One-shot de Naruto - ¡Feliz Navidad-dattebayo!

¡Feliz Navidad-dattebayo!
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Observaba con delicadeza las pilas y montones de hojas apiladas de forma simétrica al contorno de su escritorio, delató en un vistazo veloz que las agujas del reloj marchaban a un ritmo moroso. Un soplo como excusa a su cansancio y arrepentimiento, sabiendo que al llegar le esperarían las posibles quejas consecutivas de un hijo malhumorado, una somnolienta esposa aguardando su llegada con un plato de comida que, quizá, ya había sido calentado y una hija abrazada a un pedazo de papel que diría "Te quiero papa". Nuevamente, demostrando lo afligido que se encontraba, exhaló, llamando la atención de quien constantemente supervisaba sus movimientos.

— Mendōkusei— carraspeó su garganta al pasar por la puerta , provocando un débil susto ante el rubio —Tienes cinco minutos, si terminas con esa pila de ahí —, la señaló, —Tendrás la opción de irte— rascó su nuca —Después de todo, es noche buena.

Ante aquel mejunje de palabras, los orbes le brillaban con entusiasmo, juntó sus manos al pararse con diligencia de su silla — ¡Tajū Kage Bunshin no Jutsu!


Abría la puerta con suavidad, sorprendiéndola —S-Shikamaru, ¿Qué haces aquí?—

—Sólo era un fastidio. — De manera repetida, colocó su mano al rededor de la parte trasera de su cabeza para pasarla por ésta, —Además— miró atento como Shikadai aparecía por entre la oscuridad — Feliz Navidad. — El pequeño de orbes verdosos sonrió de manera similar a la que él solía hacer. Por su parte, Temari le pasaba un vaso lleno, dándole las gracias.


Estaba de pie frente a la entrada a la casa, ya habían pasado unos minutos desde que había mostrado señales nerviosas a su cuerpo. Dudaba en girar la perilla. Unos débiles pero apresurados pasos se oían llegar desde el otro extremo de esa tabla de madera gruesa, el ruido de la perilla girando y la puerta abriéndose lo dejaron tiritando. — ¡Viejo idiota llegas tarde! — éste como respuesta rasco su cabeza, demostrando en un suspiro su arrepentimiento por no haber entrado antes. El menor de ojos claros cruzó los brazos, le dio la espalda, y lo miró por sobre su hombro sin voltear —Andando— comenzó a caminar —Te hemos estado esperando viejo tonto— susurró, delatando un leve enrojecimiento en sus mejillas.
—Ah s-sí.— Sentía pena, no sabía si su esposa aún estaba sentada en la cocina, como todas las noches, esperando que él llegue para darle la bienvenida. Al ser recibido de esa manera, lo único que pensaba es que -esta vez- si se había mandado una de las grandes.

Una vez su hijo atravesó la dichosa puerta, el solo lograba divisar la luz proveniente de esa habitación. Al pasar por la puerta, el brillo parecía haberlo segado, ¿Tan asustado se sentía?

— ¡Feliz Navidad, Naruto-kun!— enlazó sus manos delante de ella, destallando alegría de manera pasiva.
— ¡Feliz navidad papa!— la niña de ojos claros abrió los brazos en seña de felicidad.
— Feliz navidad-dattebasa — lo miró, para luego cruzar los brazos y cerrar los ojos —Viejo tonto— reprochó sacando una sonrisa.

Estaba anonadado. La mesa estaba con cuatro platos recién servidos, Himawari extendía un dibujo de la familia Uzumaki, y Boruto ahora sostenía un pequeño paquete del cual desconocía el objeto dentro —U-ustedes...—

Rascó su cabeza entre risas — ¡Feliz navidad-dattebayo!—