¡Al fin... la esperada confesión de amor! (Ranma 1/2)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por InunoTaisho, 3 Febrero 2011.

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    InunoTaisho

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    ¡Al fin... la esperada confesión de amor! (Ranma 1/2)
    Clasificación:
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    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
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    Hola a mis lectores, cambie un poco de ambiente para el fic de la temporada, esta linda parejita me rondaba en la cabeza, pues doña Rumiko Takahashi nunca definió su situación a pesar de haberla insinuado. Con ustedes una versión para ello.

    ¡Al fin… la esperada confesión de amor!

    Parte 1.

    Hacía algún tiempo que la conocía. La había visto crecer y convertirse en una agraciada señorita en los últimos cinco años, cuando él regresó como doctor a la zona donde estudió la preparatoria. Nunca se hubiera imaginado que llegaría a enamorarse perdidamente de esa linda muchacha… tan tierna y de dulce carácter.

    El doctor Tofú Ono le lleva entre seis y siete años a Kasumi Tendo. Es un hombre dedicado a su profesión de médico quiropráctico, bastante inteligente y conocedor de un sinfín de dolencias y los remedios para curarlas. Aparte de eso no es nada feo, le gusta hacer ejercicio y mantenerse en forma; al parecer es muy ahorrativo, pues tiene una clínica en la cual puede tener a sus pacientes en observación o recuperación por varios días, sabe cocinar, es estudioso, cuida su jardín, es ordenado y limpio… un estuche de monerías para muchas. Pero su corazón y sus pensamientos sólo están puestos en una mujer… Kasumi. Aunque de forma inconsciente, porque en el transcurso de los años nunca le ha pedido de manera formal que fuera su prometida… y futura esposa. Siempre que ella estaba cerca cambiaba radicalmente su carácter profesional y se ponía como loco, al grado de perder la razón y cometer toda clase de incoherencias, siendo un peligro hasta para él mismo. Ya iba siendo hora de dejar de actuar como demente y poner las cosas en claro, o es posible que ese gran amor sólo se quede guardado.

    — Muy buen día doctor Tofú. — llegó Kasumi saludando alegremente al entrar al consultorio, llevando un tazón en las manos — Le preparé este guisado con carne, se que es su favorito.

    La linda joven siempre tenía detalles como ese para su persona. ¡Cómo no enamorarse de ella! Con esa bondadosa expresión y bella sonrisa conquistaría a cualquiera. Afortunadamente parecía que la muchacha no estaba interesada en nadie, ni siquiera en él. Hasta rechazó la oportunidad de ser la prometida de un joven… Ranma Saotome es un muchacho menor que ella, un chico medio tonto y bastante agresivo no sería lo ideal para alguien tan dulce y tierna como Kasumi.

    El doctor Tofú sintió que volaba por las nubes al escuchar su dulce voz, pero tenía que controlarse para poder comportarse mejor en su presencia. Se levantó presuroso de la silla y fue a recibirla. “Contrólate” se dijo internamente, “Ya va siendo hora de que…”

    — ¡Hola Kasumi! — la saludó con una gran sonrisa al aproximarse a ella, procurando lucir como gente normal — Tú siempre tan detallista conmigo.

    “Por favor, sólo un poco más” volvió a reprenderse, pues al verse reflejado en sus bellos ojos, que lo veían con cariño, sentía ganas de correr como loco.

    — Es un gusto doctor Tofú, — le dijo con tono tierno — un buen hombre como usted necesita una atención.

    Él tomó el tazón con comida y le rozó sin querer una mano. Sintió como una descarga eléctrica al contacto con su suave piel. Kasumi sólo sonreía y Tofú se percató que la sangre le subía a la cabeza hasta sonrojarse.

    — ¿Le pasa algo doctor? — preguntó extrañada la chica al verlo tan avergonzado.

    — No… Kasumi… es que… — tartamudeó — no quise ofenderte, perdón.

    Retiró delicadamente la mano de la de la joven, y desvió un poco la vista, queriendo que la tierra se lo tragara por atreverse a ponerle una mano encima, literalmente. La muchacha volvió a sonreír al notar que es lo que lo había avergonzado.

    — No se preocupe doctor Tofú. — le hizo una breve reverencia y salió después de mirarlo una vez más con mucho cariño — Vengo más tarde por el tazón.

    Tofú la vio salir y suspiró un poco. Por lo menos pudo controlarse frente a la joven, pero no se atrevió a decirle… nada. Se dirigió a la cocina dispuesto a saborear el exquisito platillo. Al dejarlo en la mesa… empezó a brincar de gusto y canturrear una torpe melodía, para después ir por… “Bety”, el esqueleto.

    — ¡”Bety” querida! Kasumi nos trajo el desayuno. — y lo tomó sin mucho cuidado — Ven a comer conmigo y beberemos té a su salud — y bailó un poco con “ella”.

    Sin embargo, alguien había visto un poco la escena.

    Akane, la hermana menor de Kasumi, había fantaseado con el doctor Tofú desde pequeña, pero se dio cuenta, incluso antes que los demás, que al hombre le gustaba mucho su hermana mayor, y hasta se había esmerado en parecerse a ella… algo imposible por su carácter impulsivo y bastante agresivo, lo que la hacía muy peleonera y poco femenina. Aun así también tiene su encanto entre los muchachos, cosa que la fastidiaba en grado extremo hasta que conoció al que será su futuro esposo, gracias al arreglo entre los padres de ambos… Ranma Saotome sólo podía tener por prometida a una chica semejante a él, capaz de soportarlo y ponerlo en su lugar cuando era necesario. Pero esta historia no es de ellos.

    Akane salió temprano, detrás de su hermana, pues tenía algunos pendientes que hacer y no estaba dispuesta a llegar tarde por culpa de Ranma y su sueño pesado. A pesar de sus ocupaciones, decidió seguir discretamente a la mayor. Le encantaba ver al doctor Tofú perdiendo la cordura, y a la vez sentía tantas ganas de ayudarle para que se sincerara con Kasumi. Ágilmente saltó la barda de la clínica y se trepó a un árbol para observar a través de la ventana abierta, desde donde pudo apreciar todo. Exhaló un poco y bajó del árbol en cuanto su hermana se hubo alejado. Era ahora o nunca que debía hacer entrar en razón al hombre.

    — Buenos días doctor Tofú. — saludó al entrar, con un poco de pena — Espero no molestarlo.

    — Buen día Akane, que bien que madrugaste. — salió el aludido de la cocina, devorando educadamente el guisado — Kasumi vino y me trajo esto, ¿no la viste?… disculpa que no te ofrezca, sólo era una porción.

    — Descuide, ya desayuné en casa. — contestó la chica y negó un poco con la cabeza — ¿Puedo hablar con usted un momento? Pero termine de desayunar, no se apure por mí.

    — Pasa, por lo menos permíteme obsequiarte un poco de té — dijo Tofú y le cedió amablemente el paso.

    La jovencita se iba a negar, un poco avergonzada y con las mejillas algo coloradas, pues la galantería del doctor siempre le ha fascinado, pero suspiró nuevamente y aceptó.

    — Está bien — contestó, y entró antes que él.

    El buen hombre le sirvió té caliente en una taza.

    — Con confianza. — dijo amablemente y con una gran sonrisa, mientras bebía su propio té — “Bety”, saluda a Akane… discúlpala, es que cuando come no habla.

    A la muchacha le brotó una gotita anime en lo alto de la frente ante la observación. El esqueleto se encontraba sentado a su lado, con su expresión de… “pelando la mazorca” y sus cuencas vacías que parecían mirarlos. Se podía decir que era una persona más compartiendo el desayuno.

    — ¿Qué querías decirme? — preguntó animosamente Tofú.

    — Bueno… — tartamudeó un poco la chica — es sobre… Kasumi.

    — ¿Qué le pasa a Kasumi? — dijo en tono preocupado — ¿Acaso está enferma? — se alarmó un poco.

    — No, — negó presurosa — no esta enferma, sólo que…

    — Menos mal, — suspiró aliviado — pensé que era algo grave… ¿Entonces qué es? — volvió a preguntar con su tono amble y bebió otro sorbo.

    — Oiga doctor Tofú… — Akane lo miró fijamente, armándose de valor — ¿A usted le gusta Kasumi?

    El pobre hombre casi se atraganta… tosió un poco y se le cayeron las gafas. La expresión de “Bety” pareció hacerse de sorpresa ante su reacción.

    — Perdón… — dijo lagrimeando y limpiando sus anteojos, que la joven le entregó al levantarlos del suelo — ¿por qué me lo preguntas? — dijo avergonzado.

    — Doctor Tofú, — contestó seriamente la muchacha — en su forma de ser se nota que siente por mi hermana algo más que amistad… desde hace mucho.

    — ¿Qué… tiene mi forma de ser? — se avergonzó más — Soy amable con todos mis pacientes y las personas que me visitan.

    — Con ella es diferente. — afirmó Akane — Cerca de Kasumi pierde la noción de las cosas, como que le da un ataque de… locura, y no está consciente de lo que hace.

    El doctor Tofú se levantó de su silla y caminó un tanto desesperado alrededor de la mesa. Hasta “Bety” lo “miraba” fijamente y de forma escrutadora.

    — Akane, ¿qué hago? — le dijo a la chica — No puedo negarlo más, y menos a ti que eres su hermanita querida. — se le acercó y se agachó junto a ella — ¿Qué piensa Kasumi de mí? — preguntó curioso.

    — Ella lo estima mucho. — confirmó — Y tal vez… también siente algo. Pero si usted no le dice nada Kasumi no lo hará, es muy conservadora y le tiene un gran respeto a mi padre y a la memoria de mi madre. — después lo palmeó del hombro — Si gusta puedo ayudarle.

    — ¿De verdad lo harías? — dijo levantándose.

    La jovencita afirmó con una gran sonrisa, deseaba más que nunca que su hermana y el doctor fueran felices.

    — ¡Gracias Akane, eres adorable! — y la levantó también, abrazándola con cariño.

    Para mala suerte de la chica…

    — Akane, ¿por qué diablos…? — Ranma entró como es su costumbre, grosero y sin educación para llamar a la puerta.

    El chico se quedó con la bocota abierta al ver a su prometida en los brazos de aquel hombre mayor que alguna vez la hizo suspirar.

    — ¡Hola Ranma! — saludó el doctor Tofú muy contento, soltando cuidadosamente a la muchacha — Veo que se te hizo tarde otra vez.

    — ¡Ranma!, — exclamó Akane casi al mismo tiempo, un tanto preocupada al notar la expresión del muchacho — ¿qué haces aquí?

    — Nada. — espetó con un poco de molestia — Me voy, siento haber interrumpido.

    — Oye Ranma no es… — iba a decir la joven.

    — Guárdate tus palabras — le soltó dándole la espalda.

    — Ranma, no seas celoso. — dijo Tofú amablemente haciendo que el joven se detuviera — Akane va ayudarme en algo, por eso la abracé… sabes cuanto estimo a su familia, incluidos tu papá y tú.

    El muchacho sólo hizo un gesto de desagrado.

    — No estoy celoso. — después volteó a ver a la chica — Apúrate o se nos hará tarde, te espero afuera — y salió de la cocina.

    — Anda, ve con él para que no lleguen tarde a la escuela. — la animó el doctor Tofú — En cuanto tengas tiempo te espero.

    — Lo siento, adiós. — se despidió con una leve reverencia y corrió a alcanzar al impertinente de su “novio” — ¡Ranma, espérame! — lo llamó.

    — ¡Eres muy lenta! — se escuchó a lo lejos — ¡A qué no me alcanzas!

    — ¡Ya madura tonto! — le gritó.

    Tofú sonrió otra vez. La hora de declararle de una vez por todas su amor a Kasumi, y pedirle fuera su esposa, estaba cerca de hacerse realidad.

    Nota de la autora: Para los que lean esto y no me conozcan escribo para el foro de Inuyasha, y espero mi historia sea de su agrado. La pareja del Doctor Tofú y Kasumi Tendo nunca quedó bien dentro del manga de Ranma 1/2, a mí de verdad me agradan y por ello aprovecho la cercanía del 14 de febrero para tratar de darle algo de romanticismo a esa bonita relación. Sayonara y disfruten mi contribución a la vez que los invito a leerme en el otro foro.
    P.D. Algunas cosas tal vez difieran un poco de la realidad o se vea como OoC, pero no es por molestar ni adueñarme de los personajes propiedad de la gran Rumiko.
     
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    awww!!! hahahaha buenisimo!! hasta me los imagine!!! Pensé que se centraba el fic en Ranma y Akane... pero igual siempre me ah gustado la pareja de Tofu y Kazumi!!! son una pareja "joven" y linda!! me encantan!!
    hahaha Ranmita y su caracter! siempre me da risa!!!
    Me gusta tu espcial de 14 de febrero amiga!!, gracias por invitarme y siguelo!!!
    ahora tienes triple carga... um... bueno... no te reclamare... tq!!
    kagomeG
     
  3.  
    SangoxMiroKagoxInu

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    Wooww muy GENIAL TU FIC!! me encanto apoyo a KAGOMEG pense que de vdd se centraria en ranma y akane pero no jejejejejeje jajajaj me encanto demasiadoo ^^ me gusto que lo hicieras en honoe al Dia De Sanvalentin :D jejej ahiii no me aguanto que que Tofu le pida matrimonio Kasumi WII ^^ jejej
    Arigato por invitarme a leerlo sayo!
     
  4.  
    InunoTaisho

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    ¡Al fin... la esperada confesión de amor! (Ranma 1/2)
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    agradezco comentarios y visitas y con ustedes la segunda parte de este romantica comedia

    Parte 2

    El día transcurrió en aparente calma, la calma común en el distrito de Nerima. El anciano y loco maestro Happosai fue a molestar como siempre a la escuela, llevándose una gran cantidad de prendas íntimas, perseguido por todas las chicas. El señor Tendo y el señor Saotome se entretuvieron jugando shogui, como todas las mañanas, y Kasumi se dedicó a las tareas del hogar. El rostro de la muchacha se veía más alegre que de costumbre y hasta cantaba un poco mientras tendía la ropa. Algunos pajarillos cantaron con ella. Lucía tan hermosa a pesar de su apariencia sencilla. Su papá la miró un tanto extrañado. Su hija mayor había tomado muy en serio su desempeño de señora del hogar, que literalmente se encerró en ese papel y nunca pensaría en dejar a su viudo padre sin su compañía… tal vez por ello no había pensado en comprometerse con un hombre. Pero Soun no quería ser egoísta, sobre todo porque algún día él también moriría y no sería correcto que Kasumi, siendo joven y bonita, se quedara solterona.

    ¿Hay un motivo especial para que cantes así? — le preguntó amablemente a su hija en cuanto entró nuevamente a la casa — Te ves muy contenta.

    El día es hermoso papá. — respondió ella con su dulce y característica sonrisa — Gracias a Dios estamos aun aquí en el mundo. Voy de compras, no tardo — besó a su padre en la mejilla y también al tío Genma, en la frente.

    Salió tarareando esa cancioncita, con el rostro radiante de felicidad. Los dos hombres la vieron irse.

    Me preocupa un poco Kasumi, — dijo Soun — es tan dulce y no tiene suerte con los chicos.

    Por favor amigo Soun, — dijo Genma, como tratando de suavizar las cosas — ambos sabemos que a ella eso no le preocupa; y es mejor así, porque no lo dejara desamparado.

    Amigo Saotome, — el aludido lo vio con un poco de molestia — Kasumi no me abandonaría ni aunque se casara. No debo ser un estorbo en su vida… mi difunta esposa no me lo perdonaría.

    Bueno… — tartamudeó el otro — También sabemos que… hay un hombre algo cobarde… que no se ha atrevido a pedirle… nada.

    ¿Se refiere al doctor Tofú? — preguntó el de largos cabellos como afirmando.

    El mismo. — confirmó el calvo — No me negarás que es un buen partido para tu hija.

    Pues si pero… — meditó Soun — si siempre pierde la cabeza delante de ella…

    Ese pobre muchacho… — Genma se cruzó de brazos.

    Kasumi había comprado varias cosas para preparar de comer. Sentía que el corazón palpitaba emocionado en su pecho. A la joven también le gustaba el doctor Tofú, no se lo negaba pero tampoco lo decía abiertamente. Aunque no desde el principio que lo conoció, pues era más chica y nunca se había planteado amar a un hombre y dejar a su pobre padre solo. Era un pacto que le prometió a su madre, que cuidaría de su progenitor. Ahora era distinto, ya se había dado cuenta que el médico era muy amable y apreciaba a su familia, así que no seria problema que se comprometieran. Por ello le gustaba ser amable con el buen hombre. Tal vez algún día… él se sinceraría con ella. Pasó una vez más al consultorio. El doctor despedía a un paciente.

    Siento molestarlo nuevamente doctor Tofú. — saludó la muchacha — Vengo por el tazón y le prepararé algo para más tarde.

    No… te molestes Kasumi. — sonrió el doctor como bobo, tratando de no perder la cabeza por enésima ocasión — Pasa por favor… en seguida lo traigo.

    No es molestia. — agregó la chica y se le acercó, tocándole suavemente un hombro — Atienda a sus pacientes, yo lo tomaré — y le sonrió como siempre, entrando a la cocina.

    La cordura de Tofú por poco no puede más y estuvo a punto de desbordarse, así que se dirigió al pobre ancianito que se encontraba esperando a ser atendido, el cual había estado a punto de retirarse al ver llegar a Kasumi.

    Adelante por favor, — lo jaló de buena manera — “Bety” lo atenderá… “Bety” querida, atiende al señor — llamó al esqueleto, que se encontraba “sentado” al escritorio y sin haber tomado el té de la mañana, con una expresión en su rostro huesudo que reflejaba incredulidad — Se ha enfriado tu té… — observó el médico — permítame buen hombre, regreso en un minuto.

    El aludido parpadeó de asombro y decidió no negarse, pues sabía que en cuanto la dulce muchacha se fuera… tal vez el doctor se recuperara y lo atendiera de verdad. Hasta parecía tener en su cara la misma expresión de “Bety”. Kasumi salió de la cocina con el tazón limpio.

    Doctor, ¿le gustaría comer albóndigas con arroz? — le preguntó con dulzura al momento que él salía del consultorio — Le prepararé unas y las mandaré con Ranma o con Akane — hizo una reverencia breve y se retiró — Con permiso.

    Gr… gracias — el pobre hombre se quedó un poco ido. Una vez más la dejó ir sin poder decirle nada. Suspiró un poco y estiró los brazos hacia arriba.

    Creo que mejor me voy. — dijo el anciano con carita de miedo al asomarse a la puerta del consultorio — Volveré otro día.

    Disculpe señor, — Tofú regresó sobre sus pasos, ya con el rostro sereno y su mirada profesional — lo cité para hoy y lo atenderé. Veamos… — entró con el viejito al cuarto.

    Mucho más tarde, cerca de las cuatro, dos peleoneros regresaban de la escuela.

    En serio no recordaba que tenía esa tarea — se quejaba Ranma.

    Claro, tú nunca recuerdas nada — le soltó una enojada Akane.

    ¿Y por qué no me recordaste? — le dijo a modo de reclamo.

    Son tus cosas, no soy tu nana — reprochó la chica.

    Pero eres mi… — el chico iba a decir algo, pero se avergonzó un poco — Olvídalo.

    Cuando te conviene — lo miró enfurruñada.

    Por cierto… ¿qué te traías con el doctor Tofú? — dijo para cambiar el tema, mirándola entre escrutador y suspicaz — No me lo dijiste en la mañana… ni en ninguna hora de hecho.

    Ranma… no seas metiche — Akane puso los ojos en blanco por un instante.

    No soy metiche, no me importa. — levantó los brazos en su pose habitual de “me vale”, caminando con equilibrio sobre el enrejado que bordeaba el canal — Pero si te puedo ayudar en algo… — la miró una vez más.

    Eres poco romántico… — dijo ella sonriendo un poco — no creo que puedas.

    ¡Ja! — dijo él irónicamente — y tú la “reina del romance”.

    Por lo menos soy mujer y conozco a mi hermana… — afirmó la chica — y al doctor Tofú.

    No creo que puedas ayudar al doctor. — dijo el chico con presteza — Él necesita la ayuda de un hombre experto en mujeres. ¡Qué diablos…!

    Un chorro de agua lo alcanzó y lo tiro al canal. Ni tiempo tuvo de gritar apenas.

    Lo siento, — dijo una pobre viejecita — se soltó la manguera.

    Akane parpadeó y luego se asomó hacia el canal, del que Ranma salió todo mojado.

    ¿Acaso conoces un hombre experto en mujeres? — preguntó con sarcasmo, aguantándose la risa.

    Muy graciosa — contestó la pelirroja, exprimiendo su camisa.

    Ya en casa, después de comer, la familia se disponía a hacer sus rutinas diarias.

    Akane, ¿podrías llevarle esto al doctor Tofú? — pidió Kasumi amablemente. Era un tazón con un poco del guisado.

    Sí — dijo ella levantándose de su lugar… pero Ranma se le adelantó.

    Yo lo haré. — dijo con tono educado — Akane debe terminar su tarea atrasada — y tomó el tazón con presteza y agilidad.

    ¿¡Qué!? — exclamó la joven con un poco de molestia — Ranma, eso no es…

    Adiós — salió rápidamente llevando el recipiente y dejando a su “novia” con la palabra en la boca.

    ¡Ranma! — gritó la muchacha cerca de la puerta del comedor — ¡Ya verás cuando regreses!

    Tranquila, y es mejor que te dediques a terminar tu tarea atrasada. — dijo el señor Tendo con autoridad, aun sentado a la mesa — Ranma se preocupa por ti y te ayuda, como debe ser.

    ¡Que se preocupa por mí ni que nada! — espetó furiosa, haciendo retroceder a su padre — ¡Es un aprovechado! — y salió del comedor.

    Ranma iba tan rápido como podía, haciendo equilibrio con el tazón en la cabeza. Como experto en artes marciales “vale todo” no le costaba trabajo, y él creía tener la solución a los problemas del doctor Tofú… por algo es todo un hombre experto en mujeres.

    Buenas tardes doctor Tofú. — saludó al entrar a la clínica — Kasumi le manda esto.

    ¡Ah Ranma, qué amable! — dijo el aludido colgando el teléfono — No quería molestarla y llame al “Neko – haten” pidiendo rameen. ¡Pero que delicia! — olió el contenido del traste — Kasumi siempre tan detallista.

    Agarró el platón y se dispuso a entrar en la cocina…

    Disculpa el desorden, — le explicaba al jovencito — pero hoy tuve muchos pacientes y por ello… no pude ni cocinar para mí.

    … sólo que se equivocó de puerta.

    Doctor, — observó Ranma divertido — ese es el consultorio.

    Si, es que le voy a invitar a “Bety”. — respondió un tanto avergonzado mientras al muchacho le brotaba una gotita anime en lo alto de la frente — “Bety” querida, Kasumi nos envía de comer, ¿tú gustas? — preguntó al pobre esqueleto, colgado una vez más en su lugar — Parece que comerá más tarde… es tan tímida.

    Y le gusta cuidar la figura — agregó Ranma con sonrisa boba.

    Ahora si Tofú se encaminó al lugar correcto y colocó el tazón en la estufa. Ranma lo siguió.

    Oiga doctor, ¿puedo preguntarle algo? — dijo.

    Adelante — afirmó el aludido, sacando una jarra con agua del refrigerador.

    ¿A usted le gusta Kasumi?

    Una vez más el hombre se sonrojó en extremo.

    Acaso… ¿te diste cuenta también? — dijo apenadísimo.

    Creo que la mitad de la ciudad lo sabe, — confirmó el joven — menos Kasumi.

    ¿En… serio? — preguntó el doctor, dudoso y un poco desesperado.

    Como que soy hombre lo afirmo. — puntualizó el chico — Pero no se preocupe, porque precisamente vengo a ayudarlo con su problema.

    ¿De verdad? — el médico se asombró un poco.

    Usted confíe en mí, — movió la cabeza afirmativamente, con gesto de triunfo — tengo el manual perfecto para una situación semejante. Esta escrito por un hombre experto en mujeres, se llama “La conquista femenina: que hacer o no hacer para tenerlas a tus pies” ¡Es fabuloso!

    Y… ¿cómo lo sabes? — preguntó objetivamente el hombre.

    Porque lo estoy leyendo y he aprendido muchas cosas útiles ahí.

    En ese preciso instante alguien penetró bruscamente en el local.

    ¡Nihao! — saludó Shampoo, abriendo de golpe la puerta de la cocina — Traer esto para usted, doctor Tofú. — dejó el pedido sobre la mesa y se abalanzó sobre Ranma — ¡Ranma salir con Shampoo hoy! — dijo al tomarlo por sorpresa.

    No… Shampoo espera… — forcejeó el muchacho queriendo soltarse — Tengo tarea y Akane…

    Olvidar a tonta y agresiva Akane, salgamos al cine — dijo la muchacha con la cara muy feliz y sin soltarlo.

    En su desesperación queriendo alejar a la encimosa joven, y ella empeñada en salir con él, tiraron algunas cuantas cosas, como sillas, el pedido, algunos platos… inclusive la jarra con agua fría que el doctor Tofú había colocado en la mesa, la cual les cayó encima… con el resultado de siempre.

    ¡Aléjate de mí Shampoo! — gritó la pelirroja, y salió corriendo precipitadamente llevando a la gatita sobre su espalda — ¡No soporto a los gatos! ¡AAAHHH!

    Tofú parpadeó desde el instante en que empezaron a hacer destrozos hasta que Ranma huyó “despavorida” con “Champis”.

    Se me hace que aun no llega a la parte en donde explique como librarse de una mujer indeseable. — se dijo a sí mismo, con gotita anime en lo alto de su frente y expresión de tonto — Lo que yo necesitaría es un manual de cómo comportarse ante una mujer que te agrade.

    Y empezó a levantar el tiradero que le dejaron ese par de conflictivos.

    Nota de la autora: Me gusta la comedia, mis lectores constantes lo saben, darle un aire cómico a las cosas es lo que me sale mejor, ya lo deben haber notado al ironizar a Ranma como un “hombre experto en mujeres”, cuando no arregla las cosas con las otras tres chicas que lo persiguen, y eso le crea sus conflictos con Akane. Varios capítulos de este magnifico anime son con un aire divertido. El sutil OoC se verá más que nada en la pareja protagonista de este fic, pues en el anime el doctor Tofú pierde fácilmente la cordura ante Kasumi y se comporta como un torpe sin poder tener con ella una conversación civilizada… y la chica parece ignorar por completo el efecto que causa en ese hombre… aquí les daré una manita a ambos, por lo pronto ya Tofú esta esforzándose por parecer “normal” ante Kasumi… ya verán el cambio en ella. Sayonara y sigan divirtiéndose con todos los fics de estos foros.
     
  5.  
    surisesshy

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    Jajajajjajajajaja, a ver como Ranma y Akane lo van a ayudar, jajajajaajajajajaja, espero y ese par no hagan tantas tonterias, de seguro va y Rioga tambien se mete, gracias por la invitación amiga, me ha gustado mucho, es el primer fanfic de Ranma que leo y esta es mi pareja favorita, lastima que no le dieron ajunte en el manga, me agradan tus fics en especial por toda esa comedia que manejas y este no es la ecepción.

    Animo doctor Tofu, algun dia lo logrará y quien no se enamoraria de kasumi, ella es tan linda, Akane eligio muy bien a quien imitar, lastima que su personalidad no se lo permita, que lindo te quedo, espero y pronto el doctor pueda sinserarse, te seguire este fics, byes.
     
  6.  
    InunoTaisho

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    Parte 3

    Akane estaba más que furiosa, en ese momento necesitaba desahogar su coraje y, haciendo caso omiso a la llamada de su papá, se dispuso ir al Dojo a “entrenar”. En ese preciso instante llegó el anciano alborotador… para echarle más leña al fuego.

    — ¡Qué buena caza! — dijo al entrar al comedor, en donde se encontraba la familia.

    Las chicas terminaban de limpiar el lugar, auxiliando a la mayor, aunque el gesto de Akane reflejaba la molestia que sentía.

    — Maestro, ¿gusta comer? — dijo Kasumi amablemente.

    — Por supuesto, tú siempre tan linda Kasumi — contestó el viejo verde mirándola con expresión inocente.

    Soun y Genma… jugando shogui como siempre. Nabiki puso los ojos en blanco, pues su hermana mayor rayaba en la amabilidad, inclusive con ese anciano abusivo.

    — Voy a hacer mis deberes — dijo y salió presurosa.

    — Yo… también — agregó la menor dispuesta a irse tras la segunda.

    — Por cierto Akane linda, Ranma estaba con Shampoo… — soltó el anciano desviando la vista hacia ella y lanzando una mirada de picardía — muy juntitos en el parque.

    El tono de la piel de la muchacha… fue morado de la rabia.

    — No me importa ese par… para nada — escupió con mucho enfado, y se fue con paso firme a cambiarse.

    — Oiga maestro, — intervino Soun después de espantarse por la expresión de su hija — Ranma fue a ver al doctor Tofú.

    — Tal vez lo tomó como pretexto para salir con la “chinita”. — observó pícaramente el viejito, en tanto que Kasumi le sirvió su platillo, que empezó a devorar sin mucha delicadeza — Ella es tan femenina y encantadora.

    — Shampoo es muy bonita, — habló la joven con su linda sonrisa — pero Ranma quiere mucho a Akane.

    — Pues con ese geniecito… — dijo el maestro, dejando un poco de comer — lo va a perder.

    El hombre terminó con la cara dentro del tazón. Akane echaba chispas por los ojos y la rodeaba su aura maligna. Genma y Soun volvieron a espantarse, y se abrazaron temerosos, mientras Kasumi parpadeó asombrada al ver a su hermanita ahí, cuando no tenía ni tres minutos de haberse ido.

    — ¡¡Nadie le pidió su opinión!! — gritó la jovencita — ¡¡Tráguese su comida y cierre la bocota!!

    Y se retiró con rumbo al Dojo.

    — Akane… — tartamudeó su papá — tu tarea…

    — ¡La hago en cuanto… pueda! — contestó agresivamente a lo lejos.

    Claro que Ranma estaba junto a Shampoo aun, pues no habían conseguido agua caliente y pasaron corriendo por el parque. La pelirroja llevando a la gata a rastras, y zarandeándola sin cuidado.

    — ¡Déjame Shampoo, por favor! — gritaba — ¡O no respondo!

    — ¡Miau! — maullaba la gatita con la carita muy feliz, a pesar de no ser tratada con delicadeza.

    — ¡Aaayyy, auxilio! — casi lloraba de miedo — ¡No lo soporto más!

    Así es como las vio Happosai. Afortunadamente… Mousse llegó justo a tiempo para noquear a la “chica”, antes de que perdiera el poco sentido que le quedaba y empezara a actuar como “gata salvaje”. Le dio una dura patada de frente y en pleno rostro, haciéndola caer hacia atrás.

    — ¡Ranma Saotome, eres un abusivo! — dijo al “golpearla” — Shampoo, ¿estás bien? — se dirigió a la pobre gatita.

    La chica de la trenza se desvaneció ante el impacto y aplastó a la pobre “Champis”, que también quedó desmayada en el suelo.

    — ¡Mira nada más lo que te hizo! — dijo el de gafas en tono preocupado — ¡Descuida Shampoo, te llevaré a casa!

    Levantó cuidadosamente a la pobre criatura, a la cual los ojos le daban vueltas en espiral, pateando una vez más y sin cuidado a la “muchacha” para hacerla a un lado. La acarició con suavidad para que reaccionara.

    — ¡Debería darte vergüenza golpear a una dama! — le dijo enfadado a la pelirroja, que ya se enderezaba.

    — Mira quien habla. — le espetó con molestia, sobándose el rostro adolorido — ¿Por qué me golpeaste?

    — Tú no eres mujer aunque quieras aparentarlo. — le dijo sin dejar de acariciar a la felina — Fui a buscar a Shampoo y el doctor Tofú me dijo que te fuiste con ella, así que te encontré aquí, siguiendo tus alaridos.

    — Pues si te das cuenta ciego, — le recalcó — ella me torturaba… sabe que no soporto a los gatos.

    — Cínico. — le dijo el otro con molestia y le dio la espalda — Vamos Shampoo, tu abuela te dará un baño reconfortante — habló cariñosamente a la gatita inconsciente.

    La abrazó con mucho cuidado y la llevó como si fuera un bebé, muy diferente al trato dado a la pelirroja. Algunas personas de los alrededores, que habían visto la escena, parpadearon asombrados de que ese muchacho raro, que a leguas se veía no ser ni japonés, le hablara tan feo a una chica linda, pero extraña, y prefiriera casi besar a un gato.

    — Ojalá Shampoo le diera una oportunidad al cegatón de Mousse. — suspiró Ranma sacudiéndose un poco la ropa — El pobre se muere por ella, y a mí me dejaría en paz.

    Con tan buena suerte, que al disponer a retirarse…

    — ¡Mi linda pelirroja! — dijo Tatewaki Kuno, tomándola por sorpresa al abrazarla sin pudor alguno por atrás y agarrarle… los pechos — ¡Te he estado buscando, hermosa muñeca!

    — ¡Aléjate de mí! — le soltó un buen puñetazo que lo mandó a volar.

    — ¡No olvides que te amo! — gritó al surcar el firmamento.

    — ¡Púdrete! — le contestó y salió corriendo con rumbo a la clínica — Espero llegar pronto o Akane… me mata — se dijo a sí mismo con preocupación.

    El doctor Tofú le brindó amablemente el agua caliente y le entregó el tazón limpio.

    — No te preocupes por el manual, — dijo sonriente el joven hombre — veo que todavía lo necesitas… para saber tratar a la chicas.

    — Eee… — tartamudeó el muchacho con la cara roja de la vergüenza — Después se… lo prestaré.

    — Anda ya, que Akane telefoneó hace un rato preguntando por ti — el médico lo acompañó a la puerta.

    — ¿Y qué le dijo? — el pobre chico tragó saliva, se notaba muy nervioso.

    — Que te ibas a desviar un poco porque tuviste un inconveniente. — le dijo con calma — Se notaba muy tranquila y lo comprendió.

    — Usted no la conoce bien.

    — Si le explicas lo que pasó no habrá problema. — afirmó Tofú — Ella es muy amable y lo entenderá.

    — Trataré… si quiere oírme — y se fue corriendo.

    Akane golpeaba los tabiques de concreto de cuatro en cuatro, con el ceño fruncido. Ya llevaba como cinco pilas y tenía planeado hacerlo otras diez veces.

    — Ranma… inútil. — se dijo a sí misma — ¡TE ODIO! — golpeó la siguiente pila, rompiéndolos estrepitosamente.

    Y siguió así hasta terminar con todos. Después respiró profundamente y se dedicó a lanzar sus mejores golpes, volviendo a hablar consigo misma.

    — Mira que tratar de meterse en lo que no le importa, — lanzó unas cuantas patadas — y encima de todo… salir con Shampoo, — tiró golpes mientras rechinaba los dientes — sin haber terminado su tarea… ¡QUÉ TORPE!

    Se había comunicado con el doctor Tofú, fingiendo indiferencia, y se enteró de que no estaba ahí… por un inconveniente. El buen hombre trató de ser “tapadera”, pero no contaba con que Happosai había echado por tierra su argumento. Más tarde se fue a bañar, sintiéndose más “tranquila”, en lo que Ranma llegó a casi desfallecido.

    — Que amable fuiste — dijo Kasumi con su sonrisa de siempre — ¿Te dijo algo el doctor Tofú? — preguntó curiosa.

    — Sí… que no te hubieras molestado, — dijo el joven atragantándose con un vaso de agua — y que cocinas siempre muy sabroso.

    — Me alegra que le gustara. — se puso contenta — Mañana lo invitaré a comer a casa… si puede venir.

    — Se pondrá muy feliz. — afirmó Ranma — ¿Y… Akane? — preguntó tímidamente.

    — Se está bañando.

    — ¡Uf!, menos mal. — suspiró aliviado — Iré a hacer mi tarea.

    Subió presuroso la escalera. “Espero quiera escucharme y me disculpe” pensaba. Pero se topó con ella, que traía puesto un diminuto short y una camisetita de tirantes mientras le escurría un poco de agua por el cabello oscuro. Parecía estar esperándolo. Se quedó con la bocota abierta al verla bien desde abajo, y después trató de hacerse el inocente.

    — No pensé que fuera tan tarde — sonrió como bobo.

    — ¿Dónde… estabas? — preguntó seriamente la muchacha, fulminándolo con sus ojos cafés.

    — Eee… — tartamudeó ante su mirada dura — con el doctor Tofú.

    — ¿Tanto tiempo? — dijo con sarcasmo — ¿Platicaron cosas de hombres… o hablaron de mujeres?

    — Akane… — subió presuroso los cinco escalones que los separaban y se le acercó, pero la chica estaba tan molesta que ni siquiera se hizo para atrás, y siguió viéndolo duramente con los brazos cruzados — tuve que…

    — ¿Salir con Shampoo? — le soltó muy enfadada — ¿Crees que me voy a tragar el cuento del “inconveniente” y hacer tu tarea? — se desbordó su aura maligna — ¡Eres un…!

    Le soltó un buen bofetón que lo hizo trastabillar y darse un buen sentón cinco escalones abajo. Con lo que no contaban es con Kasumi, que subía llevando algo de ropa limpia y tropezó con Ranma.

    — ¡Kasumi! — dijo Akane alarmada, pero la ropa le cayó encima y no pudo ir a detener a su hermana, la cual cayó sobre el muchacho y lanzó un pequeño grito al golpear su pierna con el filo del escalón.

    — ¿Te encuentras bien? — dijo solícitamente el joven.

    — No… — respondió la chica, enderezándose un poco y haciendo un leve gesto de dolor — creo que… me lastimé la pierna.

    Todos habían escuchado el grito de Akane, el golpe de Ranma y la caída de Kasumi, y llegaron corriendo al pie de las escaleras.

    — ¿Qué pasó? — preguntó Soun alarmado.

    Akane ya se encontraba auxiliando a su hermana, dejando la ropa botada.

    — ¡Lo siento tanto Kasumi! — dijo algo triste, apenada y preocupada — ¡No quería…! — y luego vio a su “novio” con enojo — ¿Ves lo que provocas? — le habló con molestia.

    — ¡Es tu culpa! ¡Me tiraste! — soltó en su defensa.

    — Dejen de pelear. — intervino la mayor queriendo levantarse, aunque le dolía no quiso dejar de sonreír — Creo que tendré que ir con el doctor Tofú… como paciente.

    Soun lagrimeó sus habituales cascadas.

    — ¡Kasumi! — gritó y fue rápidamente con su hija mayor, apartando a Ranma sin cuidado, casi lo azota contra el barandal — ¡No te mueras!, ¡no nos dejes!

    A Nabiki le brotó una gotita anime en tanto Akane sonrió avergonzada y con expresión de tonta. Kasumi también tenía una gotita anime en lo alto de su cabecita ante el ridículo y exagerado comportamiento de su progenitor.

    — Papá, no exageres — dijo la segunda.

    — No me voy a morir papacito, — dijo la mayor con ternura — pero tal vez no pueda moverme en varios días.

    — ¿Qué será de nosotros? — seguía llorando — ¡Te necesitamos mucho!

    — Pues ahora mis dos hermanitas tendrán que comportarse como buenas mujeres — dijo mirándolas dulcemente.

    Tanto a una como a otra les brotaron una vez más varias gotitas anime, porque ninguna había considerado el papel de ama de casa seriamente… aunque Akane se esmeraba en cocinar, hacía cosas verdaderamente incomibles, y Nabiki con trabajo lavaba su propia ropa. Los hombres de la casa hicieron gesto de pánico absoluto ante la idea de ser atendidos por esas dos chicas sin talento femenino, en tanto que Soun casi mataba a su propia hija, abrazándola con mucha fuerza y sin dejar de llorar a moco tendido.

    — ¡Kasumi! — gritaba como loco, bañando a la joven con sus lágrimas.

    Un poco más tarde, alguien llamó a la puerta de la clínica.

    — Buenas noches doctor Tofú, — saludó Genma — disculpe la hora…

    Soun entró empujando bruscamente a su amigo, tirándolo al piso, y llevando a su hija mayor en brazos.

    — ¡Doctor Tofú! — dijo sollozando y casi poniéndosela en sus propios brazos — ¡Kasumi es mi tesoro y ahora… me va a dejar! ¡Qué dirá mi difunta esposa! ¡Sálvela! — y volvió a llorar descontroladamente como si tuviera un río dentro de los ojos.

    — Papá, me mojas. — dijo la chica con un poco de reproche tierno — Buenas noches doctor Tofú, me temo que voy a importunarlo — lo miró con esa mirada de cariño que tiene para él.

    El doctor parpadeó un poco al ver a la dulce muchacha en brazos de su padre, y a éste con un comportamiento de locos. Genma se levantó del suelo.

    — Soun amigo, cálmate y lleva a Kasumi al consultorio, para que el doctor Tofú la revise — dijo mirando a su descontrolado camarada con un poco de molestia.

    — Tiene razón — se recuperó y entró sin pedir permiso.

    — ¿Qué pasó? — preguntó el médico al señor calvo.

    — Kasumi se cayó, y al parecer se lastimó una pierna.

    Tofú entró presuroso, y tuvo que sacudir la cabeza al ver a la linda joven acostada en el diván y mirándolo con ternura, en tanto el padre lloraba como niño. Tenía que comportarse como todo un profesional en ese importante momento, aunque sentía que perdería la cabeza como el señor Tendo, pero de otra forma, porque Kasumi se dignaba en verlo.

    — ¿Cuál es… la pierna lastimada? — preguntó acercándose y poniéndose un poco nervioso, pues ahora tendría que tocarla como doctor… y eso no lo había considerado nunca.

    — Esta — indicó ella, levantando un poco la bata que traía puesta y señalando su pierna izquierda.

    Ya estaba arreglada como para pasar la noche en la clínica, Akane lo sospechó al verle bien la pierna hinchada. El doctor Tofú no había tenido oportunidad de apreciar bien sus torneadas piernas, porque la muchacha casi no usa falda corta. Se sonrojó brevemente pero se recuperó al instante. “Ahora es tu paciente y debes comportarte” se dijo a sí mismo.

    — Bien, voy a apretarte un poco. — dijo al colocarse junto a ella y observar detenidamente la extremidad — Si te duele me dices.

    — Me duele aunque no la toque. — dijo la chica sin cambiar su dulce expresión — ¿Ve que ya está inflamada?

    — Sí, — dijo él con expresión profesional — aún así debo considerar si no hubo fractura o únicamente desgarre de algún músculo.

    — ¿Se va a recuperar doctor? — preguntó el padre volviendo a sollozar.

    — Tranquilo señor Tendo. — dijo al tiempo que apretaba la extremidad adolorida.

    Esta vez Kasumi sí hizo un pequeño mohín de dolor, pero no dejó de mirarlo.

    — Te daré un antiinflamatorio y mañana te tomaré una radiografía. — dejó de apretar y volvió a mirarla con esa expresión profesional que pone cuando se concentra en algo importante — Hoy descansarás aquí, no se preocupen — se levantó dirigiéndose al señor Tendo y poniendo rostro despreocupado.

    — ¡Pero dígame cuando volverá a casa! — lo sacudió el de larga cabellera en forma desesperada.

    — Papá, — le dijo Kasumi un poco seria — vas a lastimar al doctor Tofú y ya no podrá atenderme.

    — Perdón — el hombre recuperó la calma y hasta le acomodó las gafas al pobre joven.

    — No se preocupe. — dijo recuperando el equilibrio — Si no es fractura puede volver a casa en tres o cuatro días, dependiendo de que tanto se haya lastimado el músculo, y extremando cuidados. Si es fractura estará quince días en reposo absoluto.

    — ¡Gracias, doctor! Vamos Kasumi — respiró el padre aliviado.

    Levantó nuevamente en brazos a su hija, pero sin tener la precaución de bajarle la bata, que le descubrió más las piernas hasta arriba de medio muslo.

    — ¡Papá! — exclamó la muchacha un tanto apenada y divertida, mirando de forma un poco pícara al médico — ¿Qué va a decir el doctor Tofú? — y se acomodó la prenda, sonrojándose brevemente y desviando la vista de forma coqueta de él.

    — Lo siento. — dijo Soun sin estar consciente del todo de lo que había hecho — ¿Dónde la acuesto, doctor?

    Los dos hombres mayores no notaron algo raro en el actuar de la chica, pero el joven sí se dio cuenta, y también se avergonzó más.

    — ¿Eh? — dijo aquel un tanto ido al ver sus bonitas piernas y percatarse que la joven le coqueteó un poco — Por aquí si es tan amable — se recuperó una vez más.

    La llevaron a una de las diez habitaciones de la clínica. El doctor Tofú no tiene muchas camas porque sus pacientes no tardan mucho en recuperarse, aun así no esta de más ser prevenido. Ahora sí, el padre amoroso la acostó con cuidado y la arropó.

    — Mañana mandaré a Akane para que te traiga algo. — dijo ya más calmado — Descansa hijita y obedece al doctor Tofú.

    — Buenas noche Kasumi — dijo Genma.

    — Buenas noches papacito, buenas noches tío — contestó al chica con mucho amor.

    — En seguida regreso con la medicina — dijo Tofú y salió con ellos.

    Volvió a los tres minutos llevando un frasco con pastillas, un vaso con agua y un frasco con pomada.

    — Kasumi, te tomas esto y… — decía al entrar, y abrió un poco la boca porque la muchacha se había destapado y vuelto a descubrir la pierna.

    — ¿No me va a sobar doctor? — le dijo tímidamente — Es lo que se hace para disminuir la inflamación.

    — Eee… — volvió a tartamudear y tragó saliva — sí, claro.

    “No pierdas la cordura, mantente sereno, es tu paciente y debes curarla” se dijo una vez más y se acercó con cuidado. Ella lo miraba con mucho cariño y sonreía.

    — Es usted muy amable, doctor Tofú. — le habló Kasumi con cariño — Me da mucha pena molestarlo.

    — Antes de que te sobe… tómate esto — le dio las pastillas y el vaso con agua, en lo que se acomodaba sobre la cama.

    — ¿Qué son? — preguntó curiosa.

    — Te ayudarán a dormir mejor y te quitaran el dolor. — le sonrió — Aunado al masaje.

    — Gracias — tomó el vaso con cuidado y las pastillas que le dio el médico.

    — Bueno, veamos… — Tofú concentró su atención en la pierna inflamada — mmm… al parecer es algo muscular. ¿Cómo te caíste? — y la tomó con cuidado para ponerle la pomada antiinflamatoria.

    — Ranma y Akane pelearon en la escalera y… tropecé con él ¡Auch! — exclamó y apretó un poco los ojos con dolor.

    — Fue duro el golpe… lo siento, ¿te lastimé? — preguntó mirándola con preocupación.

    — No doctor, más de lo que ya está no creo. — le sonrió otra vez — Tiene usted buena mano, — observó dulcemente — Akane dice que es el mejor. — y lo miró profundamente con ternura — Nunca había sido paciente de usted.

    — Gr… gracias. — dijo un poco nerviosón, y volvió a concentrarse en su pierna, sobándola con cuidado pero firmemente para que fuera efectivo — No te muevas mucho, tal vez te duela otro poco.

    — No se preocupe doctor, usted es el que sabe — le dijo con amabilidad y esa bella sonrisa que la caracteriza.

    Le dio el masaje como por cinco minutos, y al parecer la relajó bastante, porque la muchacha se durmió con expresión de alivio y su linda sonrisa. Después de arroparla cuidadosamente, salió con sigilo de la habitación. Ya afuera suspiró profundamente.

    — Por favor, si no te controlas podrías asustarla. — se dijo a sí mismo con dureza — Así que se un profesional en toda la extensión de la palabra… ahora es tu paciente y confía en ti.

    A pesar de eso…

    — ¡”Bety” querida, — dijo canturreando con tono bobo — tenemos que cuidar a mi Kasumi!

    Nota de la autora: Como verán el OoC tiene que darse un tanto porque si Tofú sigue comportándose como demente nunca, y recalcó nunca, podría declararle su amor a la mayor de las Tendo. Y Kasumi… tomar un poco de conciencia sobre lo que le provoca al hombre y… tal vez picarle un poquito la cresta. Sayonara y disfruten mi versión. Y también mis otras historias en el foro de Inuyasha: “Pasado mañana” y “Un juego por la vida de… Naraku”
     
  7.  
    surisesshy

    surisesshy Usuario popular

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    Hasta que por fin, un día las peleas de Ranma y akane terminan en algo bueno.... o algo medio bueno, como sucedió aquí, que liindo, no conocía esa faceta de Kasumi, pero si el no comienza, ella tendrá que darle un pequeño empujoncito, aver si así se anima.

    Los que me dan pena es ese trio de hombres, ahoran tendrán que ser atendidos por ese par o se moriran de hambre, de seguro llega Kodashi diciendo que ella les va aservir y así ganarse el amor de Ranma, jajajajajajaja, eso seria muy divertido, pero se que no va a pasar, creo que Ranma, Genma y el señor Soun serán los próximos pasientes del doctor Tofú, te quedo muy bien la conti, espero la próxima pronto. Bye.
     
  8.  
    kagomeG

    kagomeG Usuario común

    Piscis
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    Perdón por no haber comentado... Estas semanas han sido muy pesadas :( pero aquí me tienes dandome un aire hehe
    Morí de la risa con la escena de Ranma y Shampoo... Y mas con el dramático de Soun... Siempre me tira al piso por todo lo que hace y dice...
    Que bueno que no olvidaste a Ranmita y Akane... Y es que ya parecen marido y mujer:
    Marido: muerto de miedo por que sabe que va a llegar tarde a casa.
    Mujer: esperandolo con mil maldiciones.
    Hahahahaha!!!
    Y pues ahora ser han de acoplar a la "comida" de ellas dos... A menos que llegue shampoo... Y mas problemitas entre Ranmita y Akanesita! Hahahaha!
    Y bueno... Que hablar de el doctor y Kasumi... Para mi una pareja perfecta, y si creo que sea necesario el OoC en algunos casos por, como decías, los empujoncitos que hay que darle a Tofu... Pero aun así... Hno. Se pierde el personaje y lo mismo pasa con Kasumi, así que muy bien! (buahahaha! Ahora el doctorcito se tiene que controlar... Veamos que pasa!)

    Amiga gracias por invitarme!

    KagomeG
     
  9.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Inventory:

    Escritora
    Título:
    ¡Al fin... la esperada confesión de amor! (Ranma 1/2)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    4132
    bueno gracias por sus comentarios aqui rapidin la conti de este pequeño especil disfrutenla:

    Parte 4

    Por lo visto Kasumi se quedaría cinco días en reposo; afortunadamente no fue fractura, pero si un leve desgarre muscular que requería estar en cama. Después caminaría con cuidado usando una venda, y en otros diez días darle de alta al comprobar si se ha curado. Aún así Soun lloró como si fuera a perderla.

    ¡Kasumi! — la abrazó con sus lágrimas desbordadas — ¿Qué diría tu madre si te viera así? ¡No me lo perdonaría!

    Papacito, me estas mojando. — dijo la chica tratando de apartarse delicadamente del hombre llorón — Sólo me quedo cinco días, Akane y Nabiki pueden hacer los quehaceres.

    Ese es el punto, — intervino Genma — que ni Akane ni Nabiki son buenas amas de casa.

    Algún día lo serán tío, — dijo la muchacha con su sonrisa habitual — especialmente Akane debe atenderlos a Ranma y a usted.

    Eee… — tartamudeó el aludido.

    Descuide señor Tendo, — dijo Tofú palmeando el hombro del de larga cabellera — Kasumi estará bien aquí.

    Cuídela como si fuera su esp… su vida — dijo Soun tomando fuertemente al médico por los hombros, sacudiéndolo y mirándolo escrutadoramente.

    No… se apure — respondió un tanto mareado por el movimiento.

    Papá, — reprochó tiernamente la joven — el doctor Tofú ya no podrá atenderme si lo lastimas.

    Perdón — lo soltó y le acomodó la ropa.

    Papá, — Kasumi habló una vez más con su gran sonrisa — ¿podrías mandarme con Akane el libro que me prestó el doctor Tofú y una bata limpia para cambiarme? Y necesito que me ayude a bañarme. — ahora miró al joven con mucho cariño — Gracias por todo, es usted tan generoso.

    No… es nada — tartamudeó un tanto apenado, tratando de seguir comportándose bien cuerdo para no arruinar nada… no sea que la lastime más, algo que Soun Tendo no le perdonaría.

    Unas horas antes los muchachos se habían ido a la escuela después de desayunar… sopa instantánea que tenían guardada por Ranma. Más tarde los dos adultos fueron a la clínica para ver cual era el diagnóstico sobre la salud de la mayor. Kasumi le alegró el día al doctor Tofú al recibirlo con su acostumbrada y linda sonrisa, cuando fue a ver si ya estaba despierta para sacar la placa de su pierna.

    No se preocupe, — le dijo con dulzura — me gusta despertar temprano y oír a las aves cantar lindas melodías.

    Y eso porque el buen hombre se apenó un poco por haberse atrevido a perturbar su sueño. Y se apenó más al tener que cargarla para llevarla a donde estaba el aparato de rayos ‘X’ y volver a descubrirle la piernita.

    Perdón Kasumi… — dijo un tanto desesperado por no volverse loco y salir corriendo sin rumbo con ella en sus brazos — espero no incomodarte.

    Descuide doctor, — lo miraba fijamente a los ojos — este es su trabajo, y yo soy la paciente.

    La chica se comportó muy modosita, tratando también de no incomodarlo. Aunque aparente lo contrario, Kasumi se había percatado de ciertas cosas del doctor Tofú para con ella y no quería ser encimosa, aparte que no es su forma de ser. Así que cuando el padre de la joven y el señor Genma llegaron a la clínica les comentó sobre cual era la dolencia.

    Era comprensible que Soun Tendo llorara a moco tendido por su hija mayor, ella era su brazo derecho en las actividades del hogar. Ninguna de las dos menores podía igualar a Kasumi en talento femenino, por ser bonita y hacendosa. No porque ellas no fueran lindas, lo que ocurre es que Nabiki es muy convenenciera y por todo pide dinero, aparte de ser verdaderamente floja para las labores hogareñas, en tanto que Akane es demasiado impulsiva y por ello las cosas le salen muy mal, aunque se ha esmerado en mejorar. Por lo mismo, de las dos no se hace una. Y eso es lo que preocupaba a los cuatro inútiles varones de la casa.

    ¿Qué vamos a hacer en cinco días? — se quejó Happosai en cuanto los muchachos regresaron de la escuela — Moriremos de hambre.

    No exagere maestro, yo puedo cocinar — dijo Akane, en tono no muy seguro.

    ¿Quieres matarnos antes de cinco días? — espetó Ranma de forma grosera y mirándola con molestia — No cocinas ni un huevo.

    La muchacha le lanzó una mirada fúrica.

    ¿Y por qué no cocinas tú… “Ranko”? — lo retó.

    No soy mujer, eso no me corresponde — se defendió viéndola de fea manera.

    Papá, si me lo permites podemos solucionar todo — intervino Nabiki en tono serio y con expresión de suficiencia.

    Nabiki… — su padre la miró escrutadoramente — si se trata de lo que creo que se trata… no hay dinero de sobra.

    Si te pones pesado pues olvídalo — dijo la chica con cara de resignación, y se cruzó de brazos.

    Ranma, — dijo Genma levantándose de su lugar y llevando su equipaje encima — un entrenamiento intensivo de cinco días en las montañas nos hará mucho bien.

    Bien pensado papá. — le siguió el juego, y también llevaba su equipaje — Tenemos que entrenar.

    Los otros cuatro les lanzaron feas miradas, con sus auras malignas desbordadas, especialmente Akane, que miraba a su prometido de forma espeluznante, y Soun, que adquirió su apariencia de “oni lengualarga”.

    Señor Saotome… — dijo el de largos cabellos negros con su tono macabro — ¿están diciendo que la suerte de Kasumi y de todos nosotros les tiene sin cuidado? — lo que hizo que los dos Saotome se hicieran muy chiquitos.

    Soun… amigo… — tartamudeó el calvo — creo que… en situaciones adversas es cuando debe fortalecerse el cuerpo y el espíritu.

    Después de estas palabras, los seis se quedaron calladitos cruzándose de brazos y suspirando un poco alto. La mayor parte de las veces no valoraban el trabajo de la dulce y buena Kasumi, porque siempre estaba al pendiente de la familia. Miraron los tazones desechables de sopa instantánea… y se dispusieron a comer con expresión de tristeza y resignación. En cuanto terminaron su labor se escuchó que alguien llamaba a la puerta.

    Iré a ver quien llama — se levantó Nabiki con calma, llevando su tazón vacío.

    Los demás sólo suspiraron otra vez.

    ¡Tía Nodoka! — oyeron decir a la muchacha por lo alto — ¡Pase, es un gusto verla!

    Ranma y Genma… se arrojaron rápidamente al estanque, en lo que los demás fueron a recibir a la invitada.

    ¡Señora Saotome! — Soun llegó primero y la abrazó muy contento y de forma efusiva, perdiendo un poco la decencia por tratarse de una mujer casada — ¡Es usted la salvación!

    Papá… — Nabiki y Akane lo miraron con ojos de puntito enojado, en tanto Happosai parpadeó asombrado ante la reacción poco usual de su discípulo.

    Disculpe señor Tendo, — dijo Nodoka, bastante avergonzada y tratando de apartarse un poco del hombre que se había atrevido a abrazarla así sin ser su esposo — ¿qué fue lo que ocurrió para que actúe de ese modo?

    ¡”Tía” Nodo…! — “Ranko” entraba con su “panda” pretendiendo saludar cariñosamente a su “tía”, y la encontró en brazos del señor Tendo — Tío Soun, — lo miró también con su expresión de enojo anime — ¿por qué abrazas así a la “tía” Nodoka?

    A Genma no le hizo ninguna gracia que su amigo tocara a su mujer de esa forma, pero como panda no podía reclamarle nada, y únicamente le dirigió la misma cara de enfado.

    Usted disculpe señora Saotome, — dijo el aludido soltando a Nodoka — lo que pasa es que Kasumi tuvo un accidente y… no hay nadie que haga las cosas, perdone mi atrevimiento — agregó avergonzado.

    Oh, ya veo. — agregó ella y volvió a sonreír — No tenga cuidado. Muy buenas tardes a todos.

    ¡”Tía” Nodoka! — saludaron Akane y “Ranko” al unísono y la abrazaron.

    ¡Nodoka! — Happosai se abalanzó sobre ella queriendo hacer lo que siempre hace… pero fue golpeado por “papá panda” con uno de sus letreros.

    Tal vez toleraría que Soun se haya atrevido por la situación desesperante del momento, pero el anciano verde… ese es otro cuento.

    ¿Qué ocurrió? — parpadeó la mujer al ver al viejo libidinoso en el suelo.

    Lo que pasa es que el maestro… — dijo la pelirroja con sarcasmo y mirando a su “mascota” con complacencia — luego es muy abusivo. Le enseñé a “papá panda” a protegerme, — esto lo dijo con el tono de niña buena y boba que siempre ha empleado ante su madre — porque al maestro le gusta molestarme.

    Aun así no está bien golpear a un pobre viejecito. — recriminó dulcemente — Pero díganme, ¿desde cuando se accidentó Kasumi y por qué?

    Pero pasemos por favor… — indicó Soun y la llevó gentilmente del brazo, conduciéndola al comedor.

    En la clínica…

    Kasumi se mostraba un poco preocupada esa tarde en cuanto Tofú entró llevándole de comer. De entrada admiró su bonito perfil y porte. La chica cepillaba su larga cabellera castaña y miraba por la ventana. En una de las ramas del árbol cercano había dos pajarillos muy juntos y entonaban una linda melodía,

    Disculpa Kasumi, — dijo al verla un tanto distraída — te traje esto, lo preparé especialmente para ti.

    Ella lo miró una vez más con mucha dulzura y le sonrió, sin dejar de cepillarse el cabello.

    Gracias doctor, es usted muy amable. — dijo con ternura — Ya me había comentado Akane de sus habilidades culinarias.

    El hombre sintió el habitual nudo en la garganta, que lo hacía tartamudear y decir incoherencias frente a la linda muchacha, que lo miraba de esa forma encantadora. “Contrólate por favor” se reprendió internamente “Es tu paciente, se profesional”.

    Akane siempre tan aduladora. — sonrió como bobo y se acercó sudando un poco — A ver, permíteme. — le acomodó la mesa especial que se usa en los hospitales para los internos — ¿Qué te pasa? — le preguntó al ver que se puso seria otra vez.

    Me preocupan mis hermanas — dijo la joven, dejando el cepillo de lado y haciendo su cabellera hacia atrás con cuidado.

    El médico se había sentado a su lado después de colocar el servicio de comida, y se atrevió a verla un poquito más. Esa batita tenía un coqueto escotito en donde se apreciaba un poco de piel de su pecho, y al momento de echar el cabello hacia atrás como que se descubrió otro poco. Tofú enrojeció brevemente y desvió la vista al rostro triste de la chica. Kasumi generalmente lucía feliz y ahora…

    ¿Por qué? — le dijo en tono serio pero amable, tratando de sostenerle la mirada y no perderse en ella — Me parece que Nabiki y Akane son buenas chicas.

    Sí, pero… — dudó un poco — en momentos así, ninguna esta preparada para ser buena ama de casa y esposa. Por eso mi papá sufre.

    Dime Kasumi… — observó el doctor — ¿Acaso eres la única que se dedica al hogar?

    Sí… — afirmó — ellas tienen que estudiar, y tal vez tener una profesión.

    ¿Has tratado de enseñarles a hacer las labores del hogar? — preguntó el doctor, queriendo ayudar a la chica a liberar su conciencia y no sentirse mal por sus hermanas.

    Claro, — afirmó Kasumi una vez más — pero a Nabiki no le agrada… dice que para ello tendrá servidumbre, y Akane… a pesar de tener ya un compromiso formal no hace las cosas con amor. Además… a mi me gusta hacerlo, — dijo casi susurrando — se lo prometí a mamá, que nunca desampararía a papá.

    Kasumi parecía a punto de llorar al recordar a su madre… Tofú no la había visto tan triste y se sintió mal por haberle sacado esas palabras casi a la fuerza. Quiso confortarla y, al no saber como hacerlo, únicamente le tomó las manos con suavidad.

    Lo siento Kasumi… — dijo tartamudeando y luchando contra sí mismo para no cometer más torpezas con ella, aparte de sentirse acalorado al tomar así sus manos — no era mi intención…

    Descuide doctor, — lo tranquilizó al sonreírle otra vez, a pesar de que se le escurrieron unas cuantas lagrimitas — creo que tiene razón… he sido muy egoísta por no querer enseñarles a ser buenas mujeres.

    No es eso. — le soltó una mano y se dispuso a limpiarle una lágrima con… un dedo, al recordar que olvidó su pañuelo — Son ellas las que no se aplican… — le acarició el rostro con suavidad e inmediatamente volvió a avergonzarse por lo que había hecho, pues no tiene sobre ella ningún derecho — Discúlpame… — alejó su mano de la linda carita — no quise ser…

    Perdóneme usted a mi doctor, — dijo Kasumi como recuperando también la compostura y secándose las lágrimas con una servilleta — tiene que atender a sus pacientes y yo le estoy quitando el tiempo.

    Por ahora es la hora de comer. — Tofú volvió a acomodar el servicio y sonrió un poco para quitarse el bochorno — Regreso con tu medicina, come con confianza.

    Un poco más tarde llegó Nabiki llevando las cosas que pidió Kasumi. Entró al consultorio y saludó. A la salida despidió a dos ancianos y supo que el médico estaba desocupado.

    Buenas noches doctor Tofú — dijo al entrar.

    ¡Qué tal Nabiki! Buenas noches y adelante — saludó el joven con una sonrisa.

    Traigo las cosas de mi hermana y la voy a ayudar a bañarse… aunque creo que usted podría hacerlo — lo miró fijamente.

    Nabiki, — sonrió Tofú como tonto — ¿cómo se te ocurre semejante cosa?

    Existen los trajes de baño, y así no le vería lo que no debe verle aun — afirmó la chica con picardía.

    Eres muy ocurrente — dijo el doctor sin cambiar la expresión.

    Dígame una cosa, — preguntó inquisitivamente — ¿ya le declaró su amor?

    Por enésima ocasión se le subieron al rostro todas las variantes de rojo.

    ¿Tú… también? — dijo bastante avergonzado.

    Nabiki puso expresión de incredulidad y ojos de rendija. “Sabía que era lento… pero esto es ridículo” pensó la chica.

    Disculpe doctor, ha estado con ella muchas horas… ¿y no le ha dicho nada? — preguntó asombrada.

    He… estado… ocupado. — se excusó jalándose un poco el cuello de su ropaje, sintiéndose acalorado — Sabes que tengo muchos pacientes, no únicamente Kasumi.

    Hasta “Bety” parecía mirarlo de forma escrutadora desde su posición, como reprochándole su cobardía.

    ¡Ay doctor Tofú!, — la jovencita puso los ojos en blanco un momento — ¿quiere que le diga lo que debe hacer para declararle su amor hoy?

    ¿De verdad lo harías? — preguntó esperanzado.

    Quinientos yens — estiró la mano.

    ¿Perdón? — dijo mirándola ya con desconfianza.

    La felicidad de mi hermana vale más, pero… — Nabiki hizo expresión de resignación — por ser para usted le hice un descuento.

    ¿En serio? — ironizó un poco el médico, sin dejar de verla así.

    OK. , cuatrocientos yens, es lo menos.

    Creo que… — dijo el hombre — trataré de hacerlo a mi modo.

    ¡Lleva años así y no lo ha hecho! — exclamó la muchacha — Trescientos cincuenta, mi última oferta.

    El doctor Tofú le sonrió un poco, y le dijo:

    Te daré trescientos, no tengo más por ahora… o le compraré el manual a Ranma.

    ¿Ranma le ofreció su manual de tercera? — preguntó sorprendida — Es tan inservible… pues lo hizo él.

    Me di cuenta. — sonrió Tofú nuevamente — Trescientos o nada.

    OK. — suspiró Nabiki — venderé su secreto en trescientos yens… pero nunca le diga a Kasumi que yo le dije.

    No te preocupes… — sacó su billetera — ¡Qué pena! Sólo tengo doscientos cincuenta… ¿algún inconveniente?

    Ya que, más del 50% de descuento… — suspiró y guardó el dinero en su bolsita.

    Cinco minutos después llamaron a la puerta del cuarto.

    Adelante — dijo Kasumi sonriendo.

    Kasumi, Nabiki esta aquí. — Tofú abrió la puerta y permitió que la muchacha entrara — Viene a ayudarte, las dejo para que puedan platicar un poco.

    Salió cerrando la puerta, después de recibir una dulce mirada de la mayor que le hizo sentir mariposas en el estómago. Tenía que ser en el transcurso de los días, armarse de valor y expresarle sus sentimientos, y tenía que ser sin perder la razón.

    ¿Y Akane? — preguntó dudosa Kasumi, pues sabía que a Nabiki nunca se le había dado por ser solícita.

    La tía Nodoka llegó… tú sabes. — dijo la otra ayudándole a ir al baño — Así que “Ranko” entró a escena… y ahora están compitiendo por ser la mejor ama de casa.

    Me alegra saberlo — sonrió la mayor una vez más.

    No creo que la casa quede mejor. — suspiró la segunda poniendo los ojos en blanco un instante — Yo no se porque Ranma se empeña en fastidiar a Akane… si al final de cuentas siempre se queja de su lado femenino.

    Los dos son tan semejantes, — dijo Kasumi sumergiéndose en la tina — serán buenos esposos.

    Si tú lo dices… — a Nabiki le brotaron gotitas anime.

    La chica ayudó a su hermana mayor a vestirse, y esta vez le llevó una bata un poco más… atrevida.

    Nabiki… está es tuya — le reprochó tiernamente.

    Perdón, — se excusó la aludida — es que no quise revolver tu ropa, por eso te traje esta.

    Lo que no sospechó es que su hermanita lo hizo a propósito, para que la mayor utilizara sus encantos femeninos y atrapara al doctor de una buena vez por todas. La bata era azul, un poco arriba de la rodilla, con mangas recogidas y encaje en el escote, el cual por cierto era más pronunciado. Kasumi cerró los ojos y suspiró.

    Además — agregó Nabiki — podrás seducir al doctor Tofú…

    Esta vez la mayor abrió un poco más los ojos ante las palabras de su hermana.

    ¿Qué dices? — se sonrojó brevemente, pero sin dejar de hablar con amabilidad — ¡Qué ocurrencia Nabiki!

    Admítelo. — la miró escrutadoramente la de cabello corto — Te gusta mucho, y el pobre hombre también se muere por ti. ¿Por qué no…?

    Porque las cosas no se dan así. — le sonrió la mayor nuevamente con dulzura — Si te quieren de verdad te respetaran, y no es correcto provocar que te falten al respeto.

    Nabiki puso cara de vergüenza, pues sabía que Kasumi tenía mucha razón. Ella nunca había tomado a los muchachos como algo serio, porque en el fondo buscaba también a un hombre que la trate con respeto… y le cumpla sus caprichos de dinero. Sólo Akane puede aguantar al grosero de Ranma… sólo ella lo entiende. A pesar de todo, Kasumi admitió internamente que tal vez si era conveniente picarle un poquito más al doctor Tofú para animarlo a declararse. Miró a su hermana con cariño.

    Gracias de todos modos Nabiki, — la besó en la mejilla — salúdame a la tía Nodoka y muchos besos a papá.

    Bueno, — dijo ella llevándose lo que tenía que llevarse — de todos modos… insinúale tantito.

    Nabiki… — ahora la miró un tanto seria — basta ya.

    Adiós — salió sacando la lengua en un gesto avergonzado.

    Cerró la puerta y llegó al consultorio.

    Me voy doctor, — se despidió educadamente — de usted depende lo demás… Kasumi lo espera.

    Qué descanses Nabiki, y gracias — dijo amablemente el médico.

    La muchacha se encaminó a su hogar y el doctor cerró la puerta de la clínica. Después de asegurar todas las puertas que debían ser cerradas, limpiar su área de trabajo así como el instrumental y los aditamentos empleados, Tofú se dirigió a darle atención especial a su paciente favorita. Lo intentaría esa noche.

    Nota de la autora: un poco de OoC porque sin ello el pobre Tofú se guardará siempre lo que siente, escondido tras sus demencias… y Kasumi seguirá ignorando lo que le causa al pobre hombre. Sayonara y no pierdan mis otros fics, están buenísimos, digo yo. Son mis loqueras
     
  10.  
    surisesshy

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    Ay, pobre de Genma y Ranma, por poco y los matan, pero llegó su salvadora, no esperaba a la "tía Nodoka" pero ya me imaginaba que no ivas a dejar sufrir a ese cuarteto, jajajajajajaja, el viejo queriendose pasar de listo y pobre Soun, si no fuera por la desesperante situación, de seguro y "papa panda" lo manda a volar.

    ¿Qué sera lo que le dijo Nabiki al pobre doctor? Ya me pica la curiosidad, pobre hombre, se la pasa rojo todo el tiempo y ni que pensar de lo que pasará con Kasumi cuando vea la bata que trae puesta, de seguro y le sangra la naris, ya em da pena antes de tiempo, XD.

    Me gustó la conti, siguela pronto, bye.
     
  11.  
    InunoTaisho

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    Título:
    ¡Al fin... la esperada confesión de amor! (Ranma 1/2)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    5450
    holaaaaaa bueno aqui esta la ultima parte de este pequeño fic espero q lo disfruten y ¡Feliz dia del amor y la amistad! que se la pasen bien:

    Un poco de cursilería… me mata, pero es lo ideal para la época… y lo que debe hacer ese hombre tan loco para al fin confesar su amor.

    Parte 5

    Kasumi se encontraba leyendo el libro que hacía algunas semanas el médico le había prestado, se trataba de una novela interesante de corte romántico. Se veía tan concentrada que por un momento no notó la presencia del buen hombre, que la miraba entre extasiado y un tanto loco por tenerla ahí con él. “Tranquilo” se reprendió por enésima ocasión para no salir con sus típicas incoherencias en cuanto la chica lo miró con su ternura habitual.

    — Disculpe doctor, no lo oí llegar — le dijo con su acostumbrada y bella sonrisa, dejando el libro sobre la mesita de noche.

    — Descuida… te traje la medicina y algo ligero para cenar — dijo también sonriendo, aunque con expresión de tonto, pues el conservar la cordura le costaba trabajo.

    — Gracias, me apena causarle tantas molestias. — lo miró profundamente con ternura — Y usted, ¿no va a cenar?

    — Tal vez… un poco más tarde. — se apenó al verse reflejado en sus bonitos ojos, poniéndose un poco nervioso y aguantando las ganas de salir corriendo — No te preocupes, mis pacientes son primero.

    Se acercó y colocó el servicio con cuidado, dándole la pastilla que tomaría y el vaso con agua. Ella le sonrió una vez más… tal vez de forma entre tímida y coqueta.

    — ¿Por qué no cena aquí conmigo? — le dijo muy suavemente y con su tono amable — Nunca me ha gustado estar sola mucho tiempo — y se tomó la pastilla sin dejar de mirarlo tiernamente.

    El pobre Tofú sintió un golpe de calor recorriendo su cuerpo y sus mejillas enrojecieron. “¿Qué… hago?” se preguntó, pues no sabía; nunca le había pasado por la mente la idea de estar a solas con la hermosa muchacha, menos de noche y cuando ella sólo viste una bata coqueta y bonita, y lo miraba así de tierna.

    — Si no se puede… — dijo Kasumi sonriendo otro poco, se percató de que el médico se había avergonzado — no hay cuidado, se que usted tiene otros pendientes que atender. No quiero incomodarlo.

    — No… — tartamudeó un poco el joven — ¿cómo crees? Será un gusto acompañarte. — dijo sonriendo una vez más como tonto y tratando de aparentar calma — Permíteme un momento y regreso con mi platillo.

    Salió del cuarto y, en cuanto cerró la puerta, corrió precipitadamente hacia la cocina. Ya allí suspiró profundamente y se limpió un poco el sudor con una servilleta.

    — ¿Qué clase de hombre eres Tofú? — se dijo muy duramente — Tienes la oportunidad de tu vida, y estás dejando que se te escurra entre las manos. ¡Pórtate como lo que eres y habla de una buena vez!

    Llevó un servicio para acompañarla y, antes de ir nuevamente con la dulce chica, entró al consultorio.

    — “Bety” querida, — miró al esqueleto — ¿me veo bien? ¿Qué fue lo que Nabiki me dijo?

    Si “Bety” tuviera ojos… tal vez los pondría en blanco y le brotaría una gotita anime. Desde su postura parecía verlo con expresión de resignación ante su indecisión y olvido. Volvió donde Kasumi y entró sonriente tratando de aparentar que no se sentía… nervioso. La muchacha no había querido comer aun y cantaba en tono bajo una bonita canción, recostada sobre las almohadas. Tofú abrió y cerró momentáneamente la boca al verla en esa postura, especialmente porque se había destapado. Y no era para menos, en las tibias noches de la cercanía del verano no daban ganas de taparse mucho, así que lucía una vez más sus piernas formaditas, de la cual la izquierda todavía se veía inflamada. “Por favor… compórtate como médico” se reprendió una vez más y sacudió un poco la cabeza para no dejarse dominar por la demencia que quería desbordarse.

    — Siento haberte hecho esperar. — dijo fingiendo no haber visto nada, aunque su tono aun estaba enrojecido — Tuve que guardar algunas cosas, y ver que “Bety” estuviera descansando.

    Ella volteó a verlo con los mismos ojos dulces y tiernos que siempre le dedica y su bella sonrisa. ¡Qué chica tan bella y encantadora! Por eso el hombre pierde la cabeza, y tan inocente a pesar de todo… muchas mujeres a su edad tal vez ya habrían tenido tres o cuatro “novios” y ella aun se conservaba sólo para aquel que mereciera su amor y corazón.

    — Lo esperaba doctor, — dijo sentándose con cuidado — me da gusto que “Bety” este bien, así podemos cenar y platicar un poco.

    — Y… — se sentó cerca de ella, pero guardando la distancia para no perder toda la seriedad — ¿de qué quieres hablar?

    — Primeramente de lo bien que cocina usted doctor. — observó ella con dulzura — Creo que mi comida no sabe tan bien como ésta.

    — Me… halagas. — dijo un tanto apenado de que una buena mujer, en todo, magnificara sus… sándwiches de jamón de pavo — Tu cocinas de forma exquisita… siempre es un gusto saborear tus platillos.

    — Que bueno que le guste lo que preparo. — afirmó Kasumi muy sonriente — A veces siento que me falta variedad.

    Platicaron algunas cuantas cosas sobre la carrera de Tofú, saboreando el sándwich de jamón con queso panela y fresco germinado de soya, y bebiendo un reconfortante té calientito… a pesar del calor, los japoneses lo prefieren así. Para el doctor era agradable poder hablar con Kasumi de forma coherente… porque la gran parte de las veces se ha comportado como idiota al verla llegar a la clínica, y nunca cruzó con ella una palabra con sentido. Kasumi consideró muy interesante todo lo que Tofú había pasado para consolidarse como buen médico, y los esfuerzos que realizó para instalarse en Nerima.

    — Ha trabajado mucho, — observó la muchacha con ternura y amabilidad — eso esta bien pero… — dudó un poquito y desvió la vista — un buen hombre como usted ya debería tener una esposa.

    Por enésima ocasión el doctor sintió un calorcito recorrerle la espalda y enrojecer sus mejillas… eso era algo que su madre y algunas personas más le habían dicho, que a sus veintitantos años era más que indispensable para un hombre tener una mujer a su lado que atienda varios aspectos de su vida… sobre todo un joven tan ocupado como él. Y Tofú nunca lo consideró necesario e importante… hasta que su corazón palpitó locamente por Kasumi. Pero el valor y la cordura le han faltado, por ello no se lo ha pedido. La hermosa señorita Tendo reúne muchas virtudes en una mujer: es dulce, tierna, cariñosa, comprensiva, no se enoja con facilidad, buena ama de casa, de linda presencia… nadie dudaría ni tantito que ella tiene todo para ser la esposa ideal de cualquier hombre.

    — Kasumi… — dijo un tanto nervioso y mirándola fijamente, tratando de no perder la concentración en la plática y volver a actuar como demente — yo… no he pensado en eso todavía.

    — Me imagino que muchas muchachas del lugar han de suspirar por usted doctor. — le sonrió nuevamente en tanto le parpadeaba un poco — Es un hombre guapo y educado, ¿no se lo han dicho? — y ahora lo miró fijamente con tanto cariño.

    El hombre sintió esos deseos de correr como loco desquiciado y gritar de felicidad porque la linda joven lo estaba halagando, como si nada de sus tonterías habituales lo hicieran menos. “Serénate” se dijo internamente, y controló sus ganas de tomarla en brazos y llevársela con él al fin del mundo para vivir su demencia.

    — Akane me lo dice muchas veces, — quiso fingir y sonrió con vergüenza — y algunas de mis pacientes mayores, pero ninguna señorita más… hasta hoy.

    — Se me hace que es mucha su modestia doctor. — dijo ella amablemente — Yo se que hay muchas que lo admiran.

    — ¿Conoces a alguna?

    “¡Agárrate de esto!” pensó internamente y se le acercó tantito, disimuladamente para no asustarla o parecer querer seducirla… porque ese no es su estilo. Le pareció que era hora de aplicar algo de lo que Nabiki le había dicho… tal vez funcionara.

    — Sí, — continuó la muchacha sin perder la serenidad y sin dejar de verlo de forma cariñosa — la hija de mi vecina de enfrente, la del puesto de frutas en el mercado, la que vende pan, la hija del principal del barrio… — y esta vez le sonrió con un poco de picardía en su sonrisa — ¿le parecen pocas?

    — Cuatro… — aparentó meditar un poco — creo que es un buen número para empezar.

    Kasumi se carcajeó un poco.

    — ¡Ay doctor Tofú!, — le dijo en tono alegre — ¿no que no?

    — Bueno, olvidémonos por ahora de mi y veamos… — desvió la vista de su lindo rostro y la fijó… en sus torneadas piernas — me parece que esa inflamación no ha cedido del todo. ¿Te duele todavía? — dijo y tomó delicadamente la extremidad inflamada, cerrando un poco los ojos para no perder la cabeza de más.

    Es algo que no se había permitido sentir. Se había hundido tanto en sus estudios y el trabajo, que sus “instintos” de hombre se podría decir los tenía bien ocultos; sólo con ella perdía el sentido, pero no de una forma normal para un hombre de su edad, pues se comportaba más como un niño pequeño por las tonterías que cometía. En ese momento sintió ese calorcito que había estado sintiendo desde que la muchacha llegó ahí en brazos de su padre, como su paciente, y tuvo que tocarla de forma profesional y verla más detalladamente. Antes, al perder la cordura, no había notado lo bonitas que son sus piernas ni la suavidad de su piel. Ahora debe comportarse como doctor y curar su dolencia.

    — Un poco — contestó Kasumi haciendo un pequeño y tierno mohín de dolor.

    — Mmm… — meditó Tofú reprimiéndose una vez más — creo que será conveniente un masaje en agua fría.

    — ¿Me lo dará? — dijo la chica en un susurro — Usted tiene buena mano… yo tal vez no me apriete como es debido y hasta me lastime de más.

    Sería más conveniente que lo que se metiera en el agua fría fuera su cabeza porque, por primera vez en su vida, al voltear a verla nuevamente, la imaginación lo traicionó y se vio con ella tomando un buen baño en la tina mientras le lavaba cariñosamente el lindo cuerpecito. “¡Por Dios, que diablos piensas!” se sonrojó apenadísimo y volvió a sacudir un poco la cabeza para no dejarse llevar… por esos pensamientos. Una señorita decente no merece que se quiera abusar así de ella… especialmente la inocente Kasumi.

    — ¿Sucede algo doctor? — preguntó la joven con preocupación al notarlo tan nervioso.

    — No… estaba pensando cual será la mejor forma de masajearte sin… mojarte. — trató de excusarse, aunque en realidad era cierto también, porque tendría que acomodarla bien y acomodarse de tal forma que el masaje fuera correcto y efectivo — Iré a ponerle agua a la tina, no tardo.

    Se levantó cuidadosamente dejando la pierna de la muchacha con mucha delicadeza. Ella le sonrió otra vez como siempre le sonríe.

    — Gracias doctor, — le dijo con el mismo tono dulce y amable — lo espero.

    Tofú se dirigió al baño para llenar la tina, tratando de calmarse, y aspiró un poco de aire. “Debería darte vergüenza pensar así de Kasumi”, se regañó internamente y con dureza, “Ella no te ha dado motivos, y no merece…” Suspiró un poco y tocó la temperatura del agua… lo suficientemente fría para zambullirse y bajarse el calor. Desistió de ello y volvió por la muchacha, aparentando estar tranquilo aunque su yo interno quería salir para expresar su locura.

    — Bueno Kasumi, — dijo sonriendo una vez más con expresión de tonto — vas a sentirla muy fría pero es necesario para bajar la inflamación.

    — Usted es el doctor, yo confió en que es lo correcto — contestó con ternura y amabilidad, sin dejar de mirarlo como acostumbra.

    — Pero antes… permíteme y discúlpame… — Tofú se quitó la chaqueta y se quedó únicamente en camiseta interior — No vaya a mojarme también y necesito estar libre para sobarte bien.

    Dejó la prenda a un lado de la cama y tomó a la chica con cuidado entre sus brazos. Era tan fácil cargarla, pues él es bastante fuerte por su profesión de quiropráctico. La joven aparentaba tanta calma en tanto que el pobre hombre sentía que de un momento a otro perdería la cabeza, pero era necesario concentrarse y ser un buen médico. Aunque… internamente Kasumi también sintió un calorcito en la espalda al ver el fuerte torso de Tofú y sentirse una vez más en esos brazos marcados por el ejercicio. La muchacha tampoco se había dado la oportunidad de nada… la promesa de cuidar a su padre y el hecho de no haberse permitido conocer a más hombres de su edad la tenían encerrada en su mundo. Con el joven médico era distinto, y ella se sentía feliz a su lado. Ya en el baño, Tofú la sentó cuidadosamente al borde de la tina, que era bastante ancho para ese propósito.

    — Kasumi… — dijo un tanto avergonzado — ¿podrías… levantarte la bata una vez más?, — trató de disimular el nerviosismo sonriendo tontamente — y metes la pierna, la vas a sentir muy fría como te dije.

    — No se preocupe doctor. — contestó y subió la prenda un poco más arriba de medio muslo, sin dejar de sonreírle cariñosamente, y metiendo la extremidad inflamada en el agua — Sí que esta fría — dijo un tanto temblorosa al contacto con el líquido.

    “Cálmate y pon tus sentidos en orden” pensó el joven una vez más en cuanto ella levantó la bata dejando al descubierto por enésima ocasión sus bellas piernas, cuya piel reaccionó al contacto con el agua… ya saben como se pone la piel al sentir frío. Él sentía el mismo escalofrío, pero por otro motivo, porque al parecer el hombre interno saldría a flote por fin ante la exhibición de la suave piel de la muchacha. En cuanto antes tocara el agua fría mejor… así no perdería la cabeza para hacer algo indebido.

    — Bien, ahora a trabajar — habló de forma profesional y le dio la espalda, agachándose cuidadosamente y metiendo los brazos al agua. El frío líquido lo hizo sentirse mejor y concentrarse en lo importante de ese momento.

    Sobó la pierna con cuidado y firmeza, como debe ser para no lastimarla más y a la vez el masaje fuera efectivo. Kasumi hacía de cuando en cuando pequeños gestos de dolor que poco a poco remitían, se sentía aliviada. Admiró el torso del joven doctor y sintió un poco de pena al imaginarse algo que tampoco se había permitido imaginar… lo mismo que pensó Tofú un poco antes, bañarse juntos en la tina y lavarle cariñosamente la espalda al hombre.

    — Oiga doctor Tofú, — dijo un poco tímida — ¿puedo hacerle una pregunta?

    — Lo que gustes — contestó sin dejar de masajear la extremidad.

    — ¿Le parece que soy bonita?

    Se detuvo un poco y volteó a verla sin soltarle la pierna… para él es la mujer más hermosa que ha visto en su vida, y no dudaba que otros pensaran lo mismo. Sentada ahí, con su aire de ternura e inocencia, y vistiendo esa coqueta bata, no podría dejar de admirarla. Toda ella es perfecta.

    — Eres… muy bella. — dijo un tanto soñador mirándola con mucho amor, como tal vez no la había visto porque siempre huía de ella como un demente, delatándose a través de esa mirada y esas palabras. Volvió a sobarla para fingir — No lo dudes.

    Esas acciones hicieron que el corazón de Kasumi brincara de gusto en su pecho. El joven doctor la consideraba bella a pesar de no ser nada del otro mundo en su opinión personal, así que se animó a decirle algo más, que guardaba en su interior hacía un buen tiempo.

    — Que amable… — se ruborizó levemente, guardando un poco de silencio como para ya no decir nada — Y déjeme decirle que hay otra mujer que lo considera digno de admirarse — volvió a hablar como recordando la plática anterior, en el mismo tono amable y despreocupado.

    — ¿Sí? — preguntó el médico sin querer perder la concentración de su labor, y sin imaginar lo siguiente.

    — Sí… — y desvió un poco la vista de su espalda — esa mujer soy yo.

    Nada pudo sorprenderlo más que hasta se fue de boca al agua fría, lo que lo hizo reaccionar un poco, saliendo de ella y sin importarle sus gafas, que se le cayeron dentro del líquido.

    — ¡De verdad está bien fría! — dijo escurriendo agua y mojando un poco a la joven.

    — Perdone doctor, no quise ofenderlo — dijo Kasumi un tanto apenada al ver su reacción.

    — No, no, no. — ya no le importó mojarla de más, volteando a verla y dejando su piernita dentro del agua — Kasumi… yo… — le tomó las manos sin hacerle caso a los temblores por el frío que le había dado — quiero… decirte… — tartamudeaba también por la variedad de sensaciones que sentía.

    Ella le había dicho algo que nunca pensó que diría: que lo encontraba atractivo y digno de admirar… aun por encima de su total falta de cordura para cuando la señorita Tendo se apersonaba frente a él. Tenía que tomarse de esas palabras y hablar lo que hace mucho tiempo quería decirle, y siempre lo había guardado en su pecho.

    — Esta temblando doctor — le dijo Kasumi mirándolo amorosa y preocupada, sin soltarle las manos.

    — Sí… — tartamudeó — no te fijes en eso.

    — Pero… no vaya a enfermarse — insistió la joven.

    — Descuida… se curarme, pero lo importante es… — controló su temblor, porque sintió ese agradable calorcito una vez más al tener las pequeñas y lindas manos entre las suyas.

    La que empezó a temblar fue ella, pues tenía la pierna aun dentro del agua y la ropa un poco mojada, pegada a su bonita figura.

    — Ahora me dio frío a mi — dijo sonriente y temblorosa.

    — Lo siento. — se levantó presuroso para traer una toalla, sacarla suavemente del agua y envolverla con ella, levantándola una vez más cuidadosamente entre sus brazos y con ganas de darle otro tipo de calor, su hombre interno se lo decía — No quise mojarte. — se disculpó apenado — Y tú padre no me perdonaría si te da un resfriado.

    — No se preocupe doctor — se acurrucó un poco en él.

    La llevó a la cama y la acostó con suavidad, reprimiendo a ese hombre interno que le indicaba hacer otro acto… no caería tan bajo, primero la formalidad a las cosas.

    — Tendré que prestarte alguna de mis pijamas, mira nada más como te moje — dijo Tofú bastante avergonzado y algo enrojecido al ver la batita acentuar el formadito cuerpo femenino — Pero antes te termino de sobar.

    — Doctor… — le dijo Kasumi tomando suavemente sus manos en cuanto se le acercó dispuesto a continuar con lo que estaba haciendo — ¿no iba a decirme algo? — y lo miró tan dulce y profundamente con esa bella sonrisa, aun temblando un poquito por tener la tela mojada sobre su piel.

    Tofú sintió que se le hacía un nudo en la garganta, y con ganas de actuar una vez más como demente desquiciado y salir gritando por las calles a esa hora de la noche, sólo que en vez de llevar a “Bety” a su espalda, quería correr con la linda muchacha en sus brazos y perderse de todo junto a ella. Pero era ahora o nunca… Kasumi lo esperaba y ya era la hora de sincerarse y hablar de todo. La expresión de bobo perdido estaba saliendo a flote cuando la joven le tomó las manos una vez más, pero la controlo y recuperó la cordura.

    — Kasumi… yo… — también la miró como casi nunca la miraba, porque el valor le había faltado para verla de frente sin perder la razón — tengo que…

    — Tiene unos ojos muy lindos, — le dijo con tono amoroso sin soltarle las manos — casi no los había visto bien tras sus gafas… lo escucho — le indicó sin dejar de mirarlo fijamente con tanta ternura.

    — Los tuyos son más hermosos. — dijo en el mismo tono de ella y sin dejar de verla con expresión tierna — Quiero pedirte que seas tú mi compañía… te amo — las palabras fluyeron fácilmente porque ya sentía confianza, a pesar de todas sus barbaridades y comportamiento infantil la joven lo consideraba un buen hombre.

    — Doctor… — la muchacha se ruborizó un poco, sin desviar la mirada y apretando sus manos con suavidad — yo también lo amo.

    Lentamente acortaron la poca distancia que los separaba y se dieron un pequeño y tierno beso en los labios, muy pequeño pero de gran significado.

    — Tendrá que decirle a mi padre. — sonrió ella una vez más al volver a separarse un poco, con un tono cargado de felicidad y acariciándole el rostro con mucho cariño — Así que lo invito a comer en cuanto me dé de alta. Él lo estima mucho y no dudo que aceptará nuestro compromiso.

    — Bueno mi dulce Kasumi… estaré encantado. — dijo Tofú, y volvió a su actitud profesional — Pero ahora, como buena paciente, permíteme acabar tu tratamiento de hoy.

    Después de cinco minutos más de masaje, la bella joven se durmió ya sin importarle la bata levemente mojada. El dolor de la pierna remitió gracias a la medicina y al masaje, y a las palabras que hacía algún tiempo deseaba escuchar. Su expresión reflejaba la felicidad de su corazón. El joven doctor salió de ahí sin ánimo de despertarla y admirándola dormir. Él también sentía que el corazón le saldría del pecho… ella aceptó su propuesta y sería su esposa… pasando por alto la falta de razón que el médico mostró infinidad de veces en su presencia. Ya se sentía liberado y feliz, ya podría ser todo un hombre a su lado. A pesar de eso…

    — ¡”Bety” querida! — dijo con la loquera desbordada — Kasumi y yo nos casaremos, ¿serás nuestra madrina? ¡Sabía que podía contar contigo!

    Y bailó con el esqueleto hasta casi sacarlo volando por la ventana. La pobre “Bety”, aun con el maltrato, tenía expresión de felicidad y resignación ante tan indigno trato a su “persona”.

    Quince días después…

    — Adelante doctor Tofú. — saludó Akane muy sonriente — ¡Qué elegante!

    — Gracias, tú también tan linda como siempre. — contestó con su amabilidad característica — “Bety” viene conmigo.

    A la muchacha le brotó una gotita anime al ver al pobre esqueleto arrastrado en su pedestal. Kasumi no había comentado nada de lo que pasó, únicamente dijo que invitaría al doctor a comer en agradecimiento por sus atenciones, algo que no es extraño, porque la mayor de las Tendo es un pan de Dios con las personas y el joven médico recibía de ella siempre un buen trato. Nadie sospechó nada raro porque la joven no lo aseguró, a pesar de que sus hermanas la bombardearon con preguntas sobre si el hombre le había siquiera insinuado algo. Suspiraron resignadas al comprobar que el buen doctor… seguiría escondiendo su amor. Ese día temprano, Ranma y Akane le llevaron un tazón con un guiso de desayuno y le hicieron extensiva la invitación para la hora de comer. Así que Tofú se presentó con un traje diferente al que acostumbra en la clínica y otro tipo de armazón… junto a la pobre “Bety” con un moño en su calvo cráneo.

    — Muy buenas tardes a todos. — saludó a la familia reunida — Lamentó la tardanza… “Bety” no se apuraba.

    — Lo esperábamos doctor — dijo Soun en tono afable.

    Todos estaban sentados y Kasumi había preparado un gran banquete. Hasta “P – chan” estaba ahí, saboreando un poco de arroz.

    — Bienvenido doctor Tofú, — saludó Kasumi tan sonriente como siempre y mirándolo con cariño. La chica se había vestido un poco diferente también, luciendo uno de sus más bonitos kimonos — tome asiento. Que gusto que trajo a “Bety”, es bueno que salga a pasear de vez en cuando.

    A todos les brotó su gotita anime en tanto que Kasumi tomó del brazo al médico y lo llevó a su lugar, cerca de su padre y al lado suyo, “sentando” a “Bety” junto a Happosai, quien le hizo una mueca de incredulidad al esqueleto. El rostro de Tofú reflejaba su demencia habitual con la cercanía de la mayor de las Tendo, aun así comió como se debe y platicaron de algunas cuantas cosas sobre la salud de la muchacha y los sucesos del barrio.

    — Se ve que cinco días con ella lo pusieron peor — le dijo Ranma a Akane en un susurro.

    — Así parece. — dijo la chica en el mismo tono bajo y mirando entre triste y resignada al doctor Tofú, sentado al lado de su hermana mayor, y con expresión de idiota perdido — Tal vez… no tiene remedio.

    Después de comer, justo para la hora del té, Kasumi servía las tazas y las entregaba a todos los comensales, con una gran sonrisa como casi nunca, en tanto Tofú bebía el té sin aparente cambio en su loquera. Pero en un momento su rostro recobró la serenidad y se dirigió al señor de la casa.

    — Usted perdone mi atrevimiento señor Tendo, — dijo con seriedad — he venido para pedirle de la manera más formal y atenta… — aspiró un poco y volteó a ver a Kasumi momentáneamente. Ella lo miró también sin dejar de sonreír.

    A todos les extrañó el cambio repentino de actitud y parpadearon un tanto asombrados. Soun lo miró escrutadoramente.

    — Continúe doctor Tofú, lo escucho.

    — Perdón… — volvió a dirigirse al padre — he venido a pedirle que me acepte como el prometido de Kasumi… quiero que sea muy pronto mi esposa.

    La familia abrió la bocota con sorpresa… tanto tiempo esperando un acto coherente de parte del joven médico hacia la dulce señorita Tendo, pensando que tal vez nunca llegara a mostrarse cuerdo frente a ella, y ahora, tan solo quince días después de haberla tenido como paciente, se armaba de valor y hasta pedía autorización del padre para desposarla. La que conservaba la calma y la sonrisa era precisamente la aludida, porque Kasumi ya sabía de antemano que eso se tenía que dar así.

    — Doctor Tofú, — dijo Soun seriamente y sin dejar de verlo de forma escrutadora — ¿qué le ofrece usted a mi hija?

    — Primeramente amor… amo a Kasumi. — dijo muy seguro, con una seguridad que sorprendió más a todos — Y una buena vida, le aseguro que nunca tendrá carencias… por algo tengo un trabajo estable.

    La cara de Soun Tendo parecía de piedra. Su hija mayor era su tesoro más preciado. No por despreciar a las menores, pero era la única que lo atendía bien, la única comprometida con él, porque se lo prometió a su madre y lo hacía siempre con amor, la que lo trataba con más cariño y respeto… sin embargo no podía tenerla esclavizada a su voluntad siempre y negarle la oportunidad de ser feliz con ese hombre, que hacía un buen tiempo mostraba perder el piso por ella, un buen partido en toda la extensión de la palabra; al notar como miraba al doctor, se podía adivinar que la joven sentía lo mismo por el médico. Aun así debía comprobarlo para no obligarla con algo sólo por no desacatar su palabra.

    — Kasumi, — miró a su hija con el mismo gesto endurecido — ¿estás dispuesta a unirte a él, aunque tal vez las cosas no siempre salgan bien?

    — Papá, — la chica le dirigió una breve reverencia a su progenitor — amo al doctor Tofú. Si me lo permites viviré con él donde sea, si no quieres… tal vez te desobedezca por primera vez.

    El doctor y la muchacha se miraron con profundo amor y volvieron a ver al señor de la casa. Nadie más se había atrevido a hablar e interrumpir. Soun sonrió.

    — Tienen mi consentimiento. — dijo — Sólo no me la quite tan pronto, doctor Tofú.

    — Señor Tendo, — Tofú suspiró aliviado y feliz, pues no le gustaría tener que llevarse a Kasumi por sobre su padre — no la voy a separar de usted aun… tal vez dentro de un año, para preparar todo con calma… pero Kasumi seguirá viniendo a verlos y atenderlos si así lo quiere.

    — ¡Papacito! — la dulce joven se levantó y abrazó a su progenitor besándolo tiernamente en la mejilla — Nunca te dejaría solo.

    — ¡Al fin! — dijeron los demás al unísono.

    — ¡Felicidades Kasumi! — la abrazaron sus hermanas.

    — ¡Felicidades doctor Tofú! — hicieron lo mismo los varones.

    — ¡Kasumi linda! — Happosai pensaba abalanzarse sobre la chica… está vez Tofú le aplicó un rapidísimo movimiento de presión que lo dejó inconsciente sobre la mesa.

    — Pobre maestro, — dijo sonriente el médico — le hace falta un masaje adecuado a su edad.

    Los demás se rieron ruidosamente en tanto Kasumi abrazó cariñosamente por la cintura a su ya prometido y futuro esposo.

    — Doctor Tofú… — le dijo con amor — gracias.

    Y le dio un beso tierno cerca de la comisura de los labios. Era mucho pedir que el hombre mantuviera la cordura. Nuevamente adquirió su expresión de tonto.

    — Kasumi… — dijo mirándola con sus gafas nubladas en cuanto la joven lo soltó suavemente.

    La típica gotita anime hizo acto de presencia en la frente de los demás… hasta a “Bety” le brotaría. Desgraciadamente el esqueleto es quien paga los platos rotos ante los arranques de demencia de Tofú.

    — Hay cosas que no van a cambiar — murmuraron Ranma y Akane con expresión resignada.

    — ¡”Bety” querida! — la levantó en sus hombros — ¡Kasumi y yo nos casaremos en este lindo lugar! ¿No te parece maravilloso? ¡Sabía que te gustaría!

    Y salió al jardín dando vueltas con la osamenta… hasta caer al estanque. Kasumi se carcajeó con una risa cantarina.

    — Doctor Tofú, — dijo al momento — sigue siendo muy gracioso.

    Nota de la autora: Quedó larga esta última parte, pero era el clímax de la historia, me parece tan romántico que la tuviera de paciente, de otra forma no podría actuar con cordura sino realizando su trabajo. Tal vez descarado el OoC pero, como comenté, era necesario para hacer al hombre sincerarse y a la mujer darse cuenta de lo que él sentía por ella. Es un poco triste que Rumiko Takahashi no haya formalizado a esta pareja y nos haya dejado con ganas de verlos llegar al altar. Arigato por leer y sayonara de esta historia. Les reitero una vez más la invitación a mis fics principales para mis nuevos lectores. Yo y mis loqueras.
    P.D. Vieran como sufrí para hacer las cursilerías de Tofú… y sufriré más para hacer cursi a un duro y áspero Inuyasha, jajaja.

    P.d: voy a tardar en poner conti9 en los otros fics porque me cortaron el internet T.T pero luego las pondre pasensela super
     
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  12.  
    surisesshy

    surisesshy Usuario popular

    Escorpión
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    KYAAAAAAAAA, ahora sere yo que perdere la cordura como el doctor Tofu, pero en vez de recorrer la ciudad con un esqueleto lo hare con mi foca blanca gigante (un peluche, no crean) estubo Di-vi-no, no puiedo creer, todo lo que tubo que pasar el pobre paar alfin declararse, jajajaajajajaja, me gustó lo que le hizo al viejo pervertido, paar qeu no se meta con las esposas o futuras esposas de otros.

    Estubo bonito, hasta estoy llorando de feclicidad, gran final, me lo ley todo casi sin respirar, ¡FELICIDADES, ACABASTE EXITOSAMENTE UN FIC! Que lindo regalo de San Valentín nos diste a todos, gracias, buena la historia, buena la trama, buena la idea, ¡gracias por compartir esta maravillosa historia con nosotras! bye.
     
  13.  
    kagomeG

    kagomeG Usuario común

    Piscis
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    Que corajjjee!!!!!!!!! segun yo ya habia comentado!!! aaaahhh... ya que, ahora si que no estado mucho aqui... y si no se me viene a la mente tu fic... no me acuerdo.

    ESOO!!! fue de lo mejor!!! casi lloro de la alegria... y es que Soun tenia que adminir que su unica salvadora algun dia se iria, y con alguien de mucha confianza, por cierto.
    Hahaha claro que es mil veces manejar a Tofu que al Terco de Inuyasha hahaha... ahhh amo tus fics.
    Igual que todos... casi se me cae la boca de la manera que le dijo a Soun lo de Kasumi, hasta pareciera que no tenia nada de nervios... Pero manejaste muy bien a Tofu y Kasumi, el OoC TENIA que ser ovio... pero no los perdiste de su personaliidad.
    Ovio que al ser mayores tienden a pensamentos un poco indecorosos... pero vamos! Tofu no esta mal... Aun que pagaría una fortuna por estar invitada en su boda!! awwww!!!
    Muy buen fic. y me apena que hasta apenas comentemos (bueno ya habíamos comentado... o no?) la verdad ya no se... tengo la mente dividida en muchas partes...

    gracias por tu fic!! genial!

    kagomeG
     
  14.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
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    Escritora
    Gracias a todos los que leyeron, leen y leeran este fic, comenten o no, estas historias se publican porque nos gusta compartir nuestras impresiones y puntos de vista con tod@s, nuestras ocurrencias, adaptaciones, etc. sin afan de apoderarnos de los personajes e historias originales de los autores, sin querer cambiarlos del todo... sayonara por este foro y tal vez me anime a alguna otra de esta simpatiquisima comedia llamada "Ranma 1/2", por ahora lo importante para mi son los fics de Inuyasha, pues ese Hanyo y sus aventuras me han hecho alucinar desde que me traumaron con él hace casi tres veranos (hace dos años apenas que vi toda la serie, y el kanketsu via internet, esperando los doblen a latino con las mismas voces de enzo y compañia, especialemente angel gabriel basurto como Sesshomaru) asi que los invito a darse una vuelta por ese foro para los que lean por aqui y diviertanse tambien con mis loqueras "Pasado mañana" y "Un juego por la vida de... Naraku?". Arigato por leer.
     
  15.  
    ilkane

    ilkane Entusiasta

    Leo
    Miembro desde:
    27 Octubre 2009
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    75
    Pluma de
    Escritora
    Muy linda la historia.
    Para mi la pareja de Kasumi y el Dr Tofu es una de las mejores y a la que menos credito se le da en la serie.
    Pero me gustó mucho la linea que le diste a la historia y la forma tan sencilla en que llegaron a declararse, es muy tipico de ambos.
    Por fin Kasumi y el Dr tofu se casaran y seran felices. Aunque pobre de la familia sin Kasumi para que cocine.
    Saludos.
     
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