¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Grcais a olga, my_lady, merlina, Graciela C., asuka, leti, Ardwen_san por sus posts! Yo sé que ustedes quierían más romance entre los tortolitos de Sesshy y Rin.. así que acá se los brindo, auqnue con algo de drama, ejej.​

* * * * *​

¡Tú eres lo que quiero!​

Capítulo 9: no todo es color de rosa​

- ¿Quieres de mis salchichas con forma de pulpo? –preguntó Rin mientras sostenía una con sus palillos.

Sesshoumaru negó con la cabeza.

- De acuerdo… Mmmm…

- ¿Qué te pasa? –cuestionó el youkai cerrando su bento puesto ya había terminado de comer.

- Ahora que somos novios… ¿No quieres salir este fin de semana conmigo?

Sesshoumaru se quedó estupefacto. Sin embargo, en su rostro, como era de esperarse, no mostró absolutamente nada. Novios. Él, Sessshoumaru Taisho, hijo de uno de los youkai más ricos de Japón, salía con una simple humana. Aún así, había algo en Rin que le gustaba. Su forma de ser tan alegre y la forma en que lo trataba, tan normal y tan amorosamente. Él jamás podría llegar a tratarla así. ¿O tal vez sí?

- ¿Te pasa algo, Sesshoumaru?

Sesshoumaru volvió a negar.

- Si no quieres salir esta bien, eh. Es que, aunque sean dos días los que duren el fin de semana… Yo te voy a extrañar –confesó una pelinegra completamente ruborizada.

El plateado no podía creer lo honesta que era aquella joven. A veces, exageradamente. El youkai suspiró y luego se hundió en su silla. Allí se quedó observando como su “novia” terminaba de comer.

- ¿Estará bien que yo salga con ella? Es decir, soy un youkai, ¡un youkai! ¡Los youkais somos superiores a los humanos! ¡Además, me dice que me extrañará el fin de semana! ¡Son dos días! ¡Qué tonta! ¡Qué debilidad! ¡Yo no quiero ser débil! –pensaba Sesshoumaru desviando su fría mirada para un costado.

- Bueno, mejor me voy antes de que vengan todos tus compañeros. Además, mi próxima clase está por comenzar –se levantó Rin de la silla para luego voltearla y colocarla en el pupitre que originalmente iba.

Luego, apoyando las manos en el pupitre del plateado, acercó sus labios hasta el rostro de Sesshoumaru y le dio un pequeño beso en la mejilla.

- ¿Por qué es tan… adorable? –se preguntaba el plateado al sentir los suaves labios de aquella chica sobre su mejilla.

- Chau –saludó alegremente.

Sin embargo, no tuvo tiempo de moverse ya que el youkai, tirando de su antebrazo, la acercó hasta él y la besó con mucha fogosidad. Era como si la quisiese devorar. Cuando rompieron aquel fogoso contacto, la pelinegra estaba completamente colorada, pero una sonrisa estaba dibujada en sus labios. Volvió a saludarlo y esta vez, él sí la dejó ir.
- Soy un idiota –se dijo a sí mismo Sesshoumaru mientras hundía la cabeza entre sus brazos, los cuales estaban apoyados en el pupitre.

Repentinamente, entraron todos los alumnos de tercer año al aula. Qué afortunado fue. Si la hubiera besado un poco más todos hubiesen visto a cuánto se había rebajado el “Príncipe de hielo”. El joven youkai que más detestaba a los humanos. Eso creó gran temor y respeto entre sus compañeros. ´

- Pensar que yo juré que en mi vida me iba a enamo… gustar de una humana. Y si me miro ahora. Por dios… No lo soporto –pensaba el youkai colocándose los dedos sobre sus parpados cerrados.

- Sesshoumaru, ¿te encuentras bien? –preguntó Sara acercándose al pupitre del youkai.

- Sí, humana.

- ¿Sigues enojado conmigo por lo de la foto? –preguntó Sara con un acento melodramático-. Y encima también estás enojado con esa pobre chica. Yo fui la culpable. Lo asumo, pero no te enfades con Rin.

- Yo sigo enojado con quien se me dé la gana. Tú no me mandas, humana –habló el youkai con veneno.

Sara, sonrió con sarcasmo y se dirigió a su pupitre. Ella sabía que era imposible lograr que Sesshoumaru se fijara en una humana. De hecho, luego de confesarle su amor en el primer año de preparatoria y haber sido rechazada por él, ella desistió en seguida y se conformó con seguir a su lado. Se volvió la mejor alumna en segundo año, sólo para ser la presidente de la clase junto a él. Trabajaron tantas veces juntos. Una vez Sesshoumaru admitió que Sara era una de las humanas con más cabeza que había conocido.

- Con estar a su lado me basta, pero no permitiré que él se fije en ninguna humana. Si no soy yo esa humana, ¡no es ninguna otra! -pensaba Sara mientras contemplaba desde su pupitre el largo y sedoso cabello de Sesshoumaru.

- Esa humana aún cree que sigo enojado con Rin… Mejor así. No quiero que nadie se entere sobre nuestra relación.

Sesshoumaru, dejó pesar en aquella bella humana de ojos chocolate y decidió concentrarse en la materia que estaba siendo dada en ese momento. Él no quería bajar sus calificaciones por andar pensando en la muchachita que lo volvía loco. Y menos si se trataba de una humana.

* * * * *

- Rin, ¿de vuelta iras a comer con tu novio? –preguntó Kagome haciendo puchero-. Ayer también fuiste.

- Déjala, Kagome –apoyó Sango la mano sobre el hombro de la otra pelinegra -. Hace poco que empezaron a salir. Dicen que los primeros meses los novios quieren estar todo el tiempo juntos.

- De acuerdo… Nos vemos, Rin –saludó la de ojos azulinos a una sonriente chica que desaparecía tras la puerta del aula.

Kagome, se dirigía junto a Sango y Miroku al jardín de la institución, cuando lo vio a Inuyasha. Una idea le pasó por la mente.

- Oye, ¿quieres venir a comer con nosotros? –preguntó la pelinegra acercándose al hanyou que se encontraba e el pasillo apunto de saborear su comida.

- Si no hay problema –dijo mirando a Sango y Miroku.

- Claro que no –respondieron ambos al unísono.

- Si eres amigo de Kagome estás invitado –habló Sango con una dulce sonrisa.

Kagome le tendió la mano a Inuyasha y juntos, se dirigieron con los otros jóvenes a disfrutar de un rico almuerzo, bajo el sol de un verano que se acercaba.

* * * * *

- ¿Algún día, no quieres bajar a comer con mis amigos? –preguntó Rin observando por la ventana.

- No.

- ¿Por qué?

- No quiero comer con esos estúpidos humanos –contestó fríamente luego de tragar un bocado.

- También hay otros youkais.

- Aún así. El olor a humanos es repugnante. Ya tengo suficiente con la perra de la madre de Inuyasha –murmuró Sesshoumaru.

- ¿Sabes? Yo también soy humana –habló Rin con un tono de desilusión mientras se acercaba al pupitre del youkai.

- ¿No vas a comer? –preguntó él cambiando de tema.

- No, no tengo hambre –dijo Rin con un semblante triste.

Un una sensación de tensión se creó entre la pareja. Rin, como siempre tomó una silla de otro asiento, la volteó para el lado del pupitre del youkai y se sentó allí. Se quedó contemplándolo con ojos que cargaban desilusión.

- Los humanos no somos malos. Los humanos no somos repugnantes.

- Son débiles.

- Te equivocas. Quizás no tengamos una gran fuerza física, pero cuando queremos verdaderamente algo de corazón, nos emerge una fuerza increíblemente poderosa. O cuando queremos proteger a un amigo o a nuestra persona amada también sacamos fuerzas que son sumamente increíbles –dijo Rin con determinación.

- Pero se pueden dejar caer por seguir sus sentimientos. Lo que sienten los puede llevar a niveles que nuca hayan pensado poder llegar, pero también los hace caer y convertirse en algo miserable. Son tan flexibles –respondió Sesshoumaru mirando atentamente a la muchacha.

- Aún así, no digas que somos repugnantes. Yo estoy feliz de ser humana. Si tanto nos desprecias, ¿por qué me besas? ¿Por qué me abrazas? Y lo haces tan tiernamente… ¿Por qué?

- Rin… tú me gustas y me disgustas –confesó el youkai con un rostro inexpresivo.

- ¿Qué? –el rostro de Rin mostró pavor- ¿Cómo puedes gustar y disgustar de mí?

- No lo sé. Eres una humana y eso lo detesto. Detesto estar con alguien inferior a mí. Sin embargo, también me gustas… Tú forma de ser tan alegre, tan amable y tan... Dulce –la última palabra la dijo con asco.

- No te entiendo…

- Yo tampoco me entiendo… Pero debes saber que tú me gustas y me disgustas. No puedo hacer nada al respecto.

Las lágrimas se habían reunido en la comisura de los ojos de la pelinegra y, de a poco, comenzaron a bajar por sus mejillas. Una de ellas, cayó sobre la garra del youkai. Éste se acercó y las lamió creando un temblor en Rin. Al separarse se chocó con esa mirada tan dulce e inocente que lo miraba con amor, con desilusión.

- Rin… No llores.

- Bésame –susurró ella.

El youkai asintió y lentamente sus labios sellaron los de la muchacha.

Continuará.​

* * * * *​

Y sí.... Sesshoumaru salió con el tema de ser youkai y ser humano. En fin.. así es Sesshoumaru. Espero que les haya gustado igual el capítulo.​

Por cierto, este fic no creo que contenga lemon... Aún así espero que lo sigan leyendo ¬¬. ​

Estoy escribiendo otro fic (También de Sesshou y Rin xD) y les aseguro que ese sí va a tener lemon (después no piense que soy pervertida ¬¬) y será muy dramático. Pero tengo pensado postearlo más adelante. Espero que me apoyen como me apoyan en este.​

Nos estamos leyendo.​

Saludos, Rin-sama ♥​

 

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Muchas gracias por sus post a my_lady, alania (bienvenida) y Graciela C.

Bueno, a parte de agradecer a las lindas post que me hacen ^_^, les tengo una noticia. Para mí buena y para ustdes supongo que neutra. Dentro de unas horas me estoy yendo de vacaciones con mi familia, así que por dos semanas no entraré a cemzoo.

Prometo tener el capítulo 10 para el 28 de enero. Así que espérenme!!

Nos estamos leyendo.

Saludos, Rin-sama ♥

 

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Muchísimas gracias a todos por sus post y por animarme a seguir este fic que sinceramente me gusta mucho. De verdad aprecio muchísimo sus post.

Por suerte pude terminar el capítulo 10 antes del 28 así que espero que disfruten mucho de este capítulo!

* * * * *​

¡Tú eres lo que quiero!​

Capítulo 10: admitir lo que se es​

Una fuerte lluvia caía sobre las calles de Tokyo. Un joven, envuelto en un piloto gris, caminaba por las veredas silbando una canción. La gente, apresurada, de vez en cuando golpeaba los hombros del muchacho. Cuando éste mostró disgusto y gruñó, algunos lo miraron con temor y decidieron esquivarlo.

- Ten cuidado, no lo hagas enfadar que es un youkai –murmuró una mujer a su pareja mientras observaban sus orejas de perro.

- Maldición, que no soy un youkai… En fin, la gente no tiene por qué saber la diferencia entre un hanyou y un youkai, ¿verdad? –pensaba Inuyasha con un rostro algo indignado-. Sin embargo, los que sí deberían saber son todos mis compañeros de preparatoria…

- ¡Hola! –exclamó una alegre voz colgándose de los hombros del hanyou.

- ¡Oye! ¡Ten más cuidado la próxima vez, Kagome!

- Perdón, perdón –río la de ojos azules grisáceos mientras mostraba la lengua y se la mordía juguetonamente.

- ¿Qué haces por aquí? – preguntó Inuyasha mientras le ofrecía un espacio debajo de su paraguas ya que ella nada más llevaba puesto un piloto azul marino.

- Pues, quise comprarme algo, pero no encontré lo que buscaba, así que estoy volviendo a mi casa.

- Ya veo.

- ¿Y cómo van las cosas con Kikyo?

- Nada más la veo durante los almuerzos. Y muy pocas veces le hablo –contaba el plateado con algo de decepción-, pero creo que no puedo esperar más. Además ella tiene dos años más que yo, no es muy común que una chica se fije en un chico más joven que una.

- Ay, no digas eso. No te desanimes –se paró frente a él y sonriéndole apoyó sus manos en los hombros de éste.

La lluvia seguía cayendo. Debido a que el paraguas no era de un gran tamaño. Los dos jóvenes se encontraban muy cerca el uno del otro. Por unos instantes los ojos dorados de Inuyasha se perdieron en los azulinos de su compañera. Luego, éstos se extraviaron hasta su boca.

- Pero qué me pasa –se preguntaba el plateado girando su cabeza de un lado a otro.

- ¿Estas bien?

- Sí, sí.

Repentinamente, a lo lejos Kagome notó una figura esbelta debajo de una de las paradas de bus. Era Kikyo, quien parecía estar resguardándose de la lluvia. La muchacha se fijo en sus manos y no llevaba paraguas. Una lamparita se encendió en la cabeza de Kagome.

- Inuyasha, mira. Allí esta Kikyo.

- ¡¿Qué?! –exclamó algo excitado.

- Ella no tiene paraguas. Es tu oportunidad. Llévala a su casa –sugirió la pelinegra tomando un brazo de su compañero y abrazándolo.

- ¿No está esperando el bus?

- No, mira que ya dejo pasar a uno –señaló su amiga.

- De acuerdo, iré.

- Suerte –con eso dicho, Kagome besó una mejilla de Inuyasha.

Éste, se quedó estupefacto, pero rápidamente volvió en sí y se concentró en lo único que importaba: Kikyo.

La joven de lacios cabellos negros miraba con incertidumbre el cielo. Se sentía una idota por n haber llevado consigo un paraguas.

- Disculpa… ¿Te alcanzo a tu casa? –preguntó un tímido Inuyasha.

- Ah, eres tú –sonrió con suma amabilidad.

- ¿Quieres?

- ¿No es problema?

- Claro que no.

- Muchas gracias –dijo Kikyo y luego recibió el brazo de Inuyasha para tomarse de él.

La pareja caminó bastantes cuadras. Durante aquel trayecto Inuyasha, con voz nerviosa, preguntaba cosas acerca de la preparatoria, ya que Kikyo se encontraba en el mismo año que su hermano. La jovencita se las respondía con su melancólica voz.

Por alguna extraña razón, Inuyasha no dejaba de pensar en la bella y alegre mirada de Kagome.

* * * * *

Una pareja que la conformaba un youkai y una humana se encontraban caminando por un desolada parque, debajo de la lluvia. La humana, Rin, a pesar de estar sumamente feliz por ser la novia de Sesshoumaru, se sentía a la vez sumamente triste. Ella sabía que estaban allí porque a él no le gustaba que la gente lo mirara con una simple humana.

- ¿Vamos al cine? –preguntó Rin mientras se interponía en el camino de Sesshoumaru y lo abrazaba de la cintura.

- No tengo ganas.

- Debe ser porque sabe que hoy hay mucha gente allí –pensó Rin dando un suspiro de frustración.
Sesshoumaru podía sentir que Rin no se encontraba con gran ánimo, por esa razón con el brazo libre que tenía, la abrazó y acercó más a él.

- ¿Alguna vez vas a superar tu obsesión de “soy el mejor de todos, los humanos son una porquería”? –preguntó Rin imitándolo sarcásticamente.

Sesshoumaru, en su rostro mostró sorpresa. Jamás había visto a Rin comportarse de aquella manera. Su mirada se chocaba con unos furiosos ojos chocolate. Rin se quiso alejar de Sesshoumaru, pero éste la tomó de la muñeca y la volvió a acercar a su pecho.

- Si te sales del paraguas te mojarás.

- A mí eso… A mí eso no me importa –lágrimas comenzaron a caer por el rostro de la pelinegra- Nunca un día de sol salimos a pasear a un parque. O nos quedamos en tu habitación o vamos al cine. Nunca un día de lluvia vamos a un shopping o a un cine. Salimos a pasear a un maldito parque.

Rin estaba descargando todo lo que tuvo que soportar.

- ¡Yo te quiero! ¡Pero detesto que tú me hagas sentir como una basura!

- Jamás te pegué, jamás te maltraté psicológicamente –se defendió Sesshoumaru aún sosteniendo la muñeca de Rin con fuerza, pero sin llegar a lastimarla.

- Cuando insultas a los humanos me insultas a mí. Además aquella vez en el aula dijiste que te gustaba y disgustaba, ¿por qué eres así? –seguía llorando.

- La pregunta sería por qué me aceptas así. Tranquilamente puedes terminar esta relación –habló el youkai con su típico rostro de hielo. Sin embargo, al decir esas palabras, la soledad le invadió el corazón. Él no la quería perder.

- Tienes razón, yo soy la idiota. Pero es que eres tan dulce y tan amable conmigo. Y eres atento a tu forma. Por más que nunca me hayas dicho te quiero, cuando me abrazas yo siento que sí lo haces… Pero lo tendría que pensar mejor. Si me quisieras no te daría vergüenza salir conmigo –decía Rin tomando con sus dos manos el rostro de Sesshoumaru.

Rin acercó sus labios a los de Sesshoumaru y lo sellaron por unos segundos. Cuando el plateado quiso profundizar el beso, ella se corrió y se alejó de él.

- Mejor nos vemos en la preparatoria –murmuró ella sabiendo que él la escucharía.

- Te mojarás.

- No me importa –Rin salió del paraguas y lentamente comenzó el camino a su casa empapándose absolutamente toda. Sesshoumaru nada más se quedó contemplándola hasta que desapareció de su vista.

* * * * *

Un resplandeciente sol iluminaba el gran jardín de la Preparatoria Shikon. Sango, Miroku, Kagome, Rin e Inuyasha disfrutaban de una deliciosa comida mientras reían al escuchar los típicos chismes que suelen correr en los colegios acerca de quién gusta de quién o quién se confesó a quién.

- Oye, Inuyasha, me enteré de que tu hermano puede volar, ¿tú también puedes? –preguntó Miroku mientras comía algo de arroz.

- Eh... No… ¿Por qué me tiene que hacer esas preguntas tan incomodas este chico? –prensaba Inuyasha tratando de disimular la vena que tenía apunto de estallarle en la frente.

- Ay, la verdad a mí me gustaría ser una youkai y poder envejecer dentro de cientos de años –decía Sango echándose al pasto.

- Eso significaría que tu trasero tardaría en caerse –dijo Miroku en voz alta mientras sonreía de manera pervertida.

- Kagome –pronunció su nombre Sango aún tirada en el pasto.

- Con mucho gusto –respondió la otra y le pegó una fuerte cachetada a Miroku.

- ¡Eso dolió!

- Te lo mereces por pervertido –río Rin tapándose la boca.

- ¡YO NO SOY UN YOUKAIIIIIIIIIIIIII! –gritó Inuyasha poniéndose de pie abruptamente.

- ¿Co-Cómo que no eres un youkai? –preguntó Kagome confundida.

- No, yo, yo soy un hanyou –confesó Inuyasha con dificultad pero con el mentón en alto.

- ¿Hanyou? –comenzaron a murmurara los demás alumnos que había por alrededor.

- O sea que tienes un demonio y un humano como padres –gritó una youkai con cierta repugnancia.

- Es decir que no eres nada –río un muchacho.

- ¿Qué no soy nada?

- No eres ni humano ni youkai… No eres nada –gritó otra chica tirándole sus palillos los cuales Inuyasha manoteó para otro lado.

- ¿Por qué me miran así? ¿Acaso no es una escuela mixta? Shikon se caracteriza por ser una preparatoria que mezcla youkais y humanos. Yo veo que se llevan bastante bien, ¿por qué no se podrían enamorar algunos de ustedes?

- ¡Eso jamás! ¡A mí no me gustaría tener a un híbrido como hijo! –confesó una youkai.

- A mí tampoco, sería algo horrible para mi hijo. Tú te deberías sentir muy mal.

- Eres muy poca cosa –exclamó otro tirándole parte del almuerzo.

Repentinamente todos comenzaron a tirarle comida a Inuyasha. Él esquivaba algunas, pero sabía que no podía usar la fuerza porque sino lo expulsarían.

- ¡Deténganse! –exclamaron sus amigos tratando de evitar que la gente le siguiera tirando alimentos al pobre hanyou.

- ¡PAREEEN! –gritaba Kagome hasta que comenzó a ser algún que otro puñetazo.

Miroku, Sango y Rin también trataban de detenerlos con golpes o quitándoles la comida.

Un muchacho, desde atrás de Inuyasha le tiró una roca. Debido a la tristeza que sentía el joven, no se movió y la roca le dio justo en la cabeza haciendo que perdiera el conocimiento.

Inuyasha terminó inconsciente en el sucio jardín de Shikon. Sus amigos fueron a socorrerle inmediatamente.

Continuará.​

* * * * *​

Está todo muy dramático! Qué le pasará a Inuyasha? y qué pasará con la relación de Rin y Sesshoumaru????

Nos estamos leyendo.

Saludos, Rin-sama ♥

 

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Es un fic muy lindo, tierno pero lo que mas me gusta es que no es sub realista ni fantastico, ya que expresaste a Sesshomaru tal como es y el es alguien frio, cortante e insensible, pero sin dejar de pensar que si lo que deseas es hacer que se enamore debes hacer que pase por una otras emociones no tan 'negativas', como la negación, confución etc... sin embargo espero que explotes mucho mas a las otras parejas y claro a la principal, ya que lo que planeaste es de una manera algo de donde tienes mucha mas sustancia, por decirlo de alguna forma, para explotar, pero si en cambio dejas que se quede a un ritmo mas bajo al tienes ahora sin poner alguna situación mas interesante donde nos dejes sin mas nada que desear quedará incompleto... bueno quiero decir que esto ultimo fue una critica construcctiva y que he quedado fascinada con la historia espero la continues... Besos

Matta nee ^w^

 

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Muchas gracias a todos por sus posts y bienvenida pomy y gene. Gracias gene por tu critica. Voy a tratar de poder exprimir los conflictos internos de la pareja de Sesshoumaru y Rin, Kagome e Inuyasha. La de Sango y Miroku es muy secundaria… pero haré algo también para ellos.

​

* * * *​

¡Tú eres lo que quiero!​

Capítulo 11: mortalidad​

Cuando los ojos de Inuyasha se abrieron, una mirada azul grisácea los observaba atentamente. Kagome estaba con él. Una paz interior invadió el corazón del hanyou.

- ¿Dónde estoy?

- En tu casa… O mejor dicho mansión –río la pelinegra-. Creo que ya estás mejor.

Al decir esas últimas palabras, Kagome pasó su mano por la frente del joven.

- Le pregunté a Kikyo si quería venir… Pero me dijo que tenía cosas que hacer en su templo.

- ¡Qué tú qué! – cuestionó Inuyasha con ferocidad.

- Tranquilo… Es sólo para hacerte avanzar tus cosas con Kikyo –le sonrió cómplicemente.

Kikyo. Ella era algo inalcanzable. La joven había decidido hacerse sacerdotisa, por lo tanto no debía enamorarse. Él sabía que ella era una persona seria.

- Inuyasha, ¿estás bien? –preguntó Kagome preocupada.

Y allí estaba Kagome haciéndole compañía, no Kikyo. Esa joven que había conocido el día del examen de ingreso sí que tenía carácter. Lo que más le gustaba de ella eran sus ojos. Ellos le daban esperanza.

Quizás… Era mejor olvidar a Kikyo. Pero, ¿cómo haría?

- Ya no…

- ¿Eh? No te escuché –dijo Kagome acercando el oído a la boca del hanyou.

- Que Kikyo ya no me gusta –confesó Inuyasha algo sonrojado. ¿Pero en verdad era así?

- ¿Qué? Y yo que tenía tantos planes para que ustedes dos se acercaran –habló la de ojos azulinos con voz de protesta.

Inuyasha, se sentó en la cama y nada más le sonrió. Kagome, al ver esa sincera sonrisa, se sonrojó y no pudo evitar que su corazón latiera más rápido.

- Dime, ¿quién te gusta? –preguntó la chica tímidamente.

- Este… Este –al joven hanyou le comenzaron a caer gotas de sudor por el rostro.

- Oye, tranquilo. Tú sabes que yo no le diré a esa persona –dijo Kagome, tomando asiento en la cama y nuevamente pasando su mano por la frente de Inuyasha.

- T-tu…

- ¿Tu? ¿Tulouse? ¿Amelia Tulouse? La que viene del extranjero –preguntó Kagome alzando una ceja.

- ¡No!

- ¿Y entonces quién?

- ¡Tú!

Kagome quedó paralizada ante la confesión de su amigo. Inuyasha, con un semblante serio, se lo veía de lo más tierno porque tenía las mejillas totalmente coloradas.

- ¿En verdad tú gustas de mí? –preguntó una muchacha aún sorprendida.


- Kagome… no te mentiría en algo así –fue la respuesta de Inuyasha acercándose a la joven.

Kagome sonrió y terminó de cerrar la distancia que había entre ellos. El beso, guiado por Kagome, fue tierno y largo. Las orejitas de Inuyasha, mientras aún se exploraban las bocas, se movían de vez en cuando, demostrando todas las sensaciones nuevas que el hanyou sentía.

* * * *

Rin se encontraba en la terraza del colegio. Nuevamente, escapando de una tediosa clase. Entre sus brazos, apoyados sobre una baranda, estaba su cabeza. Ella tenía un gran dolor de cabeza al no saber qué hacer con su relación con Sesshoumaru.

El joven youkai, con ella, a pesar de ocultar su relación, se comportaba como los dioses: al llegar a su casa en la limusina, le abría la puerta. Prometió darle tiempo para que se sintiera lista para tener relaciones. Una vez que se enfermó en una de esas salidas bajo la lluvia la llevó, literalmente, volando a su casa. Y tantas otras cosas muy detallistas o no había en las que él se había portado bien. Pero eso no importaba. Lo que importaba eran los sentimientos.

- ¿Qué haré? –pensó Rin mientras unas lágrimas se formaban en su rostro.

- No me gusta que llores –habló una voz detrás de ella.

- Tú eres el que haces que me sienta así –habló la pelinegra volteándose para estar frente a frente a su novio.

Sesshoumaru se acercó lentamente hasta Rin, cuando quiso pasar los brazos por su cintura obtuvo un rechazo por parte de ella. Eso provocó que frunciera el ceño y con cierta brusquedad pasara los brazos para pegar el cuerpo de ella con el de él.

- ¡No me toques! –gritaba Rin- ¡Me tocarás cuando me digas qué es lo que sientes por mí!

- Ya te he dicho que me gustas y me disgustas… Eres una humana… Eres débil… Yo soy fuerte –hablaba Sesshoumaru con mucha calma hundiendo su rostro en el cuello de la joven.

- ¿Entonces qué es lo que te gusta de mí?

- Tú forma de ser. Eres… dulce –cómo le costaba decir esa palabra-, comprensiva. Cuando estoy contigo aunque no sonría, me divierto. Yo…

- ¿Qué te gusta?

Sesshoumaru dejó de abrazar a Rin. Él, un fuerte y respetado youkai que provenía de una familia sumamente rica y poderosa en Japón durante siglos, iba a decir que estaba enamorado de una humana. ¡De una humana! ¡Jamás!

- Ustedes son tan débiles… -el youkai se retiró de la terraza.

Rin quedó sola y un mar de lágrimas se formó en su rostro.

Sesshoumaru, detrás de la puerta, escuchando y oliendo las lágrimas de Rin, pudo comprender porque odiaba tanto a los humanos… En especial, odiaba a Rin. La odiaba y la amaba. Ella era mortal.

- Al final yo soy el cobarde, no tú padre –murmuró Sesshoumaru en el pequeño cubículo donde había unas escaleras y una tenue luz sobre su cabeza.

* * * * *

Un muchacho con orejas de perro en la cabeza, caminaba solo por los jardines de la Preparatoria Shikon. Repentinamente un perfume llegó a sus fosas nasales. Ers el de ella.

- Inuyasha, ¿estás en tu recreo? –preguntó con una cordial sonrisa Kikyo.

- Eh… Sí. ¿Tú?

- También… Algo cansada –dijo la joven sentándose debajo de un árbol.

- Oye… No te molesta que yo…

- ¿Seas un hanyou? Para nada. No hay nada que te haga diferente a mí. Estoy orgullosa que lo hayas dicho. Yo creo que de a poco la gente te aceptará –comentó Kikyo pasándose delicadamente la mano por su larga cabellera negra.

Inuyasha se sentó junto a ella y le agradeció. Ella se volteó y le dio una cálida sonrisa. Aunque ésta no llegaba a sus ojos. El hanyou, al ver sus labios, recordó lo ocurrido la otra vez y se sonrojó de inmediato.

Kagome. Sin duda ese beso le había movido hasta el último pelo. Y en ese momento se dio cuenta que él gustaba de Kagome, pero al estar con Kikyo también sentía algo. ¡No! ¡Le gustaban las dos!

- Sabes, debo ir al baño… Nos vemos –dijo un confundido Inuyasha que salió corriendo del lugar.

Kikyo quedó completamente confusa.

* * * *

- Los vi –habló Sara levantándose de su pupitre.

Ya era la hora de salida por esa razón no había quedado nadie en el aula.

- ¿Qué viste? –preguntó Sesshoumaru tomando su mochila y con su rostro talmente indiferente.

- ¡A ti y Rin! ¿No se supone que eres un youkai que detestas a los humanos? –preguntó Sara con furia.

- No sentí tu presencia…

- Debías haber estado muy concentrado en tu Rin. Es injusto… Yo he estado contigo por tres años y nunca me notaste. Quise ser la mejor de la clase para que veas que yo era una humana que valía la pena intentar algo. Yo hice todo para ser la mejor en la clase, la mejor en los deportes... Aún así tú nunca me miraste. En cambio a esa humana común y corriente… Encima llorona sí la quieres –se expresó Sara crispada completamente.

- Qué importa ser la mejor en todo… Tú forma de ser nunca me agradó… Una se enamora del interior de una persona con sus defectos y... Pero qué rayos estoy diciendo –Sesshoumaru se tapó el rostro con una mano.

Estaba enamorado de Rin. A la única persona que quería en ese mundo era A Rin. Pero tenía miedo de que ella lo abandonara… Porque aunque ella jurara jamás serle infiel en un momento la abandonaría… Porque ella era una simple mortal.

Continuará​

​

* * * *​

​

Espero que lo hayan disfrutado!

Nos estamos leyendo.

Saludos, Rin-sama ♥