Crossover ¡Casa del Terror!

—¿Ves? ¡Te dije que la casa estaba abierta, papá!

Rachel no soltó la mano del hombre que las acompañaba en ningún momento hasta que se hubieron resguardado por completo de la tormenta. De hecho, casi parecía estar tironeándolo, más que indicándole el camino a seguir entre la lluvia. A pesar de sentir el frío calándole los huesos, y su cuerpo tiritar ligeramente, el hecho de haber tenido la razón y de estar acompañada de su familia le hacía olvidar en parte la mala suerte que habían tenido aquella noche.

¿Quién iba a decirles que el tren que habían tomado se averiaría justo en mitad de la nada?

El sonido de la puerta cerrándose de golpe hizo que se estremeciese de la impresión. Se llevó una mano al pecho, respirando con cierta dificultad, sintiendo su corazón atorado en la garganta. A pesar de escuchar de las personas con las que se habían agrupado en el interior de aquella casa que aquello había sido el viento, lo cierto es que estar a oscuras no le daba mucha confianza.

—¿Papá? ¿Kat? —murmuró, tanteando el terreno con cierta dificultad. Su mano se cerró sobre la muñeca de Katrina inconscientemente cuando aquel relámpago iluminó la estancia, quitándole el aliento. Sus orbes azules brillaron con una chispa de temor incrustada en ellos, pero a pesar de todo intentó sonreírle a la mayor con cierta vergüenza por aquel gesto repentino—. ¿Podemos quedarnos aquí hasta que pare la tormenta? Quizás tenga algo para ilumi...

Un estornudo interrumpió sus palabras. Le siguió otro mientras rebuscaba entre sus bolsillos, apartando su cabellera rubia empapada de su frente.

A este paso iba a acabar pillando un resfriado, ¡pero no podía quejarse! Al menos estaban a salvo de la lluvia.

[Medidor de miedo: 210/220]

Contenido oculto

El último post de Rach lo hice en un autobús, y ahora estoy en otro autobús haciendo este.

Coincidence? I think not!

PD: Gracias calabazo por el encabezado hermoso <3

 

Caitlyn Hills
Habilidad: Instinto de Investigador
Medidor de Miedo: 150/160

Lancé una sarta de imprecaciones que hubieran orgullecido a mis abuelos escoceses, y avergonzado a mis padres canadienses. Si aquella mansión no hubiera representado un enorme misterio de primera, no me habría aventurado en medio de la nada, y más con la lluvia torrencial que acaecía esa oscura tarde. Agradecía llevar puesto su eterno sobretodo rojo, al menos me habia mantenido parcialmente seca. Me saqué mi gorra, y me puse a estrujarla, cuando el portazo que vino después me sobresaltó, haciendo que diera un respingo. Mansión de mierda.

Escuchaba voces, de al menos otras tres personas, todas ellas femeninas. Por los pasos, seguramente había más, pero todavía no habían hablado. ¿Serían habitantes de la mansión, o como yo, meros visitantes? Por lo que decían, su objetivo no había sido venir aquí de forma explícita, pinchados por la curiosidad de resolver los misterios de esta extraña y vieja viviendo. Eso era bueno. No iba a tener competencia. Esta historia iba a ser mía.

Sin embargo, no iba a poder tener ninguna historia si no veía absolutamente nada. Agradecía el esfuerzo de los relámpágos por iluminar algo, pero prefería una fuente de luz permanente. Además, se me antojaba un cigarrillo. Tenía que calmarme un poco. Mis ansias de querer explorar y de hacerles preguntas al resto eran muy fuertes. ¿Una había dicho papá? ¿Acaso había una familia aquí? ¿El taconazo que se escuchó a quien pertenecía? Por la forma de imprecar y el tono usado, era obvio que se trataba de alguien que se consideraba muy importante. Un segundo, ¿se habrá mojado mi cuaderno? Estaba dentro de mi bolso, que era impermeable. Pero también viejo. Espero que no se haya filtrado agua.

En esas cavilaciones estaba cuando me puse a rebuscar en los bolisllos del sobretodo. Mi encendedor tenía que estar en algún lado. Cuando hubiera luz, me pondría a examinar alrededor. Me pregunto cuantos misterios almacenaría una casa de este tamaño...

 

Katrina llevó sus manos a los bolsillos palpando sobre el abrigo que había depositado con suavidad sobre los trémulos hombros de Rachel. Tras una búsqueda no muy ardua se hizo con un encendedor. Era suyo... probablemente. De forma extraña no podía recordarlo con exactitud. Su mente se sentía embotada. Desde que habían entrado por aquella puerta sus recuerdos se sentían borrosos como si la casa misma y su ambiente ominoso ejerciesen una extraña y casi hipnótica influencia. Rachel sintió un escalofrío helado recorrer su columna cuando sacó aquello que portaba en sus bolsillos. Un tacto duro, de un objeto pequeño y frío que le heló la sangre en las venas cuando un nuevo relámpago destelló con fuerza fuera de las ventanas iluminando de forma breve el ojo de cristal de una muñeca. Pequeño, redondeado... con el iris opaco pintado de azul.

(Rachel pierde diez puntos de miedo)

Catlyn no necesitó rebuscar en sus bolsillos ni tampoco dio con un ningún encendedor. La joven investigadora llevaba una cámara colgada del cuello... ¿una cámara digital? ¿Acaso había olvidado que la llevaba consigo?

Contenido oculto: cámara

Catlyn puede hacer fotos de todo lo que vea en la mansión. Quizás sean útiles. Y si sobrevive, puede que un bonito recuerdo. Cuidado, a veces pueden aparecer cosas indeseadas en las fotos según qué lugares...

Connie revisó así los bolsillos traseros de su falda y encontró... su teléfono móvil. Oh, vaya. Un hallazgo un poco inútil debió pensar la señorita Dubois. Como bien había comprobado anteriormente no tenía señal. Sin embargo, cuando pulsó el botón de encendido el leve haz de luz emitido por la pantalla disipó mínimamente las sombras que la rodeaban. Que los rodeaban. Por primera vez aquellas personas tan dispares, unidas por designios nefastos del destino, pudieron verse las caras.

Quizás no era demasiado... pero serviría como fuente de luz temporal. Al menos mientras durase su batería.

Objetivo actualizado: Hallar una chimenea y encender un fuego.

Acciones actuales disponibles:

-Revisar tus bolsillos.
-Examinar el entorno.
-Preguntar si hay alguien más con vosotros.

 

Ren Suzugamori
Habilidad: Escéptico
Medidor de miedo: 145/150

Solté un único y prolongado silbido segundos después de que la puerta se cerrase de un estruendo y todo quedase en silencio; al parecer otras personas habían tenido la misma idea que yo: buscar refugio de la lluvia en esta extraña mansión, el argumento típico de película de terror. Éramos un grupo bastante numeroso, todos inquilinos no deseados en aquel edificio que parecía, sin embargo, estar abandono. Caso contrario, ¿Por qué tendrían la puerta abierta durante una tormenta de semejante magnitud? No, que la mansión estuviese habitada por sus dueños legítimos tenía una probabilidad muy baja de ser, aunque bien podría estar ocupada ilegalmente por otras personas, tal y como acabábamos de hacer nosotros, aunque de manera mucho más permanente. No era raro que familias con dificultades económicas, indigentes o drogadictos se adueñaran de lugares abandonados.

La oscuridad, en todo caso, era lo único que se podía apreciar; al menos hasta que alguien comenzó a iluminarnos con su teléfono celular, con lo que al menos podríamos vernos los rostros entre nosotros mismos. Uh, la mayoría éramos bastante jóvenes, ¿eh?

Mis ojos pasaron rápidamente por el resto de "invitados", pero pronto terminé centrándome en la mansión en sí, y en lo poco que podía distinguir gracias a la fuente de luz con la que ahora contábamos. Quizá podía encontrar algún interruptor, aunque dudaba que hubiese energía eléctrica si de verdad el lugar estaba abandonado. Aún así, la posibilidad estaba allí, y no perdía nada intentándolo, a menos que de pronto saliese un cocainómano detrás del sofá a apuñalarme.

Sería gracioso cuanto menos.

-Examinar el entorno.

 

Caitlyn Hills
Habilidad: Instinto de Investigador
Medidor de Miedo: 150/160

Me golpeé la frente con la palma de la mano. ¡Mi cámara! ¿Cómo había podido olvidarme de ella? La verdad que el cigarrillo me estaba afectado un poco, la verdad. Tendría que ver de reducir la cantidad que fumaba. Y hablando de eso, no encontraba mi encendedor. Maldita sea, se me debe haber caído en el viaje hacia aquí. Ojalá alguien más aquí fumara, o si no, iba a entrar en un pánico enserio. Me colgé la cámara al cuello, iba a ser útil tenerla a mano. Nadie sabía cuando iba a ser un buen momento para fotografiar una escena.

La luz de un celular me iluminó el rostro durante unos segundos, haciendo que entrecerrara los ojos de sorpresa. Aproveché para tomar notas mentales de todas las personas con las cuales estaba atrapada ahí dentro. Varios eran bastante jóvenes, algunos seguramente teniendo menos de veinte años. Había un par de adultos, al parecer. O al menos, de mi misma edad o más grandes. Uno, dos, tres...un total de diez personas, contándome. Interesante. La luz del celular se apagó de repente, seguramente la dueña queriendo ahorrar batería.

Bueno, no iba a hacer nada mientras seguía allí parada, con los relámpagos iluminando la tormenta. Así que saqué mi walkman, me puse los auriculares, y dejé que Right Behind You Baby, de Ray Smith, me llenara los oídos, mientras exploraba el lugar. Movía la cabeza levemente al ritmo de la música, mientras me dispuse a caminar. Incluso había comenzado a tararear.

— ¡Bueno gente! Nadie se conoce aquí, o al menos eso creo. Escuché decir a una niña papá, así que al menos hay una familia también encerrada con nosotros. Pienso que lo mejor sería comenzar a buscar algo para hacer luz, o al menos, calentarnos. Una chimenea estaría bien. Y si alguien tiene un encendedor, nos ahorraría tener que hacer un fuego, y a mí las ansias de fumar, así que si fueran tan amables de avisar eso, sería bien groovie.— anuncié, mientras comenzaba mi exploración propia.

Les dediqué una sonrisa a todos. A pesar de que en la oscuridad no se veía absolutamente nada, seguramente. Y si un relámpago me alumbraba de improviso, daría una imagen más de terror que de seguridad. ¡Oh bueno! Me encogí de hombros y comencé a examinar el entorno. Tenía mi cámara preparada en una mano, mientras que con la otra chasqueaba los dedos al ritmo de Uranium Fever, de Elton Britt. Todo esto olía a una increíble historia, e iba a arriesgar mi pellejo por obtenerla.

Contenido oculto: Cámara

Catlyn puede hacer fotos de todo lo que vea en la mansión. Quizás sean útiles. Y si sobrevive, puede que un bonito recuerdo. Cuidado, a veces pueden aparecer cosas indeseadas en las fotos según qué lugares...

 

Y Emily encontró algo de utilidad... o no. Cuando consiguió sacar el objeto y dejar que la tenue luz lo iluminase se dio cuenta de que se trataba de una pulsera. Una pequeña pulsera de oro. Estaba segura de que había sido un preciado regalo de alguien, pero no lograba recordar de quién. Una amiga cercana... ¿quizás?

Contenido oculto: pulsera de oro

Llevando Emily la pulsera en su muñeca su medidor de miedo se restaurará 1/16 cada vez que baje como resultado de un susto, no así si hace uso de su habilidad. Parece tener un gran valor sentimental...

Contenido oculto

Contrario a las suposiciones de Ren en aquella casa no parecía haber nadie más que aquellas diez personas. Ni toxicómanos ni indigentes en colchones viejos rodeados de jeringuillas usadas. A la luz tenue del teléfono de Connie todos pudieron comprobar que el hall era un espacio ancho presidido por unas largas escaleras de mármol que llevaban a los pisos superiores—al ala este y oeste respectivamente—. El suelo estaba enmoquetado de rojo, con un patrón prismático, hipnótico. Si fuese amarilla podría dar ese sentimiento extraño, irreal y surrealista de Alicia caminando hacia el País de las Maravillas. Pero el enmoquetado era rojo sangre opacado por el paso del tiempo, oscurecido y manchado de una sustancia indefinida, parduzca. Del techo suspendía un candelabro con sus velas apagadas. Si acaso, el ambiente se tornó aún más denso y pesado al descubrir las extrañas estatuas de mármol que se hallaban frente las escaleras.

El viento silbaba, aullando furioso desde los resquicios de los ventanales.

Opciones generales actualizadas:

-Examinar pared del hall derecha.
-Examinar pared del hall izquierda.
-Examinar estatuas.
-Caminar hasta las escaleras.

Opciones adicionales para Caitlyn:
-Tomar una fotografía del hall.

Contenido oculto

No es necesario que toméis una decisión en cada post, podeis tomaros el tiempo de interactuar entre vosotros y elegir la opción más tarde. El resultado de las acciones no cambiará por esto.

 

Iris "Cher" Todd.
Habilidad: Comediante.
190/200

Las noches tormentosas de Londres no se comparaban a la que me había atrapado hoy, el frio parecía ser de los que se colaban por tu ropa y picaban en cada centímetro de piel disponible, tenía el cabello mojado al igual que los hombros de mi chaqueta, pero nada que un buen fuego no pudiese solucionar. O eso fue lo que mantenía en la cabeza cuando alce la vista a los interiores de la mansión, no lograba ver algo que estuviese más allá del alcance de mis manos. Era como estar en una de esas películas antiguas de terror. Me reí un poco, el grupo de aventureros que se abre paso en una casa embrujada. Yo probablemente sería el atleta del grupo, solo por mi altura y porque no me conformaría con un simple papel de ligue del protagonista, yo era mucho más que esa. Aunque claro, para poder decir que me encontraría en una situación como esa tendría que admitir que esta es una casa embrujada, y todo el mundo sabe que esas cosas no existen.

Tomé una fuerte respiración de aire y comencé a palpar mis bolsillos, en busca de mi celular, nada como tecnología para pasar el tiempo, mientras buscaba en los delanteros de la chaqueta inconscientemente comencé a tararear la melodía de Ghostbusters, no era precisamente una película de terror, pero los fantasmas estaban y con eso me valía.

Contenido oculto: Cosa chikita

Bueno, desempolvemos a Cher, solo quiero decir que algo que no se logro tocar en el rol, porque cosas que pasan, es que Cher es sorda del oído derecho, así que igual no se entera cuando le hablan por ese lado. Esto estaba en su ficha, pero al enviar por privado la personalidad e historia no creo que alguien se enterase, aunque intenté que se notase un poco cuando la roleaba. Como sea, ahora lo digo porque supongo que si alguna cosa le mete ruido en ese lado yo no le voy a prestar atención, así que ojito con eso uwu

P.D: y, para los que no se enteraros, en Misfist el poder de Cher era calmar a las personas besándoles en toda la boca, like drogándoles, no creo que aplique aquí, pero ya que estamos con datos pensé en decirlo (?
Y eso, shao

 

Medidor de miedo: 200/210.


— Hey, espe-espera un momento, Rachel, yo no puedo caminar tan rápido... — Murmuraba aquel hombre mientras terminaba de empaparse debido a la lluvia mientras la jovencita lo arrastraba adentro de una casa que sin lugar a dudas, no era de él ni de ninguna de las dos jóvenes que le acompañaban. Pero entre decidir quedarse a mojarse y que pescaran un resfriado ambas o intentar mantenerse fuera del agua cometiendo un delito, la decisión era un poco obvia... pero ¿Quién le puede decir que "No" cuando te dice Papá con tanto amor?


<< Genial, ahora vamos a cometer invasión a la propiedad privada. Esto es genial, sip, a los de protección a menores les encantara saber que un hombre adulto fue arrastrado "contra su voluntad" por una niña y una mocosa gruñona sin poder hacer nada. ¿Miedo? miedo me da que algún policía pase y nos encuentre aquí y me peguen una multa horrible o algo peor... >> Pensaba Alexander


A duras penas lograba vislumbrar lo que tenía por delante debido al agua que caía por su rostro sumado a la falta de luz del lugar, lo único seguro es que Rachel seguía tomándole de la mano, y cada vez era más fuerte su pequeño agarre. Lo siguiente que supo fue que escuchó un rayo caer y fragmentos de segundos después todo a su alrededor iluminado por el haz de luz que dejaba aquel rayo.


La pequeña pregunto si podían quedarse y poco después se le ha salido un estornudo, Katrina rápidamente se abalanzo sobre ella para cubrirla y asegurarse de que no estuviera demasiado mojada, procurando evitar que se enfermara. Alexander exhalo pesadamente y se agacho con cuidado apoyándose de la pared del pasillo para ver a Rachel más de cerca. — Sí, creo que podemos quedarnos de momento. — Le dijo mientras sacaba del bolsillo de su camisa aquel pañuelo rojo que siempre llevaba para limpiarle su cara.


Katrina preguntaba que harían a continuación, Alexander bufo por un segundo cuando la escucho alterada solamente un pensamiento pasaba por su cabeza << Tan valiente y cobarde, niña al fin y al cabo >> mientras aún agachado volteo su cara hacia arriba para verla por un momento al hablarle — Pues lo que siempre hacemos, seguir adelante. ¿Todavía cargas ese encendedor no?... Esto tiene toda la apariencia de ser una casa vieja, muy vieja. Seguramente un poco mas adelante debería existir una sala de estar, y una sala significa una chimenea en esta zona. Intenta encender el fuego a ver si la lluvia no lo ha dañado, debemos encender fuego o van a pescar un resfriado ustedes dos. — Decía mientras se levantaba lentamente y se sacaba el saco para luego retorcerlo como si fuera un trapo viejo y sacarle toda el agua que podía y tirárselo al hombro.


— Venga, yo voy por delante para asegurarme de que no haya ninguna tabla rota en el suelo o algo. — Decía mientras colocaba su mano derecha dentro del bolsillo de su pantalón. Revisando si encontraba alguna cosa que pudiera servir.

 

Cher palpó concienzudamente sus bolsillos... pero para su desgracia no encontró en ellos nada. Aún estaban calados y húmedos por la lluvia. Alexander por su parte sí lo hizo. Obtuvo una pequeña llave oxidada con un extraño patrón grabado sobre su superficie. La pregunta se repetía muda, de forma incesante... ¿qué hacía eso allí?

Contenido oculto: Llave oxidada

No parece la llave de ninguna puerta... es demasiado pequeña. De hecho se asemejaba más al accionador de algún tipo de mecanismo.

Con manos cautelosas Emily palpó la pared derecha del hall. Sus dedos rozaron una superficie fría, rugosa... probablemente el tapiz de la pared. Pero en la oscuridad era difícil discernir con certeza si habría o no algo más...

Opciones generales actualizadas:
-Examinar pared izquierda.
-Examinar estatuas.
-Caminar hacia las escaleras.

Opciones adicionales para Emily:
-Pedirle a Connie un poco de luz.
-Alejarse.

Opciones adicionales para Caitlyn:
-Tomar una foto del hall.
-Tomar una foto de la pared derecha.

 

​

Sintió sus mejillas colorearse ante aquel trato por parte de ambos, y se dejó hacer sin oponer resistencia, como era usual en ella. Alexander limpiándole el rostro, Katrina tomando su mano y colocándole su chaqueta a pesar del frío que debía estar sintiendo. Se sintió abrumada ante tanto cariño y solo pudo afianzar el agarre de la mayor mientras les regalaba la mejor de sus sonrisas, a pesar de que probablemente no la estuviesen viendo.

—Gracias... —susurró, enternecida.

Por alguna razón sintió una extraña seguridad y calidez en la mano que Katrina le brindaba. Como si aquel gesto la anclase a la realidad dentro de aquel ambiente confuso y en tinieblas, pero... Como si también significase algo más. Algo que su borrosa mente no era capaz de discernir.

Lo único que sabía es que no pretendía soltarla más.

Con su mano libre, Rachel palpó sus bolsillos, dejando que los chicos planeasen qué hacer mientras tanto. Un escalofrío recorrió su espalda al sentir un tacto frío y pulido en su mano, algo que no recordaba portar. Al sacar el objeto, un relámpago iluminó la estancia, dejando ver de qué se trataba: un ojo de cristal de una muñeca.

No pudo evitar soltar un pequeño chillido, mordiendo su labio inferior con tanta fuerza que creyó hacerse sangre. No quería llamar la atención entre tanta gente, a Rachel no se le daba bien tratar con desconocidos, o al menos personas que no fuesen Katrina o Alexander. Tomó una bocanada de aire, sintiendo sus pulmones arder por un instante, y procuró obligar a su cuerpo a dejar de temblar, evitando preocupar a Kat a su lado. Había apretado demasiado su mano.

—N-No te separes demasiado, papá —intentó vocalizar, visiblemente agitada, guardando el ojo en su bolsillo como si le quemara en las manos. Extendió su mano hacia el hombre, buscando no perderle en la oscuridad—. Te seguimos.


[Medidor de miedo: 200/220]

 

Caitlyn Hills
Habilidad: Instinto de Investigador
Medidor de Miedo: 150/160

La música cambió a un buen swing cuando comenzó Whole Lotta Shakin' Goin' on, mientras me dedicaba a mirar alrededor. Alguien al parecer había escuchado mi pedido, y había hecho alarde de un encendedor, no solo encendiendo el fuego, sino también prendiendo un cigarrillo. Ah, eso era justo lo que necesitaba. Saqué la etiqueta que tenía en la cartera, para extraer un cigarrillo. A pesar de que la tenue lumbre del que la chica había encendido parecía alejarse, me detuve con para sacarle una foto al hall. No sabía que tan laberíntica podía ser esta mansión, y además, podía empezar a documentar mi travesía por la misma. Aunque antes de pulsar el botón, detuve mi dedo de repente.

— Un flash imprevisto va a aparecer en el pasillo, gente. No se preocupen, solo es mi cámara.— anuncié alegremente, acto seguido presionar el botón de disparado.

Mientras esperaba que el dispositivo preparara la imagen, extendí mi brazo con el cigarrillo hacia la lumbre que veía.

— ¿Podrías ser un caramelo y encender el mío, corazón? De verdad te lo agradecería.— dije, sin mirarla a los ojos, concentrada en la imagen, con la luz del dispositivo iluminándome la cara.

No, eso no era correcto. La miré durante un segundo, le sonreí, y luego volví mi atención a mi cámara. Mi brazo seguí extendido.

Contenido oculto: Cámara

Catlyn puede hacer fotos de todo lo que vea en la mansión. Quizás sean útiles. Y si sobrevive, puede que un bonito recuerdo. Cuidado, a veces pueden aparecer cosas indeseadas en las fotos según qué lugares...

 

Y de esa forma Caitlyn tomó una fotografía del hall. El flash repentino iluminó toda la estancia, capturándola en una imagen instantánea. La totalidad de la entrada revelaba aquellas largas escaleras de mármol alfombradas que ascendían a la planta superior separando el ala este del ala oeste en forma de cruz. El flash reveló la forma de las estatuas que como vigías silentes las presidían; femeninas, fehacientes réplicas de la Venus de Milo. Ambas eran idénticas, de rostros pétreos y sonrisas contemplativas.

Bajo las escaleras, en el amplio espacio entre estas, había una puerta. Una puerta doble, con el picaporte algo desgastado.

Cerca de las paredes sábanas blancas y polvorientas resguardaban algo debajo, probablemente mesas o aparadores. Muebles olvidados por el paso del tiempo. Quizás el abandono de aquel lugar por parte de sus dueños no hubiese sido fortuito.

No parecía haber nada extraño en la imagen.

Opciones para Caitlyn:
-Examinar más de cerca.
-Tomar otra foto desde una perspectiva diferente.
-Fotografiar estatuas.