¿ángel O Demonio Del Tenis?

Re: ¿ángel O Demonio Del Tenis?

Hola a todas, gracias por sus post, mi las quiere*.*, y bueno quería decirles que espero que les guste este capítulo así como a mi y sinceramente la historia de Eiji aquí es una de mis favoritas^^..........Bueno, bueno ya me tengo que ir... adios y pórtense mal en unas semanas traigo otro capítulo, me voy, pero volveré...​

+++++++++++++++++++​

Capítulo. 24​

Apretón de manos y una promesa irrompible.​

*+​

— Ootori ¿Qué es lo que quieres hablar conmigo que no tengo mucho tiempo? — la miró Kurumi enojada y poniéndose de pie en un brinco, Gris la copió.
— Sobre tenis,… ya sé que aseguras que odias el tenis y todo pero… — decía Gris segura, seria y mirándola intensamente.
— Vine aquí para alejarme de mi casa pero si me vas a hablar de tenis, pues te equivocaste de persona, pensé que te había quedado claro que ODIO EL TENIS — gritó estas últimas palabras y estaba dispuesta a irse de una vez, Gris la había llevado para hacerla perder el tiempo, eso era muy molesto.
— Nadie odia nada si antes haberlo amado — le dijo Gris caminado tras de ella. Kurumi se detuvo y volteó ahora con furia.
— Mira estúpida, te dije que no me hables de tenis — le gritó con rabia a punto de alterarse.
— Quita tu carita de niña dura conmigo, esa pantomima no es para mí, es sólo para Eiji Kikumaru— le increpó sin acobardarse, la iba a dominar ahora o sino sería imposible.
— ¿Kikumaru? Él es un maldito idiota, lo odio por eso — le dijo casi en gritos. Gris creyó que esta era su oportunidad para sacarle todo lo que tenía dentro reprimido.
— También sé que eres zurda y que juegas tenis — le aseguró sin doblegarse ante la mirada asesina de la castaña acercándose a la susodicha.
— No puedes asegurar eso — ahora se mostraba más débil, su barrera estaba a punto de caer, su verdad saldría a la luz en cualquier momento.
— Claro que puedo y puedo decir mucho más como el hecho de que estás profundamente enamorada de Eiji Kikumaru y que lo odias por alguna razón que aún no entiendo, sé que es una contradicción pero es muy cierta… y por eso estoy aquí, ahora — le dijo acercándose más a ella, lento pero segura y su voz sonaba firme.
— Estás loca, tu no sabes nada de mis sentimientos — y eso en vez de sonar a un grito o insulto era más bien una súplica, Kurumi sentía que ya no podía moverse.
— ¿Loca? Sí, debe ser, y lo que te pasa tiene que ver con tenis y Eiji Kikumaru… dime ¿qué es lo que te pasa con él? Prometo no decírselo a nadie — le aseguró ahora poniendo sus manos en los hombros de ella, mientras que Kurumi miraba a cualquier punto más interesante en el suelo.
— ¿Te has preguntado si estás destinada a estar con alguien? — preguntó Kurumi con la voz quebrada y fijando sus ojos azules abrillantados en los café de Gris.
— Le preguntas a una que ha luchado contra el destino toda su vida — habló sin pretensiones y claro.
— Yo regresé demasiado entusiasmada de Italia, vine por Eiji, porque le prometí que regresaría por él, teníamos un pacto, un trato, y él me dijo que nunca se olvidaría de mí, pero ese grandísimo idiota rompió nuestra promesa irrompible y por eso lo odio — dijo con furia y dolor en su corazón. Empezó a llorar y cayó en el suelo como si su mundo se derribara por completo, Gris se sentó a su lado, no le dijo nada sólo la miro algo extrañada por esa respuesta, jamás lo hubiera creído ni en sus peores deducciones.
— ¿Quieres desahogarte y contarme todo? — dijo al fin cuando ésta se daba un respiro.

««««««««Flash Back««««««««​

— ¿También juegas tenis? — se acercó la pequeñita Kurumi de por lo menos unos seis años de edad a un pelirrojo que tenía una raqueta en la mano.
— Sí — asintió el pequeñito pelirrojo mirándola feliz y entusiasmado — ¿quieres jugar conmigo?
— Claro, juguemos — dijo la castañita acercándose a la cancha.
— Soy Eiji Kikumaru y ¿tú? — preguntó el pequeñito mirándola.
— Shirai Kurumi — le respondió la castañita de los ojos azules muy brillantes.
— Te llamaré Kumi-chan — dijo el pelirrojo. Y ella le sonrió por primera vez.
Ambos se encontraban felices, por su juego, era la primera vez que Kurumi Shirai reía y se divertía mucho. Su padre, un hombre de negocios de buena familia, muy adinerada, jamás la dejaba salir, ni jugar con nadie, tenía profesores particulares y todo lo tenía en casa, su padre era sobre protector con su hija desde que su esposa había muerto dejando a su pequeñita huérfana, desde ese momento la tuvo atada a él, por eso no tenía amigos; pero aquel día había logrado conseguir que sus guardaespaldas y la nana la llevaran al parque, ya que su padre se había ido a un viaje de negocios y ese día fue el día más feliz de su vida y aún lo recordaba con ahínco y nostalgia, el pelirrojo le había enseñado que era por primera vez reír a carcajadas; sin embargo, sabía bien que era la primera y última vez que lo vería, porque su padre que regresaba aquella tarde la llevaría a Italia. Su padre había conocido a una italiana y pronto se casaría con ella y se iría a vivir allí.
— Kikumaru, hagamos una promesa, una promesa irrompible — propuso la niñita, su voz era dulce y encantadora.
— ¿Una promesa irrompible? Sí, me gustan las promesas, hagamos una promesa. ¡Nya! — decía divertido y muy feliz el entusiasta pelirrojo.
— Bien, prométeme que cuando regrese no te olvidarás de mí y que jugaremos un partido de tenis y esta vez yo te ganaré, estaré esperando mucho ese día porque entrenaré el doble para derrotarte — decía muy feliz la niña dulce, emocionada de aquella propuesta.
— Claro que no me olvidaré de ti y estaré esperando ansioso ese día. ¡Nanjaro, HOI, HOI! — decía feliz el pelirrojo, ese día, él había jugado un verdadero partido de tenis.
— ¡Qué bueno!... Toma — dijo la niña dándole un collar con el dije de una raqueta de oro. Kikumaru lo recibió emocionado. — esto es para que no te olvides de mí, te prometo que volveré, pero si rompes tu promesa te odiaré por siempre.
— Nunca me olvidaré de ti — dijo el acróbata abrazándola dejando sorprendida a la muchachita, la niña le dio un beso en la mejilla antes de despedirse y marcharse para siempre a Italia.

««««««««Flash Back««««««««​

Gris la abrazó y Kurumi sintió por primera vez afecto, y que la querían, nadie la había abrazado nunca ni siquiera su padre, excepto el pelirrojo cuando eran pequeños y lo había vuelto a hacer el día anterior, pero cuando hizo eso se sintió la peor persona del mundo, para su suerte habían llegado sus guardaespaldas y la habían llevado. Ella tragó saliva para contener el llanto, quería olvidar al pelirrojo que la hizo alguna vez feliz y que ahora sólo conseguía odiarlo.
— Aún recuerdo ese día, Gris — dijo entre sollozos, Gris dejó de abrazarla, para hablarle claro.
— Tú también estas rompiendo la promesa, Kurumi — le dijo seriamente para sorpresa de Kurumi.
— ¿Por qué? Él la rompió primero ya no tiene caso — dijo ella abriendo sus ojos más de lo normal y que aún tenían lágrimas.
— Porque le dijiste que entrenarías el doble para derrotarlo, y no estás haciendo eso, la promesa es irrompible no la rompas tu también, juega contra él y logra ganarle, estoy segura que Eiji Kikumaru se acordará de ti, dale tiempo, el te recordará, pero debes mantener tu promesa, Kurumi-san — alentó Gris con el semblante serio pero cariñoso.
— ¿Qué tienes en mente? — preguntó dudosa la castaña mirándola ahora interesada ante esa mirada de la peliazabache.
— Que te unas al equipo de tenis conmigo y así conseguir el campeonato nacional, busca tus objetivos, no todo gira en Eiji Kikumaru, debes pensar en ti y si juegas tenis desde pequeña no fue por Eiji Kikumaru fue por ti, date la oportunidad de llegar a ser algo que siempre quisiste ser, somos un buen grupo y tendrás amigos que se preocuparan por ti, te querrán como siempre quisiste que lo hicieran y te olvidarás de todo lo que tu vida personal fue. ¿Me entiendes ahora por qué me preocupé por ti? Sé que debes pensar que fue por lo de las jugadoras de tenis que necesito, pero no es así, en realidad me di cuenta de que sentías algo especial hacia “Ese idiota” y que tenías un sentimiento allí reprimido en tu corazón que no te dejaba seguir adelante con tus convicciones. — le dijo Gris, mirándola tiernamente y con una sonrisa delicada. Kurumi sonrió también, tal vez esas fueron las palabras que quiso escuchar toda su vida y sintió que por primera vez tenía a una amiga delante y que se preocupaba por ella. Dejó derramar una que otra lágrima y abrazó a Gris, ésta sonrió por la acción abrazándola también. — Sé que no estás de acuerdo conmigo, pero aceptar una responsabilidad es tener fe en uno mismo para tomar decisiones difíciles.
— Y también estar dispuesta a aceptar las consecuencias. — dijo Kurumi pensando en la opción de jugar en el club, dejando de abrazar a Gris.
— En cada apretón de manos, cada abrazo cuando salgo al campo tomo la decisión de no caerme cuando los rivales me golpean para que no me lastimen. Me da igual que entres al equipo o no. Es tu decisión, y no la mía. Pero siempre estaré allí para ti, para ayudarte en lo que quieras incluido ese “Pelirrojo idiota”. — terminó con su discurso Gris pero mirándola con esperanza.
— Estás empezando a sonar como mi padre — rió Kurumi dejando de llorar por fin.
— Eso espero. — rió también Gris. Y se dieron un gran Apretón de manos, y Kurumi asintió con un “Sí, me uno al equipo de tenis femenino”.

*+​

El cielo se encontraba despejado, las blancas nubes del cielo que parecían algodones de azúcar filtraban la luz del cálido sol y hacía una fresca pero fuerte brisa que penetraba las ventanas de los salones del Seishun Gakuen.

— Buenos días Syusuke — dijo Gris llegando relativamente temprano al salón donde sólo se encontraba un castaño con una encantadora sonrisa delicada.
— Hola Gris-san, ¿Temprano? — dijo sonando irónico el Genio del Seigaku.
— Syusuke, quita eso de tu mente, no soy una maldita tardona, por favor — le dijo casi en un grito, se veía enojada y no estaba para soportar una estúpida broma, ni siquiera del chico Prodigio.
— Lo-lo siento… — se disculpó el castaño poniéndose apenado.
— No Syusuke, discúlpame, no quise decir eso, tuve una mala mañana es todo, sólo quería desquitarme con alguien, ¡felicidades! Eres el elegido — le dijo acercándose, mojó sus labios y obsequió una sonrisa tímida al prodigio.
— Me alegra serlo — dijo volviendo a sonreír encantadoramente.
— No he tenido tiempo para buscar a tu admiradora, pero tengo una duda — se sentó al lado de él, se apoyo en su codo y lo miró agudamente.
— Dime
— Tienes novia, así que pensé que no te importa saber quien es tu admiradora. Por cierto me muero de curiosidad, quiero saber ¿Quién es tu novia? — le preguntó aún con esa mirada intensa.
— No te diré nada — dijo el castaño perversamente.
— Como quieras, pero créeme, deberías pensar en buscarte a otra novia, porque no te veo motivado, querido Syusuke — dijo levantando ambas cejas y sonriéndole provocadoramente.
— Entiendo, pero… ¿A Quién tienes en mente? — preguntó pensando en “cómo voy a estar motivado si ni novia tengo” y Gris estaba pensando en ella para la novia de Fuji y estaba dispuesta a decirle eso cuando entró el odioso capitán y arruinó su peculiar enamoramiento.
— Buenos días, siento haberlos interrumpido — dijo Tezuka parado frente a ellos y mirándolos profundamente.
— Kunimitsu, ya te he dicho alguna vez que no digas “lo siento” cuando no lo sientes realmente ¿Te lo mencione o no? Bueno si no lo hice pues lo digo ahora — le regaño Gris un poco entretenida. Mientras que éste la miraba entre sorprendido y ofendido.
— Gracias Fuji, aquí está tu libro — se lo entregó y salió del salón con su aspecto déspota de siempre ignorando a Gris.
— De nada— respondió el Genio, en una sonrisa agradecida.
— Syusuke, creo que debería aprender a cerrar mi boca algunas veces, ¿Lo crees también?
— Eso creo — dijo el prodigio burlándose de ella. Ella empezó a despeinarlo.
— Syusuke eres un malvado conmigo.

*+​

— Kunimitsu, ¿Cómo amaneciste hoy? — saludó una peliazabache alcanzando al capitán y colocándose al lado de él mirándolo con dulzura. “Empieza saludando, sí, lo haces muy bien, sonríe, sonríe”
— Bien y ¿tú? — respondió despectivo doblando ahora una esquina para seguidamente subir las escaleras.
— Supongo que normal — dijo un poco extrañada de que él la saludara así tan frío tratando de llevar el ritmo de su caminata. “¿Por qué me trata así? ¿Por qué? ¿Tendrá que ver con Gris?”
— Entiendo…
— Kunimitsu, ¡no soy Gris! ¡NO SOY ELLA! — explicó ella enojada y marchándose lejos de él. Kunimitsu se detuvo para verla cuando se marchaba. No pudo entenderlo, aquella muchacha logró llamar su atención en un solo minuto. Él decidió fijar su mente en el tenis, nada más que en eso ahora mientras aclaraba sus dudas, su confusión.

*+​

†KaTh GrIs†​

************************************ ¿Qué pasará ahora entre Kurumi y Eiji? ¿El pelirrojo se acordará de ella? ¿Kurumi se volverá la mejor amiga de Gris? Todo esto y mucho más en el siguiente capítulo. Prohibido no leerlo.
En el próximo episodio:
La jugadora número cinco

 

Re: ¿ángel O Demonio Del Tenis?

Pero Krann-aniki sí te pasaste por aquí
vi tu post más arriba jejexD
...
Bueno, bueno... Nos vemos!!!!!!
Pórtense mallllll;)
Gambatte ne!!!!

*¡Sayonara minna ~~!*

 

Re: ¿ángel O Demonio Del Tenis?

Gracias por sus post... mi las quiere*.*
y bueno esto fue un post repetido :silbar:
espero que les guste la conti va dedicado
para mi linda amiga Hikaru o Hika-chan
o Perica-chan!! muy linda, la adoro^^
Bueno nos vemos y pórtense mal!!
Gambatte ne!!

 

Re: ¿ángel O Demonio Del Tenis?

Capítulo. 25​

La jugadora número cinco​

*+​

​

— Inoue-san, ¿qué hace usted aquí tan temprano? — preguntó Sumire sin ponerse de pie del cómodo sillón que estaba en su oficina.
— Buenos días Ryuzaki-sensei, vine para hablar con usted — saludaba el periodista, tomando asiento frente a la sensei.
— ¿Desea una taza de té? — preguntó la vieja Ryuzaki levantándose para servirse un té.
— Sí, gracias profesora — dijo Inoue volteando a verla mientras ésta servía.
— ¿Es sobre Gris? — preguntó la profesora sin darle vuelta al asunto. Dejando la taza de té para Inoue y sentándose nuevamente en su placentero sillón.
— Así es profesora, he investigado sobre ella, y me he enterado que es la hija de Kosuke Ryuzaki, es decir que usted es su abuela, profesora — dijo el periodista, que ahora degustaba del té. La profesora atinó a dar una sonrisa satisfactoria por aquella investigación.
— ¿Y cuál es el problema con eso? Inoue-san — indagó la sensei, aún con aquella sonrisa y dando otro sorbo al té.
— Que cuando usted me dio información sobre ella, me contó que ustedes se odiaban, y vine aquí para que me aclare eso — dijo el periodista dejando la taza de té en el escritorio de la sensei, no quería darle más rodeos.
— No puedo hablar de eso Inoue-san, se lo prometí a Annika, no puedo contarle nada, lo siento Inoue-san — le respondió volteando su mirada hacia la ventana donde en algunos momentos empezaría el programa de entrenamiento de Inui. El programa que él le había presentado a la sensei no estaba mal y así ella podría descansar más horas en su agradable sillón.

*+​

Hasta que por fin llegaban todos al entrenamiento, los chicos todos ya estaban en las canchas esperando a esas “Mujeres”.
— Kurumisita, ¡Qué bien te ves hoy! — decía el pelirrojo pero no se notaba feliz, seguro aún seguía deprimido. — y ¿Por qué traes esa raqueta en tu mano izquierda? — preguntó extrañado.
— No me molestes idiota, hoy no voy a entrenar contigo — le aseguró mostrándose distante y sumamente despectiva, mientras se alejaba hacia las canchas.
— La verdad Eiji, Kurumi es zurda y ahora entrenará con nosotras, se ha unido al equipo de tenis femenino, estoy segura que será titular — le dijo Gris avanzando hacia el pelirrojo acróbata, el semblante de ella era serio y medio resentido para con el acróbata gatuno.
— ¿Q-Qué? ¿Kurumi juega tenis? — dijo demasiado atónito, como para decir alguna otra cosa más.
— No sólo eso, ella es casi todo una profesional — dijo Gris para molestarlo y aún lo miraba intensamente, lo estaba analizando, de eso no quedaba ninguna duda.
— Y-y ¿Por-por qué me haría eso? — dijo Eiji, parecía a punto de llorar, le habían tomado el pelo y eso realmente lo molestaba, se sentía apenado, sí, pero también sentía rabia hacia Kurumi que la había engañado y que él pensaba que era muy linda sólo que un poco amargada.
— Eiji Kikumaru, si quieres respuestas deberías pensar en buscar en tu baúl de recuerdos, yo no tengo idea del porqué, sólo sé que ahora jugará en mi equipo. — le reprendió Gris al pelirrojo que ahora salía disparado hacia quién-sabe-dónde. Kurumi se acercó a Gris.
— ¿Qué le dijiste? — preguntó la castaña mirándola fijamente y en su voz se notaba la frialdad.
— La verdad — dijo y Kurumi la miró frunciendo el ceño — nada de lo que me contaste Kurumi, sólo le dije la verdad de por qué “ese idiota” era un idiota — le dijo ante la mirada de Kurumi, que la ponía nerviosa. “Espero que no sea idiota como dice Kurumi, y haya entendido mi indirecta” pensó Gris respecto al pelirrojo.

*+​

— Oye “capitán”, una vez que reúna a todas las miembros del equipo femenino de tenis, ya no entrenaremos con ustedes — dijo dejando a Kurumi y acercándose rápido al castaño capitán del Seigaku con una sonrisa maliciosa.
— ¿Por qué? — quiso saber el capitán mirándola detenidamente y sin perder su postura de dominador. Gris dio un suspiro.
— Porque quiero que me extrañes — le dijo fingiendo mirarlo con ojitos tiernos, luego cambió su tono —. Porque odiamos ese asqueroso jugo de Sadaharu, no te hagas ilusiones “capitán” — dijo frunciendo el ceño pero sonriéndole.
— Entiendo… — dijo sin interés. Eso era lo que quería realmente.
— ¿¡Por qué me miras así!? — dijo Gris sorprendida por la mirada penetrante del odioso capitán. Antes de responder el capitán se aseguró de que nadie estuviera cerca.
— Porque hoy te ves más molesta de lo normal — le dijo avanzando hacia las canchas y dejándola parada.
— Perdona mi poco entendimiento “capitán” — expresó la peliazabache acercándose a él y caminando a paso rápido —. Pero eso ¿Lo tomo como un cumplido o un insulto? — se acercó ligeramente enojada.
— Como quieras Ootori — dijo y ahora se acercaba a Inui. Gris se quedó con la boca abierta, ¿El capitán le había dicho Ootori? ¿Acaso quería hacerla enojar? porque si esa era su intensión lo había conseguido, ella le concedió una sonrisa o un intento de sonrisa que más bien resultó ser una mueca justo cuando él la volvió a mirar.
— Ya vuelvo Gris — dijo Kurumi alejándose de ella.
— ¿Irás a ver a Eiji? — preguntó en un pequeño grito mientras ella se alejaba lentamente, esa muchacha a pesar de su carácter era demasiado lenta al hacer las cosas.
— Sí — afirmó ésta y ahora volteaba hacia otro lugar. Gris hizo un ligero movimiento “no” con la cabeza.
— Hola Gris-sama — se acercaba la peliazul hacia Gris con un típico uniforme de tenis.
— Gris — saludaba Haruka llegando hacia donde ella, ésta muchacha era más reservada al vestir, llevaba un simple polo y un pantalón de algodón ceñido al cuerpo.
— Gris, ya estoy aquí — hacía su aparición una despampanante rubia un poco alta para su edad y con una ropa deportiva bastante llamativa que la hacía verse atractiva.
— ¡Qué bueno que estén aquí!... Haber repasemos, ustedes están aquí, eso es como tres, y Miyu está con Shinji, eso es como cuatro y Kurumi fue a ver a su “Idiota”, eso es como cinco — dijo contando con sus dedos y con rostro abstraído pensando en cuantas jugadoras más le faltarían para “su” equipo.
— ¿¡Kurumi!? — preguntó extrañada la peligris de Haruka.
— Así es, ayer la convencí, y con eso sumamos a dos zurdas en el equipo — dijo sonriente Gris mirando a Ayane Tezuka con júbilo.
— No sé como lo haces — dijo Hayato, intentando comprender si ella era humana o extraterrestre.
— No importa eso…— estaba hablando cuando Rinko Fukawa, la rubia, la interrumpió.
— ¡Dios mío! ¿Ese es el capitán?, se ve mucho más guapo desde aquí, ¡Ese chico es guapísimo! — dijo Rinko tenuemente emocionada. Gris estaba a punto de reclamarle.
— No pienses fijarte en él — dijo una peliazul, mirando a Rinko demasiado enojada y para sorpresa de Gris que en esos momentos pensaba decir lo mismo.
— ¿Por qué? — rió divertida la rubia, y Haruka pensaba que éste día no se lo hubiera perdido por nada del mundo, era ciertamente entretenido.
— Porque es mi hermano y él no quiere ninguna novia y además no eres su tipo, pero si piensas meterte con él, primero pasarás sobre mi cadáver— le gritó la niñita, mirándose las dos con rabia, corrientes de electricidad galopantes había en sus miradas.
— ¿Hermana celosa? — preguntó Gris mientras las miraba pelear.
— Así es, la niñita no le dejará andar con su hermanito — sonreía Haruka, sumamente esto era divertido.
— … pero con respecto a la pequeñita eso lo veremos, mi hermanita odiosita no creo que se deje vencer por esa pequeñita — dijo Gris excesivamente convencida y mirándola concentrada.
— Estuviste a punto de alterarte como la pequeñita — dijo Haruka, que ahora miraba como era el cambio de miradas de la rubia y la peliazul, ahora era con más ira.
— Eso no fue así gracias a la pequeñita, pero a la rubia la mantendré alejada del capitán y que del resto se encargue Ayane — aseguró poniéndose seria, la rubia era demasiado encantadora, así que era una rival de cuidado para su hermana. Gris había escuchado toda una explicación detallada la noche anterior del porqué su hermanita odiosita había tomado su raqueta, había mencionado que el capitán le atraía de una manera que la llevaba a hacer locuras como esa y Gris le dijo algo como “Del capitán odioso, ¿Bromeas? Kunimitsu no es para ti”
— ¡Kyaaa! ¿Este es el equipo de tenis femenino del Seigaku? — preguntaba una demasiado entusiasta y feliz pelirroja que llegaba de pronto.
— Sí, y ¿tú eres? — preguntó Gris levantando una ceja, mientras que la desconocida se acercaba a Gris radiante.
— Tú eres la capitana, ¿no?... soy Fujiwara Hikaru y vengo a unirme al equipo de tenis ¡Kyaaa! — estaba feliz aquella muchacha.
¿Quién era ella? La desconocida excesivamente feliz era de talla media, sus ojos eran grisáceos con tonos verdes, muy vivos, el cabello lo tenía rojo y largo, su rostro siempre alegre al descubierto. Su cuerpo parecía pequeño y espigado.
— ¿Juegas tenis? Y cuando pregunto eso es si es que en verdad “Juegas” — preguntó Gris sonando despectiva mientras se alejaba de la alegre muchacha.
— Sí, y estoy en segundo año (octavo grado), ¿puedo unirme al equipo? ¿puedo? ¿puedo? — la seguía hacia donde avanzaba Gris aturdida con tanta gritería de la pelirroja, felizmente que no era chillona.
— Genial — dijo Haruka en tono desganado — lo que me faltaba, una con una felicidad excesiva para mi gusto — se quejó Haruka.
— ¿Quién es esa jodida? — dijo Rinko mirando asombrada a Hikaru que seguía por todos lados a Gris.
— Y encima vulgar, ¿y así quieres ser novia de mi hermano?, estás tontas si crees que te dejaré, no lo haré — volvía a pelear la pequeñita con la magnífica rubia.
— ¡Kyaaa! Entraré al equipo entonces, ¿podré? — decía feliz deteniéndose ahora frente a Gris.
— Eso es lo que también quisiera saber,… mira niña, seré clara… si quieres entrar al equipo, estás en el lugar equivocado este no es el club de tenis femenino, éstas frente a las titulares del equipo de tenis femenino del Seigaku. ¿Entiendes ahora? — dijo mirándola fijamente a los grisáceos ojos de la muchacha.
— ¡Acabo de llegar al Seishun Gakuen! ¡Kyaaa! Y estoy frente a las titulares ¡Kyaaa! ¿Cómo hago para ser titular? — preguntó la alegre muchacha mirándola profundamente metiéndose en esos ojos café.
— ¡Ja! Simple,… derrotando a una de ellas y tomando su lugar. ¿Estás dispuesta a hacerle eso a una de ellas, que trabajó mucho para entrar aquí y que ahora sería suplantada por ti? ¿mereces estar en el equipo? — cuestionó Gris, empezaba a jugar con la mente de la nueva muchacha, su rostro era serio y la miraba con intensidad.
— ¿¡Ah!? — se sorprendió la muchacha, su excesiva felicidad se hundió en aquel momento que escuchó esas palabras.
— ¿Lo ves?, ¿crees que no eres lo suficientemente buena como para derrotar a una titular que ha entrenado tal vez el doble que tu para merecer estar en el equipo como titular? o ¿tu corazón es demasiado débil como para arrebatarle a una de las chicas su puesto de titular? Debes ser muy valiente para desafiar a una de ellas y para merecer estar en el equipo — enredó con sus palabras a la muchacha y su tono no cambió, como nunca sonaba demasiado seria.
— ¿Quieres decir que si gano entro al equipo a costa de que una de ellas lo deje? — preguntó seria y fijando su mirada en la raqueta que traía Gris en la mano.
— Nunca pierdas ese sentido de lo obvio, es uno de tus mejores atributos — le dijo ahora con una sonrisa ladina.
— Vine al Seigaku con la intensión de hacerme mucho más fuerte y unirme al equipo de tenis femenino, quiero llegar a los nacionales, para enfrentar a mi hermana y ganarle, y si para eso debo ocupar el lugar de una titular, ¡Lo haré!... ¡Eres muy cruel!… — dijo finalmente y con esas palabras dejó complacida a Gris, la niña había pasado su primera prueba.
— Gris, soy Gris Ootori, ¿vas a jugar entonces? — preguntó creyendo que ésta era su jugadora número cinco de todas las reclutadas y ya la estaba analizando.
— Sí, lo haré — dijo mirándola enojada, por un instante se perdió su alegría y su emocionada manera de ser. — Gris, eres cruel y peligrosa.
— Me gusta el apelativo, créeme, puede ser mucho peor que eso… Bueno, para ya no dar más vueltas al asunto jugarás contra Fukawa Rinko, si le ganas entras al equipo. Es todo — dijo Gris llamando a todas las chicas con una ademán. Ellas se acercaron.
— ¿La señorita felicidad entrará al equipo? — preguntó Rinko con una sonrisa malévola para el gusto de Hikaru.
— De hecho jugará contra ti…— le informó Gris.
— ¡Será todo un placer!,… te aplastaré señorita felicidad — le dijo empezando con su juego, le gustaba decir cosas así antes de emprender un juego para amilanar a su contrincante.
— ¡Tengo que ver esto! — dijo la peligris cruzando los brazos y moviendo su cabeza haciendo que sus anteojos se reflejen con la luz del sol haciéndola ver más peligrosa, Hikaru la miró y le sonrió nerviosa.
— Ojalá que te derroten, rubia vulgar — dijo la peliazul mirándola con desprecio.
— Ella es Fujiwara Hikaru, y dice que quiere ser una de nosotras, aunque particularmente no lo creo al verla tan alegre, ella tendrá que pensarlo dos veces antes de jugar contra Rinko. — dijo Gris empezando a provocar a la pelirroja, ¡cómo le encantaba molestar a la gente!, esa era su distracción favorito.
— No tengo que pensarlo, ya lo decidí, no tendré piedad. ¡Kyaaa! — volvía a emocionarse, después de oír a Rinko ya nada la detendría para quitarle su puesto de titular.

*+​

Desde un lugar cerca de las canchas de tenis una muchacha peliazabache se encontraba sentada con un libro en la mano intentando concentrarse en su lectura; sin embargo, su lectura se veía interrumpida por un chico castaño claro, de anteojos, y con una seriedad en el rostro que lo hacía verse atractivo. Ella al verlo sintió escalofríos, pero empezaba a adorar ese semblante del capitán de tenis del Seigaku. Dio un suspiro y no perdía su visión, empezaba a adorar ver al capitán. Sus ojos café resplandecían y no perdió su sonrisa en ningún momento. “¿Qué le ves al capitán? ¿Qué? Gris me ha dicho que es odioso, esa Gris odia a todos, me parece,… se ve tan lindo desde aquí, su seriedad ante todo, además es como yo, estudioso, sí, así no se quejaría de que soy una sabelotodo como Nio…, no, ya no pensaré en el Anfibio, debería pensar en hacer algo para que el capitán se fije en mí… ¡Cielos! ¡Qué bíceps! ¡Qué tríceps! Tranquila Hanna, no babees, no babees, pero es que se ve tan…”

†KaTh GrIs†​

******************************************************************
¿Quién ganará: Rinko o Hikaru? ¿Inoue descubrirá la verdad de Gris? ¿Qué le dirá ahora Kurumi a Eiji? ¿Ayane Tezuka dejará que Rinko pretenda a su hermano? ¿Hanna conquistará al capitán? Todo esto y más en los siguientes capítulos. No se lo pierda.
En el próximo episodio:
Tensión: Una volea del sueño.

Bueno, bueno... Nos vemos!!!!!!
Pórtense mallllll;)
Gambatte ne!!!!

*¡Sayonara minna ~~!*