[Gremio] Recepción

Más que una ventanilla de registro, este alborotado lugar parece más un tribunal de subastas. Las jóvenes secretarias que atienden el lugar se encuentran corriendo de un lugar a otro, atendiendo tanto a aventureros como a civiles, escuchando sus peticiones, llenando papeles, firmando otros tantos, recibiendo misiones y entregando recompensas a los que ya terminaron con las propias. Una de ellas, que parece de bastante más rango que las otras, con un cabello dorado atado en una trenza que cae a un costado de su cara, y ojos del color de la miel, e igual de dulces, se dirige a ustedes con una sonrisa, y una pila de registros en sus brazos, que parece a punto de derrumbarse.

— ¡En unos segundos los atiendo, quédense ahí! - exclama, delegando los archivos a una de sus compañeras.

Se acerca hacia dónde ustedes se encuentran, y sentándose y soltando un suspiro de cansancio, toma varias formas de una pila cercana, y vuelve a dedicarles una radiante sonrisa.

— ¡Bien! Puedo notar por sus rostros qué es la primera vez que pisan este lugar, y también por su actitud y pose que no vienen aquí meramente a dejar algún pedido o misión, ¡sino a convertirse en aventureros! ¡Y eso es genial! Para eso, haremos una serie de pruebas y preguntas, pero primero, deberán llenar esta forma, y pagar la matrícula de inscripción, ¡son tan solo tres piezas de oro! Si no saben leer o escribir, no se preocupen, una de nuestras secretarias los ayudará. Después de que terminen de completarla, por favor, adjunten las monedas, y yo se las iré recibiendo. ¡Bienvenidos al Gremio de Aventureros!

Sin dejar de lado su sonrisa, les extiende a cada uno una de estas formas de inscripción, en las cuales simplemente se les pregunta el nombre, raza, sexo, edad, características físicas como altura, peso, color de pelo y ojos, y las razones por las cuales cada uno decidió convertirse en aventurero. A medida que cada uno va completando la ficha, se la va entregando a la recepcionista, con la debida cantidad de oro para cubrir los gastos de inscripción. Mientras los iba recibiendo, la joven les indicaba que ingresaran por una puerta a la derecha de la recepción, por la cual debían ingresar para completar su registro. Antes de que pudiera responder a cualquier pregunta que podrían llegar a tener, la muchacha desvió su atención a otras tareas que parecían de mayor importancia, dejándolos frente a esta extraña puerta. Tal vez lo mejor sería cruzarla, y enfrentar lo que sea que estuviera del otro lado.

Contenido oculto

Hasta que cree un tema para los NPC's y sus imágenes, las iré poniendo en el primer tema que aparecen.

Contenido oculto: Encargada de la Sede

 

Hando "Puño de Hierro"

El monje se sentía torpe e incómodo ante esos ojos miel que lo observaban, se desorientaba con la trivial conversación y su voz resonaba siempre demasiado fuerte enmudeciendo a todos. Afirmó con la cabeza y sin mucho más que hacer, abrió la extraña puerta que tenía delante de él.

 

Bruma.

Escuchó a la joven secretaria y sintió un leve retortijón cuando ésta hizo mención a la lectura y pudo sentir el calor en sus mejillas. Sabía leer un poco, pero aquel folleto de inscripción parecía interminable así que, con un bufido, hizo un ademán a la joven para que se acercara.

- Rellénalo por mí.- Gruñó, en un susurro, esperando que nadie más lo hubiese escuchado y, sin darle tiempo a reaccionar, le devolvió el papel con una mueca.

Irritada, fue respondiendo las preguntas una por una hasta que hubo completado el formulario y, finalmente, atravesó la puerta velozmente, tratando de perderse de vista lo antes posible dejando tras de sí únicamente el susurro de su capa.

 

Fern
—Wow...—Dijo luego de rellenar su formulario con recelo y siendo cuidadosa de lo que decía, observó de pronto la puerta , esta se quedó viéndola unos momentos, antes de querer ingresar allí.

Pero aún la duda de ¿Decia hacerlo, y si era una estratagema? seguía en su mente, pero luego de ver que otros habían tomado la iniciativa un "¿Why not?" salió dentro de ella y entró tal como sus predecesores.

 

Hando "Puño de Hierro"

Abrió la puerta justo antes de que la joven entrara. Corrió su cuerpo a un costado para que la rubia ingresara y la cerró tras de sí. Lo primero que se observó fueron sus manos, sentía fuerza, una fuerza absurda y se sentía en alerta como un gato. Dio unos pasos para alejarse de la puerta y se quitó la capucha con lentitud; entrecerró sus ojos ante la luz y sintió un chispeó de sus orbes. ¿Eso había sido su ki manifestándose? Sencillamente increíble.

 

Luego de salir de esa extraña habitación, del otro lado, los espera la misma joven que los recibió en la recepción, con una sonrisa. Les pregunta amablemente sobre su experiencia, y luego de escucharlos atentamente, les extiende a cada uno una bandeja de plata, en la cual pueden encontrar dos elementos. Uno de ellos es un grueso libro, y el otro, pequeñas chapas, parecidas a las que se usan en los collares para perros, con su nombre grabado de un lado, y el símbolo del Gremio de Aventureros en el otro: una espada cruzada con un bastón, una pila de monedas de oro a los pies de ambos, y un violín detrás de ambos, simbolizando cada uno de los creadores de la sede original del Gremio. La joven comienza a explicarles qué es cada uno:

—Este librito es la Guía del Buen Aventurero. Dentro de ella, encontrarán detallado todo lo que necesitan saber sobre su nueva vida de aventurero. Este libro tiene una particularidad especial. Si lo abren, podrán ver que muchas de las hojas están en blanco. ¿Esto qué quiere decir? Qué a medida que más avancen y más conocimientos logren adquirir, el libro se irá completando. ¡Es una manera de recompensarlos con su esfuerzo! Así podrán tener a mano siempre cualquier información importante que necesiten. Trátenlo con cuidado, pues si lo pierden, deberán pagar una multa. No es lo más aconsejable.— les instruye con una de sus radiantes sonrisas, y continúa con su explicación.— Y el otro objeto son sus chapas de aventurero, chapas identificatorias, o simplemente, “tags”, que indican que eres un aventurero registrado en el Gremio. No solo permiten el acceso a varias secciones del edificio, sino también brindan ciertos beneficios con negocios afiliados al gremio, y además, aumentan su reputación entre el populacho. Bastante útil, ¿no?

Cuando cada uno hubiera tomado su guía y sus tags, las bandejas son retiradas, y con su sonrisa amable que parece nunca salirse de su rostro, se vuelve a dirigir a ustedes.

>> Bien, ahora oficialmente forman parte del Gremio de Aventureros, ¡felicidades! ¡Ya pueden empezar a realizar misiones, pasearse libremente por el Gremio, y demostrarles a todos lo genial que son! Pero antes, sugiero que vayan y hablen con Dadalan Lamboldennish, nuestro instructor de entrenamiento, para que les explique lo básico en cuanto a combate y manejo de armas. Incluso si se sienten más inclinados por la magia, tal cual como puedo ver en sus tags, escuchar sus consejos puede resultarles muy útiles para desenvolverse en una batalla.

Ahora debo dejarlos, pues la vorágine de trabajo nunca se acaba. ¡Pero no duden en acercarse por cualquier pregunta que tengan! Si yo no me encuentro disponible, cualquiera de mis compañeras de seguro podrá ayudarlos. ¡Mucha suerte!

Con un ademán amigable, se despide y vuelve a internarse en una montaña de papeleo, perdiendo aparentemente la conexión con el mundo exterior. Tal vez deberían seguir su consejo e ir a visitar a ese tal Dadalan Lamboldennish, o pueden ignorarlo completamente, y hacer la suya.

Contenido oculto: Importante

Todavía no he terminado de escribir el tema de Sala de Entrenamiento. Seguramente mañana pueda terminarlo y subirlo. Un poco de paciencia porfis :P Igual pueden seguir roleando en el Salón Principal, hacerle preguntas a la Encargada de Sede, o incluso, si se animan, leer la Guía (?

 

Bruma

Aceptó el grueso tomo con gesto de hastío y, sin mediar palabra, colocó la chapa de porcelana al rededor de su cuello. Ya era parte del gremio y aquello estaba bien, estaba segura de que encontraría a su padre en alguna de aquellas aventuras.

Guardó el libro en uno de los muchos pliegues de su capa y se despidió de la joven con una inclinación de cabeza, buscaría a Dadalan más tarde, primero necesitaba llenar el estómago.

Sin más dilación, se volvió hacia la barra.

 

Ankaeri

Ankaeri le leyó a Argus las preguntas que aparecían el formulario y escribía las respuestas que el dictaba. Luego empezó a llenar la suya. Le parecían extrañas algunas preguntas del cuestionario, pero tampoco le importó mucho porque se sentía llena de energía. Entregó el papel y las tres monedas y miró la puerta. Sentía un aura misteriosa de la puerta, pero teniendo en cuenta que no podía haber algo realmente malo ahí eso solo aumentó su curiosidad, así que entró sin ningún tipo de duda.

 

Contenido oculto

Ankaeri x Argus OTP (?????)
Yuristas ignorad eso

Una vez en la recepción, Ankaeri me leyó el papel con las preguntas y le estuve dictando las respuestas. Saqué mientras tanto las tres monedas que eran necesarias. Después del proceso, se nos dirigió hacia una puerta muy misteriosa. Sin pensármelo dos veces entré por ella...

 

Belfurgigen

La Recepción también era enorme. El gnomo llegó justo a tiempo para oír de brazos cruzado a la humana de los rizos dorados y sonrisa imborrable que hablaba sin parar, aunque lo hacía para ofrecer información útil relativa al sistema de inscripción el Gremio. Aquel momento también le sirvió para observar a quienes le rodeaban, a las criaturas que serían unos aventureros tan novatos como él. Divisó a una tiefling acompañada de un dragoborn, una semiorco que le resultó divertida y dos humanos que ocultaban su rostro. Al menos, estos fueron los que más le llamaron la atención entre todos los futuros aventureros que había en el lugar, en particular los humanos. ¿Qué motivación tenían para ocultar sus facciones de esa forma?

Belfurgigen llenó su formulario, pagó las monedas correspondientes y aguardó frente a la puerta, esperando la oportunidad para entrar.

 

Goltas

Siguió con la mirada el dedo de aquel humano, que señalaba hacia la recepción donde se acumulaban una gran cantidad de criaturas, a la espera de algo que no comprendía. Volvió a mirar al humano, después al dedo, luego a la recepción y luego otra vez al papel de colorines. Finalmente comprendió que el tipo decía que no se podían coger si no pasaba primero hacia recepción, así que con todo su pesar dejó el papel en su sitio y caminó hacia donde el dedo le había indicado. Fue complicado esperar en la cola sabiendo que su cuerpo ocupaba el espacio de al menos tres criaturas, pero procuró no moverse un ápice para evitar daños de nuevo. Incluso tuvo que aguantar el creciente picor en su nariz con lagrimillas en los ojos. No, no podía moverse. Más pomos rotos no.

Tras una espera que sintió interminable, se asomó a recepción (asegurando que no volvía a traer más sacos) y tomó una pluma entre sus enormes y verdes manos para poder pintar aquel feo papel sin colorines. Entrecerró los ojos, intentando comprender lo que decían aquellos garabatos que se encontraban por toda la hoja, entras la cola a su espalda se empezaba a impacientar por la espera. Goltas acercó la pluma hacia el papel pero antes de llegar lo partió en dos sin medir su fuerza. Una enorme mano como la suya, por mucho que se contuviese, era incapaz de sostener la pluma sin partirla. Y así sucedió con las quince plumas posteriores. Por suerte, la número dieciséis llegó viva hacia el papel, y cuando comenzó a escribir, hizo un agujero en el papel y otro un poco más leve en donde se apoyaba.

Alzó la cabeza y miró a la recepcionista, dubitativo.

—¿Poder coger otro papel para Goltas?

La recepcionista y la cola a su espalda no parecían estar de acuerdo con ello.

***
​

Goltas sonrió victorioso, mostrando sus colmillos amarillentos mientras avanzaba hacia la puerta que le habían indicado, no sin antes dejar tres de esas cosas redondas y brillantes que parecían tener valor para la recepcionista. Y mientras se alejaba, no pudo escuchar cómo la multitud que había esperado durante quince minutos su partida festejaba con alivio el avance al fin de la fila.

 

Linch

Seguí a los chicos astas la recepción donde tenias que rellenar un formulario ,no tuve un verdadero problema en hacerlo antes de que destruyeran mi hogar tuve una buena educación así que aprendí a leer y a escribir fluidamente ,al terminar se lo entregue ala bella señorita —toma dulzura muchas gracias —dije con una sonrisa y en un todo algo coqueto , aunque creo que lo dije algo alto .....na no creo.

Contenido oculto

"Reual Nathan Onyrian Morde Amane"]

 

Jhonny McMuffin

En cuanto recibí el papel me sentí saturado, eran demasiadas cosas que llenar, no planeaba hacerlo yo.

Le hice un ademán a la señorita que se encargaría de los analfabetas fingiendo ser uno para que lo llenará por mí y posteriormente pague la cuota de 3 monedas.

Al terminar entre por la puerta que se encontraba frente a mi, quizá por curiosidad, quizá porque el resto también lo hacia. Debo decir que esperaba algo interesante, pero solo me encontre a la señorita que nos había dado los papeles hablando y hablando mientras entregaba una clase de chapa con un simbolo y un libro, bastante grueso ¿Acabábamos de llegar y ya quería que leyeramos todo eso? Empezaba a arrepentirme de entrar a ese lugar.

Bufé, sabiendo que no había marcha atrás para posteriormente dirigirme a la sala de entrenamiento en cuanto supe de ella, así, no tendría que seguir escuchándola a hablar.

 

Fenrir.

—Hola —Saludo apoyando los codos en la ventanilla, recargando el cuerpo para adelante y así ver dentro —, me gustaría inscribirme en su gremio —dijo con tranquilidad, cruzando los dedos para ser aceptada —. Espero no llegar tarde... claro que sus carteles no decían mucho sobre poder llegar tarde —comenzó a divagar, llevando una mano a su boca para morder levemente la uña del pulgar —. A todo esto, ¿es siquiera posible llegar tarde a inscribirse en un gremio de aventureros? —preguntó a nadie en particular —, aunque, si lo pienso bien, quizá muchos de los aventureros mueren a la semana, por ello es necesario dejar las inscripciones abiertas —abrió los ojos con sorpresa ante esa idea, aterrada de pensar en donde se estaba metiendo —. He, ¿las personas mueren seguido aquí?, porque la idea de morir joven no me es para nada tentadora y me gustaría saber antes de inscribirme en algo realmente peligroso —se justifico agitando las manos un tanto nerviosa, no por el hecho de morir, si no porque estaba hablando bastante y nadie parecía responderle —... ¿Hola?, ¿hay alguien ahí?, ¿me escuchan, me oyen, me sienten?...

Contenido oculto

No me arrepiento jajajajaja
Quizá si suene a OoC lo que hago ahora, pero pensad en que la chica acaba de naufragar, no es su culpa andar de los nervios (?

 

La encargada se quedó mirando de forma afable a la tiefling que tenía enfrente, esperando que terminara de hablar, con el formulario de inscripción en la mano. Al parecer no la había visto, pues estaba dele preguntar si había alguien en el lugar. Una pequeña vena comenzó a palpitar en la frente de la joven, pero con un suspiro, logró disiparla. Bastantes aventureros novatos habían venido hoy, lo cual era extraño, y muy agotador. Pero no podía perder el control.

— Muy bien, completa este formulario cuando estés lista, y pasa por la puerta a mi derecha para terminar tu inscripción. ¡Y no te preocupes! Mientras te cuides y tengas buenos compañeros protegiéndote, no te ocurrirá nada que no pueda arreglarse.— dijo, con una brillante sonrisa, mirándola con sus ojos de miel.— Si necesitas ayuda con el formulario, ¡tan solo dilo! Estamos aquí para ayudarte.

Había pasado de todo hoy. No solo varios principiantes se le había insinuado (cosa que era completamente normal ya), sino que le habían traído animales muertos como pago, un par habían llegado borrachos, otros parecían no darle importancia a sus explicaciones, y otros simplemente no paraban de hablar. Pero no había sido lo peor. No, por Bontor, que no había sido lo peor.

Detrás de la brillante sonrisa de la encargada y sus dulces ojos color miel se escondía un ávido deseo de irse de vacaciones de forma prematura, hasta Kalador si era necesario. No le importaría irse hasta la punta del otro continente, tan solo para alejarse un poco y tener paz.

 

Fenrir.

Le dio una sonrisa a la recepcionista cuando la vio extender un papel hacia ella, negando levemente con la cabeza cuando le ofreció ayuda para llenar el mismo, había aprendido a leer y a escribir en el barco, aunque con un poco de dificultad por el constante movimiento en el mismo, soltó una ligera risa por ese pensamiento. Tomando el papel que se le ofrecía y agarrando la pluma con la mano contraria, hizo un gesto de cabeza y se dispuso a llenar el formulario.

Apenas terminar lo dejo en la mesa y tras dedicar una última sonrisa giró su cuerpo en dirección a la puerta que se le había indicado, con una confianza renovada y una curiosidad latiendo en su cabeza.

 

Sirthur.

Tras haber cerrado la puerta se adentró dentro de la sala de recepción. Dolor de panza le dio el hecho de que tendría que interactuar con humanos para poder hacer su inscripción al gremio. Le repugnaba la idea y casi que había pensado en regresarse a su hogar a vivir en la comodidad... Pero una vez contra todos los días le había ganado la discusión.

—Saludos—Habló de primera mano. Tenía tono bajo y no había ningún ánimo en su voz.—. Gusto de hacer mi inscripción como un aventurero.

Y le fue indicado posterior a eso que llenase la ficha. Agradeció con tanta cordialidad como pudo y posteriormente comenzó a escribir todos sus datos dentro de la hoja: Sirthur; Tiefling; 1.85 metros; 78 kilos; gris y negro; huí de casa y ahora la mejor manera de vivir que me parece es la vida de un valiente aventurero que va de lugar en lugar peleando con valentía y elegancia a los distintos monstruos que abundan éste, nuestro mundo.

Tras entregar su registro, depositó un poco más del dinero necesario para cumplir la cuota de inscripción y posterior a ello se adentró por la puerta que había sido indicada por las personas del registro. Menos mal ya no tendría que hablar con esos especímenes.

 

Sirthur.

Salió de la sala con aquella sensación tan curiosa por todo su cuerpo. Seguía con dudas sobre qué había realmente pasado dentro del lugar, pero ahora debía centrarse por completo en su transformación a aventurero.

Deberías ir a la sala de entrenamiento.

Escuchó una de esas sugerencias de entre las charlas que tenían los humanos. Eran desagradables, pero de vez en cuando realmente podían soltar ideas inteligentes. ¿Qué faltaba luego de inscribirse y desbloquear su potencial? ¡Por supuesto que ponerlo en práctica en un combate de pertenecientes al gremio o contra cualquier cosa que pudiese haber para luchar!

Decidido a ponerse a prueba, dejó el lugar.

 

Sirthur.

Entró nuevamente a la sala y se dirigió directamente hacia el mesón principal donde las recepcionistas se encontraban atendiendo a personas que tomarían misiones, al igual que él lo haría, y a otros cuantos que buscasen hacerse parte del gremio y adentrarse a las distintas aventuras que el mundo suponía. Ahora... Sirthur debía iniciar las suyas, y ya tenía la primera.

—Humana—Habló de inmediato, intentando ocultar su desagrado—, iré a esta misión.—Entonces extendió el volante hacia a la mujer: Seguidores de la Diosa, y aventureros dispuestos, yo, el predicador Elyan, necesito su ayuda. Búsquenme en la Capilla de los 7. Cualquier voluntario será bien recompensado.
>>Me dijeron que ustedes deben aceptar que yo pueda ir a cualquier misión.