de Inuyasha - ¿Qué diablos es esto?

¿Qué diablos es esto?​

¿Qué significa esto? ¿Qué se supone que hace? ¿Quién se cree que es? Y más importante ¿quién se cree que soy, para ordenarme y decidir lo que debo hacer con mi vida?
En algún momento tenía la libertad de hacerlo, pero no ahora. Ahora, pienso con mi propio cerebro y decido por mí misma, esa es la libertad que me ha dado estar entre los que son iguales a mí. Y no, definitivamente no creo que llegue a entenderlo. Porque Kaede-sama y los otros tienen razón al decir que no es como yo.

Es gracioso que crea que puede dejarme aquí por encargo y luego, venir a retirarme, como si yo no fuera más que un paquete. No soy una cosa que puede llevársela y ponerla donde crea que queda más bonita. No soy una muñeca que puede vestir con un hitoe de ochocientas capas, antes de meterla en una bonita caja de cristal. No soy una esclava, no soy una sirviente. No soy para cumplir sus caprichos de príncipe egocéntrico, soy para mí misma.
Está bien, en algún momento tenía la libertad de decidir, en algún momento daba las órdenes y dictaba las reglas, en algún momento fue divertido, pero ya no lo es. Tengo derecho a elegir una vida propia, las personas con las que quiero estar, ir a donde desee, sin que alguien esté controlando cada paso que doy, sin que tenga que pedirle permiso siquiera para respirar. En algún momento era una niña ingenua, dependiente e indefensa que necesitaba de todo eso, pero ya no lo necesito más.

No me gusta que me ponga esos ojitos de “eres tan especial que mereces seguirme”, no me cabe que me de vueltas alrededor, fingiendo que soy especial, para que luego quiera tomar nuevamente las riendas de mi vida y llevarlas como mejor le parezca. ¿Me está vacilando? ¿está jugando conmigo? ¿se burla de mí?
Tengo en el almacén de atrás una colección completa vestidos, obras de arte y joyería de la realeza ¿y de qué me sirven, aparte de ocupar espacio? ¿Acaso se cree que puede comprarme con todo eso? ¿con esos obsequios caros? ¿con esas actitudes? ¿Acaso se supone que soy objeto de su propiedad? En algún momento tal vez fui impresionable y manipulable, pero no, está muy equivocado si cree que así como así me comprará la voluntad y me hará hacer lo que él quiera.
También está en un enorme error si piensa que de verdad comprará así mi afecto. No soy como esas princesas locas que tienen un gran ego para alimentar y se van detrás del primero que muestre riqueza y poder. Y es inútil que lo haga para pedir perdón, porque aquí nadie le acusa de nada, nadie le acusa de ser youkai, nadie le acusa de lo que hizo o dejó de hacer. Está demasiado arriba de los pobres mortales, debería bajarse de su ego para ver las cosas como son en realidad.

La tesorería del almacén de atrás no borra esas ausencias, no borra esos silencios, no borra esas mentiras dibujadas en tiza, ni esas excusas tontas, no borra ese súper ego de youkai. ¿Y de verdad quiere que piense que siente culpa por todo eso? ¿Tiene miedo de ser olvidado? ¿de ser abandonado? ¿Teme acaso ser reemplazado por hanyous y humanos? ¿Pero quién se cree que es? No, no me interesan sus títulos nobiliarios ni militares, al diablo con eso. Tampoco me interesan sus posesiones, sus tierras, ni mucho menos que crea que yo soy una princesa y que le pertenezco y que puede negociar conmigo. Yo soy lo que soy. Punto.

Pensar que hace tanto escándalo por algo que no duró más de seis meses. ¿Así son todos los hombres de cualquier especie? ¿Por seguirles un par de meses ya les perteneces? ¡Qué tremendo descaro! No, no soy objeto de su pertenencia, tal vez lo fui, pero ya no. Y la tesorería que se agranda más cada mes no cambia eso.

El afecto de una persona tampoco puede comprarse, porque, además yo ya lo quiero. Pero no en el sentido que él aparentemente espera. Lo aprecio, lo admiro, todo eso, pero estamos en dos extremos muy opuestos, de realidades diferentes. Por supuesto que sé qué significa ese vestido lleno de mariposas. No fue confeccionado así por mero capricho. Me está buscando, tal y como predijeron los muchachos. Y también predijeron que surtirá efecto en mí y que acabaré haciendo lo que él desea. Pero no, eso no tiene sentido, no puede hacerse. Las razones sobran y él lo sabe.

Una criatura así no necesita realmente de mí, ni aunque intente fingirlo, porque esa es la triste realidad. Un día, yo moriré y él seguirá viviendo tranquilamente una vida magnífica, mientras yo seré menos que un suspiro dejado por el tiempo. Y, en esta vida que estoy aprendiendo a vivir, voy descubriendo que no necesito de un youkai para vivir. Quiero ser libre, vivir tantas cosas como pueda, tomar mis decisiones, seguir caminos propios, descubrir lo que soy capaz de lograr, equivocarme, aprender y levantarme por mis propios medios, antes de que mi corazón se canse un día y diga “basta”. Me gusta, me gusta haber caído en esta trampa de entender que la vida humana es más fácil. Me gusta haber convertido esta vida en mi única opción. Me gusta reírme del pasado y el futuro para anclarme en el presente.

La verdad es que los milagros no existen y las estrellas no cumplen deseos, de modo que soñar que estamos juntos para siempre es estúpido ¿para qué serviría? ¿para que un inuyoukai engreído que está en alguna parte de ese cielo siga burlándose del destino de él? ¿para volverle débil? ¿para desestabilizarle e insumirle tiempo? ¿para adelantar mi propia muerte antes de haber vivido realmente? ¿para hacerle sufrir innecesariamente más de lo que ya ha sufrido hasta ahora? Demasiado dolor para mi gusto. He visto la muerte con mis propios ojos, he sufrido el dolor de ver agonizar a mis seres queridos y no deseo que él pase por ese dolor de nuevo. Tiene un corazón demasiado perfecto como para que sea fragmentado sólo por mi culpa.

De modo que prefiero guardarme mis sueños y quedarme con mi cómoda realidad, mi mundo seguro, mis verdaderos amigos y fingir que no lo recuerdo, que no lo conozco, que no lo entiendo y que no tengo nada con él, antes que causarle un inútil siglo de dolor.
Dejémoslo en el “quisiera, pero no puedo”, que nos dijimos hace un par de años. A mí también me dolió una vez, pero ahora ya lo comprendí. En realidad, sí sé lo que todo esto significa para él, que esto es chocante, denigrante, humillante, “inconcebible”… sé que molesta y duele… que está ahí, callado, esperando por mí… sé bien que los youkai no pueden cortar los lazos que los atan a otros seres, ni siquiera luego de su propia muerte… y que sufren, aún si no pueden demostrarlo…
Y me gustaría mucho poder ser una diosa…

¡Cómo me gustaría tener las tijeras para cortar ese lazo!