One-shot de Inuyasha - Equivocada

Diclamier: Los personajes son de Rumiko Takahashi. Los fragmentos de la canción son de “Equivocada de Thalia”
Nota: No soy de este personaje, pero esta canción siempre me hace pensar en ella. Me salió extraño y no me hago responsable.
Advertencia: posible Ooc, espero que no ya que lo odio. Modifique escenas y no sé, la verdad mezclé todo.
No de palabras: 556 (sin título ni fragmento de la canción)
Dedicado a Okita, adoras el personaje, espero no me aborrezcas a mi por usarlo.

Equivocada.​

Sé que me enamoré
Yo caí perdida sin conocer
Que al salir el sol
Se te va el amor

Ella tenía prohibido el amor. Pero, después de todo era humana. Lo humanos sienten y se equivocan; ella lo hizo pero no se arrepintió. Un hanyou, ¿quién lo diría?. Pero a pesar de todo la comprendía, sentía lo que ella o al menos era cercano. Él no podía sentir como una mujer, no, esa ilusión de sentirse amada, de ser madre y tocar el cielo con las manos. Esas emociones el no podía saberlas.

―¿Qué deseas Inuyasha? ―Le preguntó en cuanto él llegó a su encuentro en medio del bosque, cerca de la hoguera de su campamento. Ella debería estar en ese campamento.

―Vine a verte ―susurró con tristeza.

¿Dónde?...¿Dónde quedaba el amor que ella creía correspondida, dónde quedaba la sonrisa autosuficiente que le dedicaba?...

Claro, con Kagome, su reencarnación.

Todo antes era rosa y pomposo. Naraku se atravesó en su camino, pero ahora que lo analizaba con calma. Les impidió una vida más vacía de la de ahora, ellos no se conocían. Nunca buscaron indagar en el pasado del otro, por miedo a dolor que les abrazaría. No pensaron en sanarlo juntos, solo olvidarlo juntos.

Quizás si se hubiese enamorado de alguien menos orgulloso, bah, ella también lo era. Miró los árboles a su alrededor mientras Inuyasha decidía si acercarse o no. Las ramas frondosas tapaban un poco en cielo, seguramente estrellado; los grillos trinaban fastidiosamente y el corazón del hanyou no estaba desbocado. Torció el gesto, sabía que ella ya no creaba esas reacciones, ella sí.

Se sintió mal por esos pensamientos. No eran puros, pero algo estaba claro no podía retenerlo, no se esa forma, y menos obligándolo. Empañando su felicidad.

Recordó cuando lo vio como humano y luego como un hanyou en las dos ocasiones se controló. Pero como hubiese deseado sonrojarse y que él le dedicara una, si una sola, mirada de macho, diciendo sin decir «¡Feh Yo causé eso!»

Quizás haya sido la maldición de Tsubaki lo que la llevo a sentir eso. Quizás su propio corazón quería sentir una sola vez esa fea opresión de las que las aldeanas hablaban.
Mariposas en el estómago. Sudor frío recorrerle. Tartamudear. Pero no, ella no sintió nada de eso. Sólo siento lo malo del amor, la traición, el dolor y el sufrir.

Venganza fue la primera palabra que se le vino a la mente al ser revivida. No tenía muy buenos recuerdos de su vida, solo en los que estaba con Inuyasha. Sonrió tristemente.

El hanyou vio eso y se animó a abrazarla, ella correspondió tenuemente. Se levantó un poco y rozó sus labios con él. Nada. Intentó de nuevo. Nada.

Ella no provocaba absolutamente nada en él. Estaba muy equivocada, y no lo había admitido. Hasta ahora.

Se separó de él, consciente de que ella los miraba. Buscó una cuchilla en sus ropas y le obligó a alejarse. Mientras hablaba se dio cuenta de que en verdad se había equivocado en esta vida que le daban.

Ya no había amor, y se aferraba a una promesa que nunca cumpliría. Ya que ella no lo dejaría.

Dejó que sus serpientes se la llevaran poco a poco, ante la duda de Inuyasha lo único que pudo decir, fue metafórico, él no lo entendería, pero sabía que Kagome sí, lo deseaba fervientemente.

―Cuando el hilo rojo del destino se rompe, no hay marcha atrás…

Hoy que no puedo más​

Sigo decidida a dejarte atrás​

Por tu desamor​

Lastimada estoy​