One-shot ¿La cosa qué me hace más feliz? - Megurine Luki

Cuando tenía cinco años, mis padres y yo fuimos a un día de campo con otra familia, con la que mis padres mantenían contacto desde la universidad. Luka quería ir, pero estaba bastante enferma: De hecho mamá y papá querían cambiar la fecha, pero ella insistió que la dejáramos al cuidado de nuestra abuela y fuéramos sólo nosotros tres.

Me extrañó bastante que Luka no quisiera que movieran el día, porque sabía que se llevaba muy bien con la hija de los amigos de mis padres, pues eran de la misma edad (osea, un par de años mayor que yo). Aunque yo nunca había hablado con ella nunca, sabía que se llamaba Zimi.

Recuerdo que su cabello y sus ojos eran de color café grisaceo, y qué, cómo era verano, vestía un vestido y un sombrero para cubrir su cara del sol. Sí que el sol molestaba; yo también llevaba una gorra.

Debido al calor que hacía, les pedí permiso a mis padres de jugar en el pequeño y nada profundo lago que corría cerca de donde estábamos haciendo el día de campo. Una vez accedieron, dejé cerca de nuestras cosas mis sandalias y fui hasta el río para sentarme en la orilla, sin meter los pies en el agua. Simplemente el césped bajo mis pies descalzos me gustaba, al igual que el sonido del agua al lanzarle piedras.

—¿Por qué no metes los pies en el agua?— preguntó Zimi sentándose a mi lado. Tampoco traía sus sandalias.
—Temo enfermarme y ensuciar más mis pies.
—Jaja, qué aburrido. No sabes disfrutar el exterior.
—¿Y cómo lo disfrutas tú?

Sonrió no dijo una sola palabra. Se puso de pie y soltó una pequeña risita mientras se colocaba detrás de mi. Cuando volteé a verla, me empujó y caí al lago, quedando empapado. Tardé en darme cuenta de que ella resbaló al empujarme y terminó cayendo al agua también.

—¿P-pero que hi-hiciste?— pregunté enojado y con lágrimas en los ojos (era todo un bebé llorón).
—Te ayudé a refrescarte— dijo con una amplia sonrisa.
—A-ahora mis padres s-se enojaran conmigo...— sollocé.
—Claro que no. Así jugamos Luka y yo en nuestro último día de campo.

Supongo que se dio cuenta de que no me satisfacían sus palabras, porque decidió empezar a lanzarme agua hasta que yo decidí lanzarle de vuelta. Estuvimos jugando así un rato hasta que llegó la hora de comer.

Puede gustarme mucho el pescado, la flauta, el piano, la música, la cocina... pero la cosa que me hace más feliz debe ser cualquier lugar en el que pueda jugar con o en el agua: Desde ese día, no tengo la capacidad de estar sino feliz cerca de los lagos, ríos, mares, etcétera; además de que las guerra de agua son divertidísimas.

Por eso, cuando huí de casa, mi primer instinto fue subir a un taxi mis maletas y mi bicicleta; y con la bicicleta, después de haber encontrado un lugar donde quedarme, conducí hasta una playa no muy lejana, y pasé horas ahí, calmando lo que sea que tuviese por dentro.

De agua estamos hechos, al agua le pertenecemos.
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NOTAS DE LA AUTORA: Me pareció muy cliché la idea de que la respuesta al título fuese el pescado, porque entonces Luki sería relativamente fácil de contentar. Y la frase del final está totalmente improvisada... Mis disculpas.