observaba el pergamino como un niño pequeño. Pero era verdad, era la primera vez que Inuyasha observaba de cercas el pergamino.

- Estaba buscando esto antes de irnos de este lugar – Respondió el. – Por algo Kanna quería manipular a Kagome… Pero si fuera por el pergamino se lo hubiera llevado, pero no lo hizo. – Pensó.

Observó a todos lados, hasta que su vista se detuvo en un pasillo, recordó que hace poco tiempo las estatuas habían mencionado sobre la perla de Shikon, al parecer era importante. Caminó hasta el pasillo, no era tan largo, así que llegó pronto y vio una pequeña caja abierta que contenía una pequeña perla rosada, en el centro del gran cuarto. Estaba muy vacío ese lugar según el. Kagome solamente lo siguió.

- Esto estaban protegiendo las estatuas. – Dijo Inuyasha.

- ¿Crees que deberíamos tomar la perla?

Inuyasha se dirigía a la pequeña caja ignorando a Kagome. Ella solo se quedo observando. Lo que noto el, es que cuando mas se acercaba a la caja esta soltaba un resplandor bastante segador. Ya faltaba poco para tomar esa caja, pero la luz no lo dejaba ver. Cerró sus ojos con fuerza.

- ¡Inuyasha ten cuidado! – Añadió Kagome preocupada por el.

El, apenas sintió la caja, se alegro un poco de eso ya que sus esfuerzos le estaban dando fruto. Pero toda esa gran habitación se lleno de una luz blanca y cegadora. No miraban nada, ni siquiera sentían el suelo del templo. Inuyasha no miraba a Kagome por ningún lado…







LobAnime: Si la verdad eso es lo que me tenía un poco incomoda. Pongo muchos diálogos en vez de que el narrador narre mas, muchas gracias por tu consejo, lo tomare en cuenta amiga.

ShInDeRu got: Gracias amiga por las felicitaciones XD, vaya que si me las cobre, si pobre de Koga desde hace mucho tiempo esta sufriendo (que malas somos con el XD) prometemos cuidarlo mejor XD.

LiFeInu: Si ya se eso amiga jeje, de todas maneras que bueno que te fijaste, pero me decía que estaba correcto en el Word XD, bueno ya te explique todo eso anteriormente XD.

Izayoi sama: Muchas gracias amiga por tu apoyo, a por cierto suerte en tus exámenes (que molestos son a veces), por eso nos retrasamos un poco con la conti y todavía falta aun mas XD, que bueno que tus dudas ya las descubriste XD, bueno amiga, nos leemos.

Kagometennyo: Bueno si, tengo muchos problemas ortográficos a pesar de que el Fic lo paso a Word, me alegra que te hallas animado a leer de nuevo amiga, ya te extrañaba XD, claro yo te aviso cuando este la conti amiga, no te preocupes.

Muchas gracias a todos por tomarse la molestia de leer esta historia, esperamos que les haya gustado, por favor comenten.​

Atte:​

Windmiko e InuAhome​

:cat:​