One-shot de Pokémon - ¿pokémon en la vida real?

Este fic es para la actividad Pokemon reality

Era una tranquila mañana en la isla de la Palma, en Canarias, España. Me había pasado toda la noche jugando en mi 3DS al Pokémon Rubí Omega. No tenía ganas de levantarme, dios, había jugado hasta las 3 de la mañana. Seguramente mis padre me pelearían por jugar hasta tan tarde, pero yo no quería aguantar una regañina, así que mejor me quedaba en la cama.

Estaba a punto de dormirme, cuando de repente, mi madre gritó muy fuerte. Salí de la cama muy alarmado, pero debido a las prisas, caí por las escaleras. Cuando llegué a la cocina y vi lo que hizo que mi madre gritara quedé en shock. Era...era..¡Era un Weedle! Mi madre iba a aplastarlo con la escoba, pero yo la detuve y le dije que yo me ocuparía, ella se fue corriendo al salón.

Cogía al pequeño Weedle, estaba asustado y yo le dije que tranquilo, que lo dejaría en libertad. Yo pensaba que era un sueño, ¡Los Pokémon no existen ni jamás existirán! Cuando salí al jardín para liberar al Weedle, palidecí. ¡Había pokémon por todas partes! Seguía pensando que era un sueño, pero cuando me hice daño con el aguijón del pokémon de tipo Bicho, esa idea desapareció.

Dejé a Weedle en un arbusto y me senté en el césped, Pidgeys, Purrloins, Butterfrees... Mi sueño se había hecho realidad, desde pequeño deseaba que los Pokémon existieran. Todas las semanas miraba las aventuras de Ash y sus amigos, y ahora yo podría...¡Podría ser maestro pokémon! Salí corriendo a buscar una Pokéball que me habían regalado mis padres, la cogí y salí a mi jardín rápidamente, busqué un Pokémon con el que usar la bola. Me emocioné cuando de repente vi a un Treecko, cerré los ojos y le lancé la pokéball. Yo esperaba que no funcionaría, era una Pokéball de plástico, no una real. Cuando abrí los ojos, el Treecko no estaba, pero si la Pokéball, la recogí, el corazón me latía muy rápido. Lancé la Pokéball y de ella salió el pokémon de tipo planta, grité de alegría y abracé al pokémon, el me correspondió.

Fui a una tienda de juguetes abierta, el vendedor estaba huyendo de unos Rattata así que aproveché y robé unas Pokéballs, salí de la tienda y busqué los mejores Pokémon. Acabé con un Treecko, un Growlithe, una pequeña Ralts, un Corphish, un Gligar y un Pikachu. Ya era un entrenador, también robé una Pokédex.
Lograría ser un maestro pokémon. Iba a buscar a un entrenador y el que vi me dejó a cuadros. ¡Era Ash Ketchum! Le dije de tener una batalla con el y aceptó, usó a su Pikachu y yo a mi Gligar. Lo vencí fácilmente, en ese momento me di cuenta de que Ash es un pésimo entrenador. Le expliqué de que estaban en el mundo real y que ellos pertenecían a un anime Japonés, ellos no me creyeron y se fueron.

Ya era por la noche, fue el mejor día de mi vida, los Pokémon por fin eran reales. Volví a mi casa y me dormí. A la mañana siguiente, pensé que todo había desaparecido. A lo mejor el universo pokémon se juntó con este y quizás se volvió a separar. Miré por la ventana y los pokémon todavía estaban, pero eso no era mi barrio...¡Ahora mi universo se juntó con el universo pokémon!

Los universos estuvieron juntos unos meses, en ese tiempo logré ganar la liga pokémon fácilmente. Conseguí que Serena y Ash fueran novios. Yo me hice novio de una entrenadora que me retó para ser la campeona. Un día por la noche, pensaba que esto quedaría así para siempre y que viviría feliz y quedé dormido. Cuando desperté, miré por la ventana y volvía a estar en el mundo real, me asusté ya que quería estar para siempre en el mundo Pokémon. Encontré una nota en mi mesita de noche, la nota estaba firmada por Arceus, decía que juntó los universos para un experimento y que salió bien, me deprimí, pero me alegré cuando leí que los juntaría más adelante.

Ahora mismo espero que los vuelva a juntar...Los pokémon que capturé siguen conmigo, Arceus se olvidó de llevárselos. Ellos ayudan a mi madre con las tareas de la casa y en la pared de mi cuarto sigue estando el título de campeón de la liga pokémon. Arceus...gracias por haber juntado los universos.