Microrrelato Querida mamá

Escrito para la actividad del día de la madre. Aunque lo publico con un día de retraso, más vale tarde que nunca.

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Querida mamá,


Ha pasado mucho tiempo desde la última carta que te escribí pero más tiempo aún desde la última vez que pude felicitarte el día de la madre.

En días como hoy, cuando todos hablan con sus madres, cuando las sonrisas y los buenos recuerdos iluminan las caras de los que están a mi alrededor no puedo evitar que se me contagie y pensar en ti. Por eso me siento obligada a escribir esta carta que nunca leerás con la esperanza de que mis palabras, de algún modo, podrán alcanzarte allá donde estés.

Quiero darte las gracias mamá. Gracias por darme la vida y por verme crecer. Aunque no hayamos podido compartir todo lo que desearía; aunque no hayas estado a mi lado en el día de mi graduación; aunque no hayas podido ver cómo me sacaba el carnet de conducir o conocer a las personas con las que comparto mi vida, siempre estás en mi pensamiento. Cada vez que algo importante ocurre, te siento junto a mí y el vívido recuerdo de tu sonrisa está en todas partes.

También te siento en mis momentos difíciles. Cuando no me quedan fuerzas y quiero rendirme, noto tu mano en mi hombro apoyándome silenciosamente para que siga adelante, para que dé todo lo que tengo y luche, como hiciste tú.

He crecido tanto en estos once años… cada día me parezco más a ti. Papá dice que, cuando sonrío, la nariz se me arruga exactamente igual que a ti. Cuando voy al pueblo las ancianas me confunden contigo en alguna ocasión y eso me hace sentir triste pero orgullosa al mismo tiempo por haber heredado aunque sea una mínima parte de tu belleza.

Espero haberme convertido en una mujer de la que puedas estar orgullosa. He tomado decisiones difíciles en estos últimos años y me han llevado a vivir lejos de mi familia. He cometido errores y me he caído en muchas ocasiones. Pero nunca pude rendirme, mamá. Nunca dejé que tu recuerdo me abandonara porque me da fuerzas para seguir adelante cuando las cosas se ponen feas.

Intento cuidar de Alberto cada vez que le veo. Se ha vuelto un hombre fuerte, independiente y trabajador. Veo en él tu optimismo y tu seguridad. Sé que, sin duda alguna, estarías muy orgullosa de tu hijo mayor.

Gracias por inculcarme el valor del esfuerzo y por enseñarme a apreciar las cosas importantes de esta vida, las que nunca nos abandonan. Gracias por enseñarme a leer y por compartir conmigo tu pasión por las letras. Gracias por mostrarme el encanto de la naturaleza, por ayudarme a trepar a los olivos cuando era una niña. Cada vez que visito nuestro pueblo me subo al viejo árbol que tanto te gustaba y observo el paisaje verde y naranja que amabas. Yo también lo amo gracias a ti.

Gracias por quererme tanto, por llenar mi habitación de dibujos cargados de amor que aún conservo hoy en día.

Gracias por hacerme ver lo hermoso que es el otoño con sus colores cambiantes y su belleza efímera. Aprendí gracias a ti que los árboles que se desvisten lentamente no tienen nada que envidiar a los prados verdes de la primavera. Ahora disfruto recogiendo hojas rojizas y guardándolas en tus cuadernos.

Gracias mamá por todo lo que hiciste por mí. Ojalá pudiera sentir tu abrazo ahora y transmitirte con él todo lo que intento decirte con esta carta que nunca llegarás a leer.

Feliz día de la madre. Te quiero y te extraño.