¡Gai-sensei no YARO! T.T (si quieres divertirte con las aventuras de los 9 y el equipo de Gai entra

Hola, aquí traigo la conti, antes que nada me gustaría que alguien de ustedes deje un link, o alguna manera de solucionar mi problema con las comas, es que sinceramente no he podido con ello; también doy gracias por postear.
También les pido perdón por el retraso, pensaba subir el capitulo el viernes, pero, es que a mi primo, el cual considero mi hermano, fue hospitalizado de emergencia, y varios familiares fueron al hospital, tuve que ir a casa de mi abuela, donde me quedé dos eternos días a dormir, fue horrible, no tenía computadora, ni mucho menos internet, solo tenía un milagroso celular, en el cual podía checar mis alertas, y postear en varios perfiles de ffl, espero que entiendan el por qué del retraso, pero este capitulo (a mi parecer) tiene más humor que los anteriores, también para equilibrar mi retraso hice 2 poemas, 1 one-shot ishihime♥, y esta conti, es demasiado larga, pero les prometo que no los va a aburrir. Espero que me perdonen, pero era una emergencia. ;___;

Cap.3 ¡El fénix aparece!

Naruto y Ten-Ten, ya llevaban minutos corriendo, era pleno día, sin duda alguna serían muy buena competencia para las demás parejas.

—Ten-Ten, ¡corre más rápido o no llegaremos a tiempo, recuerda que nuestro objetivo es llegar al templo del fénix!—gritó jadeante el poseedor del kyuubi, quien aceleró el paso, dejando así unos cuantos metros atrás a su compañera.

—Lo sé muy bien, pero, ¡eso no quiere decir que me dejes atrás!—gritó con cierto fastidio la chica, quien trató de alcanzar al chico en vano—espera, ¿qué no ves que todavía tenemos mucho tiempo?— habló en tono más bajo, o de lo contrario gastaría energía, mas de la que ya había desperdiciado.

—¡Recuerda que la foto de Kakashi-sensei está en juego!—miró hacia atrás a su compañera, quien suavizó su ceño y asintió—ahora, demos lo mejor por obtener esa foto de Kakashi-sensei—gritó eufórico el rubio, para después ser alcanzado por una ya muy motivada Ten-Ten.

—Obtendremos esa foto, cueste lo que cueste—Uzumaki asintió ante el comentario de su pareja.

Dichas tales palabras por la castaña, los dos jóvenes comenzaron a correr, sumamente motivados por aquel premio.
Los segundos comenzaron a correr nuevamente, como si se tratasen de segundos.
Ya el sol marcaba que era tarde, sin embargo eso no les importó a ambos shinobis.

—¿Qué pasa?—preguntó la chica, quien paró todo paso en seco, al ver que su compañero el rubio, había tropezado sin razón alguna.

Ten-Ten corrió, para acudir en la ayuda que necesitaba el jinchuriki, una vez ahí, se puso en cuclillas, para quedar casi a la altura de Naruto.

—¿Estás bien?—preguntó Ten-Ten, quien tomó la cabezada Naruto, para ver el rostro de éste manchado con tierra.

—Yo—pronunció con sobre esfuerzo, el joven fanático del ramen.

— Tú, ¿qué?—preguntó con cierta impaciencia Ten-Ten.

— Yo—repitió y cerró los ojos—yo—tragó saliva, y al cabo de tres segundos tronó el estomago de Naruto—tengo… mucha hambre—la kunoichi del equipo de Gai, formó un muy notable gesto de repulsión, al escuchar el estómago de éste—¡quiero mi ramen!—gritó Uzumaki Naruto al bordo del llanto, y acto seguido se sentó en el piso.

Ten-Ten se levantó, y con fastidio secó el sudor que corría por su frente, usando el brazo izquierdo para llevar a cabo tal acto.

—Creo que yo también tengo hambre,—sonrió disimuladamente—tomemos un descanso—“ordenó”, para que después la pareja de shinobis caminara en dirección a un frondoso árbol, el cual ofrecía una cómoda sombra a ambos.

Naruto y Ten-Ten se sentaron en el húmedo pasto, que se encontraba bajo la sombra.
Ambos tomaron su mochila, y abrieron, casi al mismo tiempo el cierre de éstas.

—¡No!—pronunció el rubio, sacando toda arma que tenía dentro de su mochila—¡no puede ser!—comenzó a llorar Uzumaki.

—¿Ahora, qué?—preguntó Ten-Ten, mirando con intriga a su compañero, el cual, lanzó su ya vacía mochila.

—¡Ese estúpido de Chouji, se robó todo mi ramen!—los quejidos que producía el chico de ojos azules, se convirtieron en berridos—¡con razón se estaba todo el tiempo junto a mí, cuando estábamos en camino a los cuatro senderos que te conducen al templo del fénix!—dio a explicar todo, para después, insultar en susurros a Akimichi.

La castaña suspiró; una gota de sudor apareció en su cabeza. Ahora se vería obligada a compartir su alimento con el Uzumaki.

—Ven, te compartiré los dangos que traje—los ojos azulinos de Naruto brillaron, lamió ambos labios, y se sentó más cerca de su compañera la kunoichi.

Ten-Ten metió la mano en su equipaje, supuestamente, lo primero que encontraría serían los famosos dangos, pero solo pudo encontrar los objetos shinobis que ella acostumbraba a traer. Imitó a su compañero, y comenzó a sacar cada objeto que contenía su pesado equipaje. La mochila de la kunoichi quedó vacía, y los dangos jamás aparecieron.

—¡Maldito Chouji, se robó el alimento de ambos!—gritó lleno de rabia el poseedor del bijuu, el cual se levantó para golpear el tronco del árbol, sin embargo, antes de hacer ello, el estómago de éste volvió a tronar, provocando así que Uzumaki, cayera de rodillas y sin energías.

Por otro lado, Ten-Ten tragó saliva tratando de contener su enojo, el cual había sido provocado por Akimichi Chouji. Ahora los dos tenían hambre, y habían sido víctimas de robo, definitivamente tenía que solucionar las cosas.

—¡Así no lograremos nada!—alzó la voz, a lo que Naruto paró su llanto en seco, y asintió, poniendo atención en toda futura acción por parte de Ten-Ten—¡Ahora mismo, conseguiremos alimento, y ganaremos en cuanto antes esa foto de Kakashi-sensei!—Naruto asintió entusiasta, y después de ello Ten-Ten se levantó.

Ambos chicos comenzaron a empacar sus cosas, para después cagar con el equipaje.
Ahora ambos shinobis comenzaron a caminar, en busca de cualquier río que tuviera peces al alcance, árboles frutales, o hierbas comestibles. El tiempo volvió a correr, pero, no tan rápido como anteriormente había pasado. Uzumaki y Ten-Ten comenzaron a sentir mucho más hambre de la que ya tenían, pero había una gran diferencia entre ambos shinobis… Ten-Ten podía controlar la inmensa hambre que sentía, y Naruto no.

—¡No hay ninguna maldita fuente de alimentos por aquí!—estalló Uzumaki, después de mucho tiempo.

—No es mi culpa el hecho de que no encontremos comida—habló la castaña, mientras caminaba, con la columna chueca.

—Sí, ¡es tu culpa!—Ten-Ten miró a su compañero con notable molestia, sin embargo, Naruto se mostró indiferente ante el gesto de la kunoichi.

—Dime, ¿por qué es mi culpa el que no podamos encontrar alimento?—cuestionó burlona Ten-Ten, esperando ansiosa la absurda respuesta, por parte del poseedor del kyuubi.

—¡Porque toda kunoichi sabe ese tipo de cosas, sin excepción alguna!—gritó en la cara de la chica, la cual al instante cambió su cara a una llena de ira.

—¡¿Qué estás insinuando?!—respondió en el mismo tono que su compañero, y ambos chocaron las frentes, empujándose mutuamente.

—¡A que eres un maldita machorra!—contestó en seguida, sin sentido común.

Ten-Ten quedó atónita ante el comentario del jinchuriki, detuvo todo movimiento. Naruto miró, aún enojado a su compañera, sin embargo, ésta no mostraba nada, parecía estar… enajenada, o en trance.

—¿Te encuentras bien… Ten-Ten?—preguntó preocupado el chico, se separó unos cuantos centímetros de su pareja, pero, ésta no reaccionaba—reacciona, Ten-Ten—alzó un poco más la voz el rubio, tratando de llamar la atención de su compañera.

—Tú—dijo la chica, casi en un susurro—tú—repitió, en tono más audible; frunció el ceño de manera drástica, e invocó de manera casi imperceptible el pergamino que cargaba todo el tiempo, sólo cuando de misiones se trataba, y dejó caer su mochila—¡no saldrás vivo de aquí!—dicho ello, corrió en dirección a Naruto, con las macanas empuñadas y las tres kunai en la boca.

Naruto Uzumaki, también soltó su equipaje shinobi, y comenzó a correr, o de lo contrario jamás vería la foto de Kakashi Hatake.

—“¡Te extraño, Sakura-chan, Ten-Ten es mucho más violenta que tú!”—pensó desesperado Uzumaki.

Ambos chicos comenzaron a correr, pero, a los seis metros de distancia recorridos, la castaña y el rubio sintieron la presencia de alguien atrás de ellos.
La pareja volteó, y al instante pudieron ver que se trataba de un canguro, que se encontraba de espaldas, al parecer, se encontraba husmeando en el equipaje de ambos.

—¡Primero Chouji, y después ese tonto canguro, eso, no lo permitiré!—estalló Ten-Ten, al ver que el canguro tomó las mochilas y comenzó a saltar en dirección contraria en dónde ellos se encontraban.

—¡Hay que atraparlo!—habló serio el chico zorruno, quien comenzó a perseguir al canguro junto con Ten-Ten—es muy rápido—aseguró jadeante.

—A parte, es muy raro que hayan canguros en esta zona—comentó muy segura de ello.

La pareja de shinobis siguió persiguiendo al sagaz canguro, y seguiría haciéndolo, de no ser porque el canguro saltó hasta la rama de un árbol, para entregarle las mochilas a un tipo incógnito, del cuál solo daba conocer sus piernas ante Ten-Ten y Uzumaki.

—Así que, se trataba de usted, Gai-sensei—aseguró socarrón el hijo del cuarto, al ver que aquellas piernas vestían unas singulares mallas verdes, acompañadas de unas polainas cubiertas por tela anaranjada.

Naruto aceleró el paso, y vio finalmente la identidad de aquel tipo. Segundos después la kunoichi alcanzó a su compañero, y también pudo apreciar a la perfección la identidad de aquel sujeto.

—¡¿Sai?!—gritó la pareja al unísono, casi al borde del colapso.

Tanto Naruto, como Ten-Ten miraban anonadados al anbu, ¿qué tenía que hacer sai vistiendo unas mallas idénticas a las de Maito?, al parecer no estaba siendo obligado por el jounin que había organizado tal reto.
Al contrario, Sai no lucía incómodo con tal prenda de vestir, al contrario.

—¿Se podría decir por qué estás usando esa cosa?—el rubio señaló de manera ofensiva, con ambos ojos saltones y blancos, a la singular prenda que portaba Sai.

—Esta prenda—habló Sai, para después hundirse en sus pensamientos.

Flash back

—Muy bien, de aquí, hasta que acabe el reto ustedes son el equipo de Gai—comentó Maito, después de que las cuatro parejas se perdieran de vista.

—¿Y cuándo es que nuestro trabajo comienza?—preguntó apático Nara, quien daba giros a su cabeza, logrando desentumir su cuello.

Maito Gai sonrió, y poco después caminó en dirección a su equipaje, para después comenzar a buscar “aquello” que quería regalarle a su nuevo equipo, como “agradable bienvenida”; Shikamaru, Sai y Shino miraron intrigados al sensei, Neji, por el contrario caminó hacia el árbol en el que se encontraba su mochila recargada.

—Gai-sensei—nombró Shikamaru, al ver que Maito había hecho caso omiso a sus palabras.

—Antes de que haga otra cosa, nuestro equipo tiene que ir uniformado—habló Gai por fin, claramente ansioso, aún dándole la espalda a los tres chunin.

Sai, Nara y Aburame vieron como Gai-sensei daba media vuelta, dando así, a conocer unas cuatro mallas, idénticas a las de él.

—Pónganselas de una vez, y después les doy indicaciones—fue lo que dijo después de darle una malla a cada quien.

—Gai-sensei, usted sabe muy bien, no, —rectificó—sabe a la perfección, que si quiere que esté de su parte en este tipo de cosas, es siempre y cuando no me ponga esas ridículas mallas—habló de manera firme y gélida el genio de los Hyuuga, para después dejar caer, con cierta crueldad su uniforme.

—Mi hermosa bestia verde te dará tu merecido en este reto—amenazó el jounin en tono serio, sin embargo Neji emitió un “tsk” con pose arrogante, incrédulo de tal amenaza.

—Gai-sensei—ahora intervino Shikamaru Nara, quien obtuvo al instante la atención de éste—lo siento, pero, trabajaré con usted en este reto, bajo las mismas condiciones que le impone Neji—aseguró, reflejándole a Maito que hablaba en serio.

Gai sintió su estómago revolverse, sus mallas seguían sin obtener éxito alguno ante la juventud. Pero, no se rendiría tan fácil.

—Que ingenuos son—masculló entre dientes—estas mallas que ven ahora, pronto serán
lo más “in” en el mundo shinobi, estas “ridículas” mallas a las que le llaman así,—soltó
una claramente, muy fingida risilla mesurada, tratando así, de parecer interesante ante
su equipo—ayudan a quemar calorías tres veces más rápido de lo que lo hace un shinobi
de elite, ayuda a la transpiración, a que su cuerpo sea 78.7% más flexible y rápido de lo
normal, proporciona la máxima comodidad del portador de esta fantástica prenda, y
lo más importante—hizo una pausa, para tomar el suficiente aire para poder gritar—¡te
hace ser más sexy, varonil y atractivo, ninguna chica se podrá resistir a los encantos de
aquel que use estas mallas, y serás la envidia de todo shinobi!—culminó en un grito,
y miró a su alrededor, esperando arrepentimiento por parte de su equipo.

—Es denigrante portar esa cosa—habló con dolo Aburame, a lo que Hyuuga y Nara
asintieron al mismo tiempo, dándole así la razón a Shino.

—Yo quiero una, Gai-sensei—pidió en tono amable el chico pálido, a lo que Shikamaru,
Neji, y Shino miraron anonadados a Sai.

—¡¿E-en serio?!—preguntó maito, como si se tratase de un niño, lleno de felicidad, casi,
incrédulo de las palabras dichas por el suplente de Sasuke Uchiha, a lo que Sai asintió
con una de sus incontables falsas sonrisas.

End Flash.

—Porque esta prenda es la mejor que pueda tener cualquier Shinobi de elite—afirmó mártir, en cada una de sus palabras—ahora, para llegar al templo del fénix, tienes que derrotarme primero—formó un ceño.

—Pero, ¡el reto empieza en el templo del fénix!—reclamó Ten-Ten, a lo que Naruto asintió.

—De hecho, cada pareja tiene un retador, el cuál tiene que ser derrotado para poder llegar al templo del fénix, y así poder enfrentar el reto final, y obtener la foto de Kakashi-senpai,—tragó saliva—en este caso yo soy su retador.

—Entonces,—empuñó con sobre fuerza ambas macanas—empecemos—finalizó la chica, en tono arrogante, y acto seguido corrió hacia su retador, para enfrentarlo, dejando atrás a su pensativa pareja.

Naruto sacó de su bolsillo unos cuatro tickets, los cuales, cada uno de ellos, valían por un tazón de ramen, los restregó en su cara y los miró con unos ojos cristalinos.

—“Primero, ese maldito Chouji se atreve a robarme mi alimento, y después, cuando estoy casi desfalleciendo, por falta de hambre, el rarito de Sai aparece para retarme, o de lo contrario…—Uzumaki comenzó a derramar lágrimas—o de lo contrario—repitió, y mordió su labio inferior, tratando de reprimir unos cuantos quejidos—o de lo contrario, ¡jamás obtendré esa foto de Kakashi-sensei!, les prometo que acabando este reto los llevaré a ichiraku ramen con o-san, para festejar, y presumirles a todos la foto de Kakashi-sen…—Naruto hubiese seguido hablándole mentalmente a sus amados tickets de ramen, de no ser porque, todos ellos fueron salpicados con la tinta de Sai, tapando así toda cosa impresa en ellos.

Naruto quedó atónito ante lo pasado, miró hacia arriba, y pudo ver a Sai encima de la gigante águila hecha de tinta.

—¡Sai, ahora o-san no me hará los tickets válidos!—gritó, acompañado del incontenible llanto, pero, a pesar de ello, Uzumaki emanaba rabia contra Sai, el cual se encontraba mirando fijo al rubio.

—No es mi culpa, el reto comenzó hace poco tiempo—justificó Sai sonriente en su defensa.

—¡Ahora no vas a escapar!—dicho esto por Uzumaki, empezaron a salir incontables clones de sombra con la forma del chico-zorro.

Todos los clones, comenzaron a formar entre ellos una montaña, hasta llegar al águila.
Todos los clones se colgaron del águila de Sai, logrando así, que la ave bajara de nivel.

—¡Ahora es mi turno!—gritó la kunoichi especialista en armas shinobi, quien caía del cielo, ahora, con un mazo gigante, dispuesta a estamparle tal arma al chico.

—¡Demasiado lentos!—exclamó Sai, quien al instante, derramó de su botella toda la tinta, y ésta flotó sobre él, sirviéndole así como escudo, contra aquel mazo.

El águila de Sai pataleó, logrando deshacerse de los molestos clones de sombra, una vez libre la ave, voló más alto, haciendo increíbles acrobacias.
Después del fallido ataque, Ten-Ten se preparó mentalmente para caer, sin embargo, antes de ello se vio atrapada por unos gruesos anillos de tinta; estos anillos la sujetaban de las cuatro extremidades, el cuello y la cintura de Ten-Ten, los cuales, la apresaban contra el frondoso tronco del árbol.

—Ahora solo me faltas tú—aseguró Sai, quien se dirigió en su águila, lo más rápido posible, hacia Naruto.

Uzumaki corrió al ver que el águila se dirigía, con claras intenciones, para dañarlo.

—“Supongo que—aceleró el paso, para dirigirse a su mochila—no queda otra opción más que hacer sonar ese estúpido silbato”—Uzumaki por fin tomó su mochila, la abrió y en seguida sacó el silbato que poseía la forma de Gai-sensei.

—No lograrás sonar el silbato del fénix, no te lo permitiré—aclaró el chico pálido, una vez que había alcanzado al jinchuriki.

Naruto tomó los labios en forma de 3 de Gai-silbato, dispuesto a soplar en ellos, pero, se detuvo, por dos razones, la primera, por repulsión, y la segunda, y más importante era porque tenía que decir la oración, para que después hiciera sonar tal objeto, o de lo contrario, no acudiría en su ayuda el sagrado fénix.

—¡¿Qué esperas?!—preguntó desesperada la castaña—¡estamos a punto de perder el reto y tú no haces nada!—trató de librarse del agarre de los fuertes anillos, pero, fue en vano.

—¡Es que no me acuerdo de la oración!—gritó la pareja de la kunoichi, a lo que ésta suspiró con fastidio.

—Yo te digo la oración, tú la repites y haces sonar el silbato, ¿entendido?—preguntó, mientras veía cómo su compañero el rubio evadía con cierta dificultad los ataques del águila.

—¡Dila!—ordenó Uzumaki, esperando, oír una respuesta correcta.

—La frase es—tragó saliva—oh, grandioso fénix sagrado, acude en nuestra ayuda, como prueba de mis buenas intenciones ante mis plegarias, yo, dices tu nombre completo, hago sonar esta reliquia, ¡esa es la oración y después haces sonar esa cosa!—Naruto asintió y se apartó de Sai.

—“Todo es por la foto de Kakashi-sensei”—se dijo a sí mismo, al ver como los labios de tal silbato brillaban, esperando ansiosamente, a ser soplados por alguien.

La cara de Naruto volvió a tornarse en morado-azulado, aquel silbato era un tipo de terrorismo visual.
Cerró ambos ojos demasiado fuerte, formando así un ceño; y el rubio infló sus pulmones a más no poder.

—¡Oh, grandioso fénix sagrado, acude en nuestra ayuda, como prueba de mis buenas intenciones ante mis plegarias, yo, Uzumaki Naruto, hago sonar esta reliquia!—dicho esto, el chico tonó nuevamente aire, para después tomar los labios de Maito Gai, y al fin soplarlos.

Naruto por fin hizo sonar aquel silbato, del cual se escuchó decir “aho”, de manera graciosa y continua.
Todos quedaron sorprendidos al escuchar el tan… singular sonido que emitía tal silbato.
Los tres shinobis se preguntaron mentalmente el por qué ese sonido.

—“No tarda en presentarse aquel fénix; Sai, ahora morirás con la arma que me obsequie el fénix”—aseguró entusiasta el rubio.

Después de pensar ello, el portador del bijuu miró hacia arriba, y al fin pudo ver tan majestuosa criatura.

—¡Gai-sensei no estaba mintiendo!—gritó Naruto, al ver como en el cielo, la figura de una ave, de la cual sólo se podía apreciar su silueta, debido a que el sol no dejaba ver más.

Uzumaki miró a su salvador. Que al cabo de unos segundos descendió un poco para dejarse ver. Pero, algo estaba mal, aquella silueta pertenecía a un ave promedio, que poseía unas muy comunes plumas, corrientes y negras.

—Aho, aho, aho—después de todo, aquella ave tenía algo especial, tenía la capacidad de decir “aho”.

El ave descendió un poco más, como, unos tres metros antes de llegar al piso. Voló, y exactamente, encima de la rubia melena de Naruto, dejó caer una gran cantidad de excremento; hecho tal acto ascendió nuevamente,
y voló hasta desaparecer de la vista de todos.

—¡Hago llamar a ese estúpido fénix, y lo único que aparece, es una estúpida ave, común y corriente que dice aho, y deja una mierda embarrada en mi cabello!—gritó lleno de histeria aquel chico, con los ojos que pareciesen ser dos círculos blancos, que claramente sentía su cabeza húmeda y fétida.

Sai cambió su semblante a uno más serio; deshizo su águila y se dejó caer al piso, ahora la pelea empezaba.

—Supongo que ahora no te dejaré ir, ahora tú tienes algo que yo he tratado de conseguir desde que entre a anbu—Naruto miró intrigado a su retador, ¿a qué se refería?.

—P-pero, ¡yo no tengo nada que te pueda servir!—gritó el chico, a lo que Sai señaló su cabeza.

—Eso, a lo que haces llamar “mierda”, es la tinta milenaria shinobi—Uzumaki subió sus ojos, tratando de ver el excremento de pájaro que tenía embarrado en su cabeza.

—El excremento de un ave parlante, puede ser usado como tinta, así logrando obtener 300% más resistencia de la que normalmente tiene un dibujo hecho, también toda esa cantidad de tinta puede ser usada hasta en 1000 dibujos, por lo tanto, obtendré esa tinta, no escaparás—tomó una kunai, decidido a atacar a Uzumaki.

—Sai, ¡te ofrezco un trato!—gritó a lo lejos la voz perteneciente a Ten-Ten, a lo que el nombrado se detuvo en seco.

—Habla—ordenó Sai, mirando a la kunoichi con interés.

—¡Si es que nos dejas ir, Naruto se compromete a regalarte esa tinta!—Sai guardó la kunai, cerró ambos ojos, y tomó su barbilla para analizar el trato, y sonrió.

—Acepto el trato—los anillos de tinta que apresaban a la chica desaparecieron, dejándola por fin libre—Naruto, ven, ahora tienes que cumplir tu parte del trato—pidió el suplente de Sasuke, quien dio pasos pausados, hasta llegar al rubio, y una vez ahí sacó un diminuto frasco, para después, comenzar a quitar el excremento del cabello rubio de Naruto, y meter éste en el pequeño frasco.

—Ya tenemos que irnos—dijo Ten-Ten después de haber tomado el equipaje de ambos.

—Supongo que, tengo que dejarlos ir—Sai afirmó sonriente, para después ver como la pareja de shinobis corría en dirección al templo del fénix, y poco a poco desaparecían de su vista.

Sai se puso en cuclillas, saco un pergamino, y lo abrió.

—Es hora de probar la efectividad de esta tinta—susurró, metió un fino pincel en el frasco que contenía el excremento del “fénix”, y pintó un diminuto ratón. Pero tal tinta no tuvo efecto, lo único que pudo hacer, fue estropear el pergamino e inundar el área con el olor penetrante—después de todo los mitos sobre aquella tinta eran… falsos—afirmó desilusionado el chico.

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—Pasamos con éxito el reto de Sai, ahora, solo falta llegar al templo y enfrentar el reto final—habló la castaña, quien corría al mismo nivel que su compañero.

—¡Pero, tengo mucha hambre!—gritó el rubio, para que después se escuchara el resonar de su estómago.

Ok, aquí termina el tercer capítulo de ¡Gai-sensei no YARO! T.T, será un capitulo por pareja, y después lo del templo del fénix, espero que se hayan divertido, déjenme explicar, que del pájaro negro del que hablo en el capitulo, es del que aparece en los capítulos de relleno, cuando aparece alguna escena tonta, éste aparece volando mientras dice “aho” (idiota), el capitulo me quedó más largo de lo que planeaba (mucho más).
Respecto a mi nick (anime no hime) a muchos se les hace largo, significa “princesa del anime”, y si quieren pueden decirme nada más “hime”, a mi me encantó la aparición del fénix, XD en realidad me gustó todo, también me gustaría que leyeran mis demás escritos.
Uno de los poemas es de la independencia de México, ahí hay una anécdota mía, fue mi primer poema.
El segundo poema se llama “jamás saldrás de mí”, no les quiero hacer spoiler de eso, sólo les digo que está muy lindo.
Y mi one-shot, uno ishihime♥ (es la pareja que tengo como avatar y como firma). Espero que hayan perdonado mi retraso, pero, fue una emergencia. Ú__Ù

Ok, espero post, y también espero que no se hayan aburrido. :3