¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Hola
Ésta niña si que es injenua, como confía en alguien que recién conoce y la trato mal apenas la conoció…
Me gusto que Sesshoumaru se tapara los oidos para no escuchar el llanto de Rin, aún no entiendo muy bien la razón del por qué xD. Ahh!! y también cuando Rin " hablo" con Sesshoumaru.
Espero que pongas pronto el próx. capitulo, cuídate...
bye...

 

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Muchísimas gracais a todos por sus post.
Ya lo creo que Rin es tontita, pero por lo menos tiene buen corazòn, no? En fin, para los que querían un poco de Inuyasha y Kagome, este cap lo tendrá y una cosita más.. ejje

Al capítulo!

* * * * *​

¡Tú eres lo que quiero!​

Capítulo 7: nuevos comienzos​

- ¡Pero si es un idiota, Rin! –exclamó Kagome dando un fuerte golpe en su pupitre.

- Yo fui la idiota que le tiré la tinta china en la fotografía que iba a presentar en la exposición de hoy. Ahora no expondrá nada –lloraba la otra pelinegra mientras comía de su bento.

- Ya, cálmate Rin. Además, Kagome tiene razón. Alguien no puede exagerar por un error como ese – opinó Sango mientras arreglaba su colita de pelo.

- Yo creo que hay algo más en su enojo –apareció Miroku en la conversación de las tres muchachas.

- ¿Por qué te metes? ¡Nadie te llamó! –lo quiso echar la castaña, pero el joven no le hizo caso.

- Mira, yo creo que quizás te dijo eso porque no quiere verte más por alguna otra razón. Quizás siente algo por ti y no lo quiera admitir –continuo el de ojos violetas.

- Keh, ese inepto no puede sentir nada hacia los humanos –interrumpió Inuyasha acercándose a los otros adolescentes-. Sáquense esa idea de la cabeza.

- Oye, tú eres su hermano, ¿verdad? Por qué no le preguntas qué diablos se le pasó por la cabeza para gritarle a mi amiga así –le pidió Kagome a Inuyasha con un tono algo ofensivo- Perdón, lo dije así por la furia que me da tu hermano, no por ti.

- Keh, ya sé. Además agresiva en este mundo –comentó Inuyasha dándole la espalda- A mi no me interesan sus problemas de amor. Ya tengo los míos.

Esa respuesta por parte de Inuyasha le llegó al corazón a la de ojos azules grisáceos. Pero no para bien. El hecho de pensar que en la mente del plateado hubiese otra chica la lastimaba profundamente.

- Kagome…-le tomó la mano Rin a su amiga y luego le sonrió.

Pensar que ella fue la que quiso consolar a la de ojos chocolate y en ese instante, era Rin quien la consolaba a ella.

* * * * *

Inuyasha paseaba por el gran jardín de la Preparatoria Shikon. El viento primaveral chocaba contra su piel blanca y hacia que su cabellera se meciera en el aire. De repente, escuchó unos pasos detrás suyo. Su corazón se detuvo al percibir el olor de la persona.

- Tú eres el chico que se pasó por mi templo la otra vez, ¿verdad?-preguntó una joven.

Ella tenía una larga y muy lacia cabellera negra. Sus ojos, azules grisáceos eran rasgados y llevaban algo de tristeza. Era muy esbelta y su piel era sumamente pálida. Parecía una muñeca, pero de las más hermosas.

- Sí… era para agradecerte lo que hiciste por mí –se sonrojó el hanyou.
- Vaya, aún lo recuerdas –sonrió muy amablemente Kikyo –Y pensar que fue hace más de seis meses.

- Aún así. Yo estaba muy herido me encontraste en l bosque, y si no fuera por ti…

- No exageres, eres un youkai, ¿verdad? Tus heridas hubieran sanado igual. Yo sólo te ayudé porque como sacerdotisa, además de cuidar el templo de mi familia, también debo cuidar de otros. Y a pesar de que eres un youkai… eres un ser vio, ¿verdad?

Inuyasha se quedó callado. Odiaba la palabra youkai. Otra brisa traspasó los cuerpos de la pareja. Cuando el cabello de Kikyo comenzó a flotar, Inuyasha no pudo evitar volver a sonrojarse ante tanta belleza.

- Con permiso, mi próxima clase está por comenzar –se despidió la pelinegra inclinándose levemente.

El hanyou la vio partir. Ella era tan amable, tan elegante, tan educada. Parecía la mujer perfecta. Pero él sabía que era un amor totalmente imposible. Ella quería ser una sacerdotisa. Quería dedicar su vida a ayudar a otra gente y cuidar del templo de su familia que alguna vez sería de ella. Kikyo renunciaría a ser una mujer común y corriente.

Un olor a un dulce perfume entró por su nariz. Al voltearse se encontró con Kagome, ella parecía estar paralizada.

- ¿Qué quieres? –preguntó Inuyasha yéndose a sentar debajo de un árbol.

- Esa chica… ¿Ella es la chica que te gusta? Ayer dijiste eso –preguntó la pelinegra mirando para la dirección por donde se fue la hermosa muchacha.

- Sí… -contestó Inuyasha con un semblante triste.

- ¿Se conocían de antes? –cuestionó Kagome tomando un lugar en el pasto junto al hanyou.

- Hace seis meses, yo tuve una fuerte discusión con el idiota de Sesshoumaru. Como mis padres odian vernos discutir o pelear decidimos ir a las afueras de la ciudad para quitarnos la bronca que teníamos. Obviamente, él me ganó y me dejó muy malherido. Allí fue donde la conocí –relató el hanyou mientras en su rostro se dibujaba una expresión nostálgica- ella, con gran esfuerzo, me llevó hasta su templo donde me curó. Allí hablamos y me enteré que venía a esta preparatoria. Yo me enamoré enseguida. Yo pensé que jamás me pasaría eso a primera vista… Pero pasó, igual es imposible que ella y yo estemos juntos.

- ¡Claro que no es imposible! Si lo intentas, si te le acercas más de seguro ella se enamorará de ti –señaló Kagome con una gran sonrisa optimista en su cara.

- ¿Qué? Ella será una sacerdotisa. Va renunciar a tener una vida de una mujer ordinaria – respondió Inuyasha desganado.

- Quizás, si se enamora de ti eso cambie –tomó Kagome la mano del plateado.

Por unos instantes, ojos dorados y ojos azules grisáceos se juntaron. El rostro de cada uno se reflejaba en los ojos del otro. Inuyasha, en ese instante pudo ver la belleza de la joven que tenía frente a él. Quizás era una menos refinada, una más salvaje. Pero la pudo ver. Además, sus ojos no cargaban la tristeza de los de Kikyo, cargaban esperanza. Él quería seguir viendo en ellos ya que no quería sentir tristeza, quería sentirse bien.

- Pero, ¿me aceptará? –preguntó Inuyasha.

- ¿Por qué no? –Inuyasha desvió la vista- Ay, que tiene de malo que seas un youkai. Yo sé que no están muy bien vistas las relaciones entre humanos y youkais, pero al diablo con esas creencias. Lo importante es el amor –respondió Kagome mientras dirigía su mirada al cielo azul.

- ¿Y si llegaran a tener un hanyou?

- ¿Qué tiene de malo? Un hanyou es una criatura creada con mucho amor por dos personas que no les importó los tabúes de nuestra sociedad –contestó Kagome con simpleza.

Inuyasha, por primera vez en mucho tiempo, sonrió. Esa chica que estaba sentada junto a él le devolvió las esperanzas y le hizo darse cuenta que tenía que aclara quién era él en verdad. La institución entera creía que era un youkai. E increíblemente, su hermano no abrió la boca para aclarar la situación.

- Gracias por todo, Kagome –agradeció el joven poniéndose de pie -. ¿Volvemos juntos al aula?

La pelinegra sonrió y tomó con gusto la mano del hanyou. Por dentro sentía una tristeza extrema al saber que lo perdería a Inuyasha, pero el verlo feliz a él era lo que importaba.

Las diferencias que hubo entre ellos dos parecían haber desaparecido. Ese era definitivamente, un nuevo comienzo para el hanyou y la humana.

* * * * *

Rin decidió saltearse la hora de biología y escapara para la terraza del colegio. Al llegar allí, se dirigió a unas barandas y apoyó sus brazos allí. Ella podía admirar la belleza del jardín de la preparatoria. Los árboles que eran iluminados por un resplandeciente sol y hacían que uno pudiese admirar el verde de sus hojas. Las pequeñas flores que salían del pasto. Desde la altura en que se encontraba Rin parecían manchas de colores.

La pelinegra estaba perdida en su mundo, cuando sintió una mano sobre su hombro. Ésta, la hizo volver a la realidad. Al voltearse, no creyó lo que vio.

- Se-Sesshoumaru –murmuró.

- ¿Cómo puedes ser tan tonta? –preguntó el youkai.

- ¿Eh?

- ¿Cómo te creíste que Sara quería tener una amistad contigo?

- ¿Pero cómo lo sabes?

- Las vi hablando. Pude ver perfectamente las caras falsas que hace esa humana. La conozco hace tres años, desgraciadamente –explicó Sesshoumaru- Yo sé que no harías algo así. No sé cómo, pero lo sé.

- ¿Por qué nos estabas mirando? –preguntó Rin totalmente desconcertada.

Sesshoumaru no respondió. No quería responderle: “porque quería admirar tu belleza”. Ese día comprendió que Rin era alguien que despertaba un misterioso sentimiento en él. Ese sentimiento iba más allá de la curiosidad. Primero fue una atracción física, pero luego… Desde ese encuentro en año nuevo, sus encuentros en la preparatoria, todo eso le hizo darse cuenta que lo que sentía era algo más allá de atracción física.

- Que bueno que me perdones –dijo Rin mientras dirigía sus ojos al cielo azul.

Sesshoumaru nunca dijo “te perdono”, pero esa muchacha pareció leer n todo lo que él había dicho antes, aquellas palabras. Y sin duda, esa era la idea. El youkai sintió cierta alegría y temor al comprender que había alguien que podía leerlo.

- ¿Podré ir de vuelta a tu aula a comer contigo? –preguntó Rin volviendo su vista a Sesshoumaru con una gran sonrisa dibujada en el rostro.

El plateado asintió.

- ¡Qué bueno! –exclamó Rin juntando sus manos.

El youkai al voltearse no tuvo tiempo de reaccionar al ver a la humana tirársele encima para darle un abrazo. Debido a lo sorprendido que estaba, perdió el equilibrio y ambos cayeron al suelo de cemento.

Las piernas de Sesshoumaru estaban lo suficientemente abiertas como para dejar que las de Rin se encontraran entre ellas. Los brazos de la joven estaban sobre el pecho de Sesshoumaru. Los ojos de ambos mostraban sorpresa, incertidumbre de los movimientos que tendrían que realizar.

De a poco, Sesshoumaru fue devolviendo su, extrañamente, rostro sorprendido al inexpresivo de siempre. Sin embargo a pesar de que su semblante cambiara, el corazón, que latía a gran velocidad delataba lo nerviosos que estaba al tener sobre él a la chica que… A la chica por la cual su corazón sentía algo.

- Perdón –se disculpó Rin sonrojada mientras intentaba ponerse de pie.

Sesshoumaru, de un tirón en uno de los brazos de Rin, no se lo permitió. La joven volvió a caer sobre el youkai, y al posar sus ojos sobre los dorados de Sesshoumaru, vio la lujuria que salía de ellos. Su corazón, al igual que el de él, latía con fuerza. Repentinamente, sintió una mano en una de sus piernas.

- ¿Qué haces?

Sesshoumaru le respondió tomando, con su mano libre, el rostro de Rin y estrellándolo contra el suyo. Así, los dos se unieron en un delicioso y largo beso. Sus lenguas se entrelazaban con pasión. Las manos de Rin se enredaban en el sedosos cabello del youkai, mientras que las de él sobaban su espalda.

Allí, uno arriba del otro, se besaron hasta que se les fuera el aliento.

continuará​

* * * * *​

Nos estamos leyendo!

Saludos, Rin-sama

 

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Gracias a todos por sus post. Gracias a olga, asuka, Cyshara, my_lady, leti (que bueno que te agrade como escribo, prometo que voy a mjorar más!), Ardwen_san, Merlina y colomba!

Al capítulo

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¡Tú eres lo que quiero!​

Capítulo 8: sobre primeros besos.​

De alguna manera, el cuerpo de Sesshoumaru terminó estando arriba del de Rin. Aún así, sus bocas seguían unidas y algún que otro jadeo salía de los labios de la muchacha.

Cuando ambos sintieron que se les acaba el aire, sus bocas se separaron. La vista que tenía el youkai debajo de él era hermosa: Rin, con los ojos cerrados, algo de sudor sobre su frente y su boca, totalmente deliciosa, entreabierta para poder tomar algo de aire. Cuando las órbitas chocolate se abrieron, Sesshoumaru vio el goce que había en ellas. Una mínima sonrisa de placer se dibujó en los labios del plateado.

- Te quiero… -murmuró Rin con un rostro ruborizado.

Sesshoumaru no respondió, tan sólo se limitó a acostarse sobre los pechos de Rin, obviamente tapados por la camisa del colegio.

- Su corazón late muy rápido, como el mío –pensó el youkai mientras sus ojos se cerraban.

- Sesshoumaru, este no es el primer beso que das, ¿no? –preguntó con cierta vergüenza la chica.

- Claro que no.

- Ya me parecía. Besas muy lindo.

- Este tampoco es tu primero, ¿no?

- No… -hubo una pausa- Eres la segunda persona que beso.

- Tu también besas muy bien –decía Sesshoumaru con un tono de voz que no mostraba sorpresa alguna.

Un silencio se creó entre ambos. Tan sólo podían escuchar el cantar de algún pájaro o los gritos que provenían de las aulas. En ese instante recordaron que aún estaban en la preparatoria.

El primero en levantarse fue Sesshoumaru que ayudó a Rin a ponerse de pie. Luego, los dos fueron hacia la puerta de la terraza tomados de las manos. El plateado abrió la puerta para darle paso a una muchachita con una gran sonrisa risueña.

* * * * *

- ¡No te lo puedo creer! ¡Se besaron! –exclamaron Sango y Kagome mientras abrazaban a su amiga.

- ¿Este es tu primer beso, Rin? –preguntó Sango con curiosidad.

- No… Es la segunda persona a la que beso.

- ¿Tu segundo? ¿Y por qué yo no me enteré de que habías besado a alguien antes? –cuestionó Kagome algo enojada acercándose al rostro de su amiga peligrosamente.

- Lo que sucede es que el chico que me dio mi primer beso y con el que salí un mes y medio, me dijo que no dijera nada sobre nuestra relación –contestó Rin algo nerviosa y tratando de separar el rostro de su compañera del de ella.

- ¿En serio? –Kagome se quedó pensativa-. A mí también me dijo lo mismo con el chico que me di mi primer beso.

- Después le dices a Rin. Tú también lo ocultaste –la miró Sango de reojo a la de los ojos azulinos.

- Jeje, tienes razón –se rascó la nuca Kagome-. En fin… Dime quién te dio tu primer beso.

- No. Tú primera, Kagome –se negó Rin algo avergonzada.

- No, tú.

- Tú.

- Akitoki –dijeron las dos a la vez.

- Vaya, al parecer ese chico no la pasó nada mal –río Sango.

- No… ¡No puede ser! –golpeó contra un pupitre Kagome.

- Pero, pero. ¿Cuándo saliste con él? –preguntó Rin con un rostro completamente horrorizado.

- La primavera del año pasado. Pero nos veíamos después del colegio los días lunes y martes –contestó Kagome con lágrimas en los ojos.

- ¡Nosotros nos veíamos los miércoles y jueves y también fue la primavera pasada!

- ¡Qué tontas fuimos! –se abrazaron las dos muchachas mientras litros de agua caían por sus ojos.

- Ahh… Por suerte el chico con el que me di mi primer beso no era de jugar a dos puntas. Además era muy formal. Jamás me dijo su nombre –a la castaña eso le extrañó bastante.

- ¿Cómo lo llamabas? –preguntó Rin con una voz temblorosa.

- Pues por el apellido, Hoyo.

A Kagome y a Rin les cayó una gotita de sudor por la frente. Luego, ambas se acercaron a Sango, cada una apoyó una mano en los hombros de la castaña. Luego, las dos pelinegras suspiraron con frustración.

- ¿Oigan? ¿Qué sucede?

- Sango… Hay algo que debes saber –dijo Kagome sumamente seria.

- Así es. Tómalo con calma –habló Rin también con un semblante que portaba seriedad.

- El nombre completo de Akitoki es… Akitoki Hoyo -dijeron las pelinegras a la vez.

- ¡¿Qué?! –exclamó Sango llevándose las manos a las mejillas-. No, no puede ser… No puede ser.

Las tres adolescentes sollozaban el haber sido engañadas vilmente por un muchacho que parecía de lo más inocente.

- Ya vuelvo… -murmuró la castaña saliendo del aula rodeada de un aura que trasmitía depresión, desilusión, etc.

Al correr la puerta del aula con la primera persona que chocó fue Miroku. Éste, tan alegre como siempre, la saludó con una dulce sonrisa. Sango, lo pasó de largo.

- Oye, ¿qué te pasa, Sanguito?

- No me digas Sanguito.

- Esta bien. Pero qué te sucede.

- Sucede que el chico que me dio mi primer beso, el cual yo pensé que fue muy dulce, caballeroso y FIEL; salía con dos chicas a mis espaldas –lloriqueaba la de ojos café tomando el cuello de la camisa del joven para sacudirlo una y otra vez.

- Tranquila, tranquila –decía Miroku mareado por los sacudones.

Sango soltó la camisa del castaño y aspiró profundamente para luego soltar el aire. Luego, se apoyó sobre una de las paredes y se fue deslizando hasta el piso. Miroku se sentó junto a ella.

- Recuerdo que lo conocí en una farmacia. Yo lo creí especial, fui una tonta, ¿verdad? –murmuró Sango con la cabeza gacha.

- No. Él se portó mal contigo. Tú que ibas a saber que te engañaba.

- Aún así… Qué horror. ¿Por qué mi primer beso fue con él? – se quejaba la castaña pataleando.

- Sanguito –la chica lo miró con cierto enfado-. Perdón, Sango… Yo creo que no te tienes que arrepentir de tu primer beso. Es decir, a ti él te gustó, pensaste que fue especial. La gente puede cometer errores al juzgar a otras personas. Pero por lo menos tuviste tu primer beso de la manera que vos querías. Por más que el chico haya sido un desgraciado. Tú, en ese instante, fuiste feliz. Quédate con eso.

- Vaya Miroku, en los años que te conozco jamás dijiste un comentario tan inteligente.

- ¡Oye!

Sango Río.

- Y cuéntame ¿cómo fue tu primer beso? –preguntó la castaña intrigada.

- Aún… Aún no pasó –Miroku se sonrojó mientras se rascaba una mejilla con cierta inquietud.

- Espero que sea con alguien especial. Y que tengas más suerte que yo –le sonrió ella.

- Sí… -el castaño aún seguía completamente rojo.

Los dos se quedaron en el pasillo disfrutando de la compañía del otro.

* * * * *

Inuyasha, sentado en su pupitre, jugaba con la lapicera que tenía entre sus manos. No podía concentrarse en sus ejercicios de matemática. Todas esas charlas de primeros besos. Él se sentía un estúpido ya que nunca había dado uno.

- Espero que sea Kikyo la que me lo de –pensó con una sonrisa melancólica dibujada en su rostro.

- ¡Buu! –lo asustó una chica de ojos azules grisáceos.

- ¡Oye! ¿No ves que estoy trabajando? –señaló el hanyou su cuaderno.

- Sí, como no. La hora ya esta por terminar, vas por el segundo ejercicio. Yo ya terminé.

- Keh –la ignoró.

- ¿Quieres que te ayude?

Inuyasha volvió a posar sus órbitas doradas en las de Kagome. Una sonrisa se plasmaba en su rostro. Y sus ojos le trasmitían esa esperanza, la misma de la otra vez.

- De acuerdo –sonrió.

Continuará​

* * * * *​

Bueno, este capítulo era para que conocieran algo de los romances o no romances de algunos personajes y para que se divertieran un poco, ejeje. Me pareció original hacer que Rin, Kagome y Sango ya tengan experiencia e Inuyasha y Miroku no. La verdad, por una sensación que me crea Sesshoumaru, no pude hacer que él tampoco tuviese experiencia. ​

Por cierto, me enteré que Hoyo es el apellido de la familia de ese chico. Yo por lo menos no lo sabía. Por eso le puse el nombre del ancestro que aparece en el anime. Ah! Y si Kagome salía con él los lunes y marte y Rin, los miércoles y jueves, con Sango se veía los viernes y sábados XD.​

Nos estamos leyendo!​

En el próximo capítulo volveremos al drama de las relaciones!!​

Saludos, Rin-sama ♥​

 

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Hola
Que trauma haber dado tu primer beso con el mismo chico que tus amigas, peor aún si fue en el mismo tiempo. Me parece cómico que Miroku e Inuyasha no hayan dado su primer beso.
Me gusto mucho este capitulo, espero ver luego el otro xD…
Cuídate.
bye...

 

Re: ¡Tú eres lo que quiero! [Rin y Sesshoumaru]

Awww me encantó, salieron cogidos de las manos *-* ahhhhhh xD
Lo que no me cuadra es que Miroku, con lo mujeriego que es y no ha dado su primer beso...
hmmm yo tambien me pregunto que haran las rivales de Rin
Y... enserio habra lemon??? es curiosidad ^^U
Me encanto esta conti, espero ver la otra mas tarde





cuidate!
xau!!