Long-fic de Pokémon - ¡Detective Handsome 3!: Diez Pokémitos

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por MrJake, 4 Noviembre 2012.

  1.  
    MrJake

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    Título:
    ¡Detective Handsome 3!: Diez Pokémitos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    12
     
    Palabras:
    2505
    [Barry]

    Durante aquellos días en los que el jefe había estado por ahí, yo me encargué de sus papeleos y todas esas cosas aburridas. La verdad, nunca nos había pasado nada interesante en meses… ¡y precisamente cuando Handsome no está, aparece el tipo ése del gorro negro y gabardina a juego, con sus aires de misterio! Madre mía, ese hombre daba miedo. No sé por qué, pero me daba mala espina. ¿Dónde estaba el jefe cuando se le necesitaba…?

    —Lo siento, pero Handsome no está —le contesté a aquel hombre, que escondía bajo su sombrero negro su mirada.

    —¿Uhm? — en ningún momento subió el hombre su mirada. Sus ojos eran un misterio, parecía no querer mostrarlos. Si a eso le sumamos el cuello de su gabardina, subido hacia arriba, resultaba más difícil aún ver su rostro—. Una lástima. Entonces, supongo que tendré que marcharme.

    Hizo alarde de levantarse, pero, no sé por qué, se lo impedí. Un impulso, ¿curiosidad? No lo sé… ¡dios, pero por qué me metí en ese lío…! Y de cabeza.

    —¡Espere! Igual yo puedo ayudarle. Soy el ayudante de Handsome, y…

    —No he venido aquí para tratar con niños. Mi asunto es muy serio, y si he venido a hablar con Handsome es porque quiero los servicios de Handsome —dijo con sequedad y de forma autoritaria—. Pero… supongo que no me queda más remedio; tú podrás comenzar la investigación hasta que llegue Handsome.

    —De acuerdo, señor… ehm, no conozco su nombre.

    —Ni falta que hace —replicó, y luego comenzó a explicar—. Quiero que se investigue un caso de asesinato.

    Me exalté; igual me metía en un lío, ¡que yo no sé investigar! Pero ese tío imponía mucho, ¡como para echarme atrás ahora!

    —Pero no es un caso cualquiera; es un caso que requiere de la más absoluta discreción. No recurriría un detective si no estuviese desesperado, créeme. Así que, ¿tengo la discreción que necesito? Nada de la información que voy a darte debe ser sabida por nadie, y absolutamente nada de lo que veas y oigas debe saberse; quedará entre tú, yo, y Handsome, cuando éste venga, que espero sea pronto. ¿Estamos? —asentí, tragando saliva—. Chico, más te vale hablar en serio, te tendré muy vigilado… más me vale no enterarme a posteriori de que has incumplido tu promesa —sonrió siniestramente—. Si he acudido a Handsome, es porque confío en éste. Él no es como los otros detectives, no. ¿Y bien? ¿Aceptas o aceptas?

    —Acepto, acepto —repetí amedrentado.

    Él sonrió y alzó su cabeza poco a poco. Con su mano, se quitó el sombrero y dejó ver una mirada oscura, profunda y siniestra. Lentamente pronunció.

    —Mi nombre es… Giovanni.



    [Handsome]

    Genial. ¡Ahora, solo quedaba “Raichu”!

    No podía ser, no podía ser. El tiempo estaba contado, y el asesino, a un paso de ser descubierto. Pero no podía permitirme ni un solo fallo, ni uno. Porque el más mínimo fallo, sería la causa de que “Raichu” muriese. Y aún podía evitarlo.

    Reuní a todos en el salón, culpable también; mi intención: comunicar a los presentes la última estrofa, para así advertir a todos y obligar al asesino a jugar sus cartas con más cautela, y por tanto, ¡más despacio!

    —Señoras y señores… ya solo queda una víctima del asesino.

    —¿¡Pero quién es ese loco!? —exclamó Erika, con lágrimas en los ojos.

    —No lo entiendo, si no nos va a matar a todos, ¿para qué nos quiere aquí a los demás? —dudó Brock.

    —La verdad es que a estas alturas, nada me sorprende —suspiró Gary.

    —A ver, a ver, tranquilos. Aún le queda al asesino una víctima. Pero, si jugamos bien nuestras cartas, nosotros… —fui interrumpido por Oak.

    —Pero, ¡el asesino es uno de nosotros! ¿Es que nadie se da cuenta?

    —Oak tiene razón —dijo Brock—. El asesino está entre nosotros ahora mismo.

    —¿Quién de vosotros pudo…? —lloró Erika.

    —Yo ya no me fío de nadie —murmuró Surge—. Y bien, Handsome, ¿qué querías decirnos?

    Suspiré, tratando de relajarme. Tanto alboroto me crispaba los nervios.

    —Quería deciros la última estrofa de la canción que el asesino sigue. Para que la evitemos, para que sepamos sus movimientos.

    >>Sabemos que la canción utiliza a un pokémon para simbolizar a cada víctima. Casualmente, la víctima resulta poseer dicho pokémon. Por tanto, el que morirá a continuación poseerá al pokémon que la estrofa menciona; he aquí la estrofa, plasmada a presión en mi memoria:

    Un pokémito se encontraba sólo.

    Raichu se volvió loco, se desmayó

    y no quedó… ¡ninguno!

    Para mi sorpresa, no una, como yo esperaba, sino tres personas empalidecieron.

    —Yo tengo un Raichu… —murmuró Surge.

    —Y-Yo… capturé uno hace poco —dijo pálido Gary.

    —Y yo traje uno de la base Rocket —James pronunció aquellas palabras lentamente.

    Genial. Simplemente genialmente genial. Lo que estaba deseando, nótese la ironía. ¡Tres posibles víctimas! ¡Oh, por el amor de Arceus! Seguro que ese… ese psicópata lo tenía todo pensado para fastidiarme.

    Pero no me engañaría. Lo atraparía… costase lo que costase.



    Llamé a los tres que poseían a Raichu, y a alguien más, para asegurarme de varias cosas…

    —Gary, ¿sabe alguien que tienes a ese Raichu?

    —Eh, pues, mi abuelo, por supuesto, y también Brock, Misty, y Ash, aunque él no está aquí.

    Ash, otra vez. No quería oír nada más.



    —¿Cuántos conocen de su actividad en el Team Rocket, que usted sepa, James?

    —No lo sé… supongo que los mocosos, es decir, Misty y Brock, además de los Oak. Puede que alguno más…

    —¿Y usted ha delinquido públicamente con ese Raichu?

    —No, señor. Raichu no ha salido de su pokéball aún, ni si quiera lo he utilizado.



    —Surge, compañero, no quiero que te separes de mí en todo el tiempo, ¿estamos? —le dije a mi compañero. Éste me miró cabizbajo.

    —Sospechas que la víctima soy yo, ¿eh?

    —Más vale prevenir… que curar —dije, evadiendo la respuesta. Entonces, le dije—. Hazme caso. No te separes de mí. Ahora… hablaremos con el profe.

    Nos dirigimos a Oak. Era el momento de echarle en cara algo que había deducido. Algo de lo que no tenía ni una sola prueba, pero al fin y al cabo era mi intuición. Y mi intuición no suele equivocarse.

    —¡Perdone, señor Oak!

    Él se giró en su camino y me dijo impulsivamente:

    —¡Oh, señor Handsome! ¡¡Dígame que mi nieto no es…!!

    —No lo creo, señor —sonreí; pero su dicha era la desgracia de Surge.

    —A estas alturas, puedes llamarme Samuel —dijo el profesor Oak, mostrándose amigable de repente.

    —Así lo haré. Samuel, dígame una cosa, ¿y su esposa? ¿Sigue viva?

    Él no supo qué decir. Yo sonreí.

    —Bueno, quien dice su esposa, dice la abuela de Gary.

    Seguía sin contestar.

    —Claro, Samuel, no contestas. ¿Y por qué no? Uno, porque tal esposa no existe, quiero decir, no se casaron. Dos, porque realmente no sabe si está viva o muerta. ¿Es cierto?

    Seguía sin contestar, enmudeció. Y mi zoquete acompañante también quedó mudo.

    —Déjeme que se lo diga: la abuela de Gary es… Agatha. Sí, estoy totalmente seguro. El amor que le tenía… una vez sí que fue correspondido, ¿no? Aunque algo salió mal, y ella quedó en cinta. Y tuvo un hijo, o hija, del que se desentendió, haciéndose cargo usted. Y ese hijo/a es el padre o madre de Gary. ¿Es así, señor Samuel Oak? ¿Es Agatha la abuela de Gary?

    —Eh… yo…

    —Tranquilo, Samuel —le dije, al ver su reacción—. Era solo curiosidad. Perdón si le he hecho sentirse molesto.

    Me dispuse a seguir mi camino, pero él me interrumpió.

    —Ya que lo ha descubierto, déjeme explicarme.

    >>Sí, tal y como usted dice, eso pasó; ella se desentendió de mi hija y yo me hice cargo de ella. Por desgracia, mi pequeña murió en el parto de su segunda hija, y su padre pues… simplemente, se fue, la situación le superó. Y así fue como tuve que hacerme cargo dos veces de bebés, yo solo. Como comprenderá, desde entonces la relación entre Agatha y yo no era muy buena… Pero yo no podía evitar seguir amándola. A pesar de que a ella le importaba bien poco su hija, sus nietos. ¡Si hasta pensaba a veces que mis nietos eran mis hijos, o sobrinos, o quien sabe qué…!

    —Ciertamente, no parece que sea su nieto Gary. Él parece muy mayor, y usted joven.

    Se sintió halagado, y no pudo ocultarlo.

    —Supongo que también ella estaba algo afectada por la edad. En fin, posiblemente esté muerta, en algún rincón de la casa…

    Coloqué mi mano encima del hombro del profesor y le dije:

    —Si así es, la encontraremos.



    Caminé por el pasillo de la planta superior decidido. Surge me seguía. Si mis sospechas eran ciertas, sabía donde estaba Agatha. Pero algo me llamó la atención.

    —Es extraño que no hayas dicho aún nada en plan: “¡Oh, Handsome, como pudiste saber todo eso de que Agatha era la abuela de Gary!”. En fin, al menos finge sorprenderte, ¿no? Se me hace raro que no lo hagas —dije sonriente.

    Pero él no estaba de humor, no. Su cara… en ella se expresaba la pena, la tristeza, el miedo. Sabía de buena tinta que él era el siguiente.

    —Tranquilo —le consolé—. Si permaneces cerca de mí, no te pasará nada.



    Llegamos al fin frente a la habitación que deseaba inspeccionar.

    —¿La habitación de…? —se preguntó Surge.

    —Sí, la “habitación de”. Aquí está Agatha.

    Entré, no había nadie dentro, como ya sabía, lógicamente. Presto, me dirigí al armario.

    —Vigila que no entre nadie —le pedí a Surge, mientras buscaba el hueco secreto tan famoso que había en todos los armarios.



    [Lt. Surge]

    Le hice caso a mi compañero y me acerqué a la puerta para asegurarme de que nadie se acercaba. Y entonces, vi, en el suelo, una nota y una especie de pastilla.

    La nota en cuestión decía:

    “Tomar pastilla = Muerte sin dolor

    No tomar pastilla = Muerte sangrienta

    Tú decides”.

    Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Miré la pastilla, la observé. Tenía miedo. ¿Iba a morir? Mi sentencia parecía estar escrita. Entonces, oí a Handsome…



    [Handsome]

    —¡Et vóila! —dije con algo de asco. En el hueco del armario estaba el cuerpo inerte de Agatha, tal y como suponía. Pero, en contra de mis predicciones, su dedo estaba manchado de sangre y junto a ella, en una pared, había escrito un nombre con sangre.

    Me giré, diciendo.

    —Compañero, aquí está el nombre del asesino. Agatha nos lo ha revelado.

    Él me miró con ojos llorosos. Nunca lo había visto así, con lo rudo que era. ¿Qué le estaba pasando? Hizo alarde de estar tragando algo, y luego dijo:

    —Por favor. Pilla a ese… maldito… —y comenzó a toser, cada vez más fuerte. Se cayó al suelo, y comenzó a retorcerse en una especie de espasmos.

    —¡¡Camarada!! —dije, agachándome junto a él y tratando de hacer que se calmase—. ¡¿Qué te está pasando?! —parecía… parecía un loco retorciéndose con su camisa de fuerza—. No, no puede ser. ¡No, camarada! —grité, inútilmente.

    De repente, paró de moverse.



    “Un pokémito se encontraba sólo.

    Raichu se volvió loco, se desmayó

    y no quedó… ¡ninguno!”
     
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    Frantz

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    Debo decir que me encanta tu Fic, no solo por la interesante trama que lleva sino porque también el personaje de Handsome es uno de mis favoritos desde que lo vi en los videojuegos. Bueno vamos al Fic, la verdad llevas una excelente narración en cuanto a las escenas sangrientas y el razonamiento deductivo que utiliza el detective y no he notado faltas de ortagrafia.

    Continuando con mi hipótesis me di cuenta de un particular todas las muertes fueron sangrientas exceptuando a dos Blaine y Surge este último fue elección propia, pero Blaine me pareció sospechoso desde mucho ya que pudo tomar algo para fingir su muerte y hacer sus fechorías y así pasaría desapercibido, pero luego la trama me hizo cambiar de opinión y pensar que el que realmente el que no está cuerdo es Oak, quien quita y enloqueció de amor y me entró la duda si saber sí Oak tomó parte en el proyecto por clonar a Mew y de allí conoce las instalaciones, aún así me falta mucho pensar.

    Debo felicitarte por llevar tan grandioso Fic, ya que es el primero que leo espero ansioso la conti. Te deseo un feliz inicio de año y espero que sigas escribiendo estas geniales historias.
     
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    MrJake

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    1994
    [Barry]

    Era raro, sin duda que el jefe tardase tanto. ¿No iba, supuestamente a una comida? Supuse que tardaría un día, dos como máximo, puesto que podría quedarse a contemplar el lugar y tal, en regresar. Pero no, ya habían pasado tres días desde su marcha y empezaba a preocuparme, más aún si tenemos en cuenta que no contestaba a mis llamadas, que su móvil no daba señal, que estaba apagado o no sé.

    Era extraño; y no solo me preocupaba el señor Handsome, sino también me preocupaba ese tal Giovanni, que partiría a Kanto hoy mismo, cuando yo ya suponía que el jefe habría regresado. Él quería que un investigador fuese allá con él para ayudarle con el caso, pero, visto lo visto, tendré que ser yo sólo el que vaya a investigar, lo que por otra parte me aterroriza. Aunque claro está, podría aprovechar que iba a Kanto para buscar en Isla Canela a mi desaparecido mentor.

    Así pues, ¡estaba montado en el avión, rumbo a Kanto! Sentado junto a mí, ese hombre de sombrero y gabardina negros, Giovanni, quien tanto miedo me daba.

    —Relájate, muchacho —dijo, con su mirada nuevamente oculta tras ese gorro oscuro—. No muerdo, no suelo hacerlo, al menos —y rió demoníacamente.

    —Ehm, sí. Señor Giovanni, me gustaría, esto… ¿podemos bajar primero en Isla Canela?

    Me dirigió una mirada realmente amenazante. Yo, cabizbajo, me callé. Finalmente me contestó sombrío:

    —De acuerdo. ¿Puedo saber, al menos, para qué?

    —Para buscar a mi jefe, Handsome —contesté—. Se supone que está en la mansión pokémon de Blaine.

    Ahora, una mirada de asombro y un incómodo silencio.

    —…Ya veo —acabó por decir—. Está bien; pararemos allí.



    [Handsome]

    La sangre me hervía. ¡¡Condenado infeliz, asesino traumado!! Se había llevado a Surge… a mi camarada, al zoquete. Ya había acabado su puñetera canción. Ya había acabado de matar, ¡ya está! Y ahora, ¿qué? ¿Cómo saldremos de aquí? Apuesto a que “fortuitamente” encontrarán la llave de la puerta, y saldremos como si nada. ¡Oh, no permitiré eso! No pienso permitir que el asesino quede impune. Oh, no, este asesino cometió dos terribles fallos… el primero, no rematar a Agatha, la cual aprovechó su último soplo de vida para escribir el nombre del asesino con su propia sangre. Y allí estaba. Sonreí al ver que no me equivocaba. Sonreí al pensar que todo saldría como esperaba, que por fin, ese condenado asesino sería condenado. Porque, en cuanto saliésemos de esta mansión, yo mismo me encargaría de que se pudriese en la cárcel… y es que por mucho motivo que tenga, algo en esa cabeza no funciona muy bien para hacer lo que ha hecho.

    Me agaché junto al zoquete, que tenía los ojos cerrados. Entonces me fijé en su mano, tenía un papel. ¿Un papel escrito?

    ““Tomar pastilla = Muerte sin dolor

    No tomar pastilla = Muerte sangrienta

    Tú decides”.

    Así que Surge se suicidó presionado. Lo volví a mirar con compasión, y entonces pude notar como su pecho se movía, ¡respiraba!

    ¿No estaba muerto? Lo zarandeé, intentando que se despertase, acto inútil. Y entonces, en el pasillo, justo a la entrada de la habitación, vi otro papelillo. Lo agarré y lo leí.

    “Tres horas = muerte por veneno”

    Tres horas… ¿me estaba forzando a decir la verdad? Comenzaba a entender por qué. Tenía ansias de que descubriese al asesino, y ahora lo entendía todo.

    Entonces una chica llegó.

    —Señor Handsome —dijo Erika, que se acercaba—. ¿Qué hace en la habitación de…? —se paró en seco al llegar a la habitación y ver los dos cadáveres que dentro había—. Oh, dios mío…

    Yo me levanté y me sacudí la gabardina. Miré a la muchacha a los ojos. Su mirada era clara: ¡sospechaba de mí! Claro, si es que siempre estoy rondando por el lugar del crimen.

    —No es lo que piensas. Piénsalo, Erika, ¿qué hacía el cadáver de Agatha aquí escondido, en esta habitación? Y además, ese nombre que ella escribió con su sangre… el asesino se ha delatado.

    Ella respiraba alterada.

    —Pero pudo… escribir el nombre el verdadero asesino para incriminarle. ¿No? ¿Es esa la letra del asesino?

    —No lo creo; lo escribió Agatha, estoy seguro.

    —Pero, ¿entonces el asesino es…?

    —Sí y no.

    —¿Cómo…?

    —Todo se entenderá —miré a Surge—. Vamos, tenemos tres horas. Llama a todos para que se reúnan aquí, si eres tan amable, Erika.

    Ella asintió. Parecía feliz de que fuese a resolver el misterio ya. Mientras ella llegaba con los demás, yo me ocupé de cerrar el armario en el que estaba Agatha y de colocar a Surge recostado en la cama.

    Poco tardaron todos en llegar, y se sorprendieron naturalmente al ver a Surge allí, medio muerto. Los comentarios se lanzaron continuamente.

    —Dios… —dijo Misty.

    —Otro cadáver —murmuró Gary— en todo el tiempo que he sido entrenador, no he visto nada igual

    —Es… horrible —comentó Brock.

    —Cálmense —dije—. Surge aún no ha muerto; lo hará en tres horas, ¡así que no hay tiempo que perder!

    Me incorporé y comencé a dar vueltas por el lugar. Miré uno a uno a los sospechosos.

    —Todo este tiempo he pensado que el asesino tenía un motivo. Y lo creí hasta el final, vaya. Pero, a falta de indicios de que así sea, me veo obligado a pensar que simplemente no está cuerdo. Me duele reconocerlo, pero…

    En ese momento, escuchamos golpes abajo. Venían de la puerta.

    —¡Hay ahí alguien! —exclamó Erika.

    —Que llamen —dije con fuego en la mirada— ya entrarán, si quieren rescatarnos. Pero ahora nadie saldrá de aquí hasta que no desenmascare al asesino.



    [Barry]

    —¿Y no hay otra llave? —pregunté, al ver que la puerta de esa mansión no cedía.

    La agente Mara agarró su gorra pensativa.

    Así que un grupo grande de personas célebres, entre ellas el jefe, entró en la mansión y hasta ahora no han dado señales de vida… puede que algo terrible sucediese. ¡Había que entrar ya!

    —¡Ya sé! En el gimnasio de Blaine puede haber alguna llave de repuesto.

    —De acuerdo, iré a buscar —le dije a la agente, y salí corriendo en dirección al gimnasio.



    [Handsome]

    —Como decía, lamento reconocer que no sé que pudo motivar al asesino a hacer todo esto; pero tampoco son necesarias más pruebas, puesto que el asesino, su nombre, está plasmado en la pared, escrito en sangre, ¡con la sangre de Agatha!

    Todos se sorprendieron.

    —Además —sonreí—, demonios, ¡estamos en la habitación de uno de vosotros! —abrí poco a poco el armario—. Estamos en la habitación donde estaba escondido el cuerpo inerte de Agatha. ¿Y qué hacía aquí? ¡Pues fácil! Porque esta es la habitación —abrí el compartimento secreto, lo que dejó ver a Agatha— ¡del asesino!

    Todos retrocedieron al ver aquello. El hecho de encontrarse en la habitación del asesino y ver escrito en la pared su nombre hizo que todos se alejasen de él, dejándolo sólo, mirando al suelo.

    —Y, antes de que lo digan… —mostré la notita de papel—. Esta es la letra del asesino. Ven claramente que no coincide con la inscripción en sangre, ¿verdad? No, ¡ese nombre lo escribió Agatha con sus últimas fuerzas para incriminar al asesino! Sí, como todos podéis observar, el asesino es…



    [Barry]

    —¡¡La he encontrado!! —logré llegar corriendo, con la llave en la mano. La agente Mara abrió la puerta, todo parecía vacío. Subimos poco a poco, hasta que escuchamos a alguien hablar. Nos acercamos a la habitación abierta, y vimos a todos, a todos separados de uno, al cual Handsome miraba amenazadoramente. En un armario, una anciana ensangrentada y sobre ella una escritura con su sangre.



    [Handsome]

    —Justo a tiempo, Barry —sonreí al verle—. Agente Mara, aquí se han cometido asesinatos. Nueve, y apunto está de cometerse el décimo —miré a Surge—. Le faltan poco menos de tres horas, ¡llama una ambulancia!

    Barry asintió, sin comprender mucho, horrorizado al ver el cadáver de Agatha.

    —Y, como decía, Agente Mara… el culpable está escrito en sangre… “S. Oak”, eso dice la pintada.

    —¿S-Samuel Oak? —dijo ella, incrédula. Oak miraba al suelo.

    —¿Estáis todos de acuerdo? —le dije a mi público. Ellos asintieron. Gary miraba a su abuelo sin entender nada, con la mirada vacía. Él, simplemente, miraba al suelo.

    —Haga lo que tenga que hacer, agente —dijo Oak ofreciendo sus manos para ser esposado.

    Sonreí, mientras salía la agente con Oak apresado.

    —Perdón, dejen paso —la gente hablaba y comentada, muchos no daban crédito, otros solo sonreían porque por fin se había acabado esta pesadilla. Yo, abriéndome paso entre la gente, salí al pasillo.

    —Ya llega la ambulancia —dijo Barry.

    —Bien, encárgate de bajar a Surge, si eres tan amable.

    —Pero, Handsome, ¿qué ha pasado exactamente? ¿Por qué hay diez muertos, por qué Oak ha hecho todo esto?

    —¿Por qué? —sonreí—. Eso es lo que tengo que hacer, aclarar el por qué. Porque, querido Barry, esto aún no ha acabado.

    Barry me miró sin entender, y yo sonreí, ya que todo salía según tenía planeado. Donde las dan, las toman, supongo.





    El próximo capítulo es el último. Lo subiré lo antes posible. Sobre todo, no se precipiten, ¡aún queda un capítulo, les recuerdo!
     
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    MrJake

    MrJake Game Master

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    ¡Detective Handsome 3!: Diez Pokémitos
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    12
     
    Palabras:
    3438
    [Alguien]

    Recogía mis cosas, listo para irme. Todo había salido como planeaba; mis plan, mi venganza, todo. Era cuestión de tiempo que saliese de allí y que nunca, nadie, supiese la verdad. Ni un solo fallo cometí en mi plan. Debo reconocer que me sentía orgulloso de mi obra. Y no es para menos. A poca gente se le ocurre algo tan brillante.

    Ahora, ya podía dormir tranquilo… la conciencia no pesaba por lo que había hecho; es más, lo que había hecho ha limpiado mi conciencia



    [Handsome]

    —Supongo que todo ha terminado —dije sonriendo, hablando con Erika y con Barry, mientras los demás se preparaban para irse del condenado edificio.

    Erika parecía feliz, pero a la vez intranquila.

    —Es un horror lo que ha pasado —dijo Barry—. Tienen suerte… de estar vivos.

    —¿Suerte? —dije, sonriendo. Mi mente estaba al cien por cien en ese momento—. Nada de suerte. No hemos muerto porque no estaba pensado que muriésemos. Como una vez me dijo Sabrina… aquí cada uno cumple un papel. Mi papel es el de investigador. El asesino quería que lo desenmascarase. Los ocho muertos, desde Bruno hasta Sabrina, tenían el papel de víctima; a ellos era a los que el asesino quería muertos. Blaine… él debía morir el primero porque podía hablar más de la cuenta. Además de que tenía las llaves de la casa, cosa inaceptable. Y Surge no era más que un elemento de presión. El asesino utilizó su envenenamiento como cuenta atrás para presionarme a descubrir la verdad —miré acusadoramente a Erika—. Y tú, Erika, tu papel era sencillo; la “cómplice indirecta”, así lo llamo.

    Ella se alarmó.

    —¿Cómplice? —agachó la cabeza la muchacha.

    —¿Qué dices de un cómplice, jefe?

    —Digo —seguí—, que Erika podía haber hablado, podía haber dicho algo que me habría ayudado inmediatamente a descubrir la verdad. Pero no lo hizo, y no lo hizo a petición de alguien de la casa. Alguien que, tras la muerte de Blaine, se preocupó de buscarte, Erika, hablar contigo, y “revelarte” lo que sabía, los supuestos planes de Oak. Te dijo que lo tenía todo bajo control, pero te pidió que no contases ciertas cosas a nadie, para facilitarle el “trabajo”. ¿Me equivoco?

    —T-Tiene usted razón —iba a seguir hablando.

    —No necesito oír el nombre del susodicho. Ya lo imagino. Y, no sé si te habrás percatado ya, querida Erika… pero él no te dijo la verdad. No te dijo que callases para protegerte, como creístes, sino para protegerse a sí mismo. Para que nadie supiese que es el asesino.

    —Me estoy perdiendo —dijo Barry, arrascándose la cabeza—. ¿Oak fue quien te advirtió de él mismo?

    —No, yo nunca he dicho que este individuo fuese Oak —repliqué.

    —Pero has dicho que ese individuo es el asesino —no entendía Barry.

    —Y así es —afirmé, con cara sonriente.

    —¿¡Qué!? —exclamó Barry. La cara de asombro de Erika era aún más grande—. Pero, ¿por qué lo acusa a él entonces? ¡La policía se lo ha llevado!

    Sonreí, sonreí con cierta “maldad”.

    —Todo sale según mis planes —murmuré. Luego hablé en voz alta—. Si he acusado a Samuel Oak… es porque el asesino así lo quería. Le he hecho creer que ha ganado. Pero no es así.

    —Entonces, ¿el asesino es…? —dijo Erika, mirando al suelo.

    —Sí.

    —Pero, ¿por qué?

    —En seguida lo sabremos, Erika.



    [Alguien]

    ¡Como me dolía la cabeza! Esa migraña, maldita sea. Supuse que antes de irme triunfante de la mansión, debía tomarme una pastilla para la migraña, de esas que siempre llevo. Así que fui al cuarto de baño, abrí el grifo para coger el agua que necesitaba, y, entonces, me percaté de algo. Había un papel, un papel con algo escrito, justo sobre el lavabo. Lo leí…

    “El agua, mejor calentita”

    ¿Qué? ¿Qué significaba aquello? Bah, alguno de esos imbéciles querría gastarme una broma. ¿Agua calentita? Así, ¿no? Abrí al máximo el agua caliente del grifo. El vapor comenzó a inundar el baño…



    [Handsome]

    —Buenas —dije, sorprendiendo a un hombre que se volteó asustado.

    —Oh, es usted, señor Handsome.

    Sonreí.

    —Falsa víctima —dije.

    —¿Cómo?

    —Decía que usted es una falsa víctima, ese es su papel. Como el de su amiga Misty. A ver, quiero decir, sería muy sospechoso meter en esta casa a casi todos los líderes menos a dos de ellos… en fin, que había que meterles en el ajo, aunque el asesino nunca desease su muerte.

    —Dejemos el tema del asesino —zanjó Brock—. Bastante tengo ya con saber que el profesor al que tanto admiraba hizo…

    —No corra tanto —avisé—. Aún no está todo dicho.

    —¿Qué quiere decir?



    [Alguien]

    Poco a poco, el vapor empañó el cristal, dejando ver un mensaje que había sido escrito ahí anteriormente. Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando lo leí.

    “Un asesinito creía que había ganado.

    Pero se olvidó de quien es Handsome

    Y acabó, ¡en la cárcel!”

    ¿¡Handsome!? Ese detective… al final resultaba que no iba a ser tan tonto como parecía.

    Por primera vez en mucho tiempo, estaba nervioso. Si me pillaba, todo mi esfuerzo terminaría en fracaso. Debía salir de allí enseguida, pero, ¡oh, mierda! Me había dejado la pokéball de Haunter en la habitación. Fui corriendo hasta allí, entré, cogí la ball, me giré dispuesto a irme y…



    [Handsome]

    —Hola —dije sonriendo—. ¿Te ha gustado mi canción?

    Él me miraba con el ceño fruncido.

    —No sé de que me habla —dijo, firme y seguro de lo que decía.

    Entonces cerré la puerta y comencé a andar a su alrededor.

    —Es curioso. No te conozco en profundidad, y sin embargo lo sé casi todo de ti. Sé tu pasado, tus motivaciones, tus penas, todo. Y debo decir que te he cogido asco, ¡pero con cariño, mi querido asesino!

    —Le repito que…

    —No, usted no repite nada. Demasiada tabarra has dado ya, demasiadas vidas, demasiados problemas. No, no, ahora es mi momento de gloria. Lástima que no haya nadie para oírme desvelar la verdad —me paré frente a él y sonreí—. Pero bueno, me conformo con ver tu cara.

    >>Casi desde el principio busqué un motivo. Nunca pensé que el asesino fuese un loco, simplemente. Por supuesto, acerté. Aunque no se puede utilizar como justificación para lo que has hecho, sí que existe un motivo. Como le expliqué a Erika hace un momento, la primera y la, gracias a Arceus, evitada última muerte, eran “daños colaterales”. Eran los otros ocho quienes querías que muriesen.

    >>En fin, el fallo que ha hecho que no sea capaz de descubrir la verdad hasta hace poco era que di por sentada una relación… Bruno y Erika. Yo creía que esa “persona que puede que no volvería a ver” por la que Bruno podría suicidarse era ella, su ex novia. Pero no, no lo era. Era otra chica su ex novia, y era por otro motivo por el que a lo mejor no volvería a verla.

    >>Cometí otro fallo; según Misty, Sachiko dijo que se sentía mal porque “estaba enfadada con una persona muy importante para ella, a la cual a lo mejor no volvía a ver”. Creí que era su padre, pero no. Era una amiga, la misma chica que fue novia de Bruno.

    >>Luego, el comentario del “asesino”, Samuel Oak: cuando le dije que el que hace daño a alguien debía pagar claro, el expresó entre dientes un cierto desdén, como si realmente él le hubiese hecho daño a alguien. Y así era. Lo que no fui capaz de relacionar era el comentario de Oak con la declaración de Tracey, ¡si estaba claro! Tracey dijo que antes de ser ayudante de Samuel lo era otra persona, y cuando decidió cambiar de ayudante tuvo una intensa discusión con esa persona. Una discusión tan acalorada como para llegar a hacerle daño, accidentalmente, a la susodicha. De nuevo, la misma chica que estuvo saliendo con Bruno, buena amiga de Sachiko.

    >>Además, luego supe que esta chica había “ido de viaje”. ¿Qué clase de viaje? ¡Está claro! La muchacha salió a conseguir las medallas de Kanto, empresa que no llevó muy bien, la verdad. Tan mal le fue su camino como entrenadora que los líderes no la vencieron, sino que algunos la humillaron terriblemente, ¿no es así? Y esos “algunos” son Sabrina y Koga, algo ariscos, tengo entendido.

    >>Y esta chica es el motivo principal, es tu motivación. Porque cuando ella regresó de su terrible viaje, tras ser humillada por Sabrina y Koga, discutiendo por eso con Sachiko, su amiga, le contó a usted todo lo que pasó. Estaba triste, desolada. Por si fuese poco, ella regresó al laboratorio de Oak, donde trabajaba como ayudante, y ¡había sido despedida y sustituida! Menuda bronca la que tuvo con Samuel. Seguramente el pobre profesor se puso más violento de la cuenta. Un mal empujón y… la chica se golpea fuertemente la cabeza, ocasionándole un tremendo coma profundo. Sí; el profesor Oak provocó el coma de su propia nieta, Dalia Oak. Y usted lo vio todo. Vio como su propio abuelo dejó en ese terrible estado a su querida y única hermana. ¿No es así… Gary?

    Se mordía los labios.

    —Ciertamente —continué—, solo podías ser tú. Porque, y tú mismo me lo rebelaste, hace algún tiempo que ya no eres entrenador. Pero, ¿a qué te dedicas ahora, entonces? Lo supe cuando me hablaste de la “hermosura” de aquella columna tan normalucha. Eres arquitecto. Y un arquitecto que fue contratado por Blaine para reformar la mansión. Fuiste contratado poco después del coma de tu hermana, y cuando entraste en esta mansión en ruinas, viste todo el plan ante tus ojos.

    >>Tú diseñaste como sería la casa, así que nadie mejor que tú la conocía. Es más, aquí mismo, cuando esta casa estaba en ruinas, capturaste a ese Haunter cómplice tuyo. Todo estaba al milímetro, preparado… colocaste la lámpara de Articuno en su sitio, mandaste construir las escaleras secretas de las columnas, los huecos en los armarios, todo. Por eso Blaine debía morir el primero, porque si mencionaba algo de que te conocía de algo más que de vista, peligraba tu plan.

    >>Nunca le perdonaste a tu abuelo que dejase a lo que más querías en el mundo en coma. Nunca lo perdonaste, y ya no podías dormir tranquilo. Solo pensabas en vengarte, de él y de todos los que le habían hecho daño a Dalia: de esos dos líderes de gimnasio; de su ex novio Bruno, que no se dignó a visitarla cuando estuvo en coma; de su amiga Sachiko, que la hizo llorar al defender a su padre en vez de a ella; de Tracey, el que le quitó su trabajo; de Agatha, su abuela, que apenas sabía de su existencia. Solo faltan Lorelei y Lance; personas que no murieron por haber hecho daño a tu hermana, sino por que tú mismo las odiabas. Lance, porque te quitó a tu amada novia, Erika, a la cual, por cierto, convenciste de que Oak estaba matando y le dijiste que no revelase a nadie vuestra relación bajo el pretexto de que usted mismo lo solucionaría todo; y Lorelei, porque fue la que tantas veces te derrotó cuando intentaste vencer al alto mando. Puedo afirmar, incluso, que ella fue la causa de que dejases tu carrera de entrenador.

    >>Lance era muy listo, tú lo sabías. Era sin duda el que más problemas podría darte. Incluso podría sospechar de ti. Por eso su muerte era “especial”. No había mejor manera de matarlo que presionándolo a dar su vida por la de Erika. Por eso hiciste creer que era ella la víctima, pero tú nunca le harías daño a ella. De igual forma, por mucho rencor que le guardes, nunca le harías daño a tu abuelo, porque él te crió, fue como tu padre. Pero sí que merecía un castigo; y aquí entro yo. Metiste en el ajo a un detective para que, siguiendo las pistas y falsas apariencias, considerase culpable a tu abuelo, y así, Samuel fuese encarcelado, el castigo que se merecía, ya que la muerte era excesiva. Y de paso, de este modo te quitarías sospechas de encima. Posiblemente Oak se olía esto, se olía que tú eras el asesino. Por eso se comportaba tan extraño, por eso no opuso resistencia cuando lo acusé. ¡Ah, se me olvidaba, esos dos Rockets! Seguramente los usaste para que los demás sospechasen de ellos, como criminales que son, y no se preocupasen mucho de investigar.

    >>Únicamente cometiste un fallo; Agatha. Agatha no murió, y cuando la encerraste, supuestamente “muerta” dentro del armario, ella aún vivía. Te había visto, sabía que tú eras su asesino. Pero, como Oak nos dijo, ella casi ni te conocía, es más ¡pensaba que eras no el nieto de Oak, sino su hijo o su sobrino! Lógicamente, no sabía tu nombre; por eso no escribió con su sangre “Gary”… en su lugar, escribió “S. Oak”, que no significa, como creían todos, Samuel Oak, sino “Sobrino de Oak”. O sea; tú, Gary.

    —No tiene pruebas —dijo indiferente.

    —Aunque tienes un motivo, y ese motivo es el cariño hacia tu hermana, lo que has hecho no tiene nombre. Ni tampoco tiene perdón. Aunque tienes un motivo, algo en tu cabeza no funciona. Sí que creo que hay algo de locura en ti.

    Me miró y repitió ariscamente.

    —¡No tiene pruebas!

    —Antes dije que solo cometiste un fallo. Perdón; fueron dos —sonreí—. Y el segundo fue… que escogiste al detective equivocado.

    —¡He dicho que no tiene pruebas! —me apuntó con una pistola.

    Reí.

    —No; pruebas no tengo. Estoy seguro de que cogiste la katana y el martillo con guantes, así que no habrá huellas.

    —De todas formas, vas a morir —dijo mientras cargaba su pistola.

    Ignoré el comentario.

    —Pero fuiste tú, aunque no pueda probarlo.

    Sonrió con maldad, al tener la pistola se sentía seguro.

    —Sí; ¡fui yo! Yo planeé todo, la canción, la forma de morir… escogí a las víctimas, envíe las cartas, y a usted la grabación. Maté en el orden y siguiendo la letra, todo por mi hermana.

    Volví a reír.

    —Ahora sí que puedo probarlo.

    —¿Tienes acaso pruebas?

    —No; tengo testimonios —abrí la puerta. Poco a poco, entraron Misty, Brock, Barry, Erika, Jessie, James, todos. Lo rodearon. Empezó a enloquecer, apuntaba con la pistola a unos y a otros—. Ríndete, Gary. Todos han oído lo que has dicho. Incluidas ellas —entraron entonces tres agentes Mara que, rápidamente, le arrebataron la pistola y lo esposaron. Me miró entonces con fuego en los ojos—. Todo por tu hermana… pues, ¿sabes lo que creo? Creo que si despertase del coma, ella no se sentiría nada orgullosa de ti. Es más, puede que te odiase, que te tuviese miedo. Afirmas haber hecho esto por ella, pero, ¿ella querría todo esto?

    Poco a poco, agachó su mirada, y vi como, lentamente, caminaba escoltado por las agentes.



    —Al fin. Todo ha acabado —suspiré, al respirar por fin el limpio aire de la calle.

    —Sí… que locura, todo —dijo Barry, algo apenado—. Kanto no será la misma ahora, sin sus líderes, sin su alto mando.

    —No, no lo será. Pero, como toda herida, se sanará, cicatrizará. Solo… hay que esperar —miré al horizonte—. ¿Ya han liberado a Oak?

    —Por supuesto, en cuanto se supo la verdad lo dejaron en libertad.

    —¿Y Surge?

    —Está bien, en el hospital. Aún no ha despertado, pero los médicos creen que lo hará pronto, no corre peligros.

    Sonreí.

    —Supongo —dije, sin apartar mi mirada de la bella puesta de Sol— que el dolor nos ciega. Cuando nuestros seres queridos sufren, nosotros también sufrimos, es lógico querer calmar ese sufrimiento. Si algo he aprendido, es que al igual que la violencia nunca debe solucionarse con más violencia, el dolor nunca puede sanarse con más dolor. Porque la violencia genera más violencia, y más y más. Y el dolor es igual. Si no lo paramos… se puede extender como un virus.

    Barry rió.

    —¡Y he aquí otra de las reflexiones profundas del detective Handsome! —dijo irónico—. Juro que algún día escribiré un libro.

    Los dos nos reímos.

    —Bueno, ¿regresamos a casa?

    —Ehm, de eso quería hablarle, señor. Tenemos… otro caso acá, en Kanto.

    —Pues allá vamos, entonces —sonreí—. Solo dime que no hay ninguna canción de cuna de por medio, ¡por favor te lo pido!

    Y así, los dos nos dirigimos hacia el próximo caso. No sé si ese caso sería más o menos importante, difícil, o quizá sencillo. Pero el caso de los “Diez Pokémitos”… las nueve víctimas… será algo que nunca olvidaré. Y juro como detective que soy, que jamás permitiré mientras esté en mi mano, que algo así vuelva a suceder.



    FIN


    Próximamente: “¡Detective Handsome 4!: El origen del mal”.
     
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  5.  
    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
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    JOJOJO, bueno no me esperaba este final, que Gary fuera el asesino nunca lo pensé, dude de...¿muchos?, de Aghata, Oak (el cual descarte en el capitulo anterior), de Giovani, de Ash e incluso de pikachu (ese chico tiene muchos traumas) pero de Gary jamás. Me ha gustado mucho como has relacionado todo con una perfecta sincronía, sin duda hiciste un excelente trabajo, y apesar de que le atribuyas el exíto a la autora del libro original sin duda tu has logrado traspasar la historia a pokémon con perfecta maestría, es por eso que deseo felicitarte y decirte que espero que logres lo que te propones en “¡Detective Handsome 4!: El origen del mal”, pues con lo hecho en esta historia te va a costar superarte, aún así confio plenamente en que una vez más llevarás a handsome a un nivel inimaginable, bueno saludos y suerte.

    P.D. Si tienes un link para leer el libro original online me lo pasas.
     
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  6.  
    Cubo

    Cubo bloody knight

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    ok pateaste mi cerebro e hiciste con el lo que querias, toda la telaraña que tenia no sirvio de nada, aunque el fondo me parecio que gary era el que menos "escenas" tiene y eso me llevo a dudar un poco de el pewreo no lr erncontre motivods incluso sospeche de ash pero como en el hansome anterior paso lo que paso dude de que fuera el, excelente espero el proximo handsome y me intriga ese titulo "el origen del mal" que mal y por que el origen que gran historia nos espera....
     
  7.  
    Zereff

    Zereff MFL Refugee

    Acuario
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    gran historia, gary el asesino, tiene su ciertos traumas pero nunca pensé que llegaría a esto, si te soy sincero pensé que surge era el asesino hasta el que lo envenenaron osea podría tratar de ganarse la confianza de hadsome para engañarlo, después estuve casi seguro de que fue erika(corazonada), pero bueno tiraste todas mis hipótesis, en fin espero el próximo fic
    PD: feliz año nuevo, medio tarde pero bueno
     
  8.  
    Frantz

    Frantz Entusiasta

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    Gran final relamente inesperado ya que con el anterior capitulo crei que Oak era un complice del verdadero asesino que utilizaria la oportunidad para vengarse de Agatha, realmente me gusta mucho como conectaste los hechos y como dice juajomaster, has sabido llevar muy bien esta versión, ciertamente me alegra que Lt. Surge no murira realmente le tomé cariño en el fic.

    El proximo Detective Handsome promete ser una buena historia, supongo que se llevara en Kanto y con la actuación de Giovanny, espero que en ella puedan aparecer Jessie y James una de sus graciosas escenas le iria bien a la siguiente parte, también espero que aparesca Mewtwo, quien quita y le das un papel importante en tu historia, bueno me despido felicitandote por estas grandes historias que escribes realmente enganchan a uno.

    Frantz
     
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