Mi Mal mortal

Los días pasan, el vecindario cambia, las personas se van, pero tú siempre estas a mi lado. A donde sea que vaya, con cada paso que dio sin importar con quien más este, tú siempre estás conmigo, quizás no se den cuenta de tu presencia pero yo te siento en mí.​

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Todo me recuerda a ti, mi reflejo en el espejo, las cartas que escribí sobre ti, cada pensamiento que tengo me hace recordarte. Tú que habitas en mi alma, dominas mi ser, debo escapar de ti, encontrando así una esperanza que me ayude a vivir.​

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¿Por qué me escogiste a mí? Existiendo tantas personas en el mundo, ¿Por qué precisamente yo? Sé que algo viste en mí pero no logro entenderlo, prefiero creer que fue el destino quien te puso en mi camino aunque mis padres dicen que fue un destino muy duro y cruel.​

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Siempre tengo en mente el día que nos conocimos. Todo era tan normal como cualquier otro día en mi vida, pero de un momento a otro te conocí. Recuerdo que nos presentaron, lo recuerdo con claridad: ambos muy pequeños, yo tenía el pelo largo y brillante siendo una niña llena de energía; tú eras de pocas palabras, preferías no hacerte notar por los demás pero siempre fuiste fuerte y con el tiempo te has apoderado de mi vida.​

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Recuerdo cuando mis padres supieron de tu existencia, se hundieron en agonía, entristecieron, te odiaron y trataron con todas su fuerzas de separarte de mí, pero tú no lo permitiste. El ver a mis padres sufrir por el dolor que me causas es demasiado, por ello ahogando con un inaudible grito mis tristezas, y sufrimientos detrás de una fachada de infinita felicidad, una fachada que parece impenetrable, la cual siempre esta dispuesta a dar una sonrisa… una sonrisa que no es verdadera. ​

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Mi vida a tu lado es un reloj de arena, la fuerza de voluntad y esperanzas que alguna vez me acompañaron ahora se desvanecen como los granos que caen poco a poco en el reloj. El tiempo desaparece con los finos recuerdos de mi pasado, pero tú siempre estas a mi lado. Cada noche cierro los ojos con la esperanza de huir de la realidad que me rodea, pero al despertar todo recuerdo sobre ti viene a mi mente y con ellos lágrimas cubren mi rostro.​

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Aquella noche desperté muy agitada, porque sabía que la hora había llegado. Trate de llegar a ellos pero mi débil cuerpo, ya sin esperanza, se desmorono. Sé que no tengo la fuerza necesaria como para simular ser fuerte ante ti, me niego a sufrir más. Has hecho de mi vida un infierno, me privaste de momentos felices, me transformaste en una persona débil, una persona incapaz de verse en el espejo viviendo entre los recuerdos lejanos de una vida sana y feliz.​

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Lágrimas ajenas caían por mi rostro, no entendía el por qué de su sufrimiento, tan solo podía escuchar gritos y sollozos. No distinguí en donde me encontraba, ni quienes me acompañaban pero recuerdo haberles sonreído y sentir con un último suspiro como sucumbía ante ti, dejando atrás el triste color de mi vida. Todo el sufrimiento, la belleza y duros momentos por los que pase se desvanecieron. Sé que me has hecho sufrir hasta no poder más, pero ahora puedo descansar y al fin dejarte atrás, mi mal mortal. ​