One-shot de Dragon Ball - ¿Es el muérdago lo mejor de la navidad?

Tema en 'Dragon Ball' iniciado por Dororo, 24 Diciembre 2011.

  1.  
    Dororo

    Dororo Entusiasta

    Aries
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    1 Marzo 2011
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    85
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿Es el muérdago lo mejor de la navidad?
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    6496
    Resumen: Hasta la cosas mas inverosímiles son posibles en Nochebuena. ¡Esa es la magia de la Navidad!
    Categoría: Parodia/Romance
    Protagonistas: Krilim/A18
    Capítulos: 1

    Advertencias: Antes de empezar a leer me veo en la obligación de advertir que, simple y llanamente, éste es un absurdo fic navideño (categoría que, por cierto, no he encontrado en la lista de FFL). No pude evitarlo. A algunos les vuelven locos los exámenes, a otros el amor y a mi me idiotiza esta época del año. ¡Qué le vamos a hacer! Yo ya he avisado así que si deciden seguir leyendo lo hacen bajo su responsabilidad. A los que continúen pedirles que no se desesperen ante el larguísimo monólogo inicial y a los que se queden aquí, desearles igualmente: felices fiestas y mucha, mucha suerte para el 2012.

    Dicho lo dicho y con la conciencia bien tranquila comencemos con el ineludible disclamer: Todos los personajes, lugares y situaciones que conozcan pertenecen a Akira Toriyama, el resto simplemente lo imaginé. Y por cierto, en su momento me divertí mucho haciéndolo.


    ¿Es el muérdago lo mejor de la navidad?
    Nunca has prestado demasiada atención a las mujeres.

    Krilim, si empezamos mintiéndote a ti mismo vamos mal. —Advierte tu conciencia.

    Vale, vale, de acuerdo. En realidad son ellas las que jamás han mostrado verdadero interés por ti.

    Cierto es que la falta de cabello, amén de no tener nariz, no ayuda demasiado aunque… ¡Tampoco es como si fueras el tirano loco Pilaf! Por mentar otro desgraciado sin apéndice nasal. Vamos que, porque no decirlo, no eres un galán de Bollywood pero también tienes tu encanto.

    No obstante, ese no es el tema.

    Has pasado la mayor parte de tu tiempo… Corrijo. Todo tu tiempo, combatiendo junto a tus camaradas. Encojes de hombros resignado.

    ¡Cómo si tuvieras la culpa de que tu mejor amigo sea: un saiyajin que no deja de meterse en líos!

    Por él, has enfrentado criaturas horribles que todavía despiertan tus peores pesadillas, viajado alrededor del planeta conocido, surcado el espacio exterior y visto gente de otros lugares. Gente buena y mala, amigos y enemigos, la mayoría, eso sí, un tanto extravagantes. Has muerto y has resucitado… ¡Hasta dos veces! En fin, lo que se dice un no parar. De modo que, a tus treinta años, apenas si has podido profundizar en el complejo mundo de la psicología femenina.

    ¡Y las mujeres de tu vida no es que hayan resultado de gran ayuda!

    Veamos, en primer lugar está Bulma, pero claro entender a Bulma es como tratar de explicar el complejo origen del universo a partir de la “nada”, y luego Chichi cuyo carácter no es, por decirlo de alguna manera, de los que te animan a querer indagar en nada. ¡Por Kami! Si hasta Goku, todo un superguerrero del espacio le tiene miedo cuando se enfada. ¡Es tremenda esa mujer!

    Hasta aquí la “larga” lista. Dos nombres.

    —¿Novias? —Sonríes escéptico. De ese tema prefieres no hablar. La última te resultó una “vivalavida” de mucho cuidado que se marchó a las primeras de cambio, plantándote por otro. ¡Con nariz, eso sí!

    Hace unos meses te hubieras reído de esto tanto o más que has llegado a reírte maliciosamente de Yamcha, cuando andaba coladito por Bulma, o del propio Goku antes de su boda pero… ¡Ay, pobre de ti! Acabas de descubrir que es cierto eso de que, tarde o temprano, todos sucumben a las miserias del amor. Debe ser inevitable, como nacer, morir o pasar el sarampión porque… ¿Quién te iba a decir que terminarías enamorándote?

    ¡Y menuda elección la tuya!

    “¿Qué diablos estabas pensando cuando enloqueciste por ella?", te preguntas con cierta desesperación y crees que debes haber hecho algo malo en otra vida, algo muy malo para que el destino te castigue de esta manera. Quizá debas hablar con Enma Daio sobre ello. “Qué le vamos a hacer…”, suspiras resignado. Ya sabes lo que dicen: donde hay patrón no manda marinero y si tu corazón se ha decidido, poco o nada puede hacer la razón para que recupere la cordura.

    Loco por amor. Bonito epitafio para tus esperanzas.

    Muchos pensarán que exageras, que tampoco es para tanto…

    —¡Ja! —en tu pellejo te gustaría verlos. Porque pretender que A18 te acepte es como tratar de invocar a Shenlong faltándote una de las bolas de dragón—. Imposible ¿no? —pues eso.

    Y no es como si no lo hubieras intentado, ya que puedes no ser el más fuerte, ni el más guapo y no quieres volver de nuevo sobre el asuntillo de tu nariz, pero sin ninguna clase de dudas eres tenaz. Fue precisamente ese espíritu de superación el que te llevó desde el templo de Oorín hasta Kame House y de ahí al resto de tu vida.

    Así que te gusta esa palabra: tenacidad. Claro que, siempre habrá quién pretenda confundirla con otras como: “pesado”, “llaga”, “plomazo”… Pero tú, estás bien seguro de que lo tuyo es: te.na.ci.dad con todas y cada una de sus sonoras sílabas.

    Justo por eso en estos momentos sobrevuelas el océano. Sin ninguna prisa por llegar a tu destino, con las olas ribeteadas de espuma intentando alcanzarte el rostro y los delfines jugueteando alrededor…

    —¡Ufff! —Bufas como respuesta a estos pensamientos. ¡Ahora encima eres un cursi! Lo dicho, el amor ha acabado por idiotizarte.

    Al hilo de lo que estábamos hablando, no recuerdas en que momento dejaste de ser un hombre cabal para convertirte en…

    Mintiendo otra vez Krilim.—Y ahí está de nuevo tu conciencia dando la lata.

    De acuerdo, lo recuerdas con exactitud, con una precisión asombrosa a pesar de los meses transcurridos. Cierras los ojos y vuelves a sentir su aliento en tu mejilla, el roce de sus labios y el calor intenso…

    —¡Eso no fue precisamente así!—oyes con cierto retintín.

    —¡Endiablada conciencia!—prorrumpes exasperado y mesarías tus cabellos si no fuera porque, claramente, no hay nada que mesar—. Estoy empezando a hartarme de ti —balbuceas.

    Lo cierto es que estabas tan asustado que no fuiste consciente de que te había besado hasta mucho después.

    —¡¿Contenta?! —La interpelas aún a sabiendas de que no vas a obtener respuesta.

    Es curioso como un beso espontáneo, que en su momento ni tan siquiera percibiste como tal, pudo darle la vuelta a tu mundo como a un calcetín. Has rememorado ese instante en tu cabeza cientos de veces, tratando de racionalizar algo que no tiene ninguna lógica. Pero, y ahora lo sabes, el amor es así: injustificado, voluble, totalitario, no se suscribe a normas ni a leyes, ni deja decidir el cuándo, el cómo o el porqué.

    O se ama, o no se ama. Y tú amas.

    Sencillo, simple… “perturbador”.

    Te besó y perdiste el norte. ¡Vaya si lo perdiste! Hiciste cosas que jamás imaginaste, arriesgaste la vida de tus amigos y el futuro del planeta, enfrentaste tus miedos, superaste limitaciones y otra vez la dichosa tenacidad te hizo mantenerte a su lado a pesar de todo, a pesar de encontrarte inmerso en una batalla en la que cualquier error suponía la diferencia entre seguir o dejar de respirar. No te importó y te quedaste ahí, con ella, acunándola y protegiéndola en su inconsciencia.

    ¿Por qué? Porque eso es amar. Entonces no lo sabías. Ya sí.

    A lo lejos, vislumbras la rústica construcción de madera rodeada de árboles que pueblan el bosque que la circunda. Está en casa, percibes su ki*. En realidad vienes percibiéndolo desde que saliste de Kame House, quizás un rato antes.

    Ejem, ejem… —se escucha carraspear.

    —¡¿Es que no vas a dejarme en paz?! Jodida conciencia, ni siquiera puede uno mentirse a sí mismo —profieres enfadado a punto de perder los nervios—. Está bien, está bien… —Desde hace muchos meses buscar su ki es lo primero que haces cuando te levantas cada mañana y lo último antes de irte a dormir—. Mantente calladita un rato, ¡¿sí?! Lo que me faltaba es tenerte dando la murga sin parar. ¡No puedo estar pendiente de ti! —Le adviertes muy serio mientras desciendes para encaminarte a la cabaña.

    La descubres sentada en el balancín del porche, con el rostro vuelto al sol, parece dormida pero en cuanto te aproximas abre los ojos y se incorpora con cierta brusquedad, lo cual hace que el columpio se meza vacío turbando con su molesto chirrido los sonidos propios de la arboleda.

    Te detienes al pie de la escalera.

    —¡Hola! —Saludas con la mano esbozando tu mejor sonrisa, aunque manteniéndote alerta para lo peor y es que no hay que olvidar que A18 es fuerte, muy, muy fuerte. Vamos que de una hostia puede mandarte de visita a la torre de Karin.

    No responde y a ti no te extraña, nunca lo hace, tan sólo te mira fríamente desde esos iris azules enmarcados por largas pestañas y cruza los brazos frente al pecho adoptando una conocida pose de: “¡¿qué diablos haces aquí?”! O aquella otra de: “¡¿qué rayos quieres esta vez?!” No estás demasiado seguro y no sabes cual de las dos te gusta más y eso, te provoca sonreír de nuevo.

    —Hace un día espléndido a pesar del invierno —comentas con fingida calma bajo su atento escrutinio. Y estamos de acuerdo, recurrir al tiempo no es lo más original pero desde luego es muy socorrido para entablar una conversación y como mínimo, te da una tregua. Si contesta todo ira bien y si no… Bueno, no es que hayas trazado un plan B o algo así de modo que en ese caso tendrás que improvisar.

    Ella levanta la cabeza al cielo despejado como queriendo constatar tus palabras para volver enfrentarte impasible, sin ningún gesto concreto. No obstante observas sus labios fruncirse sutilmente y ahí, puedes volver a respirar.

    —¿Qué quieres? —Pregunta seca y es tu tercera sonrisa boba en menos de un minuto.

    No puedes dejar de mirarla alelado, prolongando un incomodo silencio que tienes que romper de modo que inhalas en profundidad, consciente de que vas a necesitar todo el aire posible y te lanzas otra vez. En caída libre, sin paracaídas y sin red. ¡Desde luego es que no aprendes!

    —Verás…—Tragas para suavizar la garganta y darías cualquier cosa por aparentar mucho más relajado pero los nervios ya se han anudado en el estómago y contra eso poco puedes hacer—. Pasado mañana es Nochebuena y yo…, esto… que había pensado… pero si no quieres venir… quizás otro día… —Te detienes porque incluso a ti te está sonando estúpido. ¡Con lo bien que te salía a solas delante del espejo!

    Enarcas las cejas, juntándolas en el entrecejo que se frunce en un par de arrugas. Es como en un combate: cuestión de concentración, por eso tratas de evadirte de lo que te rodea y vuelves a intentarlo.

    —Pasado mañana es Nochebuena y Bulma va a dar una cena en Capsule Corp. había pensado que quizás te gustaría venir —sueltas de carrerilla, respiras y la enfrentas de nuevo. No ha sido lo mismo que en los ensayos pero como mínimo has logrado no tartamudear.

    Ella, te mira sin mover un sólo músculo y tú piensas por un momento lo exasperante que resulta a veces ese don que tiene para controlar sus emociones.

    —¿Me estás invitando a salir en Nochebuena? —cuestiona de improviso, en un tono tan neutro que no sabes a que atenerte.

    —No, no —contestas rápido, enrojeciendo, al tiempo que abres y agitas las palmas delante del pecho reforzando tu respuesta. Su nariz y sus labios se ladean ligeramente a la derecha con cierta reticencia—. Bueno… sí —confiesas frente a su inquisitiva mirada dejando caer, derrotado, la cabeza hacia delante.

    —Eso pensaba. —Oyes y levantas la vista para verla, ensimismado, caminar parsimoniosa hasta la entrada de la casa.

    —¿Vendrás? —Te acuerdas de preguntar mientras la puerta se cierra en tu inexistente nariz. Demasiado tarde y por unos segundos te quedas fijo en la hoja de madera. Giras sobre tus talones, dando un par de pasos adelante y echas un último vistazo atrás por encima del hombro antes de elevarte en el aire.

    En fin, la cosa no ha ido como habías imaginado pero no ha dicho que no, o al menos no un “no” rotundo y… ¡Has salido ileso!

    ¿Qué más puedes pedir?...
    -0-0-0-
    Llevas un buen rato esperándola en la calle y sumando a eso el tiempo invertido en arreglarte se podría decir que no has hecho otra cosa en todo el día. No vistes tu habitual uniforme de la escuela de Kame Senni, lo has cambiado por un traje azul índigo y ahora te preguntas si ha sido buena idea. La corbata te aprieta el gaznate impidiéndote respirar tan libremente como quisieras y estás seguro de que vas a necesitar grandes bocanadas de oxígeno esta noche.

    Te sudan las manos, han empezado a sudarte en el instante que percibiste su ki acercándose y si tú lo has notado el resto seguro que también, así que no entiendes porque sigues solo delante de la puerta en lugar de estar rodeado de una manada de guerreros dispuestos a enfrentar a tu invitada. Claro que Bulma puede resultar muy persuasiva cuando quiere y, por supuesto, a nadie le apetece ser el blanco de sus reproches, mucho menos en Nochebuena. Hiciste bien en avisarla primero.

    La ves descender en vertical justo delante de ti y… sí. “Definitivamente la corbata ha sido un error”, piensas tratando de aflojar el nudo con la vaga esperanza de poder articular algún fonema, lo que sea con tal de que ella deje de mirarte directamente a la cara que estás seguro parece una más de esas bolas rojas que los Briefs han colgado en el árbol del jardín.

    —¡Has venido! —exclamas constatando lo obvio, por suerte y como viene siendo habitual opta por ignorar tu comentario. La miras, no puedes dejar de mirarla cuando la tienes al lado—. Seguramente nos están esperando —avisas con cierta renuencia, jugando nervioso con los pulgares. No sabes que os vais a encontrar y como muda respuesta echa a andar atravesando el jardín.

    Respiras en profundidad mientras la ves caminar con decisión y te aventuras a seguirla, acelerando un poco el paso para situarte a su misma altura. La puerta de la casa se abre antes de que te de tiempo a decir nada más y una sonriente Bulma, con un minúsculo vestido azul y unos tacones de infarto, se aproxima a recibiros.

    —Sois los últimos en llegar. —Reprocha a modo de bienvenida—. Por un momento pensé que ya no vendríais.

    Estás a punto de disculparte cuando Vegeta, bastante alterado y cara de pocos amigos sale de la casa como una exhalación. Por supuesto, ni se molesta en saludar antes de ponerse a gritar a viva voz:

    —¡Acaso te has vuelto completamente loca! No teníamos bastante con el “insecto”, el “viejo raro” y los dos animales. Ahora el “calvo” se presenta a cenar con “ésta”. —Al instante desvías la vista a A18 que continua impasible, a pesar de tener los puños cerrados con fuerza a ambos lados del cuerpo. No tienes idea de lo que está pensando pero si pudieras le partirías la cara al condenado “mono”—. Dime que has invitado también al “anfibio” y a la “histérica” que está casada con el inútil junto a su retoño y la noche será “perfecta”. —Profiere con bastante mala hostia y una vena a punto de estallarle en la sien.

    —Chichi ha llamado para decir que no puede venir y al parecer Piccolo no le encuentra mucho sentido a la celebración. Dijo algo como que Kamisama no tiene hijos… —Contesta Bulma, encogiendo los hombros con pasmosa tranquilidad, sonriéndoos de vuelta y haciendo caso omiso a las totalmente fuera de lugar “lindezas” del saiyajin.

    —Vaya, quién iba a pensar que uno de los chalados tendría un mínimo de sentido común. —Masculla para sí mismo al tiempo que cruza los brazos a la altura del pecho—. ¡Ni sueñes que voy a cenar con todos “esos”! —Vocea en tono despectivo retomando la discusión.

    —Bien —responde ella sin perder un ápice de aplomo—. La verdad es que imaginaba que no te ibas a quedar. Casi lo prefiero. Todos se sentirán más cómodos si no estás.

    ¿Psicología inversa, Bulma? Eso no te va a funcionar con semejante energúmeno”, te dices. Él, arruga el entrecejo al instante sopesando sus palabras, parece reflexionar y acaba ladeando los labios en algo que podría ser una semisonrisa.

    —¡Ja! No voy a hacer lo que te de la gana —escupe para tu sorpresa. ¡Y parece satisfecho!

    —En ese caso le diré a mamá que vuelva a poner tu plato en la mesa. —Si no lo ves no lo crees—. ¿Vamos? —Propone con un disimulado guiño dirigido a A18 y ambas entran en la casa.

    Te quedas pasmado, con los ojos muy abiertos puestos en Vegeta y por un momento, como representante del género masculino, te solidarizas con él. Aunque en seguida te das cuenta de quién se trata y a punto estás de dejar escapar una sonora carcajada. ¡Tanto que presume de listo! Si hasta tú te has percatado. “¡Idiota, te han engañado como al “macaco” que eres!”, tienes ganas de soltarle a la cara, pero te conformas con sonreír tú también.

    Bulma 1- Gorila extraterrestre 0.

    Una especie de gruñido te saca de tu ensimismamiento. “¡Oh, oh! ¿Desde cuando los saiyajins tienen poderes telepáticos?”, porque tal y como te mira “el simio” se diría que ha oído todo lo que estás pensando. “Tranquilízate Krilim, eso no es posible”. Lo observas fruncir un poco más el ceño. “¿O sí…?” Nota mental uno: “Preguntarle a Goku en cuanto le veas”.

    Escuchas un repentino chillido y vuelves a la realidad.

    “¿Es tu invitada la qué acaba de gritar?” Ni tan siquiera tienes tiempo de reaccionar cuando un inconsciente Muten Roshi pasa volando junto a vosotros. Te olvidaste por completo de tu maestro y al parecer éste ha hecho de las suyas. Niegas con la cabeza, mirándolo nokeado a tus pies con cinco visibles dedos estampados en la mejilla. Suspiras resignado y empiezas a creer que igual esto no ha sido tan buena idea.

    —Será mejor que entre a ver que ha pasado —dices encaminándote a la entrada, seguido muy de cerca por el australopithecus que es como en realidad debería llamarse ese saiyajin del diablo. ¡No entiendes como los Briefs pueden soportarlo!

    La decoración no deja lugar a dudas de la época del año en que os encontráis. Esta vez Bulma se ha superado a sí misma, no es de extrañar. “Bulma siempre se supera a sí misma”, razonas, hipnotizado por los destellos que titilan sobre las doradas bolas y guirnaldas del imponente abeto. Recorres la habitación y vislumbras a Yamcha, Puar y Oloong que, junto a la chimenea encendida de la que cuelgan cinco calcetines con motivos navideños, parecen charlar animadamente con el Sr. Briefs.

    Te saludan, levantando y agitando la mano, invitándote a unirte a ellos. Asientes con la cabeza y decides aproximarte pero antes la buscas con la mirada. Rastreas el lugar y la descubres en un rincón con tu amiga de pelo azul, como cualquier madre orgullosa le está enseñando cuanto ha crecido su bebé. Tragas grueso y te giras observando el modo en que Vegeta, a tu espalda, contempla la escena con aterradora pasividad. Para tu tranquilidad en ese mismo instante la Sra. Briefs hace su aparición con una fuente cargada hasta los topes de aperitivos deliciosos, acaparando su atención.

    La comida ocupa el segundo lugar en su lista de: “matarías por…” Justo después de esa máquina que le permite jugar con la gravedad y que tiene, sin duda, el honor de ser su prioridad.

    Tomas aire y te acercas a la chimenea forzando una sonrisa. Tu sexto sentido te dice que va ser una noche muy, muy larga…

    -0-0-0-
    La cena está resultando mejor de lo que esperabas, en parte gracias a la verborrea de Bulma y su madre, y casi, casi puedes relajarte. Y digo casi porque Oolong ha angostado y fijado sus ojos en ti un segundo y sabes que eso no es buena señal.

    No, no lo es”, te dices cuando además lo ves dibujar una pérfida sonrisa.

    Tratas de ignorarlo y concentrarte en el pavo que por cierto está estupendo, a pesar de llevar demasiada salsa, lo cual requiere de una habilidad especial para no acabar adobado y adobando al resto de comensales con la misma. Por si fuera poco te ha tocado muslo. ¡¿Se puede tener peor suerte?! Siempre es más difícil de trocear que la pechuga. Podrías tomarlo con la mano, las reglas de etiqueta así lo indican y algo te dice que a ella no le importaría pero no vas a arriesgarte a acabar con un lamparón en tu impoluta camisa y, por supuesto, tampoco vas a hacer como el resto y anudarte la servilleta al cuello a modo de babero. Así que te convences de que los mudos alaridos del estómago son fruto de los nervios y no del hambre y dejas los cubiertos sobre el plato para beber algo de vino que acalle la silenciosa sinfonía.

    —Después de lo de Maron pensé que no volverías a echarte novia. —Oyes de repente y la bebida se desvía en la garganta. Empiezas a toser desesperado buscando recuperar la facultad de respirar, ayudado por Yamcha que, sentado a tu derecha, no deja de golpearte fuertemente la espalda.

    Bajo la presión de nueve pares de ojos puestos en ti, levantas la vista clavándola en el extremo opuesto de la mesa y lo observas ampliar su sonrisa. “Era de esperar”, piensas mientras apuntas tu quinta nota mental de la noche: “matar al cerdo humanoide”.

    —¡Vaya si se ha puesto colorado! —se burla el susodicho—. Algo ligera de cascos aquella chica… —Reflexiona. Por lo visto aún no ha tenido suficiente y tú, a punto de ahogarte de nuevo, anotas mentalmente otra vez. “Cinco bis: hacerlo esta misma noche, a más tardar mañana”.

    —Oolong déjale en paz. Va a acabar asfixiándose. —Le recrimina Puar en un susurro que, como el resto, escuchas perfectamente gracias al sorprendente silencio que de pronto os rodea.

    —¡Si será culpa mía! —responde fingiéndose indignado—. Sólo pienso que si a él le gusta ella… —Y ahí vuelves a anotar. “Cinco bis bis: ¡De manera lenta y muy, muy dolorosa!”—…no veo porqué no han de ser novios. —Remata y casi preferirías que continuara hablando. Sabes que ahora te toca contestar.

    Volteas el rostro para verla y no atinas a apreciar ningún cambio en su semblante. No obstante ha dejado de comer y los dedos se crispan con fuerza sobre el tenedor. “¿Quizás es rubor eso que resalta sus pómulos?” Pierdes la vista en el plato.

    —Nosotros… nosotros no…—balbuceas. Estás seguro de que se podría freír un huevo en tus rojas mejillas—. Vamos que no…—el aire se niega a hacer vibrar tus cuerdas vocales—… amigos. —Concluyes incapaz de más.

    —¡Ay que lástima! Con la linda pareja que hacen —suelta de improviso la Sra. Briefs—. ¿Verdad papá? —Evidentemente es una pregunta retórica porque sigue parloteando como si nada—. Tengo muy buen ojo para las parejas, en cuanto vi a Vegeta supe que sería el ideal para mi hija y miren que nieto mas guapo tengo. Es clavadito a su padre. —No puedes creer que os esté contando esto y a juzgar por el gruñido y la mirada asesina, el implicado tampoco—. Claro que si hubiera dejado que ellos dos…

    —Mamá, ¿qué hay de postre? —interrumpe Bulma en un desesperado intento de atajarla antes de que “el mico” la fulmine con un Big Bang Atack.

    —… se animaran ahora no sería abuela. —Continua, ignorándola por completo—. ¡Menudo par de tímidos! Un empujoncito a tiempo nunca viene mal. Es lo que le dije a mi marido cuando los dejamos solos en casa, si nosotros no los ayudamos…

    —¡Mamá! —grita su primogénita fuera de sí. Cesa de parlotear y la encara, pestañeando extrañada.

    —¿Sí? —cuestiona inocentemente con una radiante sonrisa en los labios.

    —¡El postre!

    —¿Eh…? —Y si la señora tuviera la facultad de percibir el ki de su futuro “yerno” no estaría tan tranquila—. ¡Ah, claro! El postre. —Reacciona, levantándose de la mesa.

    El alivio es general…
    -0-0-0-
    Al tercer villancico alrededor de la chimenea optaste por saborear un trozo de turrón mientras esperabas a que se cansaran de cantar. Al séptimo te cambiaste a los polvorones regándolos con otra copa de ponche y al quinceavo, a parte de estar empachado y mareado, te preguntas por qué diablos “el mono” no acaba con el maldito micrófono antes de que tengas que hacerlo tú mismo.

    Miras alrededor y obtienes la respuesta. Se marchó cuando Yamcha entonaba el segundo que es lo que deberías haber hecho tú en lugar de dedicarte a zampar dulces como si te fuera la vida en ello. ¿Acaso te quedaste con hambre en la cena?

    Tus pupilas se dilatan fijas en “el coro de niños cantores de Viena”. ¿De dónde han sacado esos ridículos gorros de Papa Noel? ¿Y quién le ha dado una pandereta a Puar? ¡Por Kami, hay cosas que deberían estar prohibidas!

    Contemplas la escena estupefacto y te traiciona una sonrisa porque, siendo sincero contigo mismo, en otras circunstancias estarías con tu gorrito carmesí berreando junto a tus amigos y, seguramente, serías tú el de la pandereta.

    Desvías la vista y la observas mirando el espectáculo con una expresión indescifrable en la cara. ¿Hastío? ¿Aburrimiento?... ¡¿Incredulidad?! A saber, pero decides que ya has tenido suficiente y el maestro Muten Roshi y el Doctor Briefs calentando sus voces para atacar de nuevo el “Noche de paz” acaban de convencerte.

    Te inclinas sobre ella que está sentada junto a ti el sofá.

    —Si quieres nos vamos —le susurras al oído y tu aliento empaña el arete que adorna el lóbulo de su oreja. Te paralizas al darte cuenta de lo cerca que estás, más aún cuando voltea de improviso el rostro para asentir y apenas os separan unos centímetros, jurarías que no más de tres. Calor mucho calor, rubor en sus mejillas y tus orejas de un delator y brillante rojo, eso es todo lo que registras. Nunca has echado en falta no tener pelo pero después de esta noche, piensas que no estaría de más una cabellera que tapara los constantes cambios de color que sufres cuando la tienes al lado.

    Te echas bruscamente atrás mientras ruegas porque nadie se haya percatado de vuestra fortuita proximidad. Tu timidez no podría soportar otro aluvión de preguntas malintencionadas, risas disimuladas y algún que otro “¡Oooh!” flotando en el ambiente.

    Creo que nosotros tenemos que marcharnos —anuncias con poca convicción al tiempo que te levantas del sofá y cesan los alaridos.

    —¿Tan pronto? —Cuestiona la Sra. Briefs que parecía estar divirtiéndose de lo lindo escuchando a su marido destrozar la conocida melodía—. Pero si aún no nos habéis cantado nada… —Al instante un escalofrío recorre tu columna, acaba de pronunciar “eso” que llevas casi dos horas tratando de evitar. Los labios de Oolong vuelven a fruncirse y aprietas por un segundo los párpados sabedor de lo que te espera.

    —Sí Krilim, ¿por qué no os “cantáis” algo? —¡Matarlo no va a ser suficiente!

    A18, de pie junto a ti, te mira con curiosidad y tú clavas los ojos suplicantes en Bulma, la única que en estos momentos puede salvarte. Parece entender y te regala una dulce sonrisa llena de comprensión, al parecer la Nochebuena ha sacado a relucir su lado más amable. Eso, o está deseando deshacerse de todos vosotros. ¡Kamisama sabrá porqué! Lo importante es que va a ayudarte.

    —Otro día mamá —dice dirigiéndose a su progenitora en tono afectuoso—. Es tarde y A18 vive lejos.

    —Pero… —trata de replicar.

    —Cuando venga en fin de año interpretaréis un dúo —la corta su hija haciéndote un disimulado guiño—. ¿Verdad Krilim?

    Sólo atinas a asentir enérgicamente con la cabeza pero la señora parece convencerse y no vuelve a insistir. ¡Todo un milagro! Nota mental 110: “Recordar lo del dueto cuando vuelvas de visita”.

    —Buenas noches a todos. —Te despides.

    La vista se fija en la puerta, apenas veinte pasos te separan de la codiciada libertad. Si te pones a pensar en ello la cosa podía haber ido mucho peor, es decir la mayoría ha sido amable, excluyendo al “chimpancé” claro. El resto era de esperar. ¡Tú hubieras hecho lo mismo!

    Cinco, cuatro, tres, dos, tomas el pomo y de repente un grito emocionado perfora tus tímpanos.

    —¡Aaaah! —¿Qué le pasa ahora? ¡Si ya le has prometido su dichosa canción!—. ¡Están debajo del muérdago! —oyes y reaccionas levantando confuso la cara al techo. Justo encima de vosotros, sobre la puerta, una ramita de muérdago pende de una cinta dorada. Bajas la mirada para ponerla en A18 y la devuelves al techo un segundo, cerciorándote de que no es una pesadilla.

    ¡¿A quién diablos se le ha ocurrido poner eso justo ahí?!

    Unos interrogantes iris azules y siete pares de ojos con sus correspondientes sonrisas de todo tipo te observan expectantes en el más absoluto silencio.

    —Beso, beso… —Empieza de pronto a corear feliz la Sra. Briefs, dando palmaditas.

    —Beso, beso… —Se une Oolong con bastante mal disimulada mala leche.

    —Sí, sí un besito. —Dice el maestro Muten Roshi, frunciendo los labios y amenazando con acercarse.

    —Usted no. Ellos. —Responde Yamcha, sujetándolo por el cuello de la chaqueta y poniendo cara de circunstancias bajo la mirada sorprendida de Puar que ha dejado de agitar la pandereta.

    Ella ha desviado la vista para observar a tus amigos pero vuelve a clavarla en ti. No va a ser fácil zafarse de ésta así que si hay un momento en que la tierra tiene que abrirse bajo tus pies y engullirte, que sea ahora.

    —Verás… —tratas de explicarle en un hilo de voz—… la tradición dice que en navidad hay que… —pero no te da tiempo a decir nada más. Sólo sientes el roce de sus labios sobre los tuyos en una sutil y breve caricia y cierras los ojos. Cuando los abres ya ha salido por la puerta y lo único que tienes frente a ti, a unos veinte pasos de distancia, es un conjunto de caras estupefactas, mandíbulas desencajadas y globos oculares apunto de salirse de las orbitas, a excepción de la madre de Bulma que sigue ovacionando emocionada—… besarse bajo el muérdago. —Susurras mecánicamente, traspasando el umbral y cerrando tras de ti antes de que tus orejas empiecen a silbar como una tetera.
    -0-0-0-
    Lleváis casi una hora volando en silencio. Bulma tiene razón, vive lejos. Buscas en tu mente algo que decir pero no se te ocurre nada, te estrujas el cerebro y ni un mísero comentario. Te has quedado mudo, más después de lo acontecido a la salida. ¡¿Todos vuestros besos te tienen que pillar desprevenido?! Bueno todos… Los dos que te ha dado porque tu colaboración se reduce a ponerte rojo como si fueras a estallar en cualquier momento. Va a pensar que eres idiota y lo eres, un completo tonto.

    La miras de reojo, la brisa agita sus cabellos despejando el óvalo de su rostro, parece pensativa. A lo lejos se vislumbra el claro del bosque y reducís la velocidad para descender en vertical sobre el mismo. Os quedáis el uno frente al otro y tú, sigues sin poder pronunciar palabra.

    Di algo. —Apunta tu conciencia que regresa a la vida después del obligado mutismo al que la has sometido estos dos últimos días. ¡Cómo si fuera tan fácil!

    —Buenas noches. —Logras articular al fin en apenas un murmullo audible y el calor en tus mejillas delata que vuelves a estar colorado. Menos mal que la escasa luz de la luna dificulta la visión.

    La observas darte la espalda y ya estás pensando una excusa para verla otra vez, con un poco de suerte para entonces has recuperado la facultad de hablar. Apenas se aleja un par de pasos antes de detenerse.

    —¿Sabes…? —Se gira, clavándote sus almendrados ojos azules, esos que son capaces de hacer que tu corazón se detenga—. Creo que es el muérdago lo que más me gusta de la navidad.Y lo hace, deja de latir en tu pecho para pasar de cero a doscientas pulsaciones en un instante.

    No estás seguro de donde sacas el valor necesario para acercarte y depositar un tímido beso en la comisura de sus labios, el primero, pero ahí estás y las manos, te traicionan enredándose en su cintura para pegarla por completo a ti. Y vale, igual te ganas un buen puñetazo pero eso es lo último que te preocupa. La estás besando y ella, te está dejando besarla. ¡Para que luego desconfíes de la magia de la navidad! Así que antes de que la poca cordura que te queda se diluya en su boca piensas que en cuanto llegues a Kame House, si es que llegas, tienes que descolgar tu calcetín de la chimenea porque al fin y al cabo Santa Claus… ¡Acaba de ser más que generoso contigo este año!


    ¿Hola?... ¿Hay alguien ahí?… ¡Eso sí que sería un verdadero milagro navideño! xD
    En fin, fuera de bromas mil gracias por leer. Lo dicho: felices fiestas y kilos y kilos de buena suerte para el 2012.

    *Es cierto que en la serie los androides carecían de ki, sin embargo siempre he creído, y es una opinión personal, que si ella pudo tener una hija es porque era humana, así que también comería, bebería y tendría un ki como cualquier otra persona. Tal vez, como muy bien apuntó Demian, eso fuera posible después de que Shenlong anulara la bomba que llevaban, o tal vez no. Quién sabe, al fin y al cabo... ¡Todo es posible en navidad!
     
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  2.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    Jaja, Krilin es sin duda un personaje para divertirse por las vicisitudes que le ha tocado vivir… creo que a estos humanos Akira no les dio la categoría que merecen u.u Pero a fin de cuentas todos sabemos cómo termina la historia…
    Jajaja, está muy bueno, es muy graciosa la forma en que describe a las mujeres con las que le tocó forzadamente convivir.
    LOL, hablar con Enma Daio para saber si hizo algo en la otra vida xD Naaa, este relato está fantástico.
    Recuerda que en lo diálogos, a menos que haya un punto y aparte antes de la aclaración, ésta no empieza con mayúscula:

    En ese caso la frase es la misma, no cambia de tema para que empiece con mayúscula, es como si hubieras hecho una coma.
    El fic está narrado en segunda persona, es extraño, pero no imposible. Está bien hecho y además es interesante leer algo con esta variable…
    Sin duda la pareja Krilin-A18 es una de las más usadas… pero creo que es más por lo sexy y fría que es A18 que por lo cómico de Krilin… Acá explotaste al máximo su comedia.
    Mmm… ¿se podía sentir el KI de A18? Que yo recuerde al ser un androide no se podía… pero quizá luego de “humanizarla” sí se puede. Respóndeme esa duda.

    Eso debería ser “Ah, bueno, seguro nos están esperando”
    LOL! El anfibio le dice a Piccolo xD
    Jajaja, este One Shotes genial xD Eres tan ocurrente con las cosas que le haces decir al pobre Krilin…
    He visto que has escrito su nombre de varias maneras… nunca estoy seguro de cómo se escriben los nombres de estos personajes, pero al menos adopta uno solo, le has dicho Krilim, Krilin, Krillin…
    Ja, ese Maestro Roshi u.u
    Creo que Krilin debió invitarla a salir a un lugar más tranquilo u.u Con todos esos raros va a terminar odiándolo.
    Los Brief soportan cualquier cosa xD
    Las notas mentales de Krilin son una genialidad xD
    Sin duda, sos un gran talento cómico.
    Ja, pobre Krilin, vivirá su vida como esclavo de A18… pero bueno, peor es vivir esclavo de sus pensamientos, je.
    ¡Estuvo muy bien! Más allá de algunos errorcitos casi imperceptibles fue un gran One Shot de navidad. El final fue fantástico, al igual que todo el tramado. Si de esta manera te inspiras para navidad yo digo… ¿qué problema hay que lo hagas? Y preguntar si hay alguien al final no tiene nada que ver con un milagro, quien tenga ganas de leer no dudará un segundo en leerlo completo porque es entretenido de principio a fin. Te felicito por tu corto, Dororo, felicidades y mucha suerte!
     
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  3.  
    Lamu yatsura

    Lamu yatsura Iniciado

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    Es muy tierno, romántico y sobretodo muy navideño. ¿Por donde empezar?

    El gran monologo de Krilin, pobrecillo! quien sabe que habrá hecho en una vida anterior para irle tan mal con las chicas XD

    Dulce muy a su pesar, analizando a las mujeres de su vida, bueno de las vidas de sus amigos. Siempre se había reido del amor hasta que le picó de lleno. Pobrecillo!! Lo siento Krilin esto ya no tiene cura, cuando se quiere se quiere. Y se hacen muchas locuras, tonterias, y otras cosas por amor.... Que mal viaje pasó pensando en el embrollo donde se había metido y en como se lo tomaría la dama.


    Me lo imagino diciendoselo a 18, tan rojo, tan nervioso tan él. Y ella estóica, una diosa de hielo.

    La gran cena navideña con esa gran señora Bunny Briefs con ese gran ojo para las parejas, di que si, esta mujer donde pone el ojo pone la bala. Y Krilin comiendo y bebiendo sin parar y sin saber donde mirar ;)
    Bulma como siempre cuando quiere es mis diplomacia.
    Los villancicos y el coro XDDD
    Solo de imaginarlo me muero de risa, eso y la cara de Vegeta mirando...
    y el MUERDAGO esa tradición inexorable, dios pobrecillo con lo tímido que es!! Si definitivamente debía de estar algo `contento´ para animarse a intentarlo y al final 18 cansada de tanto marear la perdiz le da un beso.
    Se debió marear de la emoción dulce Krilin!

    Por que si por que por muy fuerte que sea 18, aunque te pueda enviar a la torre de Karin de un tortazo hay cosas que merece la pena, cosas por las que realmente vale arriesgarse a morir en el intento. Y él como guerrero tenaz que es lo sabe. Fortuna audaces iuvat. (o algo así :)

    Me ha encantado es una dulce historia navideña con uno de los chicos más dulces de Dragon Ball.

    Pd. no se si te llegará el review, el comentario o como se llame. No controlo esto y la tecnología no es mi fuerte. Pero espero que así sea. Ni siquiera se como funciona esta página. Pero para dejar un comentario parece ser que hay que registrase..;)

    Saludos y un abrazo!
     
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