One-shot ¡Quiero ese Chappy! [IchiRuki]

Título: ¡Quiero ese Chappy!
Fandom: Bleach
Tipo: Capítulo Único
Nota: OMG, me equivoqué con el título -Un error, a todos le pasan, lol- tengo ese detalle en cuenta, por si quieren -o sienten la necesidad de- señalarmelo ¬¬U
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¡Quiero ese Chappy!​

Sus ojos se iluminaron como nunca antes, sus manos comenzaron a acariciarse mutuamente mientras que con fervor y esperanza en sus ojos, observaba el enorme peluche detrás de la vitrina de vidrio, sentado entre docenas de flores y adornado de lazos.

—¡Un Chappy! —exclamo con emoción, tomando la manga del uniforme de su amigo quien, con horror, apreciaba el feo muñeco de mirada inocente y largas orejas ubicado frente suyo.

¡Y una mierda, joder! ¿Tan cruel era el destino con él? ¿No era suficiente ser espectador de las horribles ilustraciones que la peli-negra elaboraba con la imagen tan diabólica de aquel conejo al que ella llamaba ‘Chappy’? Estaba seguro de que alguien allí arriba lo hacía sufrir a propósito.

La pequeña shinigami se acercó al vidrio con felicidad, para a continuación leer la etiqueta que colgaba de una de las grandes y blancas orejas del peluche. ¡Era un Chappy, un Chappy edición limitada! El mismo que había visto en la televisión el otro día.

—Ichigo, por favor —observo suplicante al peli-naranja, con la esperanza de volver a casa con el enorme peluche entre sus brazos.

—¡No, ni lo creas! —escupió con acidez, negándose rotundamente a gastar quién sabe cuánto dinero en aquella cosa que a su parecer, era más horrible que el más feo de los hollows.

Un aura tremenda rodeo a la oji-azul, advirtiendo la furia de la misma. ¡¿Por qué el imbécil de Ichigo se enfrascaba en hacerla enojar?!

—¡Serás idiota! ¿Por qué no? —musitó cabreada.

—¡No gastaré mi dinero en esa cosa!

—P-Pero es un Chappy… ¡Un Chappy edición limitada, Ichigo!

—¡No me importa, ya te dije que no!

El peli-naranja se dio la vuelta, dándole la espalda a la pequeña y frágil shinigami en el proceso. Rukia tan solo atino a observar el suelo, como si se tratase de la cosa más interesante a su alrededor.

—Ichigo…

El peli-naranja volteó al escuchar el tono de voz tan débil de su compañera.

—O-Oi, Rukia, no tienes porqué… —musito nervioso. La peli-negra llevó sus puños directo a sus ojos, acallando las lágrimas que amenazantes se desbordaban por sus mejillas, acompañadas de sollozos y más llanto.

El pobre peli-pincho no dudó ni un instante en irrumpir presuroso en la tienda y gastar cada centavo del dinero que tenía en aquel horrible peluche blanco.

—Maldita enana…

Feliz ahora, la pelinegra se instalaba a ella y a su enorme Chappy en el armario del chico quien, eufórico y cabreado, observaba a la horrible criatura y a la peli-negra que lo abrazaba triunfante, dándole las gracias con aquel tonito de voz que él tanto odiaba.

—Gracias, muchas gracias, Kurosaki-kun!

—¡Ya cierra tu pico y quita a ese asqueroso peluche mi vista, Rukia!

FIN​