¡Desgarrando las dimensiones del tiempo!

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por ShinyWish, 25 Enero 2012.

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    ShinyWish

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    ¡Desgarrando las dimensiones del tiempo!
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    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
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    971
    Naruto se ve envuelto en un incidente que cambiará su vida, tras un breve encuentro con Kabuto es transportado al futuro, que difiere mucho a lo que se había imaginado.
    ¡Una nueva aventura comienza! Rompiendo con el flujo del tiempo, el telón de la siguiente generación de ninjas se abre.

    * No es obligatorio leer, pero la historia está algo relacionada con un fic anterior mío: “El lamento de un corazón” (lo encontraran en mi ficha), que vendría a ser el capítulo piloto (o cero). Se los recomiendo, además entenderán más rápido algunos hechos que me tardaré un poco en explicar.
    * La historia se separa del manga/anime tras la batalla de Nagato en Konoha, todo lo que sucede después no lo tomaré en cuenta (alguna excepción habrá). Tenía que elegir un punto de partida, y me parece mejor separarme de la trama original antes de comenzar todo el arco de la guerra.


    ---------------------------
    CAP I

    Una sombra se introdujo en las imponentes ruinas del templo y avanzó con rapidez por los pasillos abandonados. Finalmente, luego de varios días de una persecución infructuosa, había logrado localizar a su objetivo, no podía darse el lujo de perderlo ahora, no cuando estaba tan cerca.

    La estructura del enorme santuario lo desconcertaba, construido en una época olvidada, el templo tenía la forma de un semicírculo, en cuyo eje, altísimos pilares sujetaban una enorme cúpula central en una perfecta e inquietante simetría. Y a pesar del paso del tiempo aun se notaba en las paredes diversas formas geométricas siguiendo un patrón exacto. El templo que en el pasado se había alzado imponente ahora no era más que ruinas hundiéndose en el pantano que poco a poco lo devoraba.

    El ninja subió rápidamente por unas escaleras, dejando atrás al pasillo de majestuosas columnas parcialmente sumergidas en las aguas estancadas. Las fisuras en el techo permitían la entrada de la luz, logrando así, una relativa visibilidad. Y los pilares de piedra, estaban grabados una amplia variedad de símbolos, tratándose, sin dudas, del idioma de alguna civilización perdida en el olvido.

    Tras atravesar rápidamente la siguiente plataforma que contaba con gigantescas estatuas en muy mal estado de conservación pero prolijamente ubicadas, se encontró lo que buscaba. Allí, en un espacio vacío entre las solemnes esculturas, estaba parado un hombre.

    –Al fin llegas, Naruto –le dijo, llevaba una túnica negra y su capucha le cubría el rostro, pero el chico ya sabía de quien se trataba. Lo había estado siguiendo y finalmente logró acorralarlo en aquel lugar abandonado.

    –Ríndete Kabuto, ya no tienes a donde huir –habló con autoridad–. No sé qué tramas, pero ya debes estar consciente del fracaso de tus planes.

    –¿Huir? en el momento que pusiste tu pie en este recinto sellaste tu derrota –respondió el encapuchado, mientras que dejaba su cara al descubierto. Su cabello descolorido junto con la piel pálida y escamosa le daba una apariencia inhumana–. Él que debería pensar en huir eres tú, ¡Naruto!

    –Ya te derroté antes y puedo hacerlo de nuevo –repuso el joven, intentando mantener el aire de control y dominando al sentimiento de apremio que latía en su interior.

    –Sin embargo, no viniste hasta aquí para vencerme, ya me hubieses atacado si ese era tu objetivo – una sonrisa se dibujó en el rostro–. Tienes otra cosa en mente.

    –Sasuke, ¿dónde está? –preguntó agresivamente, dejando escapar sus inquietudes–. Conoces los planes de Madara, así que debes saber cual es su paradero.

    –¿Sasuke? Ya no me interesa, simplemente lo usé como una pantalla de humo. ¿Fracaso de mis planes habías dicho? te equivocas, lo simulé para desviar la atención, en verdad mi objetivo está a punto de realizarse.

    Naruto lo miró sin comprender, ignoraba a que se podría referir. Estaba seguro que las estratagemas de Kabuto eran para apoderarse del sharingan, pero luego de ser derrotado en la última batalla, había huido. Llevándole a pensar que se quedaba sin opciones.

    –Naruto, te lo dije anteriormente; gracias a ti cambie y te lo agradeceré mostrándote… ¡esto! –Kabuto se remangó, dejando al descubierto a sus manos, en cada uno de sus dedos había un anillo. Apoyó sus nudillos en el suelo, y rápidamente comenzaron a ramificarse líneas brillantes en el piso de la habitación llegando hasta las estatuas. La luz brillante iluminaba todas marcas y jeroglíficos a medida que pasaba, dejándolos resplandecientes en un blanco fosforescente.

    –¿Qué…? –el joven estaba atónito, mientras que Kabuto se reía como desquiciado, regocijándose de euforia.

    –¡Todos estaban demasiado centrados en Rikudou y el Juubi, jamás vieron más allá de ellos! –exclamó sin poder contener la risa demente que brotaba de sus fauces, se parecía más a una serpiente que a un humano–. ¡Nunca se detuvieron a pensar de donde provenían, ni como habían llegado a ser tan poderosos y la respuesta siempre estuvo ahí, al alcance de sus ojos!

    Naruto ya no distinguía la figura del individuo en aquellas enceguecedoras luces, las enormes estatuas se cerraban en un círculo alrededor de ellos y sus ojos parecían poderosos focos alumbrándolos. Mientras que el suelo vibraba con un leve temblor, con cada segundo que pasaba la iluminación se hacía más intensa.

    –¡Por eso me uní a Akatsuki, estaban allí y yo se los arrebaté! –aunque no lo veía, la voz de Kabuto llegaba hasta él. Pero de pronto se convirtió en chillidos de dolor y terror–. ¡No… tú estás muerto! ¡NO!

    Le fue imposible distinguir algo más, era como estar en el medio de una bombilla. La habitación quedo totalmente blanca, y una especie de torbellino luminoso comenzó a girar, envolviéndolo. Empezó a perder el oxigeno, mientras que el viento se volvía más rápido, generando una electricidad estática en el ambiente. Su conciencia se desvanecía, siendo absorbida por aquella ráfaga y poco a poco los ojos comenzaron a cerrárseles.
     
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    :confused: q buena historia me encanta tu forma de narrar pero te recomendaria q lo hicieras algo mas largoo x cierto note un solo error
    creo q lo correcto era destruidas bueno eso fue lo unico q pude notar el resto esta perfecto ok ;)
     
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    ShinyWish

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    ¡Desgarrando las dimensiones del tiempo!
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    CAP II

    Tres ninjas se detuvieron entre los árboles en el bosque, formaron rápidamente un círculo y se inclinaron, uno de ellos desplegó una hoja de papel en el centro y comenzó a trazar un plan. Los tres vestían pantalón negro y chaleco gris, tapando sus rostros con máscaras. Estas eran blancas y tenían los rasgos de un animal grabados en ellas, con abundante pelo anexado para cubrir los cabellos verdaderos de sus portadores.

    —¿Entendieron? —preguntó en susurros quien parecía ser el líder, su máscara era la de un oso. Los demás le asintieron silenciosamente; así que el ninja realizó un sello con las manos y la tinta volvió al pequeño pote.

    Retomaron la marcha, avanzando sigilosamente por el bosque durante algunos minutos, hasta que llegaron a una enorme casa. En el pasado seguramente fue una mansión tradicional, pero ahora estaba abandonada; las ventanas y las puertas eran agujeros sin protección y la madera estaba ennegrecida por el desgaste del tiempo. A pesar de eso, su tamaño era colosal, con cinco pisos de altura y casi cien metros de extensión.

    La edificación estaba rodeara por una pequeña muralla, además de contar con numerosos guardias que circulaban recelosamente por el perímetro. Portaban lanzas y katanas, incluso algunos tenían partes de armaduras.

    Ante la señal de Oso, sus dos subordinados se dirigieron por detrás del muro, deteniéndose detrás de una torrecilla que había en la empalizada, mientras que él ejecutaba velozmente un sello para hundirse lentamente en el suelo, desapareciendo de la vista.

    Los dos esperaron unos segundos, debido sus vestimentas negras era difícil adivinar sus géneros, aunque uno era de menor altura y portaba una máscara de un gato. Éste último asintió y ambos saltaron por encima del muro, cayendo de pie en el exacto momento que dos hombres se alejaban. Aprovecharon la apertura en la vigilancia para moverse y ubicarse justo por debajo de lo que fue enorme ventanal, ahora sólo era una brecha en la madera.

    Tras introducirse por el boquete, detectaron que estaban al final de un largo pasillo. Nuevamente el menor asintió, así que comenzaron a avanzar. Siguieron hasta que llegaron a una bifurcación, doblaron por la izquierda y subieron unas escaleras. De repente Gato sacudió levemente su cabeza, sería imposible continuar sin ser detectados. Su acompañante, cuya máscara era la de un cuervo, retiró de su chaleco dos manoplas con filo, la parte inferior se alargaba formando un arma punzante.

    Vieron el obstáculo que impediría su pasaje, una puerta cerrada con dos guardias. Los intrusos acometieron velozmente contra ellos, para no permitirles la posibilidad de que alertaran a los demás. Gato atacó directamente a las articulaciones de su adversario, pero solamente logró neutralizarle un brazo, el oponente reaccionó propinándole una patada en el abdomen que lo mandó varios metros para atrás.

    Se incorporó de un salto pronto para contraatacar, sin embargo los dos guardias ahora yacían en el suelo, Cuervo lo miró, y a pesar de llevar mascara, Gato sintió que era de reproche.

    —Lo siento —se disculpó, su voz era suave y fina, audiblemente femenina.

    Su compañero no respondió, se acercó a la puerta y la abrió lentamente, dejando al descubierto una habitación vacía. Era de dimensiones considerables, y se encontraba en penumbras a causa de la precaria iluminación; en su centro había una mesa con una pequeña cajita.

    —¿Hay hilos de chacra? —le inquirió Cuervo, la voz era gruesa pero los tonos claramente femeninos.

    —No.

    Ambos se acercaron cuidadosamente, Cuervo retiró la tapa dejando al descubierto un anillo, lo tomó. Tenía una pálida gema azulada, con un kanji grabado que decía “Dragón Azul”.

    —Salgam…

    —¡Cuidado! —la interrumpió abruptamente Gato mientras que le tironeaba justo a tiempo del chaleco. El techo estalló en pedazos, pero pudieron esquivar las astillas.

    Un hombre cayó violentamente en la habitación desde un piso superior, dos enormes leones de tinta lo sujetaban firmemente. Tenía el torso desnudo llenó de rasguños y cortes, permaneció inconsciente en el lugar donde aterrizó. Los enmascarados subieron rápidamente por los agujeros recién formados, ya que en la habitación de arriba también había uno. De forma veloz llegaron al tejado, allí estaba Oso junto a otro león de tinta enfrentándose a tres contrincantes.

    Antes que los percibieran, Cuervo hizo varios sellos a un ritmo acelerado, obteniendo de resultado que uno de los individuos se arrodillara sujetándose la cabeza. Lo había atrapado en un genjutsu. Gato también realizó una sucesión de sellos, para luego juntar sus dedos en un punto y expulsar un fuerte relámpago. Su objetivo logró esquivar el repentino ataque, pero su pierna fue afectada por la descarga.

    La pelea había cambiado totalmente el curso, los subordinados de Oso cumplieron casi a la perfección su principal característica, la sorpresa. Cuervo cargó contra el afectado por la electricidad que apenas pudo defenderse. Mientras que el líder del grupo terminaba de rematar al último oponente, tomándolo desprevenido y finalizando así el combate.

    —¿Lo tienen? —los interrogó Oso, cuando se reunieron en el centro del tejado.

    —Sí.

    —Bien, retirémonos —dijo sacando un pergamino—. Ya deben estar por aparecerse el resto de los renegados.

    Dibujó hábilmente a un pájaro en él, y con un simple sello lo dotó de vida sacándolo del papel. Los tres se subieron y el animal de tinta emprendió vuelo verticalmente hacia el cielo, con una poderosa velocidad. El hombre con la máscara de oso observó a quien tenía la de un gato.

    —Lo has hecho bien allí atrás, Yuki.
     
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    ¡Desgarrando las dimensiones del tiempo!
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    CAP III

    La enorme ave de tinta surcaba por las nubes del cielo, iban a una altitud bastante elevada y se movían velozmente por las corrientes de aire. Pensaban camuflarse entre las nubes hasta por lo menos cruzar la frontera. La dificultad de la misión que acaban de cumplir no se radicaba en el nivel de los oponentes, sino en la arriesgada maniobra que se requería para completarla. Era necesario hacer una furtiva entrada al país vecino para luego retirarse con rapidez, si ellos eran descubiertos, se podría crear graves problemas políticos y desestabilizar las frágiles relaciones de Konoha con Kusagakure.

    —No estoy de acuerdo —objetó Cuervo—. Yuki es muy blando, recuerda que estamos en los ANBU, aquí matamos.

    —No seas dura Haru-chan, no olvides que es su primera misión con los ANBU, todavía no es un miembro oficial.

    —Ya le dije que no me llame de esa forma, capitán. Además usted es demasiado complaciente con él, normalmente se muestra más estricto.

    Oso rió suavemente, pero no respondió. Yuki por su parte se mantuvo callado, siempre evitaba llegar al asesinato, había entrenado formas eficaces de neutralizar al enemigo sin necesidad de derramar sangre. Pero en esta ocasión no logró hacerlo, poniendo la misión en riesgo.

    Cruzaron la frontera y el ave descendió a la tierra, estar en una altura elevada dificultaba la respiración, y volar muy bajo los dejaba expuestos, así que una vez adentro del País de Fuego, continuarían marchando a pie.

    En la ida sus movimientos fueron diferentes, viajaron todo el tiempo a pie, incluso durante la infiltración al país extranjero. Encubriéndose por los bosques hasta llegar a la vieja residencia donde se escondían los ninjas renegados. Formaban parte de una banda, y que tuvieran aquel anillo representaba muchas cosas perturbadoras, era un mal augurio.

    —Entonces los reportes eran ciertos —habló Oso mientras corrían.

    —Sí, no hay ninguna duda —respondió Haru.

    —Ya veo… —el hombre quedó sumergido en sus propios pensamientos, reflexionando sobre la situación. Se estaban dando condiciones muy parecidas a aquella otra ocasión y habían pagado un precio muy caro en ella.

    —Capitán —susurró de pronto la chica— mire allí.

    Un muchacho con uniforme naranja y cabello rubio saltaba ágilmente entre las ramas de los árboles, no estaba lejos, pero no los había notado. Ella no esperó indicaciones, retiró sus manoplas afiladas y se adelantó al resto del grupo. Aceleró su velocidad y embistió por el punto ciego de su oponente, que recién a último momento la percibió, logrando a duras penas bloquear el ataque con un kunai.

    —¡Qué te pasa! —exclamó furioso; pero Haru no respondió, y continuó atacando brutalmente. La diferencia de habilidad en taijustu era considerable, en comparación con la enmascarada el otro ninja simplemente resistía, siendo herido en varias oportunidades.

    —Alto —ordenó Oso—. Identifícate, ¿eres de Konoh…?

    Sin embargo se detuvo, debido a su máscara los demás no pudieron verle la cara de desconcierto que tenía en ese instante. No podía creer lo que veía, no era posible, únicamente debía tratarse de una cruel broma.

    —¿Quién demonios te crees? —dijo sutilmente; Yuki no lo conocía muy bien, pero la chica sí, y cuando hablaba con aquel tono de voz significaba que estaba realmente enfadado.

    —¡De qué hablan! Ustedes me atacaron repentinamente y…

    —Así que te gusta hacerte el tonto, lo pagaras muy caro.

    Atacó, era rápido. Antes que el muchacho se diera cuenta ya estaba sobre él, y aunque logró bloquear la espada corta de Oso con su kunai, cayó de los árboles al suelo a causa de la fricción del choque. Aprovechándose de la situación, Haru también se lanzó velozmente contra el caído oponente, las acciones de su capitán eran como una autorización para ella. Pero falló, el ninja naranja pudo evitar las manoplas dando un salto hacia atrás y luego dio otro al costado para esquivar los shurikens que le arrojaba Oso, todo ocurrió en fracciones de segundos.

    Antes que sus dos agresores volvieran a cargar, el joven realizó un simple sello, apareciendo dos clones a su lado. Oso volvió a quedar impresionado, pero no Haru, que respondió ejecutando otra serie de sellos, obteniendo de efecto, que a su alrededor se arremolinara un viento cortante y este avanzó sobre su contrincante. Uno de los clones fue alcanzado y estalló en humo, pero el original con el restante saltaron sobre una rama.

    Yuki, que no había participado en la escaramuza, vio que el desconocido empezaba a cargar en su mano una esfera de chakra. El procedimiento era muy similar a su técnica, la diferencia era que al adversario lo asistía un clon. Haru pareció aceptar el reto y también comenzó a reunir chakra, pero del elemento viento, concentrándolo en sus manoplas y dándoles un mayor filo además de tamaño. Mientras que Oso sólo permanecía paralizado en su lugar, sin moverse ni detenerla.

    Yuki sabía que debía actuar, si aquella técnica era un rasengan, no sería rival contra las mortales guadañas de su compañera, probablemente terminaría muerto.

    —¡Vamos allá! —gritó la chica, sus manoplas estaban rodeadas por un aura que le daba una apariencia semejante a espadas curvadas.

    Ambos se dirigieron velozmente en dirección del otro, confiando en sus técnicas y seguros de la victoria.
     
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    8
     
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    893
    CAP IV

    Naruto se despertó de golpe con un enorme dolor de cabeza, rápidamente llevó su mano a ella pero notó que al moverla parecía más pesada que antes. Además sentía a su cuerpo entumecido y agotado, como si estuviera exhausto tras exigirse demasiado. Se dio una gran sorpresa al ver que estaba acostado en el medio de una plataforma de piedra al aire libre. Y miró a su alrededor buscando a las paredes del templo o las estatuas, sin embargo no quedaba ningún rastro del enorme edificio.

    Lentamente y con dificultad, se puso de pie observando, todavía con incredulidad, al paisaje. El suelo era de tierra revuelta y húmeda, además los árboles llegaban hasta la propia plataforma, enlazándola con sus gruesas raíces.

    No veía por ningún lado a Kabuto, sea lo que fuera que hizo, modificó toda la zona. Ya no era más un pantano, aunque la tierra seguía blanda, parecía más firme que antes y como resultado ahora habían más árboles, convirtiéndose en un bosque. Sin mencionar que las imponentes ruinas perdieron gran parte de su estructura física.

    —¡Maldición! —exclamó dándole un puñetazo al suelo con impotencia, toda la persecución fue en vano, Kabuto se había escapado y él no logró conocer el paradero de Sasuke.
    Saltó a una rama, y comenzó a regresar, volvería a Konoha para reorganizar sus pensamientos, además debería planificar los nuevos pasos a seguir. Había creído que estaba tan cerca, al alcance de su mano, pero todo se desvanecía en la nada.

    Mientras avanzaba comprobó que la extensión del territorio alterado era más amplia de lo que se imaginó en un principio. Incluso después de alejarse varios kilómetros, podía notar ligeras diferencias en el entorno.

    «¿Qué demonios hizo Kabuto?», se preguntó con frustración.

    Continuó marchando, poco a poco sentía como su cuerpo empezaba a entrar en calor, así que aceleró el ritmo. Estuvo cerca de dos horas moviéndose rápidamente, mientras tanto, pensaba alternativas para dar con la ubicación de Sasuke.

    Sin embargo, estaba tan distraído que no se dio cuenta de la presencia de más personas, ni que una de ellas se dirigía hacia él. Un ligero reflejo en su ojo lo salvó y logró girar a tiempo para bloquear dos peligrosas manoplas afiladas usando su kunai.

    —¡Qué te pasa! —exclamó furioso, el uniforme del agresor lo delataba como un ANBU de Konoha, aunque no recordaba que se agregaran anexos en sus máscaras, aquellos largos mechones blancos ocultaban toda la cabeza del portador.

    El ninja no se detuvo, en el intercambio de golpes que siguió a continuación, Naruto se dio cuenta que estaba lejos de su mejor estado físico. El cuerpo no le respondía como deseaba, creando demasiadas aberturas y recibiendo por ellas diversos cortes superficiales.

    —Alto —ordenó otro ninja, en ese momento su oponente dejó de atacarlo y saltó hacia atrás. Eran en total tres, cada uno portaba una máscara diferente, todos eran rostros de animales —. Identifícate, ¿eres de Konoh…?

    Naruto permanecía más interesado en las manoplas de su primer agresor, quien usaba la máscara de un cuervo, le sonaban sumamente familiares. Pero a pesar de la curiosidad, él se mostraba algo preocupado por su situación, eran tres rivales y su cuerpo no soportaría un enfrentamiento muy pesado.

    —¿Quién demonios te crees? —le preguntó fríamente el hombre, después de cortar secamente su interrogatorio. Usaba la máscara de un oso.

    —¡De qué hablan! Ustedes me atacaron repentinamente y…

    —Así que te gusta hacerte el tonto, lo pagaras muy caro.

    El combate comenzó, los dos ANBU escalonaron velozmente sus ataques, pero Naruto logró esquivarlos, a pesar de la desventaja se desenvolvió lo suficientemente bien como para sobrevivir ante los golpes. Intentó realizar el Kage Bunshin no Jutsu para equilibrar la pelea, aunque era consciente que en el momento de ejecutar el sello quedaría expuesto. Sin embargo la suerte estuvo de su lado y solamente quien usaba la máscara de un cuervo continuó atacándolo, el otro ninja se paralizó.

    La respuesta del oponente a su técnica de clones, destruyó uno de ellos, pero aun así el joven quedo en una posición bastante ventajosa. De los tres individuos iniciales, únicamente dos lo atacaron y ahora de esos dos, sólo quedaba uno haciéndole frente. No entendía el motivo del repentino cese por parte del ANBU con máscara de oso, pero no pensaba detenerse a reflexionarlo, no mientras que el restante siguiera arremetiéndolo con claras intenciones de asesinarlo.

    Naruto saltó sobre una rama y junto con el clon comenzaron a preparar el rasengan, quizás no era lo más recomendable en aquella situación. Pero sus fuerzas menguaban, transformándose en su última carta, y también dependía de que los otros no interfirieran.

    El de la máscara de un cuervo pareció aceptar el reto de técnicas definitivas, y empezó a reunir chakra en sus manoplas, estas crecieron varios centímetros hasta alcanzar una longitud muy similar a las espadas.

    —¡Vamos allá! —gritó, era la voz de una chica, pero la crueldad que había en ella no le permitía dudar, de caso contrario lo mataría.

    Cargó con todo, mientras que su oponente también se dirigía hacia él. Sin embargo, cuando estaban cerca de colisionar, el ninja que no había luchado hasta el momento apareció de la nada, quitando del medio a la chica y moviéndose en su dirección. Tenía la máscara de un gato, y también llevaba en su mano un rasengan, ambas técnicas impactaron violentamente.
     
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    CAP V

    El tiempo pareció detenerse, mientras que ambas técnicas se fundían en el impacto. Naruto sintió una fuerte conexión con el ninja enmascarado, cuya tristeza de alguna forma alcanzó su corazón. Una corriente de sentimientos turbios como indecisión, culpabilidad, soledad y dolor, llegaron hasta él.

    Todo sucedió en una milésima de segundos, antes de ser impulsados violentamente varios metros atrás por la explosión en la colisión de los dos rasengan. Naruto se llevó un fuerte golpe contra un árbol y cayó al suelo. La chica saltó hasta una rama encima del joven, ya estaba recuperada del empujón que le había dado su compañero y se disponía a rematar al oponente.

    —Es suficiente —sentenció el ANBU con la máscara de oso, cayendo entre ellos, finalmente actuando luego de permanecer unos momentos paralizado.

    Naruto habría sido incapaz de defenderse si no detenían la pelea, ya no le quedaban fuerzas, y uno de sus brazos estaba totalmente inutilizado a causa del brutal choque contra una técnica de similar poder. El sujeto que puso fin al combate se le acercó.

    —Naruto —dijo, él miró sorprendido de que conociera su nombre—. ¿Cómo llegaste hasta aquí?

    —¿De qué hablas? —a pesar del agotamiento, todavía estaba enojado—. Estamos en el País de Fuego ¿no?

    —No me refiero a eso —el ninja se quitó la máscara de oso, el rostro pálido de un hombre quedó al descubierto. Una delgada cicatriz le atravesaba la mejilla, su cabello era negro y estaba prolijamente peinado—. Soy Sai.

    —¿Sai? —repitió sin comprender.

    —Igual que el viejo Naruto, supongo que tu respuesta fue una confirmación —suspiró a la vez que sonreía—. Sai, ex miembro del equipo 7.

    —No me digas que…

    —Todo me indica que viajaste a esta era, tu apariencia, tus técnicas y también posees la misma personalidad.

    —¿Cuál es el significado de todo esto? —preguntó la chica, acercándose. También se había quitado la máscara de cuervo, tenía los ojos rojos mientras que el cabello negro caía sobre sus hombros, no aparentaba ser mayor de veinte años—. ¿Naruto no era el anterior Ho…?

    —Silencio —le ordenó Sai, interrumpiéndola—. Por ahora no digamos ningún dato relevante, dejemos que alguien más preparado se encargue de la situación.

    Él había permanecido en su lugar, recostado al árbol, sin dar crédito a lo que escuchaban sus oídos. No aceptaba la realidad, debía ser un engaño. Qué clase de invento decía aquel individuo, estaba completamente convencido de que viajar en el tiempo era imposible.

    —Deben estar bromeando —dijo nerviosamente mientras sonreía.

    —Escúchame —Sai se arrodilló en frente suyo—. Soy consciente que debe ser duro para ti, pero las cosas son como están, incluso yo no estoy seguro, hasta puede que me estés engañando y seas un clon preparado para infiltrase en nuestra aldea. Pero por ahora iremos a Konoha para analizar tranquilamente todas las posibilidades, y tendrás que cooperar. ¿De acuerdo?

    Naruto asintió silenciosamente mientras que tragaba saliva, estaba metido en el medio de un escenario que nunca se había imaginado. ¿En el futuro? Se negaba a creer semejante disparate. Sin embargo, era cierto que aquel hombre se parecía mucho a Sai; la palidez, el peinado y aquellos ojos semejantes a dos esferas de obsidiana lo delataban.

    —Bien, vamos —el ANBU lo ayudó a levantarse.

    —Pero capitán, si vamos a la aldea se enterará de muchas cosas. No sabemos cómo reaccionaran los demás —objetó la chica, que permanecía atrás, escuchando la conversación atentamente. A su lado estaba el ninja que portaba la máscara de un gato.

    —No te preocupes, mi intención jamás fue entrar en Konoha, acamparemos a una distancia prudente, tú te encargaras de hacer guardia para que nadie se acerque y que él no se escape. Al menos hasta que resolvamos este embrollo, hay gente más capacitada allí para planificar correctamente las medidas a tomar.

    —¿Y… ya sabes quién? —preguntó señalando con la cabeza a su acompañante, que también se sujetaba el brazo donde recibió el impacto. Era el más bajo de estatura entre los tres ANBU, incluso menor que Naruto. Hasta el momento se había mantenido con extrema rigidez y en silencio.

    Sai lo miró con una expresión mezclada entre compasión y preocupación, Naruto no prestaba atención a nada de lo que decían ni lo que hacían, todavía se negaba a aceptar la situación. Si se encontrara en mejores condiciones sin dudas habría huido, pero en aquellos momentos su cuerpo apenas podía mantenerse de pie.

    —Sé que tampoco es fácil para ti —le habló Sai al enmascarado—. Aun así, supongo que entiendes lo que debes hacer como shinobi de Konoha.

    Finalmente partieron, el hombre ayudaba a Naruto mientras que sus dos subordinados iban un poco más atrás, a pesar de toda la conmoción, no se habían olvidado de las precauciones al respecto de la misión que acababan de realizar.
     
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    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    823
    CAP VI

    Estuvieron viajando dos días, se movían rápidamente y en las noches descansaban por pequeños intervalos. Los ANBU se turnaban en la vigilia, después que Naruto recuperara las fuerzas gastadas en el combate, Sai le puso un sello para restringir sus movimientos. De esa forma asegurase de que no tratara de escaparse, pero él ni siquiera lo intentó, algo lo imposibilitaba. Durante el tiempo que demoraron en llegar a Konoha, el grupo apenas le dirigió la palabra, así que el joven aprovechó para aclarar sus ideas.

    Había aceptado la posibilidad del viaje en el tiempo, algunas piezas concordaban, como el paisaje modificado que se encontró al despertar, además de la ausencia de gran parte del templo. Sin embargo, también podría tratarse de un cambio dimensional, de alguna forma terminó siendo trasportado a un mundo paralelo, temporalmente más adelantado. Ya descartada quedaba la primera teoría que ideó cuando Sai le explicó la situación luego del enfrentamiento, la que consideraba a todo como una farsa, un engaño para capturarlo.

    Pero algo lo molestaba, sentía una sensación extraña en su abdomen, donde estaba el sello que contenía al Kyubi. Una especie de irritación que se extendía lentamente por las extensiones de su cuerpo, era una clara señal que no todo iba bien.

    Se detuvieron en el bosque, el viaje había concluido. Naruto fue depositado en el suelo, todavía sellado por aquellas delgadas líneas de tinta que Sai le escribió, era similar a una larga y poderosa serpiente.

    —Vigílalo —le ordenó a la chica, el otro miembro en ningún momento se había quitado la máscara de gato. Claramente le ocultaban su identidad—. Y te repito Naruto, si tratas de hacer algo, las cadenas detectaran tu chakra y te estrangularan. Él asintió en silencio a la advertencia, tenía miedo que se descontrolara la marca que retenía a su bijū si realizaba alguna técnica.

    —Entonces realmente estamos en el futuro —murmuró, luego que se marchara Sai junto con el enmascarado. La muchacha había encendido un cigarrillo que retiró de su bolsillo y fumaba tranquilamente recostada contra un árbol, pero sin dejar de observarlo.

    —Lo aceptas con mucha naturalidad, yo no me lo creo del todo —hizo una pausa para soltar una bocanada de humo—. Deberías ser más fuerte, te derroté con mucha facilidad.

    —Soy más fuerte, pero desde que llegue siento que hay algo mal…

    —Por supuesto —le contesto, enseñándole una expresión burlona—. Estás en el futuro, es obvio que no es normal.

    «Te equivocas», pensó mirando al suelo mientras que intentaba calmar la ansiedad. «Hay algo mal conmigo, creí que mi cuerpo estaba agotado por el incidente en el templo, pero…»

    —¿Sabes cuánto demorarán en regresar? —preguntó, luego de pasados unos minutos, tratando de distraerse y olvidar la sensación de malestar.

    —Se tomarán su tiempo, antes que nada deberán hacer el reporte de la misión completada, era muy importante. Y supongo que después mi maestro querrá venir a verte para comprobar la autenticidad de la situación.

    —Tu maestro, ¿lo conozco?

    —Claro, pero sólo te diré que es el actual Hokage.

    Naruto se petrificó al escuchar aquella noticia, significaba que él no había logrado alcanzar el puesto, o que el maestro de la chica no era otro que el Naruto de ese tiempo.

    —¿Soy yo? —preguntó con una voz casi inaudible, temeroso de la respuesta. La muchacha lo miró indecisa, reflexionando si respondía o no, finalmente habló:

    —No, no eres tú.

    El alma se le cayó a los pies, entonces en el futuro no lograría ser Hokage, sintió como se destrozaba en añicos su sueño. La resignación y frustración en su rostro debió resultar tan evidente que la ANBU suspiró con exasperación.

    —Yo seré la siguiente Kage —le contó de improvisto, levantando sus ojos al cielo y apagando el cigarrillo—. Se lo prometí a mi madre, que me convertiría en la nueva primavera de Konoha. Además no creo que sea muy difícil conseguir la aprobación del señor Feudal, soy la única discípula del actual Hokage, y mi abuelo fue Kage de la aldea, incluso mi primo era el principal candidato para el actual puesto, sin embargo rechazó la oferta.

    El joven la miró impresionado ante aquella revelación, los agudos ojos carmesí nuevamente se habían clavado en él. Le resultaba muy familiar, las armas que usó anteriormente, el cigarrillo, su sonrisa, todo parecía querer indicarle la identidad de la confiada kunoichi.

    —¿Acaso eres…?

    Pero en ese instante cayeron tres personas cerca de ellos, interrumpiéndolo. Uno era Sai, lo acompañaban dos hombres más, también pertenecientes al ANBU porque llevaban máscaras de animales ocultando sus rostros.

    —¿Qué sucede, capitán? —preguntó la muchacha a su superior, impresionada por la brevedad que le tomó, solamente habían pasado cerca de quince minutos. Sai caminó directamente hacia el chico.

    —Las órdenes son llevarte a Konoha, allí te realizaremos algunas pruebas para descartar posibilidades, y luego serás entrevistado personalmente por el propio Hokage en una habitación especialmente preparada —dijo con autoridad—. Ahora te vendaremos los ojos.
     
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    ¡Desgarrando las dimensiones del tiempo!
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    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    8
     
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    751
    CAP VII

    Sai y Yuki se retiraron rápidamente del lugar donde estaba Haru con quien parecía ser el Naruto del pasado, el improvisado campamento no quedaba muy apartado de Konoha, así que en breves instantes llegarían a la aldea.

    —¿Cómo te encuentras? —preguntó el hombre—. Será mejor que vayas a descansar, yo me ocuparé de entregar el reporte de la misión y explicar la situación.

    —Puedo seguir, estoy bien.

    —No, todavía no eres oficialmente un ANBU, así que déjame el papeleo a mí. Además, es probable tus amigos estén ansiosos y quieran verte, pero recuerda, lo que sucedió hasta el momento es confidencial, incluyendo al inesperado encuentro que tuvimos cuando regresábamos.

    Yuki asintió en silencio, ya lo sabía, a pesar de que se lo repitieran constantemente. También era consciente de cómo funcionaba la rama de los ANBU, y la forma que debía comportarse un miembro de ella. Pero no respondía nada, no los interrumpía cuando lo regañaban; únicamente acataba las órdenes y aceptaba las críticas por más negativas que fueran.

    Tras entrar en Konoha, tomaron caminos diferentes, Sai se dirigió hacia la oficina del Kage a toda velocidad. Mientras que Yuki detuvo su marcha dejándose caer en el suelo, para continuar a pie, sin ninguna prisa.

    La aldea estaba tan viva como de costumbre, la gente caminaba por las calles, mezclándose en ellas, ninjas y civiles. Yuki avanzó en silencio, con la máscara todavía puesta así que era difícil reconocerlo.

    Luego de enfrentarse con un terrible adversario más de veinte años atrás, Konoha quedó completamente devastada. Llevó un largo tiempo reconstruirla, pero los daños que debieron lamentar fueron únicamente materiales; Naruto demostró en ese entonces que el mutuo entendimiento era posible. Y a partir del milagroso suceso que se dio a continuación, su leyenda comenzó a forjarse, porque todos los caídos volvieron a la vida.

    Siete rostros de piedra observaban a Konoha, los líderes que la gobernaron se mantenían inmortalizados en el gran barranco, esculpidos en la roca. Rodeada por una alta muralla, la aldea continuaba prosperando, aunque sin el título de gran potencia entre los cinco países que supo ostentar en el pasado. En los últimos diez años, habían muerto las dos figuras más emblemáticas que poseía Konoha, disminuyendo notablemente su prestigio.

    Yuki caminó por las calles. Tras graduarse recientemente de jounin, lo habían invitado a que formara parte de los ANBU. El propio Hokage insistió a que hiciera parte del grupo ya que ayudaría a pulir y mejorar sus habilidades. Yuki aceptó, y ahora acababa de completar su primera misión, aunque a su lado estuvieron los mejores ANBU de la actualidad, Sai que era el capitán de la rama y Haru, la segunda al mando.

    —¡Yuki! —lo llamó alguien en su espalda, al girarse notó a una muchacha que se acercaba desde los techos.

    La chica tenía su misma edad, es decir, quince años; llevaba la chaqueta de chunin dejando sus fuertes y curtidos brazos al descubierto. El cabello era negro, pero muy rizado y dos tatuajes rojos de forma triangular adornaban su mejilla. Era Inuzuka Toboe, su compañera de grupo.

    —Hola Toboe-san, ¿me reconociste?

    —No subestimes el olfato de los Inuzuka —le respondió sonriendo, y con esa acción, dejó al descubierto unos caninos ligeramente más largos de lo normal—. ¿Cómo estuvo la misión ultra secreta?

    Yuki la miró sin comprender, porque su amiga se había quejado mucho antes de que partiera a causa de que no le contara nada sobre la misión. No captó el tono sarcástico en la voz de la muchacha, así que le respondió con naturalidad.

    —Completada, no te puedo comentar más.

    Era la primera misión que hacia sin el grupo, habían estado juntos desde que se graduaron como genin. Y hasta su reciente asenso a jounin, Yuki era quien lideraba sus compañeros, aunque sucedían algunas excepciones, ya que en ocasiones, eran puestos bajo el comando de algún ninja de grado alto. Todo desde la muerte del jounin asignado a ellos.

    Toboe frunció el ceño, desconforme con la respuesta obtenida, a su lado estaba Inu, una enorme perra negra. La tenía desde que eran estudiantes de la academia, al principio era una pequeña cachorrita pero ahora alcanzaba un tamaño lo suficientemente grande como para llevarla a sus espaldas.

    —Quítate la máscara —le ordenó la chica—, no hay nada que ocultar. No me gusta para nada la que llevas puesta.

    «Supongo que no habrá problema», se dijo, subiendo las manos hasta la máscara. Sujetó la cara del gato y la retiró, dejando al descubierto su rostro.
     
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    828
    CAP VIII

    —Entonces, ¿quién eres?

    —Cuántas veces tendré que repetirlo, soy Naruto Uzumaki.

    El joven se encontraba con los ojos vendados, y atado a lo que suponía que era una silla. Llevaba de esa forma aproximadamente dos horas, un poco después que los hombres del ANBU se reunieran con él en el bosque. Y ahora, tras narrar los hechos, el interrogador seguía sin creerle.

    «Maldición, ¿dónde estás, Sai?», pensó con frustración, «explícales la situación».

    —Según lo que nos cuentas, eres el Naruto de dieciséis años que de alguna forma viajó al futuro tras encontrarse con Kabuto en el interior de un templo abandonado.

    —Es lo que llevo diciendo desde que me ataron, soy un ninja de Konoha como ustedes, deberían otorgarme un mejor trato.

    El hombre que lo interrogaba, alguien de voz gruesa y seca, caminó a su alrededor. Lo supo porque escuchó claramente sus pasos, las vendas no permitían ver nada sin embargo, de cierta forma le obligaba a agudizar los otros sentidos. Finalmente se detuvo y agregó:

    —Si en verdad vienes del pasado, me desilusionan enormemente los instructores de esa época. Un shinobi que pide hospitalidad cuando es capturado ni siquiera merece vivir.

    Naruto sintió como se le enrojecían las mejillas, una mezcla de enojo y vergüenza. Pero no respondió a la provocación, debía mantener el control, o si no, aquel picazón en el sello podría empeorar. Le atribuía la sensación al Kyubi, sentía que el sello estaba más frágil o quizás era el bijū que se agitaba demasiado, intranquilo por alguna razón desconocida para él.

    La puerta de la habitación se abrió, se oyó unos pasos acompañados de un intercambio de susurros, finalmente escuchó claramente un asentimiento.

    —Naruto, escúchame —le habló una voz femenina—, te desataremos, pero no intentes escapar. Bueno, de cualquier forma, no podrías hacerlo aunque lo pretendieras.

    —No lo haré.

    Cuando estuvo libre de las cadenas, el joven inmediatamente se dio masajes en los brazos, intentando aliviar la tensión recibida en ellos. Agradeció lúgubremente, continuaba con la visión bloqueada.

    —¿Puedo quitarme esto? —preguntó señalando a las vendas.

    —No —rechazó la mujer que lo desató—, por ahora no estamos seguros si deberías ver.

    —Dudo que reconozca a alguien, ya les comenté que no se dio cuenta de quién era yo.

    —¿Sai? —Naruto reconoció aquella voz—. ¿Eres tú? ¿Por qué no impediste que me pusieran así?, ¿sabes lo incómodo que fue?

    —Yo se lo impedí —dijo la voz del interrogador—, esperábamos a los resultados de algunos análisis que hicimos a partir de tu sangre. Y estos acaban de llegarme.

    —¿Qué tipos de análisis?

    —Diversos, pero los más importantes apuntaban a asegurarnos de que no resultaras ser el producto de un jutsu, y comparar tu ADN con el verdadero Naruto.

    —¿Mi yo de esta época?

    Tras una pausa de silencio, la mujer respondió:

    —Pudimos comprobar que eres un humano viviente, y genéticamente idéntico a Naruto, así que por lógica nos parece razonable considerar tu historia como válida. Por ese motivo, ya no podemos considerarte una amenaza.

    —¿Y porque mantienen mis ojos vendados?

    —No es recomendable que veas, considerando la opción de que podrías volver a tu línea temporal, está el riesgo de que seas capaz de alterar nuestra realidad. Incluso al punto de amenazar la existencia de muchas personas.

    —O sea, ¿voy a tener que quedarme vendado durante el tiempo que este aquí?

    —El Hokage lo decidirá, cuando los análisis alcanzaran una supuesta posibilidad de respladar la veracidad de tu historia, él vendría a verte.

    Naruto se acordó con desanimo como la chica ANBU le había comentado que él no era el Hokage. Aunque la intriga comenzó a apoderarse de su mente. ¿Entonces quién sería? ¿Kakashi?, ¿o Konohamaru? También estaba la posibilidad que Tsunade siguiera con el puesto, pero una opción tan descabellada como morbosa cruzó por sus pensamientos, ¿y si en algún momento logró traer a Sasuke de nuevo a la aldea y este era el Hokage?

    La puerta se volvió a abrir, y las expectativas en él crecieron enormemente. Escuchó con atención como todos lo saludaban discretamente, sin decir el nombre o apellido del recién llegado, solamente dos “Hokage-sama” y un “cariño”. Si no le quitaban las vendas, no podría descubrir nada, solamente deducía que el Hokage mantenía algún tipo de relación con la mujer.

    —Pueden dejarle los ojos al descubierto —dijo la nueva voz, era masculina y muy familiar, aunque no lograba identificarla.

    Las vendas le fueron retiradas, quedando al descubierto la habitación. La repentina iluminación le hizo entrecerrar los ojos, imposibilitándole una correcta visualización. Lentamente se fueron haciendo distinguibles cuatro figuras, hasta que finalmente su vista se acostumbró a la luz.

    El más cercano era un hombre con su cabello negro recogido y erguido, vestía la túnica roja y blanca, identificativa de los Kages de Konoha. Sus ojos eran dos pequeños pero afilados puntos marrones, y esbozándole una amplia sonrisa, le dijo:

    —Es bueno verte de nuevo, Naruto.

    —¿Shikamaru? —logró preguntar, sin dar crédito a lo que sus ojos le revelaban.
     
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