¿Quien es mi guardian?

Re: ¿Quien es mi guardian?

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Volteó un poco más y la miró con los ojos cerrados y sentía como respiraba suavemente, no se movía en lo absoluto, eso solo podía tener un significado simple y rápido.

—… La maldita esta dormida. — pensó muy molesto y empuñó sus manos sin moverse de su lugar. — ¡Esa maldita, justo cuando le estaba diciendo algo importante…!

“¿Por Qué Le Devolvieron La Vida?”​

Ya eran las doce cincuenta y cinco de la noche, exactamente donde el mañana esta por venir, el cielo estaba tan oscurecido como una noche sin luna.
En el bosque de la luna, un lugar sumamente peligroso para los humanos, no solo por el hecho de que Naraku se encontraba en ese lugar si no por que cualquier humano que entraba moría por las energías malignas que el emanaba. Kikyo seguía en el lago con las almas impuras que yacían ahí, ella flotaba sobre el agua fría de ese lugar; su mirada oscura como la misma noche se encontraba perdida en el cielo acompañado con la luna y las destellantes estrellas.
Un paisaje hermoso para compartirlo, sin embargo ella se encontraba sola.

— ¿Estas pensando en InuYasha? — la pregunta era tan perturbadora para Kikyo, la voz era muy varonil pero ella ni siquiera le regalo un roce de su mirada.

— No soy libre de mi cuerpo, pero si de mi mente. — contestó ella con las manos suaves y frías empuñadas suavemente. — Pero… ¿Cuáles son tus intenciones? — había pluralizado ya que conocía su alma y aura maligna que lo rodeaba, ya que no creía que la revivió por generoso, algo deseaba y ella quería averiguarlo. El se percató de eso con su voz de mujer fuerte.

— Como ya has notado, tengo el poder de manipularte. Puedo saber donde estas sin habérmelo dicho… como paso esta tarde. — Era verdad, la anterior alba se había escapado de las manos de Naraku. Pero no duró mucho su encuentro con InuYasha.

— Me libere de tu conjuro con dificultades. — admitió ella. — Veo que te has fortalecido pero, ¿Por qué te escondes de los humanos? ¿Les tienes miedo? — preguntó con burla pero esta vez mirando sus ojos rojizos como el ardiente fuego. Naraku solo curveó sus labios de satisfacción al darse cuenta de la intención de Kikyo.

— Los tiempos han cambiado. — sin embargo, Naraku no respondió la pregunta. — Hmph, me decepcionas Kikyo; creí que matarías a Hakudoshi con esa flecha que le habías dado por la espalda.

Sus palabras irritantes estaba llenas de verdad; cuando Hakudoshi quería acabar con la vida de InuYasha ella lanzó una flecha para salvarlo de ese terrible ataque que incluso podía causarle la muerte. El objeto se clavó a su espalda haciendo un gran dolor… pero solo fue eso ya que en poco tiempo parecía como si nada. Si hubiera recuperado sus poderes espirituales en aquel momento tal vez hubiera acabado con la vida de ese niño albino.
La suerte no estaba a su favor.

— Pero no le hiciste nada, se recuperó en cuestión de minutos. — continuó Naraku con su mirada color sangre sobre ella.

— ¿Me quitaste mis poderes espirituales? — preguntó aunque sabia a la perfección la respuesta, no era necesario preguntarlo. Tal vez no quería que la siguiera subestimando.

— No, solo siguen dormidos en tu interior, deberás practicar para que despierten de nuevo. — respondió el para después levantarse de su lugar listo para marcharse.

¿Para eso la había devuelto la vida? ¿Para que practicara durante mucho tiempo, verla sufrir y después destruirla? No, la respuesta estaba mas que clara, era verdad que el se divertía y pasaba su tiempo ver a la gente sufrir pero ¿revivir y luego destruir? No era algo común en el.
Era un hecho, la ocupaba para algo más.
Kikyo cerró sus ojos lentamente, a pesar de estar viviendo otra nueva vida ya se estaba cansando; encerrada sin poder hacer nada, su peor enemigo es quien la manipula y ahora tenía que entrenar de ahora en adelante. Era muy incomodo para ella flotar toda la noche en el agua cristalina, ¿Cuánto tiempo mas tendría que permanecer en este mundo? En uno de los árboles — un poco retirado pero no lo suficiente para no verlos. — una mujer geisha los observaba, la mirada lujuriosa se centraba en Kikyo. Kagura la miraba con recelo.

— ¿Para que la revivió si no tiene poderes?, no creo que lo halla hecho por generosidad… no suele hacer ese tipo de cosas. — Kagura simplemente no entendía los planes de Naraku y nunca los entenderá. Los planes de el eran muy complicados para ella.

Después de mirarla un poco se dio media vuelta y se marchó sigilosamente, tenia suerte de que Naraku no la hubiera descubierto ya que eso era lo que menos le gustaba de las personas. Sin duda era un monstruo cruel.

El sol daba sus rayos mas fuertes a la tierra y a las personas de la gran cuidad de Tokio; ya eran las nueve y media de la tarde y todos en la preparatoria Mytho estaban en su hora de receso donde todos descansaban de los fastidiosos profesores que lo único que hacían eran exigir trabajos y exposiciones. Ayame, Sango y Kagome platicaban tranquilamente sobre la sombra de un frondoso árbol donde la sobra las acompañaba sin faltar nadie:

— Y… ¿Entonces que opinan chicas? — preguntó Kagome emocionada con una gran sonrisa.

— Me parece buena idea pero… ¿Cuándo lo haríamos? — preguntó Sango acomodando su fleco que estaba un poco desarreglado. — Es que no puedo dejar solo a mi hermano Kohaku. — Ella y su hermano vivían solos, su madre murió hace mucho tiempo pero no se sentían tristes por eso, sin embargo su padre trabajaba en Hong Kong en el país de China y el les mandaba dinero para su supervivencia. Ambos se sentían solos, aunque Kohaku sentía que ya tenia a una mama hermana a su lado cuidándolo de todos sus temores.

— Disculpen chicas, pero no podré asistir. — comentó Ayame un poco desanimada ya que la idea se oía bastante bien.

— ¡¿Pero por que no podrás asistir a mi pijamada?! — exaltada La gran Higurashi se levantó de su lugar y la señaló con el dedo. Ambas acompañantes se asustaron.

— Es que tengo que ayudar a mi abuelo en algunas cosas en la mansión. — se disculpó la chica de cabellos destellantes como el sol que la iluminaba haciendo lucir su broche de lirio en su peinado.

Ayame vivía sola con su abuelo, ellos no tenían problemas con el dinero, al contrario, les sobraba demasiado y solo los que habitaban en la mansión eran ella y su abuelo. Prácticamente tuviera mas familiares pero ellos siempre andaban en viajes estrenando sus jets privados, ella no les prestaba atención ya que eso ocasionaba problemas con la sociedad que los asechaba terriblemente. Ella solo deseaba una vida común y corriente con sus amigas.
Pocas personas sabían que ella nació en un billete.

— Entonces nosotras te ayudaremos. — opinó Sango por todas.

— No es necesario… yo puedo sola. — a veces Ayame era una chica testaruda pero linda, ella le gustaba ser independiente y arreglar sus problemas sin la ayuda de nadie. Era una chica responsable.

— No es por dudar de tu capacidad de arreglar las cosas amiga, es por que queremos que asistas a mi pijamada. — Kagome sonrío. — Será incomodo si tu no vas.

— Esta bien… pero ¿Quiénes viven en tu templo Kagome? — preguntó dudosa Ayame. — Recuerda que también viven familiares tuyos y… ¿Dónde dormiremos?

— ¡Es verdad!, no hay suficiente espacio para todos, por esa razón InuYasha duerme en mi cuarto, si mis amigas se enteran que el duerme conmigo seguro pensaran mal de mi, ¡hay ¿Qué voy a hacer?! ¡Hice esto sin preguntar, que tonta soy…! — pensó Kagome jugando con sus dedos.

***​

— Amo Sesshomaru, ¿puedo pasar? — preguntó Jacken tímido entre abriendo la puerta.

El despacho donde el se encontraba era lo suficientemente grande para el solo, el lugar tenia una atmosfera varonil que solo se respiraba la fragancia de aquel youkai. Sesshomaru solo dio una seña con su dedo y su fiel sirviente pasó sin hacer ruido, temía que cualquier cosa que el hiciera lo matara, por eso tenia que comportarse lo mas serio posible, aunque para el sapo le era imposible, ya que cuando cerró la puerta se rompió una vasija de porcelana que estaba en un pequeño mueble, sin dudarlo se puso de rodillas y se puso a rezar por su única y miserable vida.

— ¡Perdóneme señor Sesshomaru, por lo que mas quiera no me haga daño, juro que limpiare todo este desorden…!

— Cállate, Jacken. — ordenó el sin dirigirle la mirada ni si quiera le prestó atención aquel objeto perdido. El sapo se levantó y sacudió sus ropas aun temblando, respiró hondo.

— Ya deje a la pequeña Rin en la escuela donde usted me ordenó y venia a preguntarle si se le ofrecía algo más. — cada vez se ponía nervioso. Poco le faltaba para desmayarse. El al no dar señales de ocupar algo se retiró sin más que decir para limpiar el desorden.

— ¿Qué esta tramando el maldito de Naraku? — el señor de la fragancia de la luna se cuestionaba así mismo ya que las preguntas que el mismo formulaban no tenían respuesta, miró con sus ojos dorados hacia la ventana. — Huyendo como siempre de mi, es obvio que se esta escondiendo de algo… simplemente yo le daré fin a ese miserable.

Su vista era radiante como el sol, pero su mente estaba puesta no solo en Naraku si no en la pequeña Rin, una inocente niña que fue capaz de adentrarse a la vida de aquel señor Sesshomaru. Inevitablemente el se observó su muñeca para divisar el reloj que un día ella le había regalado solo por su buen corazón.

— Rin tiene el pergamino. Naraku vendrá algún día a buscarla. — pensó. Apretó su puño, sin embargo no se lastimo con sus garras afiladas que visiblemente estaban en su mano.

***​

Las chicas platicaban y platicaban sobre sus cosas, inclusive de chicos, que por lo regular no tocaban el tema para nada, ni muchos menos Kagome ya que su corazón ya tenia dueño, pero no le hacia nada mal en ponerse a conversar con ellas y darles de sus inexpertos consejos. Pero su tranquilidad se vio profanada por InuYasha, Koga y Miroku, se sentaron junto a ellas; las chicas no querían intrusos en su conversación sobre todo cuando se trataba de chicos, el trío de mujeres los fulminaban con la mirada, esta era tan penetrante que a los tres se les ocurrió salir corriendo, pero Miroku el mejor casanova de Japón ya tenia trucos bajo la manga, ya tenia experiencia en esto así que solo se dedicó a que su dulce y elegante voz las tranquilizara y volviera una atmosfera tranquila en vez de tensa.

— ¿Qué hacen hermosas gatitas? — por supuesto que las mujeres le dieron una cachetada cada una, tenia tres manos marcadas en su mejilla ahora roja, adolorido trató de corregir su error. — ¿Qué hacen? — sus compañeros varones solo negaron con la cabeza al ver la tontería.

— Nada. — Sango no quería que más gente se involucrara a la pijamada. Aunque Koga e InuYasha tarde o temprano se enterarían ya que ahí mismo vivían. Esa simple palabra iba para Miroku.

— Solo platicamos cosas de chicas. — añadió Ayame cerrando los ojos sonriente haciéndola ver mas hermosa; había entendido el mensaje de Sango ya que si Miroku asistía iba a ver problemas, con la mente perversa con el era mas que suficiente para temerle a la oscuridad, pero al parecer Kagome resultó ser la mas inocente de todas.

— Hablábamos sobre la pijamada que habrá en mi templo. — Sango y Ayame la miraron fríamente mientras Miroku puso una cara de satisfacción al sacarle toda la información a su amiga.

Koga e InuYasha solo se sintieron traicionados, si ella sabía que había poco espacio en el templo ¿Dónde dormirían ellos? Era obvio que las chicas eran más delicadas y tenían que dormir por la fuerza en una habitación, pero ¿y ellos? Donde quedo esa amabilidad de pensar en todos. Ya no tenían opción.

— Espero que no piensen que dejare que esta bestia duerma a mi lado. — Koga lo señaló furioso casi le picaba su ojo oscuro ya que InuYasha estaba sentado a un lado de el.

— ¡Créeme que no lo permitiría! — regañó furioso a su rival.

— Y… ¿A que hora se reunirán jovencitas? — preguntó Miroku que por supuesto se invitó solo.

— A la hora que quieras. — Sango se había exaltado en responder, tal vez si deseaba que el fuera y la viera dormir. Se sonrojo por ese pensamiento llevó su mano a si mejilla.

Cuando Miroku notó esto solo se quedó quieto admirando el rostro sonrojado de ella, ninguna de las chicas que había tenido una cita se había sonrojado fácilmente con el, y ¿Quién lo diría? Era una frase que no tenía nada que ver con chicas o con amor. No llegaba al piropo.
Por suerte la campana la había salvado, todos se levantaron al mismo tiempo y fueron a su salón donde la maestra de química los esperaba con un aburrido discurso.

***​

Kikyo apenas salía del lago, tal vez aquella noche fue muy pesada para ella ya que no durmió en toda la noche, pensando en como podría salir de ese horrible pero esplendoroso lugar. Ella caminaba mojada, las gotas terminaban en el suelo dejando su rastro donde ella caminara, su cabello estaba atado a una cinta blanca. Sin embargo se paró en seco, dirigió si vista hacia el frente viendo más y mas árboles sin duda era un bosque grande y frondoso. Ella extendió su brazo y frunció un poco el seño.

— Un campo de fuerza… No podré salir de aquí. — pensó Kikyo sintiendo como poco a poco Naraku se apoderaba de ella, su libertad estaba en sus manos. Pero al sentir una mirada sobre su espalda ella se volteó para ver a aquella persona. — ¿Qué quieres?

— Valla, después de todo puedes sentir mi presencia. — la mujer geisha colocó su abanico en su hombro, tal vez era una señal de que si hacia un movimiento en falso la mataría con sus cuchillas. Kikyo no le temía a la muerte.

— ¿Naraku te pidió que me vigilaras? — preguntó la sacerdotisa. Kagura solo rió ante su pregunta.

— Solo me dijo que te advirtiera que si pasas por el campo de energía morirías al instante. — era un hecho, Naraku poco a poco la iría matando sin libertad de nada, las cosas se estaban volviendo poco a poco mas claras para Kikyo. La brisa acompaño sus cabelleras acariciándolas suavemente, o tal vez ¿era Kagura quien lo provocaba? Después de todo, la geisha manipulaba los vientos.

— Te llamas Kagura, ¿no es así? — volvió a preguntar Kikyo. Curveó sus labios. — Tú estabas espiando anoche. — afirmó peligrosamente.

Kagura se quedó impresionada a tal contestación sin ninguna prueba, ni siquiera el mismo Naraku no la había descubierto aquella noche cuando hablaba con Kikyo, tal vez aquella sacerdotisa a la que le devolvieron la vida era más fuerte que Naraku, al menos eso cruzaba por la mente de la dama del viento, o posiblemente la ocuparía para uno de sus desagradables planes. Pero la pregunta sigue viva: ¿para que le revivió?

— Esa noche solo estaba paseando cerca de ese lugar. — se excusó Kagura y le dio la espalda.

Ella tomó una pluma de su sencillo peinado y desapareció entre un ventisca suave de viento causando que los cabellos de ambas se movieran mas rápido y desapareció como de costumbre en el aire.
Kikyo solo siguió su camino para familiarizarse en el bosque sin atravesar el campo de energía, no deseaba morir de nuevo solo por un error simple; Kikyo deseaba en primer lugar su existencia, ¿Por qué estaba ahí? ¿Acaso Naraku no podía con una tarea y por eso la ocupaba a ella?

***​

El timbre de la primaria sonaba su suave melodía, todos los niños corrían felices y contentos hacías sus casas.
Rin, única sobreviviente de la familia Hitomi acompañaba a su amigo Kohaku, hermano de Sango. La niña no decía nada, por lo regular su sonrisa cautivaba a cualquiera pero esta vez era la excepción, Kohaku sabia que algo le pasaba y que no se lo quería contar; el era un chico tímido con las personas pero debes en cuando animaba a la gente que mas quería.
Sango.

— Oye Rin, ¿Por qué no habías venido a la escuela hasta ahora? — preguntó Kohaku para sacarla de sus pensamientos. Sonrío.

— Es que… — por supuesto que no podía contarle que su familia había muerto y que ahora vivía con un youkai que la cuidaba; le daría miedo e inmediatamente la vendría a ayudar. Pensó en la excusa perfecta. No tardó en que se le viniera una. — Mi papa tenia mucho trabajo… y no había tiempo para llevarme a la escuela — ella bajó su mirada. No le gustó mucho su respuesta; Kohaku se sentía culpable ya que le dio el presentimiento que había empeorado las cosas.

— El señor Hitomi siempre ha sido muy amable. — Kohaku sonrío para darle ánimos.

— Si… — en realidad extrañaba a su familia. — El señor Hitomi.

— ¡Rin! — se escuchó un aterrador grito atrás de ellos.

Ambos voltearon, mas curiosos que asustados y miraron a un persona pequeña y de color ¿verde?, aquella persona cuando se acercó mas a ellos se detuvo a descansar, con la boca abierta respiraba agitadamente. Al parecer había corrido por mucho tiempo, y como no cansarse con ese tamaño.
Jacken.

— ¡Niña, ¿Dónde te habías metido?! ¡¿Te dije que no te salieras de la escuela?! — regañó alzando un poco su voz.

— Perdóneme señor Jacken, pero quería acompañar a mi amigo Kohaku a su casa. — contestó ella sonriendo, Kohaku se sentía raro en medio de aquella situación, pero no podía hacer nada mas que sonreír a su nuevo acompañante, sin embargo no tenia ni la mas remota idea de quien era aquel sujeto que trataba con gran familiaridad a Rin.

Jacken resignado. — y después de haber descansado poco y que Rin le presentara a Kohaku, su amigo de la infancia. — tomó su mochila morada con toques rosas, la agarró del brazo fuertemente, claro sin lastimarla ya que sabia que si ella salía herida de cualquier cosa el tenia una muerte asegurada. Tragó saliva por aquel pensamiento fugaz. Y así se la llevó casi arrastrando, no obstante Kohaku estaba a punto de interferir en aquella curiosa situación; pero al darse cuenta de que Rin sonreía divertida decidió dejar las cosas como estaban.
Ella comenzó a sonreír cuando el señor Jacken apareció.

***​

En el templo Aramitama — significa el templo del valor. — se encontraba InuYasha en el patio, como siempre arriba del árbol sagrado; tal vez se la pasaba en ese tranquilizador lugar por que le recordaba aquellos momento en donde su madre y padre vivían, siempre le reclamaban que parecía un flojo arriba de los árboles.
Curveó su boca.
Shippo jugaba con el gato que Koga le había regalado a Kagome cuando apenas se conocían: Buyo. Un gato glotón y flojo que siempre maullaba cuando tenía hambre; aquel animal era mas de Shippo que de Kagome ya que ella no le ponía la atención suficiente.
Aprovechado.

— Kagome ponte esto. — en vez de sugerencia era casi una orden. Kaede casi le aventaba un traje bastante antiguo a Kagome, extrañada la gran Higurashi lo examinó con la mirada; después de todo aquel santuario para sacerdotisas en donde estaban era un lugar sofocador a olor a incienso.

— ¿Para que? — era un hecho, no quería ponerse un traje de sacerdotisa bastante antiguo; la moda ahora de los arqueros era con un pantalón negro noche y no rojo color sangre.

— Ahora en adelante aprenderás a hacer una gran sacerdotisa… como debió ser desde hace tiempo.

Para Kagome eso fue un mensaje subliminal, ya que lo primero que se le vino a la mente fue la imagen de aquella mujer sin rostro, una en donde sabía su nombre y lo que hizo antes de que ella muriera.
Discípula de Midoriko: Kikyo.
Parecía como su abuela le estuviera pidiendo que fuera otra persona, que fuera aquella gran sacerdotisa que una vez fue su hermana. Imposible. Pero simple, no tenía opción, ella fue a vestirse para empezar con su nuevo entrenamiento.
Una nueva vida.

***​

Anime angels: siempre me gustan tus post, y bueno sobre el beso te prometo que lo añadiremos mas adelante, espero que te halla gustado este capitulo; muchas gracias por acompañarnos en el FanFic.

Kinary: amiga tu siempre halagándome, no ves que me hace daño y bueno, ya puse de nuevo a Sesshomaru así que no llores XD; tus post siempre me halagan y por supuesto te inspiras demasiado.

Izayoi sama: Si, me pareció injusto que ese capitulo en manga no lo hallan animado y pues me gusto tanto que lo pude en mi Fic a mi manera; XD no subastes el Fic, (ejem… recuerda que este fic es compartido) Por desgracia jeje… ¡no es cierto InuAhome! Ya sabes como me llevo con mi amiga sempai que la quiero mucho. Y si, sigue llamándome chibi, creo que me gusta más o de cualquier manera XD

SasuWord: Si, todos me estan diciendo eso lo del manga, eres el segundo hermano. Que bueno que pusiste tu Post XD

LiFeInu: Tu ya sabes por que me tarde en explicarlos ¿no? Ejem… nadie leyó nada. Y esa es la secreta parte y mi idea loca. — mas especifico donde InuYasha confunde a Kagome por Kikyo. — Tú ya sabes a que me refiero. Mensaje subliminal.

Dulcekagome: Hola, bienvenida a esta discusión. Muchas gracias por tu comentario siempre me ha gustado que pongan su opinión, espero que no te aburras de la historia y continúes con nosotros leyéndola, muchas gracias en verdad y de nuevo bienvenida.

Atte:
windmiko e InuAhome
:cat:​

 

Re: ¿Quien es mi guardian?

Capitulo Anterior:

Para Kagome eso fue un mensaje subliminal, ya que lo primero que se le vino a la mente fue la imagen de aquella mujer sin rostro, una en donde sabía su nombre y lo que hizo antes de que ella muriera.
Discípula de Midoriko: Kikyo.
Parecía como su abuela le estuviera pidiendo que fuera otra persona, que fuera aquella gran sacerdotisa que una vez fue su hermana. Imposible. Pero simple, no tenía opción, ella fue a vestirse para empezar con su nuevo entrenamiento.
Una nueva vida.

“¡Por fin! Un día tranquilo”​

— Trata de apuntar al árbol sagrado. — dijo Kaede señalando el objetivo. Ellas ya se encontraban en el patio para empezar su entrenamiento. Según todos Kagome ya estaba lista.

— Pero si nunca he usado un arco y flecha. — Higurashi todavía quería salvarse de aquella situación tan penosa, ellas sostenía sus nuevas armas en una sola mano. Aun no quería ser otra persona. No deseaba ser Kikyo.

— Solo inténtalo. — la anciana sonrío, que por cierto ella también llevaba puesto el traje de sacerdotisa que requería.

No tuvo mas remedio que hacer caso a sus mandatos, ella levantó su brazo junto con el arco y flecha bien acomodados, sin embargo su decisión no evitó que sus manos temblaran, tal vez eso era señal de que estaba ansiosa o tal vez ¿tenia miedo de conseguir su objetivo? Kagome disparó la flecha, no llegó a clavar su arma en el tronco del árbol si no en las raíces.

— Kaede yo…

— Inténtalo de nuevo… — Kaede parecía estricta en esa pose de sus manos atrás y su mirada fija en el árbol sagrado.

Kagome alistó el arco y flecha, pero antes de que apuntara su objetivo la tiró sin querer y el objeto se dirigió hacia sus guardianes que casualmente entrenaban, uno con su nueva espada y otro con sus golpes de cuerpo a cuerpo. La flecha le rozó el rostro de Inuyasha, por poco le daba si no hubiera tenido esos reflejos de demonio, no obstante en esos momentos era un humano.

— ¡Oye otro poco y me matas! — regañó el y la miró molesto.

— Lo siento InuYasha — se disculpó avergonzada y regalándole una sonrisa tímida. Kaede dio un suspiró, el descanso temporal del alma.

— Bueno echando a perder se aprende querida. — añadía la anciana mientras golpeaba levemente el hombro de la chica para darle ánimos.

— ¡Soy pésima Kaede, jamás aprenderé algo así!

— Vas empezando, no te des por vencida. — la anciana sonrío.

— ¡Kagome!

Sus amigas que apenas llegaban le gritaban alegremente para anunciar su llegada, para la gran y última Higurashi era un gran alivio, ya no tenía por que seguir practicando, era hora de recibir las visitas. La pijamada que habían programado no se había cancelado; estaban viendo películas de terror y otras de humor. En fin se estaban divirtiendo.

***​

El crepúsculo se hacia presente, el sol poco a poco se escondía entre las montañas, sin embargo el youkai de la región de Japón Tokio: Sesshomaru no apreciaba a esa belleza, el prefería estar solo, tal vez ese era su mayor pasatiempo; el estaba sentado en uno de los sillones rojos elegantes que por cierto estaban bien cuidados, la fogata era su única compañía en ese lugar, se sentía el calor que aquel adorno le proporcionaba, su vista dorada estaba fija en el fuego que lo alumbraba.
No obstante su soledad y tranquilidad no duró por mucho tiempo ya que la pequeña Rin apareció y se sentó aun lado de el como si fuera de su familia, su vista oscura se fijo en el rostro del señor:

— Señor Sesshomaru, ¿usted no va a cenar? — preguntó la niña curiosa, no le quitaba la vista de encima, no quería. Rin sonrío.

— ¿No crees que deberías estar dormida?

— ¿Yo? — se apuntó ella con su dedo índice. — Últimamente me he estado durmiendo muy tarde. — se talló levemente los ojos con sus pequeñas manos.

— Duerme, mañana iras a esa escuela. — dijo el.

— Pero…

— Duerme. — insistió Sesshomaru para después levantarse de su lugar.

La verdad Rin no quería irse de ese lugar, estaba tan contenta estando con el ya que a su lado se sentía protegida, incapaz de salir lastimada de ese sitio, aunque realmente no quería molestar a su nuevo miembro de la familia, claro si ella podría utilizar ese termino que le faltaba a ella.

— Esta bien. — Rin había desistido. — Buenas noches señor Sesshomaru.

Se levantó torpemente ya que el sueño la estaba venciendo, si se hubiera caído Sesshomaru la sostendría en sus brazos sin pensarlo, sin embargo ese no era el caso debido a que ella logró mantener su equilibrio. Subió las escaleras lentamente y de vez en cuando veía de reojo a Sesshomaru en su misma posición; cuando ella entró por fin a su aniñada habitación, el caballero de la luna salio de su casa y miró la luna detalladamente en su patio, a decir verdad su jardín estaba tan bien arreglado que cualquiera pensaría que ese lugar fue bendecido por un dios ya que se sentía una atmosfera tranquilizadora.
El alistó sus garras de sus manos aun observando la hermosa luna que alumbraba al cielo anochecido.

— Si no sales en este momento te aniquilare. — amenazó sin titubeos.

— Hmph, se nota que usted es un digno youkai. — se escuchó una voz femenina entre los aires, la melodía de su voz no se escuchaba en un lugar especifico, parecía que resonaba en todas partes.

El viento sopló furioso, fácilmente movía la cabellera plateada de Sesshomaru e incluso sus ropas de su época, el aun no bajaba sus garras por si aquella mujer pensaba atacarlo. Entonces ella apareció enfrente de el, tenia un hermoso kimono rosado con detalles floreados sin exagerar, su peinado sencillo aun se movía por el viento, a pesar de que la mujer era extremadamente bella al señor no le simpatizó tan siquiera un poco, la geisha lo notó.
Esbozó una sonrisa.

— ¿A que se debe este alboroto? — preguntó Sesshomaru, visiblemente detestaba su aroma idéntico a su eterno rival Naraku.

— ¿Usted es Sesshomaru? — preguntó Kagura ignorando su pregunta anterior, apreciaba su rostro enojado, sentía divertirse con el.

— No contestaste mi pregunta. — decía el mientras desenfundaba su espada, la apuntaba dispuesto a matarla con otra palabra o frase que ella dijera. Acaso ¿ella vino para hacerle preguntas tontas sin sentido?

La geisha solo se le quedaba viendo, se miraba como un autentico youkai muy apuesto para su edad: con su espada apuntándole hacia ella con firmeza y sus ropas le quedaban a la perfección a su perfil, el viento acariciaba suavemente sus cabellos de luna, y en sus ojos dorados, como el sol que ocupaban, se reflejaba la luz de la luna, pero, ¿Por qué ningún humano se daba cuenta que era un youkai? Su teoría más lógica era que asesinaba todo aquel que pensara delatarlo; pero no quería entrar en detalles.

— Solo quería saber si has tenido un enfrentamiento con Naraku. — ella apartó su vista de el para colocarla en la luna.

— No tengo por que explicarte. — Sesshomaru al darse cuenta que ella no planeaba atacarlo decidió fundar su espada de nuevo en su cintura.

El joven le dio la espalda, tenía intenciones de llegar a su casa tranquilamente como todos los días y olvidarse de aquel suceso con Naraku, ya que la última vez que lo vio, tenia deseos de romperle la cabeza; pero esa Kagura se lo impedía haciéndole la misma pregunta:
> ¿Has tenido un enfrentamiento con Naraku?<
Al parecer estaba muy empeñada para hacer esa pregunta, cada paso que daba Sesshomaru era como si a ella le dieran una bofetada en su mejilla. Ganas no le faltaban para atacarlo con sus cuchillas y herirlo, sin embargo esa realidad estaba lejos de su alcance ya que sabia de antemano que el era mas fuerte que ella, si lo hacia era un boleto gratis hacia la muerte.

— ¡Oye! — volvió a llamarlo demasiado molesta.

— Si tanto te importa pregúntale a Naraku, no me metas en tus asuntos. — contestó sin voltearla a ver y seguir su camino.

Sesshomaru por fin entró a la casa sin excusas o palabras dirigidas a ella, dejó a Kagura sola, ella de tan molesta que estaba ya que había venido sin conseguir lo que quería frunció el seño con fuerza, tomó una pluma de su cabeza y desapareció entre una ventisca de aire. Ella no podía preguntárselo a Naraku ya que el había perdido la confianza de ella hace mucho tiempo, ahora se quedo con esa gran duda pero ¿para que quería saberlo si no cambiaria nada en su vida?

***​

— Oye ya no puedo soportar esto. — bufó InuYasha que estaba sentado en la cama rosada de Kagome, tenia sus brazos cruzados. — Primero me dicen que me encierre en tu cuarto para que no me vean como un hanyou… Yo también quiero ver la película que las demás ven.

Kagome escuchaba las quejas de InuYasha y las tonterías que decía, pero de una u otra forma tenia que convencerlo de que se fuera a dormir en otra parte, sus amigas tarde o temprano tendrían que dormir en la habitación de ella pero ¿Dónde quedaría InuYasha?, Al igual tenia que pensar en Miroku, seguramente dormiría en la habitación de Shippo, sin embargo solo cabían dos personas ¿Dónde dormiría Koga?

— InuYasha. — ella se levantó firmemente observándolo. — Como mi guardián te ordenó que busques un lugar donde dormir. — lo señalo con su dedo índice.

— Kagome estas confundiendo el termino guardián a sirviente, ¿verdad…? ¡No soy tu sirviente, tonta! — Kagome iba a responderle a pesar de que el tenia razón, ella calló cuando escuchó que golpeaban la puerta al igual que InuYasha. Ambos voltearon hacia la puerta atentos si golpeaban de nuevo, rogaban en su mente que fuera Kaede o Shippo, incluso Koga, aunque a decir verdad InuYasha prefería que entrara un youkai antes que su eterno rival.

— Kagome ¿estas aquí? — preguntó una voz femenina detrás de la puerta. Era Ayame.

—… Ya voy. — los nervios de la chica de cabellos color noche se hicieron presentes. — InuYasha por favor escóndete — susurró en voz baja para acercarse un poco mas a el con intenciones que la escuchara a la perfección, eso no era necesario ya que las orejas de InuYasha en esos instantes eran las de un lindo perro.

— No me esconderé, además siempre he dormido en este lugar.

Era amargamente verdad, InuYasha no podía dormirse en otro lugar, ya se había acostumbrado a estar cerca de Kagome sin importar las diferencias que ambos tenían; dormir todas las noches custodiándola y protegiéndola de todo el ser que se le acercara se había convertido en su pasatiempo; no deseaba separarse de ella esa noche, le resultaba imposible imaginar.

— Si no te importa abriré. — anuncio Ayame girando un poco la perilla.

Kagome ya no tenía mucho tiempo para esperar a InuYasha que reaccionara, así que lo primero que vio fue la ventana abierta por suerte, arrimó a InuYasha empujándolo por la ventana, era obvio que InuYasha se resistiera trataba de sacarse del agarre de ella de su espalda; cuando Ayame abrió la puerta por completo vio a Kagome parada con una sonrisa inocente y con la ventana abierta con las cortinas rosadas meciéndose.
InuYasha se encontraba tirado en el suelo del patio con la cara abajo.

— Me las pagaras Kagome. — pensó molesto.

Ayame cerró la puerta cuidadosamente como si se estuviera escondiendo de alguien y se sentó en el suelo, la dueña de la habitación se sentó en el borde de la cama, al notar ella que el silencio iba y venia en el cuarto decidió tocar un tema, sin embargo no sabia que exactamente ya que parte de su mente estaba preocupada por InuYasha a decir verdad fue muy grosero de su parte correrlo así de su habitación.

— Y… ¿Dónde esta Sango?

— No te preocupes. Se quedo viendo una película… de terror. — la ultima frase lo dijo como si fuera verdaderamente peligroso.

— ¿Por qué no te estas divirtiendo con ella? — tal vez la pregunta apropiada era ¿Por qué te apareces justo cuando estaba con InuYasha?

— Bueno es que a mi… no me gustan las películas de terror. — esbozó una sonrisa.

En la habitación de Shippo se encontraba el, Kohaku y el monje Miroku platicando tranquilamente, mas que tranquilo Miroku estaba aburrido por que siempre hablaban de cosas de niños de primaria, el necesitaba platicar con alguien de cosas mayores, mas especifico: de chicas. El se levantó resignado incapaz de quitarles la inocencia en sus mentes a aquellos niños y se retiró de la habitación; bajó las escaleras pausadamente, tal vez quería retrasar su llegada de nuevo con aquellos dulces niños, quería respirar aire fresco.

— ¡No bajes las escaleras! ¡Por favor no…! — se escuchó el lamento de una mujer, Miroku detuvo su paso alertándose de todo lo que pasaba a su alrededor, aunque no podía asegurar el motivo de esa voz. — ¡Date la vuelta de va a apuñalar! — Miroku dio bruscamente la vuelta pero no encontró a nadie, ni siquiera sentía la presencia de un ser maligno, sin embargo si sentía que alguien tenia miedo. Bajó las escaleras por completo divisando así a Sango viendo una película de un monstruo comiéndose a una mujer, la chica tenía sus manos en su boca incapaz de pegar un grito aterrador, tenia que ser valiente para esas películas de fantasía.
— Sango ¿Qué es lo que sucede? — decidió preguntar para quitarle el miedo a la chica. Ella giró su cabeza sorprendida.

—… ¿Excelencia? No sabía que estaba en esta sala.

— Tampoco sabia que te asustabas demasiado… — pensó. Miroku apreció el rostro de Sango apenado por su comportamiento, inevitablemente ella se sonrojo al sentir su mirada azul rey en la cara de ella, al monje le gustaba verla así, mas si era un sonrojo que el había causado; era justo que el, y solo Miroku la apreciara.

***​

— Las estrellas me recuerdan a Kagome… — Koga, el segundo guardián de la gran Higurashi estaba extasiado al ver las estrellas brillar entre el manto de la noche, como su gran Kagome.

Pero su felicidad de estar solo hundido en sus pensamientos fueron interrumpidos por un crujido proveniente de un árbol, no se molestó en voltear para ver quien era el causante de aquel sencillo pero molesto ruido, sin embargo su olfato sensible lo traicionó con solo respirar, sintió su sangre hervir pero decidió estar tranquilo antes de comenzar una escena bastante inútil.

— ¡¿Qué?! ¡Tu también! — preguntó el intruso cuando apenas se subió por completo en el tejado. Colocó sus puños sobre su cintura como demostrándole que era superior a el.

— ¡Oye suficiente tengo en soportar en que duermas con Kagome y todavía me reclamas! — gruñó Koga molesto por la actitud de InuYasha.

El hanyou de cabellera plateada se quedo mudo ante esas palabras, pero eso no evitó que frunciera el seño, resentido y sintiéndose un poco extrañado camino un poco donde estaba Koga, el lobo youkai estaba acostado sobre sus manos en su nuca, su coleta caía en sus hombros; InuYasha al estar cerca de el cruzó sus brazos de mala gana, como si un concurso de ser el mas grosero se tratara; Koga extrañado por la actitud que poco a poco InuYasha tomaba desvío la mirada, no sabia por que pero no le agradaba aquella atmosfera de amistad.

— La verdad te tengo mucha envidia. — comentó el lobo sin motivos, cerró sus ojos para no ver la cara de sorpresa de su acompañante rival.

—… ¿Por qué lo dices? — preguntó mas bien como una combinación de regaño con sorpresa. Koga soltó una pequeña risa, como si se estuviera burlando de el.

— Tu siempre estas a lado de ella. — respondió Koga como si fuera lo mas obvio en este mundo, InuYasha sintió reconocido públicamente, hasta el mismo guardián que tanto peleaba por ella y la cuidaba de la misma forma que el, opinaba lo mismo que el hanyou, a pesar de sus diferencias tenían pensamientos que casi se podría decir que tenían conexión, ¿acaso esa coincidencia ya lo sabia Midoriko?

— ¿De quien hablas…? — a InuYasha tal vez le apenaba admitirlo.

— Bestia, ¿acaso tengo que pronunciar su nombre?

— ¡Khe! Tonto, la razón es por que soy su guardián. — contestó sin aceptar su reciente y fugaz pensamiento.

— ¡Yo también bestia…! Y aun así tú estas más tiempo con Kagome.

— Soy mucho mas fuerte que tu, por eso soy el que guardián que mas la cuida. — dijo InuYasha triunfantemente.

Era algo lógico que aquella atmosfera de tranquilidad se destruyera gracias a los comentarios que se hacia cada guardián para ofenderse el uno al otro; Koga se paró furioso arto de las palabras tan perturbadoras que le daba InuYasha, ambos se miraban desafiantemente, pero a la vez ya estaban acostumbrados, ¿acaso jamás se rendían?
Insolentes.

— Me pregunto que nombre la llamare cuando ella sea mi esposa, querida, cariño o mi amor, ¿tu que opinas InuYasha?

El hanyou frunció el seño con fuerza y le dio la espalda rápidamente, tal vez quería ocultar su enojo, aunque no era necesario, por que el objetivo de Koga estaba mas que cumplido, ¿Qué tanto le habían afectado esas palabras? Koga lo miraba con sus ojos azules triunfal, parecía que claramente podía ver las heridas que le había causado no físicamente si no las había cometido en su corazón.
InuYasha apretó sus puños.

— ¿Qué te hace pensar que algún día eso pasara?

InuYasha dio un enorme salto dejando a Koga solo y un poco contento al ver que el partía de su lugar, corrió y dio enormes saltos hasta llegar al árbol sagrado, no se puso a apreciar el aura que la planta sagrada emanaba, ya que ni eso podía calmar sus enormes enojos que le nacían cuando el segundo guardián pronunciaba el nombre de su protegida, trepó ágilmente en una de las ramas gruesas del árbol y se acomodó para apoyar su cuerpo y acostarse. Era su lugar preferido después de todo, se sentía bastante tranquilo, posiblemente era por la atmosfera apacible del árbol sagrado, donde permaneció sellado durante cincuenta años.
Tal vez fue por eso que nunca le guardo rencor a Kikyo.
Siempre que estaba intranquilo y preocupado buscaba un lugar donde podía despejar sus sentimientos y ponerlos en claro; aunque era demasiado impulsivo y terco para darse cuenta que alguien esperaba de su amor incondicional.

— No, eso jamás va a suceder… Maldito Koga…

***​

— ¡No! ¡No digas eso! — regañó la chica de cabellos cafés y ojos verdes.

— ¿En verdad no te gusta alguien? — volvió a preguntar Kagome como si quiera torturarla de la pura vergüenza, el rostro sonrojado de su amiga se hacia visible cada vez mas.

— ¡Kagome, ¿Qué cosas dices?! ¡¿Por que no me dices tu primero?! ¡Apuesto que te gusta InuYasha o Koga!

— …

Si hubiera sido un concurso para ver quien ponía la cara más roja, sin duda ganaría Kagome; no le agradaban ese tipo de preguntas, sin embargo, ella se las hacia a sus amigas con una enorme confianza, el arrepentimiento la abrazo sorpresivamente, ella deseaba retroceder el tiempo y arreglar su pecado mortal para ella, quería que se desmayara — si ella pensaba fingirlo se vería bastante patética por que ella no era buena actuando. — o que desapareciera de repente y ya no volver hasta el día siguiente y si fuera mucho pedir cambiarse de país, Ayame la miraba vengativamente, era una chica tranquila, eso era verdad, pero debes en cuando no tenia nada de malo defenderse de las situaciones que no le gustaban.
La venganza suele ser dulce.

— ¡Oigan! — se escuchó claramente a Sango llamar detrás de la puerta, un gran alivio para Kagome, que verdaderamente pensaba responder esa pregunta. Ayame fue directo a abrir la puerta. — ¿No tienen sueño? — fue lo único que preguntó la nueva compañera.

No tuvieron mas remedio que intentar dormir, pero las risas no faltaron, como buena y rara pijamada, se durmieron tarde… Aunque Kagome fue la última que se durmió, ya que debes en cuando se despertaba pensando en sus guardianes que estaban durmiendo afuera por error de ella.
En pocas palabras no durmió nada.

***​

Caminaba lentamente por el bosque, deseaba llegar lo más tarde posible hasta su destino, pensaba y pensaba junto con su abanico recargado en su hombro derecho como si estuviera esperando la respuesta rápidamente.

— ¿Qué le pregunte a Naraku? — se preguntaba así misma con la luna siguiéndola. — Hmph, me arrepiento de haberle entregado mi corazón… — Kagura aun recordaba aquel suceso que le hizo pasar por bastantes situaciones desesperantes, y una de ellas era la primera vez que le temía a una batalla, lo recordaba claramente:

Recuerdo cuando apenas iba a comenzar la guerra entre hanyous y youkais, era algo terrible, todos estaban asustados… se podría decir que también los mas fuertes podían presenciarlo, ¡estaba segura de eso! Todos se preparaban para la gran batalla.
Todos los que no querían involucrarse en la guerra se escondían, yo volaba con mi pluma gigantesca muy cerca de ahí, observando detalladamente unas casas destruidas y otras quemándose, además se presenciaba una gran aura maligna que yo misma no podía soportar. ¿Qué buscaba…? En esos momentos no me daba cuenta que buscaba mi perdición, mi jaula… a Naraku. Lo encontré en donde menos me lo esperaba, estaba en la cima de la torre de Japón, supuse que estaba presenciando como sus súbditos se mataban y morían, no me importo para entonces, así que descendí y aterricé suavemente en la torre quedando atrás de Naraku, mas especifico 5 metros lejos de el.

— ¿Tu eres el youkai Naraku? — pregunte sin temor, aunque en realidad deseaba huir de ahí, la presencia maligna de el era muy fuerte.

— ¿Quién eres? — me preguntó girando solo su cabeza.

— Soy quien manipula los vientos. — podía jurar que en esos instantes el vio miedo en mis ojos rojizos. Aunque para mi fue que estaba percatándose de otra cosa.

— ¿Kagura? — curveó sus labios carnosos satisfactoriamente.

Naraku volteó todo su cuerpo, parecía como si estuviera retándome con su mirada púrpura con un toque negro, me daba el presentimiento que tenia intenciones de atacarme, me previne colocando mi abanico en mi hombro derecho, dándole a entender que el no era superior a mi.

— ¿Qué quieres? — el me miraba fijamente. Como si no tuviera tiempo para mí.

— Yo no quiero participar en esta guerra… e oído que tú proteges bien a tus súbditos depende de su comportamiento. — lo que había dicho era una vil mentira, seguramente el esparció el rumor solo para conseguir mas aliados que lo protegieran de sus sucias manos. — Quisiera ser tu aliada.

— ¿Tanto te urge huir de la próxima guerra?

Parecía divertirse, pero cada vez que pronunciaba una palabra me hacia enfurecer; pero esa cierto, tendría que esconderme en un lugar ya que en la guerra participaría Inu – no – Tashio, el youkai mas fuerte de esa región, pero por alguna y extraña razón pelearía a favor de los humanos, y no a los de su propia especie. Un youkai tonto.

— Esta bien, dejare que seas mi súbdita, pero no solo cuando acabe la guerra, si no el resto de tu vida.

Respiré aliviada con esas palabras, después de todo me podía librar cuando yo quisiera, nada me ataba a el, sin embargo, el youkai fue mas listo, la mano de Naraku comenzó a cambiar de una forma espantosa y rápidamente atravesó mi pecho donde estaba mi corazón, fue tan rápido que apenas me di cuenta cuando sentí el dolor, cuando tenia intenciones de atacarlo el sacó su tentáculo rápidamente.

— ¡¿Qué es lo que hiciste?! — grite molesta.

— Tome unas cuantas precauciones, si te atreviste a huir y a dejar a los que tu misma especia sufrir por ellos mismo la batalla, es muy fácil que puedas traicionarme. — era claramente como si hubiera leído mis pensamientos, me sentía vacía por dentro.

— ¡Maldito, con esto moriré!

— No dejare que mueras tan fácilmente, de ahora en adelante vivirás para mi, sin corazón.

Kagura había estado viviendo de esa manera durante mucho tiempo, se podría decir más de cincuenta años, ella aun caminaba en el bosque con el viento consolándola, con su fiel acompañante. Llevó una mano hacia donde debería estar su corazón, deseaba sentirlo palpitar, cuando ella lo tenia no le daba tanta importancia, no obstante ahora era todo lo contrario.

— Nunca debí ofrecerme de tal manera… tal vez, si no hubiera tomado las cosas apresuradamente…

***​

LiFeInu: Es verdad, llevamos un buen rato juntas, a ver cuando hacemos una, que te parece cuando pasen los XV de Wendy XD, bueno lo de Kikyo ya sabrás mas adelante lo que pasara aunque ya creo que tienes una idea — nadie leyó nada. — pues como ya leíste, Miroku no hizo de sus perversiones, gracias a Dios XD, bueno también gracias Shippo y Kohaku -_-;

SuMI-cHan: Amiga me alegra que te hayas acordado de comentar XD bueno, bueno lo de Sesshomaru y Rin poco a poco tomara forma, no me quiero salir tanto de lo típico de la serie, pero si debo anunciar que abra muchos cambios mas adelante, unos darán un giro de 90 grados. — si, tanto así. — bueno, espero que no te aburras amiga de la historia.

Dulcekagome: Me alegra que te haya gustado, sobre todo por el entrenamiento de Kagome, como ya te diste cuenta en este capitulo no entrena mucho, empezara poco a poco. No te preocupes, la mayoría de las veces — o a la mayoría de los lectores. — les aviso sobre la continuación. Me alegra que pienses así de nuestro FanFic. Saludos.

InnuxLuLii: La verdad no es corto, lo hice como de costumbre. — siempre abarca como 7 u ocho paginas del Word. — así que no lo hice mas corto que los demás capítulos, bueno, en fin, espero que te halla gustado la conti amiga.

Pautokitainu: Si, creo que esas eran nuestra verdaderas intenciones, que el capitulo anterior se enfocara un poco en Kikyo, claro, sin exagerar, la verdad mas adelante sabrán las intenciones de Naraku… Y te doy un adelanto, ella sola se dará cuenta al razonar un poco jeje O_O; bueno me alegra que te hallas reportado por aquí, saludos y besos amiga, suerte con tu Fic.

Kinary: Para que alargar mi comentario si ya te lo conteste hasta por mensaje privado amiga XD.

Aomelovecita: Gracias por tus comentarios y bienvenida, es muy agradable tener a una nueva lectora por aquí entre nosotras. Espero que te haya gustado el capitulo, y puedes comentar cualquier sugerencia o critica. Y repito bienvenida.

Izayoi sama: Me asustases amiga, por un momento creí que no comentarías T.T, pero bueno aliviada leí tu post; XD amiga, si Kagome subastara a los guardianes les gano jeje. — si claro, con el dinero que tengo, que por cierto es muy poco jeje. — la mayoría anda pensando en eso, creo que la verdad le inculque misterio. — amiga, Yuuko me lo esta pegando de mala -_-. — creo que la bruja de las dimensiones es contagiosa XD

Avance del siguiente capitulo:​

Veo que a la mayoría les intriga los planes malévolos de Naraku, ya lo verán un poco mas adelante, falta poco para que se desvele el misterio, sin embargo el siguiente capitulo aparecerá un nuevo personaje femenino, uno en el que causaran muchos problemas a los guardianes InuYasha y Koga, el nombre de aquella mujer de cabellos negros y corto adornado con un bello moño color sangre: Yura Sakasagami.​