Conocernos mejor ¿Estás a gusto contigo mismo(a)? ¿Qué no te gusta de tu cuerpo?

Voy a revivir este tema

¿Te sientes a gusto contigo mismo(a)?
La verdad es que físicamente sí.

¿Qué partes de tu cuerpo no te gustan?
El pelo calculo, me agradaría tenerlo lacio como cuando era un niño, pero ahora es demasiado ondulado y muy cuantioso. Es difícil de peinar, y tenerlo largo se vuelve un martirio.
Ahora ya no tanto, pero mi piel era muy grasosa durante la pubertad, así que tenía muchos granos. Eso pasó hace rato ya (gracias a mi dermatologa y sus comprimidos mágicos), pero mi piel todavía sigue siendo un poco grasosa.

¿Qué partes adoras?
Creo que mis ojos y la barba, que no es demasiado tupida pero sí lo suficiente. Aunque creo que mi mejor genética la encuentro en mi boca y mandíbula en general, sobre todo viendo a mis hermanas que tienen los colmillos y dientes apuntando para todos los puntos cardinales que puedan (Gigi Blanche ).

¿Eres inseguro?
No me siento así. Me siento... normal, con una seguridad suficiente para encarar metas y desafíos pero tampoco como para derrochar autoestima.

 

¿Te sientes a gusto contigo mismo(a)?

Soy bella, linda y despampanante, me veo al menos cinco años más joven y paro el tráfico por donde deambule.

Podría decirse que sí, estoy a gusto.

¿Que partes de tu cuerpo no te gustan?

Mi espalda. Tengo la columna comba así que, a pesar de mi esbeltez, nunca podré bajar la panza a menos que me muera de hambre y el dolor de espalda es recurrente. Por la pandemia no he podido hacer fisioterapia con la fisiatra, pero hago lo que puedo en casa.

Mi nariz, me lastimé y ahora tiene joroba. Todo el mundo me dice que es preciosa y parece griega pero la solía tener perfecta y respingada. Encima, tengo el tabique desviado, lo que me dificulta la natación un poquito.

Mis brazos fláccidos, quiero levantar pesas pero no puedo sin supervisión. Estúpida crisis xD

¿Que partes adoras?

La forma de mi cara, es afilada y con pómulos altos; mis labios que son coloridos y el grosor perfeco entre grandes y delgados; mis manos y pies pequeños y delicados que imprimen mis movimientos de elegancia.

¿Eres insegura?

Con algunas cosas soy muy segura y con otras no.

Como es evidente, comprendo intelectualmente que soy guapísima, pero, como me acosaron mucho en la escuela, mi apariencia me acomplejó muchísimo por muchos años. Por el acoso callejero y de un familiar asqueroso —nada feo, sólo miradas inapropiadas, odio a esa persona—, me acomplejó mi busto grande y me privé de usar ropas que me gustaban porque detestaba cómo exhibían mi cuerpo. Todavía tengo problemas con eso, pero trato de atreverme más a pesar de mi incomodidad; los 30 están a la vuelta de la esquina y me disgustará no haber usado todo lo que me llama la atención.

En general, me empodera mi atractivo, no obstante, tengo momentos en que regresan mis ridículas inseguridades adolescentes. Es un tema para tratar todavía; me esfuerzo.

Ah, comprendo esto perfectamente. Cuando era chica era muy trigueña por todos lados —no tenía lados blancos de donde no da el sol y eso que, por leer bastante, no jugaba afuera mucho— y mi familia materna comentaba que heredé algo de la ñatez de la nariz de mi papá, por lo ancha que es la mía. Y me torturaban en el salón para hacerme blower a pesar de que yo no quería, porque había un estigma contra el cabello crespo.

Ahora que, post-púber, soy muy blanca y bronceada no más, sospechosamente nadie menciona mi nariz —porque sólo era un problema cuando parecía más india, ¿no?— y los comentarios sobre mi cabello disminuyeron considerablemente; ayuda que son moda los rulos y que nadie puede decirme qué hacer con mi melena.