¡Atrápalas todas!

Tema en 'CLAMP' iniciado por KeroI, 8 Febrero 2011.

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  1.  
    KeroI

    KeroI Guest

    Título:
    ¡Atrápalas todas!
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1886
    Título: ¡Atrápalas todas!
    Resumen:

    Sueños extraños, un antiguo libro desconocido lleno de secretos, una persona con poderes que no sabía, y unas cartas muy peligrosas que nadie creería poder encontrar jamás.
    Con solo 17 años, Toya tiene una difícil misión que podría acabar con la existencia de la humanidad. ¿Podrá completarla antes de que sea demaciado tarde? Ni si quiera él sabe lo que puede ocurrir, pero seguirá sin importar las consecuencias.
    Después de todo, ese es el trabajo de un CardCaptor, ¿no?
    Tipo: Varios capítulos.
    Pareja: Toya (principal), Sakura, Fujitaka, Yukito.
    Clasificación:
    Advertencias: ---
    Género: Acció, aventura, ciencia ficción.
    No. de palabras: 1584 (sin título ni capítulos)

    

    Prefacio
    
    La mañana amaneció soleada y tranquila. La casa se encontraba en absoluto silencio hasta que, a las seis treinta de la mañana, sonó el despertador.
    Una mano desganada salió de entre las sábanas a los pocos segundos que la alarma comenzó a sonar estrepitosamente. Cuando la apagó, Toya lanzó un suspiro y se destapó hasta los pies. Se levantó, cambió y bajó a desayunar silenciosamente. Como todas las mañanas, llegó antes que su hermana menor.
    -Buenos días –saludó enérgicamente una voz de niña.
    -Buenos días, Sakura –respondió el padre, depositando un plato sobre la mesa de madera para cuatro personas.
    -Deja de hacer tanto ruido, pareces un monstruo –le dijo mientras bajaba el diario que estaba leyendo y la taza de café, y miraba a su hermana con notoria expresión de harto en el rostro.
    -Deja de molestar, hermano –reprochó ella al tiempo que se sentaba en la mesa. -Buenos días, mamá -. Encima de la mesa había un pequeño portarretratos con la foto de una bella mujer sonriente de cabellos largos.
    -Si no te das prisa llegarás tarde –anunció Toya, antes de agregar <<monstruo>> en un tono más bajo. Ahora se encontraba en la puerta de la casa, a punto de salir. Se puso los zapatos de la escuela y tomó su bicicleta que se encontraba junto a la puerta.
    -¡Espérame por favor, hermano!
    -Hasta luego –saludó al padre antes de comenzar a pedalear.
    -Adiós, y ten cuidado.
    El trayecto hasta los florecidos árboles de sakura fue lento tranquilo, como todas las mañanas. Su hermana, que iba en patines, lo alcanzó a pocos metros de encontrarse con Yukito, el mejor amigo de Toya.
    -¡Yukito! –gritó al visualizarlo. El aludido, que estaba mirando las flores caer de los árboles, bajó un poco la cabeza y la dirigió a los recién llegados.
    -Buenos días, Toya. –Dijo con la enorme sonrisa de siempre. Luego se agachó un poco, apoyando ambas manos sobre las rodillas y se dirigió a la niña. –Muy buenos días, pequeña Sakura –volvió a pararse derecho.
    -B-buenos días, Yukito –tartamudeó sonrojada. A ella le gustaba el amigo de su hermano desde el primer día que lo conoció.
    Una vez todos terminaron de saludarse, continuaron juntos el camino hasta la primaria Tomoeda, donde Sakura asistía a clases, y la preparatoria que se encontraba junto a esta. Se saludaron antes de separarse y seguir cada quien su camino.
    Toya y Yukito iban juntos a clases. Cuando llegaron al salón, saludaron en general a sus compañeros y se sentaron en sus respectivos lugares, ambos muy cercanos entre ellos y a las ventanas, a esperar al primer profesor del día.
    Habían pasado unos pocos minutos cuando una voz masculina habló desde detrás del joven de cabellos castaños.
    -Oye, Kinomoto –lo llamó. El chico que hablaba era más o menos de la misma estatura que Toya; con ojos color nuez, cabello castaño claro y tez bronceada. -¿Te importaría ayudarnos con los preparativos del festival de medio año? Si tú quieres, puedes ayudarnos también, Tsukishiro –miró a Yukito.
    -No hay problema, cuenta con nosotros.
    -Muchas gracias. Nos encontraremos mañana a las seis de la tarde en el patio para comenzar con los preparativos.
    Yukito sonrió amablemente y se volvió hacia adelante, mientras que Toya no se movió en ningún momento. Permaneció sin mover un músculo hasta que llegó el profesor de Historia, y comenzó a prestar un poco más de atención.
    Transcurrieron los minutos, las horas y las clases, y el chico seguía igual de distraído. En cada cambio miraba hacia la ventana y, en una oportunidad, pudo ver unos metros más atrás, al curso de Sakura en clases de Educación Física.
    Una mano se posó sobre su hombro derecho y lo sacudió suavemente para atraer su atención.
    -¿Toya? –lo llamó la voz de Yukito, irrumpiendo en sus pensamientos. El aludido giró la cabeza y observó al chico de anteojos a la cara.
    -¿Qué quieres? –no había notado que era el único, aparte de su amigo, que estaba en el salón de clases. Escrutó el lugar de reojo; comprobando que todos los asientos estaban vacíos. -¿Quieres que te acompañe a comprar tu almuerzo, no es así? –preguntó con la cabeza apoyada sobre su mano izquierda.
    Su amigo lo miró extrañado. Le parecía que Toya estaba comportándose de un modo poco usual.
    -¿Eh? ¿Toya, te sientes bien?, ¿te sucede algo? Hoy te he notado algo distraído. Dime, ¿hay algo que te preocupa?
    -No, no es nada. Es solo... que no he dormido bien anoche –respondió al tiempo que se ponía de pie. -Vamos, o el descanso acabará –. Salieron juntos del aula.
    Casi diez minutos después regresaron con una enorme bolsa, repleta de comida sólo para Yukito, y una más pequeña con un único sándwich mediano para Toya, quien no tenía mucha hambre.
    Se sentaron en el primer lugar desocupado que encontraron y comenzaron a comer bajo el brillante cielo despejado. Pero la tranquilidad no duró mucho.
    -¡Hermano! –gritó una voz femenina desde el otro lado del alambrado, haciendo que Yukito y Toya se voltearan a ver.
    -¿Y ahora qué quiere ese monstruo? –preguntó poniendo una expresión de fastidio dirigida a su hermana.
    -Vengan a a almorzar con nosotras, ¿sí? -pidió con una sonrisa y señalando la caja con su comida. Tomoyo, su mejor amiga y casi hermana, estaba junto a Sakura, aguardando, ambas, a que los dos chicos cruzaran a su lado.
    -Cómo molestas -reprochó antes de ponerse en pie y caminar hasta el tejido divisorio. Él y Yukito treparon sin ninguna dificultad y cayeron de pie en el césped, a medio metro de las niñas.
    Se sentaron los cuatro juntos en unas escaleras que había por allí y almorzaron lo que les quedaba en silencio.
    -¡Mmmm! ¡Estuvo delicioso! -exclamó Sakura cuando acabó. -Tomoyo, los platillos que preparas siempre son los mejores -la halagó.
    -Ay, muchas gracias, Sakura -respondió la otra, llevando ambas manos a la cara y sonriendo complacida.
    -Ah, es verdad... -murmuró la otra como si de pronto hubiese recordado algo importante. -Tomoyo, tú me dijiste que habías preparado un postre. ¿Podemos comerlo con mi hermano y Yukito, por favor?
    -Pues claro, sería todo un honor para mí -giró un poco el cuerpo y buscó algo en un pequeño bolso que estaba en el suelo. De él extraño un paquete rojo y blanco doblado, de forma que la pequeña caja que había dentro quedara envuelta por él. La abrió y frente a los ojos de todos apareció un pequeño postre rectangular parecido a un pastel. Estaba decorado con fresas encima y crema.
    -¡Se ve delicioso, Tomoyo! -comentaron Sakura y Yukito al unísono. Luego se miraron y largaron una carcajada.

    La campana de la escuela primaria sonó, anunciando el fin de clases tanto pare ellos como para los de la secundaria.
    -Bueno, nos veremos mañana -se despidió el profesor antes de retirarse.
    Los alumnos comenzaron a preparar sus bolsos y marcharse, algunos en silencio, otros charlando animadamente.
    Yukito esperó a Toya para irse juntos. Bajaron las escaleras caminando lentamente y hablando alguna que otra palabra.
    -... por eso no podré ir a cenar hoy a tu casa -se lamentó el de anteojos. Discúlpame por no haberte avisado antes, pero mi abuelo está muy enfermo y debo cuidarlo unos días -bajó el último escalón.
    -Sí, no hay problema -murmuró el otro. Caminaron hasta la salida en silencio y continuaron así hasta la calle con los árboles de sakura, donde se encontraban cada mañana y se despedían todas las tardes al finalizar las clases.
    -La pequeña Sakura salió con sus amigas, ¿no es así? -acomodó las manos sobre el manubrio de la bicicleta antes de detenerse y montarse en ella.
    -Sí, no volverá a casa hasta mañana.
    -Ya veo. Bueno, ya debo irme. Nos veremos mañana -saludó con la mano, ya un poco alejado.
    Toya le devolvió el saludo levantando la mano unos segundos, mientras el otro se alejaba. Una vez lo perdió de vista, subió a su bicicleta y pedaleó hasta la casa amarilla con tejas azules donde vivía con su padre y su hermana.
    -Ya llegué -anunció quitándose los zapatos y colocándose las pantuflas amarillas y marrón con cara de gato.
    -Qué bueno que regresaste, Toya -respondió la voz de su padre desde la cocina. -Me dijeron que pronto será el festival de medio año, ¿eso es verdad? -preguntó cuando el recién llegado estaba en la cocina.
    -Sí, a decir verdad, Yukito y yo nos ofrecimos para ayudar.
    -Qué bueno.
    -Hoy me toca hacer a mí la cena -señaló la olla en el fuego y las verduras cortadas que estaba preparando Fujitaka.
    -No te molestes, yo la haré -le dijo a su hijo, quien estaba subiendo las escaleras para dejar las cosas en la habitación y cambiarse el uniforme escolar.
    A los pocos minutos el chico volvió a estar en la cocina, ahora con unos jeans azul oscuro y un pulóver celeste con una gruesa franja roja en el pecho, contorneada por dos blancas más finas.
    El delicioso aroma a comida ya podía olerse cuando Toya bajaba las escaleras, y ahora era un poquito más fuerte; esto indicaba que la pasta estaba casi ya lista.
    -En unos momentos estará lista la cena. ¿Por qué no me ayudas a poner la mesa? -le pidió al verlo parado sin hacer nada.
    -Sí -asintió tomando dos platos de la alacena y colocándolos en la mesa. Lo mismo hizo con los cubiertos y los vasos. Pronto todo estuvo listo para comer.
    -Gracias por la comida -dijeron Fujitaka y su hijo al unísono.
    ​
     
  2.  
    Pami

    Pami Guest

    Acuario
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    Pluma de
    Me parece curioso ver la historia desde Tôya como protagonista.

    Te sugeriría usar los guiones largos y revisar bien las reglas de los guiones, sóloapara que tu histora resulte más elegantemente escrita.

    Y... separa más los párrafos, están todos tan juntos que me perdí un par de veces al leer.
     
  3.  
    KeroI

    KeroI Guest

    Gracias, me alegra que te gustara la historia.
    He tenido unos pequeños problemas con le Word, pero cuando regrese a mi casa lo arreglo y edito el post.
    Gracias por comentar n.n Espero que pronto pueda subir el primer capítulo sin problemas.
    Un saludo :)
     
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